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CMDTE. CARLOS FONSECA
Elaborado por el Maestro Julio Vallejo ( 7/12/1942 -22/05/2006†) |
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Ficha de Carlos Fonseca elaborada por la OSN- Guardia Nacional
14 de Octubre de 1958
CARLOS FONSECA AMADOR
"Nació en
Matagalpa el 23 de Junio de 1936. Actualmente estudia Derecho en León. Es
COMUNISTA. Sus padres son: Fausta F. Amador y Agustina Fonseca. El 3 de Julio
de 1957 fue a Costa Rica y allí Manolo Cuadra le consiguió un viaje a Moscú
(Rusia). El 24 de Julio salió de San José de Costa Rica para Europa pasando por
la Habana, Miami, New York, Canadá, Shanon de Irlanda, Amsterdam, Zurish,
Viena, y Moscú. Donde asistió a un festival de la Juventud que duró 15 días. Se
dedicó a visitar Museos, fábricas, Institutos, asistió a un Seminario de
Economía. Tuvo haciéndose un tratamiento en una Policlínica y en un hospital
donde estuvo 3 semanas.
El 16 de
Agosto de 1957 asistió al 4to. Congreso de la Juventud que se efectuó en Kiefs.
De Moscú lo enviaron a Praga para quem de allí se dirigiera a América. Asistió
al 4to. Congreso en Alemania de la Federación Sindical Mundial que se efectuó
Leipzip. De Berlín regresó a Moscú y estuvo presente en el XL aniversario que
los Soviéticos llaman, “Gran Revolución Socialista de Octubre”. Estuvo en
Leningrado aquí se dedicó a visitar fábricas, fincas, teatros, escuelas y todos
los objetos de atracción turística. Regresó nuevamente a Moscú de donde salió
el 10 de Noviembre hacia Praga. El 23 de Octubre salió de Praga y se dirigió a Suiza
para sacar la visa en Zurish, aquí no le dieron la visa porque tenía que
esperar 8 días y se dirigió a Verna para obtener la visa para México, aquí se
la concedieron y pasó por París, Montreal y México a donde llegó el 1 de
Diciembre de 1957, --De aquí se dirigió a Costa Rica, a donde llegó el 3 del
mismo mes y se hospedó en la pensión “Las Vegas”. Regresó a Nicaragua el 16 de
Diciembre por vía aérea en donde fue detenido por la Oficina de Seguridad. En
Nicaragua perteneció a la UNAP. La mayor parte de sus amigos son simpatizantes
comunistas y todos enemigos del gobierno, entre ellos se encuentra Reynaldo
Antonio Tefel, Ernesto Cardenal, Dr. Mario Flores Ortis, Dr. Adán Selva, Dr.
Buenaventura Selva, Dr. Enrique Espinosa Sotomayor, Domingo Sánches, Gabril
Lau, Manuel Díaz y Sotelo, Roberto González, Dr. Alejandro Dávila Bolaños, Dr.
Mariano Fiallos Gil, Eduardo Pérez Valle, Silvio Mayorga Delgado, María Teresa
Sánchez, Francisco Bravo Lacayo, Emilio Quintana, Dr. Julio Miranda Cortéz,
Manuel Pérez Estrada, Adolfo Espinosa Alonso, Alvaro Ramirez Gonzalez, Dr.
Nicolás Arrieta Sánchez, Dr. Rhut v. de Cuadra, Etc…
A su regreso
a Nicaragua escribió un libro titulado “UN NICARAGUENSE EN MOSCÚ”.- Actualmente
se encuentra estudiando en León en donde es activo director de huelgas en la
Universidad. Cuando regresó de Costa Rica traía grandes cantidades de libros y
propaganda Comunista."
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DECLARACIÓN, 1957, OFICINA
DE SEGURIDAD NACIONAL (OSN)
Se reproduce según la copia mecanográfica, que se encuentra en el
expediente del Comandante Carlos Fonseca, que la OSN poseía con el siguiente
título: "Declaración completa de Carlos Fonseca Amador, suministrada al
oficial investigador de seguridad nacional, Tnte. (Inf.) G.N. Carlos J. García
S. (1), sobre su viaje a la Unión Soviética y a los países detrás de la Cortina de
Hierro.
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HOJA ORIGINAL DE LA OFICINA DE SEGURIDAD NACIONAL (OSN). Con el sello de registro en el archivo |
Dígame su nombre,
edad, estado, profesión u oficio, nombre de sus padres y lugar de residencia.
— Carlos Alberto
Fonseca Amador, 21 años, soltero, estudiante, Fausto Amador, Agustina
Fonseca, León.
— Puede decirme por
qué se encuentra detenido.--
— Supongo que por haber visitado algunos países socialistas—
— El 1º
de junio me matriculé en la Universidad Nacional y comenzaron los cursos; me
resultó sumamente difícil concentrarme para poder estudiar. Yo pensé que tal
situación se debía a los grandes esfuerzos que tuve que hacer en los tres meses
últimos del curso escolar comprendidos entre 1956 y 1957; decidí con el dinero
que mi padre me había dado para hacer los gastos corrientes de todo estudiante
al hacer el curso escolar, buscar cómo lograr una asistencia médica que
mejorara mi salud. Entonces marché de León a Managua donde comuniqué a mi padre
la gravedad de mi salud mental. Comprendido él mi situación me facilitó más
dinero para que yo buscara un médico que me examinara en Managua, y al mismo
tiempo me facilitó unas cápsulas que podían fortalecerme el sistema nervioso.
Me dirigí donde el doctor Alejandro Pérez Arévalo quien después de examinarme
me dijo que yo estaba padeciendo de agotamiento mental. Le pregunté al doctor
de qué manera podía yo mejorar mi salud,;
él me dijo que eso no se podía resolver en un minuto, que yo debía estar
durante muchas semanas medicinándome y al mismo tiempo guardando reposo. Salí
de donde el doctor y me fui pensando
cómo mejorar mi salud; inmediatamente
recordé que la gente mucho recomendaba Costa Rica, tanto para reposar, como
para buscar la asistencia de médicos competentes. Al siguiente día yo regresé
donde el doctor Pérez Arévalo y le pregunté si me convenía ir a Costa Rica, y
me respondió afirmativamente. Como yo tenía todavía 300 córdobas del dinero que
mi papá me había dado para estudiar, y como también sabía que en Costa Rica se
encontraba mi amigo Manolo Cuadra, decidí marcharme. El 3 de julio me marché a
Costa Rica por vía aérea, sin compañía; al llegar a San José, inmediatamente me
dirigí donde mi amigo Cuadra, a quien lo encontré en las oficinas del diario La
República, y después de darle los saludos acostumbrados, le referí el motivo de
mi viaje a Costa Rica. Él me dijo que estaba bueno, que buscara Costa Rica para
curarme, pero que en realidad yo no me curaría en Costa Rica. En un comienzo yo
no comprendí la respuesta de Cuadra, por lo cual yo le dije que cómo podía
suceder que fuera bueno buscar Costa Rica, pero que en Costa Rica, no me iba a
curar; entonces él se sonrió y me dijo que nos marcháramos de la oficina donde
él trabajaba, hacia su casa de habitación, y que allí él me explicaría. En
efecto, cuando llegamos a su casa él me dijo: “sí hombre, vos te vas a curar
porque a fines de este mes comienza en Mocú un Festival de la Juventud que
durará 15 días”. Entonces yo le dije: “¿qué tiene que ver el festival con mi
enfermedad?”; él me repuso: “tú también puedes ir”; entonces yo le dije: “ir
podemos todos, el asunto es el pasaje que es sumamente caro”. Entonces me
respondió él: “claro que es caro, pero yo te lo puedo conseguir”. Al comienzo
yo no le creí, porque yo conocía a Manolo en su sentido del humor. Pero por fin
me dijo que me quedara hospedado en su casa y que al día siguiente Manolo
insistió en decirme que era seguro que yo fuera al festival. Pero yo no miraba
nada que me asegurara que Manolo no me estuviera dando una broma. Mi deseo de
saber la verdad me llevó a preguntarle diariamente a Manolo el medio que él
buscaría para que yo fuera al festival. Al ver Manolo mi insistencia, me repuso
serio: “Eso de los medios a vos no te interesa ni te conviene. Cuando te des
cuenta es que está paseando en la Plaza Roja”. Entonces yo le dije a Manolo:
“¿Y creés que la respuesta definitiva sobre mi viaje la puedas obtener en estos
días?” Él me respondió afirmativamente, pero cuando ya tenía dos semanas yo de
estar en San José y Manolo aún no me enseñaba pruebas concretas sobre la
posibilidad de mi viaje, aumentaron mis dudas. Pero mis dudas disminuían cuando
yo le creía a Manolo su argumento sobre la inconveniencia de saber los medios
que estaba usando. Pero cuando se estaban cumpliendo mis dos semanas de estar
en Costa Rica, Manolo me refirió que estaba preparándose para regresar a
Nicaragua. Al darme cuenta de esto, pensé que yo me quedaría sin beatriz y sin
retrato, y así mismo se lo comuniqué a Manolo. Por fin, aproximadamente el 20
de julio, Manolo me mostró el pasaje de San José hasta Viena, el cual debía
realizarse por la empresa aérea KLM. Así las cosas el viaje mío a Europa se
inició el 24 de julio partiendo de San José, pasando por La Habana, Miami, New
York, Canadá, Shanon de Irlanda, Amsterdam, Zurich; en este último lugar
permanecí un día y una noche para obtener en el consulado de Austria en Zurich
la visa que me serviría para entrar a Viena. Llegando a Viena, me dirigí a un
lugar cuya dirección me la había entregado Manolo días antes de venirme. En ese
lugar permanecí durante ocho días; estando en Viena llegaron a ese lugar
jóvenes de diferentes países que se dirigían al festival. La mayor parte de los
jóvenes eran africanos, pero también había de algunos países latinoamericanos:
Conocía a dos bolivianos cuyos nombres no recuerdo, pero sé que tenían
profesión de músicos y uno de ellos de cuarenta años de edad, me parece que era
empleado en un ministerio de Bolivia. También recuerdo a una joven californiana
que hablaba varios idiomas. El festival comenzaba el 20 de agosto, pero el día
28 los austríacos que atendían a los delegados, no me anunciaron para el día
siguiente en mi viaje. Se llegó el día 30, y tampoco me anunciaron mi viaje,
entonces yo comencé a pensar en que Manolo había arreglado mal mi viaje, lo
cual yo atribuía a su carácter desordenado. Por un momento pensé que de Viena
no pasaría. Pero mis dudas terminaron cuando el 1º de agosto me anunciaron que
marcharía a Moscú por avión a la una de la tarde. A esa hora efectivamente
marché y de los acompañantes en el avión recuerdo a los dos bolivianos y a un
venezolano cuyo apellido creo que era Reyes Manizales o Mañizales y que padecía
de miopía. Mientras volábamos, hicimos escala en un aeropuerto que nos dijero
las asistentes de los pasajeros en el avión que era de Odesa. “Como a las 11 de
la noche marchamos en autobús del aeropuerto al Hotel Vostoc; llegamos al hotel
a la una de la mañana; y como fuimos los únicos delegados llegados a
medianoche, ya los restaurantes estaban cerrados, pero un joven ruso de nombre
Ilía, tuvo la cortesía de lograr que fuera abierto un restaurante para que
comiéramos. Al día siguiente, que me desperté en el cuarto del hotel, me di
cuenta que tenía tres compañeros peruanos, cuyos nombres son: Paco Pinillas,
otro se llamaba Boris y el tercero no recuerdo su nombre, pero sí sus rasgos
físicos, era algo curcucho, frente estrecha, lentes en los ojos, y cejas
gruesas, y medía como 5. 6 de alto. Como yo no sabía qué se podía hacer durante
el día, yo le pregunté a los peruanos que yo había llegado a media noche, y que
deseaba saber cómo se las debía entender uno para participar en las fiestas del
festival. Ellos me contestaron diciéndome que quién era mi intérprete. Yo les
dije que no sabía quién era, entonces ellos me repusieron que mi intérprete
llegaría a buscarme al cuarto, pero eran las ocho de la mañana y yo estaba
aburrido de esperar al intérprete que nunca llegaba; pero los peruanos también
me habían dicho que en el hotel había un cubano encargado de atender a los
delegados. Por lo cual salí del cuarto a buscar al cubano, y efectivamente lo
encontré dirigiéndome a la oficina del hotel, allí me encontré al cubano y supe
su nombre el cual es René Portuondo, algo bajo como de unos 5 pies, de fuerte
contextura, color moreno, y ojos verdes. Yo le pregunté si efectivamente era él
encargado de atender a los delegados, lo cual me respondió afirmativamente
preguntándome mi nombre y el país de mi nacionalidad. Yo se los di. Él me dijo
que convenía que no usara mi nombre legítimo, en vez del cual usara el de Pablo
Cáceres. Yo estuve de acuerdo con eso. También me dijo que mi intérprete sería
la señorita –o camarada como decían ellos— Ina. A los pocos minutos me puse en
contacto con ella, y me señaló el lugar en que debía comer y diciéndome también
que ella había obtenido ticket para asistir a las diez y media de la mañana a
una función del ballet en el teatro “Bolshoi”, y que yo debía aprovechar esa
función para ir, porque los tickets estaban limitados por la inmensa cantidad
de gente. Casi todos los días del festival los ocupábamos en asistir a
funciones en otros teatros de conjuntos artísticos de aficionados y
profesionales; visitar museos, fábricas, institutos, etcétera. Asistí a un
seminario de economía en que podían intervenir o tomar la palabra las personas
que lo desearan. Es decir, que en ese seminario participaban personas
extranjeras de diferentes ideologías políticas. El seminario duró doce horas,
repartidas en tres días. Yo asistí el primero
y el último día; el segundo día no pude asistir porque en la tarde en
que se estaba verificando el seminario, había la única oportunidad de asistir a
la galería de arte “Treteaco”. Durante los días del festival mi agotamiento
mental empeoró, y decidí comunicarle a mi intérprete la necesidad que yo tenía
de examinarme y de someterme a un tratamiento. Mi intérprete me respondió que
ella tenía que comunicarme mi petición a sus superiores, y principalmente a uno
que ella llamaba “Picha”. Pasaron varios días y mi intérprete no respondía mi
petición, mientras tanto yo tuve la oportunidad de conocer a delegados de otros
países. Recuerdo dos muchachas guatemaltecas cuyos nombres son María Rodríguez
y Liuba Zebadúa, y otros dos guatemaltecos cuyos nombres son: uno se llamaba
Adalberto y cuyo apellido no recuerdo bien, creo que Rodríguez, y el otro de
nombre “Fito”, pero no recuerdo su apellido. Con éstos yo tuve deseos de
conversar para que me contaran cuál era la situación política de Guatemala, y
para que me refirieran también la obra del gobierno de Arbenz. Ellos decían que
no eran comunistas, y contaban de Guatemala lo que corrientemente cuentan los
periódicos izquierdistas. Por fin mi intérprete me comunicó que ya estaba
decidido someterme a un examen; ella me condujo a un local cercano al hotel que
ella llamaba “policlínica”, donde me dijeron que tomarían una radiografía
pulmonar. Me examinaron médicos y me dijeron que mi agotamiento mental no
solamente se debía a los esfuerzos que hacía estudiando, sino también a mi
miopía. Pero como en Kiev comenzaba el 16 de agosto el IV Congreso Mundial de
la Juventud, mi intérprete me dijo que asistiría a ese congreso que terminaba
el 24 de agosto y que hasta entonces iba a ser yo sometido a un tratamiento. El
15 de agosto salí de Moscú para Kiev marchando en tren. En el vagón conocí a
otro guatemalteco llamado Ricardo Ramírez, quien me dijo que el congreso de la
juventud que se iba a realizar, iba a ser muy importante, porque allí los diferentes delegados hablarían sobre la
situación de la juventud en todos los países, y sobre los esfuerzos que la
juventud estaba haciendo para resolver los problemas que tenían, Ese
guatemalteco era alto, de aspecto indígena. El Congreso de Kiev estuvo más
destacado por el informe de Bruno Bernini, italiano, presidente de la
Organización Mundial de la Juventud. Después del congreso, yo regresé a Moscú
el 25 de agosto. Ya el 29 de agosto me llevaron a un hospital donde me
examinaron nuevamente, y consideraron los médicos que debía estar por lo menos
durante tres semanas hospitalizado, debiendo someterme al tratamiento en
diferentes clínicas: una óptica, una nerviosa, y otra muscular. Ya para el 25
de septiembre estaba yo restablecido, y entonces me enviaron de Moscú a Praga
para que de allí partiera hacia América. Al llegar a Praga un mejicano llamado
Carlos Delamora, me contó que en Praga estaba la sede de la Federación Sindical
Mundial, la cual iba a celebrar su IV Congreso en Alemania del 4 al 15 de
Octubre y que si yo me dirigía a las oficinas de la Federación, y pedía
participar en el congreso, era posible si yo andaba con suerte, que la
Federación aprobara mi viaje a Praga a Leipzig. El 28 de septiembre fui a las
oficinas de la Federación, y allí el español Carlos Aparicio dijo que yo podía
asistir a ese Congreso, y que al día
siguiente iría a Alemania, lo cual así resultó. Llegué a Berlín el 29 de
septiembre, llegando a Leipsig el 3 de octubre. El Congreso Sindical tuvo como
acto más destacado, los informes de Luis Señaán Dange. Como la mayor parte del
tiempo que yo estuve en la Unión Soviética fui hospitalizado, entonces tenía
deseo de ir nuevamente a la Unión Soviética. Yo creí que sería muy difícil
obtener una invitación, pero mi intérprete alemán de apellido Silverman, me
dijo que los delegados soviéticos en el congreso invitarían a muchos delegados
para que asistieran durante tres semanas a la Unión Soviética y estuvieran
presentes en el 40 aniversario de lo que los soviéticos llamaban la “Gran
Revolución de Octubre”. Empujado por mi deseo, me acerqué a una soviética que
hablaba francés, y le dije que yo era de América Central, y que deseaba estar
en Moscú el 7 de noviembre. Pasaron varios días y no me afirmaban la
invitación, pero ya cuando faltaban dos días para terminar el congreso, los
soviéticos me dijeron que podía asistir. El 18 de octubre emprendí viaje por
tren desde Leipzig hacia Moscú, llegando a este lugar el 20 del mismo mes por
la noche. Fui alojado en el hotel “Ucrania” en un cuarto individual. Dormí esa
noche de la llegada, y llegó a mi cuarto
por la mañana el intérprete Yura Romansoff y me dijo que por la mañana habría
en el hotel un banquete con que los sindicatos soviéticos recibían a los
invitados al “40 Aniversario”. Por la noche fui al teatro “Bolshoi” nuevamente,
y al regreso me avisó mi intérprete que al día siguiente nos iríamos a
Leningrado. Aquí estuvimos 4 días los cuales los ocupamos visitando fábricas,
koljoses (fincas), teatros, escuelas, y en general los objetos de atracción
turística. Después de estar en Leningrado, marchamos a Kiev. Aquí en Kiev,
estuvimos cinco días y los ocupamos
visitando lugares semejantes a los visitados en Leningrado. Ahí tuve la
oportunidad de conversar con un mejicano de apellido en lengua francesa (no me
acuerdo muy bien), pero era de unos 5 pies o 6, que decía era dirigente
sindical campesino, y me contaba de las diferencias que existían entre el
Partido Comunista Mejicano, y el Partido Popular de Lombardo Toledano. Después
de esta en Kiev, regresamos a Moscú donde estuvimos presentes para la celebración
del 7 de noviembre del “40 Aniversario”.
El 6 y el 8 de noviembre asistimos a la celebración de la sesión del Soviet
Supremo en homenaje al “40 Aniverario”. En esa sesión habían unas veinte mil
personas estando formadas en su mayor parte por rusos. En esa sesión escuchamos
el informe de Nikita Kruschev y también las intervenciones de los delegados de
los partidos comunistas y socialistas de
los demás países del mundo, saludando a los soviéticos con motivo del “40
Aniversario”. Salí de Moscú de regreso el 10 de noviembre hasta Praga, donde
debía reservar los lugares en la compañía de aviación para regresar hasta
América. El 23 salí de Praga pero pongo en conocimiento de que en Praga
permanecí quince días en un hotel de verano en compañía de otros delegados de
otros países, y los cinco últimos permanecí en el hotel de los sindicaos en
compañía de dos argentinos, uno de los cuales se hizo muy amigo mío y su nombre
es Ramón Doss Pasos; también conocí a un boliviano de apellido Clauden.
Entonces yo me dirigí a Suiza con la intención
de obtener la visa de Costa Rica en Zurich, pero en el consulado de
Costa Rica me dijeron que debía espera una semana para poder obtener la visa.
Yo no tenía suficiente dinero para estarme siete días, por lo cual resolví
buscar visa para entrar a México, para lo cual me dirigí a Berna, porque en
Zurich el avión que me llevó a México pasando por París, Montreal, México.
Llegué a México el primero de diciembre, habiéndome hospedado en el hotel
“York”, donde estuve hasta que hube reservado el pasaje a Costa Rica y obtenido
la visa de turismo. Una noche que fue la única que salí a la calle conocí el
“Tenampa”. La mayor parte del día permanecía en el hotel, porque los viajes me
habían fatigado mucho y los médicos soviéticos me habían recomendado que
guardara reposo lo más que se pudiera. Por fin salí de México llegando a Costa
Rica el 3 de diciembre, hospedándome en la pensión “Las Vegas”. Salí de Costa
Rica mientras obtenía la visa para entrar a Nicaragua y reservar el pasaje.
Antes de salir para Europa, Manolo me había recomendado que me convenía no
hacer amistades en Costa Rica; debido a eso, no hice amistad con
costarricenses, y solamente me dediqué a obtener las visas en el consulado de
Nicaragua, arreglar en la Oficina de Migración de la Oficina de Seguridad del
gobierno de Costa Rica, mi salida del país, y reservar mi regreso en la
compañía de aviación Taca. Arreglados todos esos asuntos, regresé a Nicaragua
el 16 de diciembre, y al llegar al aeropuerto de Las Mercedes, fui detenido por
la policía de Seguridad, la cual me detuvo, trayéndome a Casa Presidencial para
interrogarme.
— En sus viajes a los países socialistas, y
en las conferencias a las que usted asistió, ¿a qué sector político o
doctrinario de Nicaragua representaba usted?
— En el
Festival Mundial yo dije que miembro del Centro Universitario de Nicaragua, que
es la organización de los universitarios nicaragüenses, y lo mismo en el IV Congreso de la Juventud
que yo representaba el sector progresista de dicha organización, y en el
Congreso Sindical dije que representaba a la Comisión Juvenil de la Unión
General de Trabajadores de Nicaragua, papel que me había asignado mi amigo
Cuadra (Manolo) antes de salir de Cosa Rica.
— ¿Qué personas en Nicaragua sabían antes que
usted partiera para Costa Rica que usted participaría en el Festival de la
Juventud Mundial a celebrarse en Moscú?
—
Ninguna persona lo sabía, yo mismo lo ignoraba. Yo tuve la suerte de que Manolo
se encontrara en Costa Rica, quien fue el que me ofreció y consiguió mi viaje a
Moscú.
— ¿En qué partido milita usted actualmente, y
explique en qué otros partidos ha militado usted anteriormente?
— Actualmente no milito en ningún partido
político; antes, aproximadamente en 1953, cuando todavía tenía yo 17 años, tuve simpatía por UNAP, y tuve
relaciones con algunos dirigentes de dicha organización como Reynaldo Antonio
Téfel y Ernesto Cardenal; pero mis inquietudes democráticas no fueron
satisfechas por UNAP; yo miré que UNAP junto con sus dirigentes nacionales
tenían demasiado bienestar económico, era demasiada perfumada, aburguesada, por
lo cual mis simpatías terminaron. Cuando yo me relacioné personalmente con
Reynaldo Antonio Téfel, yo no miré en él la dinámica, el entusiasmo que yo me
imaginaba debían de tener los dirigentes democráticos; al mismo tiempo Téfel me
decía que lo “peor que existía era el comunismo”; lo cual despertó en mí la
curiosidad hacia las ideas marxistas, hacia los libros marxistas. Yo pensé…
“Téfel no es el dirigente con que yo había pensado tanto”, y lo mismo Ernesto
Cardenal, pero estos señores me hablaban muy mal del marxismo, todo lo cual me
llevó a pensar que a lo mejor había algo bueno en el marxismo. En medio de las
informaciones que Téfel me daba contra el comunismo, hasta me llegó a decir que
sospechaa que el jefe del comunismo en Nicaragua era el doctor Mario Flores
Ortiz. Como mis inquietudes democráticas continuaban y UNAP no me las logró
satisfacer, entonces yo traté de buscar satisfacción a mis inquietudes
en el marxismo, y me dediqué a buscar en cualquier librería que yo entraba,
libros marxistas, ya fueran obras filosóficas, políticas, o novelas, poesías, y
también se despertó mi curiosidad de buscar diariamente en los periódicos
noticias sobre los países comunistas, y sobre los movimientos comunistas en los
demás países del mundo, aunque yo creía por mi naciente simpatía hacia el
marxismo, que las noticias sobre el comunismo enviadas por las agencias
noticiosas, eran alteradas. Por todo eso yo logré obtener y leer en las
librerías o bibliotecas, obras como el Canto
General de Pablo Neruda y la novela Viñas
de Ira del norteamericano John Steinbeck. Y recordando las sospechas que
tenía de Téfel en el doctor Flores Ortiz, yo me atreví a visitar a este
profesional. Pero seguramente él me miró sumamente joven o no tuvo confianza en
mí honestidad, por lo cual el doctor Flores no me dijo nada acerca del
marxismo, aunque yo lo visité algunas veces más, pero inútilmente. A lo sumo el
doctor Flores se atrevió a prestarme un libro titulado: La Nueva Democracia escrito por Mao Tse Tung. Después yo continué
mi búsqueda de libros marxistas en librerías y bibliotecas. Así logré obtener
algunos libros en la librería del doctor Adán Selva, como El Comunismo tiene por enfermedad infantil, el
Izquierdismo de Lenín, el libro Misión
en Moscú de Joseph Davis, exembajador de Estados Unidos en la Unión
Soviética, y también obtuve en esa misma librería, el folleto Manifiesto Comunista por Marx y Federico
Engels, y un resumen de El Capital y
la obra por Federico Engels El Origen de
la propiedad privada de la familia y el Estado. Con la ayuda de todos esos
libros, yo llegué a confiar en las ideas marxistas, y repetidamente leí esos
libros, ocupación que llenaba la mayor parte de mi tiempo. Después hice amistad
en Managua con Manolo Cuadra, quien me facilitó en calidad de préstamo algunos
libros políticos y literarios. Más tarde yo me di cuenta por los periódicos que
en el Partido Liberal Independiente había un sector que si bien no era
marxista, tenía en su programa la independencia económica de Nicaragua que
hasta ahora ha sido impedida por la dominación de nuestro país por los
monopolios norteamericanos. Dicha ala progresista del Partido Liberal
Independiente estaba encabezada por el doctor Enrique Espinoza Sotomayor. Yo
declaré mis simpatías por dicha ala progresista participando en las actividades
políticas que durante varios meses realizó el ala progresista del PLI. Una de
las cosas que me atraía de dicha ala, era su repudio del golpe militar a
espaldas del pueblo, para combatir a los enemigos del progreso democrático y de
la liberación total de Nicaragua. También he participado en las actividades del
Centro Universitario de la Universidad Nacional, organización de los
universitarios nicaragüenses, encaminada a exigir la solución de los problemas
que sufrimos los universitarios nicaragüenses.
— ¿Es usted comunista?
— No
señor, pero no odio las ideas comunistas, estoy de acuerdo con la filosofía
marxista. No creo que sea posible en las actuales condiciones históricas de
Nicaragua la realización de una sociedad socialista o comunista. Yo pienso que
la solución de los problemas que sufre el pueblo nicaragüense, se puede lograr
mediante un régimen que realice una política que independice económicamente al
país del imperialismo norteamericano y lo libere de las fuerzas nicaragüenses
proimperialistas. Es decir, creo que los
problemas nacionales se podrían resolver mediante un régimen que facilite el
desarrollo económico y que permita que las condiciones económicas de Nicaragua
actualmente semifeudales y semicoloniales, se transformen en un capitalismo
nacional, independiente, lo cual permitiría que la producción de Nicaragua se oriente
hacia las necesidades internas del país, y no como sucede actualmente en que la
producción de Nicaragua no tiene por objeto principal las satisfacciones de las
necesidades nacionales, sino que tiene por objeto satisfacer los deseos de los
mercados externos capitalistas, y principalmente el mercado de Estados Unidos.
Todos estos progresos yo creo que los podría lograr el Estado de Nicaragua
aunque no hubiera necesidad de instaurar una dictadura del proletariado como la
que hubo en Rusia cuando triunfó la Revolución de Octubre en 1917. En ese
estado yo deseo para Nicaragua formaría parte la burguesía nacional.
— ¿Es usted simpatizante comunista?
—
Depende. Si los comunistas presentan un programa que desee la liberación de
Nicaragua de todo imperialismo, entonces yo simpatizo con ellos. Por ejemplo
simpatizo con el programa del Partido Comunista de Brasil, porque es un
programa que aspira a que el Brasil conquiste su independencia económica del
imperialismo extranjero. No estoy de acuerdo con la política seguida por el
Partido Comunista de Hungría hasta antes de la contrarrevolución de octubre de
1956. Mi desacuerdo se debe a que la política de ese partido tenía en su mayor
parte por objeto remedar servilmente los métodos usados por los comunistas de
Rusia. Como he dicho mis simpatías hacia los comunistas son relativas.
— ¿Qué entiende usted por comunismo?
— Yo
entiendo por comunismo un sistema social en que no existan clases, en que haya
desaparecido la explotación del hombre por el hombre, en que no exista tampoco
ningún Estado, y en fin, una sociedad en que cada individuo según la fórmula de
Marx, dada en el siglo pasado, cada individuo debe dar a la sociedad lo que sus
capacidades le permita, y reciba de la
sociedad todo lo que pueda satisfacer sus necesidades.
— ¿Cree usted que triunfe el comunismo en
Nicaragua?
— Yo
creo que la sociedad comunista no puede construirse por las condiciones
históricas actuales, tanto en Nicaragua como en los demás países del de América
Latina, y en general en los países del mundo dominados actualmente por algún
imperialismo extranjero; pero creo que tanto Nicaragua como los demás países
dominados por los imperialistas, hayan superado su actual etapa histórica, solo
entonces creo que será posible la edificación de una sociedad comunista. Por el
momento, creo que el papel de los comunistas se debe reducir en la actualidad a
cooperar junto a las demás fuerzas nacionalistas para lograr la liberación
económica de Nicaragua.
— ¿Qué diferencia encuentra usted entre la
democracia norteamericana y el comunismo soviético?
— La
diferencia que encuentro es que la democracia norteamericana es una democracia
que favorece principalmente a los monopolios imperialistas, y que está
sustentada en un régimen económico cuya fuerza consiste en dominar a los países
económicamente débiles, como los de América Latina y algunos países africanos y
asiáticos. Mientras que el régimen económico de la Unión Soviética y de los
demás países socialistas pude desarrollarse
y crecer sin necesidad de someter a otros países económicamente débiles;
también encuentro otra gran diferencia cuando observo el gran desarrollo
cultural que los soviéticos han alcanzado gracias al régimen socialista que
tienen, de manera que han convertido a Rusia que hace 40 años era de los países
que sufrían de un proverbial atraso, en un país que marcha actualmente a la
cabeza del adelanto cultural y científico. Tales diferencias repercuten en el
nivel de vida del pueblo, que en el sistema socialista no sufre crisis general
ni temporal, lo cual impide la desocupación total o parcial. También estas
diferencia culminan en la cuestión de la Paz. Yo creo que la Unión Soviética al
no ser un país imperialista, no necesita de la guerra para dominar a otros
pueblos, cosa que no ocurre con los países capitalistas y particularmente con
Estados Unidos.
— ¿Cómo está formado el Partido Comunista de
Nicaragua?
— Yo ignoro como está formado el Partido
Comunista de Nicaragua, pues no he podido tener la oportunidad de vincularme
con la organización de ese partido en Nicaragua. Debo aclarar que las
actividades políticas escasas que yo he realizado, ha sido con estudiantes o
intelectuales militantes de los partidos democráticos de la oposición, aunque
he tenido contacto individual con algunos que manifiestan simpatía por las
ideas del marxismo.
— ¿Quién es el jefe del Partido Comunista de
Nicaragua?
— No lo
sé señor.
— Nombre usted a
todas aquellas personas simpatizantes comunistas que usted conoce o bien por
referencias sobre que son simpatizantes comunistas.
— En
realidad yo me he preocupado por conocer los nombres de aquellas personas que
simpatizan con mis ideas en el sentido de lograr la independencia y la
liberación económica y política de Nicaragua. Entre esas personas están el
doctor Enrique Espinoza Sotomayor, el doctor Adán Selva, el doctor Buenaventura
Selva, el obrero Domingo Sánchez, el comerciante Gabriel Lau, el escritor
Manuel Díaz y Sotelo, el dirigente obrero Roberto González, el doctor Alejandro
Dávila Bolaños, el doctor Mariano Fiallos Gil, el escritor Eduardo Pérez Valle,
el estudiante Silvio Mayorga, la escritora María Teresa Sánchez, el obrero
dirigente sindical Francisco Bravo Canales, el escritor Emilio Quintana, el
doctor Julio Miranda Cortés. He tratado de recordar todos los nombres de personas
que yo llamo democráticos nacionalistas, y con los cuales trato yo de
vincularme tanto para realizar tareas patrióticas como también para conversar
acerca de temas intelectuales.
— Nombre usted a todas aquellas personas
simpatizantes comunistas que usted conoce o bien por referencias sobre que son
simpatizantes comunistas.
— En la
pregunta anterior he mencionado las personas que creo tienen simpatía por la
liberación económica y política de Nicaragua. Cuando yo simpatizo con una
persona, en lo primero que me fijo es en observar sus puntos de vista acerca de
la independencia, de la liberación económica, política y social de nuestra
Patria. Así que doy a esta pregunta la misma respuesta que a la pregunta
anterior.
— ¿Conoce usted a Manuel Pérez Estrada?
— Sí,
he leído sus trabajos sobre el folklore, y en una ocasión conversé con él, con
motivo de haber regresado Rolando Steiner de México, y Pérez Estrada contaba
que también él había estado anteriormente en México, y que le había encantado
la libertad que existía en México para pensar de cualquier manera. Tengo idea
de haber leído en los periódicos que Pérez Estrada estuvo en Yalí cuando un
cafetalero llamado Porfirio Molina dio muerte con su pistola a varios
campesinos sindicalistas. No creo que Pérez Estrada sea comunista porque
mantiene muy buenas relaciones con intelectuales conservadores, pero creo que
tiene algunas ideas progresistas. Recuerdo haber leído en los periódicos que
hace unos dos años Pérez Estrada asistió a conferencias panamericanas en el
Brasil y en España.
— ¿Conoce usted a Adolfo Espinoza Alonso?
— Sí lo
conozco, yo creo que es marxista, porque recuerdo haber leído en los periódicos
hace unos tres años que en su casa se le había encontrado propaganda comunista,
y también recuerdo la acusación que contra él y otros más hizo el gobierno de
que eran comunistas. No estoy seguro de si Espinoza sea comunista, porque
quizás es posible que lea libros marxistas, que tenga simpatías con los
comunistas, pero que además no milite en un partido comunista.
— ¿Era Manolo Cuadra comunista?
— Él decía que no era comunista, pero que tenía
simpatía por el comunismo porque creía que todas las personas de buena fe como
lo era él, inevitablemente tenían que simpatizar con el comunismo. Yo recuerdo
las numerosas opiniones que Manolo expresaba a favor del comunismo. Decía él:
“los comunistas son los únicos que le pueden dar al pueblo todo lo que éste
necesita”. Manolo expresaba su repugnancia por la posición de muchos
intelectuales de Nicaragua y del mundo tenían frente a numerosos artistas
creadores de obras que denunciaban la explotación sufrida por muchos pueblos.
Expresaba particular repugnancia por el silencio que Pablo Antonio Cuadra guardó
en sus artículos titulados Cartas a una
muchacha sobre la novela moderna, acerca de la obra novelística de Jack
London, y John Steinbeck.
Manolo Cuadra Vega y Eduardo Pérez-Valle. Managua, 1947.
Durante la lucha librada contra el régimen de Somoza García, encabezada por los estudiantes de la Universidad Central.
— ¿Conoce usted a Álvaro Ramírez González?
— Sí lo
conozco. En una ocasión en el mes de junio de 1956, él llegó a León con el
doctor Enrique Espinoza Sotomayor y el
doctor Adán Selva a una reunión de los liberales independientes en que
también participó Manuel Díaz y Sotelo. A esa reunión asistimos varios
estudiantes como Jorge Chamorro y Noel Sánchez que simpatizábamos con la
posición sostenida por el doctor Espinoza Sotomayor. En esa reunión el doctor
Álvaro Ramírez pronuncio un discurso en que manifestaba su apoyo a la línea
sostenida en el PLI por el doctor Espinoza. El doctor Ramírez yo creo que es
marxista y en una ocasión oí que Reynaldo Antonio Téfel conversando dijo “que
Ramírez había militado en el Partido Comunista de Chile”. Recuerdo que cuando
el doctor Espinoza Sotomayor era secretario coordinador del Frente Defensor de
la República y director del periódico Liberación,
el doctor Ramírez escribía artículos para dicho periódico en que manifestaba
una posición no comunista, pero sí nacionalista.
— ¿Por dónde cree usted que el comunismo se
está infiltrando más rápidamente en Nicaragua?
— En
realidad creo que el comunismo es sumamente débil en Nicaragua, aunque creo que
su mayor fuerza debe estar en Managua, porque es la ciudad en que tienen
influencia los intelectuales y dirigentes progresistas. Esta afirmación es
solamente una opinión mía. Y también
puede ser Managua la ciudad en que pueden llegar a fortalecerse más porque es
la ciudad de Nicaragua con la clase obrera más numerosas y porque también
parece que en Managua tuvo gran influencia el Partido Socialista que existió
hace unos 10 años.
— ¿Conoce usted al doctor Pedro J.
Quintanilla?
— Sí lo
conozco. Cuando estaba ocupando el doctor Quintanilla el cargo de ministro de
Educación Pública por la ley, él aprobó un decreto que afectaba a los
estudiantes y que lo llamamos “Ley Quintanilla”, la cual afectaba los derechos
de los estudiantes. Entonces yo participé con otros estudiantes en la
organización de una campaña para anular dicho decreto. Cuando el conflicto
entre el gobierno de Nicaragua con la junta militar de Honduras, Silvio Mayorga
y yo visitamos al doctor Quintanilla en su oficina del Ministerio para pedirle
ayuda económica que necesitábamos los estudiantes para la campaña de educación
cívica que estábamos haciendo entre el pueblo. El doctor nos ayudó con CIEN
CÓRDOBAS. Esa ha sido la única ocasión en que visité al doctor Quintanilla.
Muchas personas han acusado de comunista al doctor Quintanilla, yo creo que no
es comunista; solamente creo que es un liberal algo avanzado.
— Dígame, ¿qué organismo de propaganda tiene
el comunismo en Nicaragua?
— No sé
señor.
— ¿Sabe usted si el Partido Comunista en
Nicaragua recibe ayuda del exterior, de dónde, y a quién o quiénes se la
entregan?
— No sé
si reciben dinero del exterior.
— ¿Por qué fue usted elegido para asistir a
Moscú?
— Yo
creo que Manolo Cuadra me recomendó a mí con los encargados de organizar los
viajes al festival porque él apreciaba mis inquietudes políticas y literarias y
seguramente no encontró otro joven con inquietudes y sobre todo entusiasmo como
el mío. Él me decía que resultaba conveniente mi viaje a Moscú porque yo no
militaba en un partido comunista, pero que sin embargo la obra de los
soviéticos, y que tales condiciones eran del agrado de los organizadores del
festival, que tenían la preocupación de que en el festival participaran jóvenes
que en su mayor parte no fueran comunistas pero sí democráticos y progresistas,
lo cual debía contribuir a combatir la campaña de los enemigos del festival que
lo acusaban de ser un festival comunista.
— ¿Qué tipo de solicitud formal, si es que
había alguna, le fue exigida para asistir a dicha conferencia?
—
Ninguna.
— ¿Por cuál tipo de examen o prueba
ideológica tuvo usted que pasar?
—
Ninguna prueba concreta. Seguramente los organizadores del festival confiaron
en la simple opinión de Manolo Cuadra.
— ¿Quién tomó la decisión definitiva, de que
si asistiera o no, a la conferencia?
—
Supongo que fue la recomendación de Manolo la que decidió mi viaje.
— ¿Cuáles fueron las instrucciones del
Partido a usted con respecto a) la manera en que explicaría usted su ausencia a
sus amistades, su familia y a su patrón; b) la manera en que consiguió sus
documentos para viajar (visas, pasaportes, etcétera), c) qué ayuda le dio el
Partido para adquirir esos documentos?
— Yo
salí de Nicaragua, sin instrucciones de ningún partido, y cuando vi a Manolo me
había prometido firmemente mi viaje, me advirtió que la incertidumbre que
sufriría mi familia durante varios meses valía la pena provocarla, porque
facilitaría mi viaje de Costa Rica a Moscú mediante lo cual yo lograría
realizar algo prácticamente imposible para la mayor parte de las personas como
es mirar los países como la Unión Soviética, y especialmente someterse a un
tratamiento médico en dichos países, además que Manolo me explicó que otra
ventaja de asistir al festival y a los congresos era conocer los esfuerzos que
en otros países hacen los estudiantes para resolver sus problemas. Manolo
insistía en señalarme todas las ventajas que tenía viajar a la Unión Soviética frente
a la única desventaja que consistía en la aflicción que sufriría mi familia al
no saber dónde me encontraba yo durante varios meses. Con referencia a las
demás partes de esta pregunta, ya dije anteriormente la manera en que realicé
mi viaje.
— ¿Qué instrucciones recibió usted del
Partido en cuanto a la manera de llevar papeles y documentos (que no fueran
papeles personales para viajar) a Europa? ¿Qué tipo de instrucciones recibió
usted con respecto a este tipo de actividad durante su estancia en Praga y
otros países de la Unión Soviética?
— Ya he
dicho que fue mi amigo Manolo Cuadra quien me habló del viaje. Él me dijo que
mi viaje no era propiamente político, sino que era un viaje de carácter
juvenil, de salud, sindical y turístico. Manolo me señaló que yo era un
muchacho que conocía los diferentes problemas que sufría la juventud de
Nicaragua en sus diferentes ramos: muchachos y muchachas, obreros y campesinos
y estudiantes. Que los problemas que sufrían esos diferentes sectores de la
juventud y de los demás sectores del pueblo y que eran provocados por la
dominación que imperialismo realizaba en nuestro país, todo eso cuando
estuviera yo en el festival y en el congreso, y cuando visitara fábricas,
escuelas soviéticas, etcétera., yo debía referirlo a través de mi intérprete.
Manolo me explicó que además de curarme yo debía informar a la juventud que
asistiera al festival y a los congresos, los problemas que sufríamos en
Nicaragua. Porque tales informes podían contribuir al acercamiento de la
juventud y del pueblo de Nicaragua con los pueblos de los demás países. Que el
lema del festival era: “Paz y Amistad”. Y que la amistad la podían lograr los
jóvenes de los diferentes países conociendo sus problemas mutuos. La consigna
que reinó en el festival fue paz y amistad. La consigna del Congreso de la
Juventud fue: Cooperación. Esto último quería indicar que la diferencia de
ideología política que las organizaciones de la juventud tenían en el mundo y
en los diferentes países, no podías ser obstáculo para que todos los jóvenes
con independencia de sus ideas políticas, de su religión, de su raza, de su
lengua, para que juntas lucharan por la solución de los principales problemas
que atormentan a la juventud en los diferentes países. En el congreso de
Leipzig, la consigna fue: Unidad. A ese congreso en efecto asistieron no
solamente los sindicatos afiliados a la Federación Sindical Mundial, ni
solamente los sindicatos dirigidos por comunistas, sino que también sindicatos
no afiliados a la FSM, y también sindicatos que sustentaban creencias
religiosas determinadas. Los dirigentes de la FSM hicieron en el congreso un
llamamiento a los delegados para que aumentaran su lucha por la paz, por el
aumento de los salarios, contra el imperialismo, por los derechos iguales entre
los obreros y las obreras, contra el
paro forzoso, por los derechos de la juventud trabajadora. Esas fueron las resoluciones leídas a los delegados para
que las realizaran en sus países.
— ¿Quiénes fueron sus contactos durante el
viaje?
—
Manolo me señaló que al llegar yo a
Viena, allí yo me podía dirigir en taxi desde el aeropuerto a un lugar
cuya dirección Manolo me dio escrita un papel. En esa dirección no había el
nombre de persona alguna, sino solamente el número de la calle y de la casa. Y
en los países socialistas siempre había personas que yo no había mirado
anteriormente, y que me esperaban en los aeropuertos o en las estaciones del
ferrocarril.
— ¿Con qué otros prospectivos delegados viajó
usted? Haga una descripción de todos los demás viajeros comunistas a regiones
soviéticas o satélites a quienes conoció durante este viaje?
— De
San José hasta Viena viajé en aviones que no llevaban otras personas con
destino al festival, también al regresar de Europa Occidental hasta San José,
tampoco repito, vinieron acompañándome otras personas que vinieran del festival
o de los congresos. Pero de Viena a Moscú viajé acompañado por delegados que
eran en su mayoría africanos, pero también iban creo que tres latinoamericanos,
siendo ellos dos bolivianos músicos, los cuales ya mencioné en el cuerpo de mi
declaración.
— ¿Qué arreglos habían sido hechos con
respecto a su llegada a Moscú? ¿Quién le fue a buscar a su llegada?
— En el
aeropuerto de Moscú me recibieron unos empleados cuyos nombres nunca los
supe, y ya he dicho en mi declaración
con quiénes me relacioné al llegar.
— ¿Cuánto tiempo se quedó en Moscú? ¿Dónde se
quedó mientras estaba ahí; qué otras personas se quedaron con usted?
— Yo
estuve en Moscú cinco semanas, pero entre las dos primeras y las tres últimas, se realizó el Congreso de
la Juventud en Kiev que duró diez días. Las tres últimas semanas permanecí
hospitalizado, y en el hospital habían varios delegados enfermos; yo recuerdo a
un paraguayo de edad algo avanzada, y también a dos brasileños.
— ¿Qué entrenamiento recibió usted en Moscú?
Haga una descripción de la escuela y los miembros de la facultad, los cursos,
la localidad y descripción física del edificio y las precauciones de seguridad
que se tomaron.
— En
Moscú no recibí ningún curso de educación o entrenamiento. Mis ocupaciones
durante mi viaje a la Unión Soviética y a los otros países comunistas, ya las
he detallado en mi declaración.
— ¿Qué ayuda fue dada a la conferencia por
misiones diplomáticas soviéticas y
satélites?
— Que
yo sepa, ninguna.
— ¿Quién fue su responsable mientras estuvo
en Moscú?
—
Cualquier necesidad que yo deseaba que me fuera resuelta, yo se la comunicaba a
mi intérprete, y ella se la transmitía a su jefe que ella lo llamaba “Picha”.
— ¿Cómo controlaban los soviéticos a los
miembros de la conferencia en Moscú?
— Yo no pude notar control alguno. Cuando uno por ejemplo, cuando yo
deseaba caminar por algún barrio de Moscú o por alguna calle, podía hacerlo sin
compañía de mi intérprete. Fue tan invisible el control, que algunos delegados
extranjeros se quedaron sorprendidos de que no existiera el control exagerado
que describen en las publicaciones anticomunistas de Occidente.
— Después de llegar a Moscú, ¿qué hizo con su
pasaporte, visas, y papeles personales? ¿Cómo fue manejada la correspondencia
enviada y recibida por usted? ¿Bajo qué tipo de control o censura estuvo el
correo? ¿Qué arreglos se habían hecho para la remisión delantera del correo?
— Mi
pasaporte se lo entregué en el hotel al cubano Portuondo. No envié ni recibí
ninguna correspondencia en la Unión Soviética.
— ¿Qué medidas de seguridad estaban en vigor
en la sede de la conferencia? ¿Qué tipo de archivos observó usted que fueron
usados para guardar documentos? ¿Qué tipo de pases e identificación usaron los
participantes de la conferencia? ¿Estaban permitidas visitas? Haga una
descripción del programa de la conferencia. ¿Cuál fue su objeto principal? ¿A
cuáles juntas de la comitiva de la conferencia asistió usted? ¿Quiénes fueron
los miembros y cuál fue el tema? ¿Cuáles
comités se formaron de los cuales usted no fue miembro?
— Lo
ignoro. Con respecto a la clase de archivos que se usó, lo ignoro también. Nos
daban una tarjeta para identificarnos. Sí, estaban permitidas las visitas. En
el festival había diariamente a una misma hora espectáculos en diferentes
lugares. El intérprete me mostraba en la
mañana de cada día el programa para que
yo escogiera los espectáculos que durante todo el día yo quisiera
asistir. El Congreso de la Juventud tuvo como programa que informaran los
delegados de los diferentes países, los problemas que sufría la juventud en el
país del delegado, y los esfuerzos que
hacían las organizaciones juveniles para resolver esos problemas. El
programa general del congreso tenía como objetivo la cooperación entre las
diferentes organizaciones juveniles. El Congreso de la Juventud estuvo
presidido por la Directiva Mundial de la Organización encabezada por Bruno
Bernini y Jack Denis. Yo no intervine en ninguna junta. El desarrollo del
Congreso Sindical, ya lo describí en otra pare de mi declaración.
— ¿Cuál fue la disposición de notas, libros y
otros materiales usados en la Conferencia? ¿En qué idioma fueron llevados los
cursos?
— En el
Congreso de la Juventud las resoluciones
y los informes de los dirigentes fueron mimeografiados en seis idiomas.
En el Congreso Sindical en diez idiomas. Un ejemplar de cada resolución e
informe fue facilitado a cada delegado en su idioma nativo. Las copias
facilitadas a mí solamente me sirvieron para leerlas, pero después las destruí
comprendiendo que su traslado en mi equipaje podría traer problemas con la
policía en los aeropuertos de los países occidentales.
— ¿Qué otros individuos de la América Latina
asistieron a la conferencia? ¿Qué regalos recibió usted al terminar la
conferencia? De los que conocía, ¿quiénes asistieron a la conferencia, quiénes
se quedaron atrás a pasar más tiempo en países del satélite soviético?
— En mi
declaración he dado los nombres de los delegados cuyos nombres he podido
recordar. En el festival me obsequiaron muchas tarjetas postales, discos con
canciones populares, monedas para recuerdos, lo mismo que estampillas,
etcétera. Yo noté que la totalidad de delegados o más exactamente de los
delegados con los cuales yo hice amistad personal, hicieron sus preparativos
para regresar a sus respectivos países. Aunque también muchos delegados fueron
invitados para visitar por una o dos semanas otros países de Europa Oriental.
— ¿Cómo se arregló su viaje de regreso de
Moscú? ¿Dónde fueron procesados y conseguidos los papeles necesarios? ¿Quiénes
fueron los individuos responsables por estos arreglos?
— Mi
regreso hacia América no se organizó en Moscú, sino que en Praga. Allí una
funcionaria de los sindicatos llamada Irene, arreglaba ella sola mi regreso en
las oficinas de la compañía de aviación en Praga. Mi salida de Praga hasta
Managua ya la he detallado en otra parte de mi declaración.
— ¿Qué instrucciones recibió usted antes de
su salida hacia Nicaragua? ¿Cuáles arreglos se hicieron para futuras
comunicaciones con personas viviendo en la órbita soviética?
— Tanto
en el Congreso de la Juventud, como en el Congreso Sindical, los diferentes
delegados de todos los países manifestaban sus deseos de conocer algo de
Nicaragua, tanto de la vida política como de la vida general de nuestro país;
entonces y o a los delegados que me lo solicitaban les facilitaba direcciones
de personas democráticas de Nicaragua; pero tanto la Federación de los
Sindicatos como la de la Juventud, consideraban prácticamente imposible
comunicarse con Nicaragua.
— Durante su viaje, ¿le pidieron alguna vez
una biografía detallada u otro reporte de su vida? Entre las personas que
conoció usted en el viaje, ¿habían personas que fueron particularmente
amistosas o interesadas en usted? ¿Le hicieron alguna vez preguntas extensivas
sobre política interna, condiciones económicas u otros asuntos nacionales? En
caso de que si, ¿en qué lugar le hicieron estas preguntas? ¿Le pidieron obtener
información después de regresar a Managua? En caso de que así fuere, ¿cómo iba
a ser transmitida esta información?
— No me
pidieron ninguna biografía sobre mi vida. Supongo que Manolo Cuadra –aunque él
no me lo haya dicho— informó cuál era mi modo de pensar, a los organizadores
del festival. Conocía a un argentino de apellido Doss Pasos que se mostró muy
amistoso conmigo, y también un guatemalteco de apellido “Fernández”. Tanto en
el Congreso de la Juventud como en el Congreso Sindical y en el Festival me
hacían preguntas sobre la vida política de Nicaragua sobre los problemas que en general tenía el
pueblo nicaragüense; pero estas preguntas se las hacían los delegados
mutuamente, ya que se consideraba que un modo de fomentar la amistad y la
solidaridad entre los diferentes pueblos, es el conocimiento mutuo de los
problemas nacionales. Muchos delegados se mostraron interesados en relacionarse
con la vida política de Nicaragua, y prometieron ponerse en contacto con los
nicaragüenses residentes en países extranjeros, para buscar la manera de
entablar relaciones amistosas con personas de Nicaragua.
Tales
relaciones declaraban los delegados que tenían por objeto conocer, no solamente
la vida política del país, sino que también conocer la historia, el arte, la
literatura, las costumbres, etcétera, que existen en Nicaragua, pero que son
desconocidas en la mayoría de los países del mundo, porque hasta ahora no han
existido relaciones con personas de otros países.
— Durante su permanencia en México, ¿con
quién se comunicó? ¿Qué propaganda o cartas personales trajo usted de México a
Managua? ¿Le pidieron establecer algún tipo de cooperación entre México o Costa
Rica y Nicaragua? ¿Le dieron instrucciones de comunicarse con la embajada de
Costa Rica en Nicaragua? ¿Después de regresar buscó alguna vez por su parte (de
regresar a Costa Rica) alguien con quien hacer contacto o dar informes sobre su
viaje?
— Mi
permanencia en México fue accidental; yo me detuve en México para conseguir
visa de turismo para entrar a Costa Rica, cosa que no pude hacer en Suiza,
donde visité el consulado de Costa Rica y me dijeron que duraría una semana por
lo menos la concesión de la visa; por lo cual decidí entonces obtener la visa
para entrar a México, y en ese país obtener la visa para entrar a Costa Rica.
Mi permanencia en México tuvo únicamente por objeto reservar pasaje y visa para
llegar a Costa Rica. No me dieron ninguna instrucción con relación a
comunicarme con la embajada tica en Nicaragua. Sobre los contactos en México y
Costa Rica, fue aprobado en los congresos una resolución mucho más amplia que
tenía por objeto buscar la forma de estrechar relaciones con los movimientos
sindicales y juveniles tanto de todos los países de América como de todo el
mundo. Sobre informar acerca de mi viaje, hubo en los congresos y en el festival una sugerencia muy amplia,
porque todos los delegados nos decíamos unos a otros que al regresar a nuestros
países, debíamos referir en las formas que fuera posible, nuestras impresiones
sobre el congreso, y cuando visitábamos fábricas, institutos, hospitales,
etcétera, las personas del pueblo en los países socialistas, nos recomendaban
como por iniciativa personal que al regresar a nuestros países los delegados
debíamos contar las condiciones de vida de los países socialistas, para de ese
modo contribuir a desmentir las calumnias que la propaganda anticomunista
realiza sobre la vida del pueblo en los países con gobierno dirigido por
partidos comunistas.
— ¿Qué propaganda educativa sobre las ideas
marxistas está llevando a cabo el Partido actualmente? ¿Dónde? ¿Quién está
dirigiendo la campaña? ¿Dónde se juntan para las clases? ¿Qué materiales de
instrucción tienen? ¿Dónde consiguen este material? ¿Usa el Partido flete en
vez de correo para traer material de propaganda? ¿Por qué?
— Lo
ignoro. Todo lo relacionado a esta pregunta lo ignoro por no estar en contacto
directo.
— ¿Qué grupos frontales mantiene el Partido
con el grupo pro-paz, el grupo que regularmente hace protestas contra el alto
precio de la vida, el UGT? ¿Quiénes son los líderes del Partido en estos grupos
frontales? ¿Qué relación mantiene el Partido con los conservadores; con los
liberales independientes?
—
Ignoro las relaciones ni la existencia del grupo pro-paz. Con relación a los
demás, también lo ignoro.
— ¿Los comunistas han penetrado los grupos de
obreros? ¿Con qué éxito? ¿Dónde y cuándo? ¿Qué planes futuros tienen los
comunistas para penetrar los grupos obreros?
— De
todo esto lo ignoro por completo.
— ¿Han penetrado los comunistas en los grupos
estudiantiles? ¿Con qué éxito? ¿Dónde y cuándo? ¿Qué planes futuros tienen los
comunistas para penetrar grupos estudiantiles?
— Entre
los estudiantes hay jóvenes con ideas progresistas, pero no comunistas; pero
penetración del Partido Comunista entre los estudiantes, lo ignoro.
— ¿Han penetrado los comunistas en el
gobierno nicaragüense? ¿O tratarán de hacerlo?
—
Quiero repetir que los planes del Partido Comunista yo los desconozco, como
desconozco también dicho partido.
— ¿En caso de guerra total entre el oeste y
los soviéticos qué actuación será tomada por los comunistas nicaragüenses?
—
También lo desconozco.
— ¿Qué métodos de comunicaciones se usan
entre este y otros partidos comunistas latinoamericanos?
— Lo
desconozco también.
— ¿Qué es la cantidad y tipo de origen de
propaganda distribuida recientemente?
— Lo
desconozco también.
— ¿Qué tipos de códigos y comunicaciones,
señales, etcétera, están en uso actualmente, si es que hay tales claves,
etcétera?
— No
comprendo señor.
— ¿Tiene usted conocimiento de alguien o de
algún movimiento armado interno o procedente del extranjero que tienda a
derrocar al actual gobierno del ingeniero don Luis A. Somoza Debayle?
— No
señor. No sé nada de eso.
— ¿Tiene usted conocimiento de algún atentado
o plan alguno que tienda a quitar la vida al presidente ingeniero Luis A.
Somoza D., o al general Anastasio Somoza D.?
— No
señor.
— ¿Conoce usted a Manuel Gómez? ¿Se
entrevistó con él en México?
— No lo
conozco y no me entrevisté con él.
— ¿Tiene algo más que declarar a la presente
declaración?
— Sí,
quiero rectificar una de las preguntas que se me hizo y que consistía en saber
en qué tiempo permanecí en Moscú. A tal pregunta, contesté que cinco semanas,
pero en realidad fueron ocho semanas las que permanecí en Moscú, y si antes
omití tres semanas, fue porque había olvidado las tres semanas, después del
Congreso de Leipzig en que di una gira por Moscú, Leningrado y Kiev.
Leída que fue por sí la presente
declaración, la encontró conforme en todas sus partes, por la que la ratificó y
firmó juntamente con el oficial investigador.
Nota:
(1) Carlos J. García Solórzano. Managua, 30/04/1931 – 10/09/2014†.
Ingresó como Cadete No. 358 en la Academia Militar, Guardia Nacional de
Nicaragua. Graduado en la 7ma. Promoción. Clase 1948-1952. Fue enviado a los Estados Unidos de
Norteamérica por el régimen somocista, donde estudió técnicas de investigación y
contrainteligencia impartidos por el Buró Federal de Investigaciones (FBI). En ese
mismo cometido fue enviado al Perú. En Nicaragua fue promotor de beisbol y
Presidente de la FENIBA.
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