"EL CENTROAMERICANO
ESCAPÓ DE DESAPARECER DEL ESCENARIO PERIODÍSTICO CUANDO SE PERPETRÓ ATENTADO A
PRESIDENTE SOMOZA"
En: El Centroamericano, miércoles 29 de septiembre de 1971. No.
15.831
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EL DICTADOR LLEGA A LA CASA DEL OBRERO ACOMPAÑADO DE SU ESPOSA SALVADORA FOTO: "CORONA FÚNEBRE", Pág. 28. |
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Aquella noche trágica
Casi mes y medio pasó
su Director como preso olvidado en La 21, mientras se comprobó que Rigoberto
López colaboraba en El Cronista.
Esta gráfica que
ofreció la Prensa Asociada en momentos en que el Presidente Somoza García era
desembarcado de un avión en Panamá, lo muestra todavía en estado consciente, y
a su lado está el entonces Embajador allá Coronel Carlos Tellería Orozco. Según
la versión del tabloide La Nación de Costa Rica, que fue recogida en la Corona
Fúnebre que se escribió en honor del exPresidente fallecido hace 15 años, este
entró en estado de coma poco después y su vida ya fue prácticamente artificial.
Hoy 29 de Septiembre se cumplen 15 años de las trágicos
sucesos que ocurrieron en la Casa del Obrero de León, durante un baile que como último homenaje de un programa de
festejos se le tributarían al entonces Presidente de la República General
Somoza García, por su nueva proclamación como candidato del PLN para un nuevo
período presidencial de seis años. Los acontecimientos que tuvieron por autor a
Rigoberto López Pérez, quien pagó con su propia vida el atentado que segó la
vida del Jefe del Ejecutivo pocos días después de perpetrado ya que los
disparos recibidos se registraron a eso de las once de la noche del 21 de
septiembre en esta ciudad y murió el 29 en el Hospital Gorgas de Panamá, precipitaron
al país a un verdadero caos y a una tremenda e inesperada confusión e
inestabilidad de parte de la ciudadanía.
En esta empresa periodística, única que aún sobrevive en
Occidente por su propio esfuerzo de independencia y seriedad, el impacto de la
muerte del mandatario nicaragüense, acontecida en León, Ciudad Liberal por
excelencia, se hizo sentir en toda su intensidad, y casi estuvo a punto de
cerrar las puertas que abriera para informar al público lector el 7 de octubre
de 1917, lo cual indica que estamos en víspera de entrar a los 55 años de
existencia ininterrumpida.
Efectivamente en las horas del espantoso confusionismo y
terror que privó inmediatamente después que López Pérez cayera acribillado a
balazos no sin antes haber herido de gravedad al Presidente de la República, se
quiso sindicar a este periódico, que había editorizado la noche de los hechos
con la firma de su Director-Propietario, doctor Rodolfo Abaúnza Salinas, de
estar implicado en el atentado que sumió
a León y al país en una situación
indescriptible.
En ese motivo editorial se establecía que la reelección era
contraria al proceso de la democracia representativa, que establece la
alternabilidad en el ejercicio del poder público.
El timonel de EL CENTROAMERICANO no residía en la casa que
ahora habita contiguo al diario, sino que en la casa solariega de la familia
Abaúnza Salinas, donde está ahora La Occidental, en el Barrio San Juan.
Como sabía que estaba entre los primeros de la lista de
opositores que eran capturados cuando el Gobierno así lo disponía, decidió
trasladarse a la casa de su hermano don Gustavo Abaúnza Salinas, cuyo hijo el
entonces Bachiller don Ramiro Abaúnza Salinas, era el Jefe de Internos en el
Hospital San Vicente, lugar a donde primeramente se llevó al General Somoza
García antes de ser trasladado en helicóptero en la madrugada del 22 a
Managua y finalmente a Panamá.
Más que todo el Director de este periódico optó por tomar
esa medida por el temor que al ser capturado pudiera sufrir atropellos su
anciana señora madre, su señora esposa y
su hijo de un año de edad.
Estando allí a eso de las cuatro y media de la madrugada del
22, fue capturado por una patrulla comandada por el Mayor Barquero y a la cual
guiaban los civiles Morgante Irías y Orión Padilla Ramírez, siendo llevado al
Comando G.N., en un enorme jeepón, como único prisionero, a esa hora. Allí vió
el periodista a los centenares de hombres y mujeres que estaban prisioneros en
el Parque Central, todos ellos asistentes al Baile en la Casa del Obrero.
Cuando el director de El Centroamericano entraba al portón
del antiguo Comando, hoy Comunicaciones, vio a dos hombres con múltiples
perforaciones en el cuerpo y cara y casi completamente desnudos, tendidos a la
derecha del portón. Eran hombres flacos y estaban pasconeados a balazos
Uno de ellos, el que estaba hacia la izquierda, tenía un
balazo que le vació el ojo. Ese supo después que era Rigoberto López Pérez; el
otro era un barbero de la Peluquería “La Selecta”. Cuando el periodista
prisionero preguntó a los militares allí presentes quiénes eran ellos, le
manifestaron: “Son de la Casa del Obrero…”.
El segundo piso del Comando G. N., estaba profusamente
iluminado. Allí se tomaban declaraciones a hombres y mujeres; abajo circulaban
militares con trajes camoufleados (sic). Al ser conducido al segundo piso,
bajaba en esos momentos un militar bastante moreno, quien dio órdenes de que
Irías Santiago lo condujera en el jeepón a La 21.
En la cárcel fue registrado y conducido al segundo patio a
donde sólo encontró a unas pocas personas detenidas con anterioridad, entre
ella don Adolfo Chamorro Barillas, doctor Eloy Guerrero S., don Gustavo Lacayo
Pallais, el chofer Felipe Pérez y otros de los organizadores del Baile de la
Casa del Obrero; a esa hora centenares de reos comunes se hallaban durmiendo
dentro de las celdas”.
NOVEDADES REPRODUJO CRÓNICA DE "EL CENTROAMERICANO"
Políticos serviles y malquerientes de “El Centroamericano”,
dijeron en el Comando que López Pérez era asiduo visitante y colaborador
literario de las páginas de éste periódico en su sección Verso y Alma.
En las primeras horas del 22 de Septiembre se constituyeron
cinco militares en el diario para proceder a leer detenidamente las colecciones
que se mantiene empastadas desde el mes de Septiembre de 1952 en que asumió la
jefatura y responsabilidad el doctor Abaúnza Salinas. Pero fue infructuosa la
búsqueda del material comprometedor que hubiera significado la desaparición de
ésta empresa independiente y liberal de ideología.
PROCEDEN CONTRA “EL
CRONISTA” CERRÁNDOLO Y ENCARCELANDO AL DOCTOR CORRALES
Comprobado que “El Centroamericano” no era el diario donde
López Pérez hubiera colaborado y expuesto su pensamiento en los días previos al
atentado contra el primer mandatario de la nación, la Seguridad tuvo denuncia
de que frecuentaba el local del diario somocista “El Cronista”, cuyo director
era el doctor Rafael Corrales Rojas, a la sazón también Notario del Banco
Nacional de Nicaragua e íntimamente identificado con la familia gobernante.
DR. RAFAEL CORRALES ROJAS |
La edición que lanzó el diario “El Cronista” es la más
completa y veraz de la noche trágica de la Casa del Obrero, pues el Doctor
Corrales Rojas, estaba mostrando precisamente el ejemplar de su diario que en
aprobaba (sic) y alentaba con entusiasmo la proclamación del General Somoza
García, quien sostenía entre sus manos un ejemplar del periódico, cuando se
oyeron los primeros disparos que el periodista Corrales Rojas dijo creyó se
trataba de triquitraques en un principio.
Cuando la Seguridad procedió a leer con detenimiento las
colecciones de El Cronista, el diario leonés que don Gustavo Prado (GAP) fundó
en esta ciudad en 1915, encontraron una serie de artículos en verso y prosa
escritos por el poeta Rigoberto López Pérez, inclusive uno de ellos dedicado a
su Maestro de primeras letras el Poeta y Profesor Octavio Quintana González,
quien sufrió larga prisión en La Aviación de Managua.
El Director de El Cronista, pese a ser un amigo
incondicional de la familia gobernante, fue inmediatamente encarcelado y se
procedió a desmantelar su periódico, cuyas maquinarias fueron conducidas a las
bodegas del Banco Nacional de Nicaragua, Sucursal de León, que le había
otorgado un préstamo con garantías de las mismas.
El caso del doctor Rafael Corrales Rojas es bien conocido de
todo el país, ya que el dio aviso a las autoridades y al propio Somoza García
de que el poeta López Pérez abrigaba malos designios contra el Jefe del
Ejecutivo. Pero nadie le hizo caso hasta que sobrevino la tragedia y él fue
objeto de graves torturas que le causaron la muerte, poco después de que se le
dio libertad tras larga detención en la Casa Presidencial.
Así dejó de existir El Cronista que el doctor Corrales Rojas
mantuvo como un vocero del somocismo y no desapareció “El Centroamericano”, que
tuvo que someterse a larga censura después de que el 28 de Octubre de 1956 fue
puesto en libertad el doctor Rodolfo Abaúnza Salinas, por gestiones que realizó
la SIP por intermedio de Jules Dubois, quien probó ante el Presidente Luis
Somoza, era que un reo olvidado y contra el cual jamás existió proceso alguno
de parte de las autoridades militares.
(Para mañana un reportaje acerca de cómo el Embajador Thomas
E. Whelan respaldó el continuismo de la familia Somoza en el poder, prohibiendo
que se perpetrara un baño de sangre. La verdad cuando el Pdte., Somoza,
moribundo, le dijo a Whelan: “Esta vez me atraparon, Tom”. (This time got me,
Tom).
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