ISLA DEL CARDÓN: UN MONUMENTO A LA ETERNIDAD. Por: Salvador D᾽Arbelles, historiador corinteño. En: La Nación, 11 de diciembre de 1976.
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La Isla del Cardón, la enorme mole de piedra, de roca
sólida, es un monumento a la eternidad, pues, milenios han transcurrido y la
isla continúa desafiando el tiempo, apenas gastada por uno de sus lados, el que
resiste las embestidas del Océano Pacífico, causa de la erosión motivada por el
roce constante contra las rocas de los vientos marinos que la han azotado
durante siglos, en todos los tiempos y en todas las direcciones de la Rosa
Náutica.
Sin poder precisar el principio de su formación, se puede
asegurar que esta se pierde en el transcurso de los siglos. Nada hay que revele
su formación a no ser hipótesis muy difíciles de comprobar.
Geográficamente la Isla del Cardón, está situada en un
cuadro formado por las posiciones: 12º 27᾽ 18᾽᾽
Norte y 12º 27᾽ 55᾽᾽ Latitud Norte y 87º 12᾽ 7᾽᾽ Longitud Oeste, del
meridiano de Greenwich, en el Océano Pacífico.
La Isla del Cardón, mide de largo tres cuartos de milla
náutica, teniendo frente a Corinto una elevación de once metros sobre el nivel
del mar.
Según el erudito oceanógrafo, Eliot G. Mears, en su
monumental obra “Pacific Ocea” (Océano Pacífico, el origen de las islas resulta
algo extremadamente contradictorio, pero hay quienes creen y aseguran que algunas de estas parcelas
diseminadas en el Océano, son restos de un Continente perdido, mientras otros
mantienen la teoría que las islas son el resultado de actividades volcánica
submarinas.
Respecto a esta teoría hay en que basarse y tenemos entre
muchas otras a la Isla de Hawai, que son de origen volcánico, formadas por una
cadena de volcanes en medio del Océano Pacífico.
Item más, el Archipiélago de Colón (Islas Galápagos),
Eastern Island y las Marquesas, están formadas, como muchas otras, por material
volcánico.
Si se da un vistazo a un mapa del Océano Pacífico, allí se
encuentran muchas islas de coral, los atolones, que por lo general, todas
tienen base volcánica. La famosa bióloga, oceanógrafa y escritora de renombre
mundial, Rachel L. Carson, en su gran
obra laureada “The Sea Around Us” (El Mar que nos rodea”), que al
publicarse fue el libro del año en los Estados Unidos de América, dice: “a
medida que las tierras escondidas bajo el mar se va conociendo, ocurre una y
más veces la interrogación: pudieran las masas sumergidas de las montañas bajo
el mar, esta unidas a los famosos continentes perdidos. Oscuros e
insustanciales como son los relatos de tales tierras legendarias –la fabulosa
Lemuria del Océano Índico, la Isla de San Brendan, la perdida Atlántida— las
cuales persistentemente aparecen arraigadas a la memoria en el folklore de
muchas partes del mundo”.
Contrariando la valiosa y poderosa opinión de la Señorita
Carson, según los doctos, la Isla del Cardón, formó parte del perdido y si se
quiere legendario Continente de Mu, desaparecido bajo las aguas del Océano
Pacífico, hace quien sabe cuántos milenios, después de uno de los más grandes
cataclismos ocurridos en la Tierra.
Según los mismos doctos, las rocas de Fierabras, mal
llamadas Rockaway Reef por la Oficina Hidrográfica de Washington, D.C., así
como la línea de rocas que se ven en todos los esteros vecinos y hacia la
serranía, y la mismísima Cordillera de los Maribios, dicen que formaron parte del perdido Continente de Mu.
Esta hipótesis puede ser cierta, y puede ser pura fantasía
pero la verdad irrefutable es, que, en una época hace milenios, el mar cubría
la tierra, según se ha podido comprobar científicamente. En la misma Cordillera
de los Maribios, específicamente en el Volcán San Cristóbal, a una altura
superior a la mitad de su elevación, allí se han encontrado petrificados restos
de vida marina animal, teniendo esto como una explicación que el mar cubría
estas tierras. Esto mismo encontró la Señorita Carson en el Himalaya, la más
alta de las protuberancias de la Tierra.
La enorme mole de roca que forma la Isla del Cardón,
constituye la defensa natural de la Isla de Corinto, formada por muchos siglos
después por la acumulación de arena arrastrada por la fuerza de las mareas y acumulada o amontonada sobre base
posiblemente volcánica.
Sin la Isla del Cardón, jamás las mareas hubieran formado la
Isla de Corinto, producto de la erosión de tierras de procedencia desconocida.
La llegada a la Isla del Cardón, de Don Gabriel de Rojas y
su gente, es el primer acontecimiento que registran los anales históricos del
lugar, acaecido esto en 1533 como se deja dicho antes.
En el transcurso del tiempo, la Isla del Cardón, ha
acumulado por causa de las mareas y de los vientos constantes, una capa de
tierra dulce, de pocas pulgadas de espesor, arena salóbrega del mar convertida
en dulce por el rigor de las copiosas lluvias que durante siglo han lavado la
sal marina, la cual se cubre de espesa o tupida maleza y crecen algunos pequeños arbustos que nunca
llegan a su completo desarrollo, porque se secan con el rigor del sol de Verano
y renacen al entablarse las lluvias de nuestros inviernos.
Durante siglos, la Isla del Cardón fue un lugar solitario,
desierto, donde nadie llegaba arrullado sólo por la eterna canción de las olas
del mar y visitada únicamente por aves marinas y algunas pocas aves terrestres
transitorias.
Pelicanos, gaviotas, petreles, gavilanes marinos, tijeretas
marinas, algún albatroste y una fragata extraviada en sus largos vuelos
oceánicos, descansaban en la Isla del Cardón, obtenían qué comer, pasaban las
noches y formaban sus nidos, sin ser molestados por ser humano.
Fantásticamente bellos son los amaneceres y los crepúsculos
vistos desde la Isla del Cardón, algo que Natura dio al lugar como uno de sus
grandes atractivos naturales.
A principios del Siglo XX, se construyó el faro actual cuya
construcción sólida y a base de arena, cal y cemento, resiste los rigores
naturales del mar y del viento, siendo dotado de luz acetileno que sus
destellos se ven a catorce millas náuticas de distancia, siendo una verdadera
garantía para la libre navegación marítima comercial con países de ultramar.
Este faro como los anteriores está colocado en el morro de
la Isla del Cardón, ocupando la posición geográfica del 12º 27᾽ 54᾽᾽ Latitud Norte y 87º 12᾽ 31᾽᾽ Longitud Oeste del
meridiano de Greenwich en el Océano Pacífico.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas navales de la
Marina de Guerra de los Estados Unidos de América, acantonadas en la Base
Aéreo-Naval de Corinto, ocuparon militarmente la Isla del Cardón, construyeron
tres pequeñas casas de madera y como táctica guerrera, apagaron la luz del
faro. Después instalaron la segunda comunicación telefónica y la primera
telegráfica submarina con Corinto Isla del Cardón, la Península de Castañones
la cual se perdió al reventar el cable, el ancla de un vapor de la Grace Line
que allí ancló y las autoridades respectivas no se interesaron debidamente para
que esa empresa naviera restituyera aquel medio importante de comunicación
submarina.
Cuando estas fuerzas navales recibieron orden de retirarse
de la Isla del Cardón, olvidaron enllavar el faro, quedando la puerta abierta,
sin haber allí ningún Guarda Faro, lo que motivó que alguien que llegó a la
Isla, penetró en el faro y cortó el tubo que conecta los cilindros de gas acetileno
con la potente lámpara, perdiéndose para siempre.
Esto dio lugar a que la Aduana de Corinto, sustituyera el
tubo robado por otro, pero de menor espesor, dando esto por resultado que los
destellos de luz se vean solamente a 3 o 4 millas náuticas de distancia en el
mar, constituyendo esto un verdadero peligro para la navegación marítima
comercial con Corinto.
Este peligro subsiste hoy en día y nada se ha hecho por
corregirlo a pesar de los muchos años que han transcurrido desde que terminó
aquella conflagración mundial.
En 1901 se instaló la primera comunicación telefónica
submarina de Corinto a la Isla del Cardón, la cual era de vital importancia.
Esta comunicación se perdió al anclar un vapor de la Panama Mail Steamship Co.
(Grace Line), reventando el cable submarino, pero la indiferencia de las
autoridades locales jamás fue reparado el daño.
La primera persona nacida en la Isla del Cardón, es Don
Francisco Palma Martínez, el querido y respetado Pancho de los Perros, Apóstol
de los Animales, gran políglota, músico nacional de renombre, erudito escritor,
autor de varios libros, ahora residente en la ciudad de León. Nació el 10 de
Mayo de 1891. La generalidad de la gente lo cree leonés, pero resulta ser
corinteño, auténtico cardoneño.
El primer crimen que se cometió en la Isla del Cardón, fue
precisamente en el pozo de la Isla. La esposa de un Alto Oficial de la
guarnición, pretendiendo él librarse de ella para casarse con otra mujer, la
arrojó de cabeza en el pozo.
La infortunada esposa al golpearse la cabeza en el fondo de
la roca perdió el conocimiento y se ahogó. Otra versión de este crimen es que
la esposa se arrojó al pozo por celos al darse cuenta que su marido pretendía
abandonarla para casarse con otra mujer.
Con frecuencia, en nuestra época, la Isla del Cardón, en el
Verano es visitada por personas del interior del país que allí llegan para
pasar el día, bañarse en el mar y gozar de la belleza natural del lugar.
En la actualidad en la Isla del Cardón, sólo vive el Guarda
Faro y su familia.
Nota de EPV h., Director del Blogspot:
El Dr. Salvador D´ Arbelles fue autor de numerosos artículos periodísticos relacionados al Puerto de Corinto. En Marzo de 1933 publicó una "Monografía sobre el Puerto de Corinto", que fue impresa en la Tipografía Saballos, de esa localidad.
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El Dr. Salvador D´ Arbelles fue autor de numerosos artículos periodísticos relacionados al Puerto de Corinto. En Marzo de 1933 publicó una "Monografía sobre el Puerto de Corinto", que fue impresa en la Tipografía Saballos, de esa localidad.
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