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Del Director-Editor del Blogspot:
Henry Rivas fue un
abanderado luciente del teatro (nicaragüense), aunque gran parte del
conocimiento, formación, y las circunstancias cambiantes de ese tipo de
trabajo, lo obligaron a estar lejos de Nicaragua. Como suele suceder con la
mayoría de “nicas”, intentó retornar y radicarse, pero por estos lares nunca
encontró, sincera, generosa o escasa ayuda para el oficio.
Durante varios
años vivió en Puerto Rico, después en Francia; de un lado a otro, rodeado de satisfactorios
logros artísticos, sin faltar las cíclicas privanzas económicas, pero en esa búsqueda
errabunda del logro, nunca olvidó la certera y sabia advertencia de Tartufo: “Así
como la pereza es la clave de la rutina y la avidez el móvil del servilismo, la
mentira es el prodigioso instrumento de la hipocresía." Aunque bien guardado de la
ciénaga, Rivas se reencontraba con la patria mediante los artículos
periodísticos de diversa naturaleza que remitía al poeta Pablo Antonio Cuadra.
Entre aquellos
vínculos epistolares, fue recibida la primicia sobre la entrevista realizada a
Mario Vargas Llosa durante la visita a la Universidad de Puerto Rico en la
municipalidad de Río Piedras. PAC la
publicó en La Prensa: Una entrevista de
HENRY RIVAS al autor de “La Casa Verde”. Un nicaragüense será el protagonista de la nueva novela de Vargas Llosa*
En la medida que
el escritor peruano granjeaba fama, fueron difundidos diversos e interesantes
antecedentes relacionados a la copiosa y célebre creación literaria remontada a
los años de juventud mientras ocupó un escritorio para elaborar la nota roja o noticias de la sección policial. Como
suele suceder en ese ambiente periodístico, el imberbe fue succionado por el “círculo
incendiario” de veteranos periodistas peruanos, al que entró por el obligado descenso
a los escenarios donde el crimen brotaba y salpicaba con más intensidad.
De aquel oficio,
interrumpido –quizás a tiempo—, por el padre de Vargas Llosa; al que podría llamarse
el final abrupto del “bautismo” reporteril iniciado a los quince años, más
tarde surgió “Conversación en La Catedral”, la imprenta lo recibió en Julio de 1960, y así
empezó a leerse la controvertida tercera novela, donde el personaje principal
fue adjudicado al nicaragüense Norwin Meneses Genie, excompañero de trabajo en
el periódico.
Henry Rivas supo, en la entrevista realizada
a Vargas Llosa en Noviembre de 1969, que el compatriota Meneses Genie ocupaba
parte destacada de aquella trama novelesca en la ciudad limeña; por supuesto,
la historia avivó recuerdos y opiniones encontradas entre los viejos amigos del
círculo. Diríamos que, el entretejido vargallosiano rivalizaba con mucha de la
conceptualización de El Hombre Mediocre de José Ingenieros.
Muchos intentaron
redimirse del “pecado novelesco”. Pero nadie pudo capear el bulto, porque a la
novela le llegó el éxito y las sucesivas ediciones de Conversación en La
Catedral; los personajes de carne y hueso fueron aventados a la palestra, tanto
así como periodistas o como ciudadanos públicos; al final, todos contaron algo o todo. El periodista limeño
Juan Gargurevich, en 2005 publicó el libro: Mario
Vargas Llosa. Reportero a los quince años. Hemos transcrito un párrafo del
autor, aunque el Capítulo Tres retrata a “los reales protagonistas”. Dice Gargurevich:
“El 28 de marzo de aquel 1952 Vargas Llosa fue
agasajado por su cumpleaños –ya eran 16- pero la fiesta tenía sabor amargo
porque era realmente la despedida. En un chifa de la calle Capón brindaron por
su futuro sus mejores amigos, Carlos Ney Barrionuevo, Norwin Sánchez Genie
(sic) y Milton von Hesse” (PUCP. Fondo Editoral. Lima. 2005. p. 72).
La entrevista de
Henry también atrapó la confesión sobre la coyuntural parentela política-ideológica
del afamado escritor, y, por esas
coincidencias propias de la Nicaragua-Aldea, donde todo tiene rostro y todo se entrecruza,
propició el encuentro entre dos excompañeros de estudios colegiales y, enlazó a
dos viejos amigos: Norwin Meneses Genie y Mario Vargas Llosa.
Sin reservar
indulgencias para sí mismo, otro rememorante de Norwin ha sido Carlos Sánchez,
excompañero de los años 50s., en el periódico “Última Hora”. El contemporáneo
hace la siguiente semblanza en un artículo titulado: “EL NICA” Norwin Sánchez Genie: un personaje de Vargas Llosa. (La Primera, Perú. 9 enero 2011). Dice
este autor:
“La popularidad
dentro del ambiente periodístico limeño la alcanzó Norwin muy pronto.
Noctámbulo cabal, gran señor de la cerveza y el cuba libre, hábil para trabajar
casos simples pero mejor los complicados, diestro en saber conquistar la
simpatía de los agentes de la policía secreta. Y muy extrovertido, sobre todo
en el trato con colegas pertenecientes a las redacciones de otros diarios de
Lima.”
Al final, ninguno
fue sin los otros, tampoco hubo novela sin todos ellos. Ninguno intentó borrar
las culpas del resto, y cada quien vivió con las sombras y las luces de
aquellos días. Para entender el presente hay que revisar el pasado, ¿será ese
el caso de Mario Vargas Llosa?
Arguye, el
veterano periodista Carlos Meneses, contemporáneo y coterráneo de Vargas Llosa, que éste “sin duda, eligió a
Norwin no sólo por ser su amigo, también porque era personaje de vida novelesca.
Era la figura precisa para una novela que enfocaba la ciudad de Lima, y buscaba
como con linterna los rincones más abyectos del lugar.”
Para reblandecer
las duras molleras nacionales, invitamos a lecturas gratificantes de esta
trilogía: Juan Gargurevich como interlocutor de Carlos Ney Barrionuevo, y el
artículo del veterano periodista Carlos Sánchez, localizables todos en la
Internet. En cuanto a Norwin Meneses Genie podría decirse que después de su
regreso a Nicaragua, en 1954 y llegado el último día de su existencia, se “fue”
a como le correspondió iniciar al autor de “La Casa Verde”, o mejor apuntalado
en las siguientes líneas:
“Luis Becerra lo
quiso asimilar a Mario Vargas Llosa a “La Crónica” policial. Lo llevó a unas
cacerías nocturnas en las que perdió la virginidad a los 16 años. Mario Vargas,
ciento por ciento burgués, descubrió un mundo que le revolvió las entrañas y
por eso se venga pintando a Becerra como el Becerrita canallesco de
“Conversación en La Catedral”. (Carlos Ney Barrionuevo: Estampa, suplemento dominical de Expreso, Lima, domingo 17 de marzo de 1970).
Por ahora
introduzcamos en ese túnel del tiempo a Vargas Llosa a través de los rescoldos
de la memoria atrapados en la entrevista de nuestro recordado Henry Rivas. Y, para tener la antesala en la que encontró
la parca al personaje de Vargas Llosa, incluimos los siguientes párrafos de
Carlos Meneses, publicados en La Primera,
Perú. 9 enero 2011.
Nicaragua y el final
Por: Carlos Meneses
Su vida en Managua fue
muy diferente a la de Lima, no ejerció el periodismo, salvo algunas
colaboraciones en el suplemento cultural del diario La Prensa, que dirigía el
poeta Pablo Antonio Cuadra. Tuvo intenciones de escribir un artículo mostrando
su desacuerdo por el tratamiento recibido por Mario Vargas Llosa en su novela
“Conversación en La Catedral”. Me lo decía en una carta y lo que más lamentaba
era que se hablaba de su afición a la bebida. Añadiendo que en una ciudad
pequeña como Managua ya lo habían leído todos.
Procuré que su
conversión en personaje literario no le representara un oprobio ni mucho menos.
No le enviaba palabras de consuelo, si no razonamientos partiendo del hecho de
que los periodistas somos personajes públicos y Mario tenía la opción de
utilizarlo a él y a otros más. También trataba de demostrarle que no había
habido intención de ofensa, menos de denigrarlo.
Aunque aceptaba que
tal vez pudo haber obviado parte del cuadro en que él aparece en horas de la
mañana bebiendo en su lugar favorito, el bar Zela. Esto ocurría en esa etapa en
la que él, Norwin, se mantenía lejano del alcohol y posiblemente por esa razón
la mención a piscos y cervezas en la novela de Mario, le molestaba aún más.
El episodio final
llegó en 1974, cuando con unos amigos Norwin va a un bar. Inmediatamente
después concurre a una casa de prostitución, donde sigue bebiendo. Sobre estos
momentos de su vida hay tres versiones. Hay quienes aseguran que dentro de esa
casa en la que Sánchez Genie ha estado alrededor de 24 horas, alguien, un
militar se dice, le dispara varios tiros por considerarlo enemigo de la
dictadura nicaragüense.
La otra versión señala
que mi amigo se suicidó. ¿Iba armado? Lo dudo. Y la versión que me dio Pablo
Antonio Cuadra, en la visita que hizo a Mallorca, fue que estando en el
prostíbulo lo indujeron a jugar a la ruleta rusa y su tiro resultó “premiado”.
Mario Vargas Llosa, se inclina por aceptar la primera versión. La menos
truculenta de las tres.
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Una entrevista de
HENRY RIVAS al autor de “La Casa Verde”
Un nicaragüense será el protagonista de la nueva novela de
Vargas Llosa*
A PALMORA
Conocí al novelista
peruano, Mario Vargas Llosa, en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras)
hace ya algunos meses. Dictaba una conferencia en la Sala de Estudiantes de la
facultad de humanidades. “El Intelectual frente a la Revolución”. Terminada la
charla, de un grupo de jóvenes incluyendo al gran poeta puertorriqueño Matos
Paoli, invitamos a Llosa al Café Restaurant LA MANSION. Al calor de la reunión
conversamos con el autor de La Ciudad y Los Perros.
No cabe la menor
duda que Mario estudió en el Colegio Militar Leoncio Prado, plantel que sirve
de escenario a gran parte de la novela LA CIUDAD Y LOS PERROS. Dos años estudió
allí el novelista. Él afirma: “Mi intención no era contar un hecho de mi vida
sino recrear algo que a mí me impresionó. Creo que este fenómeno es frecuente
en la literatura”. Y agregó: “Yo jamás me he reconocido en el personaje de
Alberto, aunque la crítica así lo vea”.
“La novela crea
realidad, la transforma y perfecciona dice el ensayista Alberto Escobar, es un
camino imaginario hacia lo real a través de una experiencia imaginada de una
criatura imaginaria pero que se confunde con la realidad.”
Mario Vargas Llosa
reside en Londres, gusta de la bohemia de París aunque realmente desearía vivir
en su Perú. Personalmente es de apariencia humilde e irradia humanidad. Es una
persona accesible y sencilla, de fácil palabra. Se encontraba en Puerto Rico
invitado por el departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto
Rico. Yo asistí a dos de sus cursos: “La novela como vocación individual y
fenómeno social”, y “Técnica de la Novela”.
Norwin Meneses Genie |
En otra ocasión me
preguntó por Ernesto Cardenal: “Sí lo que hace es sincero, me dice, es
admirable”. No ha leído a Ernesto pero sí leyó el prólogo de “La Nueva Poesía
Nicaragüense”. Le gustó mucho.
De Coronel Urtecho
le di a leer “Rápido Tránsito” y me dijo: “No cabe la menor duda de que estamos
ante un escritor de fuerza y muy personal en su agradable prosa, pero entiendo
que el libro es disparejo. Se nota que ha sido escrito en diferentes épocas”.
Y continúa
diciendo: “A mí personalmente me gustan los capítulos de su infancia. Son
deliciosos y de una prosa más sincera”.
Le enseño un cuento
mío, “Mi sueño con Gesche” y me dice que me encuentra más poeta que político en
ese cuento, se refiere a la prosa que uso.
De Carlos Martínez
Rivas no conoce nada pero ya ha oído hablar a Octavio Paz, el gran poeta
mejicano, de Carlos. Y me dice: “Paz es una montaña y si él lo elogia ya eso es
decir mucho”.
En otra ocasión me
habló de su viaje a Cuba invitado por “La Casa de Las Américas”: “Me llamó la
atención dice, las filas de personas comprando libros para adquirir cultura”.
Hablamos de los
incidentes en Caracas. Me dijo: “Las cosas comenzaron con motivo del texto que
leí al recibir el premio Rómulo Gallegos. En la prensa venezolana se me
reprochó a veces con violencia, haber proclamado en ese acto, al que asistían
autoridades venezolanas, mi solidaridad con LA REVOLUCIÓN CUBANA. Precisamente
porque ese acto tuvo carácter OFICIAL, yo consideré mi deber reafirmar en él mi
posición sobre la situación del escritor en América Latina”.
Le pregunté por
sus ideas políticas: “ante todo soy escritor, me dijo, no pertenezco ni estoy
en ningún partido porque quiero conservar mi independencia que considero
indispensable para el ejercicio de la literatura que es una vocación exclusiva
y excluyente. De modo que en política mis ideas son las de un franco-tirador.
En la GRAN OPOSICIÓN de nuestros tiempos entre CAPITALISMO Y SOCIALISMO, estoy
por el triunfo del SOCIALISMO porque creo que, pese a sus deficiencias y
errores, el sistema socialista es más humano y más justo que el sistema
capitalista. Dentro del Marxismo estoy con aquellos que luchan por hacer más
elástico este sistema, por descongelarlo, hacerlo más democrático. Para el Perú
y para América Latina ambiciono un socialismo que aproveche las lecciones del
pasado y no sólo dé la tierra a quien la trabaja, suprima las injusticias
económica y nos libre de los monopolios extranjeros y de las castas locales,
sino que también admita la libertad de expresión y la crítica”.
Le escuché decir:
“Escribir es un destino”. Me lo encontraba en los pasillos de la Universidad de
Río Piedra y siempre charlábamos. “La infelicidad es el origen de la vocación
literaria, me dijo un día es decir, cierta forma de infelicidad”. También cree
que “el escribir es una tiranía que convierte en dos a un hombre: Él, y otro
que lleva dentro de él. De un lado tiene una vida igual que los demás, del otro,
se nutre de la vida del escritor, cada día más tiránica, pero siempre al
servicio de la voluntad de crear”.
A mi parecer,
Mario Vargas Llosa, no ha escrito su obra definitiva como un Cortázar, aún no
ha cumplido con una verdadera creación, su obra está en proceso. Pero podría
decirse que Vargas Llosa es el profesional de las letras. Al lado de su esposa
Patricia y sus dos niños, Álvaro y Gonzalo, Mario Vargas Llosa es un individuo
que escribe diario 8 horas. Es asombrosa su actividad. Buena parte de su tiempo
la ocupa en reescribir lo escrito. Gran admirador de la obra “Tirante el
Blanco”, novela de caballería que lo orientó bastante. Es un verdadero
innovador en materia de técnica. Y allí están un William James y un Flaubert a
quienes él admira, fuera de obras como el Amadis de Gaula y Don Quijote. Esta
constante lectura al lado de los grandes maestros, éste sistema de vida, hacen
de Vargas Llosa uno de los grande novelistas actuales. Por eso a la edad de 34
años tiene varios premios y novelas tales como La Casa Verde, La Ciudad y Los
Perros, un drama titulado La Huida, un libro de cuentos: “Los Cachorros”. Y su
última novela que se desarrolla de nuevo en su Perú y cuyo protagonista viene a
ser un nicaragüense, cuyo nombre es Norwing Sánchez Genie. Aunque no
necesariamente figure ese nombre en la novela.
*Publicado en La Prensa Literaria. Managua, D.N., Domingo 23
de Noviembre de 1969, pág. 2B.
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