sábado, 17 de junio de 2017

Juan Modesto Hernández, “El Sabio Indígena de Subtiaba” (sic). Por el Dr. Modesto Armijo Lozano. León, Mayo de 1959.*


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DR. MODESTO ARMIJO LOZANO

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      He buscado afanosamente las huellas de la tradición sobre la personalidad de Juan Modesto Hernández, sin que mis empeños hayan cristalizado en algo positivo. Se trata, sin embargo, de una de las figuras de nuestra Historia con la bella característica de ser un representativo de la cultura indígena.

         Juan Modesto Hernández o Juan Hernández a secas, es hijo del pueblo de Subtiaba (sic). Cuando se iniciaron los movimientos en pro de la independencia de Centro América militó en entre los más entusiastas agitadores y ello explica que fuera víctima del celo de las autoridades coloniales al extremo de ver allanado su domicilio e incautada su biblioteca.

 Proclamada la Independencia, sus ejecutorias patrióticas y sus relevantes capacidades conducen a Hernández a destacadas posiciones. En la reunión del 17 de Abril de 1823, efectuada en esta ciudad por la Diputación Provincial, el Ayuntamiento, empleados y prelados, con gran  parte del vecindario y “concurso de un pueblo numeroso”, es aclamado unánimemente como miembro suplente de la Junta Gubernativa, en representación del pueblo; y el 2 de Julio del mismo año es electo Diputado de la Provincia de Nicaragua a la Asamblea Constituyente de Centro América.

         En cuanto a la preparación intelectual de Hernández, el único dato que poseo lo suministra el Acta del Ayuntamiento de León, de fecha 18 de Julio de 1823, en la que se exorna con el título de Bachiller. No se concedían entonces los títulos literarios, sin antecedentes que los justificaran y en consecuencia, tal documento es una prueba de que el aludido era hombre de bagaje mental de significación. Tampoco la obtención de diplomas semejantes estaba a fácil alcance en una época de pobre evolución y mucho menos para un elemento de la raza indígena, dados los prejuicios imperantes. Un bachiller poseedor de la biblioteca merecía ser catalogado entre los exponentes de la cultura.

         Muchos debieron ser los méritos del “sabio indígena de Subtiaba”, como llama a Juan Hernández el General Francisco Ortega Arancibia en su obra “Nicaragua en los primeros años de su emancipación política”, para que pudiera escalar las altas cimas de la Diputación en los momentos de nuestra aparición como pueblo libre, precisamente cuando el patriotismo buscaba anheloso lo mejor para la forja de una verdadera democracia. Basta apreciar la valía de Manuel Barberena, Benito Rosales, Francisco Quiñónez, Toribio Argüello, Tomás Muñoz, Manuel Mendoza y Filadelfo Benavente, quienes con Hernández integraron la representación de la Provincia de Nicaragua en la Asamblea Constituyente de Centro América, para llegar a la conclusión de que tributan culto a la Justicia lo que le asignan puesto de honor entre los hombres de su época.

         En el augusto carácter de Diputado, suscribe Juan Modesto Hernández el Decreto de 1º de Octubre de 1823 y la Constitución de la República Federal de Centro América emitida el 22 de Noviembre de 1824. En el Decreto de la referencia, por el cual la Asamblea Constituyente de Centro América confirma la declaración de Independencia absoluta de 1º de Junio de 1823, la firma de nuestro Diputado reza “Juan Hernández””, mientras que en la relación de los suscriptores de la Carta Fundamental aparece con el nombre de “Juan Modesto Hernández”. De aquí la interrogación sobre su verdadero nombre y la oportunidad de escudriñar, siquiera incidentalmente, sobre su carácter y su psicología. Sabio y hombre extraño a actividades que exigen el uso de la firma uniforme, quizás no parara mientes en cuestiones de tal jaez. Distraídos por lo general, los que trajinan por rutas de la especulación filosófica, no van a volcar su atención en lo que para un hombre de negocios es asunto vital.

         Ungido por el voto colectivo Juan Modesto Hernández ocupa un sillón de nuestra gloriosa primera Asamblea Constituyente al lado de Mariano Gálvez, José Matías Delgado, Juan de los Santos Madriz, Próspero Herrera, Manuel Barberena y José Simeón Cañas, para sólo mencionar algunas cumbres. No poseo información acerca de su labor parlamentaria, pero el hecho sólo de escalar altura semejante impone catalogarlo en la seductora categoría de los selectos.

         Imperativo el deber de estudiar la personalidad de aquellos hombres que han visto la luz en nuestro suelo y que a su paso por el mundo dejaron huellas reveladoras de su elevación de Ideales. Factores positivos de progreso, son al mismo tiempo argumento de que integramos un pueblo capaz de conquistar puesto de honor en el Universo y desde este bello punto de vista el conocimiento de su obra será un aporte a la forja de un bien entendido orgullo nacional.

         León, Mayo de 1959.


         *Reproducido del libro del gran centroamericanista Dr. Armijo Lozano, “Por la Senda del Istmo”, impreso en la Editorial Universitaria UNAN, León, Nicaragua, 1970).

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MODESTO ARMIJO GRAN CENTROAMERICANISTA*

La cuna del doctor Modesto Armijo se meció en la región de nuestro “Septentrión, rico y paradisíaco”. Nació en la ciudad de Ocotal, cabecera del Departamento de Nueva Segovia, el día 18 de Marzo de 1880, y murió en León el 14 de Julio de 1969, pobre, pero cargado de merecimientos  siempre actuando como un convencido unionista, digno discípulo de Jerez.

El doctor Armijo es un abanderado de la Unión de Centro América, él es de los que piensan que mientras el Istmo esté disgregado, seremos unos pobres pueblos  y que solamente unidos llegaremos a ser naciones dignas de respeto.

Siendo uno de los más destacados miembros del Partido Unionista Centroamericano, recorrió en jira de propaganda de esas benditas ideas el año de 1910 la república de El Salvador y la tierra de El Quetzal en 1920. En la región norte de nuestro país fue delegado del Jefe del Partido Unionista durante varios años. También ha concurrido a casi todas las Convenciones de ese mismo Partido que se han verificado en Centro América, en las cuales se ha dejado oír su voz orientadora, elocuente y encendida de amor patrio y de fe en los gloriosos destinos de Centro América. Siempre haciéndole propaganda a las ideas de Jerez, Barrios y Morazán, fundó en Matagalpa el Semanario “18 de Junio” el cual fue de amplia orientación centroamericanista.

(Fragmentos del prólogo escrito por don José Jirón Terán al libro del Dr. Armijo, “Por la Senda del Istmo”, editado por la UNAN en 1970).

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