miércoles, 4 de abril de 2018

DR. RAFAEL CÓRDOVA: Primer Bachiller del Colegio “Rubén Darío” que conquista su título profesional



────── Ω  ─────

Dr. Rafael Córdova Rivas - 1950
Memoria del Colegio Rubén Darío
1948. -1949 - 1950
────── Ω ──────

Por: Presbítero Marco Antonio García

         Al cumplirse 18 años de labor en el Colegio de mi fundación, me llegó el inefable regocijo en un folleto jurídico, escrito por el Dr. Rafael Córdova, con la siguiente dedicatoria:

         “Para mi padre espiritual, Presbítero Marco Antonio García, con eterno agradecimiento por su profunda colaboración en la formación de mi personalidad”.


         Solamente don Gustavo, padre de Rafael, podría competir conmigo en el justo regocijo, ocasionado con la lectura de tal folleto.

         Rafael es el primer hijo espiritual que va la vida social, nacional con la librea de un título el cual respalda, en gran parte, la semilla germinada de mis humildes enseñanzas y direcciones; es la primera extensión de mi propio espíritu que, en fuerza de mi vocación de maestro, en anhelos de superación patriótica y ansias de un sacerdocio apostólico, se infunde en el corazón y cerebro de los educandos para alcanzar, no tanto la simple carrera para la vida, cuanto el temple del alma para hacer de la carrera y la vida dos notas armónicas en un acorde de responsabilidad moral…

         Amplia, hermosa es la profesión de abogado. Aplicación constante de la justicia, fundamento de la vida social; ponderación del mío y tuyo, fundamentados en el derecho natural y deslindados en los articulados del derecho positivo; razón prácticamente ordenada en el fiel equilibrado de los derechos. Lograr que la justicia resplandezca en pro o en contra del que la invoca o conculca respectivamente, es servir a la sociedad en la mantención de su propia existencia.

         Saber discernir derechos como obligaciones, y aplicar sabiamente y en conciencia los postulados y articulados del derecho, es constituirse en garantía social.

         El abogado, para ser tal, debe formarse conciencia cierta de su deber para la justicia, conocimientos claros de la jurisprudencia, sentimientos humanos y cristianos en las controversias y, sobre todo, fortaleza en sus determinaciones de acuerdo con la razón, la justicia y el derecho.

         










  Y en esto estriba, absolutamente, para que la profesión abogadil no degenere en rábula pernicioso, en tinterillo inconsciente y en picapleitos de mínima pecunia.

         En otras ocasiones he dicho a mis alumnos: No puede haber proletario profesional, a menos que le falte la conciencia de responsabilidad, y que se piense que la profesión enaltece a la personalidad sin contar con el apoyo de ésta.

         La profesión en todo caso es contenido que necesita del continente para su  verdadera expresión; ninguna profesión ennoblece si el sujeto no tiene aptitud para recibir y asimilar la ciencia debida, y sin la voluntad fortalecida por la nobleza y bondad que custodian la honradez. Toda profesión para que brille y abrillante es necesaria regarla, constantemente, con el rocío mágico del estudio reflexivo; es necesario renovar cotidianamente los propósitos de superación en el mantenimiento del deber y el honor.

         Dios N. S. sabe comprender esfuerzos en la conservación y aumento del talento que bondadosamente ha confiado al hombre, no deja sin premio al profesional que su aptitud la desarrolla en miras del bien social y al perfeccionamiento propio.

         Sean estas cortas frases expresión de mi regocijo, portadoras, también de congratulaciones para el Novel Abogado,  y un consejo estimulante para los triunfos futuros de la profesión con la cual responderá a los deberes para con Dios, la Patria y la Sociedad.
────── Ω Ω Ω ──────

ÚLTIMO ADIÓS A CÓRDOVA RIVAS 

En: La Prensa, 18 de julio de 2009.

En su último trayecto, Rafael Córdova Rivas despertó entre sus conocidos los más firmes sentimientos por convertir a Nicaragua en una verdadera República, como lo soñó con PJCh. 

Dirigente conservador fue despedido por familiares y viejos amigos de la lucha antisomocista

“Pasó por los pantanos y no se contaminó”, resalta ex canciller Emilio Álvarez Montalván.

Córdova Rivas en síntesis

   Rafael Córdova Rivas nació en Costa Rica, el 23 de noviembre de 1923.

   Cursó Derecho en Managua y Granada, su tesis se llamó “Suspensión de los contratos de trabajo”.

   Desde 1943 sufrió persecuciones de parte de la dictadura somocista y en 1944 sufrió su primera carceleada.

   La última vez que estuvo en prisión fue entre el 30 de abril y el 17 de mayo de 1979, apenas dos meses antes de que el último de los Somoza abandonara el país.

   Fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia, miembro de la Junta de Gobierno y finalmente diputado constituyente, en los años ochenta.

Antisomocista 

  El exjefe del Ejército, Joaquín Cuadra Lacayo, recordó ayer que desde su niñez reconoció a Rafael Córdova Rivas como “un enconado antisomocista”. En los años ochenta lo conoció un poco más. “Él siempre daba la cara por sus amigos, daba el pecho (enfrentaba) ante los miembros de la Junta de Gobierno y ante las autoridades”, dijo.

     La tristeza de verlo ir no les impidió recordarlo con una sonrisa. La familia y amigos de Rafael Córdova Rivas le dieron ayer el último adiós al veterano dirigente conservador, en el Cementerio General de Managua.



En junio de 7 un fuerte grupo de ciudadano, firmantes del "Documento de los 27" proclamando la abstención de votar, pues "no había por quién hacerlo, se dirigen a un juzgado de Managua a responder la acusación del régimen genocida. Fueron sentenciados a 180 días de arresto y, como pena accesoria, a suspensión de los derechos ciudadanos o "muerte civil" por igual plazo. Aparecen de izq. a derecha: Ing. Uriel Argüello, Dr. Manolo Morales, Dr. Pedro Joaquín Chamorro, Dr. Eduardo Rivas Gasteazoro, Dr. Rodolfo Robelo, Dr. Ignacio Zelaya Paiz, Dr. Roberto Argüello Hurtado, Dr. Ramiro Sacasa Guerrero y Dr. Rafael Córdova Rivas.

   El antiguo miembro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y ex presidente del Partido Conservador, logró reunir a varios de los más destacados representantes de “la vieja guardia” de la política, de aquellos hombres que enfrentaron las balas y la cárcel bajo la dinastía de los Somoza y a aquellas mujeres que tuvieron los pantalones para comprender la dura realidad de esa época.

   Córdova Rivas tenía 85 años al momento de su muerte.

  “Él (Córdova Rivas) fue siempre un hombre espontáneo, bonachón, sociable, amigo de los amigos, nunca le hizo daño a nadie, ni mal, trataba más bien de ayudar. Era un hombre consecuente con sus amigos, fiel a sus ideales”, dijo Emilio Álvarez, quien compartió las luchas contra los Somoza al lado de Córdova Rivas.

   Además de sus familiares, Córdova Rivas recibió el último adiós de parte de Arturo Cruz Porras, quien también fue miembro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional; Emilio Álvarez, ex Canciller; Dionisio Marenco, ex Alcalde de Managua; Joaquín Cuadra, ex Jefe del Ejército de Nicaragua y Azalia Avilés, presidenta del PC, entre otros.

CON LA BANDERA HASTA EL FINAL

   Tal y como lo pidió, Córdova Rivas fue sepultado con la Bandera de Nicaragua sobre su ataúd, en una mañana en que el sol y la lluvia cesaron por unos instantes, para permitir a las nubes cobijar la partida del luchador antisomocista.

  “Ésta fue una generación que fue creada en el fragor de la política dura, de la represión, de la cárcel y de una lucha tenaz contra el somocismo. Hay una reserva moral entre todos ellos, ellos cambiaron la superación material de sus familias y los objetivos económicos, a cambio de conquistar una Nicaragua que fuese una República, en democracia y libertad”, señaló Rafael Córdova Álvarez, uno de los hijos de Córdova Rivas.

  A los doctores Álvarez Montalván y Cruz Porras, así como otros antiguos dirigentes antisomocistas y contemporáneos de Córdova Rivas, se les vio llegar apoyados en sus bastones, pero siempre firmes en sus convicciones.

   “No se le puede despedir con tristeza, porque él (Córdova Rivas) era un hombre ameno, se conocía todos los dichos. ‘Esa lora quiere masa’ y todo lo que vos querrás y en las reuniones siempre nos hacía reír con sus ocurrencias”, recordó Cruz Porras.

LIMPIO EN LOS PANTANOS Y LAS TAREAS PENDIENTES

  El ex canciller Álvarez agregó que Córdova Rivas vivió y murió fiel a sus convicciones.

   “Él pasó por el pantano y no se contaminó, estuvo en el poder y no cedió a sus creencias fundamentales y aún estando en calidad de gobernante, él fue un amparo para gente que había sido confiscada injustamente, lo recordamos como un ciudadano ejemplar”, precisó Álvarez.

    Pero la gran misión que se impuso Córdova Rivas junto con Pedro Joaquín Chamorro y otros dirigentes del pasado, de convertir a Nicaragua en una verdadera República, sigue pendiente, remarcó Cruz Porras, quien ahora tiene las esperanzas fijadas en la juventud.

1949. Cuatro luchadores contra la dictadura, fundadores de UNAP (Unión Nacional de Acción Popular): Dr. Córdova Rivas, Dr. Francisco Frixione, Dr. Pedro Joaquín Chamorro y Dr. Rafael Gutiérrez.

  “Lo despido como el compañero de UNAP: Unión Nacional de Acción Popular y espero que algún día UNAP reencarne en jóvenes como usted. Nosotros, Pedro Joaquín (Chamorro), Ernesto Cardenal, Rafael, Emilio Álvarez, todos queríamos una Nicaragua diferente, no sólo un cambio de Gobierno. Queríamos justicia social, pluralismo, el verdadero no alineamiento. Es lo que se ofreció en 1979 y no se cumplió, pero siempre puede ser”, manifestó Cruz Porras.

────── Ω  Ω ──────

CARLOS FONSECA, FUNDADOR DEL FRENTE SANDINISTA, TUVO VISIÓN CABAL DE LO QUE ERA LA EGREGIA PERSONALIDAD DE AUGUSTO CÉSAR SANDINO

Por: Dr. Rafael Córdova Rivas*

Fijaba la mirada en el espacio, como que andaba perdido; pero en realidad Carlos tenía bien puestos los pies sobre la tierra.

         Desde antes de la muerte del General Augusto César Sandino, ya se sentía la personalidad de algunos grupos sociales en Nicaragua, principalmente en la Universidad, en las escuelas, como se les llamaba en aquel tiempo en León, Managua y Granada, principalmente en Managua y León, palpitaba el corazón de los nicaragüenses. Al unísono de la lucha en la montaña. Cabe aquí mencionar al Dr. Juan José Meza Amador, inclaudicable sandinista quien murió en el exilio, abandonado por sus mismos compañeros que habían traicionado la causa.

         De modo que un grupo de estudiantes, entre los cuales se encontraba el Dr. Luis Bermúdez, también trabajaba en ayuda de cierto apoyo logístico al General Sandino.

         El 21 de Febrero de 1934, con la muerte de Sandino, pareciera que el país se paraliza en relación a la lucha libertaria; se suspenda la lucha, los vientos de libertad se paran, se acaba la organización, la jefatura, el genocida comienza a modelar la masa obrera en favor de su persona y de su candidatura. Muchos son los sandinistas que en esa época olvidan la gesta y la lucha del hombre que había muerto por librar a Nicaragua del puño imperialista. En algunas fotografías donde aparecían los sandinistas de aquella época sólo quedan pocos valientes nicaragüenses, como dije, como Juan José Meza, que se exilian para no doblegarse ante la tortura y la persecución de la Guardia Nacional. Pasan muchos años de silencio en que ya nadie se acordaba de aquel oscuro guerrillero, aquel General de Hombres Libres, con un ejército loco, que anduvo en la montaña. Parecía que estaba olvidado.

         En algunos países de Hispanoamérica se celebraban unas misas humildes, unas reuniones muy humildes, por un hombre tan grande. Pero en 1944, vuelve a tomar fuerza la bandera de Sandino, viene a redescubrirse la personalidad de Sandino. . El universitariado, en su  lucha contra Somoza, en todos los números de ese semanario que se llamó El Universitario, y posteriormente Avanzada, descubre la personalidad de Sandino al pueblo nicaragüense. Era tan dura la creencia de que Sandino no tenía aceptación aquí en Nicaragua, que una vez llegamos a Matagalpa, donde creíamos que Sandino era denostado, que no era querido, que el título de bandolero era cierto; y cuando se paró el Dr. Eduardo Pérez-Valle, y comenzó diciendo: “Padre nuestro Augusto César Sandino”, el Teatro Perla de Matagalpa quedó prácticamente destruido por el entusiasmo  y el ardor con que la gente aplaudía y vivía y vivaba a aquel hombre que había sido en el norte la estrella que iba a guiar a Nicaragua hacia la libertad. Posteriormente, en 1956, el 21 de septiembre el poeta, como llamaba Rigoberto a todo el mundo, para Rigoberto él era poeta y todo el mundo era poeta, ejecuta al asesino de Sandino, al hombre que había ejecutado de noche, a traición, al General de Hombres Libres. Pero en 1961 se da un hecho muy significativo en este país: aparece en escena (ya desde antes, pero no con la significación que tuvo después) Carlos Fonseca Amador. Es cuando el nombre de Sandino, cuando la personalidad política de Sandino comienza a fijarse en este proceso revolucionario que se va a dar después.  Así como las generaciones anteriores, como los estudiantes universitarios del 31, 32 y 33, no tuvieron la visión, la magnitud de comprender la trascendencia  del pensamiento de Sandino, así el Frente Sandinista de Liberación Nacional tuvo la gran ventaja, tuvo la gloria de que uno de sus componentes tuviera la visión exacta de lo que fue la personalidad de Augusto César Sandino.

         Desgraciadamente los movimientos anteriores no habían tenido al visionario de los ojos azules. Ese hombre que fijaba la mirada en el espacio, que parecía que andaba perdido; pero que en realidad tenía muy bien puestos los pies sobre la tierra, encauzó el movimiento político, el movimiento juvenil de este país sobre una realidad política, sobre una realidad indiscutible. Con sus máximas y sus principios estableció que sólo por la lucha de las armas podía botarse a la dictadura somocista y podía haber un cambio de estructuras sociales  y políticas en ese país.

         Desde el momento en que Carlos Fonseca Amador pelea, lo hace en nombre del Frente Sandinista de Liberación Nacional, estable como una pauta que tiene que ir el nombre del sandinismo en ese frente político. Porque hubo una Juventud Patriótica, hubo un Movimiento Republicano, había habido una UNAP y otros movimientos que no habían tenido el peso que tuvo el Frente Sandinista de Liberación Nacional, porque incluyó, gracias a Carlos Fonseca Amador, el nombre de Sandino.

En Managua, después de entrevistarse con su defendido, el actual Comandante Tomás Borge Martínez, quien guardaba prisión tras los hechos ocurridos en la Colonia Centroamérica en septiembre de 76, que dejaron como saldo la muerte de la Cra. Mildred Abaúnza. 

         Desde ese momento prácticamente Carlos, de su posición de secretario vino a ser el máximo líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Y a no es el oscuro estudiante de Matagalpa que escribía revistas literarias, ya no es el aspirante a escritor. Es el aspirante a revolucionario, que quiere morir por su país y por sus ideas, para cambiar las estructuras de ese país.

         Y viene la época de su formación política, y a consciente del redescubrimiento de esta línea, ya consciente de que la teoría política de Sandino es una teoría congruente, es una teoría armónica, es una teoría que aunque regada de muchas letras, es una teoría compacta; y comienza Carlos a estudiar, a fortalecerse dentro del sandinismo;  ya es indiscutible su liderazgo; ya el Frente Sandinista de Liberación Nacional cuando cae preso se preocupa: está preso el máximo líder de Nicaragua, el máximo líder de la lucha por la libertad, el máximo líder del sandinismo.

         Las actuaciones de las distintas escuadras del Frente Sandinista en Costa Rica, especialmente la del 23 de diciembre de 1969, para rescatar a Carlos, no son acciones impensadas, no son acciones de rescate simplemente, no son acciones de recuperación como las que hacían en los bancos, no son acciones guerrilleras de montaña; son acciones pensadas, pesadas por la Dirección del Frente Sandinista para recuperar a Carlos, su máximo líder en la lucha por la libertad; sale Carlos, se ha rescatado y nos encontramos con un Carlos  más fuerte, más trascendente; es el Carlos que definitivamente  le traza el camino al FSLN y  a este país, es el Carlos que como estudioso, como investigador establece la personalidad política de Sandino, y  los principios sandinistas como parte de la nacionalidad nicaragüense. Ya nadie puede dudar de la importancia del General Sandino, ya Carlos es el heredero de Sandino; y en ese sentido es que Carlos lleva al Frente Sandinista a la lucha, a la organización en las minas, a la organización en los colegios y universidades y en todas partes. Aquel individuo de ojos azules se mueve como una sombra; pero siempre organizando, siempre reuniendo a los nicaragüenses, y en ese sentido fue que Carlos llevó a todos los nicaragüenses a la lucha por la liberación de la Patria.

         












    Por eso, no pudiendo darle toda la glorificación que merece la personalidad de Carlos Fonseca, no dándole toda la magnitud que tiene Carlos Fonseca, porque merece más de lo que se le puede dar, la JGRN dio un decreto declarándolo “Héroe Nacional”; y ese decreto lo reconoce como héroe de este país, ese decreto es lo poco que le podemos dar en reconocimiento a Carlos Fonseca, decreto que ya fue aprobado por el Consejo, decreto que es un honor para la República, que va a ser reservado nada más que a los grandes hombres, a los que mueran por sus ideas, a los que no se pueden olvidar, a los que sean como Carlos, que, como dijo Tomás: “es de los muertos que nunca mueren”.

* Pronunciado en el acto celebrado el 8 de noviembre de 1980 en el Teatro Popular Rubén Darío, Managua, en ocasión del Cuarto Aniversario de la caída en combate de Carlos Fonseca, Comandante en Jefe del FSLN.

────── Ω Ω Ω ──────

RAFAEL CÓRDOVA RIVAS

Por: Eduardo Pérez-Valle*

Dr. Eduardo Pérez-Valle, 1963

        



        Conocí a Córdova Rivas mientras estudiábamos en la Universidad Central de Nicaragua hacia 1944.

    Fue desde el comienzo un brillante y activo colaborador en las columnas de El Universitario y de su sucesor Avanzada, en los cuales volvimos por primera vez en Nicaragua, por el buen nombre de Sandino, proclamándolo, como era de justicia, Héroe Nacional víctima del imperialismo yanqui y de su testaferro Anastasio Somoza García. Estos periódicos estudiantiles cubrieron el período de 1945 a 1947.

  En este último año, clausurada la Universidad Central, los estudiantes hicimos formal juramento de no acatar las voluntariosas disposiciones de aquel dictadorzuelo criminal; determinamos no movernos de Managua y proceder a la fundación de la Universidad Libre.

  En estos mismos días forjamos un conglomerado político nuevo en Nicaragua, UNAP (Unión Nacional de Acción Popular), divorciado de los viejos partidos políticos, podridos desde sus raíces, y del somocismo y sus adláteres. Pero la UNAP se desintegró, más que todo por el miedo pánico que algunos de sus fundadores, formados (más bien deformados) en colegios religiosos, sentían hacia un monstruo imaginario que llamaban “comunismo”, cuya bandera agitaban unos cuantos seudolíderes, después aprovechados somocistas. Incluso algunos unapistas, por su inmadurez política, fueron arrastrados a adversar al comunismo.

  La Universidad Libre fracasó con el golpe de estado a Leonardo Argüello, quien con ánimo penitencial tras su contubernio con Somoza, iba a reconocerla como Universidad Autónoma.

    Aquí perdí de vista a Rafael, pues tuve que dedicarme a buscar de qué comer, y él se dedicó a cooperar con don Gustavo, su padre, y a iniciarse en la profesión abogadil. Yo continué siendo unapista ad perpetúan y sandinista vitalicio. Él recibió las aguas bautismales del cachurequismo, las que, según todas las evidencias, no desintegraron los tejidos subyacentes, las fibras profundas de su personalidad; y adoptó un criterio sui generis del conservatismo, “selector y custodio de ideologías” –como el considera–, de modo que bien guarda  y ejercita sin problemas aquel sandinismo primigenio de los años 40. Conservatismo que busca la integración en la paz aceptando a los otros como son y proponiéndonos como somos; posición inestable y deficiente que en Rafael vinieron a corregir y fortalecer la doctrina y el programa sandinista.

    Ese es Rafael Córdova Rivas, un conservador sandinista, cosa rara; o más rara aún, un sandinista conservador; lucubración política algo imposible, inexistente; algo como un pez atmosférico o un pájaro submarino. Yo diría que lo que subsiste  y persiste en él y le da valor de permanencia es el sandinismo, que nos puso la bandera en la mano cuando apenas contábamos veinte años, cuando el Héroe hacía apenas diez había entrado a la inmortalidad, erguido en pedestal de gloria; pero que en la Nicaragua sometida y humillada de esos años nadie se atrevía a mencionar, mucho menos a enaltecer. Muy al contrario, se justificaba el asesinato, se admiraba a los yanquis, capaces de realizar portentos, y se honraba a Somoza por su amor a la Patria, a la justicia y al orden. Nuestra voz juvenil fue segura y vibrante, para decirle a Somoza que era un vil criminal, a los yanquis, que habían patrocinado el crimen, y que la víctima era un Héroe de gloria inmarcesible.

 Esa misma bandera sostenemos con firmeza y llevaremos con orgullo hasta el final de nuestros días, según se colige de los cuarenta abriles en que lo hemos hechos con fidelidad y gallardía.

   Esta es para mí la faceta más importante en la figura de Córdova Rivas. Más lo que sientan un tanto de curiosidad por su actuación de hombre público, aquí lo tienen de cuerpo entero, a través de sus manifestaciones, vertidas en las más variadas ocasiones y recogidas en orden cronológico en el presente libro.

Julio, 1983 

* Introducción al libro: Contribución a la Revolución, del Dr. Rafael Córdova Rivas. Centro de Publicaciones de Avanzada, S.A. Managua, Nicaragua. 1ª Ed. 1983. 239 pp.

────── Ω Ω Ω ──────

No hay comentarios:

Publicar un comentario