viernes, 31 de julio de 2020

CUATRO PERIODISTAS DEL AYER RECIENTE. En: El Centroamericano, 4 de Marzo de 1971.


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 CUATRO PERIODISTAS DEL AYER RECIENTE: En: El Centroamericano, de León. de Marzo de 1971.

DOS HERMANOS DE LECHE 

Ambos, Juan Ramón Avilés y Hernán Robleto son expresiones sociales del muchacho nicaragüense, orientados por sus vocaciones a la cultura expresada a través de un periódico, donde en oportunidades subsiguientes, siempre existe la posibilidad de instruirse. Comenzaron como reporteros de “El COMERCIO”, escultura literaria de aquel gran viejo José María Castrillo, en cuyo periódico tenía nido toda inquietud y aliento, toda esperanza. Con el correr del tiempo, ambos tomaron rumbos diferentes.

HIJO DE MARTE

Hernán Robleto, actuó bajo el signo de Marte en 1912, en El Coyotepe y La Barranca. Fue ayudante del General Benjamín Zeledón, en su admirable y cruenta lucha contra la marinería norteamericana.

    Después Hernán se fue a México, donde afiló definitivamente su pluma. Su inteligencia, se plasmó en obras que enriquecieron la bibliografía nicaragüense: “Sangre en el Trópico-Memorias vividas en las trincheras del Coyotepe y La Barranca – Crónicas Viajeras – Cruz de Ceniza, etc”.

    Dirigió “Novedades”, donde observó que su ideario liberal no plasmaba en ese periódico, y luego, fundó “FLECHA”, tribuna democrática donde concurrieron todas las valiosas plumas del Liberalismo, que trataban de forma una filosofía en aquel entonces, que despertara la conciencia ciudadana que dormía como la estatua de Jerez…

VIGOR Y PATR

     Hernán Robleto, fue periodista vigoroso, polemista y radical. Si hubiera un Salón de la Fama para los periodistas nicaragüenses, el retrato de Hernán sería uno de los privilegiados. El periodismo de Hernán, fue caballeroso en la lucha, y junto con Juan Ramón Avilés, nunca prestaron sus columnas para la diatriba, ni para el insulto. Fueron constructores de la polémica y educadores en sus adquisiciones.

    Hernán forjó la “FLECHA” que surcaba en la Patria, con el impulso de la libertad encadenada. Su periodismo, es ejemplo y acción de un pasado que aún vive.

JUAN RAMÓN AVILÉS

    Junto con Andrés Largaespada, fueron los únicos periodistas que en Managua mantuvieron en aquellos tiempos el ideario liberal de la segunda década de este siglo.

   Cuando se cerraba “La Noticia” en las administraciones de Chamorro y Díaz, se recuerda aún, a pesar de que entonces no existían Códigos de Radio y Prensa, ni la Censura Previa, porque eran tiempos, si se quiere, patriarcales, donde la oligarquía se preocupaba por vestirse con la ropa de la democracia pura.

    Juan Ramón fue valiente editorialista, caballeroso en la polémica y virtuosos en su ideario, que siempre mantuvo enhiesto y altanero, para deshacer entuertos, en los cuales se plasmó la vida institucional de tres décadas.

LA NOTICIA

         En el diario “LA NOTICIA”, se realizaron aspectos novedosos que gustaron al pueblo, creando en él, el anticuerpo-literario que necesitaba para captar la noticia en forma diferente; fotografiaba lo increíble, daba oportunidad a la leyenda criolla de aparecidos y consejas, y creó la sección de Panchito y La Rana, tipo “punch”, que muchas veces causó más daño que un extenso editorial; dio especial énfasis a las elucubraciones volcánicas de un ingenuo apagador, cumpliendo con ello, la sentencia de don Jacinto Benavente: “si al público le gusta el necio, hay que hablarle en necio”.

        Años más tarde, y después del Golpe de Estado, dado al doctor Juan Bautista Sacasa, Juan Ramón Avilés, elevó al cúbito su filosofía liberal, lo que dio motivo para cierta noche recibiera en forma anónima un pistoletazo en el pie, que nunca degradó su moral, ni produjo anemia en su exuberante sangre liberal.

GABRY RIVAS
         
    Aunque se conoce como chinandegano, le pasó lo mismo que a Rubén Darío, que nación en Metapa por casualidad, pero él se consideraba leonés. Así le pasó a Gabry Rivas, nació en Masaya, por una casualidad política, porque su padre, el doctor Gabriel Rivas Sansón, era Prefecto o Jefe Político de la Ciudad de las Flores, donde vivía con toda su familia.

     Su periodismo fue ágil y de una retórica formidable, y admirable en un claro-oscuro de tonalidades literarias cambiantes, que remozaron al periodismo nacional, como si dijéramos que su pluma fue el punto crítico entre los conceptos arcaicos y modernos del periodismo.

PLUMA CREADORA

         En “La Prensa”, en una época aciaga de lucha cruenta (1926-27), siempre fue moderado y caballeroso con el enemigo común de entonces, pero en “La Nueva Prensa” , es donde adquiere volumen y tonos admirables, disparando sus conceptos literarios hacia un punto de altura y de competencia.

         Gabry, estrecha relaciones con el chilenob Hüidobro (Vicente García-Hüidobro Fernández) y se establece entre ellos un equilibrio de conciencias, que, como vasos comunicantes habían de perdurar hasta la muerte del chileno.

         Es famoso Gabry, por el sentido único de la cariñosa actitud para sus compañeros de trabajo. Fue noble y generoso con ellos, alentándolos y brindándoles oportunidades grandiosas para proyectarse en la conciencia nacional.

EL GABRY QUE ADMIRAMOS

         Su periodismo fue constructivo y orientador. Caballero de la pluma y de la palabra, puesto que no perteneciendo a ninguna tendencia política definida, nos parece oír su grave voz: Gabry  Rivas… periodista, pudo orientar su pluma y su voz en un sentido positivo y  creativo, lejos de la pasión, que enmohece la pluma y que distrae los sentimientos, por muy nobles que sean.

         Gabry, tuvo libertad dentro de sí mismo, para criticar y guiar.  Prueba de ello, es la destrucción de sus talleres, obligándolo después a colgar su nido en el micrófono desde donde derramaba su voz siempre profunda como el sabor del vino añejo en vasos de pensamientos siempre nuevos.

EL SEÑOR DECANO

        Un gran señor del periodismo fue el General Gustavo Abaúnza. Fundo el diario “EL CENTROAMERICANO” de León en 1971, siendo el producto liberal que reaccionaba en la metrópoli, a la par de Carlos Castro Wassmer y de Gusta A. Prado, con el “Eco Nacional” y “El Cronista”, contra el General Emiliano Chamorro Vargas.

     El General Gustavo Abaúnza, tuvo independencia económica, no porque fuera rico, sino porque nunca aceptó dádivas que por un pretexto cualquiera, entorpecen  el criterio del periodistas.

     Su pluma ágil, fue serena, y no se dejó impresionar jamás por falsos criterios, no aprovechó la estatura de su pluma para insultar a nadie.

   Pudiera establecerse como un LEMA periodístico en “EL CENTROAMERICANO” que “jamás hubo una rectificación”

SI HEMOS DE DICER LA VERDAD, DIGÁMOSLA

         Aquellos periodistas sacrificaban su bolsa por la noticia; fueron nobles, sinceros  y valientes en el ideario que sostenían, en épocas donde el público lector, aún no sentía avidez por los diarios.

         Ellos fueron los románticos de la letra escrita, y en las peores circunstancias políticas, nunca fueron insidiosos, ni se olvidaron de ser caballeros.

         Desde luego, el periodismo actual de Nicaragua, es una torpe copia del periodismo yanki por el sensacionalismo, que imprime a la noticias muchas veces, y casi siempre se olvida de la noble actitud, y prefiere la bolsa a la moral.

         Claro, que este periodismo se encuentra prensado ahora entre los intereses creados, que son muy grandes por cierto, y la noticia desmoralizadora, con una tercera dimensión política por dentro, dimensión que aunque se llame Tercer Mundo, Pos-Conciliar, Nueva-Ola o Hippie, siempre resulta una lucha con la que debe contar el periodista actual, para no caer en esos movimientos, ni como protagonista, ni como tonto útil.

(Reproducido del Semanario Extra”, de Managua).


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ANÉCDOTAS DEL PERIODISMO NICA 

En Extra, 1 de marzo de 1970.

Como como muy pocas profesiones, el periodismo nicaragüense es muy rico en anécdotas y sucesos internos que aún se recuerdan algunas con humor y otras con orgullo.

Aunque es cierto que la profesión del periodismo es dura y poco remunerativa, también trae una serie de ventajas que desgraciadamente, algunos colegas no han sabido aprovechar con altura y dignidad.

Estas ventajas las remito al campo de la consideración que goza el periodista ante la sociedad y cómo cuando se esfuerza en hacer un buen periodismo, es objeto de reconocimiento general.

Per contemos algunas anécdotas ocurrida a algunos colegas y que protagonizaron hace ya muchos años:

EL RAYO QUE MATO A VARIOS NIÑOS

Cuando don Leonardo Lacayo Ocampo era, hace muchos años, jefe de redacción de la “Estrella de Nicaragua”, notó un día que no había material “fuerte” para impresionar al público lector y fue entonces que se le ocurrió fabricar “una levantina” es decir, fabricar una noticia para salvar la primera plana.

Fue así que dio a publicidad de que un rayo había caído sobre una humilde choza, cerca del Río Rama y después de incendiar el rudimentario inmueble, había dejado golpeados al borde de la muerte a tres niñitos…”

Cuál no sería la sorpresa de don Leonardo Lacayo, al día siguiente cuando leyó en “La Noticia” que los niñitos golpeados por el rayo ya habían muerto”.

De más estar decir el diálogo telefónico que se entabló entre Leonardo y colega, el jefe de redacción de La Noticia, César Vivas, quien –según dijo a Leonardo—no teniendo tampoco buenas informaciones ese día, dispuso “matar” a los niños que el rayo de Leonardo había golpeado…

“Y A VOS QUE TE IMPORTA CHIRIZO”

No cabe duda de que uno de los mejores reporteros que ha existido en Nicaragua ha sido sin duda alguna, Agustín Fuentes. “Fuentitos” para el público nicaragüense.

Pues bien, Fuentitos se “jaló” un gran “hit” periodístico el día en que –recién iniciado en el periodismo por el diario “Flecha” preguntó así, de sopetón, al viejo General Somoza:

--“Bueno, General Somoza, ¿cuándo piensa Ud. dejar la Jefatura de la Guardia Nacional e irse del país?”

La contestación de Somoza, repuesto del asombro que le causaba la audacia, del preguntón, le respondió: “y a vos qué te importa chirizo”…

EL CONDE ESCOTO

Miguel de Jerónimo Escoto y Muñoz alias el Conde Escoto, a pesar de su aparente flema siempre se ha llevado bien con el gremio periodístico, que en muchas ocasiones ha pasado ratos de humor a costillas del episódico Conde.

Hace ya largos años, con motivo de una velada anual de los Chicos de La Prensa, ocurrió que un miembro del comité organizador de la Velada tuvo la ocurrencia de visitar al Conde para requerir su apoyo económico en el montaje del evento social.

Sin embargo el Conde fue franco: señores, dijo, --“yo doy mi contribución, pero con una condición: que sea yo el que desfile junto a la Novia, a la cabeza del cortejo”…

El colega aceptó el trato, pero para justificarse ante los demás de la “cofradía” dijo que “la presencia del Conde Escoto  daba realce al acontecimiento, y que, además, no había en todo el gremio alguien tan elegante como el Conde, para que acompañara a la bella novia”.
Todos se tragaron el anzuelo, aunque años después se supo toda la verdad.

EL MILLONARIO MONSEÑOR

Alberto Medina, uno de los mejores periodistas de todos los tiempos cuya muerte ocurrió hace algunos años, era hombre pródigo en amistades y en rencores.

Medinita –pequeño, ágil, nervioso, colérico y  bohemio—no perdonaba a nadie que le fallara cuando se aventuraba por los vericuetos de la bohemia. 

Un día –diez de la mañana—vio como del Palacio Arzobispal salía la figura requeneta de un conocido monseñor, famoso también por su ejercicio de la usura, su tacañería y su riqueza.

Medina –a quien acompañaba también ese día en sus bohemias el entonces jovencito y novel reportero Ramón Benavides –dijo a éste: “Mirá Ramón, allá viene Monseñor, le voy  a abordar antes de que entre a Catedral y luego nos vamos a la “Finca de Chava”.

En cuanto Monseñor estuvo al tiro de escopeta, Medinita lo abordó:

--Buenos días Monseñor, ¡Cuánta elegancia!

--Gracias, gracias Medinita, ¿qué andás haciendo?

--Pues vea Monseñor, los ladrones se metieron a mi cuarto y dejaron así, en chinelas--
.
Medina, efectivamente calzaba unas chinelas de mala muerte.

El pedimento tácito, directo así infaltable de Medinita, pasó como inadvertido para el astuto Monseñor, quien con la mejor de sus sonrisas le dijo: “Vaya poeta, qué vaina… Otro día nos vemos Medinita, tengo algo urgente que hacer. Y desapareció tras de las columnas de la santa iglesia…

Medinita, hecha una furia, después de recordarle todo el árbol genealógico especialmente por la rama materna, se fue a la cantina y al calor de los tragos escribió esta copla:

“A UN MILLONARIO MONSEÑOR”

Negro, chaparro, astuto y mal nacido
mal ministro de beatas

usurero de un escaño sagrado
inmerecido.
En el infierno, con horror,
lo jurote he de ver millonario Monseñor
caminar sin zapatos y algo
peor:
para siempre, sin hoy sin futuro.

     A.   Medina

LA BICICLETA DE TIJERSOL

Alejandro Tijerino Solís, (Tijersol), combinaba el periodismo con su trabajo en el Ferrocarril. También por esa época Diego Manuel Robles ejercía el periodismo para, con el poco dinero que ganaba en esta actividad, ayudarse en sus estudios de abogado.

Un día, la entonces afamada cantina “Finlandia” en el barrio La Bolsa se encontraba atestada de clientela periodística: Tijersol, Ariel Luna, el Poeta Quintana, Manolo Cuadra, Diego Robles, Toño López y niños aún –Flores, Cuadra, Fernando Tapia y otros.

Tijersol dejó su bicicleta parqueada a la orilla de la cantina y adentro del negocio, los periodistas intercambiaban tragos, chistes  y bromas.

Como a las dos horas de aquel convivio, Diego Robles, calladito, salió a la acera, se montó en el vehículo de Tijersol y se perdió por las calles de Managua…

Cuando Tijersol y compañeros, ya mareados, se dispersaron cada cual a su casa, notaron la ausencia de la bicicleta, por lo que fueron a dar parte del “robo” ante la Policía.

Los detectives localizaron la bicicleta y a Diego Robles sobre ella y se lo llevaron preso.

Una vez en la Policía comenzó la investigación del caso, hasta que las autoridades establecieron que todo era una broma entre colegas.

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domingo, 5 de julio de 2020

VÍKTOR DE LA TRABA EN DOS ARTÍCULOS DE EMIGDIO SUÁREZ: ¿ANTEOJOS CON RETROVISORES? / EL MUSEO DE RAREZAS.1987.


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¿ANTEOJOS CON RETROVISORES?  

Por Emigdio Suárez Sobalvarro. 
Barricada, 22 de agosto de 1987

Lic. Emigdio Suárez Sobalvarro, 1987.

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   Víktor de la Traba, el nicaragüense que ideó el Museo de Rarezas, estaba pensando, poco antes de que lo asesinaran en Guatemala, patentar su invento de anteojos con retrovisores, para uso de aquellas personas a quienes los atacara la tortícolis o quisiera dedicarse al trabajo detectivesco, en su “Agencia Lince” que había establecido en Managua.

   Estos anteojos que proponía De la Traba, también debían tener limpia brisas, como los vidrios de los carros, para cuando estuviera, y su usuario quisiera andar sin problemas en la calle.

   Viktor, o Alfonso Brenes Bermúdez, como originalmente fue bautizado cuando nació en Masaya, en fecha que nunca quiso revelar, tenía gran afición por las novelas de espionaje, y era esto lo que lo hacía vivir inventando cosas, incluso la “Agencia Lince de Detectives Privados”, que por muchos años vivió anunciando la página de clasificados de la antigua “Prensa”, de Managua, que no pocas personas utilizaron para seguir a mujeres u hombres infieles.

   En esta misma línea, el peculiar personaje masayés, que decía también tener en su colección del Museo de Rarezas una Venus de Milo con brazos, había hecho imprimir carnets de “Detective Privado”, que obsequiaba a sus amigos que quisieran colaborar con él. Estos carnets, por cierto que algunos acogían al principio con entusiasmo, no dejó de causarle problemas a sus portadores, pues cuando lo mostraban no faltaba quien dijera, y regara la bola, de que “el fulano es oreja”.

   Otras cosas raras de este raro personaje nicaragüense es que se dedicaba a la producción y venta de los artículos más insólitos.

   En efecto, a De la Traba le podían comprar desde un título de “médico” hasta un certificado de “soltero”, de “casado”, de “divorciado”, y hasta “impotente”, que él decía que siempre era necesario portar cuando a alguna mujer se le metía entre ceja y ceja que uno debía ser su marido.

   Viktor de la Traba era un soltero empedernido. Tuvo hijos, pero nunca quiso casarse, pues era de los que sostenía que el matrimonio se había hecho para los jóvenes y para los ancianos, puesto que los de mediana edad siempre corrían el riesgo de que les colocaran cuernos. Y para él que usaba una luenga barba, esto sólo aterraba, puesto que con cuernos se parecería al Diablo.

  De esta forma, Viktor hacía pasar su vida con la mayor tranquilidad del mundo. No tenía preocupaciones mayores, excepto las de agradar a todo el mundo con sus bromas e inventos que hacía reír, cuando no llorar, a los que lo soportaban.

   Pero en realidad, de verdad, nunca hizo daño. Su vida fue reí y hacer reír, incluso cuando andaba en plan de cobrador o “tábano”, que era otra de sus especialidades y para lo cual había instalado una oficina en las inmediaciones de los mercados de Managua, antes del terremoto de 1972, en cuyo frente se destacaba un gigantesco rótulo que decía: “A cuentas duras o cobrar… con De la Traba hay que hablar”.

   Y hasta que ver lo que era caer en mora con este compañero. No dejaba al moroso ni a sol ni a sombra. Hay muchas anécdotas de Viktor cobrando, pero éstas serán objeto de otro capítulo.

  Sólo aludimos a una: hizo pagar a un muerto. A esta hazaña le llamaba “El cobro de ultratumba”.


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EL MUSEO DE RAREZAS. Por Emigdio Suárez Sobalvarro. En: De Todo un Poco.

Un museo que jamás podrás ser visto en Nicaragua es el que una vez concibió un singular personaje nicaragüense, nacido en Masaya, que se llamó Alfonso Brenes Bermúdez y que por muchos años llevó el nombre, fantástico y fantasmagórico de Víktor de la Traba, hasta que lo asesinaron precisamente en Guatemala, poco después del triunfo de la Revolución sandinista.

Este museo es el Museo de Rarezas, que De la Traba concibió para burlarse de amigos y enemigos, e incluso de periodistas y fotógrafos nacionales y extranjeros, a los que nunca permitió ni ver ni mucho menos fotografiar.

Y la verdad es que para verlo y fotografiarlo se debía disponer de una imaginación tan grande como la de García Márquez, o de la del mismo Víktor de la Traba, que comenzó recogiendo “un pelo de tonto” hasta llegar a comprar –según nos lo dijo con toda seriedad— “un suéter para abrigar esperanzas” en la tierra del Quetzal, donde lo desaparecieron sólo porque alguna vez se le ocurrió llamar a alguien “camarada”, que era adjetivo con que él distinguía a las personas, con quienes quería ser amable. Amable para que lo amaran.

Pues, bien, De la Traba, quien lucía una barba a lo Mahoma, “paseó” su Museo de Rarezas por donde quiso y que sólo lo “vio” el que quiso escuchar la descripción de sus “piezas”, hecha por él mismo, hablando como un profeta al son de una taza de café, en cualquier restaurante de la Managua antes del terremoto de 1972, o de cualquier cafetín de la Sexta Avenida de la capital chapina, donde radicó por varios años.

El que esto escribe fue, por años, amigo inseparable de Víktor de la Traba, y fue así que conocimos su Museo de Rarezas, que era la primera y más pieza de su “colección”, que nos heredó en escritura pública, donde nos comprometimos a hablar de su invento, pero a nadie –absolutamente a nadie—, abrirle las puertas para que lo fotografiara.
Es así que contamos que Viktor de la Traba, o “El Señor de las Maravillas”, como lo definimos en el artículo que escribimos a su muerte, había coleccionado las siguientes joyas:

1 Trozo de la cruz falsa de Jesucristo. 1 Fósforo con la cabeza para abajo. 1 Reloj enjaulado, “porque el tiempo vuela”, nos decía. 1 Taza para zurdos… con la oreja al revés. 1 Huevo cuadrado. Además: la Partida de Defunción del Mar Muerto. El zapato ortopédico que utilizaba Aquiles en su famoso Talón. Uno de los animales que no quiso montarse en el arca de Noé. Una bujía negra para alumbrar cuartos de ciego. Un pasaje para el primer vuelo comercial a Saturno.

También un Masaya “chancho” y un boaqueño vivo.


Todo formaba parte de la colección de rarezas de Viktor de la Traba. Yo he agregado, una vez más, su recuerdo imperecedero para estas páginas De Todo Un Poco. 

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sábado, 4 de julio de 2020

MURIÓ DE VERDAD VÍCTOR DE LA TRABA. En: El Nuevo Diario, 17 de Diciembre de 1980.


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"VÍKTOR DE LA TRABA"

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Liminar, Por EPV h., director/editor del Blogspot.

Luego de asomarnos en este blogspot desde diversos “miradores de la historia”, hoy, en el séptimo mes del 2020, quiero reabrir otro de los ángulos desde donde pueda divisarse el salero político, la jocosidad, el humor fino, chispeante y culto, de tiempos pretéritos. La mordaz ironía, la picardía y la risa burlona, el talante sin par de ciudadanos incrustados por esa peculiaridad existencial en el monumento de la memoria inmortal. Los que, por ese singular legado,  nunca los podrá atrapar el  mármol frío del olvido.  

Haremos el intento por reencontrar viejos y diversos testimonios sobre Dn. Alfonso Brenes Bermúdez (“Víctor de La Traba”), Dn. Gonzalo Rivas Novoa (“Ge Erre Ene”), Dn. Óscar Pérez Valdivia (“El Venerable Anciano”), Dn. Ramiro "Tipitapa" Cuadra Vega; Dr. Jesús Miguel (Chuno) Blandón, y otros. La única condición para compartir estas entregas consiste en devolverlos al presente con los relatos o testimonios de ciudadanos que fueron contemporáneos de ellos.  

Precisamente, en una entrevista realizada hace cuarenta años al Bachiller Oscar Pérez Valdivia, “El Venerable Anciano”, a través de su conducto testimonial podemos recordar a “Víktor de La Traba”.    
El “Bachiller Pérez Valdivia” fue todo un personaje del radioperiodismo nicaragüense que, por muchos años estuvo al frente de su programa radial en Radio Corporación, en donde realizaba diversos análisis y comentarios llenos de humor y, en el  momento de llegar al final siempre exclamaba: —¿Se aprueba? ¡Aprobado!— mientras hacía sonar el ¡Cliínnn! de la infaltable campanita del aprobado.

El bachiller Valdivia era muy ocurrente e ingenioso, un día en su programa inventó aquella traslación de prefijos y sufijos entre el nombre del lago Xolotlán, en Nicaragua y el Titicaca, del Perú. Vista la situación de nuestro lago, ---decía Pérez Valdivia—hay que cambiar el sufijo del Titicaca y dárselo al Xolo de Nicaragua, así tendríamos que nuestro lago se llamaría Xolocaca y el otro, Tititlán.  — ¿Se aprueba? ¡Aprobado!—

Otro notable ciudadano de la contribución periodística a la Memoria Histórica fue Don Emigdio Suárez Sobalvarro. En esta ocasión, publicaremos dos artículos de su autoría sobre Dn. Alfonso Brenes Bermúdez, intitulados: “Anteojos con retrovisores” y “El Museo de Rarezas”.

Haremos lo mismo sobre el legado de Dn. Gonzalo Rivas Novoa. Intentaremos reunir distintas páginas y, datos sueltos,  publicados en diversos medios impresos. Quizás el último artículo interesante y bien sustanciado, con datos compilados y recopilados,  sea de Aníbal Zúñiga Gutiérrez, que fue publicado en la página de opinión del desaparecido "El Nuevo Diario", en fecha 7 de febrero de 2011. 

Sin necesidad de más líneas introductorias, pasemos a leer, recordar y, disfrutar. 
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MURIÓ DE VERDAD VÍCTOR DE LA TRABA. En: El Nuevo Diario, 17 de Diciembre de 1980.

    El Ministerio del Exterior daba casi como un hecho ayer la muerte del singular personaje nicaragüense, Víctor de la Traba, quien, según informes que tiene la Cancillería fue llegado a traer al hotel donde se encontraba hospedado en Guatemala por dos supuestos agentes secretos y ha sido dado por desaparecido.

    Víctor de la Traba, de unos 50 años, quien había tenido una muerte civil hace mucho, cuando se cambió su nombre original de Alfonso Brenes Bermúdez; ha sido quizás el único hombre en nuestro país que asistió a su propio funeral, hace algunos años, según dijo ayer a EL NUEVO DIARIO el bachiller Óscar Pérez Valdivia.

   Óscar Pérez Valdivia (El Venerable Anciano), quien fue muy amigo del sin par Víctor de la Traba, dijo ayer que éste “se veló solo hace muchos años” (no recuerda la fecha precisa) cuando decidió morir civilmente, y durante su entierro realizado en Masaya, hubo música, un ataúd simbólico y hasta discursos.

LO QUE NO ERA

    Compañero de una pléyade de intelectuales de su época entre ellos el poeta Manolo Cuadra, y el humorista Gonzalo Rivas Novoa (GRN), De la Traba, según el poeta Pérez Valdivia, no era “ni un personaje pintoresco ni un hombre que podía dársele la connotación de hombre inofensivo” que quiso darle hace unos días “un diario que se dice de gran circulación”.

    De la Traba, dijo el Bachiller Pérez Valdivia, era un hombre de espíritu sumamente independiente.

    Una parte de su vida la dedicó a trabajar en Casa Mántica hasta que un día decidió hacerlo por cuenta propia. Don Francisco Mántica, le dijo que no se fuera, que iba a fracasar, si se iba, pero él insistió, siguiendo los designios de su espíritu. Le contestó que no quería tener jefe...

USA SU INGENIO

     Fue cuando De la Traba comenzó a valerse de su ingenio y formó su famosa "Casa de Cobros", con los consiguientes slogans creados por él mismo: “En cuenta dura por cobrar, con De la Traba hay que hablar”; o su oficina de alquileres: “si casa quiere alquilar con De la Traba hay que hablar”. O sus variantes: “De la Traba en sus cobranzas, le da reales no esperanzas”, o “De la Traba, más que Cristo, no le dan pan sino pisto”.

     De la Traba, según el Br. Pérez Valdivia hizo todo tipo de trabajo; desde vender llaveros hasta confeccionar placas para profesionales.

   Era tal su ingenio que una vez vendió una de sus placas a la municipalidad de Choluteca con el soneto de Antenor Sandino Hernández, dedicado a esta ciudad hondureña y el cual De la Traba recitaba con gran elegancia. “Vale decir que la placa la vendió recitando el poema”, dijo Pérez Valdivia.

    La placa aún existe en el parque José Cecilio del Valle de Choluteca.

    En otra ocasión montó una oficina de Secretariado Público en la cuál trabajaban los poetas, Manolo Cuadra, GRN y Guillermo Castellón.

    Allí se escribían discursos por encargo, se redactaban cartas de todo tipo, incluso para oficinas públicas o para hombres y mujeres enamoradas. De la Traba sólo preguntaba para qué hora querían el trabajo.

    En la misma oficina tramitaba partidas de nacimiento.

LOS GUACAMAYOS

    Una de sus más grandes ocurrencias fue la creación de los famosos “Guacamayos” en su oficina de cobros. Estos consistían en enviar hombres con trajes confeccionados con pedazos de tela de todo color con una campanilla en la mano a cobrar a clientes que eran duros de pagar.

    Cuando un “guacamayo” llegaba a una casa a golpear la puerta y a sonar la campanilla todo el barrio se daba cuenta de que aquel cliente era “malísima paga” y ante la vergüenza pública tenía que ceder. En esa forma De la Traba logró cobrar cuentas que sus clientes habían creído “muertas”. 

UNA CUENTA DURA

Pero su fama de implacable cobrador tuvo su punto culminante cuando le encargaron cobrar una cuenta a un embajador nicaragüense en Italia que se fue sin pagarle a Casa Mántica.

    De la Traba suplicó a todo el cuerpo diplomático del mundo recordar al escurridísimo deudor la cuenta que había dejado en Nicaragua.

    Le enviaba cartas de cobro a los embajadores acreditados en  Italia con aparente equivocación de nombre, hasta que el diplomático al percatarse de que su caso había tomado sesgo internacional, tuvo que pagar.

    En medio de su ingeniosidad para vivir su vida independiente y sin jefe que lo mandara, De la Traba, vendió cuerdas para adelgazar y una dieta efectiva que consistía en comer un bocado de comida cada dos horas. Así la gente se pasaba comiendo todo el día, pero lograba adelgazar. Vendió también la “dieta de la luna”.

   Pérez Valdivia rechazó enfáticamente el calificativo de “pintoresco”  “que le dio a De la Traba un diario “que se dice de mucha circulación”.

    “Rechazó ese calificativo, dijo el bachiller Pérez Valdivia, porque eso se podría aplicar a un Panchito Argeñal Papi, y a esos locos que ha habido en todas partes como Chupa Miel de Rivas, que vestía estrafalariamente, como la Juana Cisneros de León, el Menocal mentiroso de Granada, o La Pingüina, aquella vieja loca que se peleaba con los jóvenes de Somoto y quien canta Mejía Godoy en una canción.

    Todos esos eran tipos pintorescos. Pero De la Traba no era de esos. Era un tipo muy especial. Era distinguido en el vestir, sin caer en la exageración. Muy distinguido en el hablar, pues tampoco usaba un lenguaje rimbombante como dice ese diario. Era un hombre pulido en el hablar.

    De la Traba también vendió un curso de urbanidad llamado “Pula sus maneras”, y el tenía que ser muy pulido como director de una escuela que fué única en Nicaragua.

    Dicen también que era “inofensivo” y eso pegado a lo de “pintoresco”, da una idea de que era un loco inofensivo, lo cuál no fue porque era un hombre muy juicioso.

     “Incluso, agregó, puedo asegurar que de los libros que yo tengo, es probable que los haya leído más que yo. El se llegaba hasta mi pequeña biblioteca, agarraba el libro que le interesaba, se lo llevaba y me lo devolvía después ya leído, porque era un hombre muy honesto como lo fue siempre en todas sus cosas.

QUERÍA MUCHO A NICARAGUA

    Era un hombre que quería mucho a su patria y se consideraba parte del folklore nicaragüense.

   Cuando venía a Nicaragua me invitaba a recorrer las calles y lugares de Managua, donde había estado una cantina (“Tata Lolo”, “la Chalía”), una casa conocida, una tienda, etc., para recordar todo lo que habíamos vivido en la vieja Managua y a eso él le llamaba “un ejercicio de nostalgia”

    Otro de sus trabajos fue confeccionar un folleto que era una guía de Mangua en donde aparecían “las ventas de amor”, y con un apéndice de todas las cantinas de Managua, con sus direcciones y cualidades.

    Por ejemplo, una decía “de los Dormitorios Públicos una abajo y media al sur al subir la acera. Muy buenas bocas, la dueña es muy amable. Llegan guardias nacionales”.

    Pero una de sus grandes ocurrencias fue la de instalar una oficina de detectives privados.

    Se apuntó varios éxitos al descubrir infidelidades conyugales, pero al mismo tiempo comprobó la inocencia de mujeres que eran acusadas por sus maridos y cuyos casos le eran encomendados a él.

   Compraba catálogos extranjeros de todo tipo para introducir novedades y entre ellas vendió un aparato electrónico para ahuyentar ratones que producía un ruido molesto para esos animalitos que los obligaba a abandonar la casa ---no los mataba—pero se mudaban a la otra casa, y había que comprar en la otra casa otro aparatito y así sucesivamente hasta que los ratones se fueran retirando y retirando.

    Como Víctor de la Traba, no tenía financiamiento de los bancos ni capital de trabajo, le pagaban de contado.

    En resumen era un hombre culto, quien se consideraba budista, al punto que cuando iba a un restaurante pedía un venerable bistec, o una venerable extra de pan.

    Pero en medio de su vida tuvo una mujer de la cual esperaba no separarse nunca y la cual a su vez le había jurado amor eterno. Víctor no vaciló y le llamaba “La Eterna”.

    Era una mujer muy hermosa, blanca, pelo rubio quien le tuvo una hija. Maravillado por el nacimiento de su linda hija y por ver reproducida así a su mujer, De la Traba lleno de una inspiración poética que también lo embargaba le puso a su hija “Ráfaga Diamantina”.

SOBRE SU NOMBRE

     Sobre su cambio de nombre, en realidad no sé por qué razón se puso Víctor De la Traba, solo se que un día decidió cambiárselo, pero como tenía que llenar un trámite legal se fue al Registro Civil de las personas y se inscribió con el nombre que todos lo conoceríamos, dice el bachiller.

    No había problemas, según él, lo hacían muy a menudo todos los artistas de cine.

    Pero lo simpático del caso es que el cambio de su nombre significó también la muerte de Alfonso Brenes Bermúdez, (su nombre original).

    Entonces ese mismo día en Masaya le hicieron una gran vela a la que asistieron Rodolfo Bellorini, Anselmo Sequeira, el poeta Guillermo Castellón, los hermanos Téllez Lacayo, etc.

    La vela fue con música, con un ataúd simbólico y discursos en la calle, de manera que fue un hombre que tuvo la dicha de haber presenciado su propios funeral y eso es bello.

   Víctor De la Traba, al morir en Guatemala tendría unos 50 años. Yo creo que está muerto, pues de otra manera ya hubiera venido a ver a su madre que está muy grave en Masaya y a quien prodigaba mucho cariño  y atenciones.

El deja además de su hija, otro hijo a quien no se por qué razones le puso “Damovles” (Damocles), quien debe tener unos 14 años y a quien vi antes de la guerra en Masaya.

   Las últimas cartas de él aquí las tengo y se las voy a dar a El Nuevo Diario. El escribía dentro de su originalidad las palabras con su sonido fonético. Nicaragua por ejemplo lo escribía “Nikaragua”, los mismos Caballo con “K”. Publicamos aparte la carta y los otros aparecerán en el Nuevo Amanecer Cultural.

Víctor de la Traba

 En Rouste
                           
                18 de agosto d 1980.

           Kerido Ortega:

           Aki estoy jugando ajedres, kasino, tava.

           Aki estoy fumando en mis eternas pipas kurvas 
tejiendo i destejiendo una rara kortina d volutas.

           Aki estoy lansando piropos. Asiendo oviyejos i
comiendo frutas vitaminudas i jugosas.

            Aki estoy en Nikaragua. Aki estoy saludando 
alegremente a toda la fraterna kamaradería d mis sirkulos.

           Estoy en Nikaragua porke Nikaragua es mi piel. 
Porke Nikaragua es mu ueso. Porke Nikaragua es mi karne.

                     Kien a dicho ke me fui?

                                               Siempre,

                 LA DILIGENCIA, 14 KAYE, SONA




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Viktor de la Traba. 1968.
Fotografía tomada de Internet. Del artículo de Dn. Aníbal Zúñiga Gutiérrez. 

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VIDA Y MILAGROS DE VÍKTOR DE LA TRABA, UN NICA DE ANTOLOGÍA Por Aníbal Zúñiga Gutiérrez. En: El Nuevo Diario. 7 de febrero del 2011

Como buen Masaya, fue noble y pródigo en excentricidades.
Colaboración.-

   Mucho antes de aparecer nombres de morosos y fiadores en periódicos de circulación nacional, en campos pagados por instituciones financieras y similares, a años de distancia de los listados de ciudadanas y ciudadanos que amanecen y anochecen en papeles y cartulinas pegadas en las entradas principales de pulperías, peluquerías, ferreterías y barberías de municipios y cabeceras departamentales, existió un solo personaje que recuperaba esas carteras. Se hizo popular como “Víktor de La Traba”, de Masaya, y su agencia de detectives y cobranzas “Lince”.

Veló y enterró su apellido para volver a nacer

   Su primer nombre fue Alfonso Brenes Bermúdez, nacido en la famosa calle del Pochotillo, de Masaya.  Una vez que supo que su progenitor, el doctor  Francisco Alfonso Brenes no lo reconoció como su vástago, enterró civilmente su nombre de pila, con vela singular, asistieron sus grandes amigos, Guillermo Castellón, Francisco Alejo, Rodolfo Bellorinì, Venancio Calvo Díaz, Anselmo Sequeira, hubo  música,  féretro y toda la parafernalia colateral. Inscribió su propia acta de defunción, esperó dos días y a mediados de esa misma semana registró su nuevo certificado de nacimiento con el nombre de Víktor de La Traba.

Sólo aceptaba cobros difíciles

   A mediados de los años 40 trabajó como secretario del doctor René Schick Gutiérrez, quien fungía como asesor legal de Casa Mántica. Una vez graduado por correspondencia de cobrador profesional, instaló su propia oficina de Cobranzas, cerca del Hotel Colón, en la Vieja Managua, con ello inició uno de los episodios mejor logrados en la historia de las recuperaciones de carteras, pues Víktor de La Traba modernizó, dinamizó y elegantizó el cobro. 

   Solamente aceptó cobros difíciles y de gran cuantía, ya agotados por las gestiones de  militares, policías y expertos abogados litigantes de la materia. Para tener el éxito que tuvo, de La Traba utilizó métodos y mecánicas estructuradas de manera tal que siempre lograba obtener el dinero adeudado. Iniciaba con cartas, telegramas, radio-telegramas, telégrafos y visitas personales, seguía con visitas a amigos del círculo íntimo del deudor, hasta emboscar a la persona en lugares públicos, tales como restaurantes, bares y cines.

   Tal metodología se vio alimentada con estrategias de cobro que han sido caracterizadas como únicas, inesperadas y geniales. Constituyó un equipo de trabajo que bautizó con el nombre de Los Guacamayos, pues se vestían con trozos de telas tramadas sin forma y de colores llamativos, y con campanilla en mano, como duendes, se apostaban en las afueras de las casas de los deudores haciendo que el cobro se hiciese público y, como reacción, el ciudadano corría a solventar la obligación para detener el bochorno.

   Como dato, que se asemeja a la creatividad de La Traba, existe desde muchos años atrás en Venezuela un equipo conformado por Abogados de Cobranzas denominados Los Pingüinos que se disfrazan de esos animales al estilo del personaje de Batman. En México, sobre todo en el Estado de Nuevo León, existen Los Chaparros, con iguales características que los venezolanos.

   Uno de los cobros que quedó para la historia es el que efectuó el propio Víktor de La Traba, se sentó en la acera de la residencia de un connotado político de la época por 3  días con sus noches, hasta lograr el pago.

   A su oficina llegaban a requerir de sus servicios, profesionales, diplomáticos, altos funcionarios públicos,  elegantes damas, a todos les hacía firmar contratos, mismos que contenían cláusulas como la del 50 por ciento de lo obtenido eran para él y altos gastos de representación.

Agencia de detectives

   Colateralmente al oficio del cobro, instaló una división de detectivismo  denominado El Lince: Agencia de Detectives. Actuaba bajo estrictos y formales contratos profesionales, sus clientes eran de alto poder adquisitivo, banqueros, señoras que dudaban de la fidelidad de sus cónyuges y políticos briosos de sus mismos correligionarios. Al final entregaba en elegante sobre todos los instrumentos y hechos que resultaban de sus investigaciones, las mismas eran ejecutadas por Víktor y dos allegados. Tuvo resultados asombrosos, como incidir en el cambio de un diplomático de un país sudamericano y la recuperación de un valioso anillo de brillantes de una dama de Granada.

    Hablar de Alfonso Brenes Bermúdez o de Víktor de La Traba, es decir genialidad, creatividad, elegancia y perseverancia. Podemos llenar hojas y hojas de hechos, anécdotas y acontecimientos surgidos de este personaje, y dejo someramente algunas de ellas:

   Se costeó su educación en el Colegio Bautista de Masaya lustrando y vendiendo caramelos de maní, coco y leche-burras. Prestaba revistas, libros y documentos varios, siempre los devolvía a sus propietarios, por ello nunca le faltó ilustrarse. Usaba las uñas largas, como símbolo de poder de atención, al final se quedó con una muy larga y limpia en la mano izquierda.

   Escribía alrededor de 130 palabras por minuto, con los brazos cruzados y con sólo dos dedos en su máquina de escribir. Practicaba la magia entre sus vecinos, amigos íntimos y en eventos públicos, era poeta y profesaba la religión Budista. Comerciante de placas de señalización y productos especiales en El Salvador, Honduras y Guatemala. Nítido en su aseo personal, vestir y palabras. Nunca se casó, tuvo grandes amores.

   Se divorció de las reglas ortográficas del castellano y como consecuencia escribió las palabras que llevaban c con sus legítimos caracteres fonéticos: Nikaragua, Víktor, komer, okupaciones y otras. Vendió la dieta de la Luna, la del Tigre (agua, leche y carne) y boquear cada dos horas, con resultados óptimos.

   Amigo fiel y solidario, Julio César Sandoval, Emigdio Suárez, Manolo Cuadra, Pedro Joaquín Chamorro, Arturo Ortega Calero, Manuel Zurita, Francisco Alejo, María Jesús y Cobán Sánchez, Oscar Abaúnza, Santiago Palacios, Bernardo Sethman Gorn, Rodolfo Bellorinì, Anselmo Sequeira, Alcides Gutiérrez Barreto y muchos otros gozaron de su amistad. Dominó el inglés, italiano, alemán, latín y francés.

El museo de rarezas

   Dentro de sus grandes iniciativas y genialidades, me voy a detener en dos que a mi parecer reflejan su personalidad. A mediados de 1971 fundó el Museo de Rarezas. Tenía entre otras ocurrencias: un sillón verde para sentar Presidentes y uno Azul para sentar precedentes, un Certificado de Defunción del Mar Muerto, sellado y firmado por autoridades pertinentes.

   También tenía un suéter de llama peruana para abrigar esperanzas, una taza blanca con el asa azul al revés, exclusivas para zurdos. Un mediano reloj de pared enjaulado por que el tiempo vuela. Con el terremoto todo se destruyó, pero quienes recuerdan ese lugar, se carcajean de los materiales y colocación de los letreros. Arte Moderno dirán los expertos.

Las cartas del extranjero

   Dedicaba meses a escribir, sin salir a ningún lado, tremendas cartas a amigos, narrando episodios y visitas a lugares maravillosos, describiendo pulgada por pulgada los lugares visitados hasta poner olor a las emociones. Les ponía fechas previstas y lugares distintos del Mundo. ¿Que hacía? Bueno, una vez elaboradas las misivas, se pasaba días en el Aeropuerto Internacional, les preguntaba a los viajeros sus destinos, una vez obtenidas sus respuestas extraía de su bolso cartas fechadas en ese lugar y le solicitaba a dicha persona que las depositara en la oficina postal correspondiente, así llegaron  a los destinatarios correspondencias procedentes de Washington, New York, Chicago, Londres, Egipto, Madrid, Praga, Roma, Tokio, Pekín.

   Al tiempo que calculaba la llegada de esas correspondencias, visitaba al amigo y le ampliaba con muchos detalles los lugares visitados.

   Su muerte es tan misteriosa como fueron sus bromas. Lo hicieron desaparecer en Guatemala los militares de inicios de los años 80, que tenían una estructura de poder de criminales y fobia por los nicaragüenses.

Desaparecido

   Dicen que preguntó a un transeúnte por la dirección tal, pero el pecado fue haberle dicho “Camarada”, como de La Traba acostumbraba llamar a sus interlocutores. Se presume que el susodicho era oreja (informante) de los miembros de seguridad. Lo denunció, lo siguieron, lo citaron en un hospedaje y nunca más volvió a aparecer.

   Como si la vida se burló de él o si él se sigue burlando de la vida, no tuvo  sepelio, no hubo vela con cuerpo presente, no fue enterrado en Masaya, no hay cuerpo, nadie encontró el cadáver, sólo se dejó para la historia una comunicación oficial del Consulado nica de la época donde se afirma la desaparición de Víktor de La Traba. Sus descendientes directos  manifiestan no saber nada del lugar donde fue enterrado ni de su cuerpo sin vida. Por eso, abrigan la esperanza que un anciano con barba blanca pueda tocar la puerta algún día diciendo estoy de regreso, soy Víktor de La Traba.

   Le sobreviven tres hijos, Ráfaga de Diamantina Brenes, de unos 60 años; Luz Eugenia Brenes Castillo y don Damocles Brenes Castillo. Viven fuera del país, excepto Eugenia, quien habita en el barrio La Bolsa, de Masaya, y tiene 5 hijos. El de dos años es llamado Víktor, y según dicen, trae el brillo y genialidad de su abuelo. De La Traba parece pues que ya tiene quien siga sus pasos en la familia.

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