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AFONÍA
Motivada por la
reciente muerte de Rubén Darío
Y está
triste la lira,
El poeta
del numen más grande y formidable
Se acaba
de marchar…
Y está
triste la lira,
Y están
tristes los lirios
Y tristes
están los cirios
¡Que
vigilan el altar!
Todo
está silencioso. Se oye el grito
De la
voz misteriosa, para Tamo;
Es la
voz de Egeo,
Es la
voz del reclamo
Y es el
suspiro azul del infinito;
Es el
grito de amor que dan los prados,
Es el grito
de amor que dan las rosas,
Suspiros
de mariposas
Que van
en el aire alados,
Son
lamentos de amor que lleva el viento,
Son
tristezas y penas
Y suspiros
de queja en un gemido;
Se halla
viudo, por fin, el pensamiento
Y le ha dado
su pésame el olvido.
El hermano
de Hipnos
No respetó
al herir, la cima erguida,
No respetó
la cumbre,
¡No
respetó la vida!
Y al
herir al gigante,
De
aquella herida resaltó una lumbre,
Tembló
la tierra, se paró la luna,
¡Y el
sol vaciló un instante!
Y el hermano
de Hipnos,
Al ver
el mal que ocasionó su herida,
Al ver,
por fin, concluida
La vida
del pensador,
Lloró a
solas, lloró a solas,
Lloró a
solas con su obra,
¡Y se
sintió con dolor!
Tristes
están las Camenas,
Llorando
están los rosales,
Se
quejan las azucenas
Y quéjanse
los turpiales;
Los
funerales en Piero,
En Pindo
y en Helicón,
Las
musas los van rigiendo,
Las Piérides
van gimiendo,
¡Y gimen
de corazón!
Apolo
preside el duelo,
Pan
camina silencioso,
El Pegaso
vaporoso
¡Ya no
remonta su vuelo…!
En la
inmensidad del cielo
A Osiris
se mira orar…
Van una
misa a decir,
Apolo la
oficiará,
Virgilio
el paje será
¡Y Cristo
la habrá de oír!
Ya no
tiene cantor la primavera,
Ya no
tiene responso su agonía,
Está
enferma la lira de afonía…
Y la
mente parlera
¡Está yerta,
por fin, está fría!
En el
espacio de la mente humana,
Ese espacio
de luz y refulgencia,
Cielo sin
noche, perennal mañana,
Donde es
astro de luz la gaya ciencia,
Donde estrella
alada el pensamiento,
Donde forma
la idea su elemento
Y vive
el pensador:
Un sol
se ha puesto entre las rojas luces,
Un sol
se ha puesto de la mente humana.
Un sol
que como humano tuvo cruces
Y fue rayo
de luz en la mañana.
Puede morir
el soplo de los vientos,
El alma
del jardín, que es el perfume,
Las
luces con que alumbra el firmamento,
El poner
de los reyes,
Pueden
morir las leyes,
¡Pero no
ha de morir el pensamiento!
Pueden morir
los visos del ocaso,
De Adán
la raza suspenderse puede,
Puede morir
el raso
De una
tarde de amor y de cariño,
Puede pecar
el niño;
Pero no
ha de morir la idea alada,
Pero no
ha de morir lo que produce
El genio
en su pasión,
Puede morir
la estrofa perfumada,
Puede morir
el genio
¡Al herirle
su corazón!
Pero si
muere la persona suya,
Pero si
muere la materia humana,
No se
puede matar lo que él ha escrito.
No se
puede matar la mente alada;
Que es
libro el infinito
Que el
tiempo carcome,
Y es la
obra del genio un infinito
Que el
cielo la dispone
Y en la
mano de Dios está grabada.
Es por
eso que el alma del poeta
No se
puede terminar,
Y el
alma del poeta más grande y formidable
Jamás se
ha de acabar.
Y si
está triste la lira,
Es
porque no halla cantor
Que sepa
como él cantar;
Y tiene
razón la lira,
Y tienen
razón los lirios
Y razón
tienen los cirios
Que vigilan
el altar.
FERNANDO BUITRAGO MORALES / 1916
Revista La Patria. Publicación Quincenal:
Letras, Ciencias y Artes. Director: Félix Quiñónez. Año XXI. León, 7 de Mayo
de 1916. Tomo VIII. Número dedicado a la memoria de Rubén Darío.
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