Anécdotas de los
compañeros del General Augusto C. Sandino
Cuando el Gral. Sandino y el grupo de valientes guerrilleros
que lo acompañaban llegaron a Managua se hospedan en casa del Ministro de
Agricultura Don Sofonías Salvatierra, y el día que asesinaron al General
Sandino y sus Generales, Ferreti le pidió permiso al Gral. Sandino para ir a
visitar a familiares a
Granada, según me contó el Coronel Santos López.
Coronel Santos López |
Ya por la tarde salió a la calle Sócrates Sandino hermano
del Gral., y regresó bastante picado, de manera que el Gral. Sandino le ordenó
al Coronel Santos López que no lo acompañaría a Casa Presidencial, pues tendría
que cuidar a Sócrates y no dejarlo salir a la calle, orden que el Coronel
Santos López cumplió.
Ya siendo como las 10 de la noche Sócrates se durmió en una
silla mecedora, en ese momento llegó el yerno de Don Sofonías que se sentó a
platicar con el Coronel Santos López y pasados unos pocos minutos llamaron de
la cocina a Santos para darle un café; el Coronel López se fue a la cocina y le
pidió a un niño que se fuera a la puerta a vigilar y que si miraba guardias que
lo llamara, desgraciadamente en ese momento que el niño llegaba a las puertas
se acercaba un grupo de guardias y el niño le gritó al Coronel López: --la
guardia!-- y a continuación la guardia le disparó al niño y disparó matando a
Sócrates y al yerno de Salvatierra.
Santos López sacó su 45, disparó contra la guardia hiriendo
o matando dos guardias e inmediatamente se subió a una escalera que estaba en la
cocina, saltando para la calle al lado de la iglesia El Calvario, de manera que
la guardia no lo vio y se fue corriendo sobre la calle rumbo a la montaña y
doblando sin detenerse bastante detrás de la Loma, durmiendo por las lomas de
Mateare. Muy de mañana caminó para Momotombo encontrando a la guardia en una
encajonada de una hacienda de un Sr. Argüello, con los que se lio a tiros; él
tiró a dos guardias y a él le dieron un refilón en una pierna, pero por suerte
los guardias huyeron y él pudo seguir
adelante hasta llegar a una cuevas en Momotombo, donde encontró a un grupo de
ladrones de ganado que en ese momento estaban asando carne; los ladrones le
dieron de comer y le lavaron la herida y se la vendaron; allí descansó un rato y después se dirigió a la loma La
Pelona que queda detrás y al norte de San Cristóbal y allí se quedó a dormir,
ya que conocía toda esa zona pues él con el General Colindres derrotaron en La
Pelona a la Academia Militar, después siguió para Somotillo pasando a Honduras
por una vereda de contrabandistas, llegando por la noche al caserío El Castaño
y se dirigió a un rancho donde había una fiesta de un Santo, El San Antonio del
Palo de Agua. Llegó con tan buena suerte que el dueño del rancho era
nicaragüense emigrado y Juez de Mesta, contratista de la siembra de
caña de azúcar del ingenio Santa Cruz, de Don Perfecto Tijerino, también nicaragüense notable.
Santos no llegó al rancho pues se quedó cerca y detrás de un árbol, poco rato después un
muchacho se fue por donde estaba Santos con el objeto de orinar y lo vio, regresó a informar al Juez de Mesta y contratista de la siembra de caña de
azúcar del ingenio de Don Perfecto Tijerino, que ahí estaba un hombre con sangre en
una pierna, inmediatamente el juez de mesta se fue a ver al hombre, es decir al
Coronel Santos López y lo invita a que pasara a su casa a comer algo,
invitación que acepta Santos López. Ya en casa, el juez le preguntó por su
nombre y Santos le dijo quién era, inmediatamente el Juez de Mesta le dio su
nombre: yo me llamo Conse Castillo, soy
de Chinandega y, soy el que tengo
el contrato de la siembra de caña del ingenio de Don Perfecto Tijerino y
también soy emigrado, para mí es un honor tenerte en mi casa y a continuación
se tomaron dos tragos de guaro y comieron dos nacatamales con café, después
le curó la pierna con café negro fuerte y caliente. Santos le dijo, --ese apellido
de tu patrón me es conocido, pues el General Sandino mucho mentaba a un Sr.
Toribio Tijerino, con mucha frecuencia nos mandaba cantidades grandes de tiros,
medicinas y de comida y nos mandaba a Danlí a casa de Don Chepito Idiáquez, que
era casado con una sobrina del Gral. Raudales, de manera que esto me da
confianza y me gustaría ver a Don Toribio Tijerino, yo no lo conozco
personalmente, pero sé que es amigo y que es buen nicaragüense.
Conse le dijo a Santos López: ---en el Ingenio está Don
Perfecto, ya voy a mandar un correo para avisarle que tú estás aquí y que estás
herido, Santos se alegró y dijo estaba bien pero que también le avisaran a Don
Toribio, el correo salió inmediatamente con una carta para Don Perfecto
Tijerino, al recibir la carta Don Perfecto se fue inmediatamente a Namasigüe
para comunicarse con Don Toribio Tijerino y se regresó al ingenio a donde Conse
Castillo en caballo aperado para que en la mañana llevaran a Santos López al
ingenio.
Santos López Salió para el ingenio a las 7 a. m. donde esperó
que llegara Don Toribio, Don Toribio llegó a las 11 a. m. almorzaron y salieron
para Tegucigalpa a las 10 de la noche, después esperaron un rato en el puerto
San Lorenzo donde Toribio tenía una fábrica de jabón, Santos nunca había visto
una fábrica de jabón y estaba maravillado cómo hacían el jabón, de manera que
al ver Don Toribio el entusiasmo de Santos le dijo, ve Santos, vos vas a
manejar esta fábrica, pues yo te voy hacer jabonero y Santos le dijo a Don
Toribio yo no voy a aprender porque no se leer y menos escribir, pues yo fue a
la guerra con el Gral. Sandino cuanto tenía 12 años y a mi mamá no pudo ponerme
a la escuela. Don Toribio le dijo que por eso no te preocupés, yo soy amigo de
un profesor muy bueno y además es admirador del Gral. Sandino y de todos
ustedes, Santos se abrazó a Don Toribio
y le dijo lo que no hizo mi padre por mí, usted lo va a hacer y Don
Toribio le contestó: todos los nicaragüenses y centroamericanos tenemos una
gran deuda con el Gral. Sandino y con todos sus hombres y a continuación
salieron para Tegucigalpa, lo hospitalizaron y cuando estaba sano lo llevó a
San Lorenzo y le puso como profesor al Sr. Gregorio Mejía, quien le enseñó
rápidamente a leer, escribir y hacer cuentos como Santos decía.
Santos aprendió a jabonero rápidamente, pues don Toribio
tomó gran interés en enseñarle. Poco tiempo después llegaron a donde Don
Toribio el Coronel Heriberto Reyes, el Coronel Santiago Dietrich y Pancho
Centeno, todos compañeros del General Sandino. En 1948 llegó el General Ramón
Raudales, quien vivió varios años en mi casa y por poco tiempo estuvo conmigo
el Gral. Colindres y cerca de 50 muchachos y viejos compañeros de lucha de
ellos y del Gral. Sandino.
Por esa época se estaba preparando una invasión a Nicaragua,
pero se aplazó por causas que después relataré, pues es necesario que el pueblo
de Nicaragua lo conozca y sepa quién fue el traidor que luego costó muchas
vidas en cuenta la del General Colindres.
Managua, 24 de julio, 1980.
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