DAMA ESPAÑOLA
FUNDÓ LA VALIOSA HACIENDA
“MONTELIMAR”. Por Juan
García Castillo. En: El Centroamericano. León, 12 de julio de 1967.
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Casa en la Hacienda Montelimar; ahora pertenece a la cadena de hoteles "Barceló".
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Esa propiedad agrícola, frente al mar, donde pasaba
largas temporadas el extinto general Somoza, llamada “Montelimar”, es
antiquísima. Su primera propietaria fue una dama española, rica.
De esto hace ya muchísimos años, pero si tenía mucho
dinero. Se relata que doña Juana llegó de España donde residía con otra
hermana, ésta última de belleza imponderable.
Como que esa diferencia de físicos, provocó
rozamientos entre las dos, y para evitar mayores consecuencias, doña Juana, con
el dinero que le correspondía, emigró a América, y se fincó en Nicaragua.
Pronto encontró doña Juana al hombre que llenó su
corazón. Era nicaragüense y se llamó Víctor Zavala, tronco de la familia
Zavala, una de cuyas descendientes, por matrimonio con Francisco Solórzano, dio
vida al apellido Solórzano Zavala.
Nativa de España, como hemos dicho y posiblemente
residente en zonas campesinas, doña Juana añoraba tener un fundo donde vivir
con todo el confort, que podía proporcionarse la gente adinerada de esa época.
Fue así como su marido, don Víctor, afanoso, se dedicó
a satisfacer el deseo de su esposa, localizando esa vasta heredad, que es hoy
de la Sucesión Somoza
y que también poseyó el doctor Luciano Gómez.
Comprada la propiedad, satisfecha doña Juana de la
adquisición, la bautizó con el nombre de “Montelimar” en recuerdo del lugar que
en España se llama así y que posiblemente para la dama tenía alguna grata
remembranza.
”Montelimar” fue equipada con toda la comodidad que podía lograrse en ese tiempo. Construyó edificios y hasta un iglesia o capilla, pues como buena española y católica, no podía dejar de oír misa, un sacerdote residía allí.
Largos años vivieron en “Montelimar” dona Juana y don
Víctor. Desde entonces, ha venido siendo una de las más valiosas propiedades
agrícolas del país.
ASOLEANDO SUS
TESOROS EN MONTELIMAR.
Por Juan García Castillo. En: El Centroamericano. León, 13 de julio de
1967.
Joaquina de Uzcola y no Juana, se llamaba la dama
española, casada con don Víctor Zavala, fundadora de la valiosa hacienda
“Montelimar”, nos rectificó una distinguida damita, que conocedora de la historia de la familia Solórzano, leyó
nuestro relato anterior.
Tenía admirable astucia para los negocios, doña
Joaquina. Trajo en el barco que la dejó en Nicaragua, no sólo joyas valiosas y
soles peruanos, en fantástica cantidad, sino que también el primer cargamento
de “papel de oficio”.
No se conocía en Nicaragua este artículo. Era una
novedad. Al ponerlo a la venta fue absorbido inmediatamente por los
propietarios de tiendas y pulperías. Tuvo una gran demanda.
ASOLEANDO SUS RIQUEZAS
Se cuenta que ya instalados en “Montelimar” doña
Joaquina y su esposo, en ciertos días de la semana, sacaban a “asolear” sus
tesoros.
En enormes cueros, en el patio aledaño a la casa era
el “asoleadero”. Ofendía la vista el brillo de los diamantes, de las joyas de
oro, de las esmeraldas, de los rubíes y
de los soles peruanos. Una gran extensión abarcaba el “asoleo”. Las
joyas y los soles, se enmohecían en los grandes arcones familiares y había que
quitarles ese moho.
Gozaba doña Joaquina con contemplar sus riquezas. Se
refiere que sólo ella y su marido
realizaban la operación del “asoleo”. Los dos, afanosos, sacaban de los cofres
los tesoros y con sumo cuidado los colocaban en los “cueros”. De esta operación
sólo sabían los sirvientes de confianza. Se verificaba en las horas de la
mañana, cuando los peones andaban cumpliendo con sus faenas agrícolas,
“sacándose su fajina”. Era prohibido que
a esa hora alguien se acercara por allí. Ella, mujer valiente, tenía al lado su
mosquete y su pistola. Su esposo tenía otro par de esas armas.
Era rica doña Joaquina, y lo prueba que adquirió
grandes extensiones de tierra que a su muerte heredaron sus descendientes, los
Solórzano Zavala.
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Seria bueno que muestren fotos de la época de la casona y del ingenio montelimar azucarero
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