lunes, 11 de mayo de 2020

LA UNAP: DATOS INCOMPLETOS QUE TRUECAN HISTORIAS Por: Eduardo Pérez-Valle hijo



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Liminar, por EPV h.:

    En el capítulo intitulado “La UNAP y su manifiesto”, localizado en el libro “El bienamado de Washington: Tacho Somoza (1896-1956)", elaborado por el Dr. Jorge Eduardo Arellano, segunda edición, febrero, 2019, puede leerse el siguiente párrafo: “Inscrito en el anticomunismo militante, habría surgido en Managua un efímero movimiento político: la UNAP… Integrado principalmente por jóvenes de extracción conservadora, tendía a la creación de un partido socialdemócrata o socialcristiano.”

    En la reconstrucción de historias existe mucho purgatorio; hacia abajo conducen los peldaños de equívocos puntillosos, porque no pocas veces, uno o varios documentos tomados como fuentes históricas pueden  conducir a conclusiones parciales o erráticas, las que mal entendidas o parcializadas pueden trastocar la verdad esencial. 

    Este tipo de caso puede identificarse en lo concerniente a la Unión Nacional Opositora, popularizada como UNAP.,  la cual constituyó una organización política de composición heterogénea que intentó tener presencia en el escenario político contrapuesto a los partidos políticos turiferarios del somocismo.

    La UNAP surgió a finales de la primera mitad del siglo XX. De militancia heterogénea, al fundarse tuvo la aquiescencia de personajes de ideologías disímiles. Apostaba a la lucha partidaria contra la rapacidad y el crimen de la dictadura somocista.

  Sin embargo, ese problema de conciencia, tuvo diversas indisposiciones. Subyacía la disociación, con origen en el contenido taxativo de la proclama fundacional y la diferente adherencia ideológica de no pocos miembros suscriptores de ese documento, que por cierto, no fueron veinticinco —como se afirma y repite—  los firmantes de aquel manifiesto, como fue publicado en campo pagado al diario La Prensa del 13 de octubre de 1949. (JEA, ob. cit. pág. 180).

   Era previsible que esa heterogeneidad de ideas propiciara la escisión de los miembros atávicos, de ideología conservadora y liberal, poniéndolos de regreso con la mirada hacia el tinglado prebendario de las paralelas históricas. El anquilosamiento de la UNAP surgió en razón del tipo de organización emprendida, una especie de entrelazado o hilandería de ideologías en donde no faltaron proclamas en las que también, más de algún ciudadano desde otro ángulo  creyó mirar, de manera encubierta, la hoz y el martillo.

   Muchos análisis sobre la UNAP., originados en documentos referidos sólo a una parte de su historia, carecen de esa exactitud que sólo puede provenir de un examen más amplio. Al paso de casi una década de fundada y a continuación extinta, la organización fue encasillada como de exclusiva tendencia pequeñoburguesa; no obstante, en cuanto a pensamiento ideológico en aquella heterogeneidad de miembros podría decirse que se rompió el molde.

    Setenta y cuatro ciudadanos  y no veinticinco, firmaron el Acta de Fundación de UNAP. Así lo respalda el documento conservado en nuestro archivo histórico, la Primera Acta de una serie elaborada por varios años, en donde los Secretarios fueron dos recordados personajes, Reynaldo A. Téfel Vélez y Rafael Córdova Rivas. Con este artículo publicaremos todas las Actas de esa época, al menos, las que están entre nuestros documentos históricos.

   Entre los fundadores destacan varios exalumnos y dirigentes universitarios de la clausurada Universidad Central de Nicaragua.

 Aquella palanca de primer género, multiplicó la fuerza con el concurso de jóvenes fogueados en la lucha ideológica antisomocista, entre ellos: Rafael Córdova Rivas, Reinaldo Antonio Téfel, Francisco Frixione, Julio Miranda Cortés, Uriel Sotomayor, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Eduardo Pérez-Valle; siendo Pedro Joaquín el único que empezó estudios en 1942 y culminó en la Escuela de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Por otra parte, también hubo destacados periodistas: Gustavo Adolfo Ortega, director  y redactor de la Revista Literaria “Orbe”; Manolo Cuadra Vega, escritor, columnista; Agustín Fuentes. El artista, publicista y caricaturista, Toño López, y otros.    

   La gran mayoría de aquellos personajes trazaron caminos según el  lugar primigenio de su arranque en la vida política, de esto queda constancia histórica en el “Mensaje de Unión Nacional de Acción Popular denominado “Al pueblo de Nicaragua”, firmado por el Consejo Supremo de la UNAP, que fue impreso en la Imprenta Democrática.

  Quienes están convencidos de tener conclusiones irrebatibles, olvidan que muchos esos episodios o reconstrucciones están circunvalados por obcecadas ideas o fanatismo atizados en tribunas de opinión. En ellas, no falta el fierro para marcar al rojo vivo; no obstante, la historia bien auscultada siempre mantiene peldaños en dos direcciones, o desciende o sube. Insistimos, en ese campo existen muchas aristas adyacentes con origen en las desavenencias políticas e ideológicas.

Sin discusión alguna, cualquiera que desee entender el origen y el curso de aquella organización política, integrada por ciudadanos de diversa procedencia económica, social e intelectual,  debe localizar el mínimo común denominador de aquel  pensamiento plural, distinguido por enfrentarse al somocismo, exigir democracia plena y refundación del Estado.

  En ese análisis habrá que resignificar no el planteamiento ideológico de aquella organización, sino el plan operativo conjunto para enfrentarse a Somoza García, los seguidores de aquel régimen y, a la Guardia Nacional. Estamos convencidos que, lejos del encuadre de “partido socialdemócrata o socialcristiano”, esos empujes organizativos fueron embriones en el tiempo.

Por dar un  ejemplo acendrado de aquellas participaciones, recordemos al primer mártir estudiantil, Uriel Sotomayor Ramírez, compañero de otra cantidad de ilustres personajes de la Universidad Central de Managua y, posterior miembro fundador de la UNAP.  

  El Br. Uriel Sotomayor permaneció diecinueve veces en las ergástulas de la dictadura somocista. Fue capturado y asesinado en la ciudad León después de finalizar una reunión con estudiantes de esa ciudad, Managua, Granada y León. Al permanecer en la cárcel y famoso centro de torturas “La 21”,  murió  con el cráneo destrozado por golpes asestados con la culata de un  fusil Garand. En aquella búsqueda de alternativas, Uriel Sotomayor militó en el Partido Liberal Independiente.

    Esa misma Generación Estudiantil del 44 (Universidad Central) no puede desvincularse de la UNAP. Hacia atrás, el 26 de junio del año 1944 cuando se efectuó en Managua otra gigantesca manifestación estudiantil de la Universidad Central, esos que en su mayoría fueron posteriores UNAPISTAS, sumaron otros sesenta y dos prisioneros políticos, de conciencia, condenados por los tribunales de justicia al servicio del somocismo; no sin antes recibir metralla y brutales golpizas frente a la Academia Militar; inscrita como la primera represión de la dictadura somocista en contra del movimiento universitario nicaragüense.

    En ese grupo de diverso origen político, económico y social, no hubo quien se creyera la quintaesencia. Como  ha sucedido con todo lo del tinglado político en Nicaragua, y en todas las organizaciones a través de la historia, siempre hubo desavenencias, salvables e insalvables, sin embargo puede decirse que entre muchos de esos ciudadanos fue incubado el relevo, para nuevas etapas y modalidades de combate a la dictadura somocista.

    Cada integrante de la UNAP era portador de historia propia. Uno de esos casos puede identificarse en don Pedro Turcios, padre del militante sandinista y miembro de la Dirección Nacional, Óscar Turcios Chavarría, asesinado en 1973 por la Guardia Nacional de Somoza.

    El dirigente sindical Domingo Sánchez Salgado, es otro ejemplo, el ciudadano al que nadie lograría superar en número de carceleadas, y que, además de unapista, fue diputado sandinista durante los años ochenta.  El destacado político conservador Emilio Álvarez Montalbán, Reynaldo Antonio Téfel exmiembro del “Grupo de los 12”; Arturo Cruz Porras, en julio de 1979, miembro de la Primera Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional y después, miembro del Directorio Político de la Resistencia Nicaragüense.

   Manolo Cuadra Vega fue otro unapista. Un referente de relevantes episodios de lucha antisomocista; quien, entre otras cosas, en 1957 gestionó el viaje de Carlos Fonseca al Festival Mundial de la Juventud, en Moscú. Agrego a Roberto González y  Eduardo Pérez-Valle, quienes están entre los mencionados en la referida declaración de Carlos Fonseca Amador, rendida en 1957, con apenas 21 años de edad,  ante el oficial interrogador de la Oficina de Seguridad Nacional de Somoza.

  El oficial interrogador fue Carlos García Caracas, y en esa respuesta a la pregunta que le fue realizada en el primer interrogatorio de 1957, ──ocho años después del Acta de fundación de la UNAP., en 3 de agosto de 1949 ──, Fonseca mencionó varios nombres, muchos de los cuales formaron parte de la UNAP.

  En aquel interrogatorio, esta fue la pregunta, y a continuación, la respuesta: “Nombre usted a todas aquellas personas simpatizantes comunistas que usted conoce o bien por referencias sobre que son simpatizantes comunistas”.

    “— En realidad yo me he preocupado por conocer los nombres de aquellas personas que simpatizan con mis ideas en el sentido de lograr la independencia y la liberación económica y política de Nicaragua. Entre esas personas están el doctor Enrique Espinoza Sotomayor, el doctor Adán Selva, el doctor Buenaventura Selva, el obrero Domingo Sánchez, el comerciante Gabriel Lau, el escritor Manuel Díaz y Sotelo, el dirigente obrero Roberto González, el doctor Alejandro Dávila Bolaños, el doctor Mariano Fiallos Gil, el escritor Eduardo Pérez Valle, el estudiante Silvio Mayorga, la escritora María Teresa Sánchez, el obrero dirigente sindical Francisco Bravo Canales, el escritor Emilio Quintana, el doctor Julio Miranda Cortés. He tratado de recordar todos los nombres de personas que yo llamo democráticos nacionalistas, y con los cuales trato yo de vincularme tanto para realizar tareas patrióticas como también para conversar acerca de temas intelectuales.”

   En cuanto a Reynaldo Antonio Téfel y Ernesto Cardenal; las opiniones del joven prisionero político y, décadas más tarde, fundador del Frente Sandinista, fueron: “...aproximadamente en 1953, cuando todavía tenía  yo 17 años, tuve simpatía por UNAP, y tuve relaciones con algunos dirigentes de dicha organización “Téfel no es el dirigente con que yo había pensado tanto, y lo mismo Ernesto Cardenal, pero estos señores me hablaban muy mal del marxismo, todo lo cual me llevó a pensar que a lo mejor había algo bueno en el marxismo. Yo miré que UNAP junto con sus dirigentes nacionales tenían demasiado bienestar económico, era demasiada perfumada, aburguesada, por lo cual mis simpatías terminaron”. Los hechos refrendaron otra cosa. Ambos dieron  batalla contra la dictadura somocista y, luego, después del 19 de julio, convinieron en formar parte del nuevo gabinete. Ministro de Turismo y Ministro de Cultura, respectivamente. 

    Lo único cierto es, que al final, muchos que formaron parte de la UNAP., se reencontraron en aquel 19 de julio de 1979, con la idea de construir un mejor país, pero debe admitirse que las ideas quedaron en la intención. Aquello, por diversas razones, no llegó ni a la mitad del camino. Las ideas básicas de la gobernanza democrática se tornaron en todo lo contrario, en privanzas y proscripciones de todo tipo. En ese proceso participaron muchos de aquellos que fueron políticos antisomocistas, entre ellos, Ernesto Cardenal, Reynaldo Antonio Téfel Vélez, Rafael Córdova Rivas, Octavio Caldera.

  El tiempo transcurrido desde esos episodios de lucha antisomocista hasta el 2020, bastan y sobran para resignificar que lo ideológico de aquella organización política, lejos de los encuadres de “partido socialdemócrata o socialcristiano”, era acertada. El error estribó en esa sumersión de descalificaciones. Si estuvieran en estos tiempos, arrancarían por aceptar que, ni la Revolución del 48 en Francia realizó los postulados del Manifiesto Comunista, y la Revolución de Octubre siempre fue el privilegio de unos cuantos por encima de todo el pueblo. Stalin con el primer "Gulag" creado en 1930, en donde millones de personas fueron enviadas a morir en trabajo forzados, tanto parecido o igual a los campos de concentración nazis (Konzentrationslager), creados a partir de 1933.  Basta con echarle una mirada a Putin, para entender las supuestas grandes victorias del socialismo a partir de 1938.  Así llegó el inexorable derrumbe de los países localizados al Este  de la “Cortina de Hierro”. 

   UNAP intentó despertar conciencia social y organizar al pueblo. Un pueblo en extremo difícil y urticante. Otros, en desacuerdo, eran de trayectoria partidaria pendular; así nació, entre esos desacuerdos, el Partido Renovación Nacional, que al final, fue un “derivado unapista”. Esa es la Historia, con episodios tan controversiales pero innegables. Casos individuales y grupales.

   Con el propósito de ilustrar basta otro caso particular y relevante en la determinante lucha  antisomocista, al que, la ascendencia y comodidad pecuniaria no impuso ningún freno. Decimos lo anterior, porque siempre hubo prejuicios vinculados al origen de cuna. Perniciosa analogía relacionada a la participación antisomocista bajo el distintivo de los apellidos, a decir, en el ayer cercano fueron estremecidos los Téfel, Córdova, Frixione, Quadra, Vivas, y otros, en el futuro inmediato se escucharon, Cuadra, Chamorro, Lacayo, Carrión, y más.

   Aunque no pertenezca a esos embriones de los años cuarenta y cincuenta, bien vale recordar a Carlos Agüero Echaverría, exalumno de la Universidad Centroamericana, quien asumió la coordinación de la guerrilla del Frente Sandinista en la montaña. Ese joven universitario cuya compañera de vida fue la guerrillera Claudia Chamorro Lacayo, fue hijo de de don Carlos Agüero Rocha y, sobrino del polémico y recordado político nicaragüense, Dr. Fernando Agüero Rocha, quien inició el derrotero político en la Universidad Central.

   Sigamos con el entretejido. El asunto ideológico tuvo mayor efervescencia cuando un reducido grupo, de dirección, publicó el documento “El Estado popular en la idea unapista”; un pronunciamiento interesante por la manera sencilla de plantear las cosas. Ese documento suscitó el debate interno, sobre todo, con los que decían estar más a la izquierda. En la organización, unapista, también hubo diversidad con mínimo común denominador, así lo hacen constar las Actas, como tal puede recordarse el ingreso del joven Tomás Borge Delgado, a quien la UNAP delegó tareas de coordinación en la ciudad de Managua.

    En la historia no puede haber vacíos ni especulaciones, a los hechos con la verdad. Por tal razón, hemos localizado las Actas de la  UNAP, y en esta entrega las disponemos al público lector. En algo han de abonar para entender que la historia siempre es, una sumatoria de ideas y eventos. 


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U.N.A.P.

DECLARACIÓN DE LOS FUNDADORES


“Unión Nacional de Acción Popular – UNAP – tiene el fin de realizar un nuevo Movimiento Popular, genuinamente nicaragüense y centroamericano, profundamente humanista, e inspirado en principios netamente revolucionarios. Un movimiento de renovación y reconstrucción nacional, que liberte al pueblo nicaragüense de la miseria material y espiritual en que se encuentra. Un movimiento propio que despierte un renacimiento en los obreros y campesinos, y en todos los otros grupos sociales que integran la comunidad nacional.

         Tenemos plena conciencia de que nuestra obra no es de meses sino que de años y que no podrá realizarse sin un espíritu de sacrificio, de lucha y de cooperación.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES

1º.- Nosotros creemos que el hombre no es un simple individuo o átomo del Estado, sino una persona humana, libre, con dignidad propia, con derechos y deber naturales, sociales y políticos inalienables, y  que viviendo dentro de organismo e instituciones naturales y sociales, es centro del Estado y de la Economía.

2º.- El Movimiento lucha por el establecimiento de un Estado Popular organizado según los principios modernos del Derecho, en el cual exista una subordinación de los intereses individualistas y partidistas al interés nacional, un estricto saneamiento administrativo,  y una ordenación democrática de las actividades políticas, económicas y culturales de los ciudadanos, de los grupos,  y del Estado, hacia una realización plena del bien común.

3º.- El Movimiento fomenta  y defiende el patriotismo nicaragüense y  el nacionalismo centroamericano. No está vinculado a ninguna organización internacional y rechaza cualquier corriente extranjerizante y especialmente los imperialismos francos o disfrazados. Cultiva la hermandad americana y la universalidad fraternal del género humano.

4º. - Nosotros luchamos por la formación de una conciencia nacional y creemos en el resurgimiento y superación de Nicaragua, no podrá realizarse mientras esperemos la salvación de afuera. Solo la fe en nuestros propios valores  y nuestras propias fuerzas puede consumar la liberación popular y la independencia política y económica del país.

5º.- Nuestro Movimiento asume la actitud de un organismo en lucha contra toda práctica e idea antipatriótica, y contra todo aquello que oprima o rebaje al pueblo, tanto en lo moral como en lo material.

6º.- Repudiamos enérgicamente todas las formas de totalitarismo nazista, comunista o fascista y nos declaramos por una renovación democrática, integral y constructiva.

7º. - Queremos una Nueva República orgánica y funcional, establecida sobe la base de instituciones autónomas –municipio, universidad, sindicato, cooperativa, etc. — que destruya el sistema centralizador de poderes y actividades.

8º. - Creemos que es necesario que el Estado intervenga en la economía nacional, siempre que el bien común y en justicia social lo exijan.

9º.- El trabajo como acto necesario para satisfacer las necesidades humanas y de expresión de la personalidad es intrínsecamente noble y digno; por consiguiente, proclamamos que deben ser respetado y protegidos los que lo ejerzan y los derechos que se derivan de su ejercicio.

10.- Lucharemos cívicamente por la realización de la justicia social y por la estructuración profesional del trabajo, sobre la base de la sindicalización libre y democrática, expresamente socio-económica y apolítica.

11.- El Movimiento quiere una extensa difusión de la propiedad y proclama que ella debe ser limita por su función social y por las necesidades del bien común nacional.

12.- Como solución al problema rural proponemos un agrarismo cooperativo que proteja a la pequeña finca familiar, apoyada por una política crediticia. Creemos que se debe fomenta la colonización de tierras baldías con técnica e implementos agrícolas modernos, tanto con nacionales como inmigrantes campesinos europeos extranjeros.

13.- El movimiento trabajará por el perfeccionamiento técnico de las comunidades indígenas.

14.- El Movimiento difundirá el cultivo y el amor a la tierra y alentará el espíritu campesino y folklórico con el fin de reintegrar al pueblo nicaragüense la conciencia de su propia personalidad nacional.

15.- Declaramos enfáticamente que nuestro fin primordial no es la conquista del poder público sino la reconstrucción nacional y el resurgimiento de  una patria grande y libre. Renacimiento que hemos de llevar a cabo con la práctica constante de nuestros principios fundamentales y de nuestros derechos y deberes cívicos, con la educación y alfabetización del pueblo y con realizaciones concretas en los diversos planos de la vida nacional.

Testado.- reforma de los partidos tradicionales o a la = no valen.


Páginas 5, 6 y 9 del Libro de Actas





FIRMANTES EN LA CREACIÓN DE LA UNAP


1 – Emilio Álvarez Montalván
2 – Jerónimo Álvarez Rodríguez
3 – Álvaro Córdova Rivas
4 – Óscar Blanco
5 – Rafael Córdova Rivas
6 – Arturo J. Cruz
7 – Fernando J. González
8 – Manolo Cuadra
9 – Guillermo Cajina
10 – Pedro J. Chamorro Cardenal
11 – Edmundo Fonseca
12 – Francisco Frixione
13 – Agustín Fuentes
14 – Rafael Gutiérrez
15 – Andrés Largaespada
16 – Toño López
17 – Fulgencio Meza
18 – Julio Miranda Cortés
19 – Santiago Miranda Peralta
20 – Gustavo Adolfo Ortega
21 – Eduardo Pérez-Valle
22 – Guillermo Ramírez
23 – Porfirio Solórzano M
24 – César Augusto Selva h.
25 – Emilio Molina
26 – Antonio Téllez
27 – Felipe Valenzuela
28 – Reinaldo Antonio Téfel
29 – René Vivas Benard
30 – Julio C. Rodríguez R.
31 – Pedro R. Quadra A.
32 – Jaime Montealegre
33 – César Augusto Núñez
34 – Ernesto Cruz
35 – Pablo Martínez Navas
36 – Raúl Sánchez Mendoza
37 – Alí Zamora
38 – Rodolfo Guillén D.
39 – Guillermo Casaya
40 – Gonzalo Cuadra h.
41 – Miguel Ángel Bonilla
42 – Guillermo Miranda H.
43 – Samuel Castro
44 – Andrés Ruiz R.
45 – Julio Ernesto Gutiérrez
46 – Carmen Membreño
47 – Víctor M. Mendoza
48 – Carlos Ortega Mayorga Téllez
49 – Agustín Avilés
Segunda Línea:
50 – Adán Cajina Ríos
51 – Horacio Ruiz
52 – Juan Santiago Carlos Caligaris
53 – Carlos José Solórzano
54 – Pedro Turcios R.
55 – Alejandro Zelaya Páiz
56 – Eduardo Rivas Gasteazoro
57 – Guillermo Espinal
58 – Enrique Frixione
59 – Ricardo Bermúdez P.
60 – H. Medina Aranda
61 – Rafael Alonso
62 – Mario Cajina
63 – Roberto González M.
64 – F. Chavarría P.
65 – Mario Cajina
66 – Agustín Obando
67 – Domingo Sánchez
68 – Manuel S. Orozco Bolaños
69 – Víctor M. Somarriba
70 – Pedro Joaquín Mayorga
71 – Carlos Mairena S.
72 – Guillermo Marenco L.


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ACTAS DE LA UNAP - EN ORDEN CRONOLÓGICO

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Continuará...

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