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Dedicatoria de Rubén Darío al Sr. Don Jesús Pando y Valle
Nació el 26 de marzo de 1849 - Falleció el 24 de febrero de 1911
Perteneció a importantes corporaciones literarias y científicas
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Hace poco, el gran escritor, Ernesto Mejía Sánchez, hizo llegar a todos los puntos cardinales de la cultura, una de sus elegantes prosas, en las cuales se refiere a la “Oda a Mitre”, de Rubén Darío.
Como estrellas cintilantes en la noche del olvido, quedaron ejemplares autografiados de la obra ecuménica, que el escritor nicaragüense tuvo en sus manos emocionadas y que según él expresa, ha pasado de una generación a otra, como valioso tesoro.
En España, donde el culto a Rubén está vivo, donde se yerguen en su honor las estatuas, ya en las playas de El Sardinero en Santander, ya en el Paseo Marítimo de Palma de Mallorca, en Madrid y en muchas ciudades más.
En España donde hay una estación de Metro, un edificio de elegantes líneas modernas con el nombre del poeta, yo también sentí estremecerse mis manos y palpitar acelerado el corazón cuando en casa de Rosita Pando, vi una pequeña urna forrada en terciopelo azul, donde estaba venerado como precioso tesoro un manuscrito con una firma inconfundible. Era la Oda a Mitre, con dedicatoria de Rubén a su amigo, ¡el abuelo de Rosita!
No pude ceder la tentación de tomar el documento entre mis manos y llevar la dedicatoria a reproducirla y traerla a Nicaragua que ve dispersas las obras del poeta por todos los sitios do puso su peregrina planta.
Igualmente, en una calle madrileña, de las calles antiguas y estrechas, y faroles entristecidos, duerme desde hace 61 años el óleo pintado por el artista Francisco Pompey, del cual hace mención Guillermo Díaz Plaja en su libro sobre Darío y Francisca Sánchez en correspondencia particular ya publicada.
Como el sagrado arcón que permaneció durante cuarenta años en el pueblecito castellano de Navalzaus, así ha dormido muchos lustros este óleo, obra del artista admirador de Rubén que tuvo el privilegio de pintarlo posando para él.
La primera Dama de la República, doña Hope de Somoza, manifestó mucho interés en conseguir la obra cuando recibió mi llamado, ya que inmediatamente inicié la labor d rescatar el maravilloso tesoro, para que Nicaragua no se quede a la zaga de los que tomaron con gran regocijo las pinturas de sus compatriotas, el gran escritor Enrique Gómez Carrillo y Amado Nervo, realizadas por el mismo pintor, en la dorada época de tan geniales amigos.
Después de mi corta temporada en Nicaragua, al regresar a Madrid, llevo la satisfacción muy honda, de saber que en mi país hay personas de tan gran sensibilidad artística y social, pues amigos entrañables como Filemón Molina y su esposa Magaly, vibraron ante mis deseos y en breve llegará a ornar el elegante Teatro Nacional, aquel cuadro que en el año 1910 nació en París y que, con la colaboración de muchos verdaderos patriotas segovianos, lo tendremos en Nicaragua.
Hay que rescatar el otro, donde está el poeta con Guichín y Francisca; hay que recoger hasta donde sea posible esa maravillosa producción que vuela por ambientes americanos y europeos, hablando del gran Poeta de Metapa.
En mi alma hay repicar de alegres campanas, pues no ha sido mi viaje infructuoso, ya que en breve arribará Rubén, nacido a las orillas del Sena y que vendrá a descansar eternamente, frente al maravilloso lago Xolotlán.
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Los siguientes datos sobre Doña Margarita Gómez Espinosa, pertenecen a la investigación histórica-literaria elaborada por la escritora Helena Ramos, bajo el título: Escritoras nicaragüenses: un festín de marginalidad.
Es realmente dramática la omisión que sufre la obra de Margarita Gómez Espinosa (Jinotepe, 1915 – Jinotepe, 1997), narradora y ensayista. Desde 1962 hasta 1979 ella se desempeñaba como agregada cultural de la Embajada de Nicaragua en España. El poeta Carlos Martínez Rivas (1924-1998), que rara vez escribía prólogos, hizo uno para su libro Rubén Darío, patriota.
En 1956 fue electa Mujer de Nicaragua por la Unión de Mujeres Americanas. En 1974 la Academia Real de Cádiz la designó miembro correspondiente.
Como no era simpatizante de la Revolución Sandinista, durante la década de los 80 Margarita Gómez residió en Guatemala, donde trabajó como docente y colaboró en publicaciones periodísticas. Regresó a Nicaragua en los 90; radicaba en Jinotepe, donde falleció.
Ahora la Biblioteca de Jinotepe lleva su nombre, y en 1999 la Comisión 2000 la designó Ciudadana del Siglo por Jinotepe. Sin embargo, de poco sirven estos honores si la obra de Margarita Gómez es inaccesible para el público nicaragüense. La biografía de la autora consta de 13 títulos:
Pétalos. Jinotepe, Tipografía Carazo, 1941.
Alma indígena. Jinotepe, Tipografía Carazo, 1942.
Nuevos rumbos. Managua, Tipografía Heuberger, 1955.
Por almas y por mares. Madrid, Editorial Colenda, 1956.
La bruja. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1958.
Pío XII. Barcelona, Ediciones Rumbos, 1959.
La maraña. Barcelona, E.H.E., 1960.
Rubén Darío, patriota. Madrid, Triana, 1966.
Encuentro en Ibiza. Madrid, 1969.
Mallorca, isla invadida. Madrid, Gráficas Feijó, 1971.
Rubén Darío, poeta universal. Madrid, Paraninfo, 1973.
Así es Nicaragua. Madrid, Paraninfo. 1973.
Herencia fatal. Madrid, Papelería Rei, 1977.
Diez de estos libros fueron publicados en España y no están disponibles en las bibliotecas de Nicaragua. A inicio de los 90 la Licda. María Manuela Sacasa de Prego, Presidenta del Instituto Cultural Rubén Darío, una organización no gubernamental de índole cultural, presentó al Instituto Nicaragüense de Cultura un proyecto para la adquisición de estos libros, pero, como siempre, no hubo fondos disponibles."
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Nota del Editor:
Doña Helena Ramos hace mención de 10 libros de doña Margarita Gómez, no obstante, debe adicionarse el libro titulado: Sor Concepción Riera V., que constituye el libro 11, publicado el 1 dic 1973.
Por otra parte, y en relación del círculo de artistas amigos de Francisco Pompey, en este Blogspot también puede leerse: "Murió Vázquez Díaz, pintor de Rubén", por el Dr. Eduardo Pérez-Valle.
