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DR. MODESTO ARMIJO LOZANO |
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He buscado
afanosamente las huellas de la tradición sobre la personalidad de Juan Modesto
Hernández, sin que mis empeños hayan cristalizado en algo positivo. Se trata,
sin embargo, de una de las figuras de nuestra Historia con la bella
característica de ser un representativo de la cultura indígena.
Juan Modesto
Hernández o Juan Hernández a secas, es hijo del pueblo de Subtiaba (sic).
Cuando se iniciaron los movimientos en pro de la independencia de Centro
América militó en entre los más entusiastas agitadores y ello explica que fuera
víctima del celo de las autoridades coloniales al extremo de ver allanado su
domicilio e incautada su biblioteca.
Proclamada la
Independencia, sus ejecutorias patrióticas y sus relevantes capacidades
conducen a Hernández a destacadas posiciones. En la reunión del 17 de Abril de
1823, efectuada en esta ciudad por la Diputación Provincial, el Ayuntamiento,
empleados y prelados, con gran parte del
vecindario y “concurso de un pueblo numeroso”, es aclamado unánimemente como
miembro suplente de la Junta Gubernativa, en representación del pueblo; y el 2
de Julio del mismo año es electo Diputado de la Provincia de Nicaragua a la
Asamblea Constituyente de Centro América.
En cuanto a la
preparación intelectual de Hernández, el único dato que poseo lo suministra el
Acta del Ayuntamiento de León, de fecha 18 de Julio de 1823, en la que se
exorna con el título de Bachiller. No se concedían entonces los títulos literarios,
sin antecedentes que los justificaran y en consecuencia, tal documento es una
prueba de que el aludido era hombre de bagaje mental de significación. Tampoco
la obtención de diplomas semejantes estaba a fácil alcance en una época de
pobre evolución y mucho menos para un elemento de la raza indígena, dados los
prejuicios imperantes. Un bachiller poseedor de la biblioteca merecía ser
catalogado entre los exponentes de la cultura.
Muchos
debieron ser los méritos del “sabio indígena de Subtiaba”, como llama a Juan
Hernández el General Francisco Ortega Arancibia en su obra “Nicaragua en los
primeros años de su emancipación política”, para que pudiera escalar las altas
cimas de la Diputación en los momentos de nuestra aparición como pueblo libre,
precisamente cuando el patriotismo buscaba anheloso lo mejor para la forja de
una verdadera democracia. Basta apreciar la valía de Manuel Barberena, Benito
Rosales, Francisco Quiñónez, Toribio Argüello, Tomás Muñoz, Manuel Mendoza y
Filadelfo Benavente, quienes con Hernández integraron la representación de la
Provincia de Nicaragua en la Asamblea Constituyente de Centro América, para
llegar a la conclusión de que tributan culto a la Justicia lo que le asignan
puesto de honor entre los hombres de su época.
En el augusto carácter
de Diputado, suscribe Juan Modesto Hernández el Decreto de 1º de Octubre de
1823 y la Constitución de la República Federal de Centro América emitida el 22
de Noviembre de 1824. En el Decreto de la referencia, por el cual la Asamblea
Constituyente de Centro América confirma la declaración de Independencia
absoluta de 1º de Junio de 1823, la firma de nuestro Diputado reza “Juan
Hernández””, mientras que en la relación de los suscriptores de la Carta
Fundamental aparece con el nombre de “Juan Modesto Hernández”. De aquí la
interrogación sobre su verdadero nombre y la oportunidad de escudriñar,
siquiera incidentalmente, sobre su carácter y su psicología. Sabio y hombre
extraño a actividades que exigen el uso de la firma uniforme, quizás no parara
mientes en cuestiones de tal jaez. Distraídos por lo general, los que trajinan por
rutas de la especulación filosófica, no van a volcar su atención en lo que para
un hombre de negocios es asunto vital.
Ungido por el
voto colectivo Juan Modesto Hernández ocupa un sillón de nuestra gloriosa
primera Asamblea Constituyente al lado de Mariano Gálvez, José Matías Delgado,
Juan de los Santos Madriz, Próspero Herrera, Manuel Barberena y José Simeón
Cañas, para sólo mencionar algunas cumbres. No poseo información acerca de su
labor parlamentaria, pero el hecho sólo de escalar altura semejante impone catalogarlo
en la seductora categoría de los selectos.
Imperativo el
deber de estudiar la personalidad de aquellos hombres que han visto la luz en
nuestro suelo y que a su paso por el mundo dejaron huellas reveladoras de su
elevación de Ideales. Factores positivos de progreso, son al mismo tiempo
argumento de que integramos un pueblo capaz de conquistar puesto de honor en el
Universo y desde este bello punto de vista el conocimiento de su obra será un
aporte a la forja de un bien entendido orgullo nacional.
León, Mayo de
1959.
*Reproducido
del libro del gran centroamericanista Dr. Armijo Lozano, “Por la Senda del
Istmo”, impreso en la Editorial Universitaria UNAN, León, Nicaragua, 1970).
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MODESTO ARMIJO GRAN CENTROAMERICANISTA*
La cuna del doctor Modesto Armijo se meció en
la región de nuestro “Septentrión, rico y paradisíaco”. Nació en la ciudad de
Ocotal, cabecera del Departamento de Nueva Segovia, el día 18 de Marzo de 1880,
y murió en León el 14 de Julio de 1969, pobre, pero cargado de
merecimientos siempre actuando como un
convencido unionista, digno discípulo de Jerez.
El doctor Armijo es un abanderado de la Unión
de Centro América, él es de los que piensan que mientras el Istmo esté
disgregado, seremos unos pobres pueblos
y que solamente unidos llegaremos a ser naciones dignas de respeto.
Siendo uno de los más destacados miembros del
Partido Unionista Centroamericano, recorrió en jira de propaganda de esas
benditas ideas el año de 1910 la república de El Salvador y la tierra de El
Quetzal en 1920. En la región norte de nuestro país fue delegado del Jefe del
Partido Unionista durante varios años. También ha concurrido a casi todas las
Convenciones de ese mismo Partido que se han verificado en Centro América, en
las cuales se ha dejado oír su voz orientadora, elocuente y encendida de amor
patrio y de fe en los gloriosos destinos de Centro América. Siempre haciéndole
propaganda a las ideas de Jerez, Barrios y Morazán, fundó en Matagalpa el
Semanario “18 de Junio” el cual fue de amplia orientación centroamericanista.
(Fragmentos del prólogo escrito por don José
Jirón Terán al libro del Dr. Armijo, “Por la Senda del Istmo”, editado por la
UNAN en 1970).
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