lunes, 27 de noviembre de 2023

MEMORABLE CEREMONIA OFICIAL EN UNA REFRESQUERÍA. Por: Leonardo Lacayo Ocampo. El Centroamericano, León Nicaragua. C.A. 22 de enero de 1970.

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    Un espigado y fortachón norteamericano, se mantenía en forma jugando beisbol. Había sido en los años dieces cátcher del otrora famoso pitcher chinandegano Juan Deshon. Ahora el atleta norteamericano se había casado con una dama de la familia Deshon.

    Mientras don Richard Frizell, el personaje de nuestra historia, recibía las curvas de un novel lanzador en una finca de Chinandega, un compatriota suyo le dio unas palmaditas en el hombro y le enseñó un mensaje: “Nombrado Gerente de la Panamerican Airways en Nicaragua”. Sería el pionero de los vuelos internacionales.

    Y así nacieron los vuelos de la PAA en Nicaragua, un 18 de Diciembre de 1929, hace exactamente 40 años.

    Se inauguró solemnemente el edificio de una refresquería en el viejo aeropuerto Xolotlán. ¿Decimos refresquería? Pues bien, eran las oficinas de la Panamerican, pero más bien parecía una casita de campaña, unos de esos kioskos donde se sirven refrescos en el Parque Central.

    Llegó el primer avión anfibio cubriendo la ruta hasta Managua. Algo extraordinario. Los nicas tardaban de quince a veinte días viajando a los Estados Unidos por barco.

    Los asistentes a la ceremonia aplaudieron entusiastamente. Se había posado el primer avión anfibio sobre el Lago Xolotlán. Abordaron el aparato los tres primeros pasajeros. Todo el mundo los veía como superhombres.

    La ruta que inauguró la Panamerican cubría Miami, La Habana, Cozumel, Belice, Tela, San Lorenzo, Managua y otras escalas hasta Panamá. La pista del aeropuerto Xolotlán era de tierra para los aviones Focker, de tres motores a hélice, que comenzaron después a llegar a Managua.

    En 1929 se volaba a Miami desde Managua en 50 horas. Ahora sólo toma dos horas un avión jet.

    Eran entonces épocas muy felices. No había problemas de tránsito. La mejor prueba era que don Rómulo Rosales, el pintoresco Romuleto, con casco de caza y pantalones cortos a cuadros, y un bastoncito de cacho se encargaba personalmente de vigilar el tránsito sobre la entonces calle del Campo, hoy Avenida Roosevelt. Pasaban entonces 20 automóviles cada 24 horas y 62 coches. Romuleto era hombre muy acucioso.

    En 1929 el pasaje a Panamá costaba 140 dólares. Ahora se pagan menos de 60 ida y vuelta.

    Se cumplieron 40 años de la llegada del primer avión de pasajeros de Panamerican a Managua. Ya los superaviones Boeing 747, de Panamerican cubren la distancia entre Nueva York—Londres a más de mil kilómetros por hora, en sólo cinco horas. Podrán llevar casi 500 pasajeros. La década de 1970 será de las alfombras mágicas, cuando tal vez hasta se podrá ir a la luna en un jet espacial.

    Y al cumplirse 40 años de un vuelo histórico echamos una mirada retrospectiva a un famoso intrépido aviador que apareció por primera vez sobre los cielos de Managua hace medio siglo y también perdió su cartera en el aire. Nadie sabe cómo. Después se dio cuenta de una dura realidad, el aviador, creemos que es de apellido Massimo Venditti. Estaba en Nicaragua el país de las sorpresas.

Managua, Enero, 1969.

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LA PURÍSIMA. Por: Adolfo Calero Orozco. En: El Centroamericano. 6 de Diciembre de 1962.

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    Nicaragua es tierra de María. Ella, por antonomasia la Virgen, la Purísima, a su vez es nuestra.

    De niños, bajo el altar solariego, aprendimos a amar la entrañablemente Bendita tradición, la que mantiene una imagen de la Reina del Cielo en los altares hogareños de toda familia que pueda y merezca llamarse familia nica.

    De niños, cuando el corazón humano tanto necesita, si bien más lo siente que lo sabe, del cálido amor maternal, aprendimos a contemplar con arrobamiento la dulce imagen de la Madre de Dios y Madre Nuestra. Ella fue siempre uno de nosotros en la familia cristiana, como lo quiso y expresamente lo dijo en la Cruz su Divino Hijo: allí está para sonreírnos en la hora buena, para escuchar nuestros ruegos y acompañarnos en la aflicción.

    Para ella son las mejores rosas del jardín casero, las velas encendidas y los alegres cantos de la Purísima.

    Para el aniversario de su Inmaculada Concepción se le festeja como a una cumpleañera. Los altares de la Virgen adornan, se iluminan se perfuman; la vida hogareña se exalta de regocijo filial; parientes, vecinos y amigos se asocian y entre ellos se distribuye el cargo de los nueve días de celebración con rezos, cantos y las clásica reparticiones. Refrescos, los inevitables gofios y alfajores, los limones dulces con la característica banderita de papel de color clavada airosamente en la fruta misma, con la bandeja de la repartidora se viste de alegres matices y la caña de azúcar, y los paquetes de golosinas… todo ellos es parte importante de la “novena”, conforme las más elementales reglas de la tradición.

    Es entonces la temporada del saludo mariano, tan nicaragüense tan profundamente popular y efusivo. ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!

    Diáfana alegría de la Purísima nicaragüense, emanada de la centenaria devoción hondamente arraigada en nuestro suelo, y que culmina, que estalla en la fiesta popular, colectiva, del 7 de diciembre: LA GRITERÍA. Las nutridas y ruidosas salvas a la hora del Ángelus, los cohetes y petardos; luz en los altares, música, cantos y los grupos que los entonan en las calles, visitando las casas que “la gritan”; júbilo y entusiasmo de chicos y grandes: es nuestra “Gritería”.

    Y hay que ver tales altares. Desde lo más humildes hasta los más rumbosos, muestran el cariñoso empeño por honrar y reverenciar a la Madre del Inefable Amor: en los colores domina el celeste de las mañanas claras del cielo nicaragüense; entre las flores; las del madroño azules y olorosas y las del sardinillo, que semejan estallidos de oro sobre el ramaje verde, imponen la nota tropical en el homenaje a la Flor de las Flores.

    Los cantos son la expresión más viva de la filial devoción, su música tan dulce y enamorada, sus tiernas y rendidas alabanzas, sintetizan el sentimiento popular, sincero y vehemente por la Virgen María en su Inmaculada Concepción. No son entonaciones litúrgicas ni tienen semejanza con los cantos religiosos propios para elevarse en las iglesias. Son una forma popular de alabar y glorificar a la Madre de Dios en las novenas de diciembre y el 7 por la noche se los oye en las calles cantados en coro por grupos en marcha, a pie y en vehículos, o frente a los altares, a múltiples voces de hombres, mujeres y niños.

    Y sigue las explosiones de cohetes y petardos, como un recurso de los que no pareciéndoles bastante la voz de su pecho buscaran en los estallidos de la pólvora una manera de hacer oír más y mejor la manifestación de su alborozo.

    ¿Y quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María! La Purísima la Madre amante y amada, la Patrona del pueblo nicaragüense.

    ¿De cuándo data esta entrega del corazón de Nicaragua a los pies de María Santísima? No podría precisarlo; los eruditos no nos lo han hecho saber. Antes bien pareciera que todos preferimos creer que siempre ha sido así; pero en todo caso es ya cosa de siglos, lo cual, dada la cortedad de nuestra historia como pueblo españolizado y organizado, es bastante.

    Evidentemente la devoción a la Inmaculada Concepción nos vino de España y en cierto modo arranca del mismo tiempo en que los misioneros españoles bajaban de los altares americanos a los ídolos de piedra que nuestros antepasados adoraban, y los sustituían con la Cruz del Redentor.

    Pero reconozcamos, digo: proclamemos con satisfacción, que la devoción mariana halló entre nosotros campo propicio: se fincó se extendió y se generalizó. De océano a océano, de frontera a frontera, en el corazón del pueblo nicaragüense, el amor a la Virgen María halló el más rendido de sus altares.

    El nica ama a María con afección cordial y espontánea sin imposición ni rigidez. No encuentra la venerada presencia sobrecogedora o solemne, sino familiar y grata, por eso la quiere como un hijo favorecido, con amor andaluz, de pie, a brazos abiertos y alegre el rostro, feliz de poder llamarla “Madre mía”.

    Muchas décadas antes de la proclamación del Dogma, la Purísima Concepción de María era ya una arraigada devoción nicaragüense. El Castillo desde cuyas torres Doña Rafaela Herrera disparó sus cañones en 1762 contra el osado pirata de allende el Atlántico, era el Castillo de la Inmaculada Concepción; y todavía cien años antes sobre el otros rumbo de Nicaragua, en 1672, el obispo Bravo y Laguna atestaba formalmente que “en el Convento de Nuestra Señora de la Concepción del Pueblo Viejo” tuvo en sus manos “un libro antiguo” donde pudo ver una información autorizada en enero de 1626 por Fray Benito Rodríguez de Baltodano, haciendo constar que la imagen de María Inmaculada venerada en dicho convento, había sido traída y donada por un religioso llamado Fray Rodrigo Sánchez Cepeda de Ávila y Ahumada, hermano de Santa Teresa de Jesús, religioso que según la tradición murió en dicho convento y allí fue sepultado.

    Otras imágenes de María Inmaculada que se veneran en distintos lugares de Nicaragua tienen también, sino su historia, sus propias leyendas, que por muy leyendas que sean, siempre dan fe de que el culto es popular y antiguo.

    Una imagen muestra un dedito quemado, y se lo quemó una vez que detuvo una corriente de lava para salvar a su pueblo; otra llegó flotando sobre las olas del Cocibolca para que le hicieran un templo en Granada; muy natural en Nicaragua, “tierra de lagos y volcanes” como la llama Dionisio Martínez Sanz.

    De cómo pasó el culto a María Inmaculada del templo a los altares hogareños, sí, lo sabemos de ciertos: fueron los padres de la iglesia de San Francisco, de Santiago de los Caballeros de León, a fines del siglo diez y ocho quienes observando las multitudes que asistían a la celebración de la novena de la Purísima Concepción que no cabían en el templo, optaron por distribuir imágenes entre los distintos vecindarios y recomendar que la novena fuera rezada en las casas donde pudieran levantarse y adornarse altares, con asistencia de los vecinos devotos. Corresponde pues, esta gloria a León, tierra de obispos y poetas.

    Dichosos nosotros, en nuestra América Española y Católica, de poder proclamar: Nicaragua es tierra de María. Ella por antonomasia la Virgen, la Purísima, a su vez es nuestra.

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¿CUÁL PURÍSIMA ES LA MÁS ANTIGUA? ¿La de la Chabela Lezama? En: La Prensa. 8 de diciembre de 1969.

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    ¿Será la Purísima de doña Isabel Lezama la más vieja imagen que se venera en Managua?

    Para doña Chabela Lezama, como es conocida popularmente en el Barrio 11 de Julio, su imagen se viene venerando desde hace más de 150 años.

    La historia del origen de la pequeña imagen, se pierde en el árbol genealógico de doña Isabel, quien lo único que recuerda es que a ella se la heredó su mamá y que esta última la había recibido de parte de su abuela.

    Doña Isabel tiene 25 años de estar celebrando el novenario de la Purísima. La imagen se le heredó su madre doña Genoveva Lezama, quien la había recibido también en herencia de doña Antonia Doña.

    La señora Lezama, expresa que los músicos que su madre contrataba para que le animaran la Purísima, murieron todos hace muchos años.

PERSONAJES

    Actualmente la Purísima de doña Isabel Lezama, se reza en casa de su hermano don Vicente Vanegas en los alrededores del hospital del Seguro Social.

    De entre los personajes que han asistido al novenario de su Purísima, doña Isabel recuerda al expresidente don Carlos Solórzano y quien era uno de los entusiastas cantores de la imagen.

    También recuerda doña Isabel al distinguido político de antaño don Rodolfo Espinoza, que fue vicepresidente de la República.

    La imagen de la familia Lezama, es pequeña, de unos 30 centímetros, pintada en tres colores. Por su tamaño, la imagen se pierde en la inmensidad del altar.

    ¿Habrá otra imagen más antigua en Managua?

¿LA DE DON CRUZ VEGA?

    El conocido comerciante Cruz Vega, quien vive a sólo media cuadra de doña Isabel Lezama, frente al Hospital del INSS, asegura que la más antigua es la suya.

    La tradición de la Purísima en esa casa, data del siglo pasado y lleva ininterrumpidamente 90 años de celebrarse.

    La señora Mercede Pereira, muerta hace más de 20 años, fue la iniciadora de la celebración y la mantuvo durante toda su vida. Murió a los 83 años de edad. Su hija, Angélica Pereira de Vega y su yerno don Cruz Vega han mantenido la costumbre y aún conservan la imagen con la que se hizo la primera purísima, imagen que tiene más de cien años de existencia.

TODOS LOS AÑOS CAMBIAN ALTAR

    La familia Vega Pereira todos los años gasta buenas sumas de dinero apara el montaje del altar. Siempre es diferente. Un año una concha, otro año una gruta, otras veces la virgen en medio del mar, todo en un decorado exquisitamente preparado.

    La familia recuerda que cuando murió doña Mercedes faltaban pocos meses para la “gritería”, pero ese año no dejaron de celebrarla, ya que en vida la señora Pereira les había manifestado que sí moría un siete de diciembre, en una sala debía velarse y en otra debía cantarse a la virgen.

    Otro año el altar fue objeto de atracción turística y hasta unos norteamericanos llegaron a retratar el altar. En esa ocasión la virgen, aparecía en un juego de luces que creaba ilusionismos, transformándose de acuerdo con las letanías, una vez en Rosa Mística, otra en Torre de David y así sucesivamente.

    Don Cruz recuerda que ese día la adaptación luminosa se logró sólo hasta las seis de la mañana del siete, después de luchar toda la noche. “Nos dormimos desconsolados, pero en la mañana nos despertamos con la gran sorpresa de que todo estaba funcionando bien” expresa con gran fe religiosa el señor Vega.

50 AÑOS DE HACER LOS “GOFIOS”

    Una señora de nombre María Cabrera, suministró durante cincuenta años los “gofios” para la gritería. Murió el año pasado.

    El montaje y decoración del altar es también cuestión de familia. El señor Ernesto Brown hijo, ha continuado esas labores que comenzara su padre hace más de treinta años.

    Las biznietas de la iniciadora de la tradición han recogido ahora el entusiasmo por la Purísima y manifestaron que mientras Dios les de vida, no habrá siete de diciembre que no la celebren. La tradición lleva ya cuatro generaciones.

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domingo, 19 de noviembre de 2023

SÓLO LAGARTIJAS HABITAN AHORA EL PALACIO PRESIDENCIAL DE MONCADA. En Semana. 12 de agosto de 1971.

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El chalet "Venecia" recién terminado. Aún no se habían construido los jardines

    La Laguna de Masaya se encuentra en el fondo de lo que se supones fuera el cráter de un gigantesco volcán, cuyo diámetro es de aproximadamente 10 kilómetros y que a su vez encierra los volcanes Masaya y Santiago.

    Por el lado de la ciudad de Masaya y sobre todo desde el malecón, se contempla un bellísimo panorama, dando la impresión de ser un ancho río surcado por corrientes internas que la dan diferentes colores y tonalidades al agua.

    La historia de los pueblos indígenas esta íntimamente ligada a la laguna, lugar en donde además del agua encontraban parte de su alimentación a través de la abundante caza y pesca que había en ella y sus alrededores.

Ventanas moriscas, como en el actual palacio. Don Francisco Aranda empezó a hacerlo en 1928. El humor cáustico de Moncada con los aspirantes. Los Ford 28 subían y bajaban por la Laguna. Cuando se inundó la casa en 1928.
    
    Entrando por el camino que está frente al cementerio de Nindirí, el visitante luego de pasar el desolado e impresionante paisaje conocido como “la piedra quemada” realiza un verdadero paseo, ya que la carretera va paralelo a la costa y entre frondosos árboles en donde sobresale el colorido de “las flores de mayo”.

    En esa época, blancas y abundantes garzas volaban sobre sus aguas, mientras pequeñas y perezosos cuajipales descansaban en la costa. Todo eso, además de patos, conejos y venados que había en la espesura, han sido exterminados y destruidos.


    También en una época, tanto la carretera que viene de Nindirí como la que conduce hasta Masatepe, conocieron el paso de personas que de una y otra manera han participado de nuestra historia en los últimos 50 años.

Igualmente, quien vea las ruinas de una casa de concreto que está en el balneario conocido como Venecia, poco dirá de ella, tal vez que en ella vivió el exPresidente José María Moncada Tapia.

Foto tomada en el momento en que estalla una carga de dinamita durante la construcción de la carretera que estuvo bajo la responsabilidad del General Mejicano Juan Escamilla 

EL CHALET DE VENECIA

    El General Moncada siempre había sentido gran atracción por la laguna de Masaya. Fue así que durante su gobierno se propuso a construir dos carreteras que llegaran hasta ella, una por Nindirí y otra por Masatepe, obra que estuvo bajo la responsabilidad del conocido mejicano y gran amigo de Moncada, General Juan Escamilla.

    En 1928, Moncada encargó al maestro constructor Francisco Aranda, la construcción del chalet Venecia. Menos de un año duró aquello, mientras tanto se edificaron algunas barracas y galerones en donde acostumbraba llegar Moncada con sus más íntimos amigos, entre los que se contaba el General Anastasio Somoza García.

    La casa de dos pisos estaba ubicada a orillas de la laguna y la rodeaban grandes jardines con garzas y toda clase de aves. Las fiestas que se celebraban eran muy concurridas.

    Potentes motores proporcionaban la energía eléctrica que mantenía una gran iluminación que daba al chalet, visto desde Masaya, una visión casi fantasmagórica, lo que unido a las muchas leyendas y decires que había sobre la persona de Moncada, hacían del lugar un sitio atractivo.

LA ESCOGENCIA DE SACASA

    En el chalet se tomaron muchas decisiones de nuestra política criolla, con toda su mezcla de intrigas y emisarios. Uno de estos episodios está relacionado con la escogencia para candidato presidencial del Dr. Juan Bautista Sacasa.

    Eran varios los candidatos que se disputaban la sucesión de Moncada. Este naturalmente tenía su preferido, por lo que invitó a los convencionales para que se reunieran en la laguna y discutir el asunto.

En uno de los patios del Chalet. El Sargento, Alemán, viejo asistente militar de Moncada, junto a dos motociclistas checoslovacos y el famoso caballo blanco del General. 

    Se cuenta que, en lo acalorado de las discusiones, alguien se exaltó y atacó fuertemente a Moncada, insinuando que por el hecho de llegar éste mucho al chalet y esta ubicado cerca del agua, el General se había convertido en una rana.

    Moncada dominando su ira y con el humorismo cáustico que le caracterizó, quedó viendo a varios de los presentes y exclamó: “Dicen que soy una rana, pero de esta rana han salido todos estos sapos”. Sin embargo, a la larga, no salió el candidato que él hubiera querido.

CASA PRESIDENCIAL EN 1931

    Cuando el terremoto de Managua en 1931, durante algún tiempo el General Moncada se trasladó al chalet en donde de hecho funcionó la Casa Presidencial, ya que era en ese lugar en donde se firmaban los decretos y acudían los altos funcionarios del gobierno, lo mismo que el cuerpo diplomático.

Una placa incrustada en la roca con la firma de Moncada, recuerda la abierta (sic) de la carretera en la peña

    Los Ford 28 subían y bajaban por las dos carreteras. La construcción de ambas fue una verdadera hazaña, especialmente la que viene de Masatepe, la cual fue abierta en la roca de las paredes del antiguo cráter a base de dinamita. Una placa de bronce incrustada en la roca dice con la firma de Moncada, “lo que vale la voluntad humana dirigida hacia el bien”.

SE INUNDA EL CHALET

    Cuenta don Lorenzo Alemán, quien durante muchos años fuera el ayudante militar del General Moncada, que en el mes de mayo de 1934 hubo torrenciales lluvias que provocaron fuertes corrientes que hicieron subir el nivel de la laguna.

    El día 27 de mayo una de estas corrientes penetró al chalet. Moncada que acostumbraba a dormir en el primer piso fue despertado violentamente, subiendo al segundo piso y quedando todo lleno de agua y lodo. Al día siguiente se marchó y muy pocas veces regresó, ya que el nivel de la laguna continuó subiendo hasta hacer desaparecer todo el primer piso.

    Lentamente el chalet se fue destruyendo. De los hermosos jardines no quedaron ni restos. Solamente sobresalían las ventanas estilo morisco del segundo piso y las paredes que por ser concreto resistieron la inclemencia del tiempo.

    Al bajar el nivel del agua, quedó aterrado el primer piso y poco a poco monte y arbustos fueron creciendo en donde tantos acontecimientos políticos y sociales habían ocurrido. Mientras tanto el poder de Somoza, surgido en gran parte de aquel chalet se afianzaba ya que en miras de establecer una dictadura dinástica.

EN LA ACTUALIDAD

    Entre los árboles y el monte surgen las paredes de lo que fuera aquel bello chalet, sitio de muchos acontecimientos históricos. Las rastreras lagartijas se mueven por doquier, tal vez, símbolo de un pasado en el que seres humanos servilmente se arrastraban como ellas ante los poderosos de aquellos tiempos.


    Los visitantes ignorantes de los que el chalet fue, pasan junto a él observando las ruinas con cierta curiosidad. Conocido el sitio como “la casa de Moncada”, poco se sabe en el fondo de lo que en verdad ocurrió en el chalet.

    La mayoría de los que llegaban a él han fallecido. De aquellos viajes semanales que casi siempre comenzaban los viernes y terminaban los lunes sólo las abandonadas ruinas podrían hacer el relato, y este se queda en el misterio, puesto que la laguna, como si hubiera tenido un pacto secreto con Moncada, es en este sitio donde lanza con más fuerzas sus olas, como pretendiendo acallar con su ruido las voces del pasado.

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jueves, 16 de noviembre de 2023

LA EXPLOSIVA Y LUMINOSA MUERTE DE "LA CAIMANA". En: Semana. 22 de Agosto de 1971.

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        Hacía estallar los Cielos de Managua

    Pocas veces se ha comentado tanto la muerte de un personaje popular como la muerte de Carmen Aguirre, la gran pirotécnica conocida por todo Managua, y todo el país, como “La Caimana”.

    Nacida y crecida en medio de la pólvora, Carmen Aguirre vivió y murió de modo fantásticamente pintoresco.

    Era parte folklórica de la ciudad, que mantenía la explosión luminosa en los cielos, los días de fiesta, aún por encima de los rascacielos que empiezan a aplastar la aldea antigua de Managua.

    La vida privada de doña Carmen, era otro punto de comentario chispeante y simpático.

    Una fuerza policial fue necesaria para controlar la multitud de unas 5,000 personas que llegaron a la vela.

    Debido a que ella planeó un entierro atronador, con la explosión de bombas, cohetes y morteros que ella fabricaba, este personaje popular, sin duda, tuvo el entierro más ruidos de que haya memoria en la ciudad de Managua.

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"La Caimana" durante un acto político.
    Era afiliada al partido de gobierno.

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"La Caimana" luce su temible 45, que sabía manejar muy bien.

"La Caimana" se llamaba Carmen Aguirre Ocampo, pero 
gustaba ser llamada "Camelo" por sus íntimos.
Aquí viste el traje típico durante una de las fiestas 
populares de Managua.

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El padre Echaverri canta el responso a "La Caimana"

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"La Caimana", vestida de saco y corbata, baila con una amiga en una fiesta popular. La famosa mujer hacía girar a su alrededor a todo un mundillo lleno de rarezas de Managua.





martes, 14 de noviembre de 2023

CRÓNICAS DE AVILÉS RAMÍREZ: RUBÉN DARÍO Y CENTROAMÉRICA. En: El Centroamericano. 30 Septiembre de 1967.

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         Es con retardo (a causa de estar yo viajando por Sicilia y Córcega, partiendo de la Costa Azul) que llega a mis manos una tarjeta de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, anunciando que el Consejo Superior Universitario Centroamericano rendía, en la ciudad de León, un homenaje a Rubén Darío. Lo del homenaje no me llamó la atención, porque todavía están allá celebrando el centenario del poeta de “Azul”, y resulta así solo un homenaje más. Pero sí me interesó particularmente el que estuvieran reunidos en León los cinco Rectores de las Universidades de Centroamérica, a los cuales se agregó el Rector de la Universidad de Panamá. Más que la política, el comercio a las finanzas, es la poesía la que los reúne, y ese solo hecho es digno de ser comentado en letra de imprenta.

         Pero hay más; la persona que tan bondadosamente me envía la tarjeta, me anuncia que “para mediados de septiembre se reunirán profesores e intelectuales de las Universidades centroamericanas, en Mesa Redonda, en la que serán comentados los más importantes estudios darianos publicados después de la celebración de los festejos del Centenario”. Es decir que no solo en Nicaragua, sino las cinco repúblicas centroamericanas unidas, las que injertan la savia de sus mejores ingenios para confeccionar este ramo de rosas que expone, para que todo el mundo las vea y las huela, en un jarrón colocado en mitad de una mesa redonda. La unión se hace por la poesía y no por los intereses materiales, y este solo detalle merece un alegre repique de campanas.

         De lejos pienso en que varias sombras heroicas se despertarán con el sonido de estas campanas, entre otras la de Morazán, la de Rufino Barrios, la de Máximo Jerez, la del mismo Darío, las de los primeros padres de la Primera Patria centroamericana, cuando las estampillas del correo mostraban cinco simbólicos volcanes dentro del mismo pequeño rectángulo y la bandera era una sola. Todos esos Rectores y todos los participantes de esa Mesa Redonda de 1967, son una esperanza viva y ejemplo, considerados en la distancia y en el tiempo. El vaso está rajado desde hace tiempo, pero ellos son la goma untada en las rajaduras. Así al menos dan la impresión de lejos.

         De esos Rectores tengo el honor de conocer, epistolarmente, solo al Dr. Carlos Tünnerman Bernheim, de la Universidad Autónoma de Nicaragua, alto intelectual, si los hubo, en el universo letrado de aquel Alma Mater, espíritu al día en esas disciplinas, oído atento a todas las innovaciones mundiales de la enseñanza superior. Y no dudo que sus otros ilustres compañeros centroamericanos de rectoría tienen el mismo diamantino valor que él, y que todos juntos, no solo se reúnen para celebrar al Aeda de Nicaragua, sino que se comunican, se consultan y cimentan proyectos universitarios para el futuro de la gran patria centroamericana.

         El destino de las Universidades es, moral y espiritualmente, de una importancia capital. Es bajo sus techos que se organizan las generaciones del futuro, que se forjan los ciudadanos y se cristaliza y se eleva el alma de cada uno. No solo los Rectores deben tener conciencia de esa realidad, sino las familias, los alumnos y los mismos gobiernos, para que todo el mundo coopere en las victorias universitarias, que en el fondo significan la victoria del futuro de las patrias. Los Rectores medioevales de la primera Universidad de Bolonia, en Italia, ya pensaban así, y messire Robert de Sorbón también, cuando fundó su Colegio. Y el Rector de los Rectores de la España contemporánea, Dr. Miguel de Unamuno, iba lejos aún, y recuerdo que vislumbraba, por lo menos en su charla visionaria, y menos utópica que la República de Platón, una Universidad regentadora y gubernativa del país, cuyos funcionarios fueron los alumnos más inminentes y especializados en cada materia.

         Rubén Darío, pues, sigue uniendo a los desunidos, con el cemento mágico de su poesía. Si alguien se lo hubiera dicho en vida, no lo hubiera creído, le habría parecido demasiado bello. A veces más que manejando una espada, se es héroe manejando una lira. Y en esas reuniones de Rectores y de alumnos eminentes centroamericanos, el poeta está probando su heroicidad unionista. Nadie como él sufrió el duelo de las pequeñas y miserables patrias desunidas, gobernadas por los tiranos sombríos que ignoraban a las Universidades balbucientes de la época. Por culpa de los levantamientos nocturnos tuvo a veces que huir despavorido entre fogonazos de rifles dementes, a refugiarse en otra republiquita arrodillada y maniatada también por otro tirano, y expuesta a otras tragedias nocturnas y sangrientas.

         El general unionista nicaragüense Máximo Jerez decía que con el cañón había preguntado a Centroamérica “que hora era”. La había consultado también en el cuadrante de la cordura de sus ciudadanos. Y agregaba que Centroamérica le había contestado categórica: “Es media noche todavía”, LASCIATE OGNI SPERANZA. Eso pasaba en la segunda mitad del siglo pasado, cuando Rubén Darío estaba naciendo. Esta reunión de Rectores, de escritores y de alumnos jóvenes, que motiva esta esperanza crónica, no hubiera sido pensable. Lo que quiero decir que aquellos pasecitos se están alejando de la medianoche jereziana y que en ellas está apuntado el alba ¡Quién se lo hubiera dicho a Jerez y a Rubén Darío!

         Costa Azul, 1967.

CARRERAS DE CINTA EN 1926: CUATRO PAREJAS TERMINARON CASÁNDOSE. En: Semana. 8 de agosto de 1971.

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     Aquella tarde del 7 de agosto de 1926, el Parque de San Sebastián se hallaba completamente lleno. Numeroso público se había congregado bajo los árboles, mientras los jinetes lucían sus espléndidas cabalgaduras, sobre todo al pasar frente a la tarima donde jóvenes y bellas señoritas aguardaban la competencia de la cual saldría la reina de las carreras de cintas.

Las fiestas de Santo Domingo, estaban muy alegres. La imagen ya había hecho su tradicional entrada por el camino de las Sierritas y los toros se lidiaban en la plaza del Caimito, sitio donde años más tarde sería construido el Instituto Ramírez Goyena.

Los diferentes barrios de Managua, participaban de las festividades y el de San Sebastián, no era una excepción. Aunque peque la iglesia y construida sobre todo de madera, bastantes casas comenzaban a levantarse donde hacía pocos años estaban cubiertos de montosos potreros.

El restaurante La Dinamarca, lugar donde se servían frías cervezas con sabrosas bocas, hasta era punto de referencia en la ciudad capital.

En el costado sur del grande y hermoso parque estaba instalada la enorme tarima. Sobre ella las más bellas jovencitas conversaban animadamente, saludando a los jinetes, cuyas cabalgaduras levantaban pequeñas nubes de polvo en la calle sin pavimentar, lo que, en vez de molestar, daba al ambiente sabor a campo.

Las pequeñas argollas atadas a cintas multicolores, colgaban al frente de la tarima, en espera que en veloz carrera, los jóvenes jinetes trataran de ensartarlas para luego, el que más argollas tuviera, eligiera entre las candidatas a la reina de las carreras de cintas.

CANDIDATAS Y CORREDORES

Las candidatas, escogidas entre las más bellas señoritas de entonces, observaron con emoción la salida del primer jinete. El caballo pasó velozmente, hubo movimiento en la cuerda donde colgaban las argollas, pero todas quedaron en su sitio.

Y no era para menos la emoción. Algunas de las candidatas eran cortejadas por varios de los corredores, sentimientos que con el tiempo serían correspondidos, formando años después honorables y distinguidos hogares de la sociedad de Managua.

Adornaban aquella tarde la tarima, las señoritas Emilia Caligaris, Blanca E. Castillo, Anita Aguirre, Emigdia Bernheim, María Hurtado, Adela Espinoza, Amanda López, Elena Castellón, Olga Leetz, Berta Solórzano, Sofía Bárcenas, Merceditas Ruiz y Carmen Reñazco. Es posible que otras apreciables señoritas hayan sido candidatas, pero ésta fue la lista que logró confirmar SEMANA.

Entre los corredores estaban los jóvenes Humberto Fonseca y Mendoza, Capitán Humberto Ré, Salvador Castrillo h., Enrique Arturo Genie, Esteban Mc Craf, Juan Aguerri, Ramón Enríquez, Horacio Wheelock, Jesús Castillo, Pablo Aguerri, Guillermo Manzanares, Alfonso Arana, Jorge Huezo, Edmundo Leets y otros. 

Algunas personas de las mencionadas han fallecido, pero en su mayoría permanecen vivos, recordando, tal vez, al mirar a sus hijos y nietos la época de su juventud. Los enviados de SEMANA, tuvieron oportunidad de conversar con varios de ellos, ahora que se cumple el 45 aniversario0 de aquella carrera de cintas. 

LOS TIEMPOS DEL VALSE Y FOX TROX 

Las carreras de cintas finalizaron ya casi al anochecer. La gente invadió la ancha calle y las señoritas y corredores partieron a sus casas para prepararse y asistir al tradicional baile que precedía las carreras de cintas. 

Quedaba entonces el Club Managua en el sitio donde ahora está el restaurante El Eskimo. Los bailes de moda eran los valses y el fox trox. Las notas evocadoras de los bosques vieneses llenaban de romanticismo a nuestra juventud de entonces y la inspiración de los compositores europeos, sin faltar el mejicano Juventino Rosas, despertaban los sentimientos.

No falta la música alegre, al finalizar la fiesta, casi a los de la mañana, cuando la orquesta variando completamente ejecutaba entre la algarabía de los jóvenes la popular pieza “Tinita se ha perdido”, con la que generalmente terminaba el baile.

No faltaban también los clásicos “chaperones” o “chaperonas”, o sea, aquellas personas de mayor edad a las cuales se encomendaba la compañía de las jóvenes que iban a la fiesta, casi siempre un familiar cercano.

SEMANA con motivo de las festividades de Santo Domingo ha hecho lo posible para obtener los datos de aquellas carreras de cintas del 7 de agosto de 1926, las que fueran organizadas bajo el auspicio de la Junta Femenina y a beneficio del Socorro Infantil.

Fueron, sin lugar a dudas, tiempos de la más sana alegría. Una época inolvidable y que tal vez, hasta ignoren los hijos y nietos de aquellos cuyas manos halaron con firmeza la rienda del brioso alazán y que lucieron en sus cuerpos la cinta que significaba belleza y simpatía. 

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viernes, 3 de noviembre de 2023

LA PROCESIÓN NOCTURNA. Por: Santiago Argüello. Publicado en: La Semana. Año I., Número 1. León, Nicaragua, C.A. 10 de Agosto de 1919.

 

LA PROCESIÓN NOCTURNA

Por: Santiago Argüello


(Cuadro criollo)

    La calle está pringada de cera. Los chiquillos     
trajilimpios otean de un lento pito al son,
cuando asoma el sudario y entre hileras de brillo
serpenteando en sombra viene la procesión.
 
   ¡Oh pito sugestivo de olor de cera negra,
de cautivos, de luces y tocas de fuestán!
¡Oh pito melancólico que con tristeza alegra
las infantiles torres que repicando van!...
 
  Y aroma el corozo;
y ríe de gozo
de estreno el rebozo.
 
   Y pasa un olor
de geranio y de reseda
y de cofre de alcanfor:
 
  Mientras gime el pito junto del tambor.
 
  El tambor enano
de parche marcial
que toca la mano
del indio ritual.
 
  Y el tambor enano
va junto al sudario con su pito hermano
como dos inválidos que se dan la mano.
 
   Y pasan y pasan y pasan…
Miradas que rezan, miradas que abrasan…
 
   La de ojos de feria que la calle adorna,
la que baja el párpado como la humildad,
y la que a los lados los ojos entornan
con un sesgo oblicuo de curiosidad.
 
   Y pasan y pasan y pasan…
miradas que rezan, miradas que abrasan…
mientras ritma el son
de la sacra marcha de la procesión.
 
   Tras de cada santo, bien un remolino
de atropellamientos y de ardor divino.
 
  Unos que se empujan para ver mejor
 
  Otros que no sienten sino su fervor.
 
   El gemido, en tanto,
de los serafines,
tras de cada santo
fingen los violines.
 
   Todos ven los santos con febril deseo,
los santos que a trechos se miran pasar
con su andar de palo, con su cantoneo
todo de una pieza, sin articular.
 
   Y atrás… la Madona, siguiendo sus huellas…
Lustrosa de lágrimas, húmedos los hilos
crespos, de pestañas, en su angustia bellas;
en panoplia el pecho, con sus siete filos;
y en abismo el manto, con su mar de estrellas.

   Y detrás su pena,
sin un alma, una música deshilachada suena.
        
   Lejos, como onda que rueda,
se oye la gente ruidosa;
mientras esta calle queda
silenciosa.
       
   Que cual dos hermanos, el grito
y el dolor,
ya en otra parte asoma el pito
y el tambor.
 
  Junto al sudario, llora el pito
y tose a ratos el tambor.
 
  Y el indio regordete y serio
con ritual gesto de misterio
y en la cabeza un lienzo tostado de almidón,
dice en su pito lento, con gesto de misterio,
¡que viene ya la procesión!...
        
Publicado en: La Semana. Año I., Número 1. 
León, Nicaragua, C.A. 10 de Agosto de 1919. 
“Revista Literaria – Comercial y de Anuncio”.
Director: C. Arturo Aguilar
Gerente: H. Ramírez V.
Redactor: Federico Schneegans.
Editada en la Tipografía G. Alaniz.

LA ÚLTIMA PESADILLA DE RUBÉN DARÍO. Por: Santiago Argüello. En: El Gráfico. Octubre 20, de 1929.

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LA ÚLTIMA PESADILLA DE RUBÉN DARÍO. Por: Santiago Argüello. En: El Gráfico. Octubre 20, de 1929.

ACUÉRDATE de un día tristísimo. Era un día gris, pluvioso: uno de esos días que cuelgan telarañas de melancolía sobre las cosas y las almas. En un vasto aposento, destartalado, vacío de muebles, oliente a drogas, extendíase un lecho sin cortinas. Sobre el lecho, inmovilizado por un sueño casi comatoso, el cuerpo humano y moribundo de un divino mortal: el de Rubén Darío. Un reloj de pared punteaba en fúnebre sobre el silencio. El enfermo dormía con la boca entreabierta, por la que asomaba, y a ratos se movía convulsivamente, la cresta pastosa de la lengua. Yo, a la vera del lecho, miraba con inquietud al agonizante. De pronto, un sobresalto de Darío…

         —Qué te pasa, Rubén?  

          —Nada, nada… es que…

         Sus ojos se salían, perforadores, del enigma. Era como el retorno de aquel temblor de espanto que ante la idea de la muerte le había acongojado siempre, de la idea que había sido de continuo el pavor de su existencia. Hubo un momento en que a mí mismo me contagiaba el miedo. E insistí:

         —¿Es que sientes dolor?

          —No, no… ¡Ah”, sí… Fue una pesadilla horrenda… ¡Por Dios, no me dejes solo!

         Temblaba. Sus ojos movíanse ahora de un lado para otro, como buscando en el vacío. Ojos horrendamente inquietos, inquisidores, ansiosos de una temida solución. Y un instante después:

         —Oye (apretándose fuertemente la mano), quiero que tú me ayudes a comprender, a saber, qué era.

         Y me contó su sueño:

          —Esto es algo dantesco. ¿Sabes? Cosa de trasgos y empusas… Y que yo era la víctima… ¡Fígurate!... ¡Qué me arrancaban la cabeza, Santiago!... Era mi cabeza y, sin embargo, yo mismo estaba viendo que me la arrancaban. Y eran dos hombres estrábicos de rabia, quienes estaban forcejando por poseerla, frente a mis ojos espantados... Y yo los veía, luchando, pegándose por arrebatársela. Y mi cabeza pasaba de unas manos a otras… ¡Figúrate! Mi cabeza arrancada, asida por los dedos furiosos, pelota coagulada, horrible… con rostro que era el mío… Y era mi cabeza, por la que dos hombres se peleaban… ¡Espantoso, espantoso, espantoso!

         Después de tal escena, cayó profundamente fatigado en el letargo de antes.  Y pasaron tres días de incesante agonía. Y, al cabo, se paró el reloj de aquella vida que marchaba arrastrándose. ¡Y cosa estupenda! En la misma noche de su muerte, practicaron autopsia. Le aserraron el cráneo. Le extrajeron el cerebro. Y el notable cirujano que trepanó los santos huesos, que había sido compañero de infancia del muerto, y que tenía suficiente talento para apreciar el valor de esa reliquia, y suficiente amor para guardarla con veneración, quiso llevarla. Mas, un hermano de la viuda abrigaba propósitos iguales a los del galeno. Y así fue cómo dos hombres pelearon por una cabeza cercenada, frente al propio cadáver. 

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