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domingo, 4 de enero de 2015

ISLA DEL CARDÓN: UN MONUMENTO A LA ETERNIDAD. Por: Salvador D'Arbelles, historiador corinteño. En: La Nación, 11 de diciembre de 1976.

ISLA DEL CARDÓN: UN MONUMENTO A LA ETERNIDAD. Por: Salvador D᾽Arbelles, historiador corinteño. En: La Nación, 11 de diciembre de 1976.

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La Isla del Cardón, la enorme mole de piedra, de roca sólida, es un monumento a la eternidad, pues, milenios han transcurrido y la isla continúa desafiando el tiempo, apenas gastada por uno de sus lados, el que resiste las embestidas del Océano Pacífico, causa de la erosión motivada por el roce constante contra las rocas de los vientos marinos que la han azotado durante siglos, en todos los tiempos y en todas las direcciones de la Rosa Náutica.

Sin poder precisar el principio de su formación, se puede asegurar que esta se pierde en el transcurso de los siglos. Nada hay que revele su formación a no ser hipótesis muy difíciles de comprobar.

Geográficamente la Isla del Cardón, está situada en un cuadro formado por las posiciones: 12º 27᾽ 18᾽᾽ Norte y 12º 27᾽ 55᾽᾽ Latitud Norte y 87º 12᾽ 7᾽᾽ Longitud Oeste, del meridiano de Greenwich, en el Océano Pacífico.


La Isla del Cardón, mide de largo tres cuartos de milla náutica, teniendo frente a Corinto una elevación de once metros sobre el nivel del mar.

Según el erudito oceanógrafo, Eliot G. Mears, en su monumental obra “Pacific Ocea” (Océano Pacífico, el origen de las islas resulta algo extremadamente contradictorio, pero hay quienes creen y  aseguran que algunas de estas parcelas diseminadas en el Océano, son restos de un Continente perdido, mientras otros mantienen la teoría que las islas son el resultado de actividades volcánica submarinas.

Respecto a esta teoría hay en que basarse y tenemos entre muchas otras a la Isla de Hawai, que son de origen volcánico, formadas por una cadena de volcanes en medio del Océano Pacífico.

Item más, el Archipiélago de Colón (Islas Galápagos), Eastern Island y las Marquesas, están formadas, como muchas otras, por material volcánico.

Si se da un vistazo a un mapa del Océano Pacífico, allí se encuentran muchas islas de coral, los atolones, que por lo general, todas tienen base volcánica. La famosa bióloga, oceanógrafa y escritora de renombre mundial, Rachel L. Carson, en su gran  obra laureada “The Sea Around Us” (El Mar que nos rodea”), que al publicarse fue el libro del año en los Estados Unidos de América, dice: “a medida que las tierras escondidas bajo el mar se va conociendo, ocurre una y más veces la interrogación: pudieran las masas sumergidas de las montañas bajo el mar, esta unidas a los famosos continentes perdidos. Oscuros e insustanciales como son los relatos de tales tierras legendarias –la fabulosa Lemuria del Océano Índico, la Isla de San Brendan, la perdida Atlántida— las cuales persistentemente aparecen arraigadas a la memoria en el folklore de muchas partes del mundo”.

Contrariando la valiosa y poderosa opinión de la Señorita Carson, según los doctos, la Isla del Cardón, formó parte del perdido y si se quiere legendario Continente de Mu, desaparecido bajo las aguas del Océano Pacífico, hace quien sabe cuántos milenios, después de uno de los más grandes cataclismos ocurridos en la Tierra.

Según los mismos doctos, las rocas de Fierabras, mal llamadas Rockaway Reef por la Oficina Hidrográfica de Washington, D.C., así como la línea de rocas que se ven en todos los esteros vecinos y hacia la serranía, y la mismísima Cordillera de los Maribios, dicen que formaron  parte del perdido Continente de Mu.

Esta hipótesis puede ser cierta, y puede ser pura fantasía pero la verdad irrefutable es, que, en una época hace milenios, el mar cubría la tierra, según se ha podido comprobar científicamente. En la misma Cordillera de los Maribios, específicamente en el Volcán San Cristóbal, a una altura superior a la mitad de su elevación, allí se han encontrado petrificados restos de vida marina animal, teniendo esto como una explicación que el mar cubría estas tierras. Esto mismo encontró la Señorita Carson en el Himalaya, la más alta de las protuberancias de la Tierra.

La enorme mole de roca que forma la Isla del Cardón, constituye la defensa natural de la Isla de Corinto, formada por muchos siglos después por la acumulación de arena arrastrada por la fuerza de las mareas  y acumulada o amontonada sobre base posiblemente volcánica.

Sin la Isla del Cardón, jamás las mareas hubieran formado la Isla de Corinto, producto de la erosión de tierras de procedencia desconocida.

La llegada a la Isla del Cardón, de Don Gabriel de Rojas y su gente, es el primer acontecimiento que registran los anales históricos del lugar, acaecido esto en 1533 como se deja dicho antes.

En el transcurso del tiempo, la Isla del Cardón, ha acumulado por causa de las mareas y de los vientos constantes, una capa de tierra dulce, de pocas pulgadas de espesor, arena salóbrega del mar convertida en dulce por el rigor de las copiosas lluvias que durante siglo han lavado la sal marina, la cual se cubre de espesa o tupida maleza  y crecen algunos pequeños arbustos que nunca llegan a su completo desarrollo, porque se secan con el rigor del sol de Verano y renacen al entablarse las lluvias de nuestros inviernos.

Durante siglos, la Isla del Cardón fue un lugar solitario, desierto, donde nadie llegaba arrullado sólo por la eterna canción de las olas del mar y visitada únicamente por aves marinas y algunas pocas aves terrestres transitorias.

Pelicanos, gaviotas, petreles, gavilanes marinos, tijeretas marinas, algún albatroste y una fragata extraviada en sus largos vuelos oceánicos, descansaban en la Isla del Cardón, obtenían qué comer, pasaban las noches y formaban sus nidos, sin ser molestados por ser humano.

Fantásticamente bellos son los amaneceres y los crepúsculos vistos desde la Isla del Cardón, algo que Natura dio al lugar como uno de sus grandes atractivos naturales.

A principios del Siglo XX, se construyó el faro actual cuya construcción sólida y a base de arena, cal y cemento, resiste los rigores naturales del mar y del viento, siendo dotado de luz acetileno que sus destellos se ven a catorce millas náuticas de distancia, siendo una verdadera garantía para la libre navegación marítima comercial con países de ultramar.

Este faro como los anteriores está colocado en el morro de la Isla del Cardón, ocupando la posición geográfica del 12º 27᾽ 54᾽᾽ Latitud Norte y 87º 12᾽ 31᾽᾽ Longitud Oeste del meridiano de Greenwich en el Océano Pacífico.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas navales de la Marina de Guerra de los Estados Unidos de América, acantonadas en la Base Aéreo-Naval de Corinto, ocuparon militarmente la Isla del Cardón, construyeron tres pequeñas casas de madera y como táctica guerrera, apagaron la luz del faro. Después instalaron la segunda comunicación telefónica y la primera telegráfica submarina con Corinto Isla del Cardón, la Península de Castañones la cual se perdió al reventar el cable, el ancla de un vapor de la Grace Line que allí ancló y las autoridades respectivas no se interesaron debidamente para que esa empresa naviera restituyera aquel medio importante de comunicación submarina.

Cuando estas fuerzas navales recibieron orden de retirarse de la Isla del Cardón, olvidaron enllavar el faro, quedando la puerta abierta, sin haber allí ningún Guarda Faro, lo que motivó que alguien que llegó a la Isla, penetró en el faro y cortó el tubo que conecta los cilindros de gas acetileno con la potente lámpara, perdiéndose para siempre.

Esto dio lugar a que la Aduana de Corinto, sustituyera el tubo robado por otro, pero de menor espesor, dando esto por resultado que los destellos de luz se vean solamente a 3 o 4 millas náuticas de distancia en el mar, constituyendo esto un verdadero peligro para la navegación marítima comercial con Corinto.

Este peligro subsiste hoy en día y nada se ha hecho por corregirlo a pesar de los muchos años que han transcurrido desde que terminó aquella conflagración mundial.

En 1901 se instaló la primera comunicación telefónica submarina de Corinto a la Isla del Cardón, la cual era de vital importancia. Esta comunicación se perdió al anclar un vapor de la Panama Mail Steamship Co. (Grace Line), reventando el cable submarino, pero la indiferencia de las autoridades locales jamás fue reparado el daño.

La primera persona nacida en la Isla del Cardón, es Don Francisco Palma Martínez, el querido y respetado Pancho de los Perros, Apóstol de los Animales, gran políglota, músico nacional de renombre, erudito escritor, autor de varios libros, ahora residente en la ciudad de León. Nació el 10 de Mayo de 1891. La generalidad de la gente lo cree leonés, pero resulta ser corinteño, auténtico cardoneño.

El primer crimen que se cometió en la Isla del Cardón, fue precisamente en el pozo de la Isla. La esposa de un Alto Oficial de la guarnición, pretendiendo él librarse de ella para casarse con otra mujer, la arrojó de cabeza en el pozo.

La infortunada esposa al golpearse la cabeza en el fondo de la roca perdió el conocimiento y se ahogó. Otra versión de este crimen es que la esposa se arrojó al pozo por celos al darse cuenta que su marido pretendía abandonarla para casarse con otra mujer.

Con frecuencia, en nuestra época, la Isla del Cardón, en el Verano es visitada por personas del interior del país que allí llegan para pasar el día, bañarse en el mar y gozar de la belleza natural del lugar. 

En la actualidad en la Isla del Cardón, sólo vive el Guarda Faro y su familia. 

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Nota de EPV h., Director del Blogspot: 

El Dr. Salvador D´ Arbelles fue autor de numerosos artículos periodísticos relacionados al Puerto de Corinto. En Marzo de 1933 publicó una "Monografía sobre el Puerto de Corinto", que fue impresa en la Tipografía Saballos, de esa localidad. 

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domingo, 14 de septiembre de 2014

CABO GRACIAS A DIOS. Por: Jorge A. Ibarra B. En: La Prensa, 25 de Diciembre de 1966.

CABO GRACIAS A DIOS. Por: Jorge A. Ibarra B.  En: La Prensa, 25 de Diciembre de 1966.

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CABO GRACIAS A DIOS. Fotografía de Carlos Maturana Santos
Tomada de Internet
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Cabo Gracias a Dios, el puerto último en la parte norte de Nicaragua, y el más pequeño, a cuyo lado pasa el majestuoso Río Coco, en un derroche de imponente belleza panorámica, está situado últimamente en el lugar que los nativos le llaman “Twibila” que en nuestro idioma quiere decir salida del Zacatal. Uno de los motivos porque los misquitos dieron esta denominación a dicho lugar era porque cuando habían crecientes del Río, estas arrastraban de las numerosas y grandes lagunas tierra adentro, hacia la salida del mar, grandes cantidades de nenúfares, impidiendo la navegación.

Es una cosa ella ver aquella inmensidad de aguas pobladas de nenúfares, dando la impresión de un vasto jardín acuático poblado en su superficie de aves exóticas, hasta que con la fuerte corriente del Río en creciente, todas estas millas de flores van adentrándose hasta que se pierden en la lejanía y es arrasada por la corriente mar adentro…

El Río Coco es impetuoso al bajar los raudales del Cairasa y del Tilba Jinotega abajo, y hacen muy peligrosa su navegación; llegando a los Caseríos de Asang, y San Carlos, domina su impetuosidad un poco hasta volver a reventar en saltos en el lugar denominado “Lalacapisa”; cuando pasa por Waspam, tiene una anchura de más de doscientos metros y sus aguas van ya un poco lentas; pero cuando llega el Boom buscando Cabo Gracias a Dios, su impetuosidad se transforma en majestad, y su curso y anchura de más de medio kilómetro es imponente y pasando por Cabo Gracias a Dios, desemboca en la Bahía del “Sum Beam Bay” o sea Bahía del Rayo del Sol, como le bautizaron los ingleses impresionados de la belleza panorámica de aquel paraje a la salida del proceloso Mar Caribe.

La Bahía del “Sum Beam Bay” era el lugar donde antiguamente los barcos, balandras, y paquebotes, entraban a protegerse del mal tiempo en la temporada ciclónica: también por ahí pasaban los millones de trozas de caoba que exportaban las compañías extranjeras y los millones de racimos de bananos que iban hacia Puerto Cabezas para ser exportados a Estados Unidos, pero a través de los años estas fuertes crecientes han ido depositando la materia vegetal de Río Arriba  más los árboles que han arrastrado la corriente y todo esto se ha ido acumulando hasta el día de hoy que la hermosa bahía se ido cerrando en su salida al mar, siendo hoy navegable únicamente por botes de muy poco calado y con el tiempo se cerrará definitivamente.

Cabo Gracias a Dios, políticamente tiene un Comandante de Puerto, que tiene las atribuciones de Gobernador de la comarca y sub-delegado de Hacienda, y en el  Civil hay un juez local para lo Civil, Criminal y del Trabajo por la ley; también existe, un inspector laboral y un Administrado de Aduana y otros empleados más en el ramo Fiscal.

Cabo Gracias a Dios, igual que San Juan del Norte, también vivió tiempos de apogeo y de grandeza. Por allí entraban importaciones de todo lo que la Costa Atlántica no producía y sí consumía en grandes cantidades, como harina, ropa, whiskey, jamones, vestidos y zapatos, aún el camarón que sus aguas cría, llegaba salado en barricas de Estados Unidos, lo mismo que el atún, el salmón, la macarela, cantidades ilimitadas de potería y cerveza negra y tabaco.

Desde el “Boom” puerto lacustre aguas arriba, millones de trozos de caoba bajaban para ser embarcados en gigantescos barcos madereros surtos en su célebre Bahía del Rayo del Sol, y la afluencia de alemanes, yankes y otras razas nórdicas era notoria. La circulación del Dollar era profusa y el trabajo entonaba su canción matinal donde todo era progreso, trabajo, movimiento y derroche que parecía que no tendría final…

Grandes canoas impulsadas por experimentados y musculosos remeros atravesaban las extensiones de cientos de millas río arriba, impulsándose contra la corriente, llevando mercaderías importadas y los puertos lacustres de entonces que tenían actualidad y eran en primer lugar “SAKLIN” que en idioma miskito es “Loma Grande” y “WASPOOK” que quiere decir Aguas Oscuras, zonas minera que habían cobrado actualidad en ese tiempo por las arenas auríferas de sus caños, y que aún sus vetas de oro en las montañas de río arriba están sin explotar.

El Puerto de Cabo Gracias ha cambiado geográficamente de posición al discurrir de los años, debido a varios accidentes:

Cuando Cristóbal Colón desembarcó y bautizó a Cabo Gracias a Dios, lo hizo en el viejo Cabo, pintoresco puerto de oscuras aguas, cuyas arenas son blanquísimas y brillantes. Aún existe la isla donde vivió uno de los frailes que acompañaron al gran navegante y los miskitos le apellidaron al lugar “ISPAIL WATLA” o sea Casa del Español”, y queda frente a la bahía del mismo nombre, o sea bahía de Cabo Viejo. Este pueblo es esencialmente agrícola y ganadero, poblado de bellos pastos y su pueblo cuando el Puerto de Cabo Gracias a Dios fue trasladado, negáronse a abandonar el pueblo de sus mayores y sus cotos de caza y propiedades de labor. Sus moradores misquitos hablan muy bien el español y conservan costumbres civilizadas siendo muchísimos descendientes de gentes rivenses y granadinas que vivieron en dicho lugar cuando Cabo Gracias a Dios estuvo en su apogeo en 1912. Allí vivieron don Salvador Zelaya, padre de los Zelayas granadinos (Diablos). Don Luis Elizondo, Nicasio Vargas, también allí fue maestro de Escuela en sus mocedades, el autor de “Nicaragua tierra de Maravillas” o sea Don Paco Gallegos y  muchísimas personas más. Hay muchos miskitos que llevan apellidos de gentes de estos lugares que dejaron descendientes allí, como los Ortegas, Morales, Vargas, Robletos, Lacayos, etc. En 1926, este Puerto que está cara al mar, fue azotado por un huracán como el que hizo arribar a tierra a Cristóbal Colón, diezmando a sus moradores y terminando con sus bellos edificios y por orden y disposición del Estado, fue construido nuevamente en otro lugar mejor protegido, llamado “Barrita” con construcciones modernas y edificios apropiados y a prueba de huracanes, pero en 1932 otro huracán aún más fuerte que el primero destruyó completamente el nuevo y bello Puerto, entrando el mar a la ciudad ensañándose en la vida y haciendas de estimables personas de aquella época. Fue tanta la magnitud y empuje de dicho huracán que devastó toda la zona río arriba destruyendo extensísimas plantaciones de bananos valoradas en millones de dólares, propiedad de la Compañía Noteramericana “Standard Fruit” más de trescientas millas río arriba, sumiendo a los moradores de toda la comarca en luto, dolor e indigencia a sus más extremadas consecuencias…

1933. — Cabo Gracias a Dios vuelve como el ave fénix a renacer de sus cenizas y es construida nuevamente en la margen izquierda del Río Coco, en el lugar denominado “TWI BILA” y sigue su rimo nuevamente la vida y el trabajo prosigue su canción matinal.

1959. — Cabo Gracias a Dios, cambia nuevamente de lugar, pero esta vez no por temporadas ciclónicas sino por el adverso fallo de La Haya en contra nuestra y es construido nuevamente  en la margen derecha del Padre Wanki como le llaman con cariño sus moradores, que viven del producto del río y del mar. En todos estos cambios sufridos por accidentes históricos provocados  por casos de fuerza mayor, han quedado diseminados varios pueblos en los lugares en que existió un Cabo Gracias a Dios, pueblos que fincaron sus esperanzas de vivir en dichos lugares y que echaron raíces de cariño y sacrificio…

La Bahía del “Sun Bean Bay” que antaño veía surcar sus cerúleas aguas de lanchas bananeras y caoberas en su diario bregar, hoy sirve de morada a gigantescos cardúmenes de peces que vienen a desovar a sus tranquilas y tibias aguas. Allí desova también el camarón que saldrá a la mar en gigantescas oleadas y será perseguido después por los barcos en la temporada de pesca.

Aquí amarizan los millones de patos y zarcetas que vienen del Norte huyendo del clima frío del Canadá y Estados Unidos, lo mismo que los rosados flamencos y todos hallan reposo y tibio refugio en sus aguas silenciosas lo mismo que alimento suficiente en sus abastecidas aguas pobladas de alevines.


Sin embargo, Cabo Gracias a Dios, en toda la extensión de su comarca y sus aguas costaneras, sigue siendo potencial económico para la industria del mañana; sus tierras extensísimas son ideales para la cría del ganado; sus aguas veneros inagotables de pesca y caza y sus tierras en las vegas son fertilizadas periódicamente por el río cuando éste se sale de madre, siendo ideales para la industria arrocera. Cabo Gracias a Dios, es un futuro para el hombre del mañana en la historia de Nicaragua.

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