──────────Ω
Ω Ω Ω
Ω ──────────
Este artículo fue publicado en la Revista "El Mercurio", León, 1932, pág. 8. Tomado de la obra: "Elementos de Geografía Física de Nicaragua", escrito por el Dr. y Profesor Juan Carrillo Salazar, ilustre ciudadano leonés, dedicado al cultivo de las ciencias y las letras (1874-†1933). El Profesor Carrillo fue toda una institución de la investigación y la enseñanza, como indicador memorable del respetable legado y admiración profesada por la sociedad leonesa, en este mismo sitio hemos decidido publicar al final, la hoja suelta del "Programa de los funerales del eminente Maestro de varias generaciones Dr. Juan Carrillo S.".
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
Volcán Cosigüina Fotografía del Smithsonian Institution Global Volcanism Program |
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
Antes de la
formidable catástrofe del Krakatoa javense, el Cosigüina disputaba al Tambora
de Sumbaba la preeminencia entre los volcanes causantes de las más fuertes
conmociones de la corteza terrestre. La erupción del Cosigüina que comenzó el
20 de Enero de 1835, (7 de Enero según Galindo), a las 6 y ½ de la mañana y
terminó el 23 del mismo mes en que finalizó la lluvia de ceniza, se cita, al
efecto entre las más estruendosas de todos los tiempos. En esa erupción la cima
del volcán, que hoy no es más que una especie de vasto circo trastornado y de
difícil examen, voló convertida en polvo; hízose noche sobre una extensión de
varios centenares de kilómetros, el mar se cubrió de una espesa capa de ceniza
y escorias, hasta a más de 40 kilómetros del volcán, toda verdura desapareció
bajo una capa de 5 metros de espesor y el litoral todo, en fin, introdújose en
el mar y el Golfo de Fonseca. Al O., el viento alisio aventó el polvo a más de
2.200 kilómetros; al E el contralisio lo dejó caer sobre Honduras, Yucatán y
Jamaica; y corrientes aéreas elevadas lo trasportaron hasta Colombia, sobre las
altas mesas en que está situada Bogotá. La detonación de la montaña al romperse
se oyó en línea reta, a 1.650 kilómetros. El área sobre la cual cayeron las
cenizas, fue calculada en 4 millones de kilómetros cuadrados, y la masa
arrojada al espacio en más de 50 kilómetros cúbicos (J. Macpherson).
La erupción
duró 43 horas, al decir de Marure, (4 días, según Squier, 7 días, según Karl
Seebach citado por Sapper) desde las 6 y ½
de la mañana del 20 hasta la 1 de la madrugada del 23, en que llegó a su
mayor violencia; más desde el principio de la larga noche, todo ser viviente
huyó del contorno de la montaña amenazante para escapar a la acción de las
cenizas asfixiantes.
El distinguido
vulcanólogo alemán Carlos Sapper, pormenoriza la erupción del Cosigüina del
modo que sigue.
El 20 de Enero
de 1835 a las 6 y ½ de la mañana y sin ningún indicio precursor, comenzó el
volcán a aventar cenizas. La cantidad de estas fue en aumento del tal modo, que
al mediodía, ya había oscuridad en la Unión y por la tarde en San Miguel y
Nacaome. Antes del anochecer la oscuridad había llegado a Nueva Segobia y Tegucigalpa y quizá hasta San Salvador.
Después, en lugar de arena gruesa cayó
ceniza fina semejante a polvo. A las 9 de la mañana hubo un temblor violento al
cual siguieron por la tarde varias sacudidas. En la noche y días siguientes,
continuó la erupción acompañada de relámpagos y truenos espantosos. El 21, que
se distinguió por haber habido muchos retumbos y temblores, la ceniza había llegado ya a
Guatemala; pero un viento contrario aclaró el día en la Unión, dirigiendo la
lluvia de ceniza hacia el S. E., es decir, en dirección de las ciudades
occidentales del país, tales como León y Chinandega. El 23, la erupción llegó a
su mayor violencia, con una sacudida horrorosa acompañada de fuertes
detonaciones, y con la proyección de
enormes masas de cenizas surcadas por violentísimas descargas eléctricas. La
sacudida sintióse desde Costarrica hasta el Petén y los Altos de Guatemala, y
las detonaciones se oyeron hasta Yucatán, S E de México, Jamaica y N. de
Colombia. Las masas de cenizas, que eran gigantescas y de carácter asfixiante, extendieron su sombra
sobre las grandes áreas de Nicaragua, Honduras y el Salvador, y los vientos alcanzaron a llevarlas hasta la
costa N. de Honduras, los Altos de Guatemala, S. E. de Chiapas y Jamaica.
Después del
enorme paroxismo, la actividad del volcán fue en descenso hasta el 27 en que
terminó la lluvia de cenizas. Asegúrase sin embargo, que la montaña todavía
continuó arrojando humo y fuego, hasta el 15 de Febrero. No hubo derrame de
lava, tan sólo acompañaron a la erupción aguaceros tremendos en las cercanías
del volcán.
En los Altos
de Guatemala cayó tanta ceniza, que los indios ancianos todavía usan el “año de
la ceniza” como era cronológica. Júzguese por este dato cual sería la cantidad
de cenizas y piedras pómez que arrojó el volcán.
Después de la
erupción el volcán se mantuvo quieto, sin dejar por eso de retumbar de vez en
cuando, como al tiempo del temblor de Chinandega en 1897.
No hay
noticias de erupciones anteriores a la que se acaba de referir, pues los datos correspondientes a los años 1521,
1709 y 1809 carecen de entera veracidad. Cuando Dampier y Wafer pasaron en 1864
y 1685, no consideraron como volcán al Cosigüina. Wafer, sin embargo, habla de
un riachuelo de agua caliente, sin duda alguna el que queda como a 3 kilómetros
al S. de la hacienda Capulinar, cuyas aguas tenían en 1897 35º centígrado, y
que nosotros hemos tenido a la vista.
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
Programa de los funerales del eminente Maestro de generaciones
Dr. Juan Carrillo Salazar
León - 1933
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
No hay comentarios:
Publicar un comentario