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CUATRO PERIODISTAS DEL AYER RECIENTE: En: El Centroamericano, de León. de Marzo
de 1971.
DOS HERMANOS DE LECHE
Ambos, Juan Ramón Avilés y Hernán Robleto son expresiones sociales del muchacho nicaragüense, orientados por sus vocaciones a la cultura expresada a través de un periódico, donde en oportunidades subsiguientes, siempre existe la posibilidad de instruirse. Comenzaron como reporteros de “El COMERCIO”, escultura literaria de aquel gran viejo José María Castrillo, en cuyo periódico tenía nido toda inquietud y aliento, toda esperanza. Con el correr del tiempo, ambos tomaron rumbos diferentes.
HIJO DE MARTE
Hernán Robleto, actuó bajo el signo de Marte en 1912, en El Coyotepe y La Barranca. Fue ayudante del General Benjamín Zeledón, en su admirable y cruenta lucha contra la marinería norteamericana.
Después Hernán se fue a México, donde afiló definitivamente su pluma. Su inteligencia, se plasmó en obras que enriquecieron la bibliografía nicaragüense: “Sangre en el Trópico-Memorias vividas en las trincheras del Coyotepe y La Barranca – Crónicas Viajeras – Cruz de Ceniza, etc”.
Dirigió “Novedades”, donde observó que su ideario liberal no plasmaba en ese periódico, y luego, fundó “FLECHA”, tribuna democrática donde concurrieron todas las valiosas plumas del Liberalismo, que trataban de forma una filosofía en aquel entonces, que despertara la conciencia ciudadana que dormía como la estatua de Jerez…
VIGOR Y PATR
Hernán Robleto, fue periodista vigoroso, polemista y radical. Si hubiera un Salón de la Fama para los periodistas nicaragüenses, el retrato de Hernán sería uno de los privilegiados. El periodismo de Hernán, fue caballeroso en la lucha, y junto con Juan Ramón Avilés, nunca prestaron sus columnas para la diatriba, ni para el insulto. Fueron constructores de la polémica y educadores en sus adquisiciones.
Hernán forjó la “FLECHA” que surcaba en la Patria, con el impulso de la libertad encadenada. Su periodismo, es ejemplo y acción de un pasado que aún vive.
JUAN RAMÓN AVILÉS
Junto con Andrés Largaespada, fueron los únicos periodistas que en Managua mantuvieron en aquellos tiempos el ideario liberal de la segunda década de este siglo.
Cuando se cerraba “La Noticia” en las administraciones de Chamorro y Díaz, se recuerda aún, a pesar de que entonces no existían Códigos de Radio y Prensa, ni la Censura Previa, porque eran tiempos, si se quiere, patriarcales, donde la oligarquía se preocupaba por vestirse con la ropa de la democracia pura.
Juan Ramón fue valiente editorialista, caballeroso en la polémica y virtuosos en su ideario, que siempre mantuvo enhiesto y altanero, para deshacer entuertos, en los cuales se plasmó la vida institucional de tres décadas.
LA NOTICIA
En el diario
“LA NOTICIA”, se realizaron aspectos novedosos que gustaron al pueblo, creando
en él, el anticuerpo-literario que necesitaba para captar la noticia en forma diferente;
fotografiaba lo increíble, daba oportunidad a la leyenda criolla de aparecidos
y consejas, y creó la sección de Panchito y La Rana, tipo “punch”, que muchas
veces causó más daño que un extenso editorial; dio especial énfasis a las
elucubraciones volcánicas de un ingenuo apagador, cumpliendo con ello, la
sentencia de don Jacinto Benavente: “si al público le gusta el necio, hay que
hablarle en necio”.
Años más
tarde, y después del Golpe de Estado, dado al doctor Juan Bautista Sacasa, Juan
Ramón Avilés, elevó al cúbito su filosofía liberal, lo que dio motivo para
cierta noche recibiera en forma anónima un pistoletazo en el pie, que nunca
degradó su moral, ni produjo anemia en su exuberante sangre liberal.
GABRY RIVAS
Aunque se
conoce como chinandegano, le pasó lo mismo que a Rubén Darío, que nación en
Metapa por casualidad, pero él se consideraba leonés. Así le pasó a Gabry
Rivas, nació en Masaya, por una casualidad política, porque su padre, el doctor
Gabriel Rivas Sansón, era Prefecto o Jefe Político de la Ciudad de las Flores,
donde vivía con toda su familia.
Su
periodismo fue ágil y de una retórica formidable, y admirable en un
claro-oscuro de tonalidades literarias cambiantes, que remozaron al periodismo
nacional, como si dijéramos que su pluma fue el punto crítico entre los
conceptos arcaicos y modernos del periodismo.
PLUMA CREADORA
En “La Prensa”,
en una época aciaga de lucha cruenta (1926-27), siempre fue moderado y
caballeroso con el enemigo común de entonces, pero en “La Nueva Prensa” , es
donde adquiere volumen y tonos admirables, disparando sus conceptos literarios
hacia un punto de altura y de competencia.
Gabry, estrecha
relaciones con el chilenob Hüidobro (Vicente García-Hüidobro Fernández) y se
establece entre ellos un equilibrio de conciencias, que, como vasos
comunicantes habían de perdurar hasta la muerte del chileno.
Es famoso
Gabry, por el sentido único de la cariñosa actitud para sus compañeros de
trabajo. Fue noble y generoso con ellos, alentándolos y brindándoles
oportunidades grandiosas para proyectarse en la conciencia nacional.
EL GABRY QUE
ADMIRAMOS
Su
periodismo fue constructivo y orientador. Caballero de la pluma y de la
palabra, puesto que no perteneciendo a ninguna tendencia política definida, nos
parece oír su grave voz: Gabry Rivas…
periodista, pudo orientar su pluma y su voz en un sentido positivo y creativo, lejos de la pasión, que enmohece la
pluma y que distrae los sentimientos, por muy nobles que sean.
Gabry, tuvo
libertad dentro de sí mismo, para criticar y guiar. Prueba de ello, es la destrucción de sus
talleres, obligándolo después a colgar su nido en el micrófono desde donde
derramaba su voz siempre profunda como el sabor del vino añejo en vasos de
pensamientos siempre nuevos.
EL SEÑOR DECANO
Un gran
señor del periodismo fue el General Gustavo Abaúnza. Fundo el diario “EL
CENTROAMERICANO” de León en 1971, siendo el producto liberal que reaccionaba en
la metrópoli, a la par de Carlos Castro Wassmer y de Gusta A. Prado, con el “Eco
Nacional” y “El Cronista”, contra el General Emiliano Chamorro Vargas.
El General
Gustavo Abaúnza, tuvo independencia económica, no porque fuera rico, sino
porque nunca aceptó dádivas que por un pretexto cualquiera, entorpecen el criterio del periodistas.
Su pluma
ágil, fue serena, y no se dejó impresionar jamás por falsos criterios, no
aprovechó la estatura de su pluma para insultar a nadie.
Pudiera establecerse
como un LEMA periodístico en “EL CENTROAMERICANO” que “jamás hubo una
rectificación”
SI HEMOS DE DICER
LA VERDAD, DIGÁMOSLA
Aquellos
periodistas sacrificaban su bolsa por la noticia; fueron nobles, sinceros y valientes en el ideario que sostenían, en
épocas donde el público lector, aún no sentía avidez por los diarios.
Ellos fueron
los románticos de la letra escrita, y en las peores circunstancias políticas,
nunca fueron insidiosos, ni se olvidaron de ser caballeros.
Desde luego,
el periodismo actual de Nicaragua, es una torpe copia del periodismo yanki por
el sensacionalismo, que imprime a la noticias muchas veces, y casi siempre se
olvida de la noble actitud, y prefiere la bolsa a la moral.
Claro, que
este periodismo se encuentra prensado ahora entre los intereses creados, que
son muy grandes por cierto, y la noticia desmoralizadora, con una tercera
dimensión política por dentro, dimensión que aunque se llame Tercer Mundo,
Pos-Conciliar, Nueva-Ola o Hippie, siempre resulta una lucha con la que debe
contar el periodista actual, para no caer en esos movimientos, ni como
protagonista, ni como tonto útil.
(Reproducido del Semanario Extra”, de Managua).
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ANÉCDOTAS DEL
PERIODISMO NICA
En Extra, 1 de
marzo de 1970.
Como como muy pocas profesiones, el periodismo nicaragüense
es muy rico en anécdotas y sucesos internos que aún se recuerdan algunas con
humor y otras con orgullo.
Aunque es cierto que la profesión del periodismo es dura y
poco remunerativa, también trae una serie de ventajas que desgraciadamente,
algunos colegas no han sabido aprovechar con altura y dignidad.
Estas ventajas las remito al campo de la consideración que
goza el periodista ante la sociedad y cómo cuando se esfuerza en hacer un buen
periodismo, es objeto de reconocimiento general.
Per contemos algunas anécdotas ocurrida a algunos colegas y
que protagonizaron hace ya muchos años:
EL RAYO QUE MATO A
VARIOS NIÑOS
Cuando don Leonardo Lacayo Ocampo era, hace muchos años,
jefe de redacción de la “Estrella de Nicaragua”, notó un día que no había
material “fuerte” para impresionar al público lector y fue entonces que se le
ocurrió fabricar “una levantina” es decir, fabricar una noticia para salvar la
primera plana.
Fue así que dio a publicidad de que un rayo había caído
sobre una humilde choza, cerca del Río Rama y después de incendiar el
rudimentario inmueble, había dejado golpeados al borde de la muerte a tres niñitos…”
Cuál no sería la sorpresa de don Leonardo Lacayo, al día
siguiente cuando leyó en “La Noticia” que los niñitos golpeados por el rayo ya
habían muerto”.
De más estar decir el diálogo telefónico que se entabló
entre Leonardo y colega, el jefe de redacción de La Noticia, César Vivas, quien
–según dijo a Leonardo—no teniendo tampoco buenas informaciones ese día,
dispuso “matar” a los niños que el rayo de Leonardo había golpeado…
“Y A VOS QUE TE
IMPORTA CHIRIZO”
No cabe duda de que uno de los mejores reporteros que ha
existido en Nicaragua ha sido sin duda alguna, Agustín Fuentes. “Fuentitos”
para el público nicaragüense.
Pues bien, Fuentitos se “jaló” un gran “hit” periodístico el
día en que –recién iniciado en el periodismo por el diario “Flecha” preguntó
así, de sopetón, al viejo General Somoza:
--“Bueno, General Somoza, ¿cuándo piensa Ud. dejar la
Jefatura de la Guardia Nacional e irse del país?”
La contestación de Somoza, repuesto del asombro que le
causaba la audacia, del preguntón, le respondió: “y a vos qué te importa
chirizo”…
EL CONDE ESCOTO
Miguel de Jerónimo Escoto y Muñoz alias el Conde Escoto, a
pesar de su aparente flema siempre se ha llevado bien con el gremio
periodístico, que en muchas ocasiones ha pasado ratos de humor a costillas del episódico
Conde.
Hace ya largos años, con motivo de una velada anual de los
Chicos de La Prensa, ocurrió que un miembro del comité organizador de la Velada
tuvo la ocurrencia de visitar al Conde para requerir su apoyo económico en el
montaje del evento social.
Sin embargo el Conde fue franco: señores, dijo, --“yo doy mi
contribución, pero con una condición: que sea yo el que desfile junto a la
Novia, a la cabeza del cortejo”…
El colega aceptó el trato, pero para justificarse ante los
demás de la “cofradía” dijo que “la presencia del Conde Escoto daba realce al acontecimiento, y que, además,
no había en todo el gremio alguien tan elegante como el Conde, para que
acompañara a la bella novia”.
Todos se tragaron el anzuelo, aunque años después se supo
toda la verdad.
EL MILLONARIO
MONSEÑOR
Alberto Medina, uno de los mejores periodistas de todos los
tiempos cuya muerte ocurrió hace algunos años, era hombre pródigo en amistades
y en rencores.
Medinita –pequeño, ágil, nervioso, colérico y bohemio—no perdonaba a nadie que le fallara
cuando se aventuraba por los vericuetos de la bohemia.
Un día –diez de la mañana—vio como del Palacio Arzobispal
salía la figura requeneta de un conocido monseñor, famoso también por su
ejercicio de la usura, su tacañería y su riqueza.
Medina –a quien acompañaba también ese día en sus bohemias
el entonces jovencito y novel reportero Ramón Benavides –dijo a éste: “Mirá
Ramón, allá viene Monseñor, le voy a
abordar antes de que entre a Catedral y luego nos vamos a la “Finca de Chava”.
En cuanto Monseñor estuvo al tiro de escopeta, Medinita lo
abordó:
--Buenos días Monseñor, ¡Cuánta elegancia!
--Gracias, gracias Medinita, ¿qué andás haciendo?
--Pues vea Monseñor, los ladrones se metieron a mi cuarto y
dejaron así, en chinelas--
.
Medina, efectivamente calzaba unas chinelas de mala muerte.
El pedimento tácito, directo así infaltable de Medinita,
pasó como inadvertido para el astuto Monseñor, quien con la mejor de sus
sonrisas le dijo: “Vaya poeta, qué vaina… Otro día nos vemos Medinita, tengo
algo urgente que hacer. Y desapareció tras de las columnas de la santa iglesia…
Medinita, hecha una furia, después de recordarle todo el
árbol genealógico especialmente por la rama materna, se fue a la cantina y al
calor de los tragos escribió esta copla:
“A UN MILLONARIO MONSEÑOR”
Negro, chaparro, astuto y mal nacido
mal ministro de beatas
usurero de un escaño sagrado
inmerecido.
En el infierno, con horror,
lo
juro, te he de ver millonario Monseñor
caminar sin zapatos y algo
peor:
para siempre, sin hoy sin futuro.
A.
Medina
LA BICICLETA DE
TIJERSOL
Alejandro Tijerino Solís, (Tijersol), combinaba el
periodismo con su trabajo en el Ferrocarril. También por esa época Diego Manuel
Robles ejercía el periodismo para, con el poco dinero que ganaba en esta
actividad, ayudarse en sus estudios de abogado.
Un día, la entonces afamada cantina “Finlandia” en el barrio
La Bolsa se encontraba atestada de clientela periodística: Tijersol, Ariel
Luna, el Poeta Quintana, Manolo Cuadra, Diego Robles, Toño López y niños aún
–Flores, Cuadra, Fernando Tapia y otros.
Tijersol dejó su bicicleta parqueada a la orilla de la
cantina y adentro del negocio, los periodistas intercambiaban tragos,
chistes y bromas.
Como a las dos horas de aquel convivio, Diego Robles,
calladito, salió a la acera, se montó en el vehículo de Tijersol y se perdió
por las calles de Managua…
Cuando Tijersol y compañeros, ya mareados, se dispersaron
cada cual a su casa, notaron la ausencia de la bicicleta, por lo que fueron a
dar parte del “robo” ante la Policía.
Los detectives localizaron la bicicleta y a Diego Robles
sobre ella y se lo llevaron preso.
Una vez en la Policía comenzó la investigación del caso,
hasta que las autoridades establecieron que todo era una broma entre colegas.
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