“MONTE TABOR”.
Por: Horacio Ortega Chamorro. En: La
Prensa, 13 de diciembre de 1957.
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Contemplando el
Mediterráneo, a quinientos setenta y un metro sobre su nivel y entre el Líbano,
Siria, Jordania y Egipto, se levanta, sobre Tierra Santa, el Monte Tabor, en
donde Jesucristo, a los ojos de San Pedro, San Juan y Santiago, se transfiguró,
mostrándose glorioso, entre Moisés y Elías. Su cima está erizada de templos,
que la cristiandad erigió para elevar sus plegarias al Señor.
La Orden Franciscana de los Capuchinos, en esta ciudad
trasladó desde el Occidente de Asia, ese nombre hermoso y simbólico a las
tierras de Nicaragua, para bautizar con
él, la parcelita que un corazón cristiano obsequió al Episcopado, en el
kilómetro 14 de la carretera Panamericana Sur, para que en ella se levantara un
templo que está a medio construir, y para que se edificara una Escuela, que
medio llena su cometido, pero que ahora, otros corazones también cristianos,
han aunado sus fuerzas y su entusiasmo para completar esa obra material y sobre
todo, mantener la obra espiritual.
Se ha formado un Patronato, integrado por personas de empuje
económico, algunas pero todas de gran empuje espiritual, capaces de llevar a
feliz término la obra que se propone realizar.
En “MONTE TABOR” se construirá una casa para que residan
allí mismo las Hermanas de Cristo Rey, las que con su conocimiento y
experiencias sabrán dirigir a la niñez de este sector por la senda bienhechora
del saber y de la religiosidad.
El Patronato fundará también un Dispensario Médico, el cual
estará abierto por las Hermanas de dicha Congregación, quienes también
desempeñan la noble profesión de Enfermeras, llevando su mano firme y
caritativa a tantas gentes de ese lugar, necesitadas de esta ayuda.
Hoy se colocará la primera piedra de esta Fundación, que
será ejemplo vivo para que en otros sectores del país, se construya algo
semejante, combatiendo así los centros de vicios, tan multiplicados
actualmente, con centros de caridad, Iglesias y Escuelas. Ojalá que, por cada
antro de vicio que surja se construyera una Escuela; a la larga vencería el
orden, la moral y el saber.
Ayudemos al Reverendo Padre Capuchino Fray Eudaldo de San
Sadurni, quien está empeñado también, en hacer esta gran obra caritativa, que
será a su vez, de progreso para el sector de la Comarca de Las Jinotepes, con
la esperanza de que sus oraciones nos lleven por el camino recto, que conduce a
Dios.
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