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En
nuestra edición correspondiente al domingo 1 de mayo próximo pasado, publicamos
bajo el título “El cometa de la Resurrección” un interesante artículo de E.
Pérez-Valle en el que se hablaba en general sobre esos misteriosos pobladores
del espacio y se trataba de explicar la doble cola del Arend-Roland, visible
por aquel entonces.
Decía
Pérez-Valle: “La cola supranumeraria en un caso como el presente, bien podría
no ser exclusivamente gaseosa, sino formada por partículas sólidas sobre las
cuales se ejercía la atracción solar y no la presión de radiación”.
Y
al pie de un dibujo ilustrativo de esta hipótesis suya, decía: “La causa (de la
por él llamada CAUSA HELIOTROPICA) podría ser un anillo o cúmulo de meteoritos,
que habitualmente acompañan a los cometas, el cual sufriría la atracción del
sol, mientras escapa a la presión de radiación. Estando el anillo de perfil, es
decir, de canto, se vería como una línea muy fina, tal como aparece en la
espléndida foto de LA PRENSA del 30 de Abril”.
Ahora bien, en un número de “Science News Latter”, posterior al artículo de Pérez-Valle, leemos lo siguiente:
“ASTRONOMÍA: SE EXPLICA LA COLA
DEL COMETA
La
extraña cola “heliotrópica” del más brillante cometa visible después del de
Halley, el cometa Arend-Roland, consiste en pequeñas partículas vista de canto,
dice un astrónomo americano.
El
cometa Arend-Roland, señalado la primera vez en Noviembre último por dos
astrónomos belgas, fue visto por millones hacia fines de Abril, cuando se
mostró brillantemente al N.O. del firmamento. Asombró a muchos por tener dos
colas: una convencional, generada a partir del núcleo por la luz solar; y otra,
sorprendente, que consistía en un largo y angosto chorro apuntando directamente
hacia el sol.
El
doctor Fred L. Whipple, Director del Smithsonian Astrophysical Observatory,
Cambridge, Mass., dice que no es necesario recurrir a teorías “extraordinarias”
para explicar el desarrollo de la cola “heliotrópica” en cerca de 16.000.000 de
kilómetros en pocos días y su rápido desvanecimiento. La cola se debió “casi
ciertamente a una concentración de residuos separados del cometa por el calor
solar y luego esparcidos en cierta área del plano orbital.
Cuando
se ven bajo cierto ángulo, dice el doctor Whipple, estos materiales no pueden
distinguirse fácilmente. Sin embargo, cuando se miran de canto, como ocurrió al
atravesar la Tierra el plano de la órbita del cometa hacia el 21 de Abril, los
residuos se ven claramente como una línea de considerable intensidad.
La
cauda “heliotrópica” del cometa Arend-Roland evolucionó de una especie de
abanico difuso (22 de Abril) a un largo y angosto espigón que alcanzaba varios
millones de kilómetros el 21 de Abril. Hacia el 29 el chorro desapareció
porque, además de habernos alejado mucho del cometa, lo veíamos desde fuera del
plano de su órbita”.
“Science
News Letter”
June 29, 57
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Nos es grato publicar esta confirmación
autorizada de una reconocida publicación
científica a la teoría de nuestro colaborador
Pérez-Valle, joven de profundos estudios a
quien, junto con Incer, siempre consultamos los
problemas de nuestras informaciones
científicas y cuyos artículos dan a nuestro
público datos bien fundados y de altísimo
interés como en este caso que comentamos.
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