───── Ω Ω Ω ─────
(1922 - 1979) |
────── Ω Ω ─────
Liminar,
del Director-Editor del Blogspot:
Hablad para decir algo y no para que se
diga que habéis hablado
Cuando recibí esta contribución del arcón testimonial del
distinguido Dr. Jorge Donaldo Rodríguez Matute, no demoré en poner mi atención en cada
párrafo que empujaba de manera incontenible al siguiente; el inicio me puso frente a la frase introductoria de Jorge Ricardo Isaccs en la
novela María: — “era yo muy niño aún…”, aunque el tamaño del texto nos avecinó con celeridad a la juventud y la adultez envueltas en la parte vivencial de aquel menjunje social
norteño—. Estoy seguro que ni modernos ni antiguos diccionarios podrían superar
la particular forma, llana, de revivir el entorno de aquella ciudad de Estelí con
marcadas diferencias.
Dentro de todas las historias sociales, de la vida vecinal, hay episodios luminosos proyectados hacia ciertos ambientes, al recorrerlos de un extremo a otro no podemos evitar incursionar hacia los claroscuros y, algunos en especial entenebrecen los recuerdos; éste, en particular, es un Relato
sin purismos, puesto a los ojos de nuestra consideración. No dudamos que habrá
lectores que preferirían “ayunar” a servir la mesa de la Historia, pero deberá
admitirse que Santo y Terrenal es el espacio de los hechos rememorados.
No olvidemos que otro coterráneo del doctor Rodríguez Matute, el recordado don José Floripe Fajardo también aportó interesantes acabados y contornos a la historia de aquel Estelí pueblano, sin paliativos a los encendidos recuerdos villorescos, y ambos testimoniantes constituyen prueba redonda de
la caudalosa memoria histórica que “sigue guardada”, mas denota que para hablar
con entera propiedad hay que hacerlo como parte de ella y en primera persona. No
dudo en decir que este relato está a prueba de censores de diversa catadura,
porque siempre hay, en la línea de opiniones, personas tan obstinadas en creer
más en los expurgos
No hay nada que pueda agregar mi palabra al valor de estos
recuerdos, que en la parte cardinal honran de manera afectuosa al doctor
Alejandro Dávila Bolaños. No podría ser de otra forma. Médico de irrestricto
servicio, murió en circunstancias de esa vocación ejemplar de salvar vidas;
cuando la guerra acreció en Estelí, en el mes de Abril de 1979, el doctor
Dávila Bolaños no abandonó la atención de los pacientes en del Hospital San
Juan de Dios.
El 9 de abril fue la última entrevista brindada al
corresponsal de La Prensa:
“...todo el personal paramédico
huyó de la ciudad, quedando solamente seis médicos acompañados de sus esposas
quienes hacen el papel de enfermeras. Los médicos que se encuentran en el
hospital son: Dr. Paulino Quintana, Dr. Eduardo Selva, Dr. Alejandro Dávila
Bolaños, Dr. Jaime Vílchez, y los doctores Edgard Corrales padre e hijo. Hasta
ayer estuvo también en el hospital el Dr. Héctor Benavides, pero esta mañana no
había sido localizado”.
PATÉTICO LLAMADO
El Dr. Dávila Bolaños repitió después el patético llamado
que hace desde ayer: que la Guardia Nacional evite hacer bombardeos, pues
todavía en Estelí hay mucha población civil
Dijo el médico esteliano que “si ya es imposible evitar una
solución violenta, por lo menos ésta debe atenerse a las leyes de guerra, que
por lo menos sea una guerra convencional”.
También hizo un llamado Dávila Bolaños a Monseñor Obando y
Bravo y a todas las autoridades eclesiásticas, para que se abocaran con la
Guardia Nacional, solicitando cordura.
“Aquí hay niños, mujeres y ancianos. La población civil no
debe sufrir lo que padeció en septiembre pasado. Es necesario que se actúe con
cordura y ponderación”, concluyó el Dr. Dávila Bolaños”. (La Prensa, 9-Abril-1979).
Ese fue el último clamor público porque algunas semanas después fue asesinado por la
Guardia Nacional.
Nos honra abrir nuestras páginas a los aportes de
nicaragüenses como los del Doctor Jorge Rodríguez Matute, médico que desde hace varias décadas reside en México. Esos recuerdos de nuestro compatriota afloran conforme
al consejo de Horacio (Quintus Horatius
Flaccus), porque fueron reservados por su autor por más años de los
aconsejados: “… para aquilatarlos con la serenidad de juicio de un lector y no
con la simpatía peligrosa y el entusiasmo deficiente de un padre”. Este trabajo
es parte del carácter y el espíritu de
una época, no usurpada por la ficción.
──── Ω
Ω Ω ──
DR. ALEJANDRO DÁVILA BOLAÑOS |
Relato estos antecedentes,
omitiendo muchas otras personas que integraban esa sociedad no por olvido o
menosprecio sino porque únicamente este relato tiene como objetivo dar una
somera idea de la cotidianeidad en la que se desenvolvía el Dr. Dávila Bolaños.
ALGUNOS RECUERDOS DE MI
CIUDAD NATAL
ESTELÍ, NICARAGUA 1954 - 1960
ESTELÍ - Cabecera
departamental, 7 a 10 mil habitantes.
Personalidades locales:
MÉDICOS
* Dr. Meneses
(senil inactivo)
* Dr. Manuel Mongalo (granadino o rivense)
* Dr Manuel
Munguía Robelo (leonés o masayense) padre de Christhian Munguía
* Dr. Alejandro Dávila Bolaños (Masaya)
* Dr. Paulino Castellón (odontólogo)
* Dr. Juan Argüello (veterinario)
ABOGADOS Y NOTARIOS
* Dr. Felipe Rosas (senil)
* Dr. Zamora (chilillo de coche)
* Dr. José Ángel Rodríguez (presumía de abolengo)
* Dr. Hidalgo (pichelero empedernido)
* Dr. Eliseo Yllescas
* Dr. Gustavo Terán
* Padre Chavarría, fundador de la primera escuela
secundaria en Estelí, (Instituto San Francisco de Asís) segunda en Las Segovias, precedida por Matagalpa.
* Ramón Barrantes, fundador y propietario de la primera
estación de radio en Estelí, “La Voz de Las Segovias”.
* Profesor Sotelo Rodríguez director de la escuela
primaria Félix María Samaniego.
* Primer semanario local estudiantil “LUMEN” cuyo Lema
era: “Las revoluciones comienzan con la pluma, terminan con la espada”.
Director Eduardo Mejía, estudiante de secundaria;(“Chinchilla”) actualmente
cura y, creo, radicado en Colombia.
* Don Joaquín Castellón profesor de música y canto. A propósito del maestro Castellón, recuerdo que en cierta ocasión estábamos “como loros” en
coro, entonábamos un himno dedicado a
Rubén Darío, cuando el enorme panida rompió sus ligaduras terrenas y al llegar
a la altura… “Rubén soy Urania la musa
del cielo, yo soy la que vive”… bla bla bla bla…. Hasta la fecha no sé qué será
panida ni quién era Urania.
COMERCIANTES, AGRICULTORES,
GANADEROS Y DE ACTIVIDADES DIVERSAS
* Basilio Savani: de origen libanés, comerciante, gran
persona, identificado plenamente con el país.
* Tito Molina, dueño de la primera gasolinera en Estelí,
Texaco, parodiando la sección de la revista SELECCIONES es “mí personaje inolvidable”, padre del doctor
Porfirio Molina, político antisomocista amigo muy cercano y contemporáneo de Edén Pastora.
* Francisco “Chico” Moreno, empresario adinerado, entre
sus muchos bienes estaba la planta eléctrica local.
* Hilario Montenegro dueño del “Teatro Montenegro”,
proyectaban exclusivamente películas mexicanas.
* Luis Irías; comerciante joven, dueño del “Cine Ibis”.
* Ramón Kontoroski, (judío-ruso) controlaba garitos,
ruletas, peleas de gallo, etc.
POLÍTICOS,
MILITARES, SOMOCISTAS (Liberales Nacionalistas)
LIBERALES INDEPENDIENTES Y
CONSERVADORES
* “Chilolo” Rayo; jefe político.
* Salomón Gómez, alcalde, mecánico dental, se
autonombraba doctor.
* Sebastián Pinell; diputado somocista.
* Capitán Franco; Comandante departamental.
* Fermín Meneses Gallo, teniente de la G.N.
* José María Téllez, (General, desconozco el origen de
su grado)
* Mundo Téllez, (hermano) físicamente parecido a un
personaje de historietas de aventuras DIK TRACK.
* El General Téllez
padre de Armando, Ernesto, Vilma,
Chayo y Nidia Téllez, ambos hermanos opositores al
somocismo; Mundo muere en un supuesto pleito de cantina en Somotillo, pero al
parecer lo mató un "Oreja" por encargo.
ALGUNOS PERSONAJES
POPULARES
Susana Rodríguez (alias “La Gancho de
Fierro”) bisexual, tenía un negocio de renta y reparación de bicicletas, vestía
pantalones de hombre, bonita de cara y cuerpo aceptable, de aproximados 35 años, iniciaba parrandas por varios días, y asistía
al Burdel de “Felipa, La Peluda”, intimaba con prostitutas, además tenía dos o
tres hijos, la fusiló el Frente en los últimos días de Somoza, dicen que trató
de nadar en las dos aguas.
“La Porra Azul”; mujer fea, enjuta, baja,
morena de 50 años aproximadamente, acostumbraba vestimentas de satín, adornadas
con lentejuelas, fanática somocista y
como dicen en la actualidad era ludópata, de La Chalupa. También fue ejecutada en los
mismos días que “La Gancho de Fierro” y dicen que antes de que le dispararan
grito ¡Viva Somoza hijueputas!
“Las Téllez”, mujeres bonitas y
atractivas; a Nidia llegó a visitarla desde Managua el pitcherazo negro cubano
del Bóer, David Jiménez, hizo unas prácticas de béisbol con nosotros, imagínense el regocijo del momento.
Lidia Molina, prostituta, vieja
independiente, alcohólica, agarraba la parranda por semanas; blanca, alta,
atractiva pese a sus años, hija de padre gringo y mujer nica, nació en los años
treinta del S. XX., durante la ocupación de los Estados Unidos en Nicaragua; metida
en el oficio, inició sexualmente a muchos de los personajes antes citados,
muere en extrema pobreza; en un gesto admirable de valor y gratitud de varios
viejos del pueblo, que sin ningún prejuicio cooperaron económicamente,
asistieron a su funeral y, hubo oradores que le dedicaron homenaje póstumo de
agradecimiento por las satisfacciones brindadas.
CENTROS DE ACTIVIDADES ESPECIALES
BUROCRÁTICAS Y DE SALUD
Palacio Departamental
Iglesia Parroquial
Hospital San Juan de Dios
La Sanidad
Los lunes, por la mañana, asistían a revisión todas las prostitutas registradas
oficialmente, a examen médico ginecológico obligado, si “el Inspector de
Sanidad” detectaba chancro o gonorrea eran encarceladas de tres a cuatro días,
recibiendo tratamiento con penicilina, posteriormente las liberaban para seguir
activas, las que no acudían a revisión, al anochecer eran apresadas junto con el galán del momento
porque era de suponerse que estaban enfermos para ser atendidas de igual forma
pretendiéndose evitar mayor diseminación de enfermedades venéreas.
CLUB DE LA ALTA SOCIEDAD
El 31 de diciembre de cada año, se
realizaba el baile oficial para celebrar el fin de año y presentar a las
debutantes y nuevos miembros de la “Alta Sociedad”. El comité de aceptación
integrado por ganaderos, agricultores comerciantes profesionistas brutos e
incultos, que lo único que los hacía diferentes del resto, era el diploma
universitario, estos había sesionado previamente para la aceptación o rechazo
de los (as) aspirantes. Muchas jóvenes atractivas, bonitas, con buen nivel de
escolaridad pero con antecedentes de
paternidades fuera de matrimonio padres obreros, campesinos o madres solteras
eran rechazadas, ante tal decepción o humillación algunas optaban por abandonar
el país, hubo también ricos y profesionistas de mente estrecha que hicieron
solicitud de ingreso y por antecedentes similares eran vetados.
CLUB DE OBREROS
Las instalaciones superaban en confort y
calidad al club social; los rechazados pudientes de este último hacían mayores
aportaciones económicas por resentimientos. El club estaba ubicado frente al Teatro
Montenegro, en una sesión de Junta Directiva del Club de Obreros hubo acuerdo
de cambiarlo de lugar motivados por las altisonantes peroratas diarias perifoneadas
por don Hilario Montenegro, dedicadas a la publicidad y dar aviso sobre el tipo
de película que iba a proyectar en su cine; don Hilario iniciaba la propaganda
con la siguiente frase: "¡OTRO GRAN CAÑONAZO!” “El Teatro Montenegro proyectará la película con Pedro Infante, Sara García y demás”. La medida
fue tomada por temor a que los "cañonazos" de don Hilario destrozaran el Club.
Los inadaptados o medianillos (a) era el
calificativo peyorativo que le daba la “alta sociedad” a los que según ellos no
“encontraban su lugar o estamento”.
Relato estos antecedentes y, omito muchas otras personas que integraban
esa sociedad no por olvido o menosprecio sino porque únicamente este relato
tiene como objetivo dar una somera idea de la cotidianidad en la que se
desenvolvía el Dr. Dávila Bolaños.
No tengo la certeza pero creo que era
abstemio y monógamo, serán virtudes o
defectos, impopular en ciertos medios por su antirreligiosidad, rudo de
modales, sarcástico, con mucho sentido del humor, ético, erudito en historia y
antropología prehispánica nicaragüense.
Su esposa, Mercedita, no sé qué tan
identificada estaba con sus ideologías políticas, pero me daba la impresión que
era amante y solidaria, nunca participó en eventos sociales, supuestamente
obligados por orígenes y ser esposa de médico de pueblo.
Arrendaban una casa grande a tres cuadras
del centro por la calle principal,
fungía como casa habitación, consultorio, y salón de belleza en el
zaguán.
Yo no era un desconocido para el doctor,
porque una tía mía fue una especie de nana de la esposa de él y de sus
hermanos; en la misma cuadra nació y vivía Leonel Rugama, hijo de un carpintero
y una maestra de escuela.
El Dr. Bolaños se diferenciaba de los
otros dos médicos por dos puntos no convergentes: Mongalo somocista acérrimo,
presuntuoso y fatuo, Munguía antisomocista pero extremadamente beato, asistía
diariamente a misa y se confesaba y
comulgaba los domingos; lo que no le impedía tener amores mancebos, pese a la
vigilancia estrecha de su mujer, que hasta lo acompañaba a sus visitas
domiciliarias; la gente a sus espaldas la apodaban “el llavero”, “la llanta de
repuesto” y demás… “Sentada en el carro teje y teje y Munguía coge y coge”,
decían que tejía las mantillas del niño...
“Dime de lo que presumes y te diré de lo
que careces”, dicho breve y sentencioso, Mongalo tenía una mujer preciosa toda
feminidad, se movilizaba en el pueblo en una moto Vespa, era el prototipo de lo
que hoy es una “muñeca Barbie”, pero en los años 60s., el Club de Leones
organizó una fiesta de disfraces, el doctor Mongalo se disfrazó de sultán, y el
harén lo integraban las enfermeras del hospital, días después la mujer del
doctor se marchó a los Estados Unidos. Dávila Bolaños ridiculizaba ese tipo de actividad motivo por el que lo consideraban un antisocial, pese a todo esos prejuicios, por su intelecto, cultura y
facilidad de palabra era invitado a inaugurar diversos eventos.
Luis Irías, joven hombre de negocios,
progresista, visionario, dueño del Cine IBIS: un galerón techado a la mitad y
el resto descubierto, palco y luneta; construyó el Teatro Estelí, de dos pisos con
marquesina luminosa, fuente de sodas, máquina de palomitas de maíz, butacas
fijas individuales, piso en declive hacia la pantalla en cinemascope, cortinas
de brocado tintas, en lo que se consideraba el escenario; quien dice las
palabras inaugurales es el Dr. Bolaños, causando risa entre los asistentes por
que se enredó en las cortinas y no podía salir, superado el pequeño incidente, concluye su discurso,
diciendo que la construcción del teatro era una empresa quijotesca.
MI PRIMER
CONTACTO DIRECTO
CON EL DR. DÁVILA BOLAÑOS
Una mañana, desperté con calentura y dolor en la garganta, mi casa
distaba a cuadra y media de la clínica del doctor Dávila Bolaños, mi mamá
entretenida en la tienda me mandó a consulta acompañado de la sirvienta, tenía
9 o 10 años, más gordo y un poco más alto para mi edad; el doctor nos indicó entrar al consultorio privado y dijo:
—“¿quién es el enfermo o la enferma?”
—Señalándome la sirvienta, dijo: —“el
niño”—,
— ¿Cuál niño?— espetó el Dr. Dávila.
— ¡Si… le duele la garganta y tiene
fiebre—
—“Me decepcionaste, creí que tenías
gonorrea”—, y la Socorro, en su ingenuidad preguntó: ¿qué es eso? — ¡Pues que
más… purgación! —.
El doctor, entre seriedad y socarronería le
abría a cualquiera los ojos de par en par.
De ser considerado únicamente como un opositor, las autoridades civiles,
militares, eclesiásticas y, la burguesía local, lo etiquetan como un ateo
comunista, subversivo e inaceptable
hasta por los mismos opositores tradicionales.
El triunfo reciente de la revolución
cubana y sus abiertas manifestaciones ideológicas ponen en alerta a los Estados
Unidos y atemoriza a sus simpatizantes en Latinoamérica, con mínimos tintes de izquierda, son reprimidos
severamente, en Nicaragua se mencionaban algunos grupúsculos
rojos, en Managua y León; en Estelí era un solo hombre: el doctor
Alejandro Dávila Bolaños.
La primera acción abierta emprendida por
el doctor en contra el statu quo fue desconectar la energía eléctrica de la
casa que habitaba y solicitó al resto de la población que lo secundara, bajo el
argumento del alto costo del servicio. Nadie lo apoyó, y su casa era la única
iluminada con candelas; ante la falta de apoyo, no recuerdo a los cuantos días
desistió.
La marginación a su persona día a día se
acrecentaba, repercutiendo hasta en el ejercicio privado de su profesión.
Ocasionalmente llegaban al pueblo algunos
tipos desconocidos, sin una ocupación o función definida, con estancias muy cortas lo visitaban. Se rumoraba que eran comunistas u “orejas”,
desconocíamos la existencia del FSLN.
Iniciamos la secundaria, la revolución
cubana estaba en sus albores y muchos queríamos ser Fidel Castro, Che Guevara,
Camilo Cienfuegos… La izquierda a nivel nacional era manifiesta, los sindicatos
más representativos políticamente y había un partido político, semiclandestino
denominado “Movilización Republicana”.
Salvador Terán Hidalgo, actualmente
ortopedista en Managua, en aquella época izquierdista recalcitrante, nos invita
a unas reuniones secretas sin anticiparnos con quién ni dónde, condicionándonos
a un hermetismo absoluto, cero confidencias, los elegidos fuimos: Danilo
Hernández Cruz, (Odontólogo radicado en Oaxaca, México) Orlando Corrales (a la
fecha abogado, creo que con cargo en la Suprema Corte de Justicia en Nicaragua)
Humberto Vásquez (el chaparro Vásquez, fallecido.) Horacio García
(actualmente médico en Matagalpa).
Nos citamos a las 8 de la noche, en los
billares de "Toño" Gámez, la reunión era
en casa del doctor Dávila Bolaños, a media cuadra, en forma individual entramos
por el zaguán y el doctor nos señalaba en dónde acomodarnos, era en la “sala de
espera” que daba a la calle, puerta cerrada; inició las disertaciones de
comunismo primitivo, materialismo dialéctico, ateísmo científico, revolución
industrial, organización de masas, significación del lumpen proletario y demás,
las bellezas o logros sociales de la URSS; eran jornadas de trabajo de 4 horas, en labores extenuantes. Alguien de nosotros le
preguntó ¿qué hace en el resto del día? Muy solemne contestó: “¡las artes no se
han acabado!”
Al inicio sus exposiciones resultaban
tediosas y aburridas, nuestro anhelo era que alguien nos proporcionara un rifle para irnos a las montañas a combatir a la Guardia Nacional.
Para sorpresa nuestra, precediendo
nuestra presencia nos encontramos con Fausto García, (“Mantequilla”) zapatero
de 20 años aproximadamente, un talabartero de la misma edad, que creo se
llamaba Félix Pedro Espinoza, nunca pensamos que un obrero se motivara por enseñanzas
de esa magnitud, impartidas con gran
nivel académico.
Leonel Rugama, vivía enseguida de la
casa del doctor, era un poco menor de
edad que nosotros, no hacía ronda con
nuestro grupo y tampoco lo procurábamos, por su aspecto puritano y
originado de un seno familiar en extremo religioso, timorato y somocista. Jamás
imaginamos lo que hervía en su interior.
Cierta noche, en una de las reuniones
“Fausto Mantequilla” se despide de nosotros, porque se va a la manigua
(montaña) a unirse a la guerrilla, el Dr. sorprendido trata de persuadirlo, le
dice que todavía no es el momento, que es más útil para la causa hacer
conciencia y proselitismo entre sus compañeros, no lo volvimos a ver.
En algunas ocasiones, no en nuestras
reuniones, miré platicar a Óscar Benavides Lanuza con el doctor.
La situación del país empeoraba en todos
los aspectos, por indiscreciones de empleadas domésticas o vecinos del doctor,
nuestros padres y autoridades del colegio se enteraron de nuestras actividades;
con advertencias, amenazas, inculcación de temores no infundados y nuestros
miedos nos hicieron ver los riesgos que
corríamos si se enteraba la G.N. Abundantes regaños y persuasiones,
conminándonos a no asistir a las reuniones, no obstante, la semilla ya estaba
implantada; no creo que fuéramos los primeros ni los últimos adoctrinados,
prueba tangible de ello fue la participación tan importante de Estelí en la
caída de Somoza.
La desilusión de los fracasos constantes
de la guerrilla y las alianzas deshonestas, vergonzantes pactos y demás de la
oposición tradicional con el Gobierno, generó indiferencia y apatía, nuestros
padres en busca de nuestra protección ante el futuro incierto del país
decidieron enviarnos a estudiar al extranjero.
Salimos hacia México en septiembre de
1965, Salvador Terán, Danilo Hernández y yo. No nos despedimos del doctor. Días
antes de nuestra partida, Terán nos hace saber que había hablado con el Dr.
Bolaños, no sé si fue invento de Salvador o realmente sucedió. Que en México un
emisario de la embajada cubana contactaría con nosotros para viajar a Cuba y
después a Moscú, a la “Universidad de los Pueblos, Patricio Lumumba”, el contacto jamás llegó.
Nuestros pasaportes tenían estampados un
sello que invalidaba viajar a Cuba y a todos los países detrás de la “Cortina
de Hierro”.
Iniciamos nuestros estudios profesionales
en una universidad que en el sentido estricto de la palabra no existía como
tal, de ultraderecha recalcitrante y represiva, nos castraron ideológicamente.
Concluimos nuestra carrera profesional
sin pena ni gloria y más bien avergonzados por no ser participantes y ni
siquiera simpatizantes de manifiesto antisomocismo; “el brazo” de Somoza
llegaba hasta la escuela, recientemente le habían otorgado un “Honoris
Causa” a Duvalier.
Para
concluir este relato de mis
vivencias con el doctor, al finalizar el segundo año de medicina varios
compañeros centroamericanos, concretamente salvadoreños y yo, nos fuimos de
vacaciones a Nicaragua por carretera en
un Buick, de modelo viejo, íbamos en el sur de México escuchando la radio del
coche ¡ TI TIRITI… TI TIRITITI… flash, flash… de última hora, no recuerdo con
precisión si la estación de radio era “Radio X”, “590”., la Radiodifusora
Nacional, o “La Corporación”, palabras más palabras menos, oímos decir: “interrumpimos la programación (una voz muy
masculina y modulada, con música marcial de fondo) para hacerlos participes de
un triunfo más de nuestro glorioso ejército nacional comandado por el
excelentísimo señor presidente de la república general Anastasio Somoza
Debayle, al haber aniquilado en las montañas de Las Segovias, zona norte montañosa de Nicaragua, a una "banda de
facinerosos comunistas" que intentaban alterar nuestra querida patria atacando a
un pelotón de valientes y heroicos guardias nacionales.”
Entre la lista de "facinerosos" muertos --el adjetivo habitual empleado por el somocismo y el aparato represivo--, figuraba nuestro recordado Fausto “Mantequilla”, sentí mucha tristeza pero me
reprimí y no manifesté mis sentimientos.
Al mediodía siguiente llegamos a Estelí,
encontrándonos una manifestación en la calle principal en contra del Dr. Dávila
Bolaños acusándolo de inculcar a la juventud ideas que los conducían a la
muerte, imputándole el caso de Fausto García (“Mantequilla”); me sentí impotente y
cobarde por no poder desmentir esa falsedad; pero cómo o quién escucha una masa
manipulada y enardecida, y además, haría evidente que el recién llegado había sido uno de los “pupilos del diablo”,
con las consecuencias lógicas.
Días después de mi llegada, fui a saludar
al doctor, nunca fue muy efusivo, pero lo percibí más frío y triste, — ¿cómo te va en México? — Le comenté mi desazón y frustración por la
ideología y el ambiente de la escuela, su comentario me causó sorpresa,
desconcierto y desilusión: — ¡ESAS
INSTITUCIONES DE ULTRADERECHA SON BUENAS! — Me fui pensando ¿Por qué me diría eso, qué lo
motivó? No concluía nada. Retrospectivamente deduzco, que lo avanzado de su
preparación política le permitía ver la similitud de ambos sistemas cuando
llegan a los extremos. No sé si para bien o para mal, ya no vivió para
constatar el fracaso mundial de la izquierda.
En diciembre del 79 fui a Nicaragua, ya
sabía de su muerte pero desconocía los pormenores. Me platicaron, no me consta,
que a finales de la insurrección el Dr. Bolaños y un grupo más de personas
abandonaban Estelí, estaba por llegar la EEBI. Justiniano Pérez, se deshace
en elogios de que era un cuerpo de élite disciplinado, bien preparado
militarmente, leal, quizás eso sea cierto pero no dice el terror que inspiraba
en la población por la saña indiscriminada, en que asesinaban a civiles.
Habían atravesado el río que años atrás
dividía la zona urbana al acceso a la zona rural, cuando le gritan, enterándole
que un hijo de Neftalí Valenzuela, amigo del doctor, había recibido un
disparo, y no había quien le diera atención médica, regresándose el doctor al
hospital para asistir al muchacho herido, ya en el quirófano, durante la
intervención quirúrgica llegó la guardia
y lo sacaron de forma violenta, lo asesinaron, lo quemaron vivo en el patio del hospital. Esa es
la versión que yo tengo.
Nunca me han impresionado los epitafios,
palabras póstumas, ni monumentos, vales por lo que eres y no por lo que fuiste;
y creo que lo mínimo que merece el
Doctor, tomando en cuenta nuestra idiosincrasia es que ese hospital lleve su
nombre.
Su recuerdo es imborrable.
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
Colofón de historias estelianas:
UN TELEGRAMA
Se le atribuye al Dr. José Ángel
Rodríguez, de lenguaje gongoriano, exiliado en Guatemala, la siguiente comunicación
en ocasión de enterarse que su hijo mayor contrae nupcias con una hija de “rico
de nuevo cuño”, el telegrama decía:
Arpía,
con impía peseta, pescaste al incauto mancebo, presto suéltalo. Día
de campo... Asústame miriápodo, bajo, de fresca saponácea en el parque central
con los lustradores. Por impía peseta podrías darle lustre a la epidermis
muerta de este cuadrúpedo rumiante.
(F.) Dr. José Ángel
Rodríguez.
──────────Ω Ω Ω Ω Ω ──────────
Guadalajara, un verano del 2012 (Invierno de Nicaragua)
Por: Jorge Donaldo Rodríguez Matute.
Interesante la reseña de esa memoria histórica sobre la figura del Dr. Dávila Bolaños, un personaje de Estelí que brilla por si misma por varios méritos, como humanista de vocación de servicio, reivindicador social, alguien que no aprobaba la vía armada para dar al traste a la dictadura. Por lo cual el intento de algunos de adjudicarse méritos de otro es un acto cruel que intenta opacar su figura. El HSJD de Estelí en todas la insurrecciones no solo fungía como centro asistencia sino de refugio para la población civil, la visión por parte de la dictadura sobre el Dr. significaba serio riesgo para quienes nos encontrábamos en ese lugar, sus colegas mantuvieron recelo respecto a ese punto, por lo cual no fue parte del cuerpo médico del hospital, visitaba con alguna frecuencia el hospital, apoyaba ocasionalmente en cirugías menores, en abril del 79 no estuvo en sala de operaciones. el fue capturado al intentar entrar por la puerta principal del hospital, quizás, una de las primeras personas que fue sacada del edificio y sin sin violencia física. por lo cual es meritorio reconocer que los médicos que se encontraban en sala de operaciones en ese momento fueron los dr. Eduardo Selva y Edgar Corrales
ResponderEliminar