ALGUNAS LUCES SOBRE EL CUADRANTE SOLAR DE LA “QUESTA DEL RELOJ”
Por: Eduardo Pérez-Valle
hijo.-
“…Más
ya me ha venido a la memoria donde será bien y aun mas que bien escribilla, que
es en el librillo de memoria que fue de Cardenio, y tú tendrás cuidado de
hacerla trasladar en papel, de buena letra, en el primer lugar que hallares
donde haya maestro de escuela de muchachos, o si no cualquiera sacristán te la
trasladará”: y no se la des a trasladar a ningún escribano, que hacen letra
procesada, que no la entenderá Satanás”
Miguel
de Cervantes
«No
importa que no haya reloj en el bosque para que el tiempo se cuente; se puede
hacer igual de bien registrando su marcha perezosa a suspiro por minuto y a
gemido por hora».
W. Shakespeare
Fotografía No. 1 Reloj de Sol asentado en cal
cementada
Camino de la Cuesta del Reloj, 1953. 1
No deja de ser ciertamente curioso el diseño y la
historia del reloj de sol preservado hoy, paradójicamente, “a la sombra”,
dentro de una sala de exposición del Palacio de la Cultura. Construido
en una sola pieza de piedra, hacia finales del siglo XVIII, así lo hace constar
cierta inscripción lateral elaborada
sobre el macizo de roca basáltica con forma geométrica tridimensional,
este poliedro regular (ortoedro) distingue por tener encima de la parte
superior de las seis caras, otro relieve cuadrangular coronado al centro con
una perilla tallada, cuya presencia, más que ornamental también contribuye a
registrar el momento cenital del sol.
En otras dos caras de este instrumento de medición
horaria están grabados dos mensajes en español antiguo; el detrimento causado
por los fenómenos naturales (meteorización) y principalmente la asechanza humana,
ahora no permite leerlos a simple vista ó identificar los trazos de ambos
textos.
La tradición oral
transmite la versión que el reloj permaneció a la orilla del antiguo
Camino Real entre Mateare y León por donde transitaban los súbditos de la Corona española, ruta
necesaria como vía de intercambio comercial generado en el sistema de
encomiendas. Dícese también, que fue mojón para fijar los límites entre Mateare
y Nagarote. Los actuales habitantes del municipio aseguran que el sitio donde
estuvo ubicado el reloj, ahora existe el plantel industrial de una productora
de cemento, a poca distancia del Xolotlán y por delante colindante con la
actual carretera “Nueva a León”.-
Don Luis Cuadra Cea, 1936.
Respecto al primitivo origen y localización del
cuadrante solar, hay dos referencias vinculantes: la crónica del explorador,
escritor y diplomático estadounidense, John Lloyd Stepehens (1805-1852 †)
publicado en el libro Incidentes
de Viaje en Centro América, Chiapas y Yucatán, 1841, y una foto vieja de hace cincuenta y siete
años, con una interesante nota al margen, donde puede verse el reloj empotrado
en cal cementada, sobre un claro de camino fondeado de maleza1. La
fotografía muestra con limpidez, diferentes oquedades por desprendimiento en la
superficie donde está grabado uno de los mensajes, y corrobora que el deterioro
no es de hoy. Además, confirma que, el 15 de noviembre de 1953, hasta aquel
paraje llegó don Luis Cuadra Cea quien por primera vez lo identificó como un
reloj de sol. Posteriormente, el recordado historiador y emprendedor de la
arqueología empírica en nuestro país, lo trasladó a Managua.
John Lloyd. Stepehens
Stepehens hace constar que al recorrer el antiguo
Camino Real poco distante a la línea de costa del lago Xolotlán, pudo ver el
reloj en la jurisdicción del pueblo aborigen de Mateare. Veamos, narrado por el
propio Stepehens, como fue aquel suceso: “Desde este pueblo [de Mateare]
nuestro camino se extendía directamente a lo largo del lago, no más que a pocos
pasos de la playa, y sombreado por magníficos árboles. Desgraciadamente nos
vimos obligados a tomar otro camino para evitar una enorme roca que había
rodado hacia abajo unos meses antes, y que probablemente todavía obstruye el
camino; este nos hizo rodear por la
Questa del Relox, así llamada por un venerable
reloj de sol que se encuentra a un lado del camino, de una piedra gris oscuro,
con una inscripción en castellano, pero con los caracteres tan gastados e
indistintos que no pude descifrarlos. Carece de historia, salvo que fue erigido
por los conquistadores, y permanece como una indicación de las obras con que
los españoles comenzaron a colonizar el país”.2
Las “caracteres tan gastados e indistintos” en el
cuadrante, ininteligible e indescifrables para “el viajero” norteamericano,
seguramente no fueron grabadas con el propósito expreso de darles texto que
leer a los indios confinados y obligados a tributar desde las parcialidades
coloniales, recordemos que, hacia el final de la tercera centuria de dominio
colonialista, el calificativo ladino,
entre otras definiciones, era particularmente connotado a un segmento social
mínimo en relación de los otros estratos sociales, fue aplicado a quienes
lograban conocer y dominar el habla del español, ó sea, los indios
“hispanizados”. Aunque, entre cientistas sociales, el término ladino es de más
amplia definición, es también atribuido a partir de términos de imposición y
transculturización, mezcla de razas. Desde el inicio de la conquista, los
procesos aculturadores entre los indios
–esencialmente el adoctrinamiento católico-- no equivalía a una
proporción creciente de indios instruidos. En el siglo XVI y XVII, a partir
del dominio del habla y la lectura “…la Corona española utilizaba
[ladino] el concepto para etiquetar a los súbditos del imperio que hablaban los
rudimentos de la lengua oficial ó el llamado latín vulgar”. Así lo señalan
estudiosos del tema, como Robinson Herrera y Darío Euraque. 3
Sobre el antiguo Camino Real, en la ruta de la “Cuesta
del Reloj”, este cuadrante solar marcó muchas horas de sometimiento;
probablemente demarcó un punto de la parcialidad indígena donde por varios
siglos los indios confinados de “Mathiare de la
Real Corona ” eran obligados a los pagos de
vituallas y otros productos. Marcó el tiempo sobre la ruta de explotación y
mercadeo por la cual también circularon nativos y mestizos dedicados al
comercio de poca monta. A propósito, algunos importantes datos sobre los
tributos indígenas del siglo XVII Y XVIII están registrados en documentos
coloniales depositados en algunos archivos públicos y privados. Sobre las
circunstancias del Mateare colonial anterior a la instalación del Reloj de Sol,
es posible conocer un estimado de la población del siglo XVII; algunos informes
de relevante utilidad están resguardados en la Biblioteca del Banco
Central de Nicaragua, donde pueden localizarse bajo el título “Libro de
Tributos de la Provincia
de Nicaragua”; fueron comprados por el BCN, y sobre la procedencia es conocido
que en 1928 fueron obtenidos por el señor Enrique Pichardo M., de los Archivos
de la Curia de
León. Estos documentos coloniales están reunidos en un tomo; hace poco fueron
objeto de un valioso artículo de reinserción histórica, elaborado por el
historiador Rafael Casanova Fuertes 4.
En la primera página de la citada fuente, las cifras indican que en 1685, un
siglo antes de la construcción del reloj de sol, sobre esa misma ruta enviaban
al encomendero español, el tributo exigido a una población diezmada, compuesta
de 87 indios e indias.
LOS COMPONENTES DEL
CUADRANTE SOLAR
Para analizar la función y eficacia de las
proyecciones esgrafiadas sobre la superficie de la piedra, tuve la intención de
hacer la propuesta conveniente a la dirección del Museo Nacional de Nicaragua,
a fin de verlo funcionar orientado al sol de levante. Ese propósito fue inalcanzable, porque en las últimas tres semanas que antecedieron a la redacción de
este artículo, el Cuadrante Solar fue trasladado del museo “Huellas
de Acahualinca” al Museo Nacional en el Palacio de la Cultura , y esa imprevisto detuvo la posibilidad de examinar la parte gnomónica, epigráfica e iconográfica; no obstante, gracias a la suerte
favorable el asunto varió por la valiosa ayuda del arqueólogo Edgard Espinoza
Pérez, a quien debo la obtención de tres magníficas fotografías del calco hecho
a tres caras del cuadrante, realizadas en el año 2000, por él y la arqueóloga
japonesa Fumie Lizuka, quien permaneció en nuestro país como parte del servicio voluntario japonés “Jóvenes en
el Extranjero”.
GNOMÓNICA DEL CUADRANTE
SOLAR
Fotografía No. 1 - Reloj de Sol
Calco hecho
por los arqueólogos Edgar Espinoza Pérez y Fumie Lizuka
Según el diseño que puede apreciarse en la fotografía
1, el cuadrante solar de una cara es, del tipo vertical directo a mediodía
orientado (Vertical a levante). En la superficie contiene doce líneas horarias esgrafiadas
que parten hasta el interior de la banda horaria encerradas en un semicírculo,
las horas están indicadas en número romanos demasiado deteriorados, que apenas
permite distinguir la nomenclatura, distribuida de 6 de la mañana a 6 de la
tarde. Las líneas horarias comienzan en el extremo izquierdo del cuadrante, a
partir de las 6 (VI) horas del
crepúsculo matutino, hasta las 12 (XII) horas en la meridiana, de donde
continúa hasta llegar al ocaso en otras seis horas. Puede verse que la
meridiana, y los doce ángulos del trazado, no están bien graduados, por tal
motivo, es probable que por medio de ella no podrá obtenerse información exacta
del valor de la latitud local respecto al lugar donde se mira, porque el dato
se obtiene de la orientación del reloj hacia la posición de la Estrella Polar (del Norte), o
sea, es el ángulo configurado entre la dirección y el plano horizontal del
cuadrante (el ángulo llano del semicírculo). Encima de la meridiana conserva el
orificio donde se aloja el gnomon o estilo (varilla) que proyecta la sombra con
la cual se mide el tiempo solar aparente.
ICONOGRAFÍA RELIGIOSA
En la parte de abajo del reloj está otra inscripción
que sin la ayuda del calco, resulta menos reconocible e inadvertida, consiste
en iconografía simbólica y religiosa, una cruz latina o crux ordinaria con pedestal cónico, flanqueada por dos racimos de
uvas, simbolismo propio de la exégesis bíblica, propio del mensaje eclesial y
cristológico; representa la cruz más habitual en las iglesias de la cristiandad
latina. El brazo mayor de la cruz está alineado con el centro geométrico del
reloj. De ahí que pueda suponerse que el
trabajo esgrafiado en la construcción del reloj
pudo ser obra encargada a algún fraile conventual de los que transitaban
en labor de adoctrinamiento.
PALEOGRAFÍA Y EPIGRAFÍA
Para quienes por oficio están dedicados sólo a la paleografía, la labor ó desciframiento nunca deja de ser un reto
al que ponen buena dosis de paciencia; no menos dificultoso resultó nuestro empeño de interpretar la escritura colonial hispanoamericana en el reloj. En la
tarea emprendida hubo algunos elementos gráficos insalvables, sin embargo, el
mensaje ha sido recobrado en casi la totalidad.
CALCO No. 1
Calco hecho
por los arqueólogos Edgar Espinoza Pérez y Fumie Lizuka
TRANSCRIPCIÓN DEL CALCO No.
1
Transcripción y Traducción: Eduardo Pérez-Valle h.
TRADUCCIÓN
El texto en castellano antiguo está distribuido en
ocho líneas.
Conservas la riqueza de alma y vidael medio, el invierno, el verano,
porque el hombre es su creación
en ley, en fe, en razón de este mundo
natural, a estos sabios entendidos,
dejó a la
ciencias y artes a su cuido
para que el ver que con ellas se alabe
el Altísimo Majestad Real que está en el Cielo
Fotografía No.3 Cara lateral derecha del Cuadrante
Solar
Calco: Edgar
Espinoza Pérez y Fumie Lizuka
TRADUCCIÓN por Eduardo
Pérez-Valle h
Este camino
real se abrió el año de 1781
por orden de
la Majestad
y Señor de campo Gobernador y Capitán
General del Rey Don Matías
de Gálvez el
descubridor y protector de este, el
capitán Antonio Rovira
Para comprender el contexto del mensaje grabado en 1781, nada me parece más indicado
que referirnos al Capitán General Matías de Gálvez y Gallardo, personaje
militar y político que tres años antes de la instalación del Cuadrante Solar en
el Camino Real de Mateare, ocupó la Capitanía General
que perteneció al Virreinato de Nueva España;
Presidente de la
Audiencia de Guatemala, falleció en 1784. Por otra parte, el historiador Tomás Ayón
escribe en su Historia de Nicaragua,
las circunstancias que propiciaron en el contexto de la guerra declarada entre
el imperio inglés y el español, la llegada urgente a la provincia de Nicaragua
del Capitán General Gálvez al mando de fuerte destacamento militar destinado a
enfrentar al ejército inglés que tras dos ataques a la tropa española del
Castillo de San Fernando de Omoa, en Honduras, los obligó a rendirse. Gálvez
retomó el Castillo de San Fernando y luego prosiguió a la provincia de
Nicaragua con el propósito de deshacer los asentamientos ingleses en el
territorio de Mosquitos. Ayón expone que
el 22 de febrero de 1780, el Capitán General estaba en Granada donde
permaneció cuatro meses y otros dos en Masaya.5
En cuanto a José Rovira, era hidalgo español residente
en la Provincia
de Nicaragua y fue el primer alcalde de Managua. Don Gratus Halftermeyer,
historiador y cronista por excelencia de nuestra vieja Managua, lo consigna en
su libro “Historia de Managua”6.
Respecto a Rovira hay otro dato igualmente relacionado
a monumentos coloniales conmemorativos. En el periódico La Noticia que dirigió don
Juan Ramón Avilés, fue publicado que dos años después del terremoto de 1931, en
septiembre de 1933, por decisión de don Rafael Villavicencio, Presidente del
Distrito Nacional, “fue colocada a la derecha de la entrada y al pie de la
primera grada del reconstruido Palacio del Ayuntamiento, una piedra colonial
que data de hace de más de dos siglos. Obsequio hecho por la distinguida
familia del extinto don Mariano Guerra al gobierno local de Managua, El señor
José Rovira, primer alcalde de Managua hace más de dos siglos, que fue quien
hizo grabar la leyenda en esa piedra, fue un ascendiente de don Mariano Guerra,
cuya viuda es quien la ha entregado al Distrito Nacional.” (Fotografías 4 y 5)
Fotografía No.
4. Palacio del Ayuntamiento, antes del
terremoto de 1931. Obsérvese la ausencia de la “piedra colonial”.-
Fotografía No.
5. Palacio del Ayuntamiento en
reconstrucción. En la parte derecha al pie de la primera columna y a orillas de
la primera grada, puede apreciarse la “piedra colonial” colocada en 1933.
“En dicha piedra puede leerse, aunque un poco borroso
por el tiempo la siguiente inscripción: Bajo
las órdenes del Sr. Governador Int. Dn. José Salvador se reedificó este Rl.
Cavildo por el primer Alce. De este pl. Do. Antonio Roma. 1726”.7
José Salvador fue el Gobernador e Intendente de la Provincia , quien “a los
diez días del mes de marzo de 1810 ordenó el amojonamiento (límites coloniales)
de Managua. 8
El término “reedificar” en la inscripción de esa otra
piedra colonial conmemorativa, sugiere que, el alojamiento del Real Cabildo
sufrió destrucción; como dato coincidente, recordemos que ese mismo año de
1726, ocurrió el terremoto que destruyó las iglesias coloniales de Chinandega y
Chichigalpa.
EL CUADRANTE SOLAR “DESPUÉS
DEL PÁRAMO DE LAVA”
El testimonio sobre otro cuadrante solar a orilla del
camino real entre Managua y Masaya, está en la obra de Ephraim George Squier.
La obra de este diplomático estadounidense es apreciada por la trascendencia de
la calidad testimonial y científica. Permaneció en nuestro país como Encargado
de Negocios de los Estados Unidos de Norteamérica ante los gobiernos de
Centroamérica. Valga decir que lo extraño del caso es, que durante la primera
estadía de Squier en Nicaragua, por espacio de un año, de 1849 a junio de 1850,
viajó por los caminos principales de los pueblos de occidente; de paso hacia la
ciudad de León estuvo en la ciudad de Nagarote, y la ruta obligada era sobre el
mismo camino antiguo que dejaba atrás a Mateare y la “Questa del Reloj”, sin
embargo, el minucioso Squier no dejó testimonio sobre el cuadrante erigido por
Rovira en homenaje a Gálvez.
Sesenta y nueve años después, en la Nicaragua independizada
del colonialismo español, Squier narra la existencia de otro cuadrante solar,
colonial, que definía límites entre Masaya y Granada “después del páramo de
lava”, conozcamos en las palabras de Squier los detalles de aquel suceso:
“…Pasado el páramo de lava… a mitad del camino entre
Masaya y Managua, dimos de sopetón con una gran piedra que a la primera ojeada
una de las “piedra antiguas” del país… resulto ser no obstante una relox del
sol”. Cuadrante solar dejado allí por los españoles con doble propósito de
marcar la distancia y las horas. Tiene una inscripción que las injurias del
tiempo han borrado ya. En su lugar vese ahora una ruda cruz en profundo bajo
relieve” 9
CUADRANTES SOLARES
INADVERTIDOS
No es improbable que en las iglesias coloniales de
Nicaragua hayan sido construidos diferentes diseños de cuadrantes solares para
la medición del tiempo. Sería interesante revisarlas, tal vez lo que podría
parecer una simple incisión en la pared es parte de un cuadrante solar
elaborado por las misiones eclesiásticas. A tal propósito sería necesario
escudriñar en las torres, paredes, en todo sitio donde la disposición
arquitectónica sugiera un posible o adecuado emplazamiento. Sobre todo, ahora
que la Escuela
de Física de la UNAN
cuenta con expertos y entusiastas de la Cosmología que han fundado el “Observatorio
Astronómico” de la Universidad Nacional. La gnomónica es parte inseparable de la
bóveda celeste y la construcción de cuadrantes solares representaría un motivo
práctico de enseñanza, aprendizaje, y de mejoría en sitios públicos. Como
alguien bien dijo: “Me gustan los relojes de sol porque combinan al tiempo, la
astronomía, las matemáticas y la cosmogonía en un solo objeto. Es una perfecta
combinación entre historia, ciencia y arte.”
En relación del asunto, cabe referir que en el último
aporte editorial del historiador Orient Bolívar Juárez, está incluida una breve
referencia ilustrada, sobre la existencia de “la Piedra del Tiempo” ó
Cuadrante Solar de la “Questa del Reloj”.10
Por ahora, el Cuadrante Solar de la “Questa del Reloj”
es el único identificado en nuestro país. Acertadamente, las autoridades del Instituto
Nicaragüense de Cultura (INC), decidieron trasladarlo al Palacio de la Cultura donde es mostrado
al público después de haberlo declarado Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación.
NOTAS
1
La fotografía fue tomada
en 1953 por alguien de nombre David. Posiblemente, David Arellano, músico
pianista, quien tuvo afición por asuntos arqueológicos de Nicaragua.-
2 STEPHENS, John L.:
Incidentes de Viaje en C.A., Chiapas y
Yucatán. (Traducción de la 1ª Ed. Inglesa, por Benjamín Mazariegos
Santizo). Quetzaltenango. Tip. El Noticiero Evangélico, 1940. T. II, pp.
9 y 10.
3 QUIRÓS SOTO, Ronaldo y DÍAS ARIAS, David: Mestizaje, indígenas e identidad nacional en
Centroamérica: De la Colonia
a las Repúblicas Liberales. Cuadernos de Ciencias Sociales No. 143.
Facultad de Ciencias Sociales, San José, Costa Rica, agosto 2007. 129 pp.
4 Una
obra inédita de Luis Cuadra Cea sobre las comunidades indígenas de Nicaragua en
el siglo XVII. Por:
Rafael Casanova Fuertes. En: Nuevo Amanecer Cultural, 23 de Octubre de
2010.
5 AYÓN, Tomás: Historia
de Nicaragua: desde los tiempos más remotos hasta el año de 1852. Fondo de Promoción Cultural.
BANIC. Tomo III. (2ª edición). Serie
Histórica. Página 92 -135.
6 HALFTERMEYER,
Gratus: Historia de Managua: Data desde el siglo XVIII hasta hoy. 3ª.
Ed. Talleres Nacionales Nicaragua. D.N. 1959.
7La
piedra colonial del Palacio del Distrito Nacional. En: La Noticia , 22 de
septiembre de 1933. pp.3.
6.----Piedra
Municipal de Managua, de más de dos siglos. En: La
Noticia , 17 de septiembre de 1933. Pág.
8 Ratificación
de los límites coloniales de Managua (1810). Revista de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua.
Editor Jorge Eduardo Arellano. 2ª época. Tomo LXV. Agosto 2007. pp. 201 y 202.
9 SQUIER,
Ephraim George: Nicaragua, sus gentes y
paisajes (Trad. de Luciano Cuadra). Imp / Ed.: San José, Costa Rica: EDUCA,
1972. 2a. ed. 525 p. Serie: Viajeros, 1
10 JUÁREZ, Orient Bolívar: Historia de la
Geodesia y la
Cartografía en Nicaragua, 1ª ed. Managua. Ediciones Jano, 2010. Capítulo III. p. 17.
Bibliografía:
CAVALLINI DE ARÁUZ, Ligia: Elementos de Paleografía Hispanoamericana; San José, Costa Rica.
Editorial de la
Universidad de Costa Rica, 1ª edición. 1986.
Es un trabajo brillante. En todo estoy de acuerdo, menos en lo siguiente: 1.- El camino entre León y Granada no lo construyeron los españoles,era parte de las rutas del comercio precolombino. 2.- Stephens no precisa el sitio exacto de ubicación del reloj, sólo menciona una cuesta.La única cuesta de importancia y con derrumbes, es la ahora llamada de forma incorrecta "La cuesta del Plomo". 3. La piedra del reloj fue traslada de su sitio original hacia el museo nacional por 1968. 4. El sitio original del reloj era la Cuesta del Plomo, donde se encuentra el monumento a la revolución de julio de 1893 y los mártires de 1979, al respecto, hay una fotografía y un reportaje sobre el incógnito reloj publicado en el diario Novedades de un día de julio entre los años 1967 y 69. 5. El camino fue remozado despues de la invasión inglesa en 1780, para enviar tropas desde Guatemala y León para la defensa del puerto.
ResponderEliminarApreciado Profesor y Sociólogo Elías Guevara: Agradezco tus conceptuosos términos que dan paso a las diversas enunciaciones, sobre las que también tengo algunas coincidencias. Tienes razón en el asunto de las rutas de tránsito, es sabido que la mayor parte fueron definidas por los aborígenes y sobre ellas, después, anduvo el Conquistador. La orografía de esa área nos hace pensar en la elevada pendiente que circunvala la laguna de Asososca, y lleva a vincularlo a la primera localización del cuadrante solar, no obstante, la primera fotografía del año 1953, fue tomada en Mateare, así lo consigna la anotación que en ella fue puesta. No olvidemos lo que Stepehens hace constar: "...que al recorrer el antiguo Camino Real poco distante a la línea de costa del lago Xolotlán, pudo ver el reloj en la jurisdicción del pueblo aborigen de Mateare". Pues bien, los referentes nos alejan de la cuesta, y nos ubican a la orilla del Lago Xolotlán, precisamente por donde fue el Camino Viejo hacia el pueblo de Mateare. No conozco los artículos de Novedades, pero hay otro artículo publicado en La Prensa, del jueves 25 de agosto de 1983 , edición número 16,780, en donde fue publicado un artículo titulado: "El reloj de sol de Acahualinca". No fue consignada la autoría del referido artículo, en donde fueron repetidos algunos datos publicados en años anteriores. Agradezco tu valiosa aportación y estamos obligados a buscar más datos en esas fuentes. Muchas gracias. Eduardo Pérez-Valle hijo
ResponderEliminarHola. Me llamo Daniel y soy aficionado a la astronomía y llegué a este blog después de ver el reloj en el actual Palacio de la Cultura y buscar informaciób sobre él en la web. Veo que llegué al sitio correcto. Solamente tengo una inquietud: en el texto se dice que el reloj estaría orientado al levante, que si no me equivoco sería el este, pero esto no tiene mucho sentido, pues normalmente los relojes solares de este tipo se encuentran orientados en el eje norte-sur, de forma que la sombra proyectada por el gnomon se mueva en el cuadrante de las horas conforme el sol avance en su movimiento aparente en el eje este-oeste. Estoy en lo correcto o hay algo que se me escapa?
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