¡SAN JACINTO! HIMNO
DEL DOCTOR LEANDRO GARCÍA. Por: Anselmo Fletes Bolaños. En: La Patria.
Ciencia, Literatura, Arte. León, 1 y
16 de Octubre de 1920.Núm. 9 y 10. Año XXVI. Tomo X.
Director: Félix Quiñónez.
Harold, un colaborador de La Patria, de León, publica en los
números 20 y 21 de esta revista literaria, correspondientes al 16 de marzo y el
1º de abril últimos, los himnos nacionales de Nicaragua, Honduras, Guatemala,
Costa Rica, El Salvador y México, dejando al lector que juzgue si los
centroamericanos pueden en verdad llamarse nacionales. Resueltamente juzgamos
que no, una vez que, habiendo Centro América nacido en una sola Patria a la
vida independiente, ninguno de esos himnos responde al verdadero sentimiento de
la unidad nacional, no importando para el caso –como no debe importar nada –el
que estén políticamente separadas las cinco secciones centroamericanas. Aparte
de ese defecto capital, tienen otros por los que no merecen el concepto de
verdaderos himnos. Harold no publica el himno del joven Salomón Ibarra, himno
premiado sólo académicamente, debido a las intrigas de cierto maestro del
sonido, que se ha guardado para si el premio material de córdobas que designara
el Ministerio de la Guerra, para el autor del himno que, a juicio del Tribunal
nombrado al efecto, resultase mejor entre los concurrentes; no lo publica
Harold, sin duda por no conocerlo; pero, sin contradecir en lo mínimo nuestra Historia de un concurso literario, que
salió en el número 18 de La Patria,
no titubeamos en juzgar que el himno de Ibarra tiene aquel mismo defecto
capital. Además, no se sabe si los jurados examinadores tuvieron el trabajo de
Ibarra por mejor, entre varios malos o regulares, o si por ídem entre
buenos. Y entendemos que un himno deber
ser lo mejor de lo bueno, y a que no lo mejor de lo mejor.
¡Los cinco himnos que representa Harold! Con éste creemos
que no hay entre nosotros, un himno nacional calificado oficial o
académicamente, que merezca el nombre, pues los que se conocen no nos exhiben
bien en sentido centroamericano de unidad, ni en el literario.
Pero si no tenemos un himno realmente nacional, sí contamos
con dos, que pudiéramos llamar concretos o locales: uno de 1856, de Juan
Iribarren, el único poeta granadino, el cual himno es, en nuestro concepto, la Marsellesa nicaragüense, en oposición
este juicio al respetable de don Francisco Javier Medina, quien otorga tal
calificativo al Alerta a la Raza,
notabilísimo trabajo del doctor Santiago Argüello. Es conocido el himno que
nosotros llamamos la Marsellesa nicaragüense. El otro es de 1892, compuesto por
el doctor Leandro García a la memoria del general don Patricio Centeno, 2º jefe
vencedor en el inmortal combate de San Jacinto, librado contra Byron Cole,
lugarteniente de Walker, el 14 de septiembre de 1856. Don Pedro Baltodano,
artista meridional, compuso la música de este himno, que fue estrenado por la
Banda Infantil formada y dirigida por aquel maestro la noche del 14 de
Septiembre de 1892, en una velada que se dio en Jinotega.
El autor de San
Jacinto debe ser poeta, y el doctor García los, más que muchos que pasan
como tales. ¡Y el doctor García no es considerado como versificador siquiera!
Cuando las revistas literarias del país –no exceptuamos ninguna –engalanan sus
páginas con los renglones cortos, hasta los nuestros!
San Jacinto es un verdadero himno, local hemos dicho; ¿y
nacional por qué no? ¿San Jacinto no es acaso la primera acción de armas de que
puede legítimamente enorgullecerse el patriotismo centroamericano? ¿No es por
ventura la génesis de nuestra segunda independencia? Sin San Jacinto tal vez no
se hubieran unido fuertemente contra Walker las cincos secciones de Centro
América…
Literariamente hablando, San Jacinto es muy superior a
cualquiera de los himnos centroamericanos que publica Harold. Menos extenso que
el mexicano, quizás el mejor de la América Hispana –no América Latina—piensa
Harold, y se refiere sólo a un hecho, exclusivamente a él; pero la inspiración
con que está escrito y el patriotismo nacional que lo impulsa, no son
inferiores a la inspiración y el patriotismo que campean en el de la heroica
patria de Hidalgo, Morelos y Juárez.
Quisiéramos oír la opinión del ilustrado Harold al respecto.
HIMNO DE SAN JACINTO
A LA MEMORIA DEL GENERAL DON PATRICIO CENTENO
¡Gloria, gloria mil veces al nombre
Del egregio, inmortal paladín!
Gloria al héroe y al mártir. Loores
De la patria al invicto adalid.
I
Negra noche
sus sombras tendía,
La tormenta bramaba terrible,
La tormenta bramaba terrible,
Y el adverso
destino, inflexible.
Nos cubría
de terno baldón.
¡Cara
Patria! Tus santos altares,
Por audaz y
ruin bucanero
¡Profanados!
¡La muerte primero
Que la
extraña, la vil opresión!
II
En la tierra
en que alientan los libres,
Es la tierra
do puso la planta
El marino
inmortal que agiganta
De los
siglos el raudo correr.
Coro
En la tierra
en que un día brillara
El
espléndido sol de Castilla,
No se infama
ni abate ni humilla,
¡Que es
preciso morir o vencer!
III
Y al
combate, veloces volaron,
Como nobles
leones heridos.
Patria mía,
tus hijos queridos,
¡Al combate
a vencer o morir!
Santo fuego
enardece sus pechos,
Sacro
incendio su espíritu inflama:
Patriotismo,
vivífica llama,
Los conduce
y arrastra a la lid…
IV
Por doquiera
la sangre y la muerte,
Por doquiera
el horror, la matanza,
Pero siempre
la hidalga pujanza,
Pero siempre
el heroico valor.
* Ejemplar de la revista "La Patria" en el Archivo Histórico Documental "Dr. Eduardo Pérez-Valle".
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