martes, 28 de enero de 2014

RIGOBERTO  CABEZAS, PROPIETARIO DE UNA BOTICA Por Juan García Castillo. En: El Centroamericano. León, 9 de Agosto de 1967.

En una publicación que periódicamente lanza a la circulación el doctor Porfirio Pérez N., propietario de “La Cruz Roja”, encontramos este dato que calza en esta crónica. Dice el Noticiario del Doctor Pérez N.:

Con todo y ser León, ciudad universitaria casi desde el principio de la dominación colonial, no poseyó, sino hasta 1890, establecimientos dedicados al negocio exclusivo de venta de medicamentos. Tampoco se conocen esfuerzos e iniciativas por establecer la escuela que enseñara la ciencia en prepararlos en la Ciencia Farmacéutica. Los médicos muy afamados, manejaban su botiquín y éste lo era por el boticario. Fue en la ciudad de Masaya, la primera y única por mucho tiempo, que mantuvo la iniciativa de tales fundaciones, teniendo entre sus fundadores hasta próceres, pues Rigoberto Cabezas, antes de 1890 tuvo establecimiento farmacéutico, inició venta de preparaciones y fue el primero que anunció que compraba botellas vacías. Del mostrador de ese establecimiento, saltó el Reincorporador de la Mosquitia, honor y gloria para la profesión farmacéutica del país. Por estos tiempos también hubo en Masaya una buena y elegante botica, la del Doctor Julio César. Fallecido éste en 1888, el negocio se canceló, no sin dejar como consecuencia y recuerdo, dos magníficos ciudadanos, fundadores de honorables familias, que absorbiendo gran parte de los conocimientos del famoso médico doctor César, quedaron ejerciendo su profesión con el beneplácito de la sociedad: don Félix Gutiérrez y el seño Juan Pablo Luna. 

1 Para curar el paludismo estaba el Cholagogue indio de OSGOOD (Famoso antipalúdico de fama mundial), el distribuidor de todos estos menjurjes era la droguería Guayaquil, no sé si aún existe.


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