domingo, 11 de septiembre de 2016

EL ÚNICO NICARAGÜENSE QUE ESTUVO PRESO 21 AÑOS EN CUBA.

─────────ΩΩΩΩΩΩ─────────

CAPITÁN CHÉSTER LACAYO LACAYO
─────────ΩΩΩΩΩΩ─────────
                                     
Nota introductoria de E. Pérez-Valle, Director-Editor del Blogspot:

     Alguna vez, creo haber leído la frase "Anatomía del Espionaje" en un libro de Kurt Singer.  Ese "oficio" o desempeño marcado por los intereses menos sospechados, donde la humanidad ha blandido argumentos de todo tipo para recordar que al humano --en la mayoría de los casos-- le importa el fin y no los medios; en tanto alcance el dominio en el campo de confrontaciones bélicas, adelantos científicos, mercados internacionales, o detentar el poder político y, por qué no incluir, el empeño de arrebatar "Evas" con anillos en dedos anulares, para ponerles sello candente. Sin ninguna duda, de todo hay en esa "anatomía", cuya estructura, forma y relaciones supera al que han dicho constituye el "oficio más antiguo de la humanidad". 

    Agente, espía, oficial de inteligencia, confidente, en fin, es diversa la clasificación de los tipos que abarcan términos  al servicio de traiciones, simulaciones, engaños. Según convenga o sea, las personas puestas al servicio de la conspiración tendrán la connotación de la historia rasa: les darán el honroso título de patriotas o caso contrario: desleales. 

    El conjunto de técnicas diversas también asigna definiciones en el campo de la persona que observa y escucha con intenciones encubiertas: "agente sedentario", dedicado a esperar, el tiempo que sea necesario, bajo fachada "profunda" para lograr lo propuesto. El  agente o espía "doble bandera", al servicio de dos interesados opuestos que persiguen  o no, el mismo objetivo. El agente "Intocable" que vale por lo que sabe. El agente de "fachada pública", que parece indistinto pero no lo es. Y ya no se diga lo que constituyen los medios de reclutamiento: por interés económico; bajo " apetito o dependencia hormonal"; chantaje o por dependencia de estricto apego ideológico. La gama es interminable. 

    Ahora, después de un largo período de ausencia en este Blogspot con "Ventana hacia el pasado y Puerta hacia el futuro", hacemos la entrega de otro episodio olvidado por el "remanente generacional"  que está próximo a navegar por el lago Estigia. En razón del origen de este episodio, es difícil desentrañar los secretos "crudos" que la muerte se lleva al sepulcro, y muchos connacionales que pudieron abundar en detalles íntimos de esta historia, incluido el personaje central de esos 21 años entre barrotes, ya no están entre nosotros. Esta historia tuvo como escenario central la Revolución Cubana hasta donde llegó Chéster Lacayo Lacayo, nicaragüense, leonés, que nació en 1916, hijo de don Lisímaco Lacayo y doña Berta de Lacayo. 

    En Cuba fue juzgado y sentenciado a permanecer 21 años en la prisión de "La Cabaña".  Falleció a los 68 años en los Estados Unidos de Norteamérica, noticia que llegó a Nicaragua a través de una escueta nota publicada en el diario La Prensa, edición del día Viernes, 19 de Octubre de 1984, cuando en este país cursaba la Revolución Popular Sandinista y ya había estallado el conflicto bélico más trágico de nuestra historia patria. 

    El 19 de abril de 2008 en El Nuevo Diario, fue publicado un artículo sobre la misma historia de Chéster Lacayo cuyo hilos fueron extraídos del reportaje elaborado por Óscar Leonardo Montalbán, en el periódico "Semana", hacia 1964. En la fotografía central que ilustró la interesante historia, puede verse a Chéster Lacayo, vestido con el traje militar de las Fuerzas Armadas de Cuba;  un personaje de tez blanca y de cuerpo regordete que obtuvo el grado de Capitán. Desde joven tuvo ímpetu irrefrenable por tomar acción en todos los movimientos armados emprendidos contra la dictadura iniciada por Somoza García. 

    De las dendritas y axones que resisten los embates de la atrofia, reproducimos íntegro el artículo del recordado Óscar Leonardo Montalbán. En último lugar dejo nuestra rogativa a los lectores de este Blogspot, para que sugieran temas de interés particular o colectivos; tengan total certeza que siempre estaremos dispuestos a situarnos frente a la "Ventana" de la Historia. Muchas gracias. 

─────────ΩΩΩΩΩΩ─────────

¿ERA O NO AGENTE DE LA C.I.A.?

Extraña odisea de CHÉSTER LACAYO el nica prisionero en “La Cabaña”. 

Por: Óscar Leonardo Montalbán.

PUBLICADO EN: "SEMANA"
         Un día como cualquier otro, año de 1961, un moderno y confortable avión de la Panamerican World Airways Sistem, despegó una mañana despejada y calma del Aeropuerto de Miami, Estados Unidos, donde había hecho escala con procedencia de Nueva York, rumbo hacia el Sur. El itinerario de vuelo señalaba puntos de escala en América Central y posiblemente en algunos países de Sur América, dejando a un lado la isla de Cuba, emporio socialista inventado por Castro, y situada hacia el Sur del Trópico de Cáncer, frente al Golfo de México, que a manera de tenazas parecen querer apretar las penínsulas de la Florida y  Yucatán.

         El vuelo pareció ser normal, simple y rutinario, como tantos otros, pero no lo fue, principalmente para dos viajeros que parecían conversar animadamente, tal vez sobre la determinación de De Gaulle, de permitir a Marruecos escoger libremente su propio destino, la tambaleante presidencia de Janios Quadros en el Brasil, la sombra de Alexis Kosigyn sobre Kruschev o la inflación política del clan Kennedy.

         Se ha dicho que de la Florida a Cuba no hay más que un salto de garrocha, pues basta cruzar la corriente del Gulf Stream para tocar las tierras de los primitivos siboneyes u “hombres de roca”, para cambiar de clima de las tierras templadas, a las latitudes tropicales de “La Perla de las Antillas”.

         A menos de media hora de haber iniciado el crucero, el aparato inició un descenso inesperado. Cesaron de trepidar las turbinas y el motor apagó su voz. ¿Qué pasaba?

         Una azafata, vestida como un maniquí, y con mucha inquietud saltándole sobre el maquillaje, dijo primero en español y luego en inglés: Ladies and gentleman estamos en Rancho Boyeros, Cuba.

         LOS DOS HOMBRES AQUELLOS

         Para muchos de los pasajeros, tal vez aquello no significaba mayor cosa. Lo imprevisto siempre sucede. Pero para dos miembros del pasaje, había algo especial. La pareja aquélla, estaba pensando en que no era demasiado halagador el paisaje que se pintaba frente a ellos.

         El aparato fue rodeado rápidamente por varios milicianos vestidos de verde olivo. Dos miembros oficiales de la Policía Secreta de Castro G – 2, subieron la escalinata y se dirigieron a los dos hombres aquéllos, uno de regular estatura, cinco pies siete pulgadas, color blanco, cabello castaño claro, rostro café y labios un poco delgados. El otro un poco más alto, cabello un poco oscuro pero con cierto aire de importancia.

         El primero Chéster Lacayo. Lacayo, nicaragüense de 45 años de edad, el segundo Miguel Ángel Ramírez, doctor y general, originario de la República Dominicana, excomandante de la frustrada invasión a Cayo Confites, hacía algunos años, y que intentó dar un nock out a la Dictadura del Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, ajusticiado después por varios miembros de confianza de su ejército en una carretera cuando se dirigía hacia una de sus lujosas villas.

         Los miembros del G – 2, hicieron bajar del aparato a los dos hombres bajo seria custodia y se los llevaron.

         Poco después del avión remontaba vuelo hacia su original destino. Dos asientos quedaron vacíos, pero el tiempo era bueno. Las azafatas comenzaron a sonreír, solo se les notaba que habían perdido un poco de rouge.

         Cofee MissCofee… Sus palabras sonaban dentro del ambiente como las gotas insistentes de un grifo mal cerrado.

         DONDE SURGE LA DUDA

         Los puntos suspensivos surgen de pronto. ¿         Qué realmente había pasado? ¿Por qué aquella extraña escala, en un país inhóspito para la larguirucha figura del Tío Sam, que congestiona sus estómagos desde hace muchos años a base de un pastel llamado democracia? ¿Por qué? ¿Por qué?

         Las versiones sobre lo que realmente ocurrió parecen interesarle a muy pocos. No digamos a cuántos, pero en verdad interesan. Más de uno de los que han hurgado por allí, han manifestado que Castro sobornó por una buena suma de dólares al piloto de la nave, para que se desviara de su ruta, otros afirman que aquel hombre que fomentó su insurrección en Sierra Maestra, filón de corpulentos árboles de 250 kilómetros de largo, comprendidos del Cabo Cruz hasta Guantánamo, ordenó a dos aparatos cazas de su Fuerza Aérea, a desviar la ruta en que estos dos hombres, amigos del vivac y la aventura, viajaban en busca de ignorado destino.

         Los cables internacionales fueron parcos. Ellos tenían algo más grande que revelar al mundo. La discriminación racial había alcanzado su punto. Luther King, Ganador del Premio Nobel de la Paz, había puesto la investidura de un Cristo Africano, 5.750 personas habían perecido en Chile  como consecuencia de los terremotos y maremotos, los rusos lanzan al cosmos a Yuri Gagarín. “El nuevo Colón del Espacio”, y Patricio Lumumba es muerto por los inconformes nativos de Katanga. Sin embargo, la primera versión ha merecido mayor crédito. El poderoso avión de la Panamerican World Airways se había entregado por sí solo. Su piloto, debió de haber vuelto a casa con mucho dinero,  y los dólares  huelen a manzanas en cualquier huerto.

         LOS CARGOS

         Chéster Lacayo y el Dr. y General Miguel Ángel Ramírez, fueron conducidos a uno de los cubiles de la G-2. Ambos fueron llevados ante el Premier Fidel Castro. Fueron exhaustivos aquellos interrogatorios. Eran unos “gusanos” se dijo. Habían traicionado la causa. Lacayo el tipo a quien los reivindicadores de Cuba, habían distinguido hasta concederle el grado de Capitán del Ejército 26 de Julio, los había vendido.

         Él había querido comparar una Gillette para la barba de Castro.

         Los interrogatorios se hicieron copiosos, y los cargos tenían la fuerza de un ciclón tropical, tan originales y continuos en las costas cubanas que miran al Oriente desde el Paso de Miami hasta la punta extrema de la Isla frente a Cayo Hueso. Chéster Lacayo negó los cargos, sacó de sus archivos revolucionarios argumentos que fueron declarados apócrifos y finalmente, después de un juicio sumarísimo, fue condenado a 15 años de prisión. Conclusión: Lacayo era doble agente al Servicio de la CIA (Central Intelligence Agency).

         Próxima parada, Isla de Los Pinos, una prisión erizada de fusiles de 2126 kilómetros cuadrados de superficie e infestada de un socialismo fanático.

         4.000, 5.000, MÁS, CADA DÍA MÁS LLEGABAN ALLÍ. No valían nada era simplemente “gusanos”.

         ¿Bueno? ¿Y qué hacer con un gusano? Usarlo como señuelo para pescar algo gordo… Y los planes de la CIA, eran algo más que eso.
         Pocos días después el Premier Fidel Castro habló por televisión.

         La fabulosa red de TV que teje su inmensa red de filamentos, botones eléctricos y ondas, llevaron una noche de tantas a sus pantallas el caso de Chéster Lacayo. Fidel habló, su hemorragia verbal fue incontenible. El reloj aquella noche en Cuba tuvo jornada triple, o tal vez más. Isla de los Pinos tan cerca de Cuba y tan largo de los Estados Unidos.

         LAS PRUEBAS

         El Premier Castro fue inclemente. Juzgar a otro más. A dos más. Que importaba. ¿El paredón acaso no había cobrado más de 1.300 “gusanos”?

         Muchos gritaban más allá de la isla: “¡Basta ya! Todos estaban repitiendo eso. Un profesor de una Universidad norteamericana había escrito: “Escucha Yankee”. Fue aquella una advertencia. Y Batista, el Presidente Sargento, ¿qué no había hecho? Por qué no le habían dicho a él y a Masferrer, ¡basta ya! Quién había escrito “Escucha Yankee”, estaba con Fidel. Había que acabar con las lacras, ¿por qué no?

         “Esta es Radio Habana Cuba: Territorio Libre de América”.

         Castro presentó documentos, que no beneficiaban a Chéster Lacayo. Muchos de ellos estaban dirigidos a oficiales y miembros del Ejército Liberacionista que yacían acantonados en Pinar del Río.

         Se mostró en T.V., una fotografía de Chéster Lacayo, en los momentos en que abandonaba las Oficinas de la CIA, en New York.
         El hombre portaba un cartapacio bajo el brazo.

         Fidel dijo que los oficiales que habían estado en contacto con Chéster Lacayo, estaban arrestados y que serían juzgados por traición. Lacayo habló en favor de ellos. Repitió  hasta la saciedad que únicamente había conversado con aquellos amigos, de exportar una expedición hacia Nicaragua. Lacayo afirmó que siempre había soñado con ello.

         Nadie le creyó. Mucho menos el Alto Mando del G-2.

         Los “gusanos” cuando se encuentran atrapados hablan así. No les queda otro camino.

         Chéster Lacayo: Traidor. “Esta es Radio Habana, Cuba, Territorio Libre de América”.

         Por esa época merodea por las calles de la capital cubana, el Dr. Francisco Frixione. Muchos nicaragüenses estaban allí. Había que estar  con Castro. Batista vivo, había muerto. El Dr. Frixione supo de aquello.

         Cuando Castro entró en La Habana el 1º de Enero de 1961, después de su brillante victoria en Santa Clara. Las Villas, todos estaban con él, o por lo menos parecían aparentarlo.

         Su nombre había roto los records de publicidad, y los principales órganos de prensa del mundo, adornaban sus portadas con su rostro. Las emisoras de radio y las centrales de TV, atiborraban sus programas para dar excelsitud a su hazaña. El fanatismo era imponderable. Más de algún idiota dijo que se parecía a Cristo.

         EL COMPLEJO DE CULPA

         El complejo de culpa era un transeúnte. Recorría las calles y  avenidas de las principales ciudades de Cuba, penetraba la montaña y horadaba las conciencias jóvenes. Todos se sentían culpables de lo que había ocurrido en tiempo de Batista. Sus juegos sucios. Sus rackets norteamericanos monopolizando los centros nocturnos, el negocio fraudulento de los traganíqueles, la prostitución en gran escala y la clandestina opulencia del tráfico  de drogas. Batista reía en ese entonces. La zafra estaba buena. ¡Caña!   ¡Más caña! Las barbas de Castro crecían en Sierra Maestra.

         Después de la entrada de Fidel aquel primer día del año de 1961, hubo días de jolgorio. Fue la primera vez que, en Cuba, se celebró la Navidad, no el 25 de Diciembre, sino una semana después. Corrió la sidra y los lechones consumieron la grasa en los braseros.
         Había llegado la era de las barbas. Sí Castro la tenía, todos debían de usarla. Era un honor. Pero habían muchas barbas que no eran legítimas y entonces comenzaron a entrar en acción los barberos. Se descubrió la falsedad de muchas. “Gusanos” se dijo, y el paredón se pintó de cruces una y otra vez.

         EL GENERAL Y DOCTOR RAMÍREZ

         El General y Doctor Miguel Ángel Ramírez, fue un hombre de mejor suerte. Después de su arresto no volvió a ver a Chéster Lacayo más.

         El río político que ambos habían recorrido, desde cuando José Figueres ideó la Legión del Caribe, bifurcó el rumbos en sus canoas. Si se dijeron adiós bien poco importa en aquellas circunstancias.

         El Doctor Miguel Ángel Ramírez había sido un hombre importante. El Mar Caribe se o sacia de memoria y más aún la llamada “Hiena del Caribe”, el Generalísimo Leónidas Trujillo.

         Ramírez tenía muy buenos contactos. Siempre los tuvo. Castro fue su amigo, por lo menos durante algún tiempo. Fue una luna de miel larga. Después de dos o tres años se disociaron.

         Fue un hombre que gozó de simpatía de Prío Socarrás, durante los años de 1948 a 52. Entonces el dominicano aquel tenía un buen camarada, Eufemio Fernández, con mayor influencia que él, en el Gobierno. Se cuenta que Fernández era un hombre de decisiones rápidas y violentas. Son de los tipos  que muchos afirman, que nacen con una metralleta en la mano y no con un biberón.

         POR MEDIO MILLÓN

         Antes de la proyectada y loca invasión a Cayo Confites, el hizo mucho por cristalizar lo que llamaba su gran aventura.

         Pocos días antes de la fecha señalada para el desembarco, notó que faltaba algo. No había suficientes hombres, pocos alimentos y parque limitado. Si ellos lograban desembarcar pensaba Fernández, habría que encontrar comprar además de comida; conciencias, Fernández era de los que creía que no se conquistan almas con sólo leer la Biblia.

         Convencido de que todo podía venirse al suelo, un día, se presentó ante el Presidente Prío Socarrás y le solicitó 500 mil dólares. Prío saltó del asiento y se echó a reír. Entonces el “dominicano loco” sacó su revólver y le dijo, o extiendes el cheque o te mueres.

         Fernández salió con el cheque en la mano. Prío Socarrás, el Presidente se quedó meditabundo. El hombre que se acababa de marchar sabía demasiado y él no quería compromisos.

         OTRA VERSIÓN AJENA

         Las versiones históricas a veces huelen a leyenda. Sus personajes suelen ser maleables en muchas ocasiones.

         El General y Doctor Miguel Ángel Ramírez, juega en ese caleidoscopio que oscila ente la verdad y la mentira.

         Los que estuvieron allá, en la Cuba primitiva de Castro, afirman que el dominicano Ramírez, no fue capturado en el avión, en el cual viajaba Chéster Lacayo. Muchas voces gritan a media calle que estaba en Cuba. Repiten que cuando Lacayo le advirtió, que iba hacia la isla, mediante una comunicación radio telefónica que sostuvieron en algún punto, días antes de su captura.

         Ramírez sólo alcanzó a gritarle: No vengás. Luego se hizo el silencio y la comunicación se cortó. El ojo del G-2 había observado todo a través de una hendija.

         Ramírez y Eufermio Fernández, eran prisioneros en La Habana, Cuba.

         Chéster Lacayo, purgaba una condena en la Isla de Los Pinos. Quince años de prisión apretaban su vida como grillos. Diez años han pasado ya.

         Fernández fue sentenciado al paredón. Cargos para formular el veredicto condenatorio sobraron. “Gusano”, uno más no importa. “Esta es Radio Habana Cuba, Territorio Libre en América”.

         El dominicano se enfrentó a la muerte como había aprendido a hacerlo. Como lo había hecho en Cayo Confites, cuando precisamente, no llovieron sobre su humanidad bombones o cápsulas de chocolate. Antes de que el pelotón disparara, se lanzó contra ellos. Fue una carrera loca, frente al os fusiles. Cayó frente a ellos. Era un condenado a muerte y a la muerte le sobran caminos.

         Ramírez fue perdonado por Fidel. Se le dio un salvoconducto. Logró conseguir ropa y  algún dinero para marcharse. Iba a su tierra.

         Tomaría un avión en el Aeropuerto de Columbia, y diría adiós a las armas.

         Los motores del aparato comenzaban a calentar cuando un vehículo se detuvo. Nuevamente los milicianos están allí. Lo arrestaron de nuevo. Había una orden del Comandante Raúl Castro. Una hora, un día, una semana, quien sabe cuánto. No mucho que se diga. Raúl Castro, le abrió un juicio sumario. El veredicto fue condenatorio: 20 años de prisión. Pero… algo sucedió. Ramírez no fue enviado ni a la Isla de los Pinos ni a La Cabaña. Poco después volvía a dejársele en libertad. Preparó todo, desconfiado, y a la vez, optimista. Trashumaba esa alegría de la desesperación.

         Fue nuevamente al Aeropuerto de Columbia. Vio para todos lados.
         No vio a nadie. Los milicianos no estaban allí. Había oxígeno en la atmósfera.

         Veinte años de prisión, una sentencia de corcholata.

         CHÉSTER EL HOMBRE ENIGMA

         Chéster Lacayo, preso en la fortaleza de “La Cabaña”, uniforme No. 98, nació en Managua, en el año de 1916. Era hijo de don Lisímaco Lacayo y doña Berta Lacayo, por ambas ramas estaba relacionado con sobresalientes familias de la sociedad nicaragüense. La mayor parte de su niñez la vivió en los Estados Unidos, y allí aprendió a hablar el inglés correctamente.

         Por el año de 1926, siendo Presidente de la República don Carlos Solórzano permaneció por algún tiempo en el país. Era un muchacho inquieto con ciertas ideas en la cabeza. Se le considera uno de los precursores del escultismo en Nicaragua, actividad a la cual dedicó algún tiempo de sus años mozos.

         Luego partió de nuevo fuera del país, y retornó años después.
         Siempre inquieto, atiborrado de una ideología que sus amigos no lograban determinarla, era simplemente una ecuación sensorial y espiritual.

         ALGO ESPECIAL

         Cuando joven amaba las tradiciones y las pompas señoriales. Sentía melancolía por lo escudos de armas y las panoplias. Desconcierta a veces con eso, a quienes más tarde, cuando ya era estudiante a aquellos que pedían libertad a media calle. Por eso muchos pensaban cosas de él, aún cuando reconocían, que son era un tipo, de esos que se van por todas parte, contando cosas de los demás, amasando calumnias o fornicando verdades. Por lo menos eso parecía. Pero Chéster Lacayo tenía su mundo de allí, quien sobra que más de alguien pregunte. ¿Qué es Chéster Lacayo Lacayo: un hombre de ideales, un revolucionario introvertido, un aventurero capaz de jugar suerte como lo haría un jugador a los dados, un transformista capaza de vestir sotana un día domingo y el lunes un usurero que presta al veinte por ciento? Realmente. La pregunta escapa con el helio de una burda probeta.

         Hoy más que nunca sobra quien trata de descifrar el guarismo de su conciencia.

         ¿Fue realmente un agente de la CIA o un leal Capitán del Batallón 26 de Julio en Cuba? To be or not to be. It is the question. (Ser o no Ser. Esa es la cuestión.

         SUS PRIMERA LUCHAS

         En Nicaragua prosigue estudios en el Instituto Pedagógico. Dentro de ese centro encontró ambiente a sus inquietudes. El deseaba algo, siempre lo estuvo deseando. En dicho centro escolar organizó la Unión Nacional, de la cual fue presidente.

         En 1930 cuando la bota militar del General Somoza García, comenzaba a golpear las puertas de la política nacional, fue el primero en enfrentársele con su grupo de rebeldes.

         Más tarde organizó la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) cuyo requisito principal era luchar por la libertad y  la democracia en el país, y no tener menos de 14 años.

         Viene el año de 1939. Gobernaba ya como Presidente el General Somoza García, el hombre al que había combatido cuando aún era un imberbe de calzón corto. El 17 de Diciembre de 1938, fue encarcelado junto con el Sr. Arnulfo Rivas y recluido en las cárceles de La Aviación y sometido a trabajos forzados.

         Ambos logran su libertad el 26 de Diciembre. La Navidad había pasado ya, y en las celdas no hay pavos en la mesa ni en los días feriados.

         ¿Cuál fue el motivo de su detención?

         Por esos años los gobiernos de fuerza comenzaban a nutrirse. Estaban creciendo fuertemente. El clan Somoza, era uno, dentro de otros que tenían futuro. El Gral. Somoza García había llegado al poder gozando de buena simpatía. Sobre las aguas del Mar Caribe, se había comenzado a consolidar la trilogía política de la “3 T”., Tiburcio Carías en Honduras, Trujillo en República Dominicana y Tacho Somoza en Nicaragua.

         A Chéster Lacayo no le gusta la letra “T” y comenzó su insurrección dentro y fuera del aula.

         Cuando en 1938, aquel Diciembre, lo detuvieron, fue por haber pronunciado, en la Escuela de Comercio “Julio Solís Carnevallini”, un pronunciamiento en contra del General Somoza García a quien acusó de d estar negociando el Territorio en Litigio con el Presidente de Honduras, Tiburcio Carías. Gritó, que Somoza García estaba regalando la tierra de  los nicaragüenses como si fuera parte de una de sus haciendas, y lo repitió una y otra vez. Y vaya si le oyeron.

         Cárcel de La Aviación, hoy Cuarta Sección de Policía, fue el epílogo de aquel discurso. Fue una Navidad tras la reja. La primera tal vez.

         LA REBELIÓN DE LOS NIÑOS

         Chéster Lacayo desconcertaba a veces. Siendo ya crecido inventó “La Rebelión de los Niños”. Tal vez pensaba él, que jugar a la guerra era una cosa sencilla.

         Un buen día convención a unos cuantos jovencitos, 40 en total y se fue a la montaña. Desde algún punto geográfico, desafió el Gobierno en el poder.

         Trataron de localizarlo pero fue imposible.

         Los padres de familia estaban a punto de estallar. Fue una preocupación colectiva. Chéster y su tropa juvenil, sin armas, sin vituallas, sin nada, vivía un mundo poblado de fantasía.

         Un buen día se cansó de jugar al cero escondido, y puso fin a la fuera infantil. Los jovencitos volvieron a su casa y Chéster Lacayo, el inquieto mozalbete, también lo hizo así.

         Para él, no había sucedido nada. El armisticio se había firmado sin disparar un tiro.

         Pero Chéster Lacayo, era un hombre de improntus. Siguió adelante. Se cuenta de cierta ocasión que organizó un desfile estudiantil, y logró incluso que la Guardia Nacional, le prestara un buen número de rifles. Las armas fueron devueltas. Lacayo sabía que sin parque, no había nada. ¡Bah! Solo era un desfile escolar.

         ¿Fue juego o ficción aquella? Ser o no ser. Es la cuestión.

         MÁS ALLÁ DE LA FRONTERA

         Durante el Gobierno del General Somoza y raíz de sus intentos pro reelegirse, fue extrañado del país. Dejó sus huellas en Colombia y Costa Rica. Por esos rumbos conoció gente importante. Seguía buscando algo. ¿Qué era ese algo?

         Más tarde formó parte del movimiento revolucionario jefeado por el general Conservador Alfredo Noguera Gómez. La rebelión se tendió a lo largo de la frontera tico nicaragüense. Ahora iba en serio la cosa, pero fracasó.

         Durante uno de los primeros encuentros fue herido en una pierna, captura y traído a Managua. Ya no era solo un estudiante, era alguien más. Los otros, a los que combatía lo pensaban así.

         Fue conducido a Casa Presidencial, y luego trasladado a las Cárceles de “El Hormiguero”. Chéster no estuvo mucho tiempo allí.

         Consideró el penal como un hotel de mala muerte. Mucha mugres, demasiada promiscuidad, abundaban los chinches y escaseaba la comida. Además aquellos carceleros, lo despertaban demasiado temprano. Un día de tantos escapó. Nadie supo realmente cómo lo hizo, y quiénes manipularon la fuga. Lo cierto es que un día encontraron su jaula vacía.

         Vino entonces la persecución. Los mastines le seguían de cerca. Chéster Lacayo  había logrado avanzar hasta la Costa Atlántica, y luego ganar las plácidas playas de Corn Island, en esos años, una isla semidesierta, casi despoblada, con pocas chozas y una manifestación de cocoteros, tendidos a manera de un muro vegetal frente a la costa. Corn Island, (Isla del Maíz), una hipoteca a lo Chamorro-Bryan no fue buen refugio. Lo pillaron allí.

         Pero Chéster Lacayo, repitió su hazaña. Burló a sus custodios, y una noche, valiéndose de una pequeña embarcación, dijo adiós a la paradisíaca isla. Posiblemente sus captores dormían. La luna no debió ser espléndida esa noche.

         Remó durante quién sabe cuánto tiempo. Solo la canoa, un hombre y el mar. Finalmente ganó territorio costarricense. Corn Island quedó atrás.

         DE PRONTO LLEGÓ CASTRO

         En 1958, Castro y 82 hombres de los cuales 12 sobrevivieron desembarcaron en Cuba, Granma, una pequeña embarcación propiedad de un tipo inquieto llamado “Pichirilo”, los llevó hasta la Isla. Por veredas y con la ayuda de algunos campesinos los sobrevivientes lograron llegar a Sierra Maestra. Batista, el Presidente Sargento, ser rió al principio de aquello. Después no mucho, había en su rostro un rictus de amargura. Todavía lo tiene.

         Chéster Lacayo, volvió a sentir que el gusanillo de su espíritu inquieto se le movía adentro y atraído por la revolución cubana y la mística de Castro, se fue allá.

         Su historial era bueno, y la confusión post bélica inaudita.

         Lacayo ganó puntos dentro de los jefes barbudos verde olivo que habían comenzado una guerra con una docena de hombres. Ocupó cargos de importancia, y parecía haber encontrado algo allí.

         LA DEPURACIÓN

         Pronto comenzó el período de depuración. Castro, empezó a investigar a su gente. No bastaba ser barbudo para ser revolucionario, había que demostrarlo.

         Estando en Cuba, Chéster Lacayo viajó a New York. Alguien había contado cosas de él. El G-2, organizado ya, comenzó a moverse. Tras él fueron los “mastines”. Lacayo se hospedó en la Babel de Hierro en casa de Fernando Argüello y Sra. El G-2, estaba detrás de él como su sombra.

         Volvió a Cuba, y aún no habían pruebas concretas contra él. Castro tal vez, disimuló un poco quería que él corriera más. Había que darle largas.

         Siendo Presidente de Honduras Ramón Villeda Morales, Lacayo planeó una invasión a Nicaragua. Consiguió un transporte y se hizo a la mar. Castro detestaba a los Somoza. ¿No habían sido ellos los patrocinadores junto a la CIA, y Kennedy los que planearon en “Valle Feliz”, Costa Atlántica de Nicaragua, la invasión a Bahía de Cochinos? Lacayo era un hombre a quien había de cuidar ¡Claro! Castro lo sabía.

         ¿EL DOBLE JUEGO?

         La expedición aquella no llegó a Nicaragua. Las tropas hondureñas hicieron prisioneros a los frustrados invasores. Fue una “Bahía de Cochinos” en miniatura. Villeda Morales tuvo preso a Lacayo. Después de que ambos violentaron sus insultos, el Presidente de Honduras comenzó a simpatizar con él. Lo dejó libre, pero los agentes del G-2, vigilaban. Raúl era un tipo que sabía lo que hacía.   

         ¡Cierto o no! Chéster Lacayo viajó a New York, Estados Unidos, pero muchas sombras tenía tras sus espaldas. Pronto Castro supo que Villeda Morales amigo íntimo del Ing. Somoza, lo había enviado en misión especial.

         LOS PASOS QUE NO SE PERDIERON

         Sus pasos no se perdían en la gran urbe. Fotos, documentos, direcciones, llamadas radio-telefónicas, fueron captadas por los agentes enviados por Castro. ¿Y aquella foto, saliendo del Departamento de la CIA con un cartapacio bajo el brazo?

         ¡Bueno! Bastaba.

         Un buen día, del año 1961, un avión despegó de Miami rumbo al sur. Viaje sin escala. Pero el aparato se detuvo en Rancho Boyeros, Cuba. Llegaron los milicianos, y el telón cayó. Todo había cambiado.

         Un “gusano” más había caído. Castro habló con él, vino el juicio y luego la condena.

         Han pasado diez años, este diciembre el dueño de la Cuba Roja, prometió dejar libres a aquellos prisioneros que tuvieran más de 50 años de edad. Chéster Lacayo tiene 54. La promesa no se ha cumplido.

         La Cabaña sigue igual. Un poco modernizada. Allá al Norte, se extiende el Malecón. Desde el Castillo del Príncipe hasta las rutas que conducen a Varadero. Sobre el Malecón las aguas aún forman pequeños lagos cuando el viento se agita, y las lanza adentro.

         No hay muchos yankees por allí. Ha nacido una nueva clase. La juventud tiene un solo molde creado por Castro. Ha pasado mucho tiempo para que esa nueva generación cambie su fisonomía política.

         Creo que no lo hará.

         EL CANJE

         Chéster Lacayo vive allá y poco sabe de eso. Tiene en Panamá un primogénito que lleva su mismo nombre. Es alguien importante con 30 años de edad, hijo de su primera esposa Ernestina Cerna hija del Dr. José Antonio Cerna.

         En Colombia, en Santa Marta, reside su segunda esposa, con la cual procreó tres hijos más. Ella es miembro de una Compañía de Arquitectos.

         El Padre Cardenal viajó recientemente a Cuba. Lleva un Mensaje del Arzobispo de Managua para Fidel Castro. Tratará de que Chéster Lacayo logre su libertad.

         Puede que sí. Castro canjeó una vez tractores por hombres.

         Kruschev a Gary Power el piloto espía, que fue derribado sobre el espacio aéreo ruso por un cohete teledirigido por el genial espía Abe, que había operado con éxito durante diez años en varias ciudades de los Estados Unidos. El cambio se hizo. Un célebre abogado llamado Donovan, logró el canje.

         El Padre Cardenal tiene ahora una misión parecida.

         Chéster Lacayo, puede que consiga su libertad. Un canje por Gabriel Albuerne seis años preso en Nicaragua, no sería mal negocio. Se acusa a ambos de jugar a las dos caras de la moneda. Todo puede suceder.

         “Esta es Radio Habana Cuba, Territorio Libre de América”.

─────────ΩΩΩΩΩΩ─────────

LA ÚLTIMA CARTA DE CHÉSTER LACAYO, DESDE LA CABAÑA, CUBA

CHÉSTER LACAYO No. 98

         Salón 24. – Patio Uno.
         La Cabaña, Aptdo. 6093.

         Hace meses y meses que no recibo ni una cartita tuya, ni una carta de Chela, ni de Bertita… He estado muy preocupado por Uds., principalmente por Chela. Aunque su última carta no era muy pesimista, siempre se traslucía una honda inquietud por su salud, por su corazón, por su presión alta. Quiero saber de ustedes, cuanto antes, y a vuelta de correo, si fuera posible. Me hacen mucha falta tus letras, tus poemas… Debes de tener algunos nuevos, transcríbeme algunas de tus últimas creaciones… Me gustan tanto…

         Gustavo, de quien les he hablado en mis últimas cartas, me cuida mucho. En el mes pasado me atacó una infección de limpangitis, día y noche me ponía faumentos fríos de permanganato, se me curó. Después tuve una grave crisis de hipertensión, me subió a 280 máxima y  190 mínima. El me cuidó y me sigue cuidando con cariño y  dedicación y no sólo me cuida con solicitud, sino que me hizo cargo del departamento de encuadernación del penal, del cual soy  responsable. Hasta ahora, en nueve años, me siento acompañado, no siento ya, una soledad irritante, me siento acompañado, atendido, servido… Todos los meses hace que da su pensión, pues es huérfano de padre y madre, me giran diez pesos, con ellos compro lo más necesario en la bodega mensual que nos dan. Este mes no han suministrado gratis, un peine plástico, un cepillo de dientes, una pasta dental y un rollo de papel sanitario, un par de medias y un par de calzoncillos.  Ya en meses anteriores no dieron una colcha, una enguantada y un par de botas.

         Le pedía a Chela la Dirección en México de Hernán Robleto y nada hasta la fecha. Quiero que visites a Fernando y Alina Argüello y les das muchos recuerdos de mi parte, que me escriban, que ansío sus letras. ¿Qué han sabido de Chestercito y su esposa? ¿Y mis adorables nietecitos? ¿Chela y Will? Muchos besos y abrazos para toda la familia: Bertita, esposo y sobrinitos; Lucía, esposo e hijitas; Emilia; Bertita, esposo y sobrinitos; Ligia, esposo  e hijitas; Danilo, esposo e hijos… y para ti, un millón de besos y  abrazos, recibe de Gustavo sus saludes, que hace extensiva a Chela y  resto de familia.

         Tu tío que te adora, Chéster. 

─────────ΩΩΩΩΩΩ─────────