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jueves, 6 de abril de 2017

VIDA COTIDIANA DE LEÓN VIEJO. (Anotaciones para reconstruir la primitiva capital de Nicaragua). Por: Dr. Eduardo PÉREZ-VALLE. 1967

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 LA CIUDAD DE LEÓN VIEJO BAJO LA TIERRA, MAYO 1967
Fotografía del Dr. Eduardo Pérez-Valle

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26 de Noviembre, 1966
                                             
 Sr. Prof., Armando RIZO OYANGUREN
Departamento de Historia,
Universidad Nacional.-
Managua..

Impuesto de los conceptos vertidos en su atenta del x corriente, con sumo agrado comunico a Ud. mi entusiasta conformidad para colaborar con el Departamento de Humanidades de esa Escuela, a fin de ubicar definitivamente el sitio de León Viejo.

Como primer paso de mi parte, comenzaré a ordenar los datos que obran en mi poder, referentes a este problema, datos que recogeré en una serie de artículos de próxima publicación.

Mucho agradecería a Ud. se sirviera informarse sobre la bibliografía reunida en la primera etapa de su investigación. Quizás yo pueda suministrarle algunas fichas importantes.

Soy de opinión que León Viejo debe localizarse previamente dentro de las cuatro paredes del estudio. La excursión comprobatoria vendría después, como lógica consecuencia de la investigación documental. No obstante esta opinión, nunca estaría de más la visita a los lugares señalados como probables sedes del Viejo León, y si las circunstancias lo permitieren y Ud. tuviere a bien comunicarme sus planes oportunamente, con mucho agrado le acompañaría en las excursiones que proyecta.

Sin más por hoy, y a la espera de sus gratas nuevas, le saludo atentamente.

Eduardo PÉREZ-VALLE

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SITIO ARQUEOLÓGICO "RUINAS DE LEÓN VIEJO"
Inicio de las excavaciones. Febrero de 1967
Fotografía tomada por el Dr. Eduardo Pérez-Valle
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(Anotaciones para reconstruir la primitiva capital de Nicaragua) 


PRIMERA SERIE

Extraída de la Colección de Documentos para la Historia de Nicaragua, por Andrés Vega Bolaños (Colección Somoza)

INTRODUCCIÓN

         La colección de Documentos para la Historia de Nicaragua, del Dr. Andrés Vega Bolaños, es la primera obra que se realiza con miras a proyectar una gran luz sobre la historia colonial de nuestro país.

         En efecto, la “Colección de Documentos referentes a la Historia Colonial de Nicaragua”, formada en el Archivo de Indias por el Padre Pastella, S. I., por instrucciones del Ministro de Instrucción Pública Ing. José Andrés Urtecho, y publicada por el gobierno de don Diego Manuel Chamorro en 1921, sólo contiene la exigua cantidad de 47 documentos, escogidos exprofesamente con miras a la ventilación de las cuestiones limítrofes de Nicaragua con Honduras y Colombia.

         Por otra parte, de nuestros autores que han tratado en conjunto la historia patria, vale decir, Ayón y Gámez, el primero realizó una labor apreciable como compilador en un solo cuerpo de obra de multitud de datos hasta entonces dispersos en nuestro perdido archivo nacional y otras escasas fuentes similares. La Historia de Gámez vale como síntesis de Ayón y complemento de éste, en el período posterior a la Independencia.

         En cambio la obra de Vega Bolaños es de una magnitud monumental, cuyos alcances pueden apreciarse al sólo notar que en los diecisiete tomos que llegaron a publicarse comprende 838 documentos, algunos de ellos verdaderos legajos resolubles en multitud de documentos primarios, todos los cuales abarcan un período que va desde el descubrimiento de Nicaragua por Colón (narrado en su famosa carta de 1503) hasta el año 1551.

         Ciertamente, no es bastante honrado establecer parangones entre una obra histórica de conjunto y una colección de documentos. Pero aquí viene al caso, porque a finales de la gestión diplomática del Dr. Vega Bolaños en  España, se suspendió la publicación de la Colección de Documentos para dar cabida en la “Colección Somoza” a las reediciones de Ayón, Gámez y Arancibia, 5 tomos en total, que si bien son importantes para nuestra bibliografía, están muy lejos de compensar lo que hubiera significado la publicación de otros tantos tomos de la Colección de Documentos.

         Es una gran pérdida para nuestra cultura que esta obra no se haya terminado. Cualquier gobierno de la República se honraría grandemente ordenando su continuación, así como se honró grandemente por ello el gobierno que la comenzó.

         En el proemio que encabeza el tomo primero de la Colección el Dr. Vega Bolaños estampa acertados párrafos que quiero transcribir aquí:

         “Casi todo lo relativo a la formación y desarrollo de nuestra Nación ha sido estudiado en diversas ocasiones aprovechando las colecciones de los investigadores españoles e hispanoamericanos, las obras de los cronistas que activamente participaron en la vida de América y algunos estudios parciales relacionados con hechos o circunstancias especiales”.

         “Pero todo o casi todo ese abundante material necesita de la depuración que se obtiene estudiando las fuentes puras que proporcionan la verdad o facilitan su búsqueda y encuentro”.

         “Es copioso el número de documentos que he podido encontrar en los muy ricos archivos de España; además de lo mucho que he copiado, he anotado la signación y detalle de otros tantos, referentes a ese largo período en que España se proyecta sobre la provincia que lleva el nombre de su cacique principal”.

         “Omitimos lo que cae en el campo de la interpretación o del juicio, afanados en disponer de mayor espacio para los documentos, pues todo aquello queda reservado para quienes hayan de utilizar esta materia prima”.

         “Siguiendo el orden cronológico, parecen aquí todos los documentos encontrados. De esta manera, los futuros investigadores, que espero sean muchos, tendrán la máxima facilidad para el estudio, y la satisfacción que proporciona la abundancia de datos auténticos sobre los hechos de nuestra historia, compilados desde el mismo momento en que nos descubrió Colón, por la índole de sus primitivos habitantes, por su privilegiada posición y las características de quienes aparecieron conquistando y colonizando el territorio”.
La Ciudad de León Viejo bajo la tierra / Volcán Momotombo
Fotografía del Dr. Eduardo PÉREZ-VALLE, Febrero 1967
Pues bien, de este importante acervo de documentos, que desgraciadamente sólo cubren un corto período de nuestra vida colonial, entresaco los siguientes datos para reconstruir la vida cotidiana de León Viejo, primitiva capital de Nicaragua.

         Cada anotación va precedida de un número, puesto por mí, para futuras referencias. Al final tienen un número romano, que indica el tomo de la colección de donde fueron sacadas; y un número en cifras arábigas, que indica la página de ese tomo. Hubiera querido poner las notas en un estricto orden cronológico, pero por falta de tiempo, y por considerar este un trabajo preliminar de algo más acabado, las dejo como están.

         Falta aún una advertencia que me parece de justicia y elemental espíritu científico poner aquí. La extraigo de la Nota Preliminar que a la reedición del “Cedulario de Encinas” puso el Dr. Alfonso García Gallo, Catedrático de Instituciones Políticas y Civiles de América en la Universidad de Madrid:

         …“En la mayor parte de los archivos y en especial en el de Indias, se guarda la documentación oficial del Consejo de Indias o de otros organismos y en estos, antes como ahora, sólo se formó expediente a los funcionarios cuya conducta era mala o cuando menos dudosa. Mientras que, por el contrario, al oficial íntegro y celoso de su deber nunca se le sometió a procedimiento. Y así resulta que los expedientes conservados en los Archivo, por su propia naturaleza, sólo se refieren a la parte peor de la Administración. Es un error de método utilizar estos expedientes como única fuente para conocer el estado social de un país cualquiera teniendo en cuenta solamente los archivos de los tribunales de justicia, donde aparece registrada toda la escoria de la sociedad, pero en los que no se habla para nada de la mayor parte de la población”.

         Dejo a los lectores el cuidado de aplicar esta importante advertencia en los casos que corresponda.

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Fotografía Panorámica del sitio "León Viejo", mayo de 1967
Fotografía del Dr. Eduardo Pérez-Valle
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I

HASTA LA MUERTE DE PEDRARIAS, 1531

1.- 1529, Enero. La iglesia está servida, aunque pobre de ornamentos y campanas. Hay dos monasterios. El de Santo Domingo, hecho por el vicario general Fray Diego de Loayza, con un capellán; y el de Nuestra Señora de la Merced, hecho por el vicario provincial Fray Francisco de Bobadilla, con cuatro religiosos (carta de Pedrarias). I. 455.

2.- Pedrarias en una posada, Diego de López en otra, dice Cereceda. I. 462.

3.- Pedrarias dice que en los arrabales de León, en la provincia de Imabite, existen alrededor de 15,000 indios. La iglesia construida en León es la mejor iglesia “que en estas partes” se ha hecho. El Momotombo presentaba cráteres activos. I. 129.

4.- Pedrarias manda hacer la Casa Real de fundición provista de todo lo necesario. I. 378.

5.- La Casa Real queda en manos de Juan Meco, de 45 años, vecino de León, en 1528. Las ordenanzas reales se fijan en una tabla a la entrada. I. 383.

6.- El primero que fundió en la Casa Real fue el vecino Alonso Martín de Don Benito. I. 392.

7.- Al ir a residenciarse a Panamá ya Pedrarias la dejó hecha, de tapia, declara Rodrigo del Castillo, Tesorero de S. M. en tiempo de Salcedo. Las ordenanzas quedaron en poder y casa de Isidro Robles, marcador y fundidor. No las pidió Salcedo ni las expuso Pedrarias sino a su vuelta. I. 420.

8.- 1528. Cédula Real ordenando se haga Casa de Fundición, pues no la hay. I. 439.

9.- Cereceda habla de la “fortaleza-castillo” de León. La casa de Estete está cercada de tapias, junto a la fortaleza.       I. 460, 462, 465.

10.- Fray  Diego de Loayza llega a León en Septiembre de 1528, sale en Enero de 29 hacia las Islas, a enviar religiosos, y de ahí a España. 1470.

11.- En 1529 ya había en León varios sastres, espaderos, cerrajeros, carpinteros, zapateros, silleros, curtidores, zurradores. Los principales productos de la región eran tintas de teñir, cáscaras para curtir, vino de maíz y frutas, aceite de semillas de mamey (escaso), y ropa de algodón “que algunos (españoles) ya la usan”. I. 484.

12.- León y Granada están en muy buenos sitios, dice Castañeda. Hay estero que entra a tres leguas de León y le sirve de puerto.      I. 496.

13.- 1529. Juan Martín de Talavera es pregonero.     I. 500.

14.- 1529. El Br. Pedro Bravo es cura de la Iglesia Mayor.     I. 465.

15.- 1529. Nómina de escribanos: Juan de Ribera, Bartolomé Pérez, Bernardino Valderrama, Juan de Simancas, Juan de Espinosa, Benito de Prado (escribano mayor de minas y veedor).      I. 500.

16.- La casa de fundición tenía el suelo de tierra, pues había que regarla para barrerla.     II. I I.

17.- Había una “casilla” (casita) junto a la fundición, dicen testigos castañedistas. Castañeda edificó, dicen, su casa cercada de tapias, dando buen ejemplo que siguen Hernando de Soto y Hernán Ponce de León, compañeros y vecinos. II. I I, 122, 137.

18.- Iglesia de Santa María de la Merced.    II. 120, 151.

19.- El provisor de la Iglesia Mayor es el Br. Pedro Bravo, quien vive frente a la plaza.      II. 157.

20.- Háblase de “carreras” y “traviesas”, términos que parecen significar avenidas y calles.     II. 173.

21.- Al parecer el veedor Pérez de Valer también vivía frente a la plaza.
       II. 173.

22.- Se mencionan varias plazas.  II. 173.

23.- Desde la casa de Pérez de Valer se veía la puerta de Pedrarias.  II. 181.

24.- Casa de Juan Téllez; posada de Isidro Robles.   II. 181.

25.- Para ir de donde Pedrarias adonde Juan Téllez, se pasaba por donde el tesorero Diego de la Tobilla.   II. 181.

26.- 1529.             Alcaldes y regidores:
                            Peñalver, alcalde; 
                            Rodrigo Lozano,
                            Francisco Lozano,
                            Rogel de Loría,
                            Francisco Porras, regidores.    II. 288.        

27.-  El “palacio de Pedrarias” en 1530 era una casa con dos puertas a la  calle y portal.    II. 289, 290.

28.- Había un bohío construído junto al palacio para la guardia, con corral delante, para los caballos.   II. 289, 290.

29.- La guardia de Pedrarias: Diego de Mercado (capitán), Pedro García Espadero, Alvar Núñez Portuguez, Hernando de Cosca, Andrés de la Guarda, Alonso de Segovia, Luis Jiménez y Hernán Rodríguez.  II. 281, 290.

30.- Más guardas de Pedrarias: Fernando de Caherá, Francisco Villacastón.  II. 290.

31.- Había una camarilla con armas junto al “aparador” (oficina) de Pedrarias en su casa; y una puerta que daba de la sala al corral.   II. 290.

32.- Otro guarda (o pedrarista armado): Gonzalo Barbero.   291.

33.- Pedraristas armados en las elecciones de alcaldes y regidores el 1º. De Enero de 1530: Alonso Martín de Don Benito, Andrés de Molina, Iñigo de Iberna (a) El Tuerto, Alcántara Botello.   II. 295.                                               

34.- Hernando de Soto y Hernán Ponce tenían su casa en una esquina a un lado de la iglesia mayor.     II. 308.

35.- Casa de Pedrarias, en la plaza. Linderos: “a la una parte, casas de Juan Giniles, e de la otra parte, casa de Antonio Picado, e de la otra parte, casa del dicho heredero, y por delante la casa Real”.     II. 308.

36.- Francisco Hurtado, regidor perpetuo, se sentaba a veces a la puerta de la iglesia con el Br. Pedro Bravo, provisor; Rodrigo Pérez, arcediano; y  el cura Gonzalo Hernández.     II. 350.

37.- 1530, Marzo. La iglesia y los monasterios se están construyendo de tapia, con ayuda de una tierra blanca, recia como argamasa. Todos tapian sus casas por temor al fuego.    II.  402.

38.- Pedrarias manteníase enfermo y  en cama casi siempre.   II.  213.

39.- Atuendo de la Tobilla el 1º de Enero, 1530: capa, espada y caperuza negra; “en soletas de borceguíes, de manera que el dicho tesorero no solía andar”.     II. 343.

40.- I En. 1530. Atuendos: Diego de Mercado, en calzas y en jubón; Alonso de Segovia, un casco en la cabeza y un broquel debajo de la capa, con la espada en la mano; Luis Ximénez y Villacastón con espada y cota de malla debajo de la capa.   II.  290, 291.

41.-  Diego de la Tobilla, libidinoso, escogía lo más granado de la indiada femenina para su lecho. Cohabitó con la Villacreces, la de Galeano, con Ana Jiménez, la Morruga, la de Narváez, con María de Narváez (de Téllez Girón), con la mujer de Padilla, etc.     II.  242, 244. (VI., VII.).

42.- Sobre Pedrarias: Su mujer, doña Isabel de Bobadilla. Tres hijos varones, dos fallecidos (1530) y uno de 20 años. El hijo segundo murió en Tierra Firme.    II. 452.

43.- Se establecen 8 regidores en vez de 6, más 2 alcaldes.     II. 495.

44.- 1526, 30 de Junio. Hay seis regidores nombrados. Se necesitan dos regidores más, para poder formar regimiento cuando algunos están ausentes. Pedrarias autoriza a regidores y alcaldes a nombrar otros dos.  II. 495.

45.- 1529. La elección de alcaldes y regidores se hacía “la víspera de año nuevo”. Juntos el alcalde mayor, el consejo, justicia y regidores de la ciudad elegían personas hábiles y suficientes, vecinos, para que su señoría el Gobernador escogiese los alcaldes y regidores del nuevo año.  II. 496, 499.

46.- 1529. – El alcalde mayor Castañeda pretendía que no hubiese más que los tres regidores nombrados por el rey y quería proponer para alcaldes a parciales suyos, dice Pedrarias. De los regidores nombrados por el rey, uno era “persona de poca mañana, criado del dicho alcalde mayor; y el otro asimismo pobre y de poca experiencia, recién venido de España, que no sabe las cosas de la tierra ni tiene qué comer en ella”. Y así los tendrá Castañeda, “mayor prestos para lo que quiere hacer”… Para lograr sus propósitos Castañeda se había contraído con dádivas a los alcaldes ordinarios del año anterior Isidro de Robles y Álvaro de Peñalver, así como a los mencionados regidores por el rey, afirma Pedrarias.      II  497.


47.- Del partido de Castañeda: Isidro de Robles, Álvaro Peñalver (acompañante de doña Ana), Francisco de Porras, Francisco Hurtado, Rogel de Loria, Rodrigo Lozano. Algunos hasta han vendido su casa para ir a vivir cerca de él en otra peor.    II.   533.

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lunes, 27 de enero de 2014

LEÓN VIEJO NUNCA HA SIDO DESCUBIERTO. Por el Dr. Eduardo Pérez-Valle

LEÓN VIEJO NUNCA HA SIDO DESCUBIERTO

Por: Dr. Eduardo Pérez-Valle. En: Nuevo Amanecer Cultural, sábado 12 de abril de 1997.



Es una realidad indiscutible que a la ciudad de León Viejo, primitiva capital de Nicaragua, nunca hubo necesidad de descubrirla, puesto que nunca estuvo perdida. Lo único que se ha hecho es desenterrarla a medias, más para mal que para bien, de donde siempre se supo que estaba.

La ubicación geográfica de León Viejo siempre fue posible, con la mayor precisión, a través de los cronistas, de la cartografía histórica, del testimonio de ilustres viajeros (siglo XIX) y del testimonio de recientes visitantes, conocedores y habitantes de sus vecindades (siglo XX).

I. LA VOZ DE LOS CRONISTAS

Que la ciudad de León Viejo estuvo situada cerca del Momotombo y a orillas del Lago de Managua, es cosa conocida y repetida desde los más remotos tiempos coloniales. Dice Pedrarias:

“En esta provincia de Imabite e enmedio de ella se pobló la nueva Ciudad de León…

Está ciudad ribera de la mar dulce, tiene muchas muy grandes huertas y Arboles…

Cabe esta ciudad de León está otro cerro muy alto, y por encima de la corona sale del fuego, que se vee a la clara del día y de noche por cinco bocas a la redonda”… [1]

En relación con la cita anterior cabe explicar que durante la conquista y principios de la colonia se creyó que ambos lagos nicaragüenses formaban un solo y extenso “Mar Dulce”. De ahí la referencia de que la antigua ciudad de León estaba, como Granada, en la ribera de dicho “Mar”.

Por esta razón el cronista Fernández de Oviedo, cuyo conocimiento de nuestro país data de su visita en 1529, dice:

“León de Nicaragua, la cual fundó y pobló Francisco Hernández, teniente de Pedrarias, a par de la laguna grande que los indios llaman Ayagualo” [2] (Atl significa agua; y yagual círculo o corona).

Y en otro lugar dice el mismo cronista:

“La cibdad de Lion de Nagarando, ques la cabecera de aquel reyno, e allí es la silla episcopal, Quando yo vi aquella cibdad, en tiempo de los Gobernadores Diego López de Salcedo e de Pedrarias, avia en ella mas de doscientos vecinos con buenas casas de madera, muchas dellas cubiertas de paja; y en Granada avia hasta cient vecinos, poco mas o menos; e como tengo dicho, ambas cibdades están en la costa de la laguna” [3]

En el siguiente párrafo se nota que el criterio de Oviedo no era muy firme respecto de si el lago era uno solo o dos diferentes:

“Este puerto/ de la Posesión/ esta trece o catorce leguas de la cibdad /de León/ de Nicaragua, que esta la tierra adentro en la provincia de Nagrando, junto a una de las lagunas grandes”. [4]

Sabemos además, por otro pasaje que no vamos a copia aquí, que Oviedo llega incluso a mencionar una “tercera laguna” (el Mar Caribe), avistada desde las serranías de Costa Rica por la expedición de Estete y Gabriel de Rojas al Desaguadero, en la cual vertían sus aguas las dos primeras lagunas de Nicaragua.

La relación Momotombo-León Viejo la establece Fernández de Oviedo de la siguiente manera:

“Y en la mesma gobernación de Nicaragua, en la provincia de Nagrando, a una legua o poco mas de la cibdad de León, esta un altissimo monte, de las cumbres del qual, por diversos humeros siempre sale humo”. [5]

“Comencemos del infierno, que llaman los indios, mamea, que es cosa muy notable de ver e considerar. Y es de esta manera. Legua y media de la cibdad de Leon esta un cerro muy alto de la otra parte de la laguna”. Bien creo yo que hasta la cabeca e parte superior del monte, e desde Leon hay mas de tres leguas, porque de mas de diez y ocho o veinte leguas se paresce este humo”. [6]

Fray Antonio de Cibdad Real en la Relación de las cosas que subcedieron al Padre Fray Alonso Ponce (1586) expone importantes datos relacionados con la situación de León Viejo en la orilla del Lago de Managua:
“En la ciudad de León reside, como dicho es, el Obispo de Nicaragua, y allí también suele estar el gobernador de aquella provincia. Está fundada aquella cibdad junto a la laguna sobredicha”.

“Por aquell laguna se llevan en barcos las mercaderías y otras cosas desde la cibdad de Leon hasta aquel pueblo de Matiara, y hasta otro que está más adelante llamado Managua, junto a la mesma laguna, y desde allí en carretas hasta Granada”. [7]

He aquí esbozada la comunicación que siglos más tarde llegaría a establecerse por medio del Ferrocarril y la flotilla de vapores del Lago de Managua.

La Descripción de la Provincia de Guatemala (1594) por Juan de Pineda ofrece una rápida y patética visión de un León Viejo moribundo bajo la maldición del cielo y la abominación de los hombres. La sitúa en el mapa con estos términos:

“La ciudad de León está doze leguas de esta villa de Realejo la tierra adentro”.

“Está asentada esta ciudad en un llano, en un arenal a la orilla de una laguna que tyene treyta leguas de largo y corre hazia la mar del Norte”.
“Es tierra calyente y sana”[8]

Fray Juan de Torquemada, famoso autor de los Veintiún Libros Rituales y Monarquía Indiana, quien usó para escribir lo que trata de Nicaragua los memoriales del Padre Motolinia, tiene referencias importantes sobre León y su situación respecto al Lago:

“Tiene esta ciudad la laguna delante de sí, hacia el Oriente y el Mediodía”.
“Hacia la mano derecha de la ciudad (esto es, hacia el Occidente de esta LagunaI hace un Ancón de mas de una legua, que todo fue muy poblado de Indios Naturales,  subitamente en una Noche se anegó, donde perecieron muchas Animas, porque esto era de los mas poblado de toda la tierra”.

Así nace la bahía o ensenada de Imabita, de León Viejo o Puerto Momotombo.

“El Sitio, donde esta sentada esta ciudad de Leon, se llama, en Lengua de los Naturales, Nagarando. Los Pueblos Principales que hubo en esta Gobernacion fueron Manaban /Managua/, aquí hubo mucha Gente; Matiare, Navatia /Mabitia/, Quezalutia /Quezalguaque/, que es una Provincia que los Españoles llaman los Desalados /Desollados/, en Terminos con la Provincia de Masaya, donde esta la Boca del Infierno”. [9]

El incansable e ilustrado carmelita descalzo Fray Antonio Vázquez de Espinosa, quien estuvo en Nicaragua en dos ocasiones, 1613 y  1621, se refiere en estos términos al sitio y la ciudad de León Viejo:

“La ciudad de Leon Caueca de estas prouincias donde esta la Iglesia Cathedral y asistían los Gouernadores, fundo tambien el Capitan francisco Hernández de cordoua, por orden de Pedro Arias de Auila Gouernador de Castilla del oro (que residia en Panama) año de 1523, a la orilla de la Laguna menor 21 leguas de Granada, en citio llano, ameno y apasible, cerca de un alto volcan que siempre arroja Cantidad de fuego”. [10]

Antonio de Herrera escribió sus Décadas tomando de todos y de todas partes los elementos para construirlas. Por eso lo que escribió sobre el Momotombo parece venir de Oviedo:

“Está a la Vanda del Norte de la gran Laguna, i á tres leguas de la Ciudad de León, un Volcán de suma altura, i puntiagudo, que tiene en la cumbre una boca que hecha á la tarde, i á la mañana, humo espesísimo, i arroja gran cantidad de Piedra de Acufre; juntando la Tierra del Volcán con Agua de Nacolot /Nacascolo/, que es Fruta de un Arbol de aquella Provincia, se hace finísima Tinta”.

Y en lo que Herrera escribe de León en su Descripción de las Indias, incluida en el tomo I de la Historia General, está presente la Descripción de Guatemala por Juan de Pineda:

“León de Nicaragua 104 leguas de Santiago de Guatemala, como al Sueste, i doce de la Mar del Sur, junto a la Laguna grande de Nicaragua. [11]

Las citas presentadas son tan sólo una pequeña fracción del gran acervo que puede encontrarse en las fuentes documentales. Pero aunque sólo ponemos una cuantas muestras de lo que dicen los cronistas más notables, es innegable que se establece con certeza absoluta la UBICACIÓN DE LEÓN VIEJO JUNTO AL LAGO DE MANAGUA, FRENTE AL VOLCÁN MOMOTOMBO.

II. LA PRUEBA CARTOGRÁFICA

Existe una larga secuencia a través de la Cartografía Histórica que nos señala el sitio de la primitiva capital de Nicaragua junto a la margen noroccidental del Lago de Managua.

Pasando por el Mapa de Ortellius (1570)llegamos al llamado Mapa de Herrera, publicado para ilustrar el capítulo XII (Del Distrito de la Audiencia de Guatemala) de la Descripción de las Indias Occidentales, la que acompaña, como Introducción, a las Décadas 1-4, editadas en 1601. Los conocimientos geográficos son escasos e imprecisos, es cierto; y la cartografía muy imperfecta; pero se hace constar que León está junto a la costa occidental del Lago de Managua, que a su vez aparece como un golfo de la “Laguna grande de Nicaragua”

Luego caemos rápidamente en lo que podríamos llamar cartas representativas ya no de la realidad, pero sí de la tradición geográfica, tan valiosa para el caso como podría serlo aquella. Hay una extensa lista de mapas posteriores a 1610 que aun continúan mostrando a León en su antiguo sitio. Esto sólo quiere decir que los geógrafos y cartógrafos no supieron por muchos años del traslado de León; PERO SÍ SABÍAN PUNTUALMENTE DONDE HABÍA SIDO FUNDADA.

Notables representantes de tal tradición, tan inútil en su persistencia, viene a ser: Mapa de Laet (1625), el de Sanson d’ Abbeville (1656), el deBlaeu (1664-65), el de Coroneli (1696), el de Gage (1699), el de Visscher (1700), el de L’Isle (1720) el de D’Anville (1731), el de Regner y Ottens (1756), el de Baret-Elwe (1793), el de Arrowsmith (1816), el de Brué (1816), el de Thompson (1816), el de Pinkerton-Herbert (1818), el de Stangeways (1822).

Así llegamos al Mapa de Baily (1823), construido en base a los que suministra Juarros en su Compendio. En este mapa ya León aparece aproximadamente en el sitio actual. Pero el Mapa de Thompson, en Narrative o fan Oficial Visit to Guatemala from México, 1829, pone “Sutiabo” en su sitio y regresa a León a su antiguo asiento. Después hay varios mapas que copian una u otra versión, hasta llegar al de Dietrich-Reimer (1850), que pone “Mabita” junto al Lago, inmediatamente al sur del sitio de Puerto Momotombo. El mismo año aparece un nuevo Mapa de Baily, el traductor de Juarros, que, además, de situar dos islas frente a la ensenada de Puerto Momotombo (“Santa Clara” y “La Grande”), hace recorrer hacia esa misma ensenada el pequeño “Río Frío”, que vendría a desembocar al sur de Puerto Momotombo. (Nótese que Baily es plausiblemente exacto en el resto de los datos que ofrece en su mapa).

El mapa que incluye Squier en su obra Nicaragua (1852) tiene una cruz bien marcada señalando el “Ancient Leon” en el punto mismo en donde se efectuaron las excavaciones por la Comisión Nacional. También va incluido en la misma obra (volumen II) un Mapa de la Llanura de León, que pone Moabita en el sitio mismo de las ruinas. Sabemos que para Squier, Moabita y León Viejo son una misma cosa. Squier también incluyó en su obra Notes on Central America (1858) un Map of Honduras and San Salvador, que cubre parte de Nicaragua, hasta el volcán Mombacho: en él están las “Ruins of A. Leon” en el ángulo noroccidental del Lago, cerca del “V. Axosco” y al norte de un pequeño río sin nombre que corre hacia el Lago, quizás el mismo “Río Frío” de Baily.

En 1862 fue publicada la Carta de los Estados de Centro América, con todos los proyectos de las diversas vías de comunicación interoceánica, formada por A. E. van de Gehutchhe, Ingeniero del Gobierno de Guatemala. En este mapa, ejecutado en presencia de “todos los documentos más acreditados, tantos marítimos como terrestres”, aparecen las “Ruinas León” en el mismo sitio en que las pone Squier (1858), en la porción sur de la zona de Puerto Momotombo, donde precisamente pasa el trazo de uno de los proyectos de canal presentados.

El Mapa de Justo Juan Gavarrete (1878) fue formado con datos de notable exactitud compilados personalmente por su autor. Este mapa marca el sitio del “Viejo León” frente a la ensenada de Puerto Momotombo, inmediatamente al sur de este lugar.

En la segunda edición de la Geografía de Centro América por el Dr. Darío González (1881), el texto escolar muy conocido en su tiempo, va incluido el Mapa de Centroamérica por Edwin Rockstroh, que muestra el trazo del ferrocarril de occidente terminando en “Moábita”, en el sitio del actual Puerto Momotombo. Ese era el nombre de tal lugar antes de que el puertecito lacustre fuera trazado por el Ingeniero Cobos en 1882-83. Con los nombres de Moabita, Moábita o León Viejo aparece mencionado indistintamente en toda la documentación relativa a los contratos ferrocarrileros, a la construcción y operación del ferrocarril y a la navegación de vapores en el Lago de Managua.

Hemos dejado por último la cita y el comentario, que lo merece más prolijo, del Plano de la Colonia Projectada de Viejo León, de Sonnestern, Ingeniero Civil de la República, incluido en un recuadro en su Mapa de la República de Nicaragua, de 1859. En ese plano se sitúan las ruinas de León Viejo a unos 8 kilómetros al sureste del volcán Asososca (“Axosco”) y a 6 de la laguna del mismo nombre (“del Tigre”). Hay un camino que va a Pueblo Nuevo y otro a León. La posición de las ruinas casi corresponde a la de Puerto Momotombo, más o menos en medio de la penillanura que bordea la ensenada. En tiempos de Sonnestern debe haberse observado en el sitio algunos vestigios, razón por la cual pudo anotar en el plano referido, junto a unos cuadritos negros que quieren representar bloques de casas, encerrados en un cuadro mayor, rayado: “Ruinas de Viejo LION”. Tales ruinas están unos 300 metros al sur del “Proyecto de Camino para Ferro Carril” entre Moabita y Corinto. Al extremo de esta vía se construyó más tarde el pueblo de Momotombo.

Por otra parte, el mismo Mapa de la República de Nicaragua de 1859 sitúa las ruinas en el lugar conocido. Aparece un signo convencional al sur de la terminal ferroviaria, y al lado la leyenda: “Ruinas del Viejo León”.

III. TESTIMONIO DEL PASADO SIGLO

Entre las ilustres personalidades que han tenido ocasión de visitar las ruinas de León Viejo y referirse a ellas se cuenta E. G. Squier , Encargado de Negocios de los Estados Unidos ante las repúblicas de Centroamérica, quien llegó a nuestro país en 1849. En su libro Nicaragua: hist people, scnery, monuments and the proponed Interoceanic Canal hace la singular referencia:

“Primeramente estuvo situada /la capital/ en la bahía del extremo occidental del Lago de Managua, cerca de la base del Momotombo, en el lugar denominado Moabita o Imbita, como lo llamaban los cronistas de la Conquista, donde pueden verse aún sus ruinas cubiertas de árboles que se han amalgamado con la selva circundante. Este lugar fue abandonado en 1610. [12]

Además, ya lo hemos dicho, en la obra mencionada Squier incluye dos mapas que ilustran en forma concluyente la situación geográfica de las ruinas de León Viejo, por él visitadas.

Otro autor notable que hace importantes referencias a las ruinas de León Viejo, después de haberlas visitado, es el geógrafo Pablo Levy, quien se desempeñó en Nicaragua a finales del siglo pasado, como ayudante de Maximiliano von Sonnestern, Ingeniero Civil de la República. En sus Notas Geográficas y Económicas sobre la República de Nicaragua expresa que Hernández de Córdoba fundó la ciudad de León, “casi a orillas del Lago Xolotlán, cerca de Imabita”.

Y en otro pasaje, refiriéndose a las costas del Lago de Managua dice:

“Se encuentra en primer lugar la punta de Imbita o Moabita, cerca de la cual se ven los restos de la antigua ciudad de León”.
“No debemos olvidar /entre las antigüedades notables del departamento/ las ruinas de León Viejo, cerca de la punta de Moabita, y muy poco visibles ahora /1873/.[13]

El notable historiador y jurisconsulto Dr. Nicolás Buitrago Matus, en su importante obra León, la sombra de Pedrarias, guarda la tradición legada por su señora madre, de que en 1883 aun eran visibles las ruinas de León en los terrenos aledaños al pueblecito de Momotombo.

“Guardo el trozo de una carta que mi madre envió a la suya en el año de 1883, en la que al relatarse sus alegrías de joven en el paseo que hacía hacia a la hacienda Paso-Hondo con su tía materna, dueña de esa hacienda situada a la vera del viejo León; cómo se recreaba cortando magnolias, jazmines del cabo y resedas en los solitarios patios de algunas casas todavía existentes en aquellos campos de soledad”. [14]

En febrero de 1877 se había emitido el decreto inicial para la construcción del Ferrocarril de Nicaragua. A partir de entonces, son muchos los documentos oficiales registrados en el órgano publicitario oficial, relativos a la construcción de la vía férrea, en que se mencionan Moabita y León Viejo como nombres originales del actual sitio de Puerto Momotombo. Esta población fue trazada por disposición del gobierno en los años 1882-83, por el Ingeniero Salvador Cobos, “en el sitio de León Viejo”. De manera que resulta cierto, de toda certeza, el decir del Dr. Buitrago Matus en su obra citada, haciendo eco a un añejo artículo del Licenciado Medina:

“El actual puerto lacustre de Momotombo es parte de León Viejo, como lo dice el Lic. F. J. Medina en su artículo sobre su ascensión al Momotombo en 1887. En eso llegó el tren al puerto de León Viejo, hoy designado con el nombre del volcán”. [15]

IV. EL DECIR DE MODERNOS VISITANTES

Según el testimonio del Dr. Julio Daniel Ramírez Brown, de conocida y respetable familia, y de insospechable veracidad, hacia 1918 las ruinas de León Viejo no estaban soterradas:

“Todos los años –explica- yo iba con mi familia a para las vacaciones a la hacienda La California, propiedad de Benjamín Lacayo Sacasa, cercana al volcán Momotombo, y desde ese lugar hacíamos jiras a diferentes puntos de esa región”.

El Dr. Ramírez añade haber sido muy aficionado a la arqueología y por eso siempre fueron para él motivo de atracción y conoció muy las ruinas de León Viejo en el sitio conocido.[16]

El 23 de febrero de 1925 Don Dionisio Martínez Sanz, en compañía del Cónsul inglés Mr. T. Ifor Rees, de Don Bibliano Medrano y otros vecinos de Momotombo, visitó las ruinas de León Viejo, todavía visibles en el sitio conocido. Don Dionisio llegó a Momotombo en compañía de Mr. Rees con miras a escalar el volcán, en cuyo intento habían fracasado hacía algún tiempo. El director de la escuela del pueblo, Don Bibliano Medrano, les facilitó los medios para efectuar la ascensión “y recorrer el lugar donde estuvo la vieja ciudad de León. De vuelta del volcán, el Sr. Martínez y Mr. Ress, con el Sr. Medrano y otros habitantes del lugar recorrieron la zona que habían ocupado Imabita y León.

“Aun hubo quien asegurara dónde fue la calle mayor y dónde estuvo situada  la casa de Pedrarias”.

“En el veinticinco esto estaba más limpio, más despejado el lugar; eran potreros. Ahora está muy enmontañado, han crecido árboles y la maleza. Pero por la topografía del lugar, por la distancia a donde fue la línea férrea al pueblo de Momotombo, lo mismo que a la costa del Lago, el punto por donde se hicieron las excavaciones corresponde a lo entonces señalado por Don Bibliano”.[17]

En resumen, es una realidad indiscutible que a la ciudad de León Viejo nunca hubo necesidad de descubrirla, puesto que nunca estuvo perdida. Lo único que se ha hecho es medio desenterrarla, más para mal que para bien, de donde siempre se supo que estaba.

Eduardo PÉREZ-VALLE

Managua, abril de 1997.




[1] Carta de Pedrarias Dávila al Emperador. COLECCIÓN MUÑOZ. Real Academia de la Historia. T. LXXVII. 140-149.

[2] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Historia General y Natural de las Indias. Madrid, 1851-1855. Lib. XXXI. Cap. I.

[3] Id., Lib. XLII. Cap. I.

[4] Id., Lib XXXIX. Cap. II.

[5] Id., Lib. XLI. Cap. III.

[6] Id., Lib. XLII. Cap. V.

7] CIBDAD REAL. Fray Antonio de: Relación de las cosas que subcedieron al Padre Fray Alonso Ponce (1586). Revista Conservadora No. 58. Managua. Julio de 1965.

[8] PINEDA, Juan de: “Descripción de la Provincia de Guatemala. 1595”: En Relaciones Históricas y Geográficas reunidas por Manuel Serrano Sanz. Madrid. 1908.

[9] TORQUEMADA, Fray Juan de: Veintiún Libros Rituales y Monarquía Indiana. México. 1943. Lib. III, Cap. XXXVIII.

[10] VASQUEZ DE ESPINOSA, Fray Antonio: Compendio y Descripción de las Indias Occidentales. Washington, 1948.

[11] HERRERA, Antonio de: Historia General de los Hechos de los Castellanos. Asunción, Paraguay, 1944-47. Déc. IV, Lib. VIII, Cap. VII.

[12] R.E.G.: Nicaragua: Its people, scnery, monuments and the proposen Interoceanic Canal. New York, 1852. T. I. Cap. IX.

[13] LEVY, Pablo: Notas Geográficas y Económicas sobre la República de Nicaragua. Revista Conservadora NO. 59-63. Managua. 1965.

[14] BUITRAGO MATUS, Nicolás: León la sombra de Pedrarias. Revista Conservadora Nos. 22-45. Managua, 1962-64.

[15] Ibid.

[16] Puede consultarse a este respecto una información aparecida en el diario La Prensa de Managua, el 28 de enero de 1968.

[17] MARTÍNEZ SANZ, Dionisio: “Eso es León Viejo”. Diario La Noticia, Managua, 7 de julio de 1967.