jueves, 10 de marzo de 2022

Geografía histórica nicaragüense - LOS ANTIGUOS POBLADOS INDÍGENAS DE ABITO, POCOZOL, VOTO, TORI Y SUERRE EN LA COMARCA DEL DESAGUADERO. Por Eduardo Pérez-Valle. La Prensa, 29 de enero de 1961. 2ª. Sección Dominical.

 


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 Poco sabemos de los poblados indígenas ubicados en la comarca del Desagüadero a la llegada de los españoles.

         De los documentos procedentes de los albores coloniales de Nicaragua, ninguno hace mención de ellos, si exceptuamos el que trata del descubrimiento del Desagüadero por Calero y Machuca en 1539, al cual voy a referirme después.

         Aunque estos pueblos no presentaban una mayor importancia en el cuadro general de la Nicaragua indígena de los primeros años de la colonia, no dejaban de tenerla considerados sobre el trasfondo regional del Desagüadero. Y sus habitantes deben haber hecho un papel de primer orden como auxiliares en el mantenimiento del tráfico marítimo de Granada con Tierra Firme, las Antillas y Nueva Granada, a través de la gran vía fluvial.

         La ubicación de estos primeros asientos reviste también otro interés: el arqueológico. Quizás algún día espíritus amantes de esta ciencia de rara fascinación decidan hacer investigaciones sistemáticas en esos lugares para establecer la verdadera identidad de sus antiguos habitantes, su procedencia, sus costumbres; y escribir así un capítulo que al presente deja un amplio hueco en la historia de una de las regiones más importantes de Nicaragua.

         Como digo, hay tan escasas noticias de ellos, que es aventurado hasta opinar sobre la causa de su desaparición. Mas a pesar de ello, esta puede atribuirse directamente a indirectamente al impacto de la “ola blanca” europea sobre su rudimentaria organización.

         Abierta al tráfico comercial la vía del Desagüadero, rota la clausura de aquel selvático escenario, pocas esperanzas de supervivencia quedaban para aquella gente de primitivo existir, que desde entonces tuvo que soportar, no ya las rapaces y criminales incursiones del vecino más fuerte, sino también el trajinar acelerado  a veces devastador de españoles, piratas ingleses, mosquitos y zambos; enemigos mortales unos de otros, pero fraternalmente unidos para tornar inhabitables las paradisíacas márgenes del San Juan.

         Entre los documentos contenidos en el juicio promovido por Rodrigo de Contreras, gobernador de Nicaragua, reclamando contra la capitulación que el rey de España tomó con Diego Gutiérrez en 1540 para la conquista y población  de la provincia de Cartago, está la “Relación de lo que el Magnífico Señor Capitán Alonso Calero ha visto y descubierto hasta hoy día de ésta en el viaje de descubrimiento que va del Desagüadero por el Muy Magnífico Señor Rodrigo de Contreras, Gobernador y Capitán General de estas provincias de Nicaragua por Su Majestad”. Este es el documento que copia Peralta y que transcribe Gámez, aunque no literalmente, como él mismo advierte.

         Según esta Relación, salieron los expedicionarios de las Isletas de Granada el 7 de abril de 1539. A los 24 días de haber salido de su primitivo puerto de las Isletas, entraron las embarcaciones en la boca del Desagüadero.

Mapa de los poblados indígenas elaborado por el Dr. Eduardo Pérez-Valle
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         El segundo día de mañana continuaron la marcha río abajo y descubrieron otras islas “y un río grande que viene de la parte de mediodía y otros esteros pequeños de poca agua”. Estas son las islas Grande y la Chica, y el río es el Medio Queso.

         La 1.  Chica, de 600 metros pegada a la orilla izquierda del río.

         “Viniendo así caminando el río abajo, el agua comenzaba a correr más recio de lo que solía; sería ahora del mediodía que el capitán mandó surgir (que iba adelante con una canoa); y surtos, se fue abajo por ver lo que era, y a una vuelta que hace el río, vido estar unos indios pescando en medio de un raudal. Y vistos, se encubrió lo mejor que pudo y se volvió a la armada”.

         Tomó Calero 10 hombres, en su canoa, ordenando al Veedor Alonso Ramírez que le siguiese en otra con otros 10. Así 22 españoles sorprendieron a 4 indios pescadores, de los que uno pudo escapar hacia el monte, quedando presos los otros tres con sus 2 canoas y el producto de su pesca de aquel día, que ascendía a 300 libras distribuidas en seis hermosos ejemplares de sábalos que causaron la admiración y el gozo de los españoles. Aquel día y el siguiente hubo banquete a base de sábalo en el real, y luego se decidió continuar para fondear cerca del raudal en que pescaban los indios, frente a un río grande que viene de la izquierda y que probablemente desde entonces comenzó a llamarse Río de los Sábalos.

MACHUCA DESCUBRE SU RAUDAL

         Instalado en su nuevo real, Calero envió a su segundo, el Capitán Diego Machuca de Suazo, Desagüadero abajo, en dos canoas con 20 hombres, a explorar los raudales que según el decir de los indios capturados, ascendían a cinco. También envió a Damián Rodríguez con 20 hombres en las otras dos canoas, en busca del pueblo de Abito, de donde eran naturales los tres indios, y que decían estaba hacia el Norte, a orillas o muy cerca del río de los Sábalos. Machuca regresó a los dos días, habiendo reconocido dos raudales, el que los indígenas llamaban la CASA DEL DIABLO, nombre que la crónica empieza a abreviar por “Raudal del Diablo”, el cual los españoles cambiarían más tarde por el de Santa Cruz, correspondiendo en la actualidad al del Raudal del Castillo, el otro raudal, 20 kilómetros abajo, fue el que desde entonces se llamó de Machuca, aun cuando había sido visto la primera vez por Estete y los suyos. El del Castillo había sido descubierto por Rui Díaz hacia 1524, bajo Hernández de Córdoba. En esa incursión se exploró en cano algo más allá, pero no tenemos base para suponer que este reconocimiento se llevase hasta el Machuca o más adelante aún. Damián Rodríguez volvió al río Sábalos sin haber dado con el pueblo de Abito.

CALERO EN POCOZOL

         Entonces Calero “apercibió 40 hombres y al Padre Morales consigo y se metió en cuatro canoas y caminó el río abajo dos días he hizo noche cabe el pueblo que se llama Pocozol; y en amaneciendo dio sobre él, donde en una isla que hace el dicho río (San Juan) y el otro que arriba de Voto viene, se halló un bohío, en el cual se dio; y por ser mucho el ruido que llevaba con las canoas, no se pudo toar más que un indio y algunas indias”.

         Estos informaron cómo su pueblo había sido destruido cosa de un mes antes, por los de otro poblado que estaba río (San Juan) abajo, al cual llamaban Tori, de manera que en los demás bohíos no quedaba sino “el cacique y cuatro viejas”. El poblado de Pocozol estaba constituido por varias chozas diseminadas en las orillas del río de Voto, a lo largo de una media legua, pues Calero para ir a traer al cacique, con el propósito de informarse mejor de las características de la región, tuvo que navegar esa distancia río arriba, lo cual le llevó más de medio día “porvenir el agua muy recia”.

         El cacique de Pocozol informó a Calero que en término de nueve meses había sufrido dos ataques de pueblos enemigos. El primero por los habitantes de Voto, situado hacia el Sur, a cuatro días de piragua y uno más de camino. Los de Voto vinieron en cuatro canoas grandes con mucha gente, mataron gran cantidad de hombres de Pocozol y se llevaron muchas mujeres y adolescentes. El segundo ataque fue por los de Tori, a dos días de San Juan abajo, los cuales llegaron a completar los destrozos causados por los de Voto, matando o llevándose a los que restaban, a excepción del Cacique, las cuatro viejas y alguno que otro indio que logró esconderse a tiempo.

         Luego de narrar las desgracias de su pueblo el cacique de Pocozol, preguntado sobre el río y sus raudales, dijo: “de aquí a Tori no tenéis ningún raudal ni piedras; desde Tori hasta Suerre el agua va muy recio y tenéis piedras; (no obstante) no es tan baja como esta otra que habéis pasado”.  

         Al día siguiente Calero emprendió el regreso al real de los Sábalo. Empleó cuatro días en él, porque hubo de pasar cinco raudales “los cuales son muy trabajosos de subir”. “Trajo la gente muy trabajada y muy llagada, porque era forzoso saltar la gente en los raudales para pasar”.

LA VERDADERA UBICACIÓN DE POCOZOL

         De todo lo expuesto acerca del viaje a Pocozol podemos inferir la situación de este poblado y la de Tori y Voto con alguna exactitud.

         Primero observemos que Calero emplea dos días para ir del río de los Sábalos a Pocozol. Machuca empleó el mismo tiempo para el viaje de ida y vuelta al raudal de su nombre, lo cual suma unos 70 kilómetros. Sólo esto ya nos hace pensar que, contra lo que se ha creído y pudiera creerse, el poblado de Pocozol no estaba junto al río que hoy se llama POCOSOL O POCO SOL, a ocho kilómetros del de los Sábalos. Hay otras referencias en la Relación que corroboran este aserto:

         1º. Habiendo explorado Machuca hasta el raudal de su nombre, o natural, al decidirse Calero a ir él en persona a reconocer río abajo, era que llevase el propósito de sobrepasar lo explorado por Machuca y no ir a perder el tiempo a sólo ocho kilómetros del real, y menos llevando 40 hombres y cura consigo.

          2º. En la confluencia del río que descendía de Voto con el San Juan, asiento del poblado de Pocozol, había por lo menos una isla y en esta un bohío en donde capturaron a un indio y varias indias. En la boca del Pocosol no existe ninguna isla, si en la del San Carlos (500 por 200 metros) entre grandes bancos de arena.

         3º. Para ir en busca del cacique, media legua arriba sobre el río que viene de Voto, Calero empeló más de medio día “por venir el agua muy recia”. Esto es natural que suceda e el río San Carlos (210 metros de anchura), el caudal de cuyas aguas es enorme tanto en verano como en invierno. No así tratándose de humilde Pocosol, que apenas alcanza 30 metros de ancho en la desembocadura y que se desliza dulcemente describiendo amplias volutas en una suave llanura antes de llegar al San Juan.

         4º. El cacique informó que para llegar a Coto hay que navegar cuatro días río arriba y caminar un día más. Esto de navegar cuatro días hacia arriba se puede hacer en un gran río como el San Carlos, que sólo en su parte baja (comprendida en la llanura del mismo nombre), tiene 70 a 80 kilómetros de longitud, todos navegables, pero no en una humilde corriente como el Poco Sol, que apenas alcanza unos 40 kilómetros de curso, que, de ser navegables, se recorrerían en cosa de dos días a lo sumo.

         5º. El cacique informa que de Pocozol a Tori (2 días río abajo) NO HAY RAUDALES, si los hay de Tori a Suerre, y aun piedras; pero el agua no es tan baja como la que han pasado. Esto no podría decirse de ninguna manera estando Pocozol en el actual Poco Sol, ya que apenas estarían empezando a cruzar los raudales, faltando lo peor de ellos.

         6º. El cronista cuenta que Calero y los suyos emplearon cuatro días en volver al real de los Sábalos, pasando cinco raudales que dejaron la ente trabajada y llagada. Estos eran: Machuca, el del Castillo y el Toro. En cuanto a los oros dos, se puede escoger entre el Diamante, Mica, el de las Balas, el Patricia y el Purgatorio, escalonados entre el Castillo y Machuca.

¿DÓNDE ESTABA VOTO?

         Establecida la ubicación de Pocozol es relativamente fácil deducir la de Voto y Tori y aun la de Suerre.

         Oviedo registra un dato importantísimo acerca de la expedición de Estete, al Desaguadero. Es el siguiente:

         Dice Oviedo: “En aquel viaje que éste hizo a Coto, se hubo noticias de otra tercera laguna, y desde ciertas cumbres algunos soldados españoles la vieron muy lejos, tanto, que unos decían que era agua y otros la ponían en duda. Yo me hallé en esa sazón en aquella ciudad de León, y oí a algunos hablar en esto, de los que fueron a aquella entrada, y se afirmaba que era otra laguna el agua que de lejos habían visto más hacia la parte del Norte, y creían que la segunda Gran Laguna iba a vaciar o se desaguaba en la tercera. Esto está ya averiguado, porque el año pasado de 1540 años, vino a esta ciudad de Santo Domingo y desde aquí fue a España, el piloto Pedro Corzo, que es uno de los que se hallaron en el viaje de Voto con Martín Estete, y vido aquella tercera y dudosa laguna, y me dijo que viniendo el de la Nueva Castilla (donde es gobernador el Marqués D. Francisco Pizarro) halló ciertos amigos suyos y conocidos de la provincia de Nicaragua en el puerto de Nombre de Dios, los cuales tenían allí una fusta y un bergantín, que en compañía de un hidalgo llamado Diego Machuca que yo conozco (al cual está encomendado el cacique de Lenderí y aquella tierra del Infierno de Masaya), habíamos hecho en la costa de la Laguna Grande de Granada en cuyo nombre propio en la lengua de los naturales de aquella tierra es Coabolco), y gastaron muchos miles de pesos de oro en la labor de esos navíos y en los proveer; y todo a su propia costa, con determinación de morir o ver el fin de las dichas lagunas. Y por tierra este Capitán Diego Machuca con hasta 200 hombres siguió su camino: y la fusta y bergantín y algunas canoas por el agua hicieron lo mismo: y salieron los de los navíos a esta nuestra mar del Norte, donde parece que las dichas lagunas desaguan. Y como en la boca o puerto donde salieron no conocieron la tierra, para saber a donde estaban subieron la costa de la mar del Norte al oriente y fueron al puerto de Nombre de Dios, donde este piloto los vió y habló y comunicó y comió y bebió con ellos, los que así salieron de las dichas lagunas”.

         Vemos que LO QUE ESTABA YA AVERIGUADO cuando Oviedo escribió lo anterior, era que la Laguna Grande desaguaba e el mar del Norte, y no la existencia de la TERCERA LAGUNA, como a primera vista parece. En otros términos, QUE LA TERCEA LAGUNA, vista a lo lejos por los de Estete, NO ERA OTRA COSA QUE EL MAR DEL NORTE, divisado confusamente en lontananza desde alguna altura considerable. Hay que pensar, pues, que Voto era un pueblo de montaña y no un caserío fluvial o palustre como se ha supuesto. Y que para llegar a él los españoles tuvieron que ascender considerablemente por las laderas de las cordilleras costarricenses, hasta el punto de poder divisar el Atlántico a lo lejos. Pero por otra parte sabemos que allí se llegaba desde el San Juan ascendiendo durante cuatro días por las aguas de un gran afluente y continuando luego a pie durante otro día.  Ahora bien, el único río de la región capaz de llevar tan adentro del territorio costarricense y tan alto en sus montañas, es el San Carlos actual, el que debió ser el RÍO DE VOTO de los indígenas.

         El poblado de Voto, según las luces que arroja el escrito de Oviedo, había que situarlo en las laderas norteñas de la Cordillera Volcánica y la Cordillera Central de Costa Rica, entre los 600 y los 700 metros de altitud en dirección al Cerro de la Concordia; hacia los 1000 y pico de metros en dirección del Volcán Arenal. Desde esas alturas en las regiones señaladas, puede avistarse cuando las condiciones son favorables, la TERCERA LAGUNA, nuestro adorable Mar Caribe, tesoro inagotable de maravillas y leyendas.

Corroborando nuestro supuesto, basado en la valiosa cita de Oviedo, de que la expedición de Estete se dirigió hacia el Sur, hacia la meseta costarricense, en el pleito de Contreras con la corona por los gastos del Desaguadero, aparece el testimonio del Bachiller Francisco Pérez de Guzmán, — quien dice saber que los de Este se volvieron — “porque no pudieron pasar por ser la tierra trabajosa de sierras”.

         Voto estaría, pues, señoreando los hermosos valles del San Carlos y de los Guatusos, y quizás fuese la capital de esta vieja raza de probable ascendencia chontal, que abandonó su antiguo HABITAT junto al río, para ir a refugiarse junto a las montañas a consecuencia de alguna invasión foránea al valle de San Juan, de la cual el cacique de Pocozol traería su descendencia. Bajo este supuesto la animosidad de los de Voto contra los de Pocozol era hasta cierto punto originado en rencores ancestrales, fruto de antiguos agravios.

TORI Y SUERRE

         En cuanto a Tori, la distancia de dos días de Pocozol, por el río, lo coloca e las proximidades del lugar que ahora se denomina Delta, donde el Colorado se separa del San Juan.

         Tratábase de un mísero pueblo de pescadores, en el cual los españoles no pudieron permanecer por mucho tiempo, ante el peligro de perecer de hambre. Sus habitantes, sabedores de la desgracia que se había abatido sobre Pocozol al atacar los de Voto, rapaces y alevosos, decidieron aniquilar al caído, seguros de que no corrían peligro. Hay razones para suponer que Tori estaba situado e la bifurcación del San Juan que da origen al brazo del Colorado. Ellas son:

         1ª – Que el cacique de Pocozol lo situaba a dos días de su pueblo. El Delta dista de Boca San Carlos 65 kilómetros. Si bien Calero empleó dos días en navegar río abajo los 44 kilómetros que había de los Sábalos a Pocozol, es de considerar que las condiciones de ese trozo del San Juan son excepcionalmente difíciles por el número de raudales y obstáculos que contiene. En cambio, del San Carlos al Delta no existen problemas (como el cacique lo expresó y es la realidad) y por consiguiente la navegación puede hacerse más rápida, elevándose la media diaria a 32 kilómetros, en vez de los 22 que hizo Calero en su trayecto.

         2ª – El cacique hablo de una vuelta a las dificultades después de Tori hasta Suerre, pues volvían las piedras y los raudales, aunque en menor proporción que entre Sábalos y Pocozol.

               Entre el San Carlos y el Delta no se presentan estas condiciones en ningún punto, un poco, entre el Delta y San Juan del Norte y mucho en el brazo del Colorado, que se lleva las 4/5 partes del entero caudal del San Juan y que sigue un curso irregular y sinuoso por una llanura sembrada de lo más rocosas de baja altura, sobre todo en la banda sur del río. Cosa parecida ocurre con el brazo llamado Caño Bravo que ofrece un atajo relativamente corto entre dos puntos distantes del Colorado.

         El nombre Caño Bravo no dice fielmente las pésimas condiciones de navegabilidad en esta corriente. El cacique refería, pues, en su última parte, vale decir el Colorado, hacia cuya desembocadura debe haber estado el poblado de Suerre.

         Suerre era provincia y pueblo bastante prósperos, pues yendo hacia allá desde San Juan de la Cruz el Capitán Diego de Castañeda, por orden de Contreras, en 1540, recogió cerca de mil pesos de oro. Según Peralta el Río Suerre es el Pacuare, y la provincia abarca desde ese río hasta el Desaguadero (unos noventa kilómetros de costa).

Managua, Enero de 1961.

E. PÉREZ-VALLE

Nota: Las ideas fundamentales que conforman el presente artículo fueron extraídas de diversos capítulos de mi estudio sobre “El Desaguadero de la Mar Dulce”, publicado el año pasado.    

E.P.V.