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sábado, 10 de mayo de 2014

EXTRACCIÓN DE LÁTEX Y AVIACIÓN TEMERARIA: JAMES CRAWFORD ÁNGEL, EL PILOTO DE LA CÍA.  “SIDA”, EN NICARAGUA


Nota de Eduardo Pérez-Valle, editor del Blogspot:  Este capítulo de nuestra historia está vinculada  a dos hechos de importancia en el ámbito económico de Nicaragua, la aviación, y, la industria del caucho, no olvidemos decir que los datos recobrados del testimoniante don Humberto Torres Molina, tienen relación con el rol impuesto por los yanquis durante la Segunda Guerra Mundial, sin dejar de mencionar que el entonces pujante negocio del caucho, estaba sustentado en la información obtenida por la tropas de la intervención norteamericana durante la guerra en contra del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, liderado por el Gral. Augusto C. Sandino.  Asimismo sirvió, la información sobre las pistas de aterrizaje utilizadas por el Ejército de los Estados Unidos.  

La historia central destaca la permanencia en Nicaragua del célebre aviador James (Jimmie) Crawford Angel, según parece, el artículo periodístico fue concitado al conocerse la noticia sobre la filmación de una película dedicada al descubrimiento de  la cascada “El Salto del Ángel” (1933) nombrada en idioma aborigen: Churún-Merú y Parekupai-Meru,  la más alta del mundo (3,212 pies o  979 metros de altura),  precisamente adjudicado a Jaime Ángel.

Lejos de los hitos reunidos por Jaime Ángel  en el campo de la aviación, otros articulistas disminuyen esa “luminosidad” al revelar interioridades, demoledoras, en contra de este personaje, así localizamos el testimonio del venezolano Nicomedes (“Nico”) Farfán, contemporáneo y del que se sabe acompañó a Jaime Ángel en diversos vuelos; Farfán lo calificó como "un aventurero norteamericano que engañó a los indios con velas y licores, para tomar de ellos el oro y otras cosas de valor...”

En Nicaragua, este aviador obtuvo la licencia de vuelo No 122, y “trabajó en la compañía aérea: Servicios Interamericanos de Aviación (SIDA), en donde fue socio nominativo, para luego vender su parte, en 1945, a Neal Hampten y Jack Baker.” Algunos biógrafos anotan que “Ángel también produjo varias películas que documentan la producción de caucho (balata, hevea) en Nicaragua.” Otros datos pueden obtenerse en la Memoria de 1946 publicada por la Secretaría de Guerra, Marina y Aviación de Nicaragua.

Debido a la relación que mantuvo con Jaime Crawford Ángel, destacamos el nombre del Capitán Marvin Grigsby, piloto aviador, de donde proviene una parte importante de la descendencia o ramificación familiar del apellido Grigsby, en nuestro país.

Sin lograr desambiguar la vida de este personaje que pisó y sobrevoló nuestro país, dicen que “su vida parecía moverse entre lo heroico a lo creíble a lo increíble”. La muerte lo marcó en el oficio, frente al timón y entre dos alas.

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CONOCIO Y VOLÓ CON JAIME ÁNGEL (James (Jimmie) Crawford Angel). En: La Prensa, 8 de abril de 1976.

“Al pasar por las montañas de Jinotega, vimos en el cerro de Peñas Blancas un gran salto y Jaime Ángel me dijo: Humberto es igualito al que descubrí en Venezuela pero más pequeño”.

En esa ocasión, año 1946, fue la primera vez que el piloto que descubrió el salto más alto del mundo, contó a su compañero de vuelo, Humberto Torres Molina, la historia que ahora será llevada al cine.

Don Humberto Torres Molina, un personaje ligado a importantes hechos de la historia nicaragüense, en una entrevista exclusiva para LA PRENSA, hizo un relato de las circunstancia en que conoció a Jaime Ángel. Reveló aspectos, posiblemente hasta ahora desconocidos del famoso aviador.

DESPUÉS DE PEARL HARBOR

A raíz del ataque japonés a Pearl Harbor, los Estados Unidos, tuvieron problemas para el abastecimiento de hule y comenzaron a formar contratos con concesionarios latinoamericanos para la compra de tan importante materia prima.

A Nicaragua vino, contó don Humberto, el abogado Joseph Apodaca como delegado del Departamento de Estado para arreglar el suministro de hule. Se organizó entonces la Rubber Development Corporation y se distribuyeron las concesiones.

Yo estaba como jefe de la zona No. 1 que comprendía desde Cabo Gracias a Dios hasta Ocotal. Como la sacada de hule era muy difícil, tardaba mucho en llegar al Puerto de Corinto, se dispuso la construcción de aeropuertos en la montaña.

Era secretario de la compañía Adolfo Calero Orozco, auditor viajero el teniente Gustavo Montiel y trabajaban también los oficiales José María Tercero, Luis Ángel Leiva, Antonio Orúe y Lizandro Delgadillo. 

El primer aeropuerto fue el de La Vigía, en la confluencia de los ríos Pantasma y Coco, frente al cerro Zompopera a unos veinte kilómetros de Quilalí.

VIENE UN PILOTO DE PRUEBA

Contó don Humberto que el hule iba a ser sacado en aviones de la TACA pero como no se querían correr riesgos, la compañía decidió contratar un piloto que probara los aeropuertos en la montaña con un aparato más pequeño.

Yo fui a esperar a Jaime Ángel, dijo don Humberto, cuando el campo de aterrizaje quedaba en el Aeropuerto Xolotlán, cerca de la loma de Chico Pelón. El primer viaje que hicimos fue al campo de La Vigía.

Fue en el campo de Wina, sobre el río del mismo nombre, y afluente del Río Bocay, expresó el antiguo compañero de Jaime Ángel, que se hizo el primer aterrizaje de prueba. Este lugar queda cerca del Kilambé.

Yo le había dich, dijo, que tuviera cuidado, pues había una parte que estaba mala y que echaría cal para que la viera bien, pero él frenó violentamente y no llevaba peso, entonces tuvo un accidente y se le torció la hélice.

Logramos llegar a La Vigía y él tomó un avión, fu a Managua, vino con una hélice y de nuevo viajamos al campo de Wina, donde reparó el avión y se marchó a Managua. Él vivía en el aire. Después hicimos los campos de Bocay y  San Carlos de Río San Juan.

VARIOS LO CONOCIERON

Luego que Jaime Ángel enteró a don Humberto del descubrimiento que hecho en Venezuela, en 1933, invitó al piloto para que hiciera el relato a un grupo de amigos que se reunían cuando el Sr. Torres Molina venía de La Vigía a Managua.

Según contó don Humberto, entre las personas que conocieron a Jaime Ángel y  escucharon la historia contada por él mismo, estaban: Rómulo Rosales, Marcelo Ulvert, Carlos Cardenal, Edgardo Prado, Reymod Kennett, Camilo Bárcenas, Agustín Pasos y Mariano Barreto Portocarrero, algunos de ellos ya fallecidos.

El carácter de Ángel, dijo don Humberto, era apacible, hombre de poco hablar y muy franco. Tenía como obsesión los saltos de agua y buscar tesoros. Siempre me hablaba de una mina de esmeraldas que tenía en Venezuela, pero no le preocupaba el dinero.

PILOTO DE LOS HERMANOS WRIGHT

Expresó don Humberto Torres Molina, que una vez Jaime Ángel le enseñó una tarjetita rosada y le dijo que era la licencia de los hermanos Wright los famosos pioneros de la aviación y le contó que había sido uno de los primero pilotos de los aviones de picada.

Señaló que Ángel era un gran piloto pero que no considera que fue de los primeros en venir a volar a Nicaragua en las fechas que indicó el capitán Marvin Grigsby, entrevistado hace pocos días para LA PRENSA.


Dijo recordar que entre los primero fueron Benditti (sic), un italiano; Charles Limberg, cuando vino después de su histórico vuelo y entre los nicaragüenses, al Gral. Humberto Pasos Díaz, que cuando se aparecía con su avioneta en la montaña los campesinos huían despavoridos. 

viernes, 9 de mayo de 2014

RECOBRAN RESTOS DE AVIONES  CAÍDOS EN ÉPOCA DE SANDINO. En: La Prensa, 25 de agosto de 1969.

Los marinos norteamericanos que combatían contra las fuerzas de Sandino cuando dos aviones de la zona del canal de Panamá se vieron obligados a aterrizar forzosamente en un lugar llamado Santa Cruz, entre Bluefields y Rama, en junio del año 1931.

Sus restos destinados a un museo de los Estados Unidos, acaban de ser rescatados, precisamente en los días en que los astronautas Armstrong, Collins y Aldrin hacían su histórico viaje a la luna.

Ocurrió, pues, el rescate, treinta y ocho años después de aquel descenso, y quienes lo llevaron a cabo se preguntaban ahora si otro grupo de la fuerza aérea norteamericana tendrá en el futuro el encargo de recoger en la luna los artículos allá dejados por los astronautas.

ENRIQUECEN MUSEO

Los restos de aquellos aviones que se dice que pertenecían a las fuerzas del comando sur y volaban de David, Panamá, a la zona del canal cuando una tempestad los obligó a cambiar de rumbo para venir a caer a suelo nicaragüense, fueron transportados en helicópteros a Bluefields y luego a Managua, de donde se les envió a su destino, el Museo de la Fuerza Aérea en la base Wright Patterson, Ohio.

Allí están ahora, formando parte de la colección más grande del mundo, de aviación militar.

Los dos aviones rescatados eran biplanos de bombardeo, Keystone LB-7. Su búsqueda había comenzado en diciembre de 1968. Cuando cayeron en 1931 iban tripulados por dos oficiales de menor graduación que luego fueron generales: Richard E. Nugent y Edwin B. Lyon.

HALLAN A CHICO ACUÑA

Algunas piezas de los aviones quedaron todavía enterradas en el lodo y una nueva misión viajará en el verano para rescatarlas.

La primera misión encontró en el lugar a un ciudadano que dijo llamarse Francisco Acuña, hijo del guardalíneas de Santa Cruz en aquellos años. El tenía nueve años de edad. Estaba sentado a la puerta de la casa cuando vio con asombro los dos aviones volando en círculo. Luego contó del aterrizaje y de la dificultad que él y su padre tuvieron para llegar hasta los aviones, por la maleza y el agua.

Refirió que estaba arrepentido de no haber aceptado el ofrecimiento de llevarlo a los Estados Unidos, que le hicieron los hombres a quienes él y su padre habían ayudado en aquel trance.

El lugar fue localizado por John A. Adams, estudiante de secundaria de la Escuela Americana-Nicaragüense de Managua, hijo del coronel Adams de la misión militar norteamericana en nuestro país, quien iba con dos compañeros.

Para llegar allá tuvo que viajar en bote por el río Escondido y luego abrirse camino a punta de machete.


Luego vino la operación de rescate que se hizo por medio de helicópteros.
POR PRIMERA VEZ  ATERRIZÓ EN GRANADA UN TRIMOTOR. En La Prensa, 15 de agosto de 1933. Edición. No. 2061.

El domingo aterrizó en el campo de Granada un trimotor de la Empresa Venditti con el objeto de examinar las condiciones para establecer el servicio de pasajeros con las demás ciudades del interior.

Aparte de algunas reparaciones que habrán de hacérsele al campo, ofrece las condiciones necesarias para un aeropuerto y el Alcalde señor Guerrero ofreció mandarlo arreglar convenientemente.

La llegada del trimotor produjo gran excitación en la ciudad del tal manera que todo el vecindario se constituyó en el lugar del aterrizaje para ve descender airoso y vencedor al pájaro mecánico.

El viernes que el trimotor vaya para Bluefields en su viaje de itinerario hará escala en Granada para recoger pasajeros destinados a la Costa Atlántica y para ver de paso lo que haya hecho en el sentido de prepararlo para evitarle contratiempos en el aterrizaje.

Quince minutos es el tiempo que gasta el avión de Managua a Granada.


(Campo de La Majulia, detrás del Hospital).
EL PRIMER PILOTO AVIADOR NICARAGÜENSE. Por: Enrique  Hasbani R. En: Novedades, Managua, 1 de Febrero de 1964.

   En la edición de hoy, el diario Novedades, publica una entrevista hecha al coronel Guillermo Rivas Cuadra, en la cual relata, con encomiable fidelidad, toda su intervención en la organización y desarrollo de la Fuerza Aérea Nacional (FAN), que acaba de cumplir 25 años de existencia.

   Sólo que encuentro una falla en las declaraciones de Coronel Rivas Cuadra, y es cuando sostiene, “para evitar tergiversaciones de la historia de la aviación nicaragüense”, que el primer piloto civil nicaragüense fue el Coronel Espinosa Altamirano.

    Sin ningún interés personal en el asunto, y sólo porque creo que la historia debe ser escrita con absoluta imparcialidad, y como un pequeño aporte a la historia de la aviación nicaragüense, debo manifestarle al distinguido piloto y amigo Coronel Rivas Cuadra, que de acuerdo con los mejores informes que tengo en mi poder, el primer piloto nicaragüense, fue el General Humberto Pasos Díaz, quien llegó a Nicaragua como piloto, volando de Corinto a Managua en 1924, esto es, muchos años antes que el Coronel Espinosa Altamirano obtuviera sus alas de piloto. Hay más: el General Pasos Díaz, fue el fundador de la Primera Escuela de Aviación de Nicaragua, legalmente constituida, en la cual se inscribieron muchos jóvenes que aún existen, entre los que figuraban Alfredo Arana, de Managua, un joven Tiffer, de Masaya; Enrique Boza, de Chinandega, un joven Román, de Jinotepe y un famoso nadador de aquellos tiempos de apellido Bonilla.

   Como aprendiz de mecánica se matriculó Ramón Samayoa. Los instructores eran los pilotos Rutiedge y Mason y el mecánico, un estadounidense muy jovial de apellido Cudeback, a quien sus alumnos apodaban “culuevaca.

   El General Humberto Pasos Díaz, siendo cónsul de Nicaragua, en San Francisco de California, se inscribió como cadete de aviación en “Wálter T. Varney Flying School”, de San Mateo, California, habiendo completado sus estudios satisfactoriamente, y adquirido sus alas de piloto. Su Licencia fue extendida por una organización francesa, por  cuanto en aquel entonces era París, quien se encargaba de extender licencia a los Pilotos. Una vez graduado, adquirió un avión monoplano monomotor que embarcó hacia Corinto, de donde voló a Managua, en compañía de otro piloto Rutledge. El avión tenía por nombre “Varney”, debajo de sus alas, como homenaje a la escuela donde cursó sus estudios, nombre que poco tiempo después cambió por el suyo: “Pasos Díaz”.

   Para borrar de una vez por todas cualquier duda existente en cuanto a la condición de Piloto del General Paso Díaz, su licencia de Piloto hubiese sido el mejor testimonio; pero desgraciadamente, su prematura muerte –el 4 de noviembre de 1926--  en una emboscada en el caño Fruta de Pan, afluente del Escondido, en la gasolina León del Mar---, a la temprana edad de 36 años, así como también la de su esposa, doña Irene Rener de Pasos Díaz, que no le sobrevivió mucho tiempo, sumados al terremoto de Managua que destruyó su casa de habitación, este importante documento desapareció. No obstante, para suplir en parte su falta, hemos de remitirnos a las publicaciones de la época: la revista “Educación”, número 50, de diciembre de 1926, editada por los Hermanos Cristianos del Instituto Pedagógico de Managua, dice del General Pasos Díaz:

 “...El General Humberto Pasos Díaz fue designado Cónsul General en San Francisco de California, y allí, en vez de matar el tiempo como lo hacen tantos otros, trabajó con ahinco en dar a conocer nuestros productos y aprovechó la oportunidad para inscribirse como alumno en la Escuela de aviación hasta conquistar su título de Piloto Aviador. Poco después de la muerte de don Diego Manuel Chamorro, regresó a Nicaragua y trajo el primer avión nacional que haya surcado nuestra atmósfera”.

    Y el señor cónsul de España en Managua, don Manuel Orbes, envió a la viuda del piloto con motivo de su muerte, la siguiente nota de duelo:

 “La trágica muerte del general Humberto Pasos Díaz, creador de la aviación en Nicaragua, ha producido general sentimiento en cuantos pudieron conocer sus excelentes dotes de soldado, de Piloto y de amigo. El consulado de España, recordando pasadas demostraciones del extinto en fechas trágicas para la aviación española, se une al sentimiento general del pueblo nicaragüense, dedicando a la memoria del gloriosamente caído en el campo de batalla, su homenaje de admiración y respeto”:

    Podría seguir larto rato con citas de esta naturaleza, pero como estos hechos ocurrieron hace escasos 40 años, no dudo que habrá más de una persona, incluso los mismo alumnos del General Pasos Díaz, que podrían allegar más argumentos en este sentido para dejar esclarecido de una vez por todas, quién fue el primer piloto aviador nicaragüense.