martes, 28 de octubre de 2014

FIN DEL TRATADO CANALERO POR NICARAGUA: EL ANUNCIO OFICIAL DE CHARLES MEYER Y SOMOZA DEBAYLE

Y  DESPUÉS DE CHARLES MEYER ¿QUÉ PASARÁ EN NICARAGUA? En: Extra, No. 99. Managua, 19 de Julio de 1970.
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Meyer, de gafas. Platicó con representativos de todos los sectores políticos de tradición. Con algunos en secreto.
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Mr. Charles A. Meyer, Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Latinoamericanos cerró un capítulo de la Historia de Nicaragua al anunciar conjuntamente con el Presidente de la República de nuestro país, General Anastasio Somoza Debayle, la abrogación del Tratado suscrito en Washington, Estados Unidos, el 5 de Agosto de 1914, por el Ministro Plenipotenciario General Emiliano Chamorro y el Secretario de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica, William Jenning Bryan, y abrió una interrogante geopolítica sobre el Río San Juan, la principal arteria pluvial de Nicaragua.

MR. CHARLES A. MEYER, Srio. de Estado Adjunto de EE.UU.
Después del paso de Charles Meyer por nuestro país y la actuación del Sr. Malcolm R. Barnebey, Encargado de Negocios a. i. de los Estados Unidos de América en Nicaragua, año-70, ¿qué destino se le reserva a aquél río, descubierto en 1523 por Ruy Díaz quien fue a la vez su primer explorador?

La opinión pública de Nicaragua, ha abierto al ojo de la conjetura, lo que realmente puede suceder y soslaya que después de Meyer quedar al arbitrio de la política del régimen del General Somoza Debayle, si las fuerzas vivas de la Nación, no apuntalan su fuerza de vigilancia sobre el río, pretensiones y negocios turbios, que bien pueden surgir dentro del criterio doméstico o de las influencias de quienes pretenden sentar soberanía y ensuciar sus aguas con mixturas extrañas.

LO QUE SE HA PENSADO

Aún antes de que el 14 de Julio de 1970 se firmara la abrogación del oneroso tratado, en los círculos gubernamentales y en las esferas diplomáticas, se estaban trazando planes, para buscarle un nuevo matrimonio político al Río San Juan.

No hará dos años Costa Rica anunció que tenía derecho al río, y manifestó que todo intento de canalización, sería seguido con interés por ellos. Fue más largo aún, cuando oficialmente se anunció que existían negociaciones entre Nicaragua y Costa Ricas para llevar a cabo la obra enfatizó que no permitiría quedar de parte afuera.

Recientemente se formó una Comisión Bipartita integrada por ambos países con el objeto de hacer un estudio sobre tal problemática. La integración de dicha Comisión ha despertado suspicacia de los elementos adversarios al régimen y aún de los que contemplan el caso desde un punto meramente imparcial, basado en la temática jurídica, y han dado un voto negativo al experimento.

Los círculos políticos estiman que nuevamente el trust Somoza, lo único que pretende con canalizar conjuntamente con Costa Rica, el Río San Juan usando como excusa viable el Laudo Cleveland, que permite a la vecina nación del Sur, navegar en aguas del río 5 millas abajo del Castillo de la Inmaculada Concepción, es permitir a la familia gobernante abrir mejores caminos de explotación a las propiedades que posee en la costa sur del Gran Lago y la ribera del río.

En tiempos de don Luis Somoza, el Gobierno de Costa Rica, pretendió abrir un corredor geográfico hacia el Gran Lago, que permitiera a las provincia del Note de aquel país, ganar las riberas del Cocibolca, y por medio de un sistema de “Ferry Boats”, exportar sus productos hacia el resto de los países centroamericanos, vía Granada-Carretera Panamericana.

La propuesta no fue del agrado del Ing. Somoza y la hoja de las negociaciones se dobló.

OTROS PROYECTOS

No hace mucho, el Río San Juan volvió a ponerse de moda. Aquella prenda fluvial estuvo en juego de intereses nuevamente. Hubo noticias en el sentido de que el millonario Arias, de origen panameño y el Presidente Somoza Debayle, habían discutido informalmente la canalización del San Juan. Los órganos oficiales de divulgación se hicieron algún eco de ello pero después callaron. Al parecer el proyecto falló en casi todos sus puntos.

Cuando el General Somoza Debale, visitó el Japón, durante breves días se filtró la noticia sin confirmación de que él había hablado allá, con Hirohito, de un plan similar al propuesto por Arias de Panamá.

La noticia no fue confirmada oficialmente, pero muchos decían que cuando el río suena piedras lleva. No era injustificada la alarma, porque si aquella vía fluvial había sido enajenada en cierta ocasión, aquellos que mantenían ahora como emblema que no existían las soberanías absolutas, no podrían realizar operaciones de tipo tal vez más legalista y menos atemperadas con el utis poseditis juris.

La historia del cercenamiento de nuestro territorio podía seguir, tal como ocurrió con la pérdida de la provincia de Guanacaste, en la década de 1821 a 1830; Providencia en virtud del Tratado Meneses-Esguerra  y el obsequio del Territorio en Litigio a Honduras en virtud del Fallo de la Corte Internacional de La Haya.

PERO HAY ALGO MÁS

Priva dentro del criterio de la ciudadanía, que la abrogación del Tratado Chamorro-Bryan, fue una concesión de los Estados Unidos. El Tío Sam comprendió al cabo de 54 años, que dicho convenio no les importaba mucho, y que era fácil hacerlo en entrega inmediata.


La forma en que se llevaron a cabo las negociaciones, sin mayor esfuerzo por parte de Nicaragua, y  con la menor resistencia de Estados Unidos son suficiente base para hacer explotar la política, y poner en órbita, tal vez una teoría no muy cierta  pero si factible, de que Estados Unidos quieren quedar bien con Somoza. Para quienes giran alrededor de sus círculos concéntricos, eso es una realidad, y piensan que Meyer es un alguien que trajo en su mochila un visto bueno para el gobierno actual, envuelto en una sonrisa complaciente de Nixon.


El acto de abrogación marca una fecha memorable, pero, fue según elementos ajenos a la política, una zarzuela de propaganda, tal como se realizó en el Salón de las Banderas de Casa Presidencial, donde la mística del somocismo, hizo patrimonio de algo muy significativo para el pueblo de Nicaragua. 

domingo, 26 de octubre de 2014

CÓMO MURIÓ JULIO ALONSO LECLAIR. Por: Jesús Miguel Blandón. En: Oposición, No 11. 1963.

CÓMO MURIÓ JULIO ALONSO LECLAIR. Por Jesús Miguel Blandón. En: Oposición*, N° 11. 1963.

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(Matagalpa, 1910 - 1961)

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REZANDO AL DR. ARGUELLO

Difícilmente se hubiera podido alguien imaginar, allá por los días del 40, que aquel sereno profesor que daba clase en la Escuela de pueblecito segoviano de San Ramón, se convirtiera por más de 15 años en una pesadilla para la familia del dictador Somoza. Julio Alonso Leclair se aburrió al fin de dar clase, y se matriculó en la Academia Militar, que en ese tiempo era regentada por los yanquis. Así fue como Alonso salió en la segunda promoción de cadetes, y su diploma lo firmó la Misión Militar Norteamericana. Corría el año 47, y ya se vislumbraba en el panorama nacional, la fatal influencia del General Anastasio Somoza García; el día del golpe de estado, Julio Alonso no se presentó inmediatamente a la Comandancia de Matagalpa, sino que mandó al Dr. Narciso González a ver si sus compañeros oficiales lo habían hecho; el Dr. González vino a decirle que se presentara inmediatamente pues solo él faltaba.

A los pocos meses se planeó un movimiento en que tomarían parte los que respaldaban al gobierno constitucional del Dr. Argüello. Alonso, que era comandante de Boaco, se puso en contacto con los elementos opositores del Dr. Artiles. Él se tenía que levantar con todos los guardias que se hallaban bajo sus órdenes, llevarían así mismo todas las armas que tuvieran y el Dr. Artiles les proporcionaría la gente que los acompañaría. El movimiento estaba sincronizado con otros en Matagalpa y otras guarniciones del país.

TRAICIONADOS

Aquella tarde, en un camión manejado por el oficial retirado Julio Tapia, se paró frente al cuartel de Boaco. Alonso y sus guardias más allegados montaron en él y cogieron rumbo al empalme con la carretera a Managua. Al llegar vieron que no estaba ni el Dr. Artiles, ni la gente que vendría de Matagalpa para tomar la Aviación de Managua. Al poco tiempo de estar allí supieron que los conjurados en Matagalpa habían entregado el movimiento. Viendo que ya no podía volver a Boaco, Alonso ordenó a sus guardias, que regresaran al cuartel y que dijeran que habían sido llevados engañados por él (comenzaba a tener aquella preocupación por sus subalternos que siempre lo caracterizó, y que muchos años más tarde sería la causa de su muerte).

Ya solo, se mantuvo escondido en una finca por un tiempo, luego llegó a Managua y estuvo oculto durante un año en casa de su esposa Doña Luz Marina García de Alonso, hasta que salió clandestinamente del país en compañía de otro conjurado. Toño Orué; fueron sacados por el Dr. Francisco Navarro. Llegaron a Honduras donde los recibió don Toribio Tijerino (recientemente fallecido); allí, en su hacienda trabajaron durante mucho tiempo; luego don Toribio los mandó a Costa Rica donde inmediatamente ingresaron en la Legión del Caribe. En tierra costarricense se dio cuenta de que el jefe de los exiliados, Rosendo Argüello, dilapidaba los reales del movimiento por lo que decidió hacer un incursión solo en Nicaragua. Cargaron un yipón (sic) pero Argüello se opuso y los denunció y fueron apresados en la frontera; pasó un mes prisionero y luego fue deportado a Guatemala.

ENTRENÓ A LOS DE LUPERÓN

En Guatemala entrenó a los legionarios que iban a luchar contra Trujillo, en República Dominicana y que caerían muertos en Luperón. (Teniente Ramírez, etc.)[1]. Luego se vino a El Salvador donde trabajó mucho tiempo en un beneficio de café, y luego en la Casa Bengoa. “En ese tiempo, nos dice su esposa, nos mandaba dinero a mí y a mis hijos, y hasta se llevó a Julio César (el hijo mayor), que estuvo un año con él en la capital salvadoreña”. Después vino la muerte del General Somoza; en las declaraciones Cornelio Silva dijo que se había conectado en El Salvador con Alonso, quien le había dicho que llegara a Matagalpa, que su esposa le entregaría una carta en clave, y que le daría dinero. Esto dio lugar a que la señora Alonso fuera hecha prisionera y sufriera la crudeza de esos días aciagos.

LA MUERTE DE RAUDALES

Alonso pasa después a Honduras; en la captura del avión en Miami estaban complicados Rivas Gómez, Alí Sálomon, Ubilla Vaca, Manuel Gómez, Alonso y Raudales. Al ser apresados algunos compañeros en Olancho, Raudales y él se fueron nuevamente a los cortes de las haciendas de Dn. Toribio Tijerino. Poco después se meten a territorio nicaragüense con Raudales en la jefatura y él como segundo jefe. Allí venía también Manuel Baldizón, quien al ver caer al viejo jefe sandinista cargó con él hasta ponerlo fuera del alcance de la Guardia (Batalla del Corozo) Baldizón y Alonso Leclair le dieron sepultura en el corazón de la montaña. Participó luego abasteciendo a los muchachos del Chaparral, (donde murió Baldizón); y después hizo numerosas incursiones en compañía del también general sandinista Heriberto Reyes. Se tomaron muchos pueblos de la frontera, y siempre Julio Alonso cuidó a sus hombres como un padre severo pero cuidadoso. Hasta cuentan que un día escapó de perder la vida en Santa Clara, pues por estar curando a un guardia malherido, por poco los sorprende el grueso de la patrulla.

Quizá el combate que se le dio más publicidad fue al de la toma del pueblo de Susucuyán; allí capturaron al ciudadano norteamericano Mir. Capps a quien llevaron como rehén por varios días.

EL PACTO DE LOS GUERRILLEROS

En 1959, los principales revolucionarios nicaragüenses, Indalecio Pastora, Hernán Argüello, Julio Alonso Leclair y Heriberto Reyes hacen pacto para luchar juntos y de manera sincronizada, en un afán de botar de una vez por todas a la dictadura (de este pacto se dio cuenta personalmente el que escribe).

Desde Honduras manda Julio Alonso, la que sería su última misiva llena de amarguras, a su hijo Carlos; (nosotros tuvimos oportunidad de verla personalmente), en ella le decía más o menos lo siguiente: “Tu mamá tiene razón al decirte que no te metas en política; la gente no corresponde; estudia y después haz de tu vida lo que mejor te convenga. He luchado mucho y me siento que he perdido todo, que vivo perseguido y fuera de la ley, cualquiera se puede ganar un buen dinero entregando mi cabeza. Aquí soy poco menos que m…; me siento fracasado como padre y como patriota pero jugaré mi última carta”.

Llevose a cabo el plan de unión. Indalecio Pastora apoyó el golpe de Jinotepe y Diriamba. Alonso y Reyes penetraron a Nicaragua por Las Trojas y Teotecacinte, (eso fue en Noviembre). Cuando su hijo viajó a Honduras no lo encontró. Al fallar el golpe de Carazo los guerrilleros intentaron tender una emboscada a Luis Somoza, que iban a la frontera a entregar el territorio en Litigio, pero después consideraron que no iban a ser apoyados por el pueblo, que creerían que le estaban haciendo el juego a los hondureños, y además porque la gente que le había prometido el frente interno como siempre, nunca llegó.

MURIÓ SALVANDO A SU GENTE

Una mañana llegó el Pelón Alonso (como cariñosamente le llamaban) con sus hombres a una choza abandonada; mandaron a un muchacho a buscar comida. Ya iban de regreso a Honduras, cansados de esperar los refuerzos que nunca llegaban. Iban allí Enrique Montoya, Gustavo Vílchez, Jesús Ló, Lenín Frixione y muchos más. El muchacho que busca la comida fue capturado por un pelotón de la Guardia y se le obligó a llevarlos donde estaban todos los rebeldes. La guardia cercó la casa; en el infernal tiroteo murieron muchos (entre ellos Jesús “Chuno López” que se acababa de bachillerar en el Instituto de Matagalpa), otros fueron capturados. Alonso logró abrir una brecha y huyó con vario de sus hombres. Iban con él, Julio Velázquez, Montoya, Vílchez. Llegaron a un lugar llamado El Guano; como vieran que la Guardia los seguía de cerca Alonso ordenó a su gente que se adelantara mientras él los protegía con su ametralladora. Al principio hubo protestas pues todos eran muchachos valientes, pero ante la decisión de su jefe aceptaron.

Velázquez logró salir; Montoya y Vílchez fueron tiroteados. En cuanto a Alonso Leclair, cuando los guardias dejaron de disparar su cadáver estaba irreconocible. Lo habían masacrado completamente. Ellos mismos no estaban seguros de que era él, porque el comunicado oficial decía “un individuo recio, rubio, que parece ser el conocido aventurero Julio Alonso…”.

El día que murió el guerrillero, se sentía en Matagalpa una atmósfera de tristeza. Todos cifraban grandes esperanzas en el Pelón; tantas veces había buscado la muerte que parecía imposible que hubiera muerto. Ese día yo, vi llorar a varios hombres que lo conocieron, a muchos muchachos que lucharon a su lado y hasta los que no le conocimos más que de oídas, sentimos como si hubiera muerto una parte de la patria.

Alonso había adquirido gran prestigio en La Habana y Centroamérica, como gran táctico y estratégico, experto en guerrillas; hasta el día de su muerte nunca le habían matado un hombre. La Radio Cubana le dedicó programación especial; lo mismo que la colonia nicaragüense de EE.UU., El Salvador y resto de Centroamérica.

Había terminado para los Somoza una pesadilla de 15 años. 
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[1] Nota de Redacción del Blogspot: Los héroes nicaragüenses muertos en la acción  de Luperón, fueron los Tenientes ex G.N.,  Alejandro Ramírez y Alejandro Selva. También participó y sobrevivió el nicaragüense José Félix Córdoba Boniche.

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* Oposición, Semanario impreso en la Imprenta Democrática. Publicado por primera vez en el año 1962. Sus Directores-Redactores: Rolando Avendaña Sandino y Jesús Miguel Blandón. Lema: Primer Semanario Político del País.

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sábado, 25 de octubre de 2014

"EL CENTROAMERICANO ESCAPÓ DE DESAPARECER DEL ESCENARIO PERIODÍSTICO CUANDO SE PERPETRÓ ATENTADO A PRESIDENTE SOMOZA". El Centroamericano, 29 de Septiembre de 1971.

"EL CENTROAMERICANO ESCAPÓ DE DESAPARECER DEL ESCENARIO PERIODÍSTICO CUANDO SE PERPETRÓ ATENTADO A PRESIDENTE SOMOZA"

En: El Centroamericano, miércoles 29 de septiembre de 1971. No. 15.831
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EL DICTADOR  LLEGA A LA CASA DEL OBRERO ACOMPAÑADO DE SU ESPOSA SALVADORA
FOTO: "CORONA FÚNEBRE", Pág. 28
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Aquella noche trágica

Casi mes y medio pasó su Director como preso olvidado en La 21, mientras se comprobó que Rigoberto López colaboraba en El Cronista.

Esta gráfica que ofreció la Prensa Asociada en momentos en que el Presidente Somoza García era desembarcado de un avión en Panamá, lo muestra todavía en estado consciente, y a su lado está el entonces Embajador allá Coronel Carlos Tellería Orozco. Según la versión del tabloide La Nación de Costa Rica, que fue recogida en la Corona Fúnebre que se escribió en honor del exPresidente fallecido hace 15 años, este entró en estado de coma poco después y su vida ya fue prácticamente artificial.

Hoy 29 de Septiembre se cumplen 15 años de las trágicos sucesos que ocurrieron en la Casa del Obrero de León, durante un baile  que como último homenaje de un programa de festejos se le tributarían al entonces Presidente de la República General Somoza García, por su nueva proclamación como candidato del PLN para un nuevo período presidencial de seis años. Los acontecimientos que tuvieron por autor a Rigoberto López Pérez, quien pagó con su propia vida el atentado que segó la vida del Jefe del Ejecutivo pocos días después de perpetrado ya que los disparos recibidos se registraron a eso de las once de la noche del 21 de septiembre en esta ciudad y murió el 29 en el Hospital Gorgas de Panamá, precipitaron al país a un verdadero caos y a una tremenda e inesperada confusión e inestabilidad de parte de la ciudadanía.

En esta empresa periodística, única que aún sobrevive en Occidente por su propio esfuerzo de independencia y seriedad, el impacto de la muerte del mandatario nicaragüense, acontecida en León, Ciudad Liberal por excelencia, se hizo sentir en toda su intensidad, y casi estuvo a punto de cerrar las puertas que abriera para informar al público lector el 7 de octubre de 1917, lo cual indica que estamos en víspera de entrar a los 55 años de existencia ininterrumpida.

Efectivamente en las horas del espantoso confusionismo y terror que privó inmediatamente después que López Pérez cayera acribillado a balazos no sin antes haber herido de gravedad al Presidente de la República, se quiso sindicar a este periódico, que había editorizado la noche de los hechos con la firma de su Director-Propietario, doctor Rodolfo Abaúnza Salinas, de estar implicado  en el atentado que sumió a León y  al país en una situación indescriptible.

En ese motivo editorial se establecía que la reelección era contraria al proceso de la democracia representativa, que establece la alternabilidad en el ejercicio del poder público.

El timonel de EL CENTROAMERICANO no residía en la casa que ahora habita contiguo al diario, sino que en la casa solariega de la familia Abaúnza Salinas, donde está ahora La Occidental, en el Barrio San Juan.

Como sabía que estaba entre los primeros de la lista de opositores que eran capturados cuando el Gobierno así lo disponía, decidió trasladarse a la casa de su hermano don Gustavo Abaúnza Salinas, cuyo hijo el entonces Bachiller don Ramiro Abaúnza Salinas, era el Jefe de Internos en el Hospital San Vicente, lugar a donde primeramente se llevó al General Somoza García antes de ser trasladado en helicóptero en la madrugada del 22 a Managua  y finalmente a Panamá.

Más que todo el Director de este periódico optó por tomar esa medida por el temor que al ser capturado pudiera sufrir atropellos su anciana señora madre, su señora esposa  y su hijo de un año de edad.

También los varones asistentes al Baile del 21 de Septiembre en la Casa del Obrero, fueron detenidos y rindieron declaraciones sobre los sucesos que de la noche a la mañana conmovieron al país hace quince años. 

Estando allí a eso de las cuatro y media de la madrugada del 22, fue capturado por una patrulla comandada por el Mayor Barquero y a la cual guiaban los civiles Morgante Irías y Orión Padilla Ramírez, siendo llevado al Comando G.N., en un enorme jeepón, como único prisionero, a esa hora. Allí vió el periodista a los centenares de hombres y mujeres que estaban prisioneros en el Parque Central, todos ellos asistentes al Baile en la Casa del Obrero.

Decenas de mujeres concurrentes a la Fiesta Trágica en la Casa del Obrero hace ya quince años, hacen filas y declaran sobre los hechos en el Parque Central de León, en la mañana del 22 de Septiembre de 1956. 

Cuando el director de El Centroamericano entraba al portón del antiguo Comando, hoy Comunicaciones, vio a dos hombres con múltiples perforaciones en el cuerpo y cara y casi completamente desnudos, tendidos a la derecha del portón. Eran hombres flacos y estaban pasconeados a balazos

Uno de ellos, el que estaba hacia la izquierda, tenía un balazo que le vació el ojo. Ese supo después que era Rigoberto López Pérez; el otro era un barbero de la Peluquería “La Selecta”. Cuando el periodista prisionero preguntó a los militares allí presentes quiénes eran ellos, le manifestaron: “Son de la Casa del Obrero…”.

El segundo piso del Comando G. N., estaba profusamente iluminado. Allí se tomaban declaraciones a hombres y mujeres; abajo circulaban militares con trajes camoufleados (sic). Al ser conducido al segundo piso, bajaba en esos momentos un militar bastante moreno, quien dio órdenes de que Irías Santiago lo condujera en el jeepón a La 21.

En la cárcel fue registrado y conducido al segundo patio a donde sólo encontró a unas pocas personas detenidas con anterioridad, entre ella don Adolfo Chamorro Barillas, doctor Eloy Guerrero S., don Gustavo Lacayo Pallais, el chofer Felipe Pérez y otros de los organizadores del Baile de la Casa del Obrero; a esa hora centenares de reos comunes se hallaban durmiendo dentro de las celdas”.     

NOVEDADES REPRODUJO CRÓNICA DE "EL CENTROAMERICANO"


Políticos serviles y malquerientes de “El Centroamericano”, dijeron en el Comando que López Pérez era asiduo visitante y colaborador literario de las páginas de éste periódico en su sección Verso y Alma.

En las primeras horas del 22 de Septiembre se constituyeron cinco militares en el diario para proceder a leer detenidamente las colecciones que se mantiene empastadas desde el mes de Septiembre de 1952 en que asumió la jefatura y responsabilidad el doctor Abaúnza Salinas. Pero fue infructuosa la búsqueda del material comprometedor que hubiera significado la desaparición de ésta empresa independiente y liberal de ideología.

PROCEDEN CONTRA “EL CRONISTA” CERRÁNDOLO Y ENCARCELANDO AL DOCTOR CORRALES

Comprobado que “El Centroamericano” no era el diario donde López Pérez hubiera colaborado y expuesto su pensamiento en los días previos al atentado contra el primer mandatario de la nación, la Seguridad tuvo denuncia de que frecuentaba el local del diario somocista “El Cronista”, cuyo director era el doctor Rafael Corrales Rojas, a la sazón también Notario del Banco Nacional de Nicaragua e íntimamente identificado con la familia gobernante.

DR. RAFAEL CORRALES ROJAS

La edición que lanzó el diario “El Cronista” es la más completa y veraz de la noche trágica de la Casa del Obrero, pues el Doctor Corrales Rojas, estaba mostrando precisamente el ejemplar de su diario que en aprobaba (sic) y alentaba con entusiasmo la proclamación del General Somoza García, quien sostenía entre sus manos un ejemplar del periódico, cuando se oyeron los primeros disparos que el periodista Corrales Rojas dijo creyó se trataba de triquitraques en un principio.
Cuando la Seguridad procedió a leer con detenimiento las colecciones de El Cronista, el diario leonés que don Gustavo Prado (GAP) fundó en esta ciudad en 1915, encontraron una serie de artículos en verso y prosa escritos por el poeta Rigoberto López Pérez, inclusive uno de ellos dedicado a su Maestro de primeras letras el Poeta y Profesor Octavio Quintana González, quien sufrió larga prisión en La Aviación de Managua.

El Director de El Cronista, pese a ser un amigo incondicional de la familia gobernante, fue inmediatamente encarcelado y se procedió a desmantelar su periódico, cuyas maquinarias fueron conducidas a las bodegas del Banco Nacional de Nicaragua, Sucursal de León, que le había otorgado un préstamo con garantías de las mismas.

El caso del doctor Rafael Corrales Rojas es bien conocido de todo el país, ya que el dio aviso a las autoridades y al propio Somoza García de que el poeta López Pérez abrigaba malos designios contra el Jefe del Ejecutivo. Pero nadie le hizo caso hasta que sobrevino la tragedia y él fue objeto de graves torturas que le causaron la muerte, poco después de que se le dio libertad tras larga detención en la Casa Presidencial.

Así dejó de existir El Cronista que el doctor Corrales Rojas mantuvo como un vocero del somocismo y no desapareció “El Centroamericano”, que tuvo que someterse a larga censura después de que el 28 de Octubre de 1956 fue puesto en libertad el doctor Rodolfo Abaúnza Salinas, por gestiones que realizó la SIP por intermedio de Jules Dubois, quien probó ante el Presidente Luis Somoza, era que un reo olvidado y contra el cual jamás existió proceso alguno de parte de las autoridades militares.



(Para mañana un reportaje acerca de cómo el Embajador Thomas E. Whelan respaldó el continuismo de la familia Somoza en el poder, prohibiendo que se perpetrara un baño de sangre. La verdad cuando el Pdte., Somoza, moribundo, le dijo a Whelan: “Esta vez me atraparon, Tom”. (This time got me, Tom).

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