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domingo, 26 de abril de 2015

POR PRIMERA VEZ EN 140 AÑOS, UN AUTÉNTICO ESCUDO DE NICARAGUA. En: La Prensa, 30 de Agosto de 1969.

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Escudo Nacional de Nicaragua, cuyas especificaciones técnicas y el dibujo respectivo, fueron  elaborados por el  Dr. Eduardo Pérez-Valle. "Ley Sobre Características y Uso de los Símbolos Patrios" publicada en La Gaceta, Diario Oficial del viernes 27 de agosto de 1971. Edición No. 194. Año LXXV.
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    El historiador Eduardo Pérez-Valle nos ha dado las siguientes declaraciones:

     He leído con todo interés las diversas publicaciones que han aparecido en LA PRENSA en torno al Escudo de Nicaragua, las cuales revelan cierta inconformidad de estimables personas con la adopción del nuevo dibujo realizado por mí.

     Me parece oportuno ofrecer las siguientes explicaciones:

     1º) Que no se trata de reproducir el escudo que se usaba en tal o cual fecha, sino de interpretar fielmente y con atención a las reglas del arte y de la heráldica, el decreto creador del escudo actual, de 5 de septiembre de 1908, que a su vez copia el de la Asamblea Federal, de 21 de agosto de 1823.

     2º) Ambos decretos citados fijan las características del escudo sólo en sus líneas generales, sin entrar en detalles. Además, son meras descripciones asistemáticas, que dejan casi todo a la interpretación que de ellas quiera hacerse; muy al contrario de lo que hubiera ocurrido de haber sido concebidas y redactadas de acuerdo a las normas unívocas de la heráldica.

     Debido a la vaguedad de las descripciones es que se ha engendrado el desorden de que todos nos asombramos y condolemos. En heráldica no se concibe la existencia de un elemento (superficie, figura o accesorio) del que no estén determinadas la posición, la forma y el colorido. En cambio en los decretos de que hablo, no se dice, por ejemplo, de qué color debe ser el cielo, los volcanes o el mar. De ahí que cualquiera pueda pintar el cielo amarillo, rojo o celeste; los volcanes azules, verdes o grises; el mar verdoso, azulado o crepuscular; y todo sin contravenir los decretos, que nada dicen al respecto.

     Ahora quizás pueda comprenderse que mi preocupación principal haya sido hacer avanzar el diseño de nuestro escudo lo más fuera posible hacia la adopción de formas heráldicas, a través de la estilización de las figuras, la simplificación del colorido y  la acentuación de los contrastes para la fácil apreciación de los elementos; miras que considero se han alcanzado en alto grado con el nuevo diseño.


     Ya se había logrado algo en este sentido con un dibujo anterior, también realizado por mí, en circunstancias que luego explicaré; mas el indebido respeto a normas heráldicas inexistentes produjo un fruto entumecido y raquítico, de un estatismo desconsolador, muy inferior al que ahora hemos cosechado.

     3º) Ninguno de los decretos menciona sol. Lo que quiere decir que la única fuente de luz en el escudo es el gorro frigio. Esto explica por qué los volcanes reciben luz, unos de la derecha, otros de la izquierda, según su posición respecto del gorro, que está en el eje.

     4º) Por otra parte, la frase “que los cubra” (a los volcanes) es bien clara para indicar que el arco debe verse de extremo a extremo (de pie a pie), abarcando los cinco volcanes; y no esbozarse apenas, relegado y mínimo, siendo por demás, un elemento de tanto colorido  y valor decorativo. Esa disposición marginal no es más que un recurso fácil para simplificar la labor del dibujante. Hay que dar al arco iris todas su integridad y sacar partido a su belleza y colorido. Así  lo comprendió el desconocido y lejano intérprete del decreto federal, que lo puso cubriendo desde el primero hasta el último volcán.

     5º) Las supuestas leyes heráldicas que en ocasiones se han citado para imponer normas rígidas al diseño del escudo, investigadas, resultan ser un mito:

     a) Lo de que las figuras, el gorro frigio entre ellas, debían estar vueltas hacia la diestra del escudo, “pues de lo contrario significan bastardía”, no reza con las figuras heráldicas propiamente tales, sino con el yelmo o celada (que es un accesorio de las armas, un timbre de caballeros); esta ley no tiene, pues relación con el gorro frigio ni con el Escudo de Nicaragua.

     b) Lo de que no existe perspectiva en heráldica, por lo cual los volcanes deben aparecer todos de igual tamaño, también es falso. Los ejemplos al respecto son abundantes. Para no salirnos de lo hispánico, bástenos comprobar la existencia de perspectiva claras y patentes en las armerías regionales y provinciales españolas.

     Hay perspectivas en los escudos de Ávila, Bilbao, Cádiz, Ciudad Real, La Coruña, Granada, Guadalajara, Málaga y Santander.

     Ahora bien, si la hay, ¿por qué no usarla para imprimir dinamia y realismo al diseño? Así lo hizo el primitivo intérprete del decreto federal, y puso sus volcanes en perspectivas; y así se había hecho siempre entre nosotros, mientras que no se inventó la pretendida ley.

      c) Otra de las supuestas leyes que bien vistas resultan absurdas, ésta de orden simbólico, es la de que el mar debía ser de líneas rectas horizontales, inmóvil (congelado, diríase), para simbolizar “la tranquilidad de las aguas del progreso por las que bogan nuestras repúblicas”. No obstante, toda la heráldica está llena de mares ondulantes; no hay uno solo mar muerto.

     Así, aparecen ondas alternas de azur y de plata en las armas de Alicante, Bilbao, Logroño, Málaga, Orense, Palma de Mallorca, Pontevedra, San Sebastián, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Salamanca y Zamora.

     Hay, pues, que devolver al mar sus ondas. Si lo privamos de su elemento más característico, las ondas, el movimiento, la fuerza, deja de ser mar, ni siquiera laguna, se convierte en un charco.

     d) Por otra parte, no hay nada que obligue en heráldica a que el horizonte o el límite del mar sea siempre una línea recta. Bellos ejemplos a este respecto hay en las armas de Alicante, Orense y San Sebastián. Pero he dejado la línea recta, y las ondas comienzan debajo de ella.

     6º) En la extensa lista de escudos mal dibujados, raros o desajustados que se publica en LA PRENSA del 26 de agosto, faltan dos, que me parecen  muy importantes: el que apareció en la moneda conmemorativa del Centenario de Rubén, que ni siquiera es un triángulo equilátero, sino isósceles; y el que figura en el papel sellado en uso actualmente en toda la República. Este último fue dibujado por mí, basado en instrucciones muy precisas de respetar un antiguo diseño, pero aplicando la famosa “ley” de la “no perspectiva y eliminando una especie de palo lucio que aparecía sobre el tercer volcán, y en cuya punta estaba ensartado el gorro, como un trofeo; el resultado fue una extraña isla con cinco volcanes idénticos.

     7º) En un folleto editado en 1961 hay varios escudos nacionales y cinco de ciudades coloniales. Los dibujos fueron ejecutados por mí, con instrucciones específicas.

     Los de Nicaragua bajo el imperio de las “leyes” de “no perspectiva”, “no ondulaciones marinas”, etc. Afortunadamente esa publicación no fue sino un esfuerzo, bien intencionado quizás, como indudablemente lo son las preocupaciones del estimado Sr. Pérez Palma, pero, bien mirado, no revestía ningún carácter oficial ni definitivo, como parece considerarlo el distinguido profesor Maltez.

     Ahora bien: si sabemos que las famosas “leyes” heráldicas no existen, ¿cómo seguir acatándolas? Sí podemos mejorar las calidades de nuestro escudo, respetando las leyes creadoras, tan vagas y poco definitorias, mejorémoslas.

                       E. PÉREZ-VALLE

   Managua, 29 de agosto, 1969 





lunes, 26 de mayo de 2014

A propósito de lo que debemos enmendar... 

TRAPOS ARRIMADOS A LA BANDERA NACIONAL

Por: Eduardo Pérez-Valle hijo.

Harapos de Bandera Nacional son los que a diario observamos los capitalinos ondeando en sitios públicos. Los símbolos patrios son inherentes a la condición ciudadana, son parte de la exaltación y el orgullo patrio. A veces las autoridades de gobierno disponen banderas con fines de expresión estética. En ese estado las cosas se hacen manifiestas la ignorancia cívica y de la ley misma, que desde el año 1971 se elaboró para observarla y cumplirla.

Un poco de historia nos remonta al año 1969, en el cual, el Gobierno, a través del Ministerio de Gobernación, le solicitaba al Dr. Eduardo Pérez-Valle, miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua: “una interpretación fiel de los símbolos patrios, conforme la letra y el espíritu del Decreto Legislativo de septiembre de 1908”.  En el año de 1971, dos años después, se aprobaba por coincidencia numérica, el Decreto 1908, en La Gaceta, Diario Oficial.

Dice la ley en su Arto. 6: “La Bandera Nacional deberá ser izada diariamente en Casa Presidencial y en todos los Cuarteles de la República, con los honores correspondientes”. El Arto. 5: “La Bandera Nacional deberá ser izada a las 6: 00. a. m. y arriada a las 6: 00. p. m.

A través del tiempo, ha podido constatarse la falta de observancia en las diferentes sedes donde hubo desempeño y, realizan labores, los elegidos como Presidentes de la República. Los regímenes hacen de las suyas, algunas veces la bandera ondea raída, en otras llega a jirones; las dejan ante las inclemencias del tiempo, y no menos, azotadas por la succión y la languidez del erario público.  

Durante el Gobierno del ingeniero Enrique Bolaños, la gigantesca Bandera izada en la Casa Presidencial permaneció perforada, con un hoyo descomunal entre las dos franjas azules y la franja blanca, ésta última, interpretada como símbolo de pureza e integridad.

La Bandera Nacional izada en  diversos edificios de Empresas Privadas parecen los jirones de cualquier trapo de limpieza. Cualquier embozo de significado o naturaleza mercantil, divulgador de marca, o trapo-bandera de algún “saca pecho” del capital acumulado, tiene asta y flanquea nuestra Bandera Nacional, por lo general “igualado” a la misma altura de la Divisa Nacional.

Respecto a las características de los símbolos patrios hay total desmedro, cada institución privada con deseo de tener bandera, paga al “mantero-publicista”, el diseño que brota de la imaginación más retorcida. Ahora, en este país-aldea, todos hacen de “creativos”, elaboran “composiciones de arte” con el escudo nacional.  

Ocurre en las oficinas de los banqueros, de las transnacionales que venden agua carbonatada, los expendedores de salsas embotelladas y baterías de lámparas mano, las sedes de los Gobiernos Locales, en fin, en instituciones públicas y privadas. En la mayoría y en contadas excepciones, el Escudo Nacional de la Bandera Patria no alcanza, ni siquiera el dibujo de un antojadizo muchacho de colegio primario. El istmo es un islote. El Gorro Frigio o Gorro de la Libertad, sostenido por un palo ensartado en el volcán central. El arco iris escondido en el ángulo superior reducido a su mínima expresión. Los colores fueron pasados por químico blanqueador de ropa. El escudo no guarda estricta proporción con las dimensiones que la ley establece.

En todo este asunto ¿qué le correspondería al Ministerio de Educación Pública, siendo esta institución la más importante para la enseñanza cívica? La ley LE OBLIGA a velar porque se cumpla en todos los centros de enseñanza el Arto. 28: “En todos los Centros de Enseñanza de la República, nacionales o particulares, se rendirá culto a la Bandera Nacional. El día lunes de cada semana, antes de iniciarse las clases, los cinco alumnos que hubiesen distinguido por su aplicación y conducta en la semana anterior, izarán el pabellón de la República en el lugar de honor del Centro, y todos los alumnos cantarán el Himno Nacional”.

El citado artículo concluye: “Al concluir las clases el último día de la semana será arriada la Bandera Nacional con los mismo honores y por los mismos alumnos. Los Directores o Profesores que no diesen cumplimiento a esta disposición serán sancionados”.

Volvamos al asunto de las abundantes banderas en harapos. El Poder Ejecutivo, según el Arto. 34, “dispondrá la confección de diecinueve (19) banderas de tela de seda con las dimensiones, colores y Escudo conforme se definen en la presente Ley. Estas banderas servirán de patrón y se entregarán para tal fin como sigue: Poder Legislativo; Poder Ejecutivo; Poder Judicial; Poder Electoral; Ministerios de Estado; Academia de Geografía e Historia; Archivo General de la Nación; Museo Nacional; Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua; Universidad Centroamericana”.

Sabemos que el aumento de la burocracia estatal está relacionado al surgimiento de nuevos ministerios, entes autónomos, programas adjuntos, apertura de nuevas embajadas y consulados, etc., habrá entonces que variar el antedicho artículo, y en ese interés de cumplir con la Ley, no debe olvidarse las facilidades concedidas por el asombroso avance de las técnicas del diseño gráfico, en donde cada ordenador del creativo empresarial está obligado a poseer la “plantilla” o el diseño cabal del Escudo Nacional.

Al Director de Cultura le corresponde, en buena parte, estudiar, actualizar y divulgar la Ley; a tal fin puede o debe buscar el apoyo de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua con sede propia en el Instituto Nicaragüense de Cultura (INC), en el antiguo Palacio Nacional.

Hay vehículos del Estado que andan la Bandera Nacional grabadas a la par del número de las placas. Ese Escudo Nacional viaja del timbo al tambo, acompaña siempre al “digno representante de la Patria”, en días de trabajo como días francos, donde el distintivo no separa los festivos y etílicos; el Escudo es la señal visible de algo que llaman inmunidad, que no es otra cosa que la desigualdad entre los ciudadanos.

Lo anterior ocurre hasta con los superlativos abogados de la Corte (Suprema) de Justicia, ellos llevan placas con Bandera y Escudo Nacional; el Legislador y los Soberanos Jueces violan el Arto. 25 de la Ley: “No debe estamparse leyenda de ninguna clase sobre la Bandera Nacional, ni usarse en forma que signifique anuncio. No deberá imprimirse o dibujarse en bandejas, cojines, servilletas, cajas, etc., destinados al uso comercial”.

Conforme el Arto. 48, se dispone: “El Escudo Nacional deberá figurar en tamaño y material adecuados, en la parte exterior de los edificios que ocupen los Poderes del Estado y demás oficinas a que se refiere el artículo anterior”.

Podrá ser pintado en el automóvil, en la aeronave, barco y vagón ferroviario al servicio oficial del ciudadano Presidente de la República”. Aunque eso del tren, quedó como recuerdo perpetuo, desde que doña Violeta Barrios y su yerno nos dejaran sólo la Locomotora a la entrada del Parque “Las Piedrecitas”.

Hay que suprimir el abuso de poner el Escudo, tal y como se observa en los vehículos del Estado. En el caso de los diputados, la ley sólo les concede, según el Arto. 50, lo siguiente: “Los ciudadanos que conforme a la Constitución Política y demás leyes de la República gocen de inmunidad podrán llevar en la solapa izquierda como insignia el Escudo Nacional, de dieciocho (18) milímetros de diámetro. Debajo aparecerá el nombre del cargo que ostente.

Suficientes, claros y precisos, son los Artículos de la ley referidos eruditamente a las características de los símbolos patrios: Citemos como ejemplo dos incisos del Arto. 44: “g) El gorro de la libertad se trazará sobre la línea del eje o altura del triángulo a 2 centímetros por debajo del arco iris, con dimensiones de 3 centímetros de altura y 2. 5 centímetros de ancho en su parte inferior”. Esto se establece para una Bandera de 1.50 x 2. 50 metros. “h) Los rayos de luz que emite el gorro de la libertad partirán de un punto central situado en éste y sobre el eje o altura del triángulo, a 35 milímetros sobre el horizonte. Se trazarán 45 rayos de 3 grados de anchura, y quedarán entre ellos sectores de cielo de 5 grados; uno de  los rayos bajará perpendicularmente sobre el horizonte”. Y el Arto. 45 ordena: “Siempre que se quiera dar otra dimensión al Escudo Nacional sus elementos guardarán estricta proporción con las que aquí se señalan”.

Al compatriota que está físicamente lejos del terruño, al que ama su procedencia, al que sin poder evitarlo lo invade la nostalgia de la distancia, al que atrapa a su Patria en los recuerdos del corazón y del alma, a ese, no tengo dudas, le importa el orgullo de su Bandera y de su Escudo.

Ojalá que nunca, esa misma Bandera que nunca dejaron caer los patriotas que enfrentaron el esclavismo sureño, filibustero, de William Walker; nuestra bandera, la que décadas más tarde, en 1912 levantó Benjamín Zeledón; la que llegó en relevo histórico y fue enarbolada por los hombres que derrotaron al Ejército invasor de los Estados Unidos en la guerrilla de Las Segovias encabezada por el General Augusto C. Sandino, la que nunca Rubén Darío olvidó y Nicaragua agradecida puso sobre su féretro; ojalá que nunca, a nuestros Símbolo Patrios, los ensucie la inopia, la incuria de quienes creen ser los Prometeos del momento.

Ojalá y nunca nuestra Bandera termine como estampa en piezas de lencería; o nuestro Himno Nacional un día de tantos no suene majestuosamente y de pronto se convierta en un alocado ritmo rapero. En la ley está el rumbo, el Decreto 1908, del viernes 27 de agosto de 1971, en La Gaceta, Diario Oficial, No. 194.

¡Viva Nicaragua, Jodidoooo!

¡Viva el Bóer!




lunes, 5 de mayo de 2014

NO JUGUEMOS CON NUESTROS SÍMBOLOS PATRIOS. Por: Dr. Eduardo Pérez-Valle. En: El Nuevo Diario, sábado 20 de diciembre de 1997.

Nos ha causado honda preocupación conocer la bancarrota, si así puede llamarse, en que se encuentran nuestros Símbolos Patrios. Arbitrariamente, cambian sus características oficinas y oficiales de los Poderes del Estado, principalmente al Escudo y la Bandera; y al paso que vamos no es remoto que un día de tantos oigamos el Himno Nacional con ritmo de cha cha chá.

A nuestra bandera se le da cualquier tamaño sin observar la proporción de 3 a 5 de sus lados, y el color azul, que significa Justicia y Lealtad, va desde un simple celeste al azul de Prusia, siendo así que debiera ser azul cobalto, como está establecido.

En cuanto al Escudo Nacional, lo primero que se altera es la forma del triángulo, poniéndolo con frecuencia isósceles, puntiagudo hacia arriba o achatado, en vez de equilátero (de lados igual, como debe ser).

ESCUDO NACIONAL DE LA REPÚBLICA DE NICARAGUA
Elaborado por el Dr. Eduardo Pérez-Valle 
Otro error es que no se pone el istmo transversal que contiene los 5 volcanes  y separa los 2 mares; muchas veces lo que se exhibe es una isla con los cinco volcanes en medio de un solo mar; una especie de Ometepe de cinco volcanes, o “Macuiltepe”, si se quiere.

Se olvida el significado de los símbolos: el Istmo Centroamericano, antiguo Reino de Guatemala y las cinco Provincias que lo constituían. Al convertir el istmo en isla, se pierde todo el simbolismo y se torna en elemento puramente decorativo. Ese único mar donde reposa la isla “Macuiltpe”, no se sabe cuál es; en cambio, dividido por el Istmo Centromericano, tenemos el Mar del Norte y el del Sur. Los Océanos Atlántico y Pacífico de nuestra geografía.

Las líneas sucesivas de olas coronadas de espuma dan vida, movimiento a ambos mares de acuerdo a la realidad de su existir.

Cubriendo los cinco volcanes se levanta el arco-iris, símbolo de la Paz, cuyo centro se encuentra en el centro del horizonte. Son 7 franjas contiguas de colores, en el siguiente orden, de fuera a dentro: rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo y violáceo, las 3 franjas interiores aparecen íntegras de extremo a extremo, y las 4 restantes son interceptadas por los lados oblicuos del triángulo.

EL GORRO FRIGIO

En el centro del espacio que dejan el arco-iris y los volcanes, se encuentra el gorro frigio, “el gorro de la libertad, esparciendo luces”. Y es de notar que el gorro como figura heráldica se sostiene por sí mismo en el firmamento; no necesita que los sostenga un palo de escoba (que algunos dicen que es una lanza, pero no se le ve la punta) ensartado en el cráter del volcán central. Así, pues, el gorro frigio, sin soporte alguno emite 45 rayos equidistantes, uno de ellos perpendicular hacia abajo; el arco iris interfiere 28 de ellos.

Como decíamos, resulta desastroso que todas las oficinas públicas, empezando por los ministerios, hacen lo que quieren con nuestros símbolos patrios, sin prestar la menor atención a lo prescrito. Así vemos por todos lados la isla de cinco volcanes en vez del Istmo Centroamericano; el arco iris de la Paz, reducido a un pedacito en el vértice del triángulo, o como lo puso INIFOM, con las dos terceras partes de una circunferencia. Construcción y Transporte: una isla de 5 cerros amarillos y un arco iris de tres colores, rojo, amarillo y verde. ¡La Bandera de Bolivia! La sorpresa mayor la tuvimos hace poco, con la puesta en circulación de monedas y billetes que llevan al reverso un escudo falso de Nicaragua, uno de tantos adefesios que no corresponden a lo que debieran ser. En la moneda, el arco-iris es un pedacito con sólo tres bandas, el gorro está descentrado y mal dibujado, los rayos son escasos, y aparecen cinco cerros, no volcanes.

En el billete aparece la isla “Macuiltepe” en medio de un solo mar; los cerros amarillos reciben luz lateral de un sol inexistente y una raya rojiza atraviesa sus bases: encima aparece un gorro frigio descentrado y mal dibujado, dentro de un círculo amarillo rodeado de manchas negruzcas, afuera el cielo es rojizo abajo y celeste arriba, donde aparece un “arco-iris” diminuto de sólo cinco bandas con los siguientes colores: rosado, amarillo y verde. Rodeando este caricato, en un amarillo borroso, casi ilegibles, están los rótulos República de Nicaragua \ América Central. El autor de esa desgracia es “Francois Charles Oberthur”, y responsables nicas el Presidente del Banco Central y el Ministro de Finanzas en 1995.

Pareciera que en Nicaragua nadie sabe ni quiere saber que la ley de 4 de Septiembre de 1908, que ajusta en lo posible el Escudo de Armas y el Pabellón de la República a los que representaban a la Federación  Centroamericana, “en vista de las aspiraciones nicaragüense por el renacimiento de esa Entidad política; y que la Ley sobre las características y uso de los Símbolos Patrios, de 16 de agosto de 1971, actualmente en vigor, se apega a la misma tendencia.

Esta ley, que consta de 79 artículos, contiene las especificaciones que hemos mencionado en este escrito y muchas más. El arto. 72 señala la competencia de los Ministerios de Gobernación, Relaciones Exteriores, Educación Pública  y Defensa en la difusión de los Símbolos Patrios y el cumplimiento de esta ley.

Y  el arto. 73 establece las sanciones a las contravenciones que constituyan desacato o falta de respeto a los Símbolos Patrios.

Por Nicaragua y por su presentación decente y adecuada. 

lunes, 27 de enero de 2014

¡SAN JACINTO! HIMNO DEL DOCTOR LEANDRO GARCÍA. Por: Anselmo Fletes Bolaños. Octubre, 1920.

¡SAN JACINTO! HIMNO DEL DOCTOR LEANDRO GARCÍA. Por: Anselmo Fletes Bolaños. En: La Patria. Ciencia, Literatura, Arte. León, 1 y 16 de Octubre de 1920.Núm. 9 y 10.  Año XXVI. Tomo X.   Director: Félix Quiñónez.

Harold, un colaborador de La Patria, de León, publica en los números 20 y 21 de esta revista literaria, correspondientes al 16 de marzo y el 1º de abril últimos, los himnos nacionales de Nicaragua, Honduras, Guatemala, Costa Rica, El Salvador y México, dejando al lector que juzgue si los centroamericanos pueden en verdad llamarse nacionales. Resueltamente juzgamos que no, una vez que, habiendo Centro América nacido en una sola Patria a la vida independiente, ninguno de esos himnos responde al verdadero sentimiento de la unidad nacional, no importando para el caso –como no debe importar nada –el que estén políticamente separadas las cinco secciones centroamericanas. Aparte de ese defecto capital, tienen otros por los que no merecen el concepto de verdaderos himnos. Harold no publica el himno del joven Salomón Ibarra, himno premiado sólo académicamente, debido a las intrigas de cierto maestro del sonido, que se ha guardado para si el premio material de córdobas que designara el Ministerio de la Guerra, para el autor del himno que, a juicio del Tribunal nombrado al efecto, resultase mejor entre los concurrentes; no lo publica Harold, sin duda por no conocerlo; pero, sin contradecir en lo mínimo nuestra Historia de un concurso literario, que salió en el número 18 de La Patria, no titubeamos en juzgar que el himno de Ibarra tiene aquel mismo defecto capital. Además, no se sabe si los jurados examinadores tuvieron el trabajo de Ibarra por mejor, entre varios malos o regulares, o si por ídem entre buenos.  Y entendemos que un himno deber ser lo mejor de lo bueno, y a que no lo mejor de lo mejor.

¡Los cinco himnos que representa Harold! Con éste creemos que no hay entre nosotros, un himno nacional calificado oficial o académicamente, que merezca el nombre, pues los que se conocen no nos exhiben bien en sentido centroamericano de unidad, ni en el literario.

Pero si no tenemos un himno realmente nacional, sí contamos con dos, que pudiéramos llamar concretos o locales: uno de 1856, de Juan Iribarren, el único poeta granadino, el cual himno es, en nuestro concepto, la Marsellesa nicaragüense, en oposición este juicio al respetable de don Francisco Javier Medina, quien otorga tal calificativo al Alerta a la Raza, notabilísimo trabajo del doctor Santiago Argüello. Es conocido el himno que nosotros llamamos la Marsellesa nicaragüense. El otro es de 1892, compuesto por el doctor Leandro García a la memoria del general don Patricio Centeno, 2º jefe vencedor en el inmortal combate de San Jacinto, librado contra Byron Cole, lugarteniente de Walker, el 14 de septiembre de 1856. Don Pedro Baltodano, artista meridional, compuso la música de este himno, que fue estrenado por la Banda Infantil formada y dirigida por aquel maestro la noche del 14 de Septiembre de 1892, en una velada que se dio en Jinotega.

El autor de San Jacinto debe ser poeta, y el doctor García los, más que muchos que pasan como tales. ¡Y el doctor García no es considerado como versificador siquiera! Cuando las revistas literarias del país –no exceptuamos ninguna –engalanan sus páginas con los renglones cortos, hasta los nuestros!

San Jacinto es un verdadero himno, local hemos dicho; ¿y nacional por qué no? ¿San Jacinto no es acaso la primera acción de armas de que puede legítimamente enorgullecerse el patriotismo centroamericano? ¿No es por ventura la génesis de nuestra segunda independencia? Sin San Jacinto tal vez no se hubieran unido fuertemente contra Walker las cincos secciones de Centro América…

Literariamente hablando, San Jacinto es muy superior a cualquiera de los himnos centroamericanos que publica Harold. Menos extenso que el mexicano, quizás el mejor de la América Hispana –no América Latina—piensa Harold, y se refiere sólo a un hecho, exclusivamente a él; pero la inspiración con que está escrito y el patriotismo nacional que lo impulsa, no son inferiores a la inspiración y el patriotismo que campean en el de la heroica patria de Hidalgo, Morelos y Juárez.

Quisiéramos oír la opinión del ilustrado Harold al respecto.

HIMNO DE SAN JACINTO
A LA MEMORIA DEL GENERAL DON PATRICIO CENTENO

                       ¡Gloria, gloria mil veces al nombre
                       Del egregio, inmortal paladín!
                       Gloria al héroe y al mártir. Loores
                       De la patria al invicto adalid.

                                      I 

                      Negra noche sus sombras tendía,
                      La tormenta bramaba terrible,
                      Y el adverso destino, inflexible.
                      Nos cubría de terno baldón.
                      ¡Cara Patria! Tus santos altares,
                      Por audaz y ruin bucanero
                      ¡Profanados! ¡La muerte primero
                      Que la extraña, la vil opresión!

                                     II

                      En la tierra en que alientan los libres,
                      Es la tierra do puso la planta
                      El marino inmortal que agiganta
                      De los siglos el raudo correr.

                                  Coro

                      En la tierra en que un día brillara
                      El espléndido sol de Castilla,
                      No se infama ni abate ni humilla,
                      ¡Que es preciso morir o vencer!

                                   III

                      Y al combate, veloces volaron,
                      Como nobles leones heridos.
                      Patria mía, tus hijos queridos,
                      ¡Al combate a vencer o morir!
                      Santo fuego enardece sus pechos,
                      Sacro incendio su espíritu inflama:
                      Patriotismo, vivífica llama,
                      Los conduce y arrastra a la lid…

                                  IV

                      Por doquiera la sangre y la muerte,
                      Por doquiera el horror, la matanza,
                      Pero siempre la hidalga pujanza,
                      Pero siempre el heroico valor.

* Ejemplar de la revista "La Patria" en el Archivo Histórico Documental "Dr. Eduardo Pérez-Valle".