domingo, 28 de diciembre de 2014

MÚSICA CON IDENTIDAD NICARAGÜENSE: EL ZOPILOTE, EL ZANATILLO, PERDÓNAME JOVEN...

Discos nicaragüenses

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Nota de Eduardo Pérez-Valle h., Director-Editor del Blogspot:

Esta "ventana" de nuestra Historia abre múltiples recuerdos; los que me pertenecen, en primera persona,  están ligados a Luis Andino hijo, mi recordado excompañero de estudios primarios en el Instituto Pedagógico de Managua, hijo de Don Luis Felipe Andino, talentoso y reconocido músico, autor de la popular y pegajosa canción Dame pozol con leche,  además de empresario de instrumentos musicales y sello discográfico, que también, con buen suceso, ha sido evocado por el ingeniero Orlando Ortega Reyes en su Blogspot: Los hijos de Septiembre.

Don Luis Andino vivió en ese viejo "Centro" de la Managua anterior al terremoto de 1972; su casa era de dos pisos con balcón a la calle, de casi idéntico diseño arquitectónico a la de otro excompañero del Pedagógico y también hijo del afamado músico y compositor nicaragüense: Don Tino López Guerra, me refiero al médico pediatra Constantino José López Rosales, con el cual y junto a los demás chiquitines que cifrábamos siete años de edad, integramos el coro de "Infantil" que en la antigua capilla del Pedagógico cantó la canción  "Nicaragua mía": Que linda, linda es Nicaragua, bendita de mi corazón... si hay en la tierra.... 

La familia Andino y la familia López Rosales fueron amigos de mi padre, y de mi recordado padrino de bautismo, don Carmen de Jesús Pérez Cano, dueño de la empresa "Litografía y Fotograbados Pérez", en donde fabricaron empaques de los discos bajo el sello discográfico "Andino". 

El nombre comercial del negocio emprendido por don Luis Felipe Andino fue: Centro Musical - Andino U. & Co., y antes del terrible terremoto de 1972 tuvo local en su propia casa de habitación, localizada en la 5ta. Calle S. E. No. 512. Posteriormente abrió la tienda en el Centro Comercial Managua.

Andino U. & Co., competía en el comercio de los instrumentos musicales con "Casa Liberty" de E. Herrera & Co. Ltda. y otro competidor de envergadura lo constituía "Instrumentos Musicales Yahama" de Casa Mántica.

A esos talentosos y brillantes ciudadanos debo añadir a otro no menos trascendente intelectual, don Salvador Cardenal, infatigable investigador y promotor de la música folclórica, popular, vernácula, de Nicaragua.  En 1955, don Salvador inició la meritoria labor de compilar, recopilar y, divulgar, la música nicaragüense; incluso, el ingeniero Ortega Reyes recuerda que don Luis Andino al iniciar el sello discográfico "Andino", contó con el apoyo de don Salvador.

Con estas líneas introductorias, damos lugar a los recuerdos vinculados a hitos y sucesos precursores del ámbito musical nicaragüense, con artículos que perpetúan los cantos que en cualquier rincón del planeta, nos devuelven en la memoria, la "cuota completa" de identidad patria. Tengo la certeza que después de leer estas entregas, muchos intentaran tararear, en voz baja o en voz alta, pero lo harán, entonados o desentonados, pero lo harán...

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EL ZOPILOTE. En: La Prensa, 13 de Octubre de 1957.

Don Salvador Cardenal ha venido realizando desde hace algún tiempo un notable esfuerzo para dar a conocer el rico e ignorado folklore nicaragüense.

Por medio de una serie de discos marca CENTAURO, se han ido divulgando poco apoco numerosas canciones folklóricas nicaragüenses, canciones de anónimo autor, que el pueblo ha venido cantando y silbando a lo largo de los siglos.

Estas canciones tienen diversas letras, pero las diferencias existentes son mínimas, tal vez unos dos o tres versos cambiados, a veces en un cuarteto.

Estos cantos han sido recogidos de boca de algún campesino, que sin pensar que llevaba un tesoro en la boca, lo lanzaba al aire, pero ahí junto a él estaba un investigador, que conociendo el quilataje de las notas musicales, tomó prontamente lápiz y papel y trasladó con nerviosa mano a su libreta esta canción que de no haber sido la causalidad, se hubiese perdido en la Cueva misteriosa donde se hallan las joyas folklóricas.

Uno de los encantos del folklore consiste en que no se sabe quién es el autor. Son cantos espontáneos que nacieron sin saberse dónde, ni cuándo, ni cómo. Es algo así como una mujer hermosa cuyo nombre y morada se ignoran.

El primer disco de la serie Centauro Número NPF-001, trae el canto titulado: El Zopilote, interpretado por el trío Los Pinoleros, y Este toro no sirve, perteneciente al género conocido con el nombre de “Son de toro” o “son de cacho”, interpretado por los Chicheros.

El folklore reúne los más variados temas: satíricos, amatorios, etc. Algunos de ellos tiene letra y música, otros en cambio sólo tiene música, perteneciendo a esta clase muchos de los sones de toros.

En este disco la primera interpretación El Zopilote, tiene música y letra en tanto que del segundo sólo música.

Ofrecemos al lector las cuartetas cantadas de El Zopilote. Son cuatro, repetidas a lo largo de la duración musical. Indudablemente que la letra es mucho más larga, pero en el disco se escuchan las más interesantes estrofas:

                            ¡Ya el zopilote murió,
                            ya lo llevan a enterrar!
                            ¡Échenle bastante tierra,
                            no vaya a resucitar!

                            Ya el zopilote murió
                            arrimado a un paredón;
                            y a don Pedro le deja
                            las patas para un bordón.

                            Ya el zopilote murió
                            en la mitad del corral,
                            y a doña Juana le deja
                            las alas para volar.
                           
    Ya el zopilote murió
                            y se murió de repente;
                            y a don Emilio le deja
                            lo pelado de la frente.

La Prensa, con el objeto de divulgar más y más nuestro rico folklore muy poco conocido en verdad, irá publicando cada domingo un brevísimo estudio sobre cada uno de los discos nicaragüenses que lleven en sus nota el alma del pueblo, el canto de un poeta anónimo, o la música cuyo ritmo ha extraído el nicaragüense de la raíces mismas de su vida paisana.


Ya hay una cantidad grande de discos de música folklórica y de autores nicaragüenses y La Prensa, no quiere estar ajena de ese movimiento musical, que se inicia y que tendrá, no lo dudamos, hondas repercusiones en la cultura patria. 

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Discos nicaragüenses

EL ZANATILLO *

El disco número NPF-002, correspondiente a la colección de música folklórica nicaragüense marca Centauro, trae dos piezas tituladas: El Zanatillo y Perdóname Linda Joven.

Podría decirse que esta canción se identifica con el alma del folklore de la geografía de nuestro triángulo. No hay ningún lugar de Nicaragua en donde esta nota no haya sido escuchada  y saboreada. Sus acordes son los más conocidos y populares.

Este canto del Zanatillo, pájaro breve y negro, es una queja de amor.

                   Zanatillo, Zanatillo
                   préstame tu relación
                   para sacarme una espina
                   que tengo en el corazón.
                  
      Esa espina no se saca
                   porque es espina de amor,
                   sólo tú, negrita puedes,
                   sacártela con primor.
                    
      El Zanate y la zanata
                   se fueron a confesar
                   y como no hallaron padre
                   se pusieron a llorar.

Esta idea de la espina que no se puede sacar es tan antigua como el mundo. Repetida y repetida en una y mil formas, el hombre seguirá clavándose espinas y tratando de sacársela, y cuando a veces lo logra, volverá otra vez a suspirar por tenerla de nuevo clavada.

De ritmo pegajoso, la gente se la aprende tan pronto como las palabras salen de la boca,  y luego inconscientemente, cuando menos lo piensa, tal vez cuando espera por el “adorado – tormento”, la canción le brota.

                      Para sacarme una espina
                     que tengo en el corazón.

Y con esta espina en el costado, el romántico, el enamorado de ayer, de hoy y de siempre, seguirá por su camino, con la espina y con su canción, con su deseo de tenerla y no tenerla, porque si no la tiene se muere, y si la tiene lo mata.

PERDÓNAME LINDA JOVEN

Este canto es un alcahuete de Cupido, un cómplice incondicional del pícaro flechero. Los jóvenes de ayer con canas de recuerdos le deben a sus notas más de una noche de luna, y otros, con menos suerte, víctimas de la traición del arquero divino, sólo lo recuerdan por un balde de agua fría que el enojado suegro les tiró desde las coloniales ventanas.
                           
                            Perdóname linda joven
                            que te venga a despertar,
                            que te venga a despertar,
                            con mi canto virginal.
                            Quisiera ser la almohadita
                            donde tú vas a dormir
                            para darte mis abrazos
                            y un besito sin sentir.

Estos son los primero versos con que el ardiente galán trataba de hacer flaquear la altivez de su dama, y verdaderamente la indiferente Dulcinea necesitaba tener un corazón de hielo, para no derretirse ante ese terrorífico lanzallamas.

Sin embargo, en caso de que no diesen resultado las primeras estrofas, se seguían hiriendo las cuerdas y el corazón de la guitarra. El serenatero tomaba nuevas esperanzas, y continuaba:

Acostadita en tu cama
bajo de tu pabellón
los airecitos que dentran
son suspiros que doy yo.
Quisiera ser sabanero
pero no de la Sabana,
quisiera ser sabanero
de la orilla de tu cama.

Aquí las cosas estaban en su clímax. O la dama de ensueño se dejaba ver en la ventana, y el cantante había logrado lo que quería, o bien el desvelado suegro, bigotes descomunales pronunciando palabrotas, se levantaba y hacía poner pies en polvorosa al enamorado Romeo.

Si nada de esto sucedía, la guitarra seguía gimiendo, y las últimas notas eran un verdadero jaque mate, al corazón de la dama, y a la paciencia del “viejo”:

                            Deseara ser bejuquito
                            bejuquito de verano,
                            para enredarme en tus manos
                            y enredarte hasta morir.
                            Ya con esta me despido
                            cogollito de verde palma,
                            que si me voy y te dejo,
                            pero te llevo en el alma.

Si al terminar de jugar esta ficha, nada sucedía, ni viejo ni niña, el desconsolado galán olvidaba sus penas a las orillas sonrientes de una botella o bien, con más lógica y menos romanticismo, decía como la zorra del cuento:

“No importa, no está madura”, o bien “como esas abundan”, aunque en su interior pensase lo contrario. Actitud filosófica, eso es todo. 

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domingo, 21 de diciembre de 2014

APROPIACIÓN, DESTRUCCIÓN Y, DISPERSIÓN, DEL ARCHIVO DEL GENERAL SANDINO. Por: Eduardo Pérez -Valle hijo.

APROPIACIÓN, DESTRUCCIÓN Y, DISPERSIÓN, DEL ARCHIVO DEL GENERAL SANDINO

Por: Eduardo Pérez-Valle h.


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Preliminar: 

Durante la lucha contra la intervención norteamericana y, después del asesinato del Gral. Sandino, hubo tres apropiaciones de abundante documentación perteneciente al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, la primera ocurrió durante uno de los combates más cruentos y traído a la memoria: el Combate en las inmediaciones de la “Cueva de los Abismos del Horno”; después, sucedió  la entrega del archivo personal del héroe, que había trasladado y ocultado en Niquinohomo antes de las Conversaciones de Paz; y la tercera apropiación la efectuó la marinería norteamericana que remitió documentos  hacia los órganos de inteligencia, en Estados Unidos.  Al final de este trabado histórico, conversamos con Wálter Castillo Sandino,  con el objetivo de indagar sobre el propósito o la voluntad de hacer algo que permita reunir documentos dispersos que pertenecieron o tienen relación con la gesta del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

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En el curso de la apropiación y la destrucción que impuso la dictadura somocista sobre cualquier recuerdo, señal o noticia  de la gesta nacionalista y antimperialista emprendida por el general Sandino, muchos documentos personales del héroe y gran parte del Archivo del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, fueron incautados y tomaron destino incierto. Lo más connotado después de los aborrecidos crímenes que fueron perpetrados contra los miembros del EDSNN, fue la compulsiva tarea de arrebatar el archivo y  pertenencias del General Sandino.

Al antecedente, deben agregarse los cuantiosos documentos incautados en combate al ejército sandinista que fueron enviados a las oficinas de inteligencia del Ejército Imperial de los Estados Unidos de Norteamérica, y décadas más tarde trasladados a diferentes archivos históricos. Otra parte quedó a salvo en Nicaragua, celosamente guardada entre simpatizantes, colaboradores, y militantes sandinistas. La tercera parte de esa profusa labor de informes y ordenanzas militares, cartas, notas y artículos periodísticos del general Sandino, permanece en otros archivos extranjeros,  también los hay entre los ascendientes de muchas personalidades que militaron a favor de la causa y la solidaridad internacional contra la intervención yanqui en Nicaragua.

Entre esos notables de la época se inscriben: el vasco Ramón de Belausteguigoitia, el argentino Manuel Ugarte; El general sandinista oriundo de Guatemala, Isidro Ruano; el mexicano José Vasconcelos; los peruanos Esteban Pavletich y Víctor Raúl Haya de la Torre;  Joaquín Trincado Mateo, nacido en Navarra, España y creador de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal, con la cual tuvo especial adscripción teosófica el General Sandino. 

La entrega artera del archivo del General Sandino

El fraseo “quiero morir tranquilo” pertenece a José Bismarck Alvarado,  cuñado del General Sandino (1), expresada en el intento de sostener exención de toda culpa frente a la única vez que un periodista nicaragüense le preguntó sobre la pérdida del archivo del EDSSN. Marcado por sus vecinos catarineños, le identificaban como un vecino de “recursos de modesta economía, casi un hombre pobre y que de la noche a la mañana se tornó en un potentado, sólo pudo haber tenido dos caminos para obtener dinero: o robó o se sacó la lotería”. El 30 de agosto de 1970, con 72 años de edad, Alvarado negó rotundamente haber traficado con el archivo del General Sandino y haber desvalijado a su suegro, don Gregorio Sandino.

Esta fotografía de Bismark Alvarado, cuñado del General Sandino,  fue publicada en el Semanario "Extra", el 30 de Agosto de 1970. 

Marco Antonio Sánchez Conto, familiar en línea vertical del General Sandino, recordaba: “Bismarck Alvarado fue diputado somocista y vivía en Catarina. Desde pequeño sabíamos en Niquinohomo que después del asesinato de  Sandino, Somoza expulsó para El Salvador a don Gregorio, su esposa y una nieta, y Bismarck Alvarado se quedó con todos los bienes y los archivos de Sandino. Dicen los vecinos de Catarina que Alvarado obtuvo su diputación al entregar los archivos de Sandino a los Somoza.”

Es de suponer que el yerno de don Gregorio Sandino, para obtener aquella diputación somocista, contara con el apoyo y la ayuda del aparato político y represivo del régimen. Siempre aceptó haber trasladado, “a la luz del día”,  desde la casa de don Gregorio, varios fardos en carreta jalada por bueyes; pero al buscar razones originaba más sospechas: “Yo, sinceramente ignoraba si además de los granos (maíz) existían papeles y documentos dentro de los sacos”.(2)

En las reacciones inmoderadas,  y lejos de disipar sospechas, Bismarck aceptó que un pelotón de la Guardia Nacional comandado por el entonces teniente Federico Davidson Blanco llegó hasta la casa de su madre, doña Salvadora Alvarado, y fue directo a los sacos en la sala principal, los cargaron y se los llevaron. “Eso me hace suponer que hubo denuncia concreta de alguien que sospechaba que en el contenido existieran documentos”, dijo en aquella ocasión.

Tal conducta explica, en su mayor parte, la manera en que ocurrió la pérdida y la destrucción de importantes documentos pertenecientes a la valiente, decorosa, y digna conducta del General Sandino. Algunos de los documentos posteriormente fueron incluidos en el libro “El Verdadero Sandino o El Calvario de Las Segovias”, estructurado por los oficiales G.N. Guillermo E. Cuadra G., y Domingo Ibarra Grijalva, por encargo de Somoza García, y con la colaboración de Luis Rivas Novoa, implicado en el relato de  Alvarado Zúñiga.

El archivo sandinista en la “Cueva de los Abismos del Horno”

Sabemos que otra importante cantidad de documentos del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional cayó en poder de la Guardia Nacional, después del combate librado en Enero de 1933, en un sector montañoso de Somoto, en el sitio conocido como El Horno. Los detalles de ese combate están relatados en la “Revista Conservadora”,por el Teniente G.N. Guillermo E. Cuadra G., comandante de la patrulla de 45 soldados que combatieron en el sitio. De acuerdo con la descripción del sitio, el combate ocurrió entre El Espino y Somoto, en las cercanías de una estribación o acantilado profundo.

En estos tiempos de avanzadas tecnologías, disponemos de mejores estudios geomorfológicos de la zona norte de Nicaragua, al contrastarlos con la descripción del G.N. Cuadra G., es de suponer que la zona de operaciones militares corresponde al “Cañón de Somoto”, cuyas paredes, según el INETER, alcanzan 160 metros de altura máxima, y en su recorrido tiene dos pozas de agua. En los alrededores existen varias cuevas, una de ellas de grandes dimensiones, servía de cuartel a los guerrilleros sandinistas. Así lo confirma Cuadra:

“Este nuevo mirador estaba situado al centro de un óvalo formado por una serie de lomas, cuyas cimas aparecían exentas de vegetación. En su parte menos ancha, aquel óvalo, entre la casita y su confín, en línea recta, tenía una distancia aproximada de unos mil metros. Semejante a un lago seco de sinuoso fondo cuya profundidad no podía apreciarse por la existencia de una serie de pequeñas lomas que aumentaban de altura a medida de ir acercándose a su contorno o acantilado, aquel lugar, por poseer, además, una cueva de grandes dimensiones donde podían caber perfectamente acostados unos doscientos hombres, según nos lo explicaron los señores de la casa, se llamaba EL HORNO, los ABISMOS DEL HORNO.

Dentro de ésta se encontró mucha correspondencia sandinista; lista  completa de la columna de Díaz y Morales, comunicaciones dirigidas a Sandino por civiles de diferentes ciudades de la república, y en el potrero, sesenta y cinco bestias, entre mulares y caballares”. La Cueva de los Abismos de El Horno, uno de los refugios sandinistas más buscado por el ex-Comandante de Somoto, Capitán Williams, desde aquellos momentos dejaba de ser, para los nicaragüenses, sitio fantasma, recutidero secreto de elementos como los que la Guardia acababa de desbaratar.”

CONVERSACIÓN: EL PROPÓSITO DE WÁLTER CASTILLO SANDINO

Factores perturbadores en el rescate de las fuentes históricas

Durante los años de silencio impuesto con el cual intentaron cubrir el asesinato del General, aparecieron en el extranjero diferentes libros con relatos o testimonios sobre la gesta sandinista, sin embargo, desde el derrocamiento de la dictadura somocista no ha sido posible emprender desde nuestro país hacia el extranjero, un proyecto sistemático de investigación histórica para reintegrar la mayor cantidad de documentos que permanecen en distintas instituciones y en poder de particulares.

Es de suponer que tan meritorio propósito cuente con el apoyo y la ayuda de diferentes sectores, como ya lo hubo, pero conozcamos el testimonio de Wálter Castillo Sandino, ingeniero y excapitán retirado de la Fuerza Aérea Sandinista, los aspectos desavenidos en el presente:

n otros tiempos hubo financiamiento de investigadores en archivos extranjeros, ¿por qué ahora no lo hay en este asunto de tanta importancia nacional?

“En honor a la verdad, la persona que a mí, de una manera muy personal -----porque yo pensé que la pregunta iba dirigida a investigadores, y yo no soy historiador--- me ha brindado apoyo es, el comandante Ortega. Él me brindó ayuda, en mis viajes personales a los Estados Unidos, para buscar esos documentos, es algo que no puedo omitir, pero repito, en calidad sumamente personal, no ha sido ninguna disposición gubernamental de apoyar la búsqueda de estos documentos o de esta información que está desclasificada en los Estados Unidos. En esa labor es necesario contar con personas que estén bien dotadas de conocimientos, retentiva, mucha memoria, un documento que encuentras en una caja, lo anotas lo relacionas con otro…

¿Cuántos nicaragüenses en este momento están dedicados a rescatar en el extranjero la documentación relacionada con el General Sandino?

Que yo sepa, ya que la pregunta es relacionada con el extranjero, que yo sepa sólo hay uno, una sola persona que a mí me ha sorprendido muy positivamente, el señor Michael J. Schroeder, profesor de historia en una universidad de Pensilvania;  de manera voluntaria, espontánea lo ha hecho en los últimos veinte años, en todos los museos y todas las bibliotecas de los Estados Unidos, de la marina de los Estados Unidos, del Departamento de Estado, y ha esculcado cada uno de los documentos. Él estudia dos países en particular, México y Nicaragua. Hoy en día usted visita su página Web que se llama “Sandino Rebellion”, y puede encontrar mucha información, él está más abocado  a Nicaragua.

“Nos ha dado una enseñanza increíble, donó más de 1,700 documentos inéditos, que los tengo resguardados en dos maletines. La mayoría están en español, pero hay bastantes en inglés. Tenemos la versión de las cartas directas de Sandino y de todos sus generales que fueron arrebatadas,  de los  que fueron llevadas a los Estados Unidos, las versiones de los yanquis, de sus propias versiones.”  Y para probar lo afirmado, Wálter nos conduce hasta una pequeña oficina adjunta y nos muestra dos enormes maletines repletos de documentos.

¿El señor Schroeder tiene apoyo del Gobierno de Nicaragua?

A través mío hemos solicitado apoyo, porque él me dice, “imagínese Wálter, si yo he hecho este trabajo, al mismo tiempo que doy clases en esta universidad, cómo sería si me dedicara sólo a esto, si hemos obtenido bastante en poco tiempo y con muy pocos recursos, cuánto haría disponiendo de lo suficiente,  yo no estoy pidiendo ganar nada por esto, tan sólo poder comer, dormir, tener un lugar donde no congelarme”, porque él vive donde hay temporadas de frío intenso, y hace un trabajo que en definitiva será en beneficio de todos nosotros, los nicaragüenses, él ha pedido apoyo, y hasta el momento no hemos tenido respuesta.

A propósito de lo que no está estudiado, ¿cuál es la preocupación de mayor actualidad relacionada a ese conocimiento disperso?

“La falta de interés, porque yo no puedo llamarla de otra forma. Hay una gran falta de interés en crear, digamos, estructuras que fortalezcan la ideología sandinista. El estudio de la ideología sandinista. El año pasado organizamos una cátedra, la cátedra Sandino, el 14 de julio del año pasado, y la anunciamos con bombos y platillos, con eminentes historiadores, escritores y  personalidades de la literatura de este país, en la UNAN.  Sin embargo, este proyecto no ha cuajado, no ha tenido ninguna repercusión, nadie se ha interesado en llevarlo adelante, a pesar de que fue un gran evento. El hecho de crear una cátedra  nos daría más posibilidad para que haya más aportes y de personas que tengan determinados tipos de conocimiento y dotes que puedan apoyar a ese proyecto, esa es una de las principales deficiencias que yo encuentro.”

¿El proyecto tiene plan de estudio?

Lo más importante era el inicio. Yo no voy como historiador, voy como familiar. Con los documentos y los aportes que yo tengo en lo personal como familia. El equipo interdisciplinario crearía el plan de estudio académico, enriquecido por cada una de las partes para llevarlo a la práctica en las universidades, ¿Y por qué no hacerlo también en las escuelas, barrios, en todas partes? Ahí estaba involucrado el departamento de historia de la UNAN.  El decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas, el doctor Alfredo Lobato Blanco, el Vicerrector de la UNAN, Aldo Díaz Lacayo, un historiador muy bueno, el profesor Moncada Fonseca, en realidad, era un inicio, esto no era más que el inicio de este proyecto, estaba el Presidente del CNU, Telémaco Talavera; el Vicesecretario General, Arturo Collado.

¿A qué se puede atribuir que el Proyecto esté en espera?

Yo pienso muy en lo personal, que esperan la señal de alguien.

¿En el caso del traslado de valores generacionales se puede concebir un sandinismo 2012 sin estar radicado en aquella gesta?

Es necesario profundizar más en el Pensamiento Vivo de Sandino y no sólo  llevarlo a la práctica, no podemos ser solamente teóricos, prácticos de este pensamiento, Yo tuve la gran oportunidad, la gran suerte, de haber podido conocer a hombres como Carlos Fonseca Amador, al coronel Santos López, que aunque no era un gran escritor, pensador, político, etcétera, es un hombre que vivió ese momento y nos lo transmitió tal como él lo vio, tanto el coronel Santos López, como Carlos, como el mismo Pedro Antonio Aráuz, cuñado del General Sandino, que fue el ayudante personal de él, cuando ellos vivieron con nosotros en Cuba, coincidían en una cosa, estaban empeñados en que nosotros aprendiéramos cada vez más sobre la gesta de Sandino, inclusive, yo recuerdo muy bien las frases de Carlos cuando llegaba a la casa, nos decía:  “Ustedes, dedíquense a estudiar, prepárense”, porque nosotros éramos jóvenes, impetuosos.

En pugna con la incomprensión

Después del asalto a la Casa de “Chema” Castillo,  llegó el Comando a la casa, y eso fue de alegría tremenda, nosotros les decíamos: “queremos irnos a combatir a Nicaragua,  sáquenos de aquí,  incorpórennos a la lucha. Y ellos repetían: “Ustedes tienen mucho que aporta aquí, estudien, prepárense, ustedes son los futuros cuadros de nuestra Revolución”. Esas palabras se las llevó el viento. Nos preparamos, pero yo no siento que todos nuestros conocimientos, nuestras experiencias,  nosotros  o los estudios que pudimos haber hecho, no solamente yo, que por cierto fui el más rezagado de todos mis hermanos, tengan espacio o puedan ponerse de forma efectiva al servicio del actual proceso.

¿Hay algún documento firmado?

Existe un documento oficial que fue firmado por todos, donde se acordó la creación de la Cátedra. Cada vez que los encuentro les pregunto, y siempre me dicen: “Tenemos que ponernos de acuerdo”. Pero otros me han dicho: “Hasta que no tengamos aprobación, anuencia, no podemos hacerlo por nuestra cuenta”. La universidad es capaz para llevar un proyecto, tiene personas capacitadas, es autónoma,  Eso por un lado, y  por otro lado, yo pienso, no solamente de este grupo que tuvo la intencionalidad, la misma parte, digamos, ideológica de nuestro Gobierno, de complementar las acciones con una ideología, porque hoy en día nosotros hemos visto a muchas personas que hablan de Sandino, pero muchas personas tiene diferentes ángulos de cómo ven a Sandino, es unificar criterios a través de una ideología.

En el proceso que hoy vivimos, ¿qué tan importante sería la inclusión en los planes de enseñanza del Ministerio de Educación?

“No debe incluirse como una enseñanza partidaria. Pero, para mi es vergonzoso, te lo digo con toda sinceridad, que no se haya hecho un esfuerzo por llevar esta historia, a los jóvenes, a los adultos, yo conozco porque fui educado en otros países, que dentro de sus programas académicos incluía la gesta del General Sandino y compañeros de armas.

Yo entiendo que nuestra principal atención estaba enfocada en primer lugar a la toma del poder, a la consolidación del poder, ahora estamos en una etapa de profundizar estos conocimientos que hemos heredado de la historia de Nicaragua, y dar un paso más elevado, llevarlo a la enseñanza pública. Incluido en los libros de historia, y poco a poco  el estudiante adquiera esos conocimientos, eso actualmente yo no lo veo. Lo veo en los discursos, en las proclamas, en las pintas de las paredes, pero no lo veo en los libros de los estudiantes, nuestro mayor esfuerzo ideológico es ahí donde irá pasando esa juventud, profesionales y dirigentes de nuestro país. El principal bastión para enriquecer a la propia juventud, de lo contrario si lo seguimos haciendo de la manera que lo estamos haciendo, inclusive yo que participé en dos escuelas de cuadros, en el Ejército y en la Policía, y me di cuenta que mi apreciación sobre Sandino difiere con esa enseñanza, estas contradicciones más bien a lo que vienen es, a enredar, hay que conformar una única escuela de cuadros, único pensum escolar, cuando yo te hablo de único, hablo de conformar un equipo de estudiosos,  no tiene que ser que prevalezca mi opinión, mi versión, pero que lo consensuemos por mayoría y lo llevemos a la práctica mediante un organismo que nos permita llevar adelante este proyecto.

¿Cuáles son las tareas más importantes para retomar la Cátedra de Sandino, la creación del Museo, y destinar investigadores en archivos extranjeros?

Hay otras que no deberíamos pasar por alto, que este partido debe tener una ideología. Debe haber una enseñanza de un Sandino único, hegemónico, de un Sandino que una a todas las fuerzas partidarias. Fortalecer la escuela de cuadros, una pre-escuela para seleccionar. No hemos podido lograrlo.´

NOTAS:

1- Bismark Alvarado fue casado con  Asunción Sandino Tiffer, hermana de padre del General A. C. Sandino. 

2- Estas declaraciones fueron brindadas en 1970; publicadas 36 años después de la muerte del General A. C. Sandino. Semanario "Extra", bajo el título: "Lo Juro: Yo no vendí el Archivo de Sandino". 

3- Consúltese: Cuadra G. Guillermo Enrique: Memorias de un exoficial de la Guardia Nacional. Revista Conservadora No. 16-18. Managua, Enero-Marzo de 1962


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miércoles, 17 de diciembre de 2014

MACABRAS ESCENAS DEL CÓLERA MORBUS DE 1854. Por: Juan García Castillo. En: El Centroamericano, 18 de Noviembre de 1967.


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El lago de Managua y el volcán de Messiah, Nicaragua, 1857. Dibujo de S. G. Squier. 
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Don Federico Solórzano, managüense que conoció la vida de la aldea y de la ciudad, nació en 1828 y murió en 1918, es decir a los noventa años de edad.

Relataba a sus amigos, entre ellos don Gustavo Uriarte, detalles de la vida de esta ciudad a principios del siglo pasado y que gentilmente don Gustavo me ha repetido, contribución suya a esta labor de remembrar Sucesos de Ayer, con especialidad de esta nuestra ciudad de Santiago de los Caballeros de Managua.

LA ERUPCIÓN DEL COSIGÜINA

Tenía don Federico siete años de edad cuando ocurrió la erupción del Cosigüina, pero recordaba la tragedia y cómo se oscureció el sol. Pero aquella oscuridad era noche profunda, “donde no se veía ni la palma de la mano”.

El cura de almas de la época convocó a los vecinos para realizar diariamente procesión de rogaciones. En la enorme oscuridad iban congregándose los vecinos de la Parroquia, el mismo lugar donde hoy se alza la Catedral Metropolitana.

Y de allí salían todos los días, millares de managüenses, hombres y mujeres y niños en procesión de rogaciones alrededor del templo primero y después por algunas calles aledañas, con cirios o candelas de sebo encendidas, que eran apagadas a cada instante por la fuerte lluvia de ceniza. Pero los concurrentes eran tenaces. Provistos de sus “eslabones” volvían a encenderlos y el desfile continuaba. 

Los managuas llenos de unción y de temor, elevaban en alta voz las preces de rogaciones. Los que presenciaron esas procesiones refieren que era conmovedor y solemne el acto, cuando millares de gentes en voz alta decían las oraciones de ritual.

POBLACIÓN INDÍGENA EN EL MANAGUA DEL SIGLO PASADO

La parte más poblada de la aldea, en esa época, los primeros sesenta años del siglo pasado, era a lo largo de las orillas del lago. Caseríos de chozas compactas, que comenzaban en Acahualinca y terminaban en Tipitapa.

Todos los moradores de esa zona eran netamente indígenas. Los pocos habitantes blancos, entre los cuales estaba don Federico, residían en el mismo lugar que hasta hace pocos años fue el barrio solariego de los Solórzano y que abarcaba desde el Parque Central hasta más allá del derruido templo de Candelaria.

En la faja del lago, vivieron los antecesores de todas esas gentes totalmente de la raza india: López, Lezama, Pérez, Largaespada, Maltez, Obando Uriarte, Estrada, Vallecillo. Su alimentación principal era el pescado y por ello fueron familias prolíficas.

Hasta hace poco menos de cincuenta años, los que llevaban esos apellidos, residían en zonas aledañas al lago, en las orillas. Muchas viven todavía allí. Como eran muy pobres, la choza era la habitación tradicional: varillas de caña brava o de bambú formaban las paredes y los techos de palmas de coco o “huate”. Era una típica población indígena, la aldea managüense de los primeros sesenta años del siglo pasado.

Pescadores fueron los habitantes de esa zona de la antigua aldea y cuentan los que alcanzaron a ver todavía los caseríos de chozas a lo largo del lago, que era admirable el espectáculo del enorme número de botes, anclados en toda la ribera. En el crepúsculo y después en el amanecer, centenares de hombres con sus avíos de pesca, remontaban en sus botes las aguas mansas a veces agitadas otras, del Xolotlán. Las atarrayas tejidas por las manos amorosas de la madre, la esposa o la hija, de una blancura inmaculada, brillaban al sol del amanecer y semejaban enormes jibias en el atardecer, regresando de la pesca del día.

La "Plaza de Managua", dibujo de James MacDonought, acompañante de E. G. Squier, en 1849. 

EL CÓLERA MORBUS

En el año de 1854 abatió a Nicaragua el cólera morbus. El barrio de Candelaria fue el más afectado por la peste.

Santiago Vallecillo, del barrio Candelaria, sufrió un ataque de cólera y cayó al suelo. Se le consideró sin vida y lo llevaron a enterrar. Era tal la cantidad de fallecidos, que abrían grandes zanjas y allí amontonaban los cadáveres. Muchas veces los sepultureros estaban tan borrachos que sólo ponían en el suelo los cuerpos sin vida.

Santiago Vallecillo fue llevado a sepultar. Cuando iban a echarlo en la fosa común, principió a caer un enorme aguacero. Los sepultureros ebrios, tambaleándose, dejaron en tierra el cadáver y huyeron.

A Vallecillo le cayó lluvia por varias horas y a la medianoche, el agua tuvo la virtud de reanimarlo. Abrió los ojos y vio que a su lado estaban varios cadáveres. Comprendió entonces su situación: recordó su desmayo anterior y quiso levantarse, pero estaba muy débil.  A gatas salió del cementerio y a gatas recorrió la gran distancia que le separaba de su casa. Pero luego logró llegar. Golpeó la puerta. Respondió su esposa. Preguntó quién era.

Una voz débil, muy débil, contestó. Soy yo, Santiago Vallecillo.

--Eso no puede ser, si hoy en la tarde te enterramos, Jesús, María y José y de los aparecidos líbranos Señor, dijo la consorte, temblando de miedo.

Pero en la casa estaba la madre del “muerto” y madre en fin, creyó que era su hijo y abrió la puerta. Santiago penetró a su casa. No cabía de gozo. La noticia cundió en la aldea. Todos querían verlo, tocarlo, convencerse.

Cuando ya salió a la calle, la gente desde las puertas al verlo decía: Ahí va el muerto.

Y desde entonces en el Managua donde todo el mundo tenía su apodo, hubo uno más, Santiago Vallecillo, el muerto.

HUYENDO AL OTRO LADO


Las gentes que tenían facilidades y haciendas en el Otro Lado, entre ellos los Solórzano, buscaron cómo huir del flagelo. Fletaron una embarcación y el piloto que debía conducirla. Ya estaba todo listo para el zarpe, cuando repentinamente el piloto fue acometido del cólera. Bajó a la costa y allí murió a los pocos minutos. Los fugitivos, allí iba don Federico Solórzano, llenos de terror, levantaron anclas y pusieron proa hacia el Otro Lado, atenidos nada más que a la buena suerte y la protección de Dios. Rezaron en alta voz en la nave, mientras recorrieron el trayecto con toda felicidad. Y así se salvaron muchas familias de Managua, del cólera morbus del 54. 

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domingo, 14 de diciembre de 2014

REMODELACIÓN O RESTAURACIÓN DE LA TORRE DE LA IGLESIA LA MERCED: POLÉMICA ENTRE ENRIQUE GUZMÁN B. Y PABLO ANTONIO CUADRA



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UNA TEMPESTAD EN UN VASO DE AGUA. Por: Enrique Guzmán. En: La Noticia, 14 de Noviembre de 1963.

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Fotografía del 2001. Tomada de Internet.
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La mayor parte de los que critican el trabajo de restauración hecho por Monseñor Mejía Vilches en el pináculo de la torre de la Merced, lo hacen por los siguientes motivos: Porque cada cabeza es un mundo y se hace difícil juntar una docena de criterios que estén acordes. Porque no fueron consultados de previo. Porque lo dijo “La Prensa”, y si La Prensa lo dijo…

Por el prurito de criticarlo todo; por ese espíritu de rebeldía que nos distingue, fielmente caracterizado por don MEOPONGO, tipo clásico del nicaragüense testarudo, inconforme y obstruccionista.

Por aquello de que si gustos no hubiera… no se casarían las feas. Porque no sabe la mayor parte que la antigua torre colonial que fue derribada hasta su mitad en la guerra civil del 54, tenía algo parecido al pie del cimborio; y que la actual que fue hecha a imitación de la antigua, también tenía igual adorno alrededor de la base cilíndrica de la cúpula que por la acción de los años se vino destruyendo.

Nadie había pensado antes que ese lugar vacío había que llenarlo con algo; nadie se había dado cuenta que en ese lugar hay un vuelo de más de media vara, y que ningún balcón deja de tener barandilla, ni hay cornisa sin su correspondiente ático.

El parque de Jalteva llamado de Roosevelt es rústico, de estilo colonial, y las pilastras o columnas asentadas en los muros que sostienen el emparrado para formar cubierta y hacer sombra, están hechas de ladrillos de barro cocido sin estar siquiera revestidas de una capa de mezcla, y nadie he dicho que eso desentona, porque de esa arcilla que llamamos barro, que se endurece al fuego, es de la que está hechas esas piezas de cerámica, que fabricaban los aborígenes de las tierras descubiertas por Colón, tan apreciadas por los arqueólogos y coleccionistas de antigüedades.

Es lástima que los que ahora se lamentan por lo que según ellos es “un atentado contra el arte”, no se hayan acercado a Monseñor Mejía Vilches cuando estaba haciéndose el trabajo para hacerle la observaciones que les parecieran pertinentes, como la de quitar una hilera de los bloques ornamentales Chiltepe, o dos, o los que fueren conveniente, o no ponerlos del todo, ya que suficiente tiempo hubo para ello; y no esperar a que la obra estuviera terminada para criticarla cuando ya no tiene composición.

Digo mal, si hay manera de enmendar lo mal hecho y es armar de nuevo los andamios, y encargar a un obrero que haga las reparaciones que juzguen conveniente en el entendido de que este trabajo deber correr a cargo de los quejosos inconformes. Monseñor Mejía Vilches está anuente a que se hagan las modificaciones que se quieran hacer a lo ya ejecutado, como hubiera estado accesible a las observaciones que se le hubieran hecho a tiempo.
Granada, Noviembre 1963.

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Fotografía del 2001. Tomada de Internet.
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SOBRE LA TORRE DE LA MERCED: Que se boten los pegostes y se deje tal como estaba. Por: Pablo Antonio Cuadra. En: La Prensa, 17 de Noviembre de 1963.

A don Enrique Guzmán y Monseñor Mejía Vílchez.

Ya nos había llegado, siquiera como rumor, la noticia de que eran don Enrique Guzmán el inspirador de los pegostes que se le están poniendo a la venerable Torre de la Merced de Granda. En “La Noticia” de antier nos viene la confirmación de tal especie en una columna que aparece bajo la firma de don Enrique y con el título de “Una tempestad en un vaso de agua”.

Pasando por alto la hojarasca introductiva del escrito, queremos responder a la parte medular, si es que existe, de esa cuartilla:

1) – No es verdad que la torre demolida por la partida de Jerez, tuviese baranda chica ni grande, y menos de cerámica Chiltepe. Lo más que llegó a tener, según se aprecia en el notable dibujo de Squier que aquí tantas veces hemos reproducido, fue, entre los pináculos angulares, una serie de pequeños pináculos que en nada ocultaban la base del “cimborio” a que se refiere don Enrique.

2) – Al reconstruirse la torre en 1869, se dejó constancia en una inscripción que aparece en el lado oriental de que se había reconstruido MEJORANDOLA. Mal podríamos, a casi cien años de distancia, venir a terminar de “mejorarla” con pegotes de cerámica Chiltepe.

3) – Es inadmisible que al reconstruirse la torre se le haya puesto baranda sobre la cornisa, baranda que el tiempo habría destruido y borrado por completo, pues se conservan a despecho del tiempo y los “mejoradores” contemporáneos, elementos más delicados y frágiles que una baranda.

4) – Es inexplicable el horror al vacío que demuestra don Enrique al decir que sobre la cornisa queda “un vuelo de media vara… y que ese lugar había que llenarlo con algo”. Esos vacíos que don Enrique no acepta ni comprende, son los que vienen a dar proporción y dignidad a una obra arquitectónica; son característicos del estilo colonial español y del estilo tradicional que de él se derivó.

5) – Es absurdo que don Enrique hable de que no puede haber balcón sin su correspondiente barandilla, pues es visible a simple vista que esa parte de la torre no fue concebida para balcón o mirador y nunca ha tenido funciones de tal. Basta con decir que nunca ha habido escalera “chica ni grande, mala ni buena, para subir hasta allí. Las ventanas que aparecen al pie de la cubierta son de ventilación, ornamentales y, si se quiere, de interés acústico; pero no puertas de escape. (A no ser que exista el proyecto de construir escalare usable para salir allá: en tal caso cuiden los “mejoradores” actuales de diseñarla bien para no tener que subir en cuatro pies, como pasa en el trozo ya construido para llegar al campanario).

6) – La mención del parque de Jalteva, con ladrillos de barro, no viene al caso. Aquí no se protesta por los ladrillos, ni por el barro, sino por el abuso y falta de respeto de venir a manosear un monumento que nuestros antepasados erigieron con todo amor, cuidado e inspiración, y que nos legaron como una herencia y una muestra permanente de su sensibilidad artística, de su espíritu público y su fervor religioso. Si alguien quisiere emularlos en la actualidad, que emprenda obras como las que ellos erigieron, pero sin tocar su herencia que para todos debe ser sagrada.

7) – Don Enrique se lamenta de que la cosa ya no tenga remedio, cuando los referidos bloques Chiltepe pueden ser removidos con tanta facilidad como están siendo puestos en lugar tan inadecuado; y el costo de la reparación debe correr, naturalmente, no a cargo de los celosos guardianes de la tradición, sino de los autores del desaguisado.

8) – ¡Nos acusa don Enrique que de no haber adivinado al tiempo sus secretos propósitos “arquitectónicos” y de no haber protestado con la debida anticipación! A decir verdad, conocemos muy pocos casos en Nicaragua, en que se haya guardado el debido respeto a los monumentos nacionales al tratar de su reconstrucción o conservación. La torre Norte  de la Catedral de León fue debidamente reforzada con cemento armado sin tocarse nada de sus líneas originales. La torre de la iglesia de Subtiava, también fue reforzada y reconstruida su cubierta, de concreto, siguiendo fielmente el maravilloso dibujo dejado por Squier. El cura párroco, Padre Ordóñez, digno de todo aprecio, publicó con anticipación los planos de la obra que pensaba efectuar, pidiendo el consejo y asentimiento de toda la ciudadanía. Allí sí, nadie tiene derecho a protestar, ni hay por qué hacerlo. Actualmente la torre de la iglesia de la Recolección está resquebrajada de arriba abajo. Se requiere proceder a su reforzamiento; pero lejos de proceder a tontas y a locas, el problema se ha llevado a consulta de ingenieros idóneos, que aconsejaran lo más conveniente, y, por supuesto, sin tocar en nada, el aspecto exterior de la joya arquitectónica leonesa. Pero de esto a venir casi en secreto a sumar pegotes a una obra que desde hace un siglo está completa e inmejorable en su hermosa sencillez, hay una enorme diferencia que nosotros estamos en el deber patriótico y en la obligación artística de hacer notar.

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LA TORRE, DON ENRIQUE Y PUNTO FINAL… En: La Prensa, 20 de Noviembre de 1963.

Contestación de don Enrique Guzmán y una nota de La Prensa

Vengo a contestar, punto por punto, el largo escrito de exposición de agravios que aparece publicado en La Prensa del domingo 17, sin firma responsable, lo que me hace suponer que su autor pertenece al cuerpo de redacción del citado diario.

1) – No he dicho que la torre colonial derribada en la guerra del 54 tuviese baranda; dije que era superior a la actual, y terminaba con dibujos arabescos que dejaban sepultada la cúpula hasta su mitad: La base del cimborio ni siquiera se le veía. Puede el que guste llegar a ver la copia de esta torre a la oficina dental del doctor Manuel Granizo.

2) – Al reconstruirse la torre –no en 69 sino en 62— se puso una inscripción al pie de ella en la que se dice “que ha sido reparada y MEJORADA” pero eso no es más que aquello de “alabate mandinga”…

3) – Las huellas de los cimientos que dejaron el barandal, o como quiera llamársele, que había en esa parte de la torre, fueron encontrados por los obreros que ejecutaron el trabajo de colocar los bloques de cerámica; fuera de que los propios restos de los tales adornos, fueron vistos y tocados, cuando era muchacho, por el suscrito.

4) – El vacío que se ha llenado ha venido a dar a conocer el papel que estaban haciendo las cuatro perillas angulares que hay en ese lugar. Ahora sí se comprende para qué fueron puestas allí: para que sirvieran de soporte al listón de la barandilla. Quisiéramos cuatro perillas más para los intermedios.

5) – “Que nunca ha habido escalera chica ni grande para subir hasta el cimborio”. Sí señor, la hay y en muy mal estado. El Cura Monseñor Mejía Vílchez tiene en proyecto hacerla de concreto para poder subir sin dificultad, y contemplar desde lo más alto de la torre, el paisaje de las isletas, y alrededores de Granada, ofreciendo al turismo ese atractivo más, mediante un tiquet que se comprará para escalar la cima por un módico precio.

Ítem más, la única ventana  abierta del lado de occidente fue para darle ventilación y luz al interior del cimborio; las otras fueron abiertas dos años después, cuando llegó el reloj en 64., para expandir el sonido de la campana del reloj, y son verdaderos agujeros, sin gracia ninguna, que es conveniente que no se vean. El trozo ya concluido en el bautisterio de la escalera de caracol que conduce al campanario, será ampliado a fin de que se pueda cómodamente trepar por ella; las proporciones de la actual escalera están equivocadas y tienen razón el agraviado en decir que hay que subir en cuatro pies para llegar al campanario.

6) – Los ladrillos de barro del parque de Jalteva fueron citados como muestra de que cuando se quiere imitar algo colonial, algo nativo o de estilo rústico, se apela a la Cerámica: el barro es lo más nuestro ya lo encontró Colón cuando vino a América.

7) – No me he lamentado, he dicho simplemente que es lástima que habiendo durado el trabajo de colocar los Chiltepes varias semanas, nadie haya dicho nada en todo ese tiempo; hubo una semana que se paró el trabajo por estar haciéndose una escalera de mico para subir a las carátulas del reloj. Ni los Leones, que han contribuido a la compra del reloj, ni vecino alguno se acercó a Monseñor Mejía para hacerle las indicaciones pertinentes. Nada se ha hecho a la sombra sino a la luz del día. Ahora lo que hay que esperar es la venida del señor Obispo para que él decida. Pudiera ser que Monseñor les dé con el martillo en la cabeza por cabecitas de clavo a los “reclamantes”.

8) – Los ejemplos que el expositor de agravios pone de lo que ha pasado en León con los monumentos nacionales, no tienen razón de ser en Granada donde se rompen todas las reglas establecidas por la naturaleza. ¿Dónde se ha visto un lago de agua dulce donde halla tiburones? No es cierto que la torre desde hace un siglo esté completa e inmejorable. A los 30 años de haber sido reedificada, ya le hacían falta las líneas de pináculos que estaban al pie del cimborio y eso es lo que se le ha repuesto.

                                    ENRIQUE GUZMÁN BERMÚDEZ

NOTA DE “LA PRENSA”:   – Un monumento de la calidad artística de la Torre de la Merced –que tiene su propio estilo, su unidad e incluso su propia personalidad en la estampa de una ciudad— no puede ser tocado por nadie, y si por algún motivo muy especial tiene que ser reparado esto sólo se puede hacer previo un estudio de entendidos y con el mayor respeto a la originalidad y características de la obra. Este es un principio de todo el mundo civilizado para tratar sus obras artísticas que, repetimos no se tocan, como nadie corrige un verso de Rubén o un cuadro de un pintor famoso.

Preguntamos al señor Guzmán, únicamente, si él es artista o arquitecto. Y como sabemos su respuesta eso nos basta. Y que no nos salga que Granada tiene tiburones en su lago, porque eso ya lo sabemos. Ya vimos los tiburones desbaratar la iglesia de Guadalupe y muchas otras cosas. Nosotros lo único que pedimos es RESPETO, RESPETO para las obras artísticas y para los pocos monumentos nacionales que nos quedan. El artículo del señor Guzmán nos comprueba su irrespeto absoluto y hasta su desprecio por la bella torre, de cuya lograda belleza se burla por escrito, como se está burlando de hecho adhiriéndose unos pegostes horribles con la misma incultura conque los chavalos rayan las paredes o pintan bigotes a los cuadros célebres.

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