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jueves, 6 de abril de 2023

GUARDIAS NACIONALES MUERTOS EN COMBATE CONTRA EL EDSNN - 1927 - 1933



Guardias Nacionales en Rivas, 1928

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Del Director del Blogspot: 

   Historias llevadas a los libros pueden situar información hacia los márgenes o en el interior de lo acontecido. En los episodios, bajo datos compilados o recopilados, existen engranajes que develan, explican, despejan y, por supuesto, siempre habrá datos pendientes o vacíos en asuntos sustanciales a la espera de tinta indeleble para completar historias inconclusas que a veces exigen hincar los codos, aunque en esos propósitos, al recurrir a diferentes fuentes, siempre estemos advertidos por la frase del poeta Manolo Cuadra: “La Historia es prostituta y la Crónica proxeneta”.

    Durante la guerra librada por el Cuerpo de Marinos de Estados Unidos de América y la Guardia Nacional de Nicaragua en contra del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, ocurrida entre 1927 y 1933, la mayor parte de la información relativa a las muertes en ambos bandos siempre ha sido estadística. De eso pude estar claro a través de relevantes libros escritos por importantes autores; en los postulados de esas investigaciones las cuantificaciones no conducen a los nombres propios de la mayor parte de personas fallecidas. Así puede constatarse en los libros publicados pocos años después del 34 y las décadas sucesivas, entre esos autores: Clyde Metcalf; el registro del Unites States Marine Corps; José Román, Gregorio Gilbert, Salomón de la Selva, Volker Wünderich, Enrique Camacho Navarro, Chuno Blandón, Sergio Ramírez, Ramón Belausteguigoitia, Guillermo E. Cuadra G. Michelle Dospital, Armando Amador, el libro propiciado por Anastasio Somoza García, y otros. Tampoco Gregorio Selser, en el recuento histórico sobre Nicaragua, desde 1909 hasta 1934, brinda nombres específicos y grados militares de los guardias nacionales muertos en combate. Esa información siempre estuvo circunscrita a los mandos militares de cada bando.

    La Revista Conservadora dedicó un número vinculante, a saber: “Reseña de la Organización y Operaciones de la Guardia Nacional de Nicaragua Bajo la Dirección de la Comandancia General del Cuerpo de Marinos de Estados Unidos de América”, en la penúltima página, 173, se localizan cifras atribuidas a esa guerra en contra de la intervención norteamericana librada por el EDSN bajo la conducción del General Augusto C. Sandino, a saber: 510 Encuentros; 75 Guardias muertos; 122 Guardias heridos; 1,115 Rebeldes muertos; 526 Rebeldes heridos…

   Abundaron las voces sobre ese asunto de los fallecidos, pero nadie compensaba el faltante de nombres propios y otros datos relativos entre los contendientes, hasta que, en nuestra búsqueda localizamos una edición del periódico Novedades, que circuló el 22 de Enero de 1979. La lista está contenida en la carta pública que el Teniente de (Inf.) G. N. Retirado, Guillermo Conrado Somarriba le dirigió al Embajador Norteamericano Willian G. Bowdler.

   En la imperiosa labor de afirmación, espero que esta entrega contribuya a llenar otro vacío, porque la mayoría de las guerras, bajas y muertes en combates por lo general cuentan como datos estadísticos. Confío en que se pueda elaborar una lista de muchos de los 1,115 fallecidos, colaboradores y miembros del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional que encabezó el héroe nacional.

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PLN y Guardia Nacional han sido baluartes de libertad y trabajo. Por: Guillermo Conrado Somarriba. En Novedades. Lunes 22 de Enero de 1979.

Guillermo Conrado Somarriba oficial retirado de la G.N., envió una carta a Mr. Bowdler haciéndole ver que no es experto en leyes, sino un soldado que no acepta intervenciones, un enamorado de la paz y la dignidad nacional que el ejército ha mantenido con sangre a lo largo de su historia.

Managua, D.N., 3 de Enero de 1979.

Excmo. Sr. Embajador,
Mr. William G. Bowdler,
Miembros de la Misión Mediadora de Buena Voluntad.
Presente.

Excmo. Sr. Embajador:

El objeto de cursarle la presente, es de presentarle por sus nombres de muchos nicaragüenses, Guardias Nacionales, que murieron en aquellos años de 1927 a 1932, en los Departamento del Norte. No es completa por la pérdida de documentos en el terremoto de 1972, pero sí, es completo y fecundo el fruto que produjo aquella terrible hecatombe, la que sólo muerte, pobrezas, vergüenzas y humillaciones sufrimos; humillaciones como esta: Por consecuencia de la muerte de los ocho marinos USMC, el 3 de Diciembre de 1930, en el valle de Achuapa, conocido como el RAPADOR, en Nueva Segovia. El 5 de Febrero de 1931, se reúnen en WASHINGTON Mr. Hanna, con los Generales McCoy, McDougal y Williams con el Secretario de Estado Mr. STIMSON. Convienen en plan preventivo del retiro de las fuerzas norteamericanas de Nicaragua, el primero de Junio de 1931, donde dejarían solamente un Batallón de Instructores y la fuerza aérea. En respuesta el Mayor General Comandante de los Marinos USMC, Mayor General BEN H. FULLER USMC, se pronunció: “NO CONVIENE RETIRAR A TODOS LOS MARINOS DEJANDO A LOS OFICIALES USME A CARGO DE ESOS INDIOS, PODÍAN AMOTINARSE Y ECHAR A LOS OFICIALES. ADEMÁS, SE LLEVA UN BUEN TIEMPO DE HACER UN BUEN SOLDADO DE UN CUALQUIERA, Y MÁS SI SE TRATA DE NICARAGÜENSES”. Esta ofensa repercutió en el último rincón de nuestro territorio y parece que hasta en América Latina. La prensa nacional, a la cabeza el periodista JUAN RAMÓN AVILÉ, Director del Diario LA NOTICIA, combatieron aquella injuria grosera. Meses después, en Junio, en Bluefields, leí un ardiente editorial en el Diario de la Marina de La Habana, Cuba, refutando tales conceptos.

Mr. Bowdler: corría el mes de junio de 1929, yo era componente del personal de la Oficina del Oficial Ayudante GN-1, en el Estado Mayor G.N. En esa época la prensa nacional opositora atacaba duramente a los Estados Unidos, por la ocupación armada, EL DIARIO LA TRIBUNA, por varios días estuvo publicando un fragmento del discurso de despedida de su primer gran Presidente George Washington, el que en parte decía: “Contra los engaños insidiosos de la influencia extranjera, os conjuro a que me creáis ciudadanos, el centinela de un pueblo libre debe estar siempre despierto”. Dos años después, en el mes de agosto de 1931, en el Semanario LA VOZ DEL ATLÁNTICO, editado en Bluefields, por don Heberto Salter, leí nuevamente este mismo gran pensamiento de libertad y prevención.

Mr. Bowdler: No es mi intención prejuzgar los contenidos del actual convenio planteado en el diálogo amistoso; no soy un experto en leyes, sino un exsoldado plasmado en el marco de una disciplina, con brillos de razón, justicia y la VERDAD, de consumo con el sentido común; las que me fueron inculcadas por altos oficiales USMC, a los que algunos los recuerdo con fervor. Normas que hasta hoy las he seguido sin infringirlas.

Mr. Bowdler: ¿No puede dársele un giro más flexible al diálogo amistoso, sin que entre en conflicto nuestra CONSTITUCIÓN?

Soy el mismo que el 16 del mes pasado, le escribió, sobre el tema de la presente. Favor excusarme por tomarle un poco de su tan ocupado tiempo, pero conociendo la acuciosidad, el alto grado de justicia, de equidad y de espíritu reflexivo, tan proverbial en Ustedes los norteamericanos, virtudes que quedaron grabadas en mi memoria, por los tantos años que trabajé muy de cerca a las órdenes de los altos Oficiales del Cuerpo de Marinos Estadounidenses, es que me atrevo a escribirle nuevamente, abrigando la esperanza de que Ud., valorizará la importancia, de esta nueva reseña, basada siempre en mis recuerdos de soldado activo de la Guardia Nacional de Nicaragua.

El espíritu de división que separa a un país en dos cuerpos opuestos que se odian, es tan terrible y destructivo como si se tratara de Naciones en plan de beligerancia. Las consecuencias de discordias son tan ruinosas como las ventajas que puede obtener el enemigo común. Todos estos perjuicios son males que germinan en la conciencia de todos los hombres, porque trastocan las ideas, las virtudes y destruyen aún el sentido común.

Es por eso que cuando reinan con fuerza en el espíritu de los partidos, las pasiones explosivas, sin oírse la civilizadora y patriótica palabra de un diálogo conciliador, que surgen tremendas hecatombes. La historia política universal está llena de estos actos, sólo dolor y sangre traen.

Tanto su país como el mío tiene ejemplos de la intransigencia política produce males nacionales. La intransigencia, el odio, la pasión, la venganza, la lucha por obtener el poder, sin fijarse en sí se tiene o no derecho a él, son entre otras las que más engendran las terribles guerras fratricidas y es mayor el mal que se causa, si para conseguir lo que se desea no se escrupuliza en acudir a la mentira, a la propaganda falsa, a la calumnia, al embuste, al chantaje, al crimen en constante acecho y a la injusticia y al terrorismo. El uso de las desbocadas pasiones políticas, producen un extraño fruto, donde se ahoga la semilla de la reflexión, la compasión, la comprensión, la bondad y el espíritu de entendimiento humano.

PRIMER ÉPOCA

Todo lo que despierta en mí, son recuerdos de ese ayer, que, comparándolo con los agitados acontecimientos actuales de nuestros días, son ÉMULOS de dos ÉPOCAS vividas por mí, con los mismos caracteres violentos, con los más abominables desastres. Con la confianza de su espíritu sereno, que ha de contribuir saludablemente a que sus benéficos oficios de mediador sean fructíferos, para que las partes en disputa lleguen a un feliz entendimiento; con razonable y justa reconciliación. Para que la familia nicaragüense vuelva al concierto de la fraternidad nacional. Por el momento hago un paro en el camino, para recordar la memoria de todos aquellos valientes que han ofrendado sus vidas en las montañas segovianas. Quienes hombro con hombro pasaron iguales penalidades con sus conciudadanos y Jefes Norteamericanos. Todas aquellas montañas las que hoy son cementerios olvidados de valientes, donde yacen sus restos, a quienes nunca les han ido a poner una flor, o una cruz; menos que un CURA se acerque a ofrecerles una oración.

Mr. Bowdler: Yo nunca he sido político, fui un militar sumido en el anonimato, por las circunstancias de la vida nacional. Pero conozco los negros quebrantos y duros fracasos, producto de los desquiciamientos que ha sufrido nuestra querida Patria. Lo que sólo nos ha traído muertes, con dolores, llantos y copiosas lágrimas. Mr. Bowdler: Como un aficionado a recopilar datos, me permito darle a conocer en un ligero recuento sobre los nicaragüenses Guardias Nacionales, que murieron combatiendo en la contienda, desde el 16 de Julio de 1927, en Ocotal, Nueva Segovia, hasta el 29 de Diciembre de 1932, en LA TRONCA, Matagalpa. Hago esta exposición, porque en mi anterior del 16 de Nov. ppdo., sólo me limité a sus conciudadanos. Hoy me refiero a los míos. Hoy que los recuerdo, me hacen brotar lágrimas, pero con orgullo en reconocer que fueron valientes en la vida y hasta en los últimos instantes de sus muertes.

MUERTOS AÑO DE 1927

Meléndez, Porfirio. No. 101. Sgto Primero, Montañas de Zapotillal, N. Segovia.

Gutiérrez, Francisco. No. 6. Raso. Montañas del Zapotillal. Nueva Segovia.

Benavides, Juan. No. 35. Montañas del Zapotillal. Nueva Segovia.

Bustos, Luis. No. 122. Raso, Montañas del Zapotillal. Nueva Segovia.

Lechado, Guillermo. No. 277. Raso. Montañas de Jicarito, Nueva Segovia.

Moraga, Eliseo. No. 392. Raso. Montañas de Jicarito, Nueva Segovia.

Fonseca, Marco Antonio. No. 39. Raso. Montañas de San Pedro. N. Segovia.

Hernández, Enrique. No. 356. Cabo. Montañas de Trincheras, N. Segovia. (8)


MUERTOS AÑO DE 1928

Echaverri, Manuel E. No. 171. Cabo. Somotillo, Chinandega.

Centeno, Miguel. No. 10. Raso. Somotillo. Chinandega.

Mendoza, Luis. No 17. Raso. Somotillo, Chinandega.

(11)


MUERTOS AÑO DE 1929


Urbina P., Marcos. No. 15. Raso. Montañas de Guanacastillo. N. Segovia.

Buitrago, Rosembarg. No. 231. Cabo. Montañas Guanacastillo. No. Segovia.

Madriz G., José. No. 93. Sgto. Quezalguaque, León.

Palacios, Francisco N., No. 15. Raso. Montañas La Colonia, Jinotega.

Martínez, Pascual. No 2144. Raso. Montañas La Colonia, Jinotega.

Osorio, Miguel. No. 2552. Raso. Montañas La Colonia, Jinotega.

González, Isidro. No. --- Raso, Montañas La Colonia, Jinotega.

(18)


MUERTOS AÑO DE 1930

Rocha, Eliseo. No. 1784. Raso. Montañas Las Cruces. Nueva Segovia.

Macías, Mercedes. No. 2532. Raso. Montañas El Guapinol, Jinotega.

Barahona, Enrique. No. 2849. Raso. Montañas Los Cedros, Jinotega.

Malespín, E. No. 3124. Raso. Montañas Buena Vista, Jinotega.

García, Gregorio. No. 1459. Raso. Montañas de Yalí, Jinotega.

Muñoz, Máximo. No. 3333. Raso. Montañas El Varillal, Nueva Segovia.

Muñoz, Secundino. No. 3334. Montañas El Varillal, Nueva Segovia.

Sandoval, Gabriel. No. 1281. Raso. Montañas El Varillal, Nueva Segovia.

Solórzano, Antonio. No. 2966. Raso. Montañas El Varillal, Nueva Segovia.

Rocha, Isidro. No. 2044. Raso. Montañas El Ojochal, N. Segovia.

Benavides, Eusebio. No. 8025. Raso. Montañas Los Cedros. N. Segovia.

González, Braulio. No. 3702. Raso. Montañas La Vencedora. Jinotega.

Palacios, Matilde. No. 2294. Raso. Pueblo Nuevo, Estelí.

Zapata, Nieves. No. 1362. Cabo. Montañas Las Cuchillas, Jinotega.

Gutiérrez, Víctor M. No. 128. Cabo. Montañas El Portal, Nueva Segovia.

Díaz, Nicolás. No. 602. Raso. Telica, León.

Huerta, Luis. No. 221. Sgto. Primero. Telica, León.

Mendoza, Adán. No. 3875. Raso. Montañas, La Vencedora, Nueva Segovia.

Morales, Simón. No. ---. Cabo. Jícaro. Nueva Segovia.

Palacios, Lázaro. No. 669. Raso. Yalí, Jinotega.

(38)


MUERTOS AÑO DE 1931

Izaguirre, Isabel. No. 749. Raso. Montaña, La Patasta, Nueva Segovia.

Centeno, Simón. No. 2462. Raso. Montaña, Alta Gracia, Nueva Segovia.

Talavera, Santiago. No. 4100. Raso. Montaña, El Embocadero, Jinotega.

Usa, Olivas. No. 2430. Raso. Ciudad Rama, Bluefields.

Díaz, Francisco. No. 2561. Raso. Montañas Coyutigne, Pto. Cabezas.

Merlo, Pedro A. No. 358. Raso. Santa Rosa del Peñón, León.

Padilla, Francisco. No. 3758. Raso. Santa Rosa del Peñón, León.

Rivera, Gonzalo. Raso. San Isidro, Matagalpa.

Ruiz, Ernesto. Raso. San Isidro, Matagalpa.

Espinoza, Francisco. No. 57. Sgto. Primero. Telica, León.

Blanco, Teófilo. No. 1375. Sgto. Primero. Macuelizo, Nueva Segovia.

Rostrán, Andrés. No. 672. Cabo. Macuelizo, Nueva Segovia.

Sequeira C., Octavio. No. 1576. Raso. Academia Militar G.N. Managua.

González C., Natividad. No. 4606. Raso. Santa Rosa del Peñón, León.

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MUERTOS AÑO DE 1932

Hernández, Mariano. No. 3599. Raso. Montañas El Sarayal, Jinotega.

González, Emilio. No. 4511. Raso. Montañas El Sarayal, Jinotega.

Morales, Mercedes. No. 4503. Raso. Montañas Los Ángeles, Jinotega.

Hernández, Ignacio. No. 4020. Raso. Montañas El Caracol, León.

Vanegas, Leocadio. No. 3531. Raso. Montañas El Coyolito, Chinandega.

Rivera, Antonio R. Cabo. Montañas Las Puertas, Nueva Segovia.

Campos, José. No. 3699. Raso. Montañas Las Puertas, Nueva Segovia.

Ruiz, Concepción. No. 4131. Raso. Montañas Las Puertas, Nueva Segovia.

Melgara, Materry. No. 4132. Raso. Montañas Las Puertas, Nueva Segovia.

López, Rómulo. No. 2816. Raso. Montañas Las Puertas, Nueva Segovia.

Palacios, Laborío. No. 4268. Raso. Montañas Las Puertas, N. Segovia.

Coronado, Juan. No. 1888. Sgto. El Viejo, Chinandega.

Omier, Leoinstine. No. 4764. Raso. Llanos de Bacaro, Pto. Cabezas.

Martínez, Humberto. No. 4115. Raso. Montañas La Pavona, Jinotega.

Zamora, Benito. No. 4278. Raso. Montañas El Portillo, Jinotega.

Oquel, Fernando. No. 3116. Raso. Montañas El Naranjo, N. Segovia.

Nicaragua, Alberto. No. 1224. Raso. Montañas Lindo Lugar, Jinotega.

Bolaños, Miguel. No. 1446. Sgto. Montañas La Pelona, Chinandega.

Castillo, Isidro. No. 1902. Cabo. Montañas La Pelona, Chinandega.

Plata, Carlos. No. 4493. Raso. Montañas La Pelona, Chinandega.

Castellón, Hildebrando. No. 2255. Cabo. Montañas La Pelona, Chinandega.

Contreras H., Serapio. No. 79. Raso. Montañas La Pelona, Chinandega.

Herrera, Mateo. Auxiliar. Montañas El Porvenir, Jinotega.

Flores, Pedro. No. 879. Sgto. Montaña Punta de Rieles, León.

Blandón, Daniel. No. 3113. Raso. Punta de Rieles, León.

García, Pedro. No. 2127. Raso. Punta de Rieles, León.

Ibarra, Tomás. No. No. 2823. Cabo. Montañas La Tronca, Matagalpa.

Macías, Vicente. No. 3532. Raso. Montañas La Tronca, Matagalpa.

González, Serapio. No. 5132. Raso. Montañas La Tronca, Matagalpa.

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SEGUNDA ÉPOCA

ESTA ÉPOCA, comprende del primero de Enero de 1933, hasta nuestros días. Por razones muy personales, hube que descontinuar mi DIARIO, quien fue mi fiel compañero. Desde aquellos años, sólo me he limitado a observar tantos acontecimientos tan llenos de episodios, difíciles de controlarlos con la memoria. Pero los de mayor preponderancia los llevará siempre, que son y serán los 40 y más años de PAZ BENDITA, con un progreso sin precedente, y más que todo la unidad que hubo entre el pueblo y el ejército, por desgracia hoy algo quebrantada.

De los acontecimientos militares actuales, no conozco las bajas por MUERTES en acciones, ni de sus nombres y cantidad, por haberme retirado del servicio activo hace más de 20 años; de lo que ya ni de las estructuras interiores de los cuarteles recuerdo. DECLARO, que mi devoción sentimental cobija por igual a todos los CAÍDOS Guardias Nacionales, que cubren ambas épocas, a los que fervorosamente los llevo intensamente en mis recuerdos y que póstumamente seguirán siendo mis compañeros en la memoria. A todos ellos les digo un hasta luego, y que me esperen para hacerles la compañía eterna y final.

Mr. Bowdler: A modo de epílogo, cierro estas similitudes de relaciones históricas, para cuando regrese a su país de a conocer estos acontecimientos que han conmovido a mi Nicaragua, la que espera de Ud., y su gran país una actuación acorde, con los derechos políticos que cada Nación tiene en su Constitución de país libre, soberano e independiente.

Muchas gracias a Ud., y sus compañeros en la Comisión AMISTOSA, por los esfuerzos que están haciendo para que en Nicaragua haya Paz y CONCORDIA.

GUILLERMO CONRADO SOMARRIBA
Teniente de (Inf.) G. N. Retirado

domingo, 1 de marzo de 2015

FRAGMENTOS DE “CONTRA SANDINO EN LOS INFIERNOS”. Por: Manolo Cuadra Vega

FRAGMENTOS DE “CONTRA SANDINO EN LOS INFIERNOS”. Por Manolo Cuadra Vega. En: Suplemento. Managua, 23 de Junio de 1935. Número 85. Año II. Pág. 13.*

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Manolo Cuadra, el joven escritor nicaragüense cuyo libro CONTRA SANDINO EN LOS INFIERNOS se está editando en Nueva York. La obra de Cuadra registra lides sangrientas en una lucha en que Sandino se perfiló como un héroe máximo. Son páginas arrancadas a la realidad de una epopeya de contornos homéricos, en donde el pavor de aquellas horas conmueve a nuestro sistema nervioso con relatos de los encuentros sandinistas y las tropas comandadas por los yanquis.

Manolo Cuadra tiene la palabra para hacer el recuento de esa etapa de sangre y  destrucción en los campos de las Segovias. La juventud, el alma de la nación, pudieron encargarle el canto de esa gesta. Esos son cuentos calcados en el seno de la tragedia, y cada uno es un caso de perversidad y carnicería tremenda por parte del interventor contra el nativo.

Ahora nos complacemos en publicar algunos fragmentos de su gran libro. En él está Augusto C. Sandino captado en su verdadera personalidad, con su historia auténtica. Ni los apólogos de Vasconcelos el gran pensador mexicano, ni tanto ditirambo surgido en torno a su figura mundial han podido localizarlo como estas pocas frases vertidas a modo de prólogo en el libro de Cuadra. Et avant d᾽ici…

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I

El contingente lírico del mundo

Un anónimo ciudadano, un pequeño hombre, sin embargo, había logrado liberarse del tenebroso ambiente, cristalizando con toda oportunidad una actividad romántica frente a la amenaza imperialista. Se llamaba vulgarmente Augusto Calderón Sandino. Salió del radio acomodaticio para caer de bruces en el negativo sublime. La peste romántica de allende la realidad, a falta de colaboración más efectiva, hizo su aporte orquestal. En adelante, aquella “C” de Calderón, que iniciaba un modesto y acaso vergonzante apellido de provincia, queda cesarificada.

Y, es, a no dudarlo, éste, un detalle de importancia, porque en él léese  mejor que en ningún otro, el principio de una serie mixtificaciones y ditirambos por el que el patriota que debió ser hasta el final, devino dolorosamente en el instrumento de explotadores más o menos intelectuales, que buscaban en las canteras de la epopeya un apostolado que les venía de sobra y unas monedas que nunca estuvieron demás.

El yanki frente al nacionalismo era un enemigo atacable y vulnerable. Pero el nacionalismo tenía un terrible enemigo dentro de su propia casa. Enemigo tolerado, adherido a su organismo como una culebra: Eran los sonoros literatos de Europa y América, que con toda suerte de bengalas verbales, lograron corromper la pureza primitiva del hombre. Ellos levantaron una faraónica pirámide de papel que culminaba en Sandino, símbolo de la raza.

Desde tal altura, fue natural que el guerrero perdiera la visión de la realidad. Hombre impresionable, sin firme planta cultural, cedió al vértigo. Mientras que los incitadores formaban comités y colectaban fondos para autonombrarse sus representantes en el alegre París, en el tremendo New  York; mientras que algunos públicos de buena fe pagaban conferencistas y las casas comerciales lanzaban al mercado cuellos y cigarrillos “SANDINO”, eludiendo la crisis con tan fascinante reclamo; mientras el universo estallaba en retórica sonante, Sandino, el ídolo, pedía desde la encrucijada y el recodo un fusil que nadie facilitaba.

Entonces se sintió solo. Solo detrás de una montaña de cartas y periódicos. Era tarde. Comprometido por la popularidad, arremetió. Clamó por medio de conmovedoras proclamas. Suplicó. Lloró Rugió. Su alegre retaguardia de América  y Europa bailaba el tango en Buenos Aires y el pedo de champaña detonaba en París.

A Sandino siguió llamándosele Libertador, Caudillo, Redentor. Pero ¿qué se hacía a esas horas el mundo? Materialmente no existía. Y, en el corazón de la República, los que podíamos, los dueños de nuestro destino, los frustrados forjadores de nuestra nacionalidad, unidos a los comerciantes, a los bandidos, a los estafadores, a los demomaníacos, junto  con algunos jóvenes sin oficio o con vistas a conseguirnos uno, nos enganchamos en el ejército unidos todos contra el heroísmo, nuestro enemigo común, nos preparamos para aplastarlo.
II
Táctica del invasor

La primera providencia de los invasores, en la zona de guerra, se redujo al desmantelamiento de los focos productivos. Esta es la primera voz, seguramente, que un testigo presencial, no sandinista, levanta para que se conozca el sistema de guerra de los invasores.

Aquello que al principio parecía una lucha de hombre contra hombres, convirtióse enseguida en el encono de Búfalo Sam contra las bondades de nuestra naturaleza. Los elementos de vida rurales, ganados, aves de corral, huertos frutales, plantíos e instrumentos de labranza; todos los elementos de vida y la vida misma, hombres mujeres y niños que no pudieron cumplir por obstáculos materiales para el ucase de la reconstrucción, perecían bajo el incendio, la destrucción, la dispersión y la muerte.

Esta conducta bélica, no obstante fue atribuida a los rebeldes con un propósito de descrédito, pues no podían ser ellos mismos, como es lógico suponerlo, los que segaran tan preciosas fuentes de mantenimiento. La invasión –yanque al fin— disponía para voltear los argumentos, de un formidable equipo de propaganda. ¿Qué podía contra ellos una clandestina publicación nacionalista?

Una vez, mientras cruzábamos las llanuras de Pasmata, la avanzada de la patrulla se detuvo bruscamente. Llegados el turno de los que caminábamos a retaguardia, no pudimos contener un movimiento de horror. Balanceándose de los árboles, ¡ah el grotesco bailoteo de aquellos cuerpos! destacábanse contra el horizonte, cinco por todos –dos niños y tres hombres—. Imposible identificarlos como criaturas a nos ser por sus ropas. Los cuerpos suspendidos de los árboles, destilaban un líquido putrefacto que formaba charco en el suelo. Millares de moscas zumbaban alrededor glotonamente. Los han estado blanqueando –pensamos—. Efectivamente, a poco encontramos señales de que allí había descansado una patrulla. Amontonadas en un sitio había cantidad de cápsulas. Todo se reducía a esto: nos habían precedido los marinos.

No pude, mientras nos alejábamos, resistir la tentación de mirar atrás. Todavía. Media hora más y sus cuerpos, ya bastante trabajados por la distancia, se empequeñecían como en una súplica de olvido. Allá quedaron, a la entrada de la llanura, las pobres frutas humanas, bailando el mismo valse lento y melancólico, al compás del viento que cantaba entre las hojas.

Ellos, dueños de tierra donde la vista se fatiga en el horizonte, no tuvieron para descansar el pequeño palacio de una tumba.
¡Ah, Sandino, maldito, asesino, bandolero!

                                                                 Manolo Cuadra 

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N. del Editor del Blogspot:

*El director del semanario "Suplemento"  fue el periodista C. Paguagua Núñez. El ejemplar del cual reproducimos este artículo forma parte del Archivo Histórico Hemerográfico que reunió el recordado intelectual y matemático, Profesor Rafael Carrillo Díaz y familia. 

Manolo tomó parte en la contienda contra el Gral. Sandino, y luego abandonó la vida castrense, de aquellos episodios provienen diversos testimonios reunidos bajo el título "De la Academia a la Montaña". Como está afirmado por su autor, fue "...la primera voz, seguramente, que un testigo presencial, no sandinista, levanta para que se conozca el sistema de guerra de los invasores". 

Manolo fue un férreo adversario de la dictadura encabezada por Anastasio Somoza García,  y una década más tarde, entre 1944 y 1947, durante los años en que funcionó la Universidad Central de Nicaragua, mantuvo estrecha relación con la dirigencia estudiantil universitaria que le dio recia batalla a la dictadura, en la cual tomó parte mi padre, el doctor Eduardo Pérez-Valle, alternando junto a otros recordados luchadores, en el rol de director, editor-redactor de los periódicos "El Universitario"; "Avanzada" y "Patria Libre". Esta fotografía pertenece a esa época (1947), en ella puede apreciarse a Manolo Cuadra Vega y Eduardo Pérez-Valle cuando iban rumbo a la Universidad en donde se efectuaría un acto político. 



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¡Levántate, Augusto César!...

Por: Eduardo PÉREZ-VALLE (1947)*

Jamás como ahora podrá lamentar la Patria el asesinato de su Héroe Máximo, Augusto César Sandino. Sandino! Tesoro sacrosanto de la nacionalidad, surgido un día prodigioso del barro nicaragüense, fecundado por la planta del indio. Ascendió a las alturas donde reinan los héroes, reptando por la escala ideal de una sublime locura: consideró a su Patria su principio y su fin.

Patria! Alfa y omega del nicaragüense Sandino. Patria! Suma razón del bélico lirismo del Sandino latinoamericano. Patria! Execración de la salvaje tiranía que clavó su raiz emponzoñada en el pecho vehemente del Protector de la Raza.


Las lágrimas de Nicaragua ahora más que nunca han de verterse sobre la tierra huérfana, y han de buscar desesperadamente en su entraña sombría las reliquias del Héroe, para embeberlas en sus imprecaciones. Las lágrimas de Nicaragua no han de secarse en torno de los huesos y la memoria del más amado de sus hijos. Han de gritar diciendo:

Levántate, Augusto César, terror de los impíos rojos y verdes que carcomen el alma de tu Patria! Levántate, Augusto César, azote de los yanquis, sedientos de rapiña! No has muerto aún. Y al impulso omnipotente de tu espíritu, la Patria con quien sueñas, recostado en su propio corazón, va a resurgir del abismo para alcanzar las cumbres de una gloria inmortal.


El águila extranjera  y buitre nativo han de batir sus alas bajo tu pendón rebelde. 


Levántate, que ahora como nunca es tuya la Patria en quien pusiste tu orgullo, a quien ofrendaste el suave olor de tu gran sacrificio. 


Levántate, ahora que en los pechos honrados hierve la venganza, y el vendaval del odio azota el rostro de tus cobardes asesinos.


Levántate, que hay un millón de hermanos tuyos prestos a la guerrilla, esperando el tronar embriagante de tu alarido reivindicador. 


Levántate, que aún te esperan Las Segovias verdeantes para darte su abrazo de esperanza; aún te espera la montaña nicaragüense, para repetir con sus ecos el grito de tu fusil.


*Publicado en el periódico "Avanzada". Órgano del Centro Universitario de Managua. Semanario de la Causa Universitaria que es a la vez la Causa del Pueblo y la Libertad. Lema: CULTURA, JUSTICIA, PATRIA. Managua, 11 de Junio de 1947. 
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domingo, 21 de diciembre de 2014

APROPIACIÓN, DESTRUCCIÓN Y, DISPERSIÓN, DEL ARCHIVO DEL GENERAL SANDINO. Por: Eduardo Pérez -Valle hijo.

APROPIACIÓN, DESTRUCCIÓN Y, DISPERSIÓN, DEL ARCHIVO DEL GENERAL SANDINO

Por: Eduardo Pérez-Valle h.


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Preliminar: 

Durante la lucha contra la intervención norteamericana y, después del asesinato del Gral. Sandino, hubo tres apropiaciones de abundante documentación perteneciente al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, la primera ocurrió durante uno de los combates más cruentos y traído a la memoria: el Combate en las inmediaciones de la “Cueva de los Abismos del Horno”; después, sucedió  la entrega del archivo personal del héroe, que había trasladado y ocultado en Niquinohomo antes de las Conversaciones de Paz; y la tercera apropiación la efectuó la marinería norteamericana que remitió documentos  hacia los órganos de inteligencia, en Estados Unidos.  Al final de este trabado histórico, conversamos con Wálter Castillo Sandino,  con el objetivo de indagar sobre el propósito o la voluntad de hacer algo que permita reunir documentos dispersos que pertenecieron o tienen relación con la gesta del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

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En el curso de la apropiación y la destrucción que impuso la dictadura somocista sobre cualquier recuerdo, señal o noticia  de la gesta nacionalista y antimperialista emprendida por el general Sandino, muchos documentos personales del héroe y gran parte del Archivo del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, fueron incautados y tomaron destino incierto. Lo más connotado después de los aborrecidos crímenes que fueron perpetrados contra los miembros del EDSNN, fue la compulsiva tarea de arrebatar el archivo y  pertenencias del General Sandino.

Al antecedente, deben agregarse los cuantiosos documentos incautados en combate al ejército sandinista que fueron enviados a las oficinas de inteligencia del Ejército Imperial de los Estados Unidos de Norteamérica, y décadas más tarde trasladados a diferentes archivos históricos. Otra parte quedó a salvo en Nicaragua, celosamente guardada entre simpatizantes, colaboradores, y militantes sandinistas. La tercera parte de esa profusa labor de informes y ordenanzas militares, cartas, notas y artículos periodísticos del general Sandino, permanece en otros archivos extranjeros,  también los hay entre los ascendientes de muchas personalidades que militaron a favor de la causa y la solidaridad internacional contra la intervención yanqui en Nicaragua.

Entre esos notables de la época se inscriben: el vasco Ramón de Belausteguigoitia, el argentino Manuel Ugarte; El general sandinista oriundo de Guatemala, Isidro Ruano; el mexicano José Vasconcelos; los peruanos Esteban Pavletich y Víctor Raúl Haya de la Torre;  Joaquín Trincado Mateo, nacido en Navarra, España y creador de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal, con la cual tuvo especial adscripción teosófica el General Sandino. 

La entrega artera del archivo del General Sandino

El fraseo “quiero morir tranquilo” pertenece a José Bismarck Alvarado,  cuñado del General Sandino (1), expresada en el intento de sostener exención de toda culpa frente a la única vez que un periodista nicaragüense le preguntó sobre la pérdida del archivo del EDSSN. Marcado por sus vecinos catarineños, le identificaban como un vecino de “recursos de modesta economía, casi un hombre pobre y que de la noche a la mañana se tornó en un potentado, sólo pudo haber tenido dos caminos para obtener dinero: o robó o se sacó la lotería”. El 30 de agosto de 1970, con 72 años de edad, Alvarado negó rotundamente haber traficado con el archivo del General Sandino y haber desvalijado a su suegro, don Gregorio Sandino.

Esta fotografía de Bismark Alvarado, cuñado del General Sandino,  fue publicada en el Semanario "Extra", el 30 de Agosto de 1970. 

Marco Antonio Sánchez Conto, familiar en línea vertical del General Sandino, recordaba: “Bismarck Alvarado fue diputado somocista y vivía en Catarina. Desde pequeño sabíamos en Niquinohomo que después del asesinato de  Sandino, Somoza expulsó para El Salvador a don Gregorio, su esposa y una nieta, y Bismarck Alvarado se quedó con todos los bienes y los archivos de Sandino. Dicen los vecinos de Catarina que Alvarado obtuvo su diputación al entregar los archivos de Sandino a los Somoza.”

Es de suponer que el yerno de don Gregorio Sandino, para obtener aquella diputación somocista, contara con el apoyo y la ayuda del aparato político y represivo del régimen. Siempre aceptó haber trasladado, “a la luz del día”,  desde la casa de don Gregorio, varios fardos en carreta jalada por bueyes; pero al buscar razones originaba más sospechas: “Yo, sinceramente ignoraba si además de los granos (maíz) existían papeles y documentos dentro de los sacos”.(2)

En las reacciones inmoderadas,  y lejos de disipar sospechas, Bismarck aceptó que un pelotón de la Guardia Nacional comandado por el entonces teniente Federico Davidson Blanco llegó hasta la casa de su madre, doña Salvadora Alvarado, y fue directo a los sacos en la sala principal, los cargaron y se los llevaron. “Eso me hace suponer que hubo denuncia concreta de alguien que sospechaba que en el contenido existieran documentos”, dijo en aquella ocasión.

Tal conducta explica, en su mayor parte, la manera en que ocurrió la pérdida y la destrucción de importantes documentos pertenecientes a la valiente, decorosa, y digna conducta del General Sandino. Algunos de los documentos posteriormente fueron incluidos en el libro “El Verdadero Sandino o El Calvario de Las Segovias”, estructurado por los oficiales G.N. Guillermo E. Cuadra G., y Domingo Ibarra Grijalva, por encargo de Somoza García, y con la colaboración de Luis Rivas Novoa, implicado en el relato de  Alvarado Zúñiga.

El archivo sandinista en la “Cueva de los Abismos del Horno”

Sabemos que otra importante cantidad de documentos del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional cayó en poder de la Guardia Nacional, después del combate librado en Enero de 1933, en un sector montañoso de Somoto, en el sitio conocido como El Horno. Los detalles de ese combate están relatados en la “Revista Conservadora”,por el Teniente G.N. Guillermo E. Cuadra G., comandante de la patrulla de 45 soldados que combatieron en el sitio. De acuerdo con la descripción del sitio, el combate ocurrió entre El Espino y Somoto, en las cercanías de una estribación o acantilado profundo.

En estos tiempos de avanzadas tecnologías, disponemos de mejores estudios geomorfológicos de la zona norte de Nicaragua, al contrastarlos con la descripción del G.N. Cuadra G., es de suponer que la zona de operaciones militares corresponde al “Cañón de Somoto”, cuyas paredes, según el INETER, alcanzan 160 metros de altura máxima, y en su recorrido tiene dos pozas de agua. En los alrededores existen varias cuevas, una de ellas de grandes dimensiones, servía de cuartel a los guerrilleros sandinistas. Así lo confirma Cuadra:

“Este nuevo mirador estaba situado al centro de un óvalo formado por una serie de lomas, cuyas cimas aparecían exentas de vegetación. En su parte menos ancha, aquel óvalo, entre la casita y su confín, en línea recta, tenía una distancia aproximada de unos mil metros. Semejante a un lago seco de sinuoso fondo cuya profundidad no podía apreciarse por la existencia de una serie de pequeñas lomas que aumentaban de altura a medida de ir acercándose a su contorno o acantilado, aquel lugar, por poseer, además, una cueva de grandes dimensiones donde podían caber perfectamente acostados unos doscientos hombres, según nos lo explicaron los señores de la casa, se llamaba EL HORNO, los ABISMOS DEL HORNO.

Dentro de ésta se encontró mucha correspondencia sandinista; lista  completa de la columna de Díaz y Morales, comunicaciones dirigidas a Sandino por civiles de diferentes ciudades de la república, y en el potrero, sesenta y cinco bestias, entre mulares y caballares”. La Cueva de los Abismos de El Horno, uno de los refugios sandinistas más buscado por el ex-Comandante de Somoto, Capitán Williams, desde aquellos momentos dejaba de ser, para los nicaragüenses, sitio fantasma, recutidero secreto de elementos como los que la Guardia acababa de desbaratar.”

CONVERSACIÓN: EL PROPÓSITO DE WÁLTER CASTILLO SANDINO

Factores perturbadores en el rescate de las fuentes históricas

Durante los años de silencio impuesto con el cual intentaron cubrir el asesinato del General, aparecieron en el extranjero diferentes libros con relatos o testimonios sobre la gesta sandinista, sin embargo, desde el derrocamiento de la dictadura somocista no ha sido posible emprender desde nuestro país hacia el extranjero, un proyecto sistemático de investigación histórica para reintegrar la mayor cantidad de documentos que permanecen en distintas instituciones y en poder de particulares.

Es de suponer que tan meritorio propósito cuente con el apoyo y la ayuda de diferentes sectores, como ya lo hubo, pero conozcamos el testimonio de Wálter Castillo Sandino, ingeniero y excapitán retirado de la Fuerza Aérea Sandinista, los aspectos desavenidos en el presente:

n otros tiempos hubo financiamiento de investigadores en archivos extranjeros, ¿por qué ahora no lo hay en este asunto de tanta importancia nacional?

“En honor a la verdad, la persona que a mí, de una manera muy personal -----porque yo pensé que la pregunta iba dirigida a investigadores, y yo no soy historiador--- me ha brindado apoyo es, el comandante Ortega. Él me brindó ayuda, en mis viajes personales a los Estados Unidos, para buscar esos documentos, es algo que no puedo omitir, pero repito, en calidad sumamente personal, no ha sido ninguna disposición gubernamental de apoyar la búsqueda de estos documentos o de esta información que está desclasificada en los Estados Unidos. En esa labor es necesario contar con personas que estén bien dotadas de conocimientos, retentiva, mucha memoria, un documento que encuentras en una caja, lo anotas lo relacionas con otro…

¿Cuántos nicaragüenses en este momento están dedicados a rescatar en el extranjero la documentación relacionada con el General Sandino?

Que yo sepa, ya que la pregunta es relacionada con el extranjero, que yo sepa sólo hay uno, una sola persona que a mí me ha sorprendido muy positivamente, el señor Michael J. Schroeder, profesor de historia en una universidad de Pensilvania;  de manera voluntaria, espontánea lo ha hecho en los últimos veinte años, en todos los museos y todas las bibliotecas de los Estados Unidos, de la marina de los Estados Unidos, del Departamento de Estado, y ha esculcado cada uno de los documentos. Él estudia dos países en particular, México y Nicaragua. Hoy en día usted visita su página Web que se llama “Sandino Rebellion”, y puede encontrar mucha información, él está más abocado  a Nicaragua.

“Nos ha dado una enseñanza increíble, donó más de 1,700 documentos inéditos, que los tengo resguardados en dos maletines. La mayoría están en español, pero hay bastantes en inglés. Tenemos la versión de las cartas directas de Sandino y de todos sus generales que fueron arrebatadas,  de los  que fueron llevadas a los Estados Unidos, las versiones de los yanquis, de sus propias versiones.”  Y para probar lo afirmado, Wálter nos conduce hasta una pequeña oficina adjunta y nos muestra dos enormes maletines repletos de documentos.

¿El señor Schroeder tiene apoyo del Gobierno de Nicaragua?

A través mío hemos solicitado apoyo, porque él me dice, “imagínese Wálter, si yo he hecho este trabajo, al mismo tiempo que doy clases en esta universidad, cómo sería si me dedicara sólo a esto, si hemos obtenido bastante en poco tiempo y con muy pocos recursos, cuánto haría disponiendo de lo suficiente,  yo no estoy pidiendo ganar nada por esto, tan sólo poder comer, dormir, tener un lugar donde no congelarme”, porque él vive donde hay temporadas de frío intenso, y hace un trabajo que en definitiva será en beneficio de todos nosotros, los nicaragüenses, él ha pedido apoyo, y hasta el momento no hemos tenido respuesta.

A propósito de lo que no está estudiado, ¿cuál es la preocupación de mayor actualidad relacionada a ese conocimiento disperso?

“La falta de interés, porque yo no puedo llamarla de otra forma. Hay una gran falta de interés en crear, digamos, estructuras que fortalezcan la ideología sandinista. El estudio de la ideología sandinista. El año pasado organizamos una cátedra, la cátedra Sandino, el 14 de julio del año pasado, y la anunciamos con bombos y platillos, con eminentes historiadores, escritores y  personalidades de la literatura de este país, en la UNAN.  Sin embargo, este proyecto no ha cuajado, no ha tenido ninguna repercusión, nadie se ha interesado en llevarlo adelante, a pesar de que fue un gran evento. El hecho de crear una cátedra  nos daría más posibilidad para que haya más aportes y de personas que tengan determinados tipos de conocimiento y dotes que puedan apoyar a ese proyecto, esa es una de las principales deficiencias que yo encuentro.”

¿El proyecto tiene plan de estudio?

Lo más importante era el inicio. Yo no voy como historiador, voy como familiar. Con los documentos y los aportes que yo tengo en lo personal como familia. El equipo interdisciplinario crearía el plan de estudio académico, enriquecido por cada una de las partes para llevarlo a la práctica en las universidades, ¿Y por qué no hacerlo también en las escuelas, barrios, en todas partes? Ahí estaba involucrado el departamento de historia de la UNAN.  El decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas, el doctor Alfredo Lobato Blanco, el Vicerrector de la UNAN, Aldo Díaz Lacayo, un historiador muy bueno, el profesor Moncada Fonseca, en realidad, era un inicio, esto no era más que el inicio de este proyecto, estaba el Presidente del CNU, Telémaco Talavera; el Vicesecretario General, Arturo Collado.

¿A qué se puede atribuir que el Proyecto esté en espera?

Yo pienso muy en lo personal, que esperan la señal de alguien.

¿En el caso del traslado de valores generacionales se puede concebir un sandinismo 2012 sin estar radicado en aquella gesta?

Es necesario profundizar más en el Pensamiento Vivo de Sandino y no sólo  llevarlo a la práctica, no podemos ser solamente teóricos, prácticos de este pensamiento, Yo tuve la gran oportunidad, la gran suerte, de haber podido conocer a hombres como Carlos Fonseca Amador, al coronel Santos López, que aunque no era un gran escritor, pensador, político, etcétera, es un hombre que vivió ese momento y nos lo transmitió tal como él lo vio, tanto el coronel Santos López, como Carlos, como el mismo Pedro Antonio Aráuz, cuñado del General Sandino, que fue el ayudante personal de él, cuando ellos vivieron con nosotros en Cuba, coincidían en una cosa, estaban empeñados en que nosotros aprendiéramos cada vez más sobre la gesta de Sandino, inclusive, yo recuerdo muy bien las frases de Carlos cuando llegaba a la casa, nos decía:  “Ustedes, dedíquense a estudiar, prepárense”, porque nosotros éramos jóvenes, impetuosos.

En pugna con la incomprensión

Después del asalto a la Casa de “Chema” Castillo,  llegó el Comando a la casa, y eso fue de alegría tremenda, nosotros les decíamos: “queremos irnos a combatir a Nicaragua,  sáquenos de aquí,  incorpórennos a la lucha. Y ellos repetían: “Ustedes tienen mucho que aporta aquí, estudien, prepárense, ustedes son los futuros cuadros de nuestra Revolución”. Esas palabras se las llevó el viento. Nos preparamos, pero yo no siento que todos nuestros conocimientos, nuestras experiencias,  nosotros  o los estudios que pudimos haber hecho, no solamente yo, que por cierto fui el más rezagado de todos mis hermanos, tengan espacio o puedan ponerse de forma efectiva al servicio del actual proceso.

¿Hay algún documento firmado?

Existe un documento oficial que fue firmado por todos, donde se acordó la creación de la Cátedra. Cada vez que los encuentro les pregunto, y siempre me dicen: “Tenemos que ponernos de acuerdo”. Pero otros me han dicho: “Hasta que no tengamos aprobación, anuencia, no podemos hacerlo por nuestra cuenta”. La universidad es capaz para llevar un proyecto, tiene personas capacitadas, es autónoma,  Eso por un lado, y  por otro lado, yo pienso, no solamente de este grupo que tuvo la intencionalidad, la misma parte, digamos, ideológica de nuestro Gobierno, de complementar las acciones con una ideología, porque hoy en día nosotros hemos visto a muchas personas que hablan de Sandino, pero muchas personas tiene diferentes ángulos de cómo ven a Sandino, es unificar criterios a través de una ideología.

En el proceso que hoy vivimos, ¿qué tan importante sería la inclusión en los planes de enseñanza del Ministerio de Educación?

“No debe incluirse como una enseñanza partidaria. Pero, para mi es vergonzoso, te lo digo con toda sinceridad, que no se haya hecho un esfuerzo por llevar esta historia, a los jóvenes, a los adultos, yo conozco porque fui educado en otros países, que dentro de sus programas académicos incluía la gesta del General Sandino y compañeros de armas.

Yo entiendo que nuestra principal atención estaba enfocada en primer lugar a la toma del poder, a la consolidación del poder, ahora estamos en una etapa de profundizar estos conocimientos que hemos heredado de la historia de Nicaragua, y dar un paso más elevado, llevarlo a la enseñanza pública. Incluido en los libros de historia, y poco a poco  el estudiante adquiera esos conocimientos, eso actualmente yo no lo veo. Lo veo en los discursos, en las proclamas, en las pintas de las paredes, pero no lo veo en los libros de los estudiantes, nuestro mayor esfuerzo ideológico es ahí donde irá pasando esa juventud, profesionales y dirigentes de nuestro país. El principal bastión para enriquecer a la propia juventud, de lo contrario si lo seguimos haciendo de la manera que lo estamos haciendo, inclusive yo que participé en dos escuelas de cuadros, en el Ejército y en la Policía, y me di cuenta que mi apreciación sobre Sandino difiere con esa enseñanza, estas contradicciones más bien a lo que vienen es, a enredar, hay que conformar una única escuela de cuadros, único pensum escolar, cuando yo te hablo de único, hablo de conformar un equipo de estudiosos,  no tiene que ser que prevalezca mi opinión, mi versión, pero que lo consensuemos por mayoría y lo llevemos a la práctica mediante un organismo que nos permita llevar adelante este proyecto.

¿Cuáles son las tareas más importantes para retomar la Cátedra de Sandino, la creación del Museo, y destinar investigadores en archivos extranjeros?

Hay otras que no deberíamos pasar por alto, que este partido debe tener una ideología. Debe haber una enseñanza de un Sandino único, hegemónico, de un Sandino que una a todas las fuerzas partidarias. Fortalecer la escuela de cuadros, una pre-escuela para seleccionar. No hemos podido lograrlo.´

NOTAS:

1- Bismark Alvarado fue casado con  Asunción Sandino Tiffer, hermana de padre del General A. C. Sandino. 

2- Estas declaraciones fueron brindadas en 1970; publicadas 36 años después de la muerte del General A. C. Sandino. Semanario "Extra", bajo el título: "Lo Juro: Yo no vendí el Archivo de Sandino". 

3- Consúltese: Cuadra G. Guillermo Enrique: Memorias de un exoficial de la Guardia Nacional. Revista Conservadora No. 16-18. Managua, Enero-Marzo de 1962


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jueves, 5 de junio de 2014

Carlos Eddy Monterrey declara: “YO EJECUTÉ A SANDINO”. Por Filadelfo Alemán. En: La Prensa, domingo 21 de Febrero de 1971. Edición No. 12542.


** Soldados cayeron como zopilotes sobre cadáveres

** Monterrey escribe un libro con más detalles del caso


“Yo ejecuté a Sandino, Estrada y a Umanzor. Y cuando los tres cayeron, los soldados del pelotón de fusilamiento se lanzaron como zopilotes sobe los cadáveres para quitarles las cosas de valor que llevaban encima…”

Así comenzó su relató ayer sobre la muerte de Sandino, el Coronel (PA) jubilado, Carlos Eddy Monterrey, quien en forma exclusiva habló por primera vez sobre el caso, para LA PRENSA.

Monterrey, dado de baja del ejército en 1953, después de un Consejo de Guerra, en el que se le acusaba de “proposición de conspiración contra el Gral. Somoza García”, nunca había querido dar declaraciones de prensa sobre ese episodio de la Historia Nacional.

De estatura mediana, muy menudo, fogoso y nervioso para hablar, habita una menos que modesta casa en el Plantel de Batahola del Distrito Nacional, casi abandonado a su suerte, después de haber sido él, según declaró en el Consejo de Guerra, con la eliminación de Sandino, quien allanó, el camino del poder a Somoza.

No quiso dar ciertos detalles de la muerte de Sandino, por ejemplo: el lugar donde está enterrado, “por cuestiones de ética de soldado”, pero dio a conocer pormenores hasta ahora desconocidos.

“ME RESPONSABILIZO ANTE LA HISTORIA”

Exjefe de la Fuerza Aérea y ex Cónsul General de Nicaragua en Nueva York y representante ante las Naciones Unidas, parece ocultar algo en su ser que podría ser resentimiento por la moneda con que le han pagado.

“Si, yo fui quien ejecutó a Sandino, me responsabilizo de ello ante la historia porque no lo puedo negar, dijo.

“Pero agregó, lo hice como soldado, como le hubiera tocado a cualquier soldado, de que recibe órdenes y las ejecuta por disciplina militar.

SU RELATO

“Yo me encontraba en mi oficina del Campo de Marte, cuando el Capitán Lisandro Delgadillo, paso corriendo por mi puesto a eso de las ocho y  media de la noche del 21 de febrero de 1934”.

“Iba en dirección de una casa del Campo de Marte, en
donde el Gral. Somoza, esperaba escuchar un recital. Cuando pasó de regreso me dijo Delgadillo: “¡seguime!”

“¿Qué hago con la guardia?”, le pregunté y él me contestó: “déjala con el oficial que te sigue…”.

Lo seguí en dirección a El Hormiguero, y cuando estuve en el centro del patio miré a Sandino, don Sofonías Salvatierra, don Gregorio Sandino, y los generales Juan Pablo Umanzor y Francisco Estrada, rodeados de guardias nacionales que les apuntaban con sus ametralladoras.

“Yo no conocía a Sandino, personalmente, hasta ese día. Se mostraba intranquilo y menos belicoso que sus dos generales.

“ESCOGE 10 GUARDIAS”

Según Monterrey, Delgadillo le dio orden de que se encargara de los prisioneros, que escogiera a 10 guardias que hubiesen peleado en las Segovias y que lo siguiera.

Delgadillo se montó en la cabina del camión al lado del chofer y yo me encargué de subir a Sandino, Umanzor  y Estrada en la plataforma protegida de barandas.

Sandino se sentó en el fondo de la plataforma, en medio de la ventanilla de la cabina del camión y sus generales Umanzor y Estrada a los lados.

“Yo tenía miedo de que los prisioneros hicieran un movimiento raro, pues temía disparar en dirección a la cabina del chofer y herir a los que iban en ella”. Me acompañaban 10 guardias. “Sin embargo, los tres prisioneros tenían pocas alternativas pues si querían saltar fuera del vehículo tenían que hacerlo por las barandas que eran altas”.

“En el transcurso hubo pocas palabras, pero me las reservo porque lo voy a decir en un libro que escribiré”.

“Luego de cerca de cinco minutos de camino el Capitán Delgadillo ordenó al chofer que se detuviera”.

“Estábamos en un camino del barrio San Luis, en un lugar que podría corresponder ahora a la siguiente dirección: de la parte trasera de la Iglesia de San Luis varias cuadras al sur”.

BAJAN LOS PRISIONEROS

Los prisioneros fueron obligados a bajar del vehículo a punto de ametralladoras y luego colocados a cierta distancia del pelotón de Guardias Nacionales.

“El capitán Delgadillo, bajó del vehículo también y me dijo: Prepárense a ejecutarlos, yo les voy a dar la señal con un disparo”.

Monterrey, guardó silencio, bajó los ojos, pensó un poco y dijo: “Hasta allí es lo único que puedo contarles…”.

— ¿Pero cómo actuó Sandino?—

— Estuvieron mejor sus generales, Sandino rogó muchas cosas…”.

— ¿Cómo qué?

— No puedo decirlas, son para mi libro.

— ¿Pero qué pasó más..?

— No puedo seguir…

— ¿Cuando los guerrilleros cayeron qué pasó, les quitaron lo que llevaban?

— Sí, lo soldados cayeron sobre ellos como zopilotes y les quitaron todo.

— ¿Cómo qué?

— Por ejemplo, le quitaron a Umanzor un pañuelo en que había amotetado un montón de joyas, oro, y piedras preciosas.

LE QUISO DAR EL PAÑUELO A UMANZOR

— Umanzor, antes de que lo fusiláramos, se sacó ese pañuelo de la bolsa de atrás del pantalón y me lo quiso dar.

— Yo no quiero nada de un bandolero, le contesté. Él se lo volvió a meter en el bolsillo. Luego me dijeron que había muchas cosas de valor.

— ¿Dónde enterraron a Sandino?

— No lo puedo decir, son cosas de ética militar.

— ¿Pero no lo dirá en su libro?

— Sí.

APUNTÓ A SANDINO

— ¿Quién dio la orden de fuego al pelotón de fusilamiento?

—  Yo.

— ¿Cómo fue?

— Les dije a los soldados que dispararan cuando yo disparara.

— ¿Y a quién apuntó usted?

— ¡A Sandino!

Cuando dijo ¡a Sandino! Se levantó del asiento y lanzó los brazos hacia adelante. “Es que cualquiera lo hubiera hecho. Sólo los que no saben lo que es una orden militar pueden decir cosas por ahí… criticar, etc.”, explicó.

HABLA DE SANDINO

Monterrey pasó a hablar de Sandino:

“Yo no soy sandinista, nunca lo he sido y no sé cómo los jóvenes de hoy en día quieren ser sandinistas”, dijo.

“Le reconocí su valor de soldado, pero su posición política no me simpatizaba. Quería destruir a los yanquis a costa de los nicaragüenses”.

Y prosiguió:

“Una vez —y lo voy a decir en mi libro— propuso que nuestro país fuera dirigido por un gobernador americano”.

“Además, creo que su más grande error fue haber querido destruir a la Guardia Nacional. Yo soy  militarista y guardista y  creo firmemente en el dominio del elemento castrense en todo país, por sobre todo lo político.

Y esto no es asunto de utopías ni especulaciones, es la realidad. Mandan desde Alaska a la Patagonia. En toda América Latina y en los Estados Unidos presionan contra la Casa Blanca.

Sacasa prometió a Sandino mando en toda la zona norte del país, —Las Segovias, etc. — y con ello hubiera sido destruida la Guardia Nacional.

JUSTIFICA MUERTE

… “Como militar, como guardista, justifico la muerte de Sandino”.


Monterrey se metió las manos en los bolsillos, miró las cuatro paredes de la pobre casa en que vive y dijo que ya no quería hablar más.