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Dr. Rafael Córdova Rivas - 1950
Memoria del Colegio Rubén Darío
1948. -1949 - 1950
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Por: Presbítero Marco Antonio García
Al cumplirse 18 años de labor en el
Colegio de mi fundación, me llegó el inefable regocijo en un folleto jurídico, escrito
por el Dr. Rafael Córdova, con la siguiente dedicatoria:
“Para mi padre espiritual, Presbítero
Marco Antonio García, con eterno agradecimiento por su profunda colaboración en
la formación de mi personalidad”.
Solamente don Gustavo, padre de Rafael,
podría competir conmigo en el justo regocijo, ocasionado con la lectura de tal
folleto.
Rafael es el primer hijo espiritual que
va la vida social, nacional con la librea de un título el cual respalda, en
gran parte, la semilla germinada de mis humildes enseñanzas y direcciones; es
la primera extensión de mi propio espíritu que, en fuerza de mi vocación de
maestro, en anhelos de superación patriótica y ansias de un sacerdocio
apostólico, se infunde en el corazón y cerebro de los educandos para alcanzar, no
tanto la simple carrera para la vida, cuanto el temple del alma para hacer de
la carrera y la vida dos notas armónicas en un acorde de responsabilidad moral…
Amplia, hermosa es la profesión de
abogado. Aplicación constante de la justicia, fundamento de la vida social;
ponderación del mío y tuyo, fundamentados en el derecho natural y deslindados
en los articulados del derecho positivo; razón prácticamente ordenada en el
fiel equilibrado de los derechos. Lograr que la justicia resplandezca en pro o
en contra del que la invoca o conculca respectivamente, es servir a la sociedad
en la mantención de su propia existencia.
Saber discernir derechos como
obligaciones, y aplicar sabiamente y en conciencia los postulados y articulados
del derecho, es constituirse en garantía social.
El abogado, para ser tal, debe formarse
conciencia cierta de su deber para la justicia, conocimientos claros de la
jurisprudencia, sentimientos humanos y cristianos en las controversias y, sobre
todo, fortaleza en sus determinaciones de acuerdo con la razón, la justicia y
el derecho.
Y en esto estriba, absolutamente, para
que la profesión abogadil no degenere en rábula pernicioso, en tinterillo
inconsciente y en picapleitos de mínima
pecunia.
En otras ocasiones he dicho a mis
alumnos: No puede haber proletario profesional, a menos que le falte la
conciencia de responsabilidad, y que se piense que la profesión enaltece a la
personalidad sin contar con el apoyo de ésta.
La profesión en todo caso es contenido
que necesita del continente para su
verdadera expresión; ninguna profesión ennoblece si el sujeto no tiene
aptitud para recibir y asimilar la ciencia debida, y sin la voluntad
fortalecida por la nobleza y bondad que custodian la honradez. Toda profesión
para que brille y abrillante es necesaria regarla, constantemente, con el rocío
mágico del estudio reflexivo; es necesario renovar cotidianamente los
propósitos de superación en el mantenimiento del deber y el honor.
Dios N. S. sabe comprender esfuerzos en
la conservación y aumento del talento que bondadosamente ha confiado al hombre,
no deja sin premio al profesional que su aptitud la desarrolla en miras del
bien social y al perfeccionamiento propio.
Sean estas cortas frases expresión de
mi regocijo, portadoras, también de congratulaciones para el Novel
Abogado, y un consejo estimulante para
los triunfos futuros de la profesión con la cual responderá a los deberes para
con Dios, la Patria y la Sociedad.
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ÚLTIMO ADIÓS A CÓRDOVA RIVAS
En: La Prensa , 18 de julio
de 2009.
En su último trayecto, Rafael Córdova Rivas despertó
entre sus conocidos los más firmes sentimientos por convertir a Nicaragua en
una verdadera República, como lo soñó con PJCh.
Dirigente conservador fue despedido por familiares y
viejos amigos de la lucha antisomocista
“Pasó por los pantanos y no se contaminó”, resalta ex
canciller Emilio Álvarez Montalván.
Córdova Rivas en síntesis
Rafael Córdova Rivas nació en Costa Rica, el 23 de
noviembre de 1923.
Cursó Derecho en Managua y Granada, su tesis se llamó
“Suspensión de los contratos de trabajo”.
Desde 1943 sufrió persecuciones de parte de la
dictadura somocista y en 1944 sufrió su primera carceleada.
La última vez que estuvo en prisión fue entre el 30 de
abril y el 17 de mayo de 1979, apenas dos meses antes de que el último de los
Somoza abandonara el país.
Fue magistrado de la Corte Suprema de
Justicia, miembro de la Junta
de Gobierno y finalmente diputado constituyente, en los años ochenta.
Antisomocista
El exjefe del Ejército, Joaquín Cuadra Lacayo,
recordó ayer que desde su niñez reconoció a Rafael Córdova Rivas como “un
enconado antisomocista”. En los años ochenta lo conoció un poco más. “Él
siempre daba la cara por sus amigos, daba el pecho (enfrentaba) ante los
miembros de la Junta
de Gobierno y ante las autoridades”, dijo.
La tristeza de verlo ir no les impidió recordarlo con
una sonrisa. La familia y amigos de Rafael Córdova Rivas le dieron ayer el último
adiós al veterano dirigente conservador, en el Cementerio General de Managua.
En junio de 7 un fuerte grupo de ciudadano, firmantes del "Documento de los 27" proclamando la abstención de votar, pues "no había por quién hacerlo, se dirigen a un juzgado de Managua a responder la acusación del régimen genocida. Fueron sentenciados a 180 días de arresto y, como pena accesoria, a suspensión de los derechos ciudadanos o "muerte civil" por igual plazo. Aparecen de izq. a derecha: Ing. Uriel Argüello, Dr. Manolo Morales, Dr. Pedro Joaquín Chamorro, Dr. Eduardo Rivas Gasteazoro, Dr. Rodolfo Robelo, Dr. Ignacio Zelaya Paiz, Dr. Roberto Argüello Hurtado, Dr. Ramiro Sacasa Guerrero y Dr. Rafael Córdova Rivas.
El antiguo miembro de la Junta de Gobierno de
Reconstrucción Nacional y ex presidente del Partido Conservador, logró reunir a
varios de los más destacados representantes de “la vieja guardia” de la
política, de aquellos hombres que enfrentaron las balas y la cárcel bajo la
dinastía de los Somoza y a aquellas mujeres que tuvieron los pantalones para
comprender la dura realidad de esa época.
Córdova Rivas tenía 85 años al momento de su muerte.
“Él (Córdova Rivas) fue siempre un hombre espontáneo,
bonachón, sociable, amigo de los amigos, nunca le hizo daño a nadie, ni mal,
trataba más bien de ayudar. Era un hombre consecuente con sus amigos, fiel a
sus ideales”, dijo Emilio Álvarez, quien compartió las luchas contra los Somoza
al lado de Córdova Rivas.
Además de sus familiares, Córdova Rivas recibió el
último adiós de parte de Arturo Cruz Porras, quien también fue miembro de la Junta de Gobierno de
Reconstrucción Nacional; Emilio Álvarez, ex Canciller; Dionisio Marenco, ex
Alcalde de Managua; Joaquín Cuadra, ex Jefe del Ejército de Nicaragua y Azalia
Avilés, presidenta del PC, entre otros.
CON LA BANDERA HASTA EL FINAL
Tal y como lo pidió, Córdova Rivas fue sepultado con la Bandera de Nicaragua sobre
su ataúd, en una mañana en que el sol y la lluvia cesaron por unos instantes,
para permitir a las nubes cobijar la partida del luchador antisomocista.
“Ésta fue una generación que fue creada en el fragor
de la política dura, de la represión, de la cárcel y de una lucha tenaz contra
el somocismo. Hay una reserva moral entre todos ellos, ellos cambiaron la
superación material de sus familias y los objetivos económicos, a cambio de
conquistar una Nicaragua que fuese una República, en democracia y libertad”,
señaló Rafael Córdova Álvarez, uno de los hijos de Córdova Rivas.
A los doctores Álvarez Montalván y Cruz Porras, así como otros
antiguos dirigentes antisomocistas y contemporáneos de Córdova Rivas, se les
vio llegar apoyados en sus bastones, pero siempre firmes en sus convicciones.
“No se le puede despedir con tristeza, porque él
(Córdova Rivas) era un hombre ameno, se conocía todos los dichos. ‘Esa lora
quiere masa’ y todo lo que vos querrás y en las reuniones siempre nos hacía
reír con sus ocurrencias”, recordó Cruz Porras.
LIMPIO EN LOS PANTANOS Y LAS TAREAS PENDIENTES
El ex canciller Álvarez agregó que Córdova Rivas vivió
y murió fiel a sus convicciones.
“Él pasó por el pantano y no se contaminó, estuvo en
el poder y no cedió a sus creencias fundamentales y aún estando en calidad de
gobernante, él fue un amparo para gente que había sido confiscada injustamente,
lo recordamos como un ciudadano ejemplar”, precisó Álvarez.
Pero la gran misión que se impuso Córdova Rivas junto
con Pedro Joaquín Chamorro y otros dirigentes del pasado, de convertir a
Nicaragua en una verdadera República, sigue pendiente, remarcó Cruz Porras,
quien ahora tiene las esperanzas fijadas en la juventud.
1949. Cuatro luchadores contra la dictadura, fundadores de UNAP (Unión Nacional de Acción Popular): Dr. Córdova Rivas, Dr. Francisco Frixione, Dr. Pedro Joaquín Chamorro y Dr. Rafael Gutiérrez.
“Lo despido como el compañero de UNAP: Unión Nacional
de Acción Popular y espero que algún día UNAP reencarne en jóvenes como usted.
Nosotros, Pedro Joaquín (Chamorro), Ernesto Cardenal, Rafael, Emilio Álvarez,
todos queríamos una Nicaragua diferente, no sólo un cambio de Gobierno.
Queríamos justicia social, pluralismo, el verdadero no alineamiento. Es lo que
se ofreció en 1979 y no se cumplió, pero siempre puede ser”, manifestó Cruz
Porras.
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CARLOS FONSECA, FUNDADOR DEL FRENTE SANDINISTA, TUVO VISIÓN CABAL DE LO
QUE ERA LA EGREGIA PERSONALIDAD DE AUGUSTO CÉSAR SANDINO
Por: Dr. Rafael Córdova Rivas*
Fijaba la mirada en el espacio, como que andaba perdido;
pero en realidad Carlos tenía bien puestos los pies sobre la tierra.
Desde antes de
la muerte del General Augusto César Sandino, ya se sentía la personalidad de
algunos grupos sociales en Nicaragua, principalmente en la Universidad, en las
escuelas, como se les llamaba en aquel tiempo en León, Managua y Granada,
principalmente en Managua y León, palpitaba el corazón de los nicaragüenses. Al
unísono de la lucha en la montaña. Cabe aquí mencionar al Dr. Juan José Meza
Amador, inclaudicable sandinista quien murió en el exilio, abandonado por sus
mismos compañeros que habían traicionado la causa.
De modo que un
grupo de estudiantes, entre los cuales se encontraba el Dr. Luis Bermúdez,
también trabajaba en ayuda de cierto apoyo logístico al General Sandino.
El 21 de
Febrero de 1934, con la muerte de Sandino, pareciera que el país se paraliza en
relación a la lucha libertaria; se suspenda la lucha, los vientos de libertad
se paran, se acaba la organización, la jefatura, el genocida comienza a modelar
la masa obrera en favor de su persona y de su candidatura. Muchos son los sandinistas
que en esa época olvidan la gesta y la lucha del hombre que había muerto por
librar a Nicaragua del puño imperialista. En algunas fotografías donde
aparecían los sandinistas de aquella época sólo quedan pocos valientes
nicaragüenses, como dije, como Juan José Meza, que se exilian para no
doblegarse ante la tortura y la persecución de la Guardia Nacional. Pasan
muchos años de silencio en que ya nadie se acordaba de aquel oscuro
guerrillero, aquel General de Hombres Libres, con un ejército loco, que anduvo
en la montaña. Parecía que estaba olvidado.
En algunos
países de Hispanoamérica se celebraban unas misas humildes, unas reuniones muy
humildes, por un hombre tan grande. Pero en 1944, vuelve a tomar fuerza la
bandera de Sandino, viene a redescubrirse la personalidad de Sandino. . El universitariado,
en su lucha contra Somoza, en todos los
números de ese semanario que se llamó El
Universitario, y posteriormente Avanzada, descubre la personalidad de
Sandino al pueblo nicaragüense. Era tan dura la creencia de que Sandino no
tenía aceptación aquí en Nicaragua, que una vez llegamos a Matagalpa, donde
creíamos que Sandino era denostado, que no era querido, que el título de
bandolero era cierto; y cuando se paró el Dr. Eduardo Pérez-Valle, y comenzó
diciendo: “Padre nuestro Augusto César Sandino”, el Teatro Perla de Matagalpa
quedó prácticamente destruido por el entusiasmo
y el ardor con que la gente aplaudía y vivía y vivaba a aquel hombre que
había sido en el norte la estrella que iba a guiar a Nicaragua hacia la
libertad. Posteriormente, en 1956, el 21 de septiembre el poeta, como llamaba
Rigoberto a todo el mundo, para Rigoberto él era poeta y todo el mundo era
poeta, ejecuta al asesino de Sandino, al hombre que había ejecutado de noche, a
traición, al General de Hombres Libres. Pero en 1961 se da un hecho muy
significativo en este país: aparece en escena (ya desde antes, pero no con la
significación que tuvo después) Carlos Fonseca Amador. Es cuando el nombre de
Sandino, cuando la personalidad política de Sandino comienza a fijarse en este
proceso revolucionario que se va a dar después.
Así como las generaciones anteriores, como los estudiantes
universitarios del 31, 32 y 33, no tuvieron la visión, la magnitud de
comprender la trascendencia del
pensamiento de Sandino, así el Frente Sandinista de Liberación Nacional tuvo la
gran ventaja, tuvo la gloria de que uno de sus componentes tuviera la visión
exacta de lo que fue la personalidad de Augusto César Sandino.
Desgraciadamente
los movimientos anteriores no habían tenido al visionario de los ojos azules.
Ese hombre que fijaba la mirada en el espacio, que parecía que andaba perdido;
pero que en realidad tenía muy bien puestos los pies sobre la tierra, encauzó
el movimiento político, el movimiento juvenil de este país sobre una realidad
política, sobre una realidad indiscutible. Con sus máximas y sus principios
estableció que sólo por la lucha de las armas podía botarse a la dictadura
somocista y podía haber un cambio de estructuras sociales y políticas en ese país.
Desde el
momento en que Carlos Fonseca Amador pelea, lo hace en nombre del Frente
Sandinista de Liberación Nacional, estable como una pauta que tiene que ir el
nombre del sandinismo en ese frente político. Porque hubo una Juventud
Patriótica, hubo un Movimiento Republicano, había habido una UNAP y otros
movimientos que no habían tenido el peso que tuvo el Frente Sandinista de Liberación
Nacional, porque incluyó, gracias a Carlos Fonseca Amador, el nombre de
Sandino.
En Managua, después de entrevistarse con su defendido, el actual Comandante Tomás Borge Martínez, quien guardaba prisión tras los hechos ocurridos en la Colonia Centroamérica en septiembre de 76, que dejaron como saldo la muerte de la Cra. Mildred Abaúnza.
Desde ese
momento prácticamente Carlos, de su posición de secretario vino a ser el máximo
líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Y a no es el oscuro estudiante
de Matagalpa que escribía revistas literarias, ya no es el aspirante a
escritor. Es el aspirante a revolucionario, que quiere morir por su país y por
sus ideas, para cambiar las estructuras de ese país.
Y viene la
época de su formación política, y a consciente del redescubrimiento de esta
línea, ya consciente de que la teoría política de Sandino es una teoría
congruente, es una teoría armónica, es una teoría que aunque regada de muchas
letras, es una teoría compacta; y comienza Carlos a estudiar, a fortalecerse
dentro del sandinismo; ya es
indiscutible su liderazgo; ya el Frente Sandinista de Liberación Nacional
cuando cae preso se preocupa: está preso el máximo líder de Nicaragua, el
máximo líder de la lucha por la libertad, el máximo líder del sandinismo.
Las
actuaciones de las distintas escuadras del Frente Sandinista en Costa Rica,
especialmente la del 23 de diciembre de 1969, para rescatar a Carlos, no son
acciones impensadas, no son acciones de rescate simplemente, no son acciones de
recuperación como las que hacían en los bancos, no son acciones guerrilleras de
montaña; son acciones pensadas, pesadas por la Dirección del Frente Sandinista
para recuperar a Carlos, su máximo líder en la lucha por la libertad; sale
Carlos, se ha rescatado y nos encontramos con un Carlos más fuerte, más trascendente; es el Carlos
que definitivamente le traza el camino
al FSLN y a este país, es el Carlos que
como estudioso, como investigador establece la personalidad política de
Sandino, y los principios sandinistas
como parte de la nacionalidad nicaragüense. Ya nadie puede dudar de la
importancia del General Sandino, ya Carlos es el heredero de Sandino; y en ese
sentido es que Carlos lleva al Frente Sandinista a la lucha, a la organización
en las minas, a la organización en los colegios y universidades y en todas
partes. Aquel individuo de ojos azules se mueve como una sombra; pero siempre
organizando, siempre reuniendo a los nicaragüenses, y en ese sentido fue que
Carlos llevó a todos los nicaragüenses a la lucha por la liberación de la
Patria.
Por eso, no
pudiendo darle toda la glorificación que merece la personalidad de Carlos
Fonseca, no dándole toda la magnitud que tiene Carlos Fonseca, porque merece
más de lo que se le puede dar, la JGRN dio un decreto declarándolo “Héroe
Nacional”; y ese decreto lo reconoce como héroe de este país, ese decreto es lo
poco que le podemos dar en reconocimiento a Carlos Fonseca, decreto que ya fue
aprobado por el Consejo, decreto que es un honor para la República, que va a
ser reservado nada más que a los grandes hombres, a los que mueran por sus
ideas, a los que no se pueden olvidar, a los que sean como Carlos, que, como
dijo Tomás: “es de los muertos que nunca mueren”.
* Pronunciado en el acto celebrado el 8 de noviembre de 1980
en el Teatro Popular Rubén Darío, Managua, en ocasión del Cuarto Aniversario de
la caída en combate de Carlos Fonseca, Comandante en Jefe del FSLN.
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RAFAEL CÓRDOVA RIVAS
Por: Eduardo Pérez-Valle*
Dr. Eduardo Pérez-Valle, 1963 |
Conocí a Córdova Rivas mientras estudiábamos en la
Universidad Central de Nicaragua hacia 1944.
Fue desde el comienzo un brillante y activo colaborador en
las columnas de El Universitario y de su sucesor Avanzada, en los cuales volvimos
por primera vez en Nicaragua, por el buen nombre de Sandino, proclamándolo,
como era de justicia, Héroe Nacional víctima del imperialismo yanqui y de su
testaferro Anastasio Somoza García. Estos periódicos estudiantiles cubrieron el
período de 1945 a 1947.
En este último año, clausurada la Universidad Central, los
estudiantes hicimos formal juramento de no acatar las voluntariosas
disposiciones de aquel dictadorzuelo criminal; determinamos no movernos de
Managua y proceder a la fundación de la Universidad Libre.
En estos mismos días forjamos un conglomerado político nuevo
en Nicaragua, UNAP (Unión Nacional de Acción Popular), divorciado de los viejos
partidos políticos, podridos desde sus raíces, y del somocismo y sus adláteres.
Pero la UNAP se desintegró, más que todo por el miedo pánico que algunos de sus
fundadores, formados (más bien deformados) en colegios religiosos, sentían
hacia un monstruo imaginario que llamaban “comunismo”, cuya bandera agitaban
unos cuantos seudolíderes, después aprovechados somocistas. Incluso algunos
unapistas, por su inmadurez política, fueron arrastrados a adversar al
comunismo.
La Universidad Libre fracasó con el golpe de estado a
Leonardo Argüello, quien con ánimo penitencial tras su contubernio con Somoza,
iba a reconocerla como Universidad Autónoma.
Aquí perdí de vista a Rafael, pues tuve que dedicarme a
buscar de qué comer, y él se dedicó a cooperar con don Gustavo, su padre, y a
iniciarse en la profesión abogadil. Yo continué siendo unapista ad perpetúan y
sandinista vitalicio. Él recibió las aguas bautismales del cachurequismo, las
que, según todas las evidencias, no desintegraron los tejidos subyacentes, las
fibras profundas de su personalidad; y adoptó un criterio sui generis del
conservatismo, “selector y custodio de ideologías” –como el considera–, de modo
que bien guarda y ejercita sin problemas
aquel sandinismo primigenio de los años 40. Conservatismo que busca la
integración en la paz aceptando a los otros como son y proponiéndonos como
somos; posición inestable y deficiente que en Rafael vinieron a corregir y
fortalecer la doctrina y el programa sandinista.
Ese es Rafael Córdova Rivas, un conservador sandinista, cosa
rara; o más rara aún, un sandinista conservador; lucubración política algo
imposible, inexistente; algo como un pez atmosférico o un pájaro submarino. Yo
diría que lo que subsiste y persiste en
él y le da valor de permanencia es el sandinismo, que nos puso la bandera en la
mano cuando apenas contábamos veinte años, cuando el Héroe hacía apenas diez
había entrado a la inmortalidad, erguido en pedestal de gloria; pero que en la
Nicaragua sometida y humillada de esos años nadie se atrevía a mencionar, mucho
menos a enaltecer. Muy al contrario, se justificaba el asesinato, se admiraba a
los yanquis, capaces de realizar portentos, y se honraba a Somoza por su amor a
la Patria, a la justicia y al orden. Nuestra voz juvenil fue segura y vibrante,
para decirle a Somoza que era un vil criminal, a los yanquis, que habían
patrocinado el crimen, y que la víctima era un Héroe de gloria inmarcesible.
Esa misma bandera sostenemos con firmeza y llevaremos con
orgullo hasta el final de nuestros días, según se colige de los cuarenta
abriles en que lo hemos hechos con fidelidad y gallardía.
Esta es para mí la faceta más importante en la figura de
Córdova Rivas. Más lo que sientan un tanto de curiosidad por su actuación de
hombre público, aquí lo tienen de cuerpo entero, a través de sus
manifestaciones, vertidas en las más variadas ocasiones y recogidas en orden cronológico
en el presente libro.
Julio, 1983
* Introducción al libro: Contribución
a la Revolución, del Dr. Rafael Córdova Rivas. Centro de Publicaciones de
Avanzada, S.A. Managua, Nicaragua. 1ª Ed. 1983. 239 pp.
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