sábado, 7 de julio de 2018

ACERCA DE UNA INTENCIÓN DE VIEJA DATA ... ¿POR QUÉ OCOTAL Y NO SEGOVIA…?





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Introducción del Director del Blogspot:

         Transcurridos 38 años después que don Heriberto Gadea Mantilla hiciera pública adhesión a la propuesta “de restitución de nombre” patronímico, introducida en la Asamblea Legislativa por el diputado conservador-agüerista doctor Edmundo Paguaga Irías, el pariente consanguíneo de don Heriberto, el entonces diputado Carlos Gadea Avilés, retomó el empolvado proyecto para someter el cambio de nombre; Ocotal por “Ciudad Segovia”.

         Dos fechas para lo mismo, Julio de 1969 y Septiembre de 2007. Lo que ha sido olvidado de aquellos ocurrentes momentos, constituyen el motivo fundamental del primer abandono del trabajo legislativo empecinado en quitar y ponerle nuevo nombre al Municipio.

         Entre alegaciones y zalamerías políticas hechas al propósito de hacerlas llegar a las esferas del poder dictatorial, la “moción Paguaga” atravesó por cambio de seña en la acera liberal-somocista, entonces alguien propuso cambiar el nombre de Ocotal por el de “Ciudad Esperanza de Somoza”, en homenaje a doña Hope, esposa del dictador Anastasio Somoza Debayle. Pero el acantilado infranqueable surgió cuando el doctor René Sandino Argüello con ánimo de extensa disertación, mencionó sin intención alguna, el nombre de Blanca Segovia Sandino, la hija del guerrillero. En ese momento la cosa quedó cancelada y sin mayor trascendencia.

         La moción de 2007 tampoco obtuvo la atención, y así como llegó, sin razón y fuerza, la volvieron a poner debajo del brazo del diputado Gadea.

         Cosas de nuestro país, para recordar.-

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¿POR QUÉ OCOTAL Y NO SEGOVIA…?


Por: Emilio Gutiérrez G.

En: La Prensa, 9 de Julio de 1969.

Nota. — Publicamos a continuación una carta del Doctor Emilio Gutiérrez, explicativa de por qué la cabecera del Departamento de Nueva Segovia, debe llamarse Segovia y no Ocotal.

                                                                Ocotal, (Segovia), Julio 5 de 1969

Dr. Pedro Joaquín Chamorro.
Diario LA PRENSA.
Managua.

Muy estimado doctor:

Con mucho sentimiento he visto los comentarios respectivos de LA PRENSA de hoy sobre el proyecto del diputado Dr. Edmundo Paguaga sobre el cambio de nombre de esta ciudad por el de Segovia.

         Cierto es que hay multitud de problemas más importantes que podrían ser abordados, pero uso no están al alcance de nosotros y otros no son del resorte del Congreso.

         Este proyecto inofensivo, y para algunos intrascendente ha sido viejamente acariciado en esta región. Las razones han sido de estética, de historia y de legalidad.
         Ligeramente se las esbozo, esperando en otra ocasión ser más extenso.

         No es lo mismo tener un nombre de tradición que un nombre lugar poblado de ocotes antes, que dicho sea de paso ahora no existen ni en diez kilómetros a la redonda. Eso aparte de que hay no menos de diez ocotales en otros lugares, pues en todas partes en donde estén plantados esos árboles, lógicamente tendrán que llevar tal nombre.

         No fue esta planicie jamás de nombre indígena. Se encontraron ocotes, pero no había ningún poblado que así se llamase.

         Su primitivo nombre fue Segovia desde en 1543. Lo conservó cuando se trasladó a lo que hoy es Ciudad Antigua en 1611. Lo trajo en 1791 a un lugar cercano a Ocotal con el nombre de Nueva Reducción de Segovia. Fíjese Ud. que se dice reducidos, pero no desaparecidos.

         Consta todo eso en los protocolos de 1790 a 1800. El Intendente don José Salvador en 1794 al organizar el Partido de Segovia dijo que llevaría ese nombre en un lugar que a la sazón se estaba poblando. Ese lugar era el actual asiento. Así lo dice Ayón.

         Para legalidad el Ayuntamiento, León mandó en 1808 a don Manuel Mantilla como Sub-delegado y ras las averiguaciones del caso y memoriales a Guatemala por auto de 19 de octubre de 1809 mandó a hacer la elección del Cabildo de la Nueva Reducción del Ocotal (es decir lo que estaba reducido en el lugar poblado de ocotes), con el nombre de SEGOVIA.

         En 1812 las Cortes de Cádiz le concedieron el título de Muy Noble y Leal ciudad de Segovia. No quiero decir con ello que fuimos nobles ni nos hicieron más leales, porque dicho sea de paso no estoy aduciendo títulos de nobleza. Pero anoto el hecho histórico del nombre, nada más.

         En 1821 el Ayuntamiento de Matagalpa se dirige al Ayuntamiento  de Segovia para que no vaya a acoger el Acta de los Nublados. Y en 1825 el Alcalde don Bernabé Sandros comienza a querer darnos ejidos en actas suscritas en Segovia. No se ha mencionado Ocotal hasta entonces.

         Es a partir de 1840 más o menos cuando comienza a arraigarse la costumbre, pero reto a cualquiera a que me muestre un solo Decreto mandando llamar a esta planicie como Ocotal.

         Este deseo de restituir el viejo nombre no es de ahora. Data de 1910; luchó por él el Pbro. Frutos Ruiz y Ruiz en 1912. Lo reafirmó en 1925 el Pbro. Nicolás Antonio Madrigal, al fundar  un pequeño periódico con el nombre de El Eco de Segovia, que aún subsiste. Lo lució el Alcalde don Arturo Mantilla al colocar el escudo y nombre en nuestro Mercado Municipal en 1930.

         Lo establecimos en nuestra Biblioteca en 1944, lo proclamó doña Celia Guillén de Herrera en su libro de 1945, se fijó al crear en 1946 nuestro Instituto y así lo volvimos a bautizar en 1952 y definitivamente quedó grabado en el nuevo edificio que inauguró el Gral. Somoza en 1968.

         Así continuó fijándose esa idea que éramos Segovia, tal como León y Granada han querido llamarse así. Si sentimientos indigenistas hubiera, habría que regresar a los nombres de Subtiava (sic) y Xalteva, para una y otra.

         Eso es todo, mi querido Dr. Chamorro. Si ahora el Dr. Paguaga solicitó esa restitución, no se perjudica a nadie y únicamente es deseo de darnos prestigio histórico, carácter de ciudad y  no de poblado de ocotes. Nos parece injusto que se nos trate  de intrascendentes y de colonialistas.

         Toda la enojosa discusión parece que se reduce a que es un agüerista quien presentó el proyecto, y no un liberal. Pero yo, una persona que está contra el Dr. Agüero, para siempre, jamás, amén., no he tenido inconveniente en ayudar al Dr. Paguaga con aportaciones  históricas de importancia. El Dr. Paguaga fue un vehículo, solamente, porque el representante liberal no quiso hacerlo.

         Lo estimaré, mi apreciable doctor, que nos haga justicia con este proyecto, que si no lleva grandes beneficios pecuniarios, lleva en cambio sentimientos de espiritualidad y de cultura hispánica.

         De Ud. atentamente:
                                               EMILIO GUTIÉRREZ G.

                                                                                     Vivo en Segovia

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¿QUIERE EL PUEBLO LLAMARSE SEGOVIA? 

YO CREO QUE SÍ

Por: Heriberto Gadea Mantilla.

En: La Prensa, 15 de Julio de 1969.

         Con muchas personas me ha tocado discutir el punto de recuperación del nombre de Segovia. En el propio Managua, algunos lo ven con agrado  y otros no. He oído discusiones acaloradas en pro y en contra y se me ha pedido que conteste con honradez lo que realmente piensa el pueblo OCOTALEANO, no Ocotaleño, como lo viera escrito en la información de un diario local.

         Yo, al contestar esta pregunta, recurro a un factor digno de tomarse en cuenta; el factor psicológico que por años se ha mantenido sereno en el subconsciente del pueblo. Antes de pasar, adelante quiero aclarar, que yo conozco a este pueblo como la palma de mi mano ya que he vivido con él y gran parte de mi vida la he dedicado a encarar sus problemas. Reto a cualquier ciudadano, desde el aristócrata hasta el plebeyo, desde el millonario hasta el indigente, desde el Político hasta el Politiquero a que me desmienta. Conozco el pensamiento del pueblo Ocotaleano.

         Sobre él para algunos intrascendente proyecto de restitución del nombre de Segovia, no me voy a pronunciar diciendo que actualmente no exista oposición La hay, pero es una oposición fabricada para encubrir otros intenciones tal como se observa aquí todos los días en todos los movimientos  estudiantiles que tras de ellos hay alguien que raras veces de la cara. Ese es el movimiento que existe en oposición al Proyecto y talvez cierto complejo politiquero por ser Conservador quien recogió una inquietud por años acariciada en el subconsciente del pueblo como lo explicaré enseguida. Pero hay algo  que da por tierra con todas las oposiciones prefabricadas y es el propio sentimiento del pueblo. Eso que trasluce inconscientemente y que no hay fuerza capaz de controlar, la manifestación callada que vive en el subconsciente de cada Ocotaleano. Lo voy a probar y también quisiera que se me desmintiera si no digo verdad: Ningún Octaleano, salvo los dotados  de un sentimentalismo excepcional, como mi propia Madre Doña Helena Mantilla de Gadea, que hasta compuso un verso a SU QUERIDO OCOTAL, hace unos 8 días, casos así excepcionales, no hay un solo Ocotaleano que no se haya hecho esta pregunta: ¿POR QUÉ NOS PONDRÍAN OCOTAL? Pero todavía el facor que yo quiero poner en relieve es de mucho más fuerza sugestiva y deja positivamente al descubierto lo que esconde en el subconsciente de mi pueblo. Fijémonos bien: Cuando el fanatismo hacia un nombre que gusta es exagerado, ese nombre se ve en un teatro, en una pulpería, en una cancha de gallos, en un salón de belleza, en un equipo de béisbol, etc., etc.; cuando el nombre no gusta al extremo de fanatizar pero al menos gusta, se ve aunque sea en una cantina o en un estanco de tercera categoría; pues bien, si hay alguien que me pruebe que HASTA EL DOMINGO 6 DE JULIO día en que yo estuve de visita en mi ciudad, si hay alguien que me pruebe que existe o existió antes un solo rótulo, UNO SOLO de algo que se llame OCOTAL, aunque sea en un estanco o en un molino de maíz, yo, HERIBERTO GADEA MANTILLA, me pronuncio en contra del Proyecto. Sin embargo, el subconsciente de la gente lleva el nombre de SEGOVIA muy arraigado en su corazón, porque con ese nombre sí, yo conozco: Una Biblioteca que se llama SEGOVIA, un Instituto Nacional, SEGOVIA, un Semanario de 35 años atrás que se llama “EL ECO DE SEGOVIA”, una maderera que se llama “SEGOVIA LUMBER”, en el parque Duarte de Ocotal hay un monumento al Ilustrísimo Monseñor Nicolás Antonio Madrigal en cuya placa dice: Ocotal y entre paréntesis (SEGOVIA), hay un equipo de béisbol “Segovia”, también una pensión “Segovia”, conocí un Casino “SEGOVIA”. ¿Qué quiere decir esto? No se trata pues de cambiar un nombre como pretendía nuestro representante Liberal don Adolfo Altamirano al proponer que se pusiera ESPERANZA, ese precioso nombre que armoniza con la relevante personalidad de nuestra Primera Dama de la Nación.

         No se trata de cambiar, sino de restituir el que por derecho nos pertenece y que yo estoy probando aquí, vive y vivirá siempre en el subconsciente del pueblo ocotaleano. ¿QUIÉN NOS PONDRÍA OCOTAL? Esa ha sido la pregunta eterna a través de generaciones. Cuando el niño empieza a pensar y  busca en cada cosa su verdadero sentido; cuando sus ojos escudriñan el horizonte buscando los OCOTES y no los ve, cuando principia a revelarse a todo lo que no tiene sentido, viene inevitablemente la pregunta: ¿POR QUÉ SE LLAMA ESTO EL OCOTAL SI NO HAY OCOTES? y cuando se mete de lleno en los libros y su inquietud lo lleva a hasta la raíz de su propia historia, entonces nace el deseo de restituir lo propio. Se ha buscado en los protocolos existentes la procedencia legal del nombre de El Ocotal y no se encuentra. Llegamos a ese lugar y se nos bautizó con el nombre de LA NUEVA REDUCCIÓN DE SEGOVIA. Bien dice el Dr. Gutiérrez en su artículo contundente, REDUCIDOS PERO NO DESAPARECIDOS. La costumbre ha venido contagiándonos a través del tiempo, pero en este caso, ni la costumbre que dicen es Le, ha podido desalojar el nombre de SEGOVIA del corazón del pueblo.

         Por otra parte, el Ocotal no es un nombre indígena como Estelí, Somoto, Totogalpa, Macaralí, Subtiava (sic) o Xalteva, si lo fuera y nosotros quisiéramos cambiarlo, no sé la palabra que podríamos merecer, pero ni el nombres es indígena ni nos llamamos así, nos llamamos “SEGOVIA”, por estética por la historia y por la legalidad. Los que alegan lo contrario, deben perdonarme, pero no son autóctonos del lugar y en tal caso quedan eximidos de la responsabilidad de conocer lo nuestro, o bien, los induce a oponerse a factores totalmente ajenos y alejados de la idea principal. Esa es la verdad llana, esa y no otra. Soy nacido en El Ocotal, conozco todos sus problemas y nunca rehuyo a la responsabilidad que tengo al haber hecho tan poco en pro de su engrandecimiento cultural. Si algún día lograra hacerlo… tampoco faltaría quien dijera lo contrario. ¿QUIÉN NOS PONDRÍA EL OCOTAL? ¿Puede decir quién se opone al Proyecto, el fundamento legal de este nombre?

Managua, 11 de Julio de 1969.

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¿POR QUÉ CAMBIARLE EL NOMBRE A OCOTAL?

Por: Rosa Quiñones

En: Novedades, 5 de Julio de 1969.

         En estos momentos en que se debate con tanto ardor, el cambio del nombre de Ocotal a la cabecera departamental de Nueva Segovia y que hasta los mismos representantes, don Adolfo Altamirano y Dr. Edmundo Paguaga, exponen criterios distintos.

         Quiero expresar mi opinión.

         Nosotros los habitantes de El Jícaro respetamos la tradición, no estamos pidiendo que se le cambie el nombre a nuestra ciudad. Pero en aras de la concordia de los de un mismo pueblo. Que ayer sacaron una gran manifestación, con cartelones y parlantes pidiendo no sea cambiado
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         ¿Por qué no dejar a Ocotal con su nombre y si se quiere honrar el nombre de Ciudad Segovia, cambiar el nombre de Jícaro por éste y trasladar a cabecera departamental al Jícaro? Esto nada tendrá de raro, ya que no es la primera vez que el Excmo. Sr. Presidente de la República, General A. Somoza ha expresado el deseo de trasladar la cabecera departamental a Jalapa.

         Siendo el Jícaro un municipio también rico y más poblado ya que tiene 62 valles, es cabecera del Distrito y también su posición geográfica la favorece. Sería la ocasión propicia para hacer el traslado y así evitar resentimientos.

         ¿Por qué nuestros representantes no piden que se nos construyan normales, ya que carecemos de maestros titulados? O que se abran cursos para que nuestras maestras empíricas que han sido destituidas sigan trabajando. Los maestros titulados que envían aquí, la mayor parte de ellos muy pronto desertan, quedando las plazas vacantes y a que es muy difícil que se nos llene el cupo y en este caso los que pierden son los niños y el pueblo. Mientras que si fueran nuestros niños los que coronaran su carrera en Normales, allá, estarían con nosotros derramando la luz de la enseñanza de que tanto necesita este departamento que tiene mayor cantidad de analfabetos.

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BLANCA, HIJA DE SANDINO, TERMINA MOCIÓN

SEGOVIA

         En: La Prensa, 5 de Julio de 1969.

Un Sandino que no habla, habló de Sandino y rompió la moción Paguaga. — Quisieron cambiar el nombre a Ocotal, por el de “Hope de Somoza”. — Sólo Segovia iba ganando, pero el recuerdo de Blanca, perdió la moción.

         Cuando parecía que era inevitable la aprobación del inocuo proyecto de ley del diputado agüerista Dr. Paguaga tendente a cambiarle el nombre a Ocotal por el de Segovia, y después de 2 horas de lamentable pérdida de tiempo de los legisladores, el presidente Montenegro, sin decir agua va y en un gesto típicamente montenegrino, suspendió la discusión, alegando el mucho tiempo gastados en el debate y dejó al proyectista con “el vigoró en la boca”.

         Como informamos ayer, el Dr. Paguaga, ocupando tiempo y materia gris en cosa tan insustancial y tan anti-nicaragüense, como es el de cambiar un nombre tradicionalmente indígena, por otro archiespañol y castellano, parecía bocado aun pírrico triunfo parlamentario y ya se daba por descontada la aprobación de su proyecto por la manifiesta intención del ala somocista, en así hacerlo.

         En la discusión se observaron cosas dignas de tomarse en cuenta. Por ejemplo, la elocuencia del diputado somocista Altamirano, ocotaleño también como el proyectista, que tartamudeaba de indignación contra sus colegas de banco, por la preferencia  que éstos exhibían para su oponente.

         En un esfuerzo desesperado, propuso que se llamara a Ocotal, en vez de Segovia “Ciudad Esperanza de Somoza”, lo que provocó la hilaridad de la barra, y la perplejidad de sus colegas. Montenegro se hizo el desentendido y ni siquiera consideró la moción, no obstante que fue obvio que tampoco la declaró improcedente. Un mudo pertinaz, al que no se le conocía el tono de voz en la Cámara de Diputados, el esteliano, René Molina Valenzuela, hablo por primera vez en dos años y medio. Otro que mantiene un prudente silencio, el Dr. René Sandino Argüello, también se voló la cerca hablando de Darío de Persia, de Agateyte, de Diriangén y de Blanca Segovia Sandino, la hija del famoso guerrillero. Esta mención del diputado Sandino, dirigida al parecer al diputado Juan Manuel Gutiérrez, quien había mocionado para que Ocotal pasara a llamarse Ciudad Sandino, abrió un boquete considerable en la fortaleza de la moción de Paguaga y fue evidente que desde ese momento empezó a naufragar a pesar del buen viento anterior.

         El Dr. Argüello Hurtado (de ANC) hizo una hermosa defensa de la nicaraguanidad criticando abiertamente el proyecto y al proyectista, y acuñando la frase “No se contentan con entregar el territorio; ahora los llamados conservadores quieren entregar hasta los nombres”.

         El Dr. Zelaya Rojas (ANC) tan locuaz en otras ocasiones, mantuvo obstinado silencio ignorándose el por qué,  y no abrió la boca en toda la sesión.

         En fin, pocas veces la mesa de los periodistas pasó tan divertida observando cómo nuestros legisladores, gastan el tiempo miserablemente en discusiones tan pueriles habiendo tantas cosas que hacer en este país y que necesitan urgentemente de legislación adecuada.

         Único resultado favorable fue el rechazo inesperado de proyecto tan tal de sustancia.

         ¿A qué se debió…?

         A que el nombre de Blanca Segovia Sandino, pronunciado por el diputado René Sandino (no es pariente de Augusto César), abrió como decimos un gran boquete a la moción porque si se hubiera cambiado a Ocotal su nombre por el de Segovia, es seguro que muchos nicaragüenses le hubieran dicho Blanca Segovia, en recuerdo del héroe.

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QUIEREN CAMBIAR EL NOMBRE A OCOTAL

Por. Alina Lorío L
En: La Prensa, 09 de Febrero del 2007.


Diputado propone llamarla Ciudad Segovia
Corresponsal/Nueva Segovia

El diputado liberal Carlos Gadea Avilés introdujo ante la Comisión de Asuntos Municipales de la Asamblea Nacional una iniciativa de ley que propone el cambio de nombre del municipio de Ocotal por Ciudad Segovia.

Este es el segundo intento por cambiar el nombre de Ocotal en la historia del Poder Legislativo en Nicaragua. El primero fue a través de uno de los senadores del régimen de los Somoza.

Hoy la historia se repite con la justificación de rescatar el nombre de origen de esta ciudad.

Ocotal es actualmente uno de los 12 municipios y cabecera del departamento de Nueva Segovia; la tercera ciudad fundada por los españoles en Nicaragua, ubicada a 226 kilómetros al norte de Managua y con aproximadamente 45 mil habitantes.

ARGUMENTOS

El diputado Carlos Gadea Avilés justifica su iniciativa en argumentos históricos y en su exposición de motivos realizada el 14 de diciembre de 2005 y recordada en el pleno de la Asamblea Nacional el martes 6 de febrero. Dijo que el objetivo de llamarle Ciudad Segovia es rescatarle el nombre, en memoria de la primera ciudad fundada por los españoles.

Además considera que con el cambio de nombre el atractivo cultural e histórico —evidente todavía en los rasgos coloniales que conserva la ciudad— resultaría más cotizado por el turismo.

A CONSULTA

Para el diputado, hay el tiempo suficiente para que se genere opinión entre los ocotaleanos, y entre otras cosas propondrá abrir un libro para que la población se exprese y quede constancia de la iniciativa.

La Comisión se reunirá la próxima semana. Es un proceso que puede durar todo este año, según el diputado Gadea, quien manifestó su disposición de respaldar lo que la población, en las consultas de la Comisión y en los debates públicos, decida.

“Yo me siento segoviana, vivo dentro de Nueva Segovia, es difícil cambiar el nombre de Ocotal cuando tenemos un arraigo de más de 200 años”, expresó Martha Adriana Peralta, ex alcaldesa en férrea defensa del patrimonio histórico cultural de la ciudad.

Consideró que lo más importante a estas alturas no es cambiarle el nombre a la ciudad sino ser más coherentes con su nombre haciendo un esfuerzo por recuperar todas esas áreas deforestadas a su alrededor.

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