viernes, 21 de abril de 2017

VOLCANES DE NICARAGUA: O, VIEUX MOMOTOMBO. Por: Eduardo Pérez-Valle. En: La Prensa, 12 de mayo de 1968. Pág. 4-B.


────── Ω  ───────


───────Ω Ω Ω ───────

         El volcán Momotombo eleva su cúspide a 1,280 metros sobre el nivel del mar, separado del sito de Puerto Momotombo y  León Viejo por un brazo de lago de forma semilunar.

         En el mapa topográfico de la Dirección General de Cartografía (escala 1: 50,000) desde el vértice del volcán al poblado de su nombre hay una distancia de 8 kilómetros y medio, en el rumbo Este-Sureste, podemos decir, en la misma dirección en que sopla el alisio la mayor parte del año. Como este viento arrastra consigo la mayor cantidad de productos eruptivos, el borde Sureste del cráter se ha elevado sobre los restantes y ahora puede decirse que la boca del volcán se abre hacia el Noreste.

         Fue en esta dirección que en 1905 las lavas rompieron un boquete o portillo en la pared, saliendo en estrechas corriente que al llegar al pie de la montaña se extendió ampliamente por la llanura. Desde lo alto estas lavas jóvenes, “intocadas, vivas, como navajas de barbero”, se ven brillar al sol cual si estuviesen húmedas o se tratara de una corriente líquida.

         El cráter tiene forma elíptica, de unos 300 a 400 metros en su eje mayor, orientado de Noreste a Suroeste.

         Actualmente la actividad del Momotombo está reducida a la emisión intermitente de gases, más o menos abundantes, a través de las fumarolas del cráter y de alguna que otra grieta de las laderas.

         En otros tiempos las erupciones de tipo explosivo formaban densas nubes de polvo, cenizas y arenas que los vientos llevaron a depositar en las regiones circunvecinas; entre éstas la plenillanura de puerto Momotombo y León Viejo ha sufrido por siglos el bombardeo más intenso a causa de la preponderancia del alisio, habiéndose formado en ella depósitos de gran espesor.

         A la llegada de los españoles la actividad del Momotombo era excepcional. Pedrarias, desde Castilla del Oro, lo describe al rey, de oídas, en esta forma:

         “Cabe la ciudad de León está otro cerro muy alto, y por encima de la corona sale del fuego, que se ve a la clara de día e de noche, por cinco bocas; a la redonda de este cerro hay muy grande cantidad de piedras de azufre”…

         La fama del Momotombo como volcán muy activo se mantiene a través de los años. El padre Vázquez de Espinosa, de paso en Nicaragua en 1613 y 1620, habla de la ciudad de León fundada por Hernández de Córdoba “a la orilla de la laguna menor, 21 leguas de Granada, en sitio llano y apacible, cerca de un alto volcán que siempre arroja cantidad de fuego”.

         Oviedo en el Libro XLI de la “Historia General”, adelanta una noticia sobre el amenazante Momotombo y un juicio acerca de la fundación de ciudades en lugares de peligro:

         “Y en la mesma gobernación de Nicaragua, en la provincia de Nagrando, a una legua o poco más de la ciudad de León, está un altísimo monte, en las cumbres del cual por diversos humero siempre sale humo; é suele acaescer que con tempestad o terremotos  saltan pedazos grandíssimos de piedra é tierra del mesmo monte, é destruye parte de la tierra. Todos estos terremotos é tempestaudes se causa de las concavidades é cavernas que las tales montañas tienen en sus interiores é porque son mineros de azufre ó de alumbre, é los vientos reinclusos en aquellos vaquos, quando espiran, revientan é hacen esos daños”… y en especial donde hay las dispusiciones dessos montes o zufretales ó alumbres, debían los fundadores de nuevas poblaciones apartarse de tales vecindades é assientos peligrosos”…

         Adelante, en el Libro XLII, dedicado a la gobernación de Nicaragua, Oviedo relata con más detenimiento:

         “Comencemos del inferno, que llaman los indios MAMEA, que es cosa muy notable de ver é considerar. Y es de esta manera (LAM. 1ª. FIG. IIIa) –T.IV-.

         “Legua y media de la cibdad de León está un cerro muy alto de la otra parte de la laguna, el qual es de la maneara que le pinté aquí, é la cumbre más alta tiene muchos agujeros, por donde, apartados unos de otros, continuamente, sin cessar un momento, sale humo. Bien creo yo que hasta la cabeca é parte superior del monte, é desde León hay más de tres leguas, porque de más de diez y ocho o veynte leguas se paresce este humo, el qual de día ni de noche no echan llama. Hay por allí mucha piedra azufre é muy buea, é aun tiénese por la mejor que se ha visto, segú lo loan artilleros, para hacer pólvora, é otros para diversos effetos. En las espaldas e lados desde monte é sus anexos, que turan en redondo más de cinco ó seys leguas, hay en muchas partes muchas bocas de agua hirviendo, de la manera que en el Puzol se dice tres leguas de Napones, nerve la zufretara; é assi pienso yo que es todo este monte e sierra de mineros de azufre. Hay otros agugeros por la tierra adentro de la dicha circunferencia, por donde sale grandísimo viento é muy caliente, tanto que no se puede comportar de cerca. Hay otros agujeros por donde no sale viento, sino algún poco de ayre; pero llegándose hombres cerca (como lo hacen muchos sin peligro) se oye muy grandíssimo ruydo, que parece que allán dentro suenan diversos e innumerables fuelles de fraguas de herreros: é o algunas veces cessa aquella espantanble armonía por poco espacio, e torna a hacer lo mesmo, é así de quando en quando son aquellas pausos o silencio: pero el tiempo q᾽ cessa es menos que la quarta parte del tiempo que se oye aquel estruendo. También se halla mucho acije perfetto por allí y entre las otras fuentes calientes hay una cerca de un pueblo que se dice Totoa, tan caliente, que cuescen los indios allí la carne y el pescado y el pan que comen, en ella, y en muy breve espacio, que no se tarda en cocer tanto como se tardaría en decir dos veces el Credo; é los huevos antes de que se diga la mitad del Ave María se cuescen. En el tiempo que truena ó llueve, ó en aquel tiempo  que las aguas se continúan (aunque a la verdad muy pocas veces llueve en aquella tierra); pero lloviendo o sin llover, ningún año passa sin temblar muchas veces la tierra. E no es temblor assi sumario ni presto, sino uy rescio é largo; é yo he estado en aquella cibdad, é vi temblar de manera aquellas casas, que nos salíamos, huyendo dellas, á las calles y á la placa, porque no se hundiesen sobre la gente: é conté en un solo día é noche sesenta é tantas veces esos temblores, é aquestas ó más muchos dias , é a veces tan continuos é unos tras otros, que es cosa de mucho temor. E á veces caen rayos é matan gente é queman casas.

         Todo lo que he yo visto en aquel pueblo de León, é sin duda no es comparación en la tierra tremol o temblores la de la cibdad de Puzol (que por ellos la vi yo un tiempo quassi destryda) con lo que hacen en León; é soy  de opinión que si fuesse edeficada de casas de piedras, como esta nuestra cibdad o como las de España, que muchas derribarían aquestos tembolores de la tierra con muertes de muchos”.

         Veamos ahora como comenta el sabio alemán Karl Sapper el dibujo de Oviedo que acompaña a la descripción anterior:

         Tal dibujo “representa un cono principal rápido de mucha pendiente, con un barranco de erosión bien manifiesto, que conduce de la cima hacia abajo, y varias eminencias, que en mi concepto eran los restos de una circunvalación antigua, en parte destruida por la erosión”. Es probable que la actividad del cono central había despertado (después de un reposo muy largo) poco tiempo antes de la llegada de Oviedo porque de otra manera el barranco de erosión, de arriba abajo hubiera sido –estado— ya cubierto de nuevas cenizas y escorias”.

El volcán Momotombo visto por Oviedo: 1) El cono central, en plena
actividad; 2) El barranco de erosión señalado por Sapper para sentar 
que la actividad del volcán observada por Oviedo era de data reciente
en 1529; 3) El cerro más alto de la "circunvalación antigua", que ahora
se acusa por una prominencia en la ladera sur del volcán; 4) Los otros
cerros circundantes, restos de la "circunvalación antigua", según Sa-
pper.  Ilustración gráfica  y notas del Dr. E. Pérez-Valle 1968.

         Oviedo da en su dibujo la elevación mayor a la colina meridional. Coincide con la observación de Sapper (ascensión en 1898) de “una cuchilla espiral bajando rápidamente desde la altura de 1010 m. en el lado Sur, es decir desde el punto donde se nota ya desde lejos una pequeña eminencia, unos 200 m. arriba de la –del— límite de la vegetación”.

         “Me parece –continúa Sapper— que el atrio anterior fue rellenado enteramente por los productos de la actividad fuete del cono central; y que en las faldas del cono, que actualmente parecen consistir de un solo elemento orográfico, la vegetación arbórea solamente pudo radicarse en el suelo descompuesto de la circunvalación primitiva, pero no en las escorias, arenas y cenizas todavía no descompuesta y movedizas, que actualmente forman la superficie del nuevo cono”… “Que realmente la región culminatoria es muy joven y el terreno más bajo, cubierto de bosques antiguo, se conoce fácilmente, porque aquella es-está enteramente intacta pero –y— éste cortado por muchos barrancos radiales”.

         “Es verdad que al Norte no pude averiguar vestigio alguno de la circunvalación antigua, pero creo que la –el— actual límite tan bajo de la vegetación en las faldas septentrionales, que no se puede explicar de –por— causas climatológicas o topográficas, designa (señala) aproximadamente la extensión anterior de la circunvalación antigua”.

         Sapper emite la opinión de que quizás las eminencias laterales hayan sido activas separadamente.

         Este parecer sería corroborado por la pintura que Torquemada nos hace del volcán:

         “A la orilla de la dicha laguna, entre el Norte y el Mediodía, está un cerro tan alto que terná una legua de su subida, la tierra del cual es toda como acige, de lo que se hace la tinta (dice el P. Fr. Toribio) yo, estando allá, tomé y eché de ella en un tintero y escrivía lo que había menester. Este cerro que he dicho, la tercera parte de él, de la parte de arriba, está hechos como un cobertor de un Alcántara, por entre el cual cobertor y la parte de abajo, sale siempre humo que como piedra azufre”…

         Como él mismo lo confiesa, la información que ofrece Torquemada la extrae del Padre Motolinia, cuyos “Memoriales” tuvo a mano cuando escribió lo referente a Nicaragua. Por el momento, pues, ya sabemos que los famosos papeles de Fr. Toribio (de que también se sirvió Herrera para escribir sus “Décadas”) en parte fueron escritos con tinta hecha de acige del Momotombo, cuya fórmula completa el mismo Herrera se encargará adelante de proporcionarnos.

         A nuestro entender, la descripción del Momotombo por Torquemada sirve, de paso, para arrojar luz sobre un interesante problema cronológico, cual es la fijación en el tiempo del viaje del Padre Motolinia a Nicaragu, durante el cual fundó el convento franciscano de la Concepción, en Granada.

         Según el Padre Vázquez, Motolinia entró en Guatemala en 1528, de donde pasó a Nicaragua, entre otras cosas, para ver el volcán Masaya, que era la gran atracción de la época,  y estaba de vuelta, rumbo a México, en noviembre de 1529. Se ha impugnado la certeza de estas fechas, al parecer con razón.

EL ASPECTO ACTUAL DEL MOMOTOMBO AJUSTADO AL DIBUJO DE OVIEDO:
1) Dirección del alisio
2) Área de mayor precipitación de materiales eruptivos;
3) Límite de la vegetación.

         José Fernando Ramírez propone situar el viaje a Guatemala y Nicaragua entre 1530 (Cuando se localiza a Motolinia en Puebla) y 1533 (cuando está en Tehuantépec). De ese lapso no se conoce nada acerca de Motolinia, y bien caber en él el discutido viaje. Parece haber razón en esto, sobre todo después de comparar la descripción del Momotombo por Torquemada con el dibujo trazado por Oviedo en 1529; no coinciden. Torquemada (por mano de él Motolinia) pinta el volcán en una etapa postrera, en que el “atrio anterior” de que habla Sapper ha sido ya colmado por las materias arrojadas por el cono central, las cuales apareen como cubriendo la circunvalación, a la manera del “cobertor de Alcántara”, que dice Torquemada. Se deduce que Motolinia no estuvo en Nicaragua al mismo tiempo que Oviedo, sino algo después, cuando ya el volcán había perdido su aspecto difuso primitivo, que nos retrata Oviedo, y adquiría unidad por la preponderante actividad del cono central. Así pues, resulta muy aceptable la sugerencia de Ramírez de que el viaje de Motolinia a Nicaragua hay que situarlo entre 1530  y 1533. Y  acaso, como quiere el Padre Lamadrid, aun después de 1537.

         Para cerrar este artículo, dedicado al Momotombo, oigamos al cronista Herrera explicando la manera de hacer tinta con la tierra del volcán:

         “Está a la Vanda del Norte de la gran laguna: I a tres leguas de la Ciudad de León, un Volcán de suma altura, i puntiagudo, que tiene en la cumbre una boca, que echa á la tarde, i a la mañana, humo espesísimo, i arroja gran cantidad de Piedra de Acufre: i juntando la Tierra del Volcán con Agua de Nacolot –nacascolo—, que es Fruta de un Árbol de aquella provincia, se hace finísima Tinta”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario