EL BONDADOSO LEGADO
DEL DR.
FERNANDO VÉLEZ PÁIZ
UN MENSAJE PARA VOS, NICARAGÜENSE
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DR. FERNANDO VÉLEZ PÁIZ |
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Liminar de Eduardo Pérez-Valle hijo.-
El doctor Fernando Vélez Páiz
apenas cifraba 52 años cuando la muerte lo apartó de su agenda de laudatorios y
nobles propósitos. Nació en Managua el 23 de febrero de 1905 y falleció el 4 de
enero de 1957.
Siempre será fácil entender aquel
reto y la honrosa delegación depositada en los nicaragüenses en cuanto sabemos de
dónde provino: de un médico eminente, un ciudadano de primera clase distinguido
por hacerlo desde la doctrina y el ejemplo.
Fue preceptor de gigantescos retos,
sin tener en ello la búsqueda de propia retribución o merecimiento. A cambio,
provocó una grande influencia en la conciencia ciudadana, en las esferas gubernamentales,
en la bondad trasladada mediante acciones concretas en beneficio de los
oprimidos por el peso de la enfermedad y la pobreza.
Durante 17 años consecutivos
estuvo en suelo galo, estudió medicina en La Sorbona, donde acrecentó los altos
méritos profesionales que lo distinguieron como aventajado alumno, discípulo del científico Alexis Carrel merecedor del
Premio Nobel en 1912. Vélez Páiz no olvidó
a Nicaragua, regresó con el firme propósito de procurar trabajos de gran
relevancia para la salud pública.
De esos viejos recuerdos nos dice
un sobrino del doctor: “También obtuvo el reconocimiento de Servicios
Distinguidos del Colegio Internacional de Cirujanos de Francia y en 1956 fue
nombrado “Caballero de la Legión de Honor. Regresó a Nicaragua aproximadamente
en 1940, ya con Francia ocupada por los nazis”.
“A su llegada encuentra la
Medicina local sin medios de diagnosis, por lo que se dedicó a instalar un
laboratorio de anatomía patológica, pues no concebía que habiendo un excelente
Club Social, no existiera un laboratorio de diagnosis”. (Sergio Vélez Astacio,
END – 23/06/2007).
Con certeza, este médico y
ciudadano insigne mantuvo una especie de “agenda perpetua” en el trabajo social;
propósitos que siempre convocan; siguen activos, deben multiplicarse.
Lo que no muchos recuerdan o
pocos saben es, sobre el contenido de EL
MENSAJE en la que tuvo el delicado encargo de depositar en la opinión
pública el llamado bondadoso de reunir lo que hiciera falta a fin de construir
el primer hospital dedicado a la atención de los enfermos aquejados por el
cáncer.
Si bien todos los datos tienen
capital importancia en el propósito de configurar en toda la dimensión humana
al doctor Vélez Páiz, existe un documento público, especie de “primera piedra
fundacional” o “el cordón umbilical” del Hospital del Cáncer devenido en
Hospital del Niño, que él tanto anhelara. De esa interesante carta nos ocupamos
en la presente publicación
Debido a los males que acarrea en
los edificios el paso del tiempo, la obsolescencia del edificio y, por la invariable “Managua Sísmica”, la obra
emblemática de Vélez Páiz que promovió desde 1944 y empezó a construirse en 1951, tras servir como centro materno-infantil durante 62 años,
tuvo que ser clausurado (demolido) a partir del 16 de abril de 2014. Ahora,
el Gobierno edifica el Hospital Occidental “Fernando Vélez Páiz”.
El pueblo de Nicaragua decidió
sepultarlo en el Hospital construido con su MENSAJE, en donde permaneció hasta
el 10 de junio de 2014, en que fue exhumado y trasladado al Cementerio
Occidental, mientras tanto construyen el nuevo Hospital “Vélez Páiz”.
La información oficial del
Gobierno indica: “Terreno de 65,000 metros cuadrados. La estructura vertical:
22,000 metros cuadrados. De acuerdo con los diseños presentados por el
Ministerio de Salud, constará de seis edificios, cada uno de dos pisos y con
sus respectivos parqueos”.
En un país en donde hace falta
mucho por hacer, el MENSAJE PARA VOS
está vigente. Conozcámoslo:
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"EL INSTITUTO DEL CÁNCER SE LEVANTA, PERO DEMASIADO LENTO" (Posteriormente, HOSPITAL VÉLEZ PÁIZ) Fotografía en "Nicaragua Gráfica", 19 de Mayo de 1952 |
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MENSAJE PARA VOS,
NICARAGÜENSE
Entre los generosos protectores
de esta obra hay muchos que piden no se diga nada de sus nombres. Nada menos
ese mismo sábado recibí un cheque de cinco mil córdobas para la sección que
está en construcción “a la memoria de su hijo”… Se trata de una discreta, noble
y generosa dama que quiere perpetuar el recuerdo imperecedero de un ser
querido. Y en efecto, mientras el cemento y el hierro duren, los que transiten
por esos lugares y encuentren el camino de la vida, al levantar los ojos
agradecidos leerán en el dintel de la puerta de la Esperanza el nombre amado.
Así el espíritu del hijo flotará siempre en el mundo de bondad.
La
consideraciones sobre la desgraciada muerte de ese jovencito Saravia, que yo
vi, cuyos ojos reflejaban la trágica desesperanza y la fatal resignación de un
heroísmo sobrehumano, son infinitamente dolorosas. Por el día de hoy, nada en
el mundo se podía hacer por él, tan solo el bálsamo impotente de la bondad y
dulzura humanas. De cien cánceres, unos diez, pertenecen actualmente a los inexorables
y el suyo era de esa calidad. Los noventa restantes se pueden salvar si se ven
en buenas condiciones, es decir, al principio y si se tratan adecuadamente. Por
esos diez, decretos de muerte hoy, y por los noventa restantes que se mueren por causas increíbles, insuficiencia de
medios, ignorancia, etc., Ud., puede hacer mucho y por eso le escribo.
Si le enviara
los dramas cotidianos de pobres gentes, que por falta de recursos para aliviar
la miseria, por falta de una cama donde caer, tiene que morir, el público se
apiadaría, pues el corazón humano siempre es suave y generoso para el dolor y
la vida del prójimo. Mis amigos muy a menudo han pagado hospitalizaciones para
intervenciones, Radium, tratamientos, etc. Ellos frecuentemente han sentido el
peso de la caridad obligada, emocionados por esas tragedias íntimas y
silenciosas. Pero eso no debe ser así o por lo menos no debe continuar en esa
forma insuficiente y penosa. Debe existir un Centro bien dotado, equipado
perfectamente, con un standard técnico semejante al internacional, y abierto a
todo el mundo. Nada de improvisaciones y de cosas a la ligera. Eso es lo que
estamos haciendo con el INSTITUTO DEL CÁNCER y ya vamos llegando a la meta de
lo práctico.
Con la ayuda
de poderosos amigos, el Estado, y a veces el público, vamos a paso lento pero
seguro. El aspecto de los trabajos que se contempla desde la carretera no es el
verdadero. En el interior, se está
preparando con ayuda de donaciones privadas, de la Junta de Asistencia Social,
y de personas de gran corazón, cuyos nombres quedarán en el edificio, inmortales, el Ala Oriental y
el Bloque Operatorio, para hospitalizar lo más pronto posible. En breve llegará
al país el magnífico equipo Operatorio espléndida y generosamente donado por la
gran Benefactora Doña Eva de Perón. Pero nos falta mucho. Por el momento
necesitamos puertas, ventanas y vidrios, hechas ad hoc para los cuartos y
anexos. Necesitamos alrededor de diez mil dólares para ello. Cierto que tarde o
temprano los encontraremos, estamos seguros de ello, pero no le parece a Ud.,
¿qué más temprano sería mejor?
Aquí
solicitamos su eficaz cooperación. Haga una campaña, un llamado a los
filántropos, a los ricos, a la gente de buena voluntad para que obsequie ese
equipo. Puertas, ventanas y vidrios los necesitamos con urgencia para que el
INSTITUTO DEL CÁNCER vaya más aprisa. Que el generoso donante escoja la forma
de entregarlas, poco importa, pero que vengan.
Esa será su
ayuda. Diga por los cuatro ámbitos del país que necesitamos con urgencia diez
mil dólares, que no malgastamos el dinero, que es un trabajo honesto y que se
está trabajando de verdad. Invitamos a todo el público a que venga a conocer el
edificio, y que se dé cuenta de los trabajos. Así comprenderá las necesidades y
verá cómo se invierte el dinero. Todo el mundo tiene derecho a pedir cuentas y
nosotros no nos sentimos molestos por ello, ya que se trata de dinero ajeno.
Don Pedro Dreyfus, Tesorero de la Liga, puede dar cuenta hasta del último
centavo. La confianza es necesaria para el que da, y aquí la confianza deber
ser la base del trabajo. Es por desconfianza que no se han realizado muchas
obras y Dios sabe de cuánto necesitamos para salir del atraso en que en ciertos
aspectos nuestro país se encuentra.
Los ricos, los
acomodados, los que pueden, tienen un deber para con los desvalidos que les
tocó en suerte, el sino de una enfermedad que puede ser fatal. Después de todo,
¿quién tiene la certeza de conservar su fortuna y quien ha suscrito un seguro
contra el cáncer? Millonarios y pobres son iguales ante el destino.
Despierte el
sentimiento caritativo, la generosidad pública, la confianza para que nos
ayuden en una obra que se ve, que es del país, que nadie se va a llevar. Que sí
hay un rico que quiera hacer algo por los desvalidos, los que se mueren porque
no encuentran un cuarto donde hospitalizarse, que nos ayude y que sepa que sus
centavos no son perdidos. Ayuda en material, hierro, cemento, dinero en lo que
quiera y que se termine el Centro. Los trabajos no se interrumpen, el edificio
crece día a día pero lentamente. Ayúdenos para que vaya más a prisa. Por el
momento necesitamos puertas, ventanas y vidrios: diez mil dólares. Todos citan
ejemplos de civismo en donde se cubren estas llamadas en horas. Pero esto es en
otros países. Dejémonos de literatura y hagamos lo mismo aquí, para que nuestro
país sea grande, por caridad, por humanidad, por nosotros mismos. Ayúdenos.
Como siempre,
muy cordialmente suyo,
FERNANDO
VELEZ-PÁIZ
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Otro de los "Mensajes", que fue publicado posteriormente, en la revista "Nicaragua Gráfica", Órgano de Publicidad de los ESTUDIOS NICAFILM. Managua, No. 6. 1952. En esa vez, el Dr. Vélez Páiz remitió una carta en respuesta a la publicación del diario La Prensa.
UN MENSAJE PARA VOS, NICARAGÜENSE
Es con
profunda simpatía que insertamos a continuación una carta que dirigió el Doctor
Fernando Vélez Páiz al Co-Director de “LA PRENSA”, Dr. Pedro Joaquín Chamorro
h., relacionada con el Instituto del Cáncer en construcción, cuya erección es
obra paciente y abnegada del ilustre galeno Dr. Vélez Páiz.
Hemos
considerado que tal documento debería haber sido cursado a todos los
nicaragüenses por medio de este prestigiado diario, porque sus conceptos son
una llamada al sentimiento humanitario de los nicaragüenses que en su mayoría
desconocen los alcances de la obra iniciada por el Dr. Vélez Páiz, y que, al
conocerlo, se solidarizarán con su empeño en pro de esa noble cruzada.
A la salida de
Managua, por la Carretera Sur, se yerguen los muros de lo que ha de ser una
fortaleza para combatir el terrible Cáncer. La sola palabra indicadora de este
mal, constriñe el espíritu porque su flagelo ha invadido muchos hogares. Padres
que ha visto a los hijos consumirse lenta y dolorosamente, e hijos que ven
desaparecer a sus progenitores con el ansia desesperada de la impotencia. Hacia
los que no han sufrido es hasta donde debe llegar esta súplica del Dr. Vélez
Páiz, puesto que los otros no necesitan de ella.
Suprimamos
algún gesto superfluo, una vez al mes aunque sea, y demos esa suma para llenar
la cuota que perentoriamente necesita el Instituto del Cáncer. Con ello
habremos puesto nuestro grano de arena en la obra de mayores alcances
humanitarios que se emprende actualmente en Nicaragua.
He aquí la
carta:
Managua,
19 de Mayo de 1952
Señor Dr. Don Pedro Joaquín Chamorro h.
Co-Director de LA PRENSA. – Presente,
Mi muy
estimado Doctor:
En el número del sábado último de LA
PRENSA he leído con placer una carta de
“un lector rico” y sólo lamento que el autor no haya estampado su firma. Sin
embargo, bueno es tomar nota de que es rico y que tiene un buen corazón. No me
extrañaría que fuera uno de los donantes de nuestro INSTITUTO DEL CÁNCER,
porque que saberlo, en...
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HOSPITAL "VÉLEZ PÁIZ" EN 2017
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