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Sandino
y Darío: dos héroes de la nacionalidad
El
individualismo y nuestra vida histórica
Lo
que la Revolución debe darle al pueblo
El
respeto a la ley como base
Burguesía
y lucha de clases
Debemos
erradicar la crueldad y el odio
La
amistad de Cuba y Nicaragua
Costa
Rica: vecina y amiga
Compañeros Rectores magníficos,
Compañero Carlos Tünnermann Bernheim,
Compañero Manuel Formoso,
No necesito dar relevancia al
significado que para mí tiene la recepción del primer ejemplar de la quinta y
definitiva edición de la DRAMÁTICA VIDA DE RUBÉN DARÍO, que ha egresado de la
Editorial Universitaria Centroamericana y que acaba de poner en mis manos el
querido compañero Manuel Formoso, Secretario General del Consejo Superior Universitario
Centroamericano.
AGRADECIMIENTOS Y ELOGIOS
El compañero Formoso no ha tenido que
esforzarse para elaborar los conceptos benévolos que ha expresado, porque proceden
de la veta moral que está en su naturaleza, ni tampoco que luchar por darles
vestidura formal elegante, porque ella es propia de su estilo.
Singular es la grata excitación de
ánimo que me ha producido escuchar al Rector magnífico de esta cara
Universidad, compañero Mariano Fiallos Oyanguren, porque trae a mi memoria una
evocación personal que voy a recordar en pocos segundos. Aunque los profesores
no creamos el talento de los alumnos, nos consideramos algo partícipes de ello
por la circunstancia de haberles transmitido algún puñado de conocimiento. Se
me ocurrió una vez en Guatemala, estudiar Filosofía conforme con el consejo de
Séneca de aprender enseñando, y a es fin solicité la Cátedra de Historia de la Filosofía
en el Colegio de Guatemala. Uno de mis alumnos fue el hoy eminente
universitario que preside esta casa de cultura, y como una premonición de los
que sería después, la más alta calificación cada mes era la suya. Tengo que
usar la socorrida palabra emoción para expresar la visión que me ofrece mi
alumno de ayer -28 años de distancia temporal- y el maestro de la juventud
nicaragüense de hoy. Muchas gracias Mariano.
Gracias, también al compañero Tünnermann
Bernheim, de quien conozco desde hace tiempo el rico hontanar de donde han
salido a luz los torrentes luminosos de sus ensayos, esos macizos de ideas en
que ha logrado el feliz maridaje de la forma arquitecturada con puros elementos
idiomáticos, y el fondo hecho de materiales científicos que forma su acervo cultural.
Feliz este nicaragüense ilustre, que ha capitaneado brigadas de alfabetización
para librar victoriosamente la batalla blanca contra el infortunado ejército de
analfabetos, ejército ahora feliz por estar manumitido de la ignorancia de las
primeras letras.
Quiero subrayar el reconocimiento a los
suscriptores honoríficos de la edición, porque representa una cooperación para
EDUCA, tan importante que apresuró la aparición del libro, cuyos originales
hacía dos años que esperaban ver la luz en la forma que halaga mis pupilas. Y en
este punto siento el impulso, que no cometeré
el error de frenar, de mencionar al compañero Sebastián Vaquerano,
Director de EDUCA, por el empeño entusiasta que puso en llevar a término una labor que requirió su decisión para tocar
a fin, y al compañero escritor Manlio Argueta, que tuvo a su cargo la edición,
y de ahí la iniciativa de la suscripción honoraria, como en el cuidado bibliográfico,
desde la corrección de pruebas hasta la organización del volumen en todos sus
detalle formales.
EL VIAJE DE INVESTIGACIÓN POR AMÉRICA Y
EUROPA
En la Introducción de esta edición he
dejado estampados los nombres de las personas que nos ayudaron, a mi esposa y a
mí, con informes, datos documentos y libros, durante el viaje de investigación
que llevamos a cabo por América y España. Huelga decir que fueron varios
millares de dólares los invertidos en la odisea que impulsó la devoción, y los
considero gozosamente gastados, porque Rubén merece los esfuerzos y hasta los
sacrificios de los amantes de su gloria. Mejor testimonio de esta actitud nos
la da el compañero José Jirón Terán, que es el más fervoroso oficiante de su culto.
Hubo momentos en nuestra búsqueda en que
el presupuesto aconsejó procurarnos algún ingreso accesorio, y escribí al compañero
Carlos Tünnermann Bernheim, Rector a la sazón de esta Alma Mater, y la respuesta
fue el envío de 300 dólares que nos permitieron prolongar por 15 días más
nuestra tarea en Buenos Aires. Por cierto, que la mina dariana en la Argentina
reclamaba por lo menos dos meses más de trabajo, y esto declarar que en esa
mina quedan aún lingotes que extraer. Y recuerdo la emotiva sorpresa que nos
dio el eminente universitario compañero Tünnermann Bernheim, al recibir en
Madrid otros 300 dólares con el encargo de obtener fotocopias de os documentos del
Seminario-Archivo Rubén Darío. Perdimos por completo el mes de agosto de aquel
año de 1972, porque el calor estival paraliza totalmente la vida académica
española; pero aquel oportuno envío nos permitió intensificar la investigación
y hacer el acopio de 800 fotocopias de cartas de Darío o dirigidas a él,
poniendo particular interés en la correspondencia con nicaragüenses y centroamericanos.
El caudal de información nueva
incorporado a esta edición, quizás justifica lo que se dijo de la primera publicada
en 1952, en Guatemala, esto es, que era la biografía más completa de nuestro
genio poético, opinión ratificada en ocasión de la segunda y tercera que circularon
con el sello de la Editorial Grijalbo de México y de la cuarta hecha en
Barcelona por la misma Editorial como homenaje al gran poeta en el centenario
de su nacimiento.
He cumplido siquiera mínima y
medianamente con el grato deber de divulgar entre los países del idioma, la
vida pública y privada de Rubén Darío, y he terminado la tarea en un momento
histórico de Nicaragua, cuando acaba de reasumir su condición de país soberano,
libre e independiente.
EL
APARECIMIENTO Y LOS VOTOS DE SANDINO
Así como los creyentes de Jesucristo
encuentran en la Biblia promesas de su advenimiento, en la obra de Rubén hallamos
premoniciones del aparecimiento de Sandino y de la llegada de una época cargada
de porvenir. Después de más de un siglo de guerras civiles y de errores políticos,
que abonaron el suelo natal para la intervención y el despotismo, llegó
Sandino, combatió y derramó su sangre como rescate de la libertad escarnecida y
de la independencia enajenada.
El magno pensamiento de Sandino que fue
reconquistar la soberanía nacional, lo representó su bandera rojinegra, que hoy
vemos flamear en todos los confines de la tierra natal al lado de la azul y
blanco como custodia de su múltiple simbolismo de soberanía, independencia,
libertad e integridad territorial.
Lo que ha ocurrido, es que la
revolución nicaragüense, proclama con clara voz que Sandino no combatió y murió
en vano, que hubo hijos de su heroísmo que enarbolaron su bandera y la trajeron
en triunfo desde las montañas del norte y los llanos del sur hasta la cumbre de
Tiscapa. En esa lucha, que alcanzó la dimensión de la epopeya y la sublimidad
del heroísmo, el pueblo nicaragüense demostró su voluntad y su vocación de
libertad. Justo es saludar sacudiendo en alto los más verdes laureles, a los
que murieron en esa inaudita brega y a los que viven y tienen la responsabilidad
grave y gloriosa de cumplir los votos de Sandino formuló en sus cartas,
comunicados y manifiestos.
La política del Héroe deducida de esos
documentos la expresan dos palabras: soberanía nacional, que es un programa mínimo
en la forma y máximo en el fondo.
Sandino fue hombre que sentía una
acendrada solidaridad humana, y no es solidaridad la palabra exacta, sino
fraternidad, siendo sus hermanos más queridos sus compañeros de lucha y los
desvalidos de su país. Ese sentimiento se convirtió lógicamente en ideología
social y él la tuvo amplia y profunda. Se declaró socialista, no comunista,
pero no por repugnancia al sentido social más abarcante de este término, sino
por dos claros motivos, que eran el no querer que se tergiversara la causa
central de su anti-imperialista, y porque su pupila visionaria veíoa que no
podía en Nicaragua abolirse el sistema precapitalista de las relaciones de
producción. Con esta actitud la altura intelectual de Sandino alcanza talla majestuosa
y requiere por lo menos la dimensión de un ensayo para analizarla. Por ahora la
idea que me domina es la de que por segunda vez nos encuentra impreparados la
doctrina política mundial de turno en el devenir humano. A principios del siglo
pasado fue el liberalismo la doctrina incorporada inevitablemente a la
ideología independentista. Los héroes militares y civiles de la independencia
soñaron la república liberal y ya sabemos lo que sobrevino, eso que Rubén
describió en cuatro versos:
Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora,
en los campos fraternos sangre y
ceniza.
El conquistador español nos encontró en un
desarrollo social incipiente, y nos conquistó con increíble facilidad; el liberalismo
nos encontró incapacitados por la ignorancia y la ineducación política para el
autogobierno, y hoy llegamos a la era del socialismo saturados de
individualismo, permeados de odio, encadenados al exterior por deudas inmensas,
con campos desolados, ciudades destruidas y
con cerebro henchido de herencias negativas, ignorancia, prejuicios sociales
y religiosos y el ya mencionado individualismo, que aquí ha sido personalismo
exacerbado, y que, encarnado en los caudillos liberales y conservadores, han
marcado nuestra vida histórica con un huella de sangre, de ruinas, de rezago en
la civilización, de envilecimiento y finalmente de entreguismo a la potencia
imperialista del Continente.
El fundador del entreguismo fue el cobarde
y erudito Nicarao, prolífico en avatares en este siglo, viles pordioseros del
poder como fuentes de peculados y expoliaciones.
Sólo la inercia mental explica que haya
todavía en Nicaragua quienes se llamen conservadores y liberales. Es
extrañísimo que los nicaragüenses, honrados y cultos que adoptan aún esas
denominaciones políticas, no sientan repugnancia a llamarse políticamente como
se llamaron los Zelaya, Somozas, Chamorros, Díaz y Moncadas, abominables, execrables,
oprobiosos, afrentosos… Esos politiqueros convirtieron a Nicaragua en un leño
del cual cada hijo de vecino sacó la astilla que quiso.
Qué inmenso aparece Sandino, que fue todo
contraste con aquellos hombres que no forman pléyade ni constelación, sino
arrumbamiento de seres disformes, grotescos y repugnantes. Y qué hermoso, aunque
pesado es el deber de los dirigentes sandinistas, de rectificar siglo y medio
de errores y crímenes.
LO QUE DEBE DARLE LA REVOLUCIÓN AL
PUEBLO
Y para eso, ¿qué debe hacer, ¿qué debe
dar la revolución sandinista al pueblo nicaragüense? Ante todo, debe darle lo
que nunca ha tenido para realizarse como pueblo. Hasta antes del 19 de Julio de
1979, era multitud, muchedumbre viviendo en el que un ilustrado investigador
social nuestro ha llamado “infierno de los pobres”. La abolición de la miseria
es una tarea impostergable; el pan de cada día, que pidió para todos un ser
sublime, es problema que exige primerísima atención y que implica el trabajo
para todos. La revolución se ocupa de hallar la solución completa de este
problema fundamental, y la reforma agraria ofrece el mayor porcentaje de
oportunidades ocupacionales. Que llegue pronto y bien hecha esta reforma que es
esencia sandinista. Los directores de la vida pública se han dedicado a
edificar su fortuna personal, dejando los desperdicios para la educación, la salud
y el progreso.
Las colonias eran tierras de engorde
para los funcionarios españoles, y Nicaragua, lo ha sido desde 1893 hasta 1979.
Los fundadores del latrocinio oficial fueron Pedrarias Dávila y su sucesor el
licenciado Francisco Castañeda, y también de la crueldad y de la violación de
la ley. Esos dos monstruos pusieron los cimientos de la futura nacionalidad nicaragüense,
de modo tan desgraciadamente sólido, que la tragedia que hemos vivido desde el
siglo XVI, ellos la iniciaron.
Lo primero es, pues, instaurar el
imperio de la honestidad administrativa. Es motivo de orgullo asegurar que
felizmente, Nicaragua está hoy en manos honradas; pero es oportuno recordarles
que no basta que los gobernantes sean honestos, que es preciso que tengan la
energía y valor moral de no permitir que al amparo del poder otros ejerzan
tráficos ilícitos. Después de una tradición de siglos de malversación de los
dineros del pueblo, es fácil que se esté ante un peligro eminente.
Sandino es paradigma de honestidad y
por eso el sandinismo debe ser un régimen político en que esa virtud resulte en
todos sus ángulos y aristas: “De mi cartera no se sacará ni un cobre”, y
también decía: “Esta lucha está completamente desligada de todo interés
económico, y por el dinero se siente el más profundo desprecio en los campamentos
de nuestro ejército”.
EL PUEBLO JAMÁS HA VIVIDO BAJO EL PALIO
DE LA LEY
El pueblo nicaragüense jamás ha vivido
bajo el palio de la ley. La ley se acata, pero no se cumple, decían los descarados
funcionarios coloniales. Los funcionarios republicanos se han complacido en
redactar leyes brillantes para tener la voluptuosidad de burlarlas. La más
vergonzosa demostración del desprecio a la ley la da Zelaya, que violó la “libérrima”
Constitución de 1893 ante de ser promulgada, cuando obligó a la Asamblea
Nacional Constituyente que lo declarara presidente constitucional en septiembre
de ese año; después la hizo pedazos con las reformas de 1906 y no hubo entonces
más norma jurídica que su voluntad.
Dictar leyes para no cumplirlas es
mofarse del pueblo, soliviantar su resentimiento, justificar la insatisfacción,
el enojo y la rebelión.
El pueblo nicaragüense no ha gozado
hasta el 19 de Julio de libertad, carece en absoluto de la noción y del
sentimiento del hombre nacido y crecido en el goce del derecho a la seguridad,
a la tranquilidad, a expresar lo que piensa o desea en materia política sin la
consecuencia de la amenaza, de la cárcel, del destierro y la muerte. Ya sabemos
que el proceso de carencia y mengua de las libertades políticas llegó al colmo
en los últimos cuarenta años, y que para recuperarlas el F.S.L.N., creado por
Carlos Fonseca, el más puro discípulo de Sandino, condujo al pueblo en la lucha
heroica y triunfal que hoy nos permite reunirnos en esta aula magna para celebrar
un acto de cultura, y que el pueblo hable, cante, trabaje y cobre empuje para
lanzarse al porvenir. Toda ley que lastime la libertad en cualquiera de sus aristas,
que son los derechos, es antisandinista, y afrenta su memoria. Es sandinista el
Estatuto Fundamental de la República, es sandinista el Estatuto sobre Derechos
y Garantías de los Nicaragüenses, y más sandinista es su aplicación irrestricta
para promover la felicidad de los nicaragüenses. Infeliz pueblo si tuviera que
continuar viviendo frustrado, si continuara siendo el pueblo de Moncada y
Somoza y no el pueblo de Sandino y Carlos Fonseca. Daríamos una demostración
más de la ineptitud para el gobierno propio que heredamos de España y que no
hemos sido capaces de superar. Paz social y siempre paz social deber ser el pan
cotidiano del pueblo, y compete al gobierno dárselo.
LA CRUELDAD CONSTANTE DE NUESTRA
HISTORIA
Una constante de nuestra historia ha
sido la crueldad. Martín de Estete, el cruelísimo oficial de Pedrarias ha
tenido avatares en todos los tiempos y más en el régimen de los 45 años recién
clausurados. En este cruento período los Martín de Estete fueron millares. Una
ojeada a la época posterior a 1821 ofrece un cuadro tétrico en que los crímenes
escalofriantes se suceden cual en una pesadilla de favores. Es decir, que el
nuestro ha sido un país de odios, y la revolución sandinista debe ser una
revolución de concordia, si es que es mucho pedir que sea una revolución de
amor. Esta palabra ha sido inasible hasta hoy por la humanidad en forma de tejido
conjuntivo espiritual de la especie, y el socialismo la ha sustituido por el
internacionalismo proletario, que ha corrido la misma suerte, mentido aquí,
escarnecido allá y arrumbado acullá en el olvido. Sandino sintió y vivió el
sentido crístico del amor y por eso llamaba hermanos a sus compañeros. Si la revolución
nicaragüense es sandinista, su política
será de acercamiento del nicaragüense al nicaragüense, de comprensión y
respeto recíprocos que permitan a la amistad fluir como corriente susurrante,
de llevar al campo la técnica, la educación y la cultura –que ya se realiza con
inicio prometedor—, de que todos y cada nicaragüense sienta que si hay autoridad
es para protegerlo y no para vejarlo, y que así es en efecto, de que en caso de
lesión de un derecho hay una ley cuyo recurso ante la autoridad es garantía de
la justicia reclamada; ¿Y a qué seguir? Si Sandino guía los pasos de nuestro
gobierno, el sendero hacia la economía no permitirá extravíos.
“LA
INEFICACIA DEL ODIO” (RD)
Rubén viene en apoyo de Sandino para
comunicarnos con la dulce melodía de sus ritmos: “Unión para que cesen las
tempestades, / para que venga el triunfo de las verdades, / para que todos
seamos francos amigos, / y florezcan sus oros los verde trigos”; él nos enseña “la
ineficacia del odio” y nos manda que nos juntemos “en la esperanza, el trabajo
y la paz”.
Sin duda que ahora la tarea de gobernar
es más difícil por las circunstancias y condiciones que todos conocemos y que
por eso apenas he apuntado antes ligeramente. Hemos llegado a la vertiente inevitable
del socialismo, y por eso los intereses económicos se estremecen; los
sentimientos religiosos se alarman, pero dichosamente no en Nicaragua. Hemos sido
testigos del cuarto de conversión de la clerecía nacional hacia el pueblo; ya
no habrá dignatarios de la Iglesia que coronen reina castrense, ni que bendiga
ninguna arma fratricida. Ahora la Iglesia, como en los primeros tiempos de la
era vulgar, está de cara a Cristo y al pueblo, y por eso como entonces, tiene
combatientes y mártires. Celebremos con júbilo esa solidaridad del clero con el
pueblo.
LA BURGUESÍA Y SU
COOPERACIÓN
He leído con honda satisfacción las
declaraciones de la burguesía industrial y financiera sobre su voluntad de
cooperar al desarrollo del proceso revolucionario. Esta es otra cooperación que
da característica propia a la revolución sandinista para hacerla evolutiva y no
violenta. Si fueron 50.000 los muertos en la guerra constitucionalista, en la
guerra por la soberanía nacional de Sandino, en los 40 años de brutalidad
somocista –incluidos los de la lucha armada sandinista –, siendo los últimos
días los más fecundos en el exterminio de vidas, quiere decir que el suelo
patrio ha sido regado por 250.000 litros de sangre. Es, entonces, imperativo el
deber de actuar de acuerdo a la lección que nos da ese inmenso sacrificio. La
burguesía, el clero, el proletariado urbano y rural, el estudiantado y la
intelectualidad toda, y aún más los dirigentes del F.S.L.N., deben reflexionar
seriamente sobre esta dolorosa realidad nacional y sacar consecuencias de
acción educativa, cultural, política y administrativa.
Sin no hay sabia prudencia en legislar
y administrar el país, bien común de todos, no habrá paz social. Los confrontamientos
están vislumbrándose en el porvenir inmediato, y más bien se han iniciado ya.
LA LUCHA DE CLASES Y EL
MARXISMO
La inevitable lucha de clases puede
mitigarse y retardarse. Los extremos los ocupan dos egregios judíos: Cristo y Marx,
y sólo con la comprensión de nuestra realidad se puede alcanzar la conciliación
que esa realidad proclama. A unos hay que decirles con Erasmo: “Donde quiera
que encuentres la verdad tenla por cristiana”, y a los otros, parodiando al
gran humanista: “Donde quiera que encuentres la verdad tenla por marxista”. La
verdad política de este siglo es el socialismo, y éste se realizará en diversos
niveles según las circunstancias de toda índole.
Lenín, maestro de maestro de revolucionarios,
afirmó: “Nosotros no consideramos, en absoluto la teoría de Marx como algo
acabado e intangible; estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría
no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los
socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar
rezagados en la vida…”
La flexibilidad mental requerida para
adapta los principios socialistas a una situación dada, es condición
indispensable para el éxito, pero esto no significa dejar intactas las viejas
carlancas obstruidoras del desarrollo económico, social y cultural. Los representantes
de la vieja sociedad deben saber, y sin duda lo saben, y ojalá que así sea, que
la nueva Nicaragua no será el Estado Capitalista y menos aún el Estado
capitalista criollo, feudal, paraíso de privilegiados e “infierno de los pobres”.
Una “iniciativa privada” inteligente ayudará, como le conviene, a un proceso de
cambio tan moderado como el nicaragüense.
LA AMISTAD DE CUBA Y
NICARAGUA
Se han tocado a rebato las campanas del
escándalo por las manifestaciones prácticas de la amista de Cuba con Nicaragua.
Aparte de las obligaciones que imponme el internacionalismo proletario, nuestra
amistad con Cuba tiene tradición. En Nicaragua vivieron cubanos patricios que
la paz del Zanjón –1878 – lanzó al destierro por inconformes. El culto inválido
Desiderio Fajardo Ortiz, amigo de Rubén Darío, fue educador en Managua de la
generación a que perteneció Rodolfo Espinoza R. El gran pedagogo José María
Izaguirre, amigo de Martí, educó varias promociones de jóvenes, casó con nicaragüense,
y tanto se identificó con la vida nuestra, que vuelto a Cuba, descontento de la
ocupación yanqui, regresó a Nicaragua y aquí murió. El poeta patriota José
Joaquín Palma, amigo también de Rubén, exhibió su elegancia masculina y deleitó
con sus versos el oído nicaragüense, así como Antonio Zambrana lo hizo con su verbo
arrollador de cerebro y corazones. Don Miguel Cedeño, capitán del ejército
independentista, fue aquí técnico en la enseñanza del cultivo y elaboración de tabacos;
vivió y murió en Masaya. El abrazo de Martí a Rubén en Nueva York – 1893 – es
simbólico de la fraternidad de Nicaragua y Cuba. Pero hay más que esas relaciones
sentimentales. En 1959, el pueblo cubano y sus dirigentes triunfantes, en el propio
momento en que la euforia exaltaba a todos, la liberación de Nicaragua los
preocupaba ya. No había más que declarar ser nicaragüense para recibir las
atenciones, las ofertas y las ayudas que inspira el sentimiento de auténtica
fraternidad. Proliferaron los comandantes y todos recibían dinero y armas de
los revolucionarios cubanos sin usarlas para los fines libertarios. Dos
expediciones fueron auspiciadas oficialmente y ambas fracasaron más vergonzosa
que lamentablemente, una en el río Patuca, y otra en el Chaparral, ambas en
Honduras. Poseía el delirio por venir a pelear en Nicaragua a jóvenes de ambos
sexos. Las anécdotas son innumerables.
Si el F.S.L.N., hubiera existido en aquel año, nuestra liberación se habría
anticipado veinte años.
Los que tuvimos alguna o mucha responsabilidad
en aquellos días, revelamos ser inocuos para la gran tarea, y los que nos
sucedieron cronológicamente en las gestiones, sólo sedicentemente revolucionarios,
que tuvieron el apoyo de un dirigente que después conspiró contra Fidel,
llegaron a Hondura y no hollaron ni la frontera con Nicaragua. Es historia larga,
y ahora lo que urge es proclamar que si no estamos en deuda con Cuba, porque
cuanto hizo fue espontánea expresión de fraternidad, nos es grato afirmar esa
fraternidad, de nuestra parte. La Cuba floreciente de hoy se hace presente en
Nicaragua con un formidable contingente de maestros, médicos y técnicos de
diferentes disciplinas. A esto la reacción llama intervención cubana, a esta
ayuda fraterna la llama cubanización. Nunca se dijo antes intervención francesa
por la ayuda de Rochambeau y La Fayette a Washington, ni se dijo intervención argentina
por la cooperación de San Martín a independencia de Chile. La reacción echa
mano de esa palabra para injuriar y desacreditar la solidaridad en acción de
los pueblos hermanos.
NUESTRO DESARROLLO Y LA CIVILIZACIÓN
En el siglo pasado los fundadores de
las nuevas repúblicas estaban nutridos de Rousseau, Montesquieu y de la Constitución
de los Estados Unidos. Las instituciones políticas fueron importadas de Europa
y Estados Unidos, y nuestra Constitución federal fue una copia de la de este
país en lo que era, por cierto, menos válido para Centroamérica. La actual
generación revolucionaria está nutrida de Marx, Engels y Lenín, inevitablemente
también de Fidel e indispensablemente de Sandino. Algunas nuevas instituciones
socialistas las copiamos de Cuba, como nuestros próceres copiaron las de Francia
Republicana. Esto se debe a que nuestro subdesarrollo nos ha impedido hasta hoy
ser delanteros en la civilización, hemos tenido que ser zagueros, recibiendo los
impulsos culturales mundiales y no dándolos. Tenemos poca civilización y cultura
y toda es foránea, europea y estadounidense, y hasta asiática y africana. Desde
la carreta hasta el aeroplano, desde los zapatos a la corbata, desde el
abecedario al tratado científico, desde la cuchilla del cirujano a los rayos
equis, todo es made in algún lejano país. Los países que no hacen aporte
a la ciencia no son verdaderamente históricos, no contribuyen a ampliar el
conocimiento de la naturaleza y la concepción de la vida. Son países todavía
prehistóricos en el sentido de que están llamados a dar contribuciones al Éufrates
de la corriente universal de la cultura con afluentes de alguna consideración.
Dichosamente Nicaragua ha dejado ya dos abolladuras históricas que el ojo del
historiador no pasará desapercibidas.
La
evolución de un idioma y la cultura que expresa, es un renglón de la historia
universal, el idioma español es uno de los más bellos y ricos que han hablado
los hombres, y el nombre de Rubén Darío no podrá ser omitido cuando se registre
la evolución de nuestra lengua sobre todo en la arista poética que es la más
relevante en todo lenguaje articulado que ha sido vehículo de la poesía, la
elocuencia y la filosofía.
EL NIVEL MÁS ALTO DEL
HEROÍSMO
Tampoco serán omitidos los nombres de
Sandino y del F.S.L.N., cuando se haga la historia de la libertad de los pueblos,
poque el pueblo nicaragüense con Sandino y una parva hueste campesina realizó
una de las hazañas más fabulosas contra un invasor pirático, y capitaneado por
el F.S.L.N., llegó al nivel más alto que ha alcanzado el heroísmo, esa a que
llegó Grecia contra Persia, Flandes contra España, Irlanda contra Inglaterra y
Vietnam contra Francia y Estados Unidos.
No es el optimismo ingenuo, sino la
conciencia objetiva la que nos permite decir que empezamos a ser históricos, y
para entrar con personalidad propia en el anchuroso curso de la vida universal
tenemos que cultivar ante todo los campos, transformar la materia con la
técnica, aunque sea importada; estimular desde el primer grado primario hasta
el último del postgrado universitario, y después, la investigación científica.
Ciencia, técnica e industria son los tres eslabones causales de la cadena del
desarrollo social.
Y hacer eso dentro de un régimen de
justicia social, dichosamente ya iniciado en Nicaragua y que debe proseguir su
desarrollo con carácter perfectivo hasta la última consecuencia que seré en el
futuro, ojalá no lejano, la desajenación del ser nicaragüense de la más antigua
violación de los derechos humanos: la explotación del hombre por el hombre.
Sandino, como todos los pocos centroamericanos
verdaderamente ilustres en la vida pública, fue fervoroso convencido de la
necesidad de reconstruir la unidad política de Centroamérica; nuestra revolución
es sandinista, y por consiguiente es centroamericanista. Debe por eso
fortalecer los vínculos con los estados istmeños y crear otros que tiendan a
realizar la tarea de Morazán y Sandino. No hay imprudencia en el categórico deber
de solidarizarse con los pueblos hermanos de El Salvador y Guatemala, que están
siendo desangrados torrencialmente por ejércitos cipayos que enarbolan la
bestialidad como santo y seña del aniquilamiento.
COSTA RICA Y SU CONTRIBUCIÓN A NUESTRA
LIBERACIÓN
Una política fraterna con matices especiales
es la que con carácter estricto ha de practicarse con Costa Rica. Este Estado ha
sido techo acogedor de emigrados políticos cada vez que nuestra vida convulsiva
los ha arrojado a sus playas. Allá estuvieron a su turno Máximo Jerez, Anselmo H.
R iva, Pedro Joaquín Chamorro, Enrique
Guzmán, José Dolores Rodríguez, Pedro Ortiz, Miguel Ramírez Goyena, Adán Cárdenas,
Pedro Fornos Díaz, Julián Irías, Adolfo Ortega Díaz, Salomón de la Selva,
Francisco Ibarra Mayorga y cien más distinguidos nicaragüenses. Allá vivió nueve
meses Rubén Darío y fue comprendido y querido, su esposa fue costarricense y su
primogénito en San José nació. Cómo fue admirado lo proclama la información de
prensa de ese nacimiento: “Costa Rica tiene la honra de ser la cuna del primogénito
del gran poeta Rubén Darío”. Allá han fundado hogar feliz compatriotas como
Julio García Mongalo, León Borge, Federico Solórzano, Alberto Ordóñez Argüello,
Carlos Urcuyo, los doctores León Borge, Federico Solórzano, Alberto Ordóñez
Argüello, Carlos Urcuyo, los doctores Constantino Urcuyo, Carlos Gadea, Carlos Cuarezma,
Joaquín Ufión, Enrique Robledo España, médico filantrópico muy querido en Heredia;
Armando Blandino Abaúnza, Denis García Urbina, verdadero mago de la
cirugía del corazón y sus hermanos, Iván
y José Miguel, también distinguidos galenos; y Sor María Romero es venerada
como santa por la maravillosa prodigalidad de bienes que hizo. Pero considero
poco ese seguro rumbo que la rosa náutica señaló a los nicaragüenses
mencionados; lo de incalculable valor moral es que hoy viven en Costa Rica más
de 60.000, algunos dicen que 100,000 nicaragüenses y que más de 300.000 mil
familias costarricenses son de origen nicaragüense. Allá hallaron lo que aquí
no encontraron: trabajo, paz, tranquilidad, y
según su capacidad y conducta, edificaron su bienestar, modesto unos,
brillante hasta la opulencia, otros. Figurémonos el serio problema que afrontaría
nuestro gobierno si tan sólo 30,000 familias se trasladaran a Nicaragua
deseosos de vivir en la tierra en que nacieron, ilusionados por las nuevas
condiciones que les prometen trabajo y por consiguiente alimentos, educación
para los niños, asistencia médica y viviendas.
Todo lo que esto significa lo evita Costa
Rica, y creo que merece una consideración especial ese buen vecino y hermano
país. Cuando ocurrió el terremoto de Managua de 1972, el pueblo costarricense y
su gobierno se movilizaron con tal unanimidad que la palabra asombro no la
expresa. Como una familia amorosa cuando uno de sus miembros muere, la
consternación fue profunda y al punto se manifestó en acción. La contribución
de Costa Rica a nuestra liberación es conocida y larga de contar, y puede ser
resumida en una frase: Sin Costa Rica no habría aún una Nicaragua libre.
El imperativo geográfico es aglutinante
que ha creado relaciones sociales, políticas y las económicas que actualmente
son las más fuertes, y que conjuntamente con las de los demás Estados, cuando
El Salvador y Guatemala logren su liberación, conducirán a las multitudes
centroamericanas a formar el pueblo centroamericano.
EL INCIDENTE DEL RÍO SAN JUAN
El incidente del Río San Juan, que el
alarmismo contrarrevolucionario llamó ametrallamiento de una lancha ocupada por
funcionarios de salubridad de Costa Rica, es algo de lo que debe evitarse. Como
explicó el joven Chamorro Barrios en San José, mala puntería tendrían los
milicianos si disparando varios a la vez no causaron ni herida ninguna persona,
ni perforaciones al vehículo fluvial en que viajaban, aún siendo esto cierto,
fue un error; una imprudencia temeraria.
Es bueno no olvidar que los errores de
la revolución los abulta hasta el escándalo la reacción, en tanto que calla hasta
el silencio profundo los aciertos.
El enojo que ese hecho causó en Costa
Rica aumentó hasta la indignación al negar el gobierno nicaragüense el voto en
las Naciones Unidas que habría dado a Costa Rica un lugar en el Consejo de
Seguridad. Creo que fue un error y no parece de origen nicaragüense por su
anticentroamericanismo. Tengo que apuntar un error de alta gravedad cometido por
el gobierno de Oduber al reconocer a Colombia como legítimos sus pretendidos
derechos sobre las Islas de San Andrés y Providencia por el Tratado Fernández Sandoval-Facio,
del 7 de marzo de 1977. Este daño a la integridad territorial de Nicaragua
causado como es sabido por Estados Unidos en provecho de Colombia y aprobado
por Costa Rica, pesa infinitamente más en la balanza de la justicia como error,
comparado con el voto y el “ametrallamiento” de marras. Estos fueron errores que
ya pasaron, aquel es un error que permanece, es una herida cuya cicatriz
desaparecerá cuando Nicaragua recupere su archipiélago caribeño.
CONJURO A NUESTRO JÓVENES
GOBERNANTES
Termino estas pobres cuartillas con el conjuro a nuestros jóvenes
gobernantes de que no conviertan el nombre luminoso de Sandino y el adjetivo
sandinista, de rica semántica, en términos retóricos para hermosear discursos, y
menos aún para encubrir y justificar errores. Será útil el autoexamen mediante
preguntas sobre si las disposiciones acordadas recibirían el visto bueno de Sandino,
y si las acciones llevadas a término serían aprobadas por él. No se crean
infalibles, acepten la crítica y toleren hasta la censura. Los gobernantes son
los primeros y más eficaces educadores del pueblo, hasta el grado que puede
decirse que de tales gobernantes tal pueblo. La Nicaragua del futuro será lo
que ustedes, compañeros dirigentes del F.S.L.N. hagan de la Nicaragua de hoy, y
que esto sea para su mayor gloria, progreso, cultura y libertad. Que tengan
efectividad en la vida diaria las consignas ¡Patria Libre o Morir! ¡Sandino ayer,
Sandino hoy, Sandino siempre!
León, Nicaragua, a 27 de Noviembre de 1980
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EDELBERTO TORRES
EXPULSADO DEL IPM. En:
Vía aérea llegó ayer, acompañado de su esposa e hijos,
el joven pedagogo nicaragüense, Profesor Edelberto Torres, quien viene a servir
el cargo de alto oficial técnico del Ministerio de Educación Pública. El joven
Profesor Torres registra en su biografía la siguiente anécdota: El estudiaba en
el Instituto Pedagógico de los Hermanos Cristianos, de Managua. En cierta
ocasión fue designado para pronunciar un discurso. Su trabajo fue, de previo,
censurado. Al acto concurría el entonces Presidente de Nicaragua, Emiliano
Chamorro y altos oficiales de
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