domingo, 4 de diciembre de 2022

En la quinta edición de “La dramática vida de Rubén Darío”. Discurso de EDELBERTO TORRES en la UNAN,, León. 27 Noviembre, 1980

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Sandino y Darío: dos héroes de la nacionalidad

El individualismo y nuestra vida histórica

Lo que la Revolución debe darle al pueblo

El respeto a la ley como base

Burguesía y lucha de clases

Debemos erradicar la crueldad y el odio

La amistad de Cuba y Nicaragua

Costa Rica: vecina y amiga

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Compañeros Rectores magníficos,
Compañero Carlos Tünnermann Bernheim,
Compañero Manuel Formoso,
Compañeras y Compañeros:

         No necesito dar relevancia al significado que para mí tiene la recepción del primer ejemplar de la quinta y definitiva edición de la DRAMÁTICA VIDA DE RUBÉN DARÍO, que ha egresado de la Editorial Universitaria Centroamericana y que acaba de poner en mis manos el querido compañero Manuel Formoso, Secretario General del Consejo Superior Universitario Centroamericano.


         AGRADECIMIENTOS Y ELOGIOS

         El compañero Formoso no ha tenido que esforzarse para elaborar los conceptos benévolos que ha expresado, porque proceden de la veta moral que está en su naturaleza, ni tampoco que luchar por darles vestidura formal elegante, porque ella es propia de su estilo.

         Singular es la grata excitación de ánimo que me ha producido escuchar al Rector magnífico de esta cara Universidad, compañero Mariano Fiallos Oyanguren, porque trae a mi memoria una evocación personal que voy a recordar en pocos segundos. Aunque los profesores no creamos el talento de los alumnos, nos consideramos algo partícipes de ello por la circunstancia de haberles transmitido algún puñado de conocimiento. Se me ocurrió una vez en Guatemala, estudiar Filosofía conforme con el consejo de Séneca de aprender enseñando, y a es fin solicité la Cátedra de Historia de la Filosofía en el Colegio de Guatemala. Uno de mis alumnos fue el hoy eminente universitario que preside esta casa de cultura, y como una premonición de los que sería después, la más alta calificación cada mes era la suya. Tengo que usar la socorrida palabra emoción para expresar la visión que me ofrece mi alumno de ayer -28 años de distancia temporal- y el maestro de la juventud nicaragüense de hoy. Muchas gracias Mariano.

         Gracias, también al compañero Tünnermann Bernheim, de quien conozco desde hace tiempo el rico hontanar de donde han salido a luz los torrentes luminosos de sus ensayos, esos macizos de ideas en que ha logrado el feliz maridaje de la forma arquitecturada con puros elementos idiomáticos, y el fondo hecho de materiales científicos que forma su acervo cultural. Feliz este nicaragüense ilustre, que ha capitaneado brigadas de alfabetización para librar victoriosamente la batalla blanca contra el infortunado ejército de analfabetos, ejército ahora feliz por estar manumitido de la ignorancia de las primeras letras.

         Quiero subrayar el reconocimiento a los suscriptores honoríficos de la edición, porque representa una cooperación para EDUCA, tan importante que apresuró la aparición del libro, cuyos originales hacía dos años que esperaban ver la luz en la forma que halaga mis pupilas. Y en este punto siento el impulso, que no cometeré  el error de frenar, de mencionar al compañero Sebastián Vaquerano, Director de EDUCA, por el empeño entusiasta que puso en llevar a término  una labor que requirió su decisión para tocar a fin, y al compañero escritor Manlio Argueta, que tuvo a su cargo la edición, y de ahí la iniciativa de la suscripción honoraria, como en el cuidado bibliográfico, desde la corrección de pruebas hasta la organización del volumen en todos sus detalle formales.

         EL VIAJE DE INVESTIGACIÓN POR AMÉRICA Y EUROPA

         En la Introducción de esta edición he dejado estampados los nombres de las personas que nos ayudaron, a mi esposa y a mí, con informes, datos documentos y libros, durante el viaje de investigación que llevamos a cabo por América y España. Huelga decir que fueron varios millares de dólares los invertidos en la odisea que impulsó la devoción, y los considero gozosamente gastados, porque Rubén merece los esfuerzos y hasta los sacrificios de los amantes de su gloria. Mejor testimonio de esta actitud nos la da el compañero José Jirón Terán, que es el más fervoroso oficiante de su culto.

         Hubo momentos en nuestra búsqueda en que el presupuesto aconsejó procurarnos algún ingreso accesorio, y escribí al compañero Carlos Tünnermann Bernheim, Rector a la sazón de esta Alma Mater, y la respuesta fue el envío de 300 dólares que nos permitieron prolongar por 15 días más nuestra tarea en Buenos Aires. Por cierto, que la mina dariana en la Argentina reclamaba por lo menos dos meses más de trabajo, y esto declarar que en esa mina quedan aún lingotes que extraer. Y recuerdo la emotiva sorpresa que nos dio el eminente universitario compañero Tünnermann Bernheim, al recibir en Madrid otros 300 dólares con el encargo de obtener fotocopias de os documentos del Seminario-Archivo Rubén Darío. Perdimos por completo el mes de agosto de aquel año de 1972, porque el calor estival paraliza totalmente la vida académica española; pero aquel oportuno envío nos permitió intensificar la investigación y hacer el acopio de 800 fotocopias de cartas de Darío o dirigidas a él, poniendo particular interés en la correspondencia con nicaragüenses y centroamericanos.

         El caudal de información nueva incorporado a esta edición, quizás justifica lo que se dijo de la primera publicada en 1952, en Guatemala, esto es, que era la biografía más completa de nuestro genio poético, opinión ratificada en ocasión de la segunda y tercera que circularon con el sello de la Editorial Grijalbo de México y de la cuarta hecha en Barcelona por la misma Editorial como homenaje al gran poeta en el centenario de su nacimiento.

         He cumplido siquiera mínima y medianamente con el grato deber de divulgar entre los países del idioma, la vida pública y privada de Rubén Darío, y he terminado la tarea en un momento histórico de Nicaragua, cuando acaba de reasumir su condición de país soberano, libre e independiente.

EL APARECIMIENTO Y LOS VOTOS DE SANDINO

         Así como los creyentes de Jesucristo encuentran en la Biblia promesas de su advenimiento, en la obra de Rubén hallamos premoniciones del aparecimiento de Sandino y de la llegada de una época cargada de porvenir. Después de más de un siglo de guerras civiles y de errores políticos, que abonaron el suelo natal para la intervención y el despotismo, llegó Sandino, combatió y derramó su sangre como rescate de la libertad escarnecida y de la independencia enajenada.

         El magno pensamiento de Sandino que fue reconquistar la soberanía nacional, lo representó su bandera rojinegra, que hoy vemos flamear en todos los confines de la tierra natal al lado de la azul y blanco como custodia de su múltiple simbolismo de soberanía, independencia, libertad e integridad territorial.

         Lo que ha ocurrido, es que la revolución nicaragüense, proclama con clara voz que Sandino no combatió y murió en vano, que hubo hijos de su heroísmo que enarbolaron su bandera y la trajeron en triunfo desde las montañas del norte y los llanos del sur hasta la cumbre de Tiscapa. En esa lucha, que alcanzó la dimensión de la epopeya y la sublimidad del heroísmo, el pueblo nicaragüense demostró su voluntad y su vocación de libertad. Justo es saludar sacudiendo en alto los más verdes laureles, a los que murieron en esa inaudita brega y a los que viven y tienen la responsabilidad grave y gloriosa de cumplir los votos de Sandino formuló en sus cartas, comunicados y manifiestos.

         La política del Héroe deducida de esos documentos la expresan dos palabras: soberanía nacional, que es un programa mínimo en la forma y máximo en el fondo.

         Sandino fue hombre que sentía una acendrada solidaridad humana, y no es solidaridad la palabra exacta, sino fraternidad, siendo sus hermanos más queridos sus compañeros de lucha y los desvalidos de su país. Ese sentimiento se convirtió lógicamente en ideología social y él la tuvo amplia y profunda. Se declaró socialista, no comunista, pero no por repugnancia al sentido social más abarcante de este término, sino por dos claros motivos, que eran el no querer que se tergiversara la causa central de su anti-imperialista, y porque su pupila visionaria veíoa que no podía en Nicaragua abolirse el sistema precapitalista de las relaciones de producción. Con esta actitud la altura intelectual de Sandino alcanza talla majestuosa y requiere por lo menos la dimensión de un ensayo para analizarla. Por ahora la idea que me domina es la de que por segunda vez nos encuentra impreparados la doctrina política mundial de turno en el devenir humano. A principios del siglo pasado fue el liberalismo la doctrina incorporada inevitablemente a la ideología independentista. Los héroes militares y civiles de la independencia soñaron la república liberal y ya sabemos lo que sobrevino, eso que Rubén describió en cuatro versos:

         Al ídolo de piedra reemplaza ahora

         el ídolo de carne que se entroniza,

         y cada día alumbra la blanca aurora,

         en los campos fraternos sangre y ceniza.

     El conquistador español nos encontró en un desarrollo social incipiente, y nos conquistó con increíble facilidad; el liberalismo nos encontró incapacitados por la ignorancia y la ineducación política para el autogobierno, y hoy llegamos a la era del socialismo saturados de individualismo, permeados de odio, encadenados al exterior por deudas inmensas, con campos desolados, ciudades destruidas y  con cerebro henchido de herencias negativas, ignorancia, prejuicios sociales y religiosos y el ya mencionado individualismo, que aquí ha sido personalismo exacerbado, y que, encarnado en los caudillos liberales y conservadores, han marcado nuestra vida histórica con un huella de sangre, de ruinas, de rezago en la civilización, de envilecimiento y finalmente de entreguismo a la potencia imperialista del Continente.

         El fundador del entreguismo fue el cobarde y erudito Nicarao, prolífico en avatares en este siglo, viles pordioseros del poder como fuentes de peculados y expoliaciones.

         Sólo la inercia mental explica que haya todavía en Nicaragua quienes se llamen conservadores y liberales. Es extrañísimo que los nicaragüenses, honrados y cultos que adoptan aún esas denominaciones políticas, no sientan repugnancia a llamarse políticamente como se llamaron los Zelaya, Somozas, Chamorros, Díaz y Moncadas, abominables, execrables, oprobiosos, afrentosos… Esos politiqueros convirtieron a Nicaragua en un leño del cual cada hijo de vecino sacó la astilla que quiso.

         Qué inmenso aparece Sandino, que fue todo contraste con aquellos hombres que no forman pléyade ni constelación, sino arrumbamiento de seres disformes, grotescos y repugnantes. Y qué hermoso, aunque pesado es el deber de los dirigentes sandinistas, de rectificar siglo y medio de errores y crímenes.

         LO QUE DEBE DARLE LA REVOLUCIÓN AL PUEBLO

         Y para eso, ¿qué debe hacer, ¿qué debe dar la revolución sandinista al pueblo nicaragüense? Ante todo, debe darle lo que nunca ha tenido para realizarse como pueblo. Hasta antes del 19 de Julio de 1979, era multitud, muchedumbre viviendo en el que un ilustrado investigador social nuestro ha llamado “infierno de los pobres”. La abolición de la miseria es una tarea impostergable; el pan de cada día, que pidió para todos un ser sublime, es problema que exige primerísima atención y que implica el trabajo para todos. La revolución se ocupa de hallar la solución completa de este problema fundamental, y la reforma agraria ofrece el mayor porcentaje de oportunidades ocupacionales. Que llegue pronto y bien hecha esta reforma que es esencia sandinista. Los directores de la vida pública se han dedicado a edificar su fortuna personal, dejando los desperdicios para la educación, la salud y el progreso.

         Las colonias eran tierras de engorde para los funcionarios españoles, y Nicaragua, lo ha sido desde 1893 hasta 1979. Los fundadores del latrocinio oficial fueron Pedrarias Dávila y su sucesor el licenciado Francisco Castañeda, y también de la crueldad y de la violación de la ley. Esos dos monstruos pusieron los cimientos de la futura nacionalidad nicaragüense, de modo tan desgraciadamente sólido, que la tragedia que hemos vivido desde el siglo XVI, ellos la iniciaron.

         Lo primero es, pues, instaurar el imperio de la honestidad administrativa. Es motivo de orgullo asegurar que felizmente, Nicaragua está hoy en manos honradas; pero es oportuno recordarles que no basta que los gobernantes sean honestos, que es preciso que tengan la energía y valor moral de no permitir que al amparo del poder otros ejerzan tráficos ilícitos. Después de una tradición de siglos de malversación de los dineros del pueblo, es fácil que se esté ante un peligro eminente.

         Sandino es paradigma de honestidad y por eso el sandinismo debe ser un régimen político en que esa virtud resulte en todos sus ángulos y aristas: “De mi cartera no se sacará ni un cobre”, y también decía: “Esta lucha está completamente desligada de todo interés económico, y por el dinero se siente el más profundo desprecio en los campamentos de nuestro ejército”.

         EL PUEBLO JAMÁS HA VIVIDO BAJO EL PALIO DE LA LEY

         El pueblo nicaragüense jamás ha vivido bajo el palio de la ley. La ley se acata, pero no se cumple, decían los descarados funcionarios coloniales. Los funcionarios republicanos se han complacido en redactar leyes brillantes para tener la voluptuosidad de burlarlas. La más vergonzosa demostración del desprecio a la ley la da Zelaya, que violó la “libérrima” Constitución de 1893 ante de ser promulgada, cuando obligó a la Asamblea Nacional Constituyente que lo declarara presidente constitucional en septiembre de ese año; después la hizo pedazos con las reformas de 1906 y no hubo entonces más norma jurídica que su voluntad.

         Dictar leyes para no cumplirlas es mofarse del pueblo, soliviantar su resentimiento, justificar la insatisfacción, el enojo y la rebelión.

         El pueblo nicaragüense no ha gozado hasta el 19 de Julio de libertad, carece en absoluto de la noción y del sentimiento del hombre nacido y crecido en el goce del derecho a la seguridad, a la tranquilidad, a expresar lo que piensa o desea en materia política sin la consecuencia de la amenaza, de la cárcel, del destierro y la muerte. Ya sabemos que el proceso de carencia y mengua de las libertades políticas llegó al colmo en los últimos cuarenta años, y que para recuperarlas el F.S.L.N., creado por Carlos Fonseca, el más puro discípulo de Sandino, condujo al pueblo en la lucha heroica y triunfal que hoy nos permite reunirnos en esta aula magna para celebrar un acto de cultura, y que el pueblo hable, cante, trabaje y cobre empuje para lanzarse al porvenir. Toda ley que lastime la libertad en cualquiera de sus aristas, que son los derechos, es antisandinista, y afrenta su memoria. Es sandinista el Estatuto Fundamental de la República, es sandinista el Estatuto sobre Derechos y Garantías de los Nicaragüenses, y más sandinista es su aplicación irrestricta para promover la felicidad de los nicaragüenses. Infeliz pueblo si tuviera que continuar viviendo frustrado, si continuara siendo el pueblo de Moncada y Somoza y no el pueblo de Sandino y Carlos Fonseca. Daríamos una demostración más de la ineptitud para el gobierno propio que heredamos de España y que no hemos sido capaces de superar. Paz social y siempre paz social deber ser el pan cotidiano del pueblo, y compete al gobierno dárselo.

         LA CRUELDAD CONSTANTE DE NUESTRA HISTORIA

         Una constante de nuestra historia ha sido la crueldad. Martín de Estete, el cruelísimo oficial de Pedrarias ha tenido avatares en todos los tiempos y más en el régimen de los 45 años recién clausurados. En este cruento período los Martín de Estete fueron millares. Una ojeada a la época posterior a 1821 ofrece un cuadro tétrico en que los crímenes escalofriantes se suceden cual en una pesadilla de favores. Es decir, que el nuestro ha sido un país de odios, y la revolución sandinista debe ser una revolución de concordia, si es que es mucho pedir que sea una revolución de amor. Esta palabra ha sido inasible hasta hoy por la humanidad en forma de tejido conjuntivo espiritual de la especie, y el socialismo la ha sustituido por el internacionalismo proletario, que ha corrido la misma suerte, mentido aquí, escarnecido allá y arrumbado acullá en el olvido. Sandino sintió y vivió el sentido crístico del amor y por eso llamaba hermanos a sus compañeros. Si la revolución nicaragüense es sandinista, su política  será de acercamiento del nicaragüense al nicaragüense, de comprensión y respeto recíprocos que permitan a la amistad fluir como corriente susurrante, de llevar al campo la técnica, la educación y la cultura –que ya se realiza con inicio prometedor—, de que todos y cada nicaragüense sienta que si hay autoridad es para protegerlo y no para vejarlo, y que así es en efecto, de que en caso de lesión de un derecho hay una ley cuyo recurso ante la autoridad es garantía de la justicia reclamada; ¿Y a qué seguir? Si Sandino guía los pasos de nuestro gobierno, el sendero hacia la economía no permitirá extravíos.

  “LA INEFICACIA DEL ODIO” (RD)

         Rubén viene en apoyo de Sandino para comunicarnos con la dulce melodía de sus ritmos: “Unión para que cesen las tempestades, / para que venga el triunfo de las verdades, / para que todos seamos francos amigos, / y florezcan sus oros los verde trigos”; él nos enseña “la ineficacia del odio” y nos manda que nos juntemos “en la esperanza, el trabajo y la paz”.

         Sin duda que ahora la tarea de gobernar es más difícil por las circunstancias y condiciones que todos conocemos y que por eso apenas he apuntado antes ligeramente. Hemos llegado a la vertiente inevitable del socialismo, y por eso los intereses económicos se estremecen; los sentimientos religiosos se alarman, pero dichosamente no en Nicaragua. Hemos sido testigos del cuarto de conversión de la clerecía nacional hacia el pueblo; ya no habrá dignatarios de la Iglesia que coronen reina castrense, ni que bendiga ninguna arma fratricida. Ahora la Iglesia, como en los primeros tiempos de la era vulgar, está de cara a Cristo y al pueblo, y por eso como entonces, tiene combatientes y mártires. Celebremos con júbilo esa solidaridad del clero con el pueblo.

    LA BURGUESÍA Y SU COOPERACIÓN

         He leído con honda satisfacción las declaraciones de la burguesía industrial y financiera sobre su voluntad de cooperar al desarrollo del proceso revolucionario. Esta es otra cooperación que da característica propia a la revolución sandinista para hacerla evolutiva y no violenta. Si fueron 50.000 los muertos en la guerra constitucionalista, en la guerra por la soberanía nacional de Sandino, en los 40 años de brutalidad somocista –incluidos los de la lucha armada sandinista –, siendo los últimos días los más fecundos en el exterminio de vidas, quiere decir que el suelo patrio ha sido regado por 250.000 litros de sangre. Es, entonces, imperativo el deber de actuar de acuerdo a la lección que nos da ese inmenso sacrificio. La burguesía, el clero, el proletariado urbano y rural, el estudiantado y la intelectualidad toda, y aún más los dirigentes del F.S.L.N., deben reflexionar seriamente sobre esta dolorosa realidad nacional y sacar consecuencias de acción educativa, cultural, política y administrativa.

         Sin no hay sabia prudencia en legislar y administrar el país, bien común de todos, no habrá paz social. Los confrontamientos están vislumbrándose en el porvenir inmediato, y más bien se han iniciado ya.

 LA LUCHA DE CLASES Y EL MARXISMO

         La inevitable lucha de clases puede mitigarse y retardarse. Los extremos los ocupan dos egregios judíos: Cristo y Marx, y sólo con la comprensión de nuestra realidad se puede alcanzar la conciliación que esa realidad proclama. A unos hay que decirles con Erasmo: “Donde quiera que encuentres la verdad tenla por cristiana”, y a los otros, parodiando al gran humanista: “Donde quiera que encuentres la verdad tenla por marxista”. La verdad política de este siglo es el socialismo, y éste se realizará en diversos niveles según las circunstancias de toda índole.

         Lenín, maestro de maestro de revolucionarios, afirmó: “Nosotros no consideramos, en absoluto la teoría de Marx como algo acabado e intangible; estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistas deben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados en la vida…”

         La flexibilidad mental requerida para adapta los principios socialistas a una situación dada, es condición indispensable para el éxito, pero esto no significa dejar intactas las viejas carlancas obstruidoras del desarrollo económico, social y cultural. Los representantes de la vieja sociedad deben saber, y sin duda lo saben, y ojalá que así sea, que la nueva Nicaragua no será el Estado Capitalista y menos aún el Estado capitalista criollo, feudal, paraíso de privilegiados e “infierno de los pobres”. Una “iniciativa privada” inteligente ayudará, como le conviene, a un proceso de cambio tan moderado como el nicaragüense.

LA AMISTAD DE CUBA Y NICARAGUA

         Se han tocado a rebato las campanas del escándalo por las manifestaciones prácticas de la amista de Cuba con Nicaragua. Aparte de las obligaciones que imponme el internacionalismo proletario, nuestra amistad con Cuba tiene tradición. En Nicaragua vivieron cubanos patricios que la paz del Zanjón –1878 – lanzó al destierro por inconformes. El culto inválido Desiderio Fajardo Ortiz, amigo de Rubén Darío, fue educador en Managua de la generación a que perteneció Rodolfo Espinoza R. El gran pedagogo José María Izaguirre, amigo de Martí, educó varias promociones de jóvenes, casó con nicaragüense, y tanto se identificó con la vida nuestra, que vuelto a Cuba, descontento de la ocupación yanqui, regresó a Nicaragua y aquí murió. El poeta patriota José Joaquín Palma, amigo también de Rubén, exhibió su elegancia masculina y deleitó con sus versos el oído nicaragüense, así como Antonio Zambrana lo hizo con su verbo arrollador de cerebro y corazones. Don Miguel Cedeño, capitán del ejército independentista, fue aquí técnico en la enseñanza del cultivo y elaboración de tabacos; vivió y murió en Masaya. El abrazo de Martí a Rubén en Nueva York – 1893 – es simbólico de la fraternidad de Nicaragua y Cuba. Pero hay más que esas relaciones sentimentales. En 1959, el pueblo cubano y sus dirigentes triunfantes, en el propio momento en que la euforia exaltaba a todos, la liberación de Nicaragua los preocupaba ya. No había más que declarar ser nicaragüense para recibir las atenciones, las ofertas y las ayudas que inspira el sentimiento de auténtica fraternidad. Proliferaron los comandantes y todos recibían dinero y armas de los revolucionarios cubanos sin usarlas para los fines libertarios. Dos expediciones fueron auspiciadas oficialmente y ambas fracasaron más vergonzosa que lamentablemente, una en el río Patuca, y otra en el Chaparral, ambas en Honduras. Poseía el delirio por venir a pelear en Nicaragua a jóvenes de ambos sexos.  Las anécdotas son innumerables. Si el F.S.L.N., hubiera existido en aquel año, nuestra liberación se habría anticipado veinte años.

         Los que tuvimos alguna o mucha responsabilidad en aquellos días, revelamos ser inocuos para la gran tarea, y los que nos sucedieron cronológicamente en las gestiones, sólo sedicentemente revolucionarios, que tuvieron el apoyo de un dirigente que después conspiró contra Fidel, llegaron a Hondura y no hollaron ni la frontera con Nicaragua. Es historia larga, y ahora lo que urge es proclamar que si no estamos en deuda con Cuba, porque cuanto hizo fue espontánea expresión de fraternidad, nos es grato afirmar esa fraternidad, de nuestra parte. La Cuba floreciente de hoy se hace presente en Nicaragua con un formidable contingente de maestros, médicos y técnicos de diferentes disciplinas. A esto la reacción llama intervención cubana, a esta ayuda fraterna la llama cubanización. Nunca se dijo antes intervención francesa por la ayuda de Rochambeau y La Fayette a Washington, ni se dijo intervención argentina por la cooperación de San Martín a independencia de Chile. La reacción echa mano de esa palabra para injuriar y desacreditar la solidaridad en acción de los pueblos hermanos.

   NUESTRO DESARROLLO Y LA CIVILIZACIÓN

         En el siglo pasado los fundadores de las nuevas repúblicas estaban nutridos de Rousseau, Montesquieu y de la Constitución de los Estados Unidos. Las instituciones políticas fueron importadas de Europa y Estados Unidos, y nuestra Constitución federal fue una copia de la de este país en lo que era, por cierto, menos válido para Centroamérica. La actual generación revolucionaria está nutrida de Marx, Engels y Lenín, inevitablemente también de Fidel e indispensablemente de Sandino. Algunas nuevas instituciones socialistas las copiamos de Cuba, como nuestros próceres copiaron las de Francia Republicana. Esto se debe a que nuestro subdesarrollo nos ha impedido hasta hoy ser delanteros en la civilización, hemos tenido que ser zagueros, recibiendo los impulsos culturales mundiales y no dándolos. Tenemos poca civilización y cultura y toda es foránea, europea y estadounidense, y hasta asiática y africana. Desde la carreta hasta el aeroplano, desde los zapatos a la corbata, desde el abecedario al tratado científico, desde la cuchilla del cirujano a los rayos equis, todo es made in algún lejano país. Los países que no hacen aporte a la ciencia no son verdaderamente históricos, no contribuyen a ampliar el conocimiento de la naturaleza y la concepción de la vida. Son países todavía prehistóricos en el sentido de que están llamados a dar contribuciones al Éufrates de la corriente universal de la cultura con afluentes de alguna consideración. Dichosamente Nicaragua ha dejado ya dos abolladuras históricas que el ojo del historiador no pasará desapercibidas.

         La evolución de un idioma y la cultura que expresa, es un renglón de la historia universal, el idioma español es uno de los más bellos y ricos que han hablado los hombres, y el nombre de Rubén Darío no podrá ser omitido cuando se registre la evolución de nuestra lengua sobre todo en la arista poética que es la más relevante en todo lenguaje articulado que ha sido vehículo de la poesía, la elocuencia y la filosofía.

    EL NIVEL MÁS ALTO DEL HEROÍSMO

         Tampoco serán omitidos los nombres de Sandino y del F.S.L.N., cuando se haga la historia de la libertad de los pueblos, poque el pueblo nicaragüense con Sandino y una parva hueste campesina realizó una de las hazañas más fabulosas contra un invasor pirático, y capitaneado por el F.S.L.N., llegó al nivel más alto que ha alcanzado el heroísmo, esa a que llegó Grecia contra Persia, Flandes contra España, Irlanda contra Inglaterra y Vietnam contra Francia y Estados Unidos.

         No es el optimismo ingenuo, sino la conciencia objetiva la que nos permite decir que empezamos a ser históricos, y para entrar con personalidad propia en el anchuroso curso de la vida universal tenemos que cultivar ante todo los campos, transformar la materia con la técnica, aunque sea importada; estimular desde el primer grado primario hasta el último del postgrado universitario, y después, la investigación científica. Ciencia, técnica e industria son los tres eslabones causales de la cadena del desarrollo social.

         Y hacer eso dentro de un régimen de justicia social, dichosamente ya iniciado en Nicaragua y que debe proseguir su desarrollo con carácter perfectivo hasta la última consecuencia que seré en el futuro, ojalá no lejano, la desajenación del ser nicaragüense de la más antigua violación de los derechos humanos: la explotación del hombre por el hombre.

         Sandino, como todos los pocos centroamericanos verdaderamente ilustres en la vida pública, fue fervoroso convencido de la necesidad de reconstruir la unidad política de Centroamérica; nuestra revolución es sandinista, y por consiguiente es centroamericanista. Debe por eso fortalecer los vínculos con los estados istmeños y crear otros que tiendan a realizar la tarea de Morazán y Sandino. No hay imprudencia en el categórico deber de solidarizarse con los pueblos hermanos de El Salvador y Guatemala, que están siendo desangrados torrencialmente por ejércitos cipayos que enarbolan la bestialidad como santo y seña del aniquilamiento.

         COSTA RICA Y SU CONTRIBUCIÓN A NUESTRA LIBERACIÓN

         Una política fraterna con matices especiales es la que con carácter estricto ha de practicarse con Costa Rica. Este Estado ha sido techo acogedor de emigrados políticos cada vez que nuestra vida convulsiva los ha arrojado a sus playas. Allá estuvieron a su turno Máximo Jerez, Anselmo H. R       iva, Pedro Joaquín Chamorro, Enrique Guzmán, José Dolores Rodríguez, Pedro Ortiz, Miguel Ramírez Goyena, Adán Cárdenas, Pedro Fornos Díaz, Julián Irías, Adolfo Ortega Díaz, Salomón de la Selva, Francisco Ibarra Mayorga y cien más distinguidos nicaragüenses. Allá vivió nueve meses Rubén Darío y fue comprendido y querido, su esposa fue costarricense y su primogénito en San José nació. Cómo fue admirado lo proclama la información de prensa de ese nacimiento: “Costa Rica tiene la honra de ser la cuna del primogénito del gran poeta Rubén Darío”. Allá han fundado hogar feliz compatriotas como Julio García Mongalo, León Borge, Federico Solórzano, Alberto Ordóñez Argüello, Carlos Urcuyo, los doctores León Borge, Federico Solórzano, Alberto Ordóñez Argüello, Carlos Urcuyo, los doctores Constantino Urcuyo, Carlos Gadea, Carlos Cuarezma, Joaquín Ufión, Enrique Robledo España, médico filantrópico muy querido en Heredia; Armando Blandino Abaúnza, Denis García Urbina, verdadero mago de la cirugía  del corazón y sus hermanos, Iván y José Miguel, también distinguidos galenos; y Sor María Romero es venerada como santa por la maravillosa prodigalidad de bienes que hizo. Pero considero poco ese seguro rumbo que la rosa náutica señaló a los nicaragüenses mencionados; lo de incalculable valor moral es que hoy viven en Costa Rica más de 60.000, algunos dicen que 100,000 nicaragüenses y que más de 300.000 mil familias costarricenses son de origen nicaragüense. Allá hallaron lo que aquí no encontraron: trabajo, paz, tranquilidad, y  según su capacidad y conducta, edificaron su bienestar, modesto unos, brillante hasta la opulencia, otros. Figurémonos el serio problema que afrontaría nuestro gobierno si tan sólo 30,000 familias se trasladaran a Nicaragua deseosos de vivir en la tierra en que nacieron, ilusionados por las nuevas condiciones que les prometen trabajo y por consiguiente alimentos, educación para los niños, asistencia médica y viviendas.

         Todo lo que esto significa lo evita Costa Rica, y creo que merece una consideración especial ese buen vecino y hermano país. Cuando ocurrió el terremoto de Managua de 1972, el pueblo costarricense y su gobierno se movilizaron con tal unanimidad que la palabra asombro no la expresa. Como una familia amorosa cuando uno de sus miembros muere, la consternación fue profunda y al punto se manifestó en acción. La contribución de Costa Rica a nuestra liberación es conocida y larga de contar, y puede ser resumida en una frase: Sin Costa Rica no habría aún una Nicaragua libre.

         El imperativo geográfico es aglutinante que ha creado relaciones sociales, políticas y las económicas que actualmente son las más fuertes, y que conjuntamente con las de los demás Estados, cuando El Salvador y Guatemala logren su liberación, conducirán a las multitudes centroamericanas a formar el pueblo centroamericano.

     EL INCIDENTE DEL RÍO SAN JUAN

         El incidente del Río San Juan, que el alarmismo contrarrevolucionario llamó ametrallamiento de una lancha ocupada por funcionarios de salubridad de Costa Rica, es algo de lo que debe evitarse. Como explicó el joven Chamorro Barrios en San José, mala puntería tendrían los milicianos si disparando varios a la vez no causaron ni herida ninguna persona, ni perforaciones al vehículo fluvial en que viajaban, aún siendo esto cierto, fue un error; una imprudencia temeraria.

         Es bueno no olvidar que los errores de la revolución los abulta hasta el escándalo la reacción, en tanto que calla hasta el silencio profundo los aciertos.

         El enojo que ese hecho causó en Costa Rica aumentó hasta la indignación al negar el gobierno nicaragüense el voto en las Naciones Unidas que habría dado a Costa Rica un lugar en el Consejo de Seguridad. Creo que fue un error y no parece de origen nicaragüense por su anticentroamericanismo. Tengo que apuntar un error de alta gravedad cometido por el gobierno de Oduber al reconocer a Colombia como legítimos sus pretendidos derechos sobre las Islas de San Andrés y Providencia por el Tratado Fernández Sandoval-Facio, del 7 de marzo de 1977. Este daño a la integridad territorial de Nicaragua causado como es sabido por Estados Unidos en provecho de Colombia y aprobado por Costa Rica, pesa infinitamente más en la balanza de la justicia como error, comparado con el voto y el “ametrallamiento” de marras. Estos fueron errores que ya pasaron, aquel es un error que permanece, es una herida cuya cicatriz desaparecerá cuando Nicaragua recupere su archipiélago caribeño.

   CONJURO A NUESTRO JÓVENES GOBERNANTES

           Termino estas pobres cuartillas con el conjuro a nuestros jóvenes gobernantes de que no conviertan el nombre luminoso de Sandino y el adjetivo sandinista, de rica semántica, en términos retóricos para hermosear discursos, y menos aún para encubrir y justificar errores. Será útil el autoexamen mediante preguntas sobre si las disposiciones acordadas recibirían el visto bueno de Sandino, y si las acciones llevadas a término serían aprobadas por él. No se crean infalibles, acepten la crítica y toleren hasta la censura. Los gobernantes son los primeros y más eficaces educadores del pueblo, hasta el grado que puede decirse que de tales gobernantes tal pueblo. La Nicaragua del futuro será lo que ustedes, compañeros dirigentes del F.S.L.N. hagan de la Nicaragua de hoy, y que esto sea para su mayor gloria, progreso, cultura y libertad. Que tengan efectividad en la vida diaria las consignas ¡Patria Libre o Morir! ¡Sandino ayer, Sandino hoy, Sandino siempre!

León, Nicaragua, a 27 de Noviembre de 1980

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EDELBERTO TORRES EXPULSADO DEL IPM. En: La Noticia. 1 de Octubre de 1937

Vía aérea llegó ayer, acompañado de su esposa e hijos, el joven pedagogo nicaragüense, Profesor Edelberto Torres, quien viene a servir el cargo de alto oficial técnico del Ministerio de Educación Pública. El joven Profesor Torres registra en su biografía la siguiente anécdota: El estudiaba en el Instituto Pedagógico de los Hermanos Cristianos, de Managua. En cierta ocasión fue designado para pronunciar un discurso. Su trabajo fue, de previo, censurado. Al acto concurría el entonces Presidente de Nicaragua, Emiliano Chamorro y altos oficiales de la Marina de los Estados Unidos, que mantenían a dicho régimen. El entonces estudiante Torres, veía elevarse todas las mañanas frente a su colegio, la bandera de las barras y de la estrellas. Comenzó a leer su trabajo escrito; pero, en cierto momento, inspirado por el patriotismo (apartándose de los escrito), dijo: --Bandera mía de Nicaragua, iluminada antes por las estrellas del cielo y oscurecida ahora por las estrellas del Norte--. La falta fue considerada imperdonable; y el joven Torres hubo de salir hacia Guatemala a completar estudios, de donde regresa ahora, convertido en un insigne pedagogo.

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