───── Ω Ω Ω ─────
───── Ω Ω Ω ─────
La
rica herencia plástica de los antepasados precolombinos fue desconocida,
ignorada y no considerada digna de estudio desde el punto de vista estético en
Nicaragua. El campo de las artes plásticas gozaba igualmente de una ignorancia
y falta de información de los artistas. Muchas de las corrientes estéticas
europeas y americanas llegaban con años de atraso, predominando el mal gusto en
la realización pictórica. Estaban de moda bodegones de estilo académico, bellos
jarrones de fina ejecución en atmósferas frías, retratos de damas ricas entre
velos, trajes de fiesta, porte galante, el paisaje reflejando a veces las
viviendas, la miseria y sus moradores, pero a través de una pincelada
impresionista y juegos cromáticos que convertían el paisaje más desolador en un
lugar idílico, brillante y armonioso.
Dentro de las limitaciones imperantes
será la figura de Rodrigo Peñalba el que a su regreso a Nicaragua renovaría por
medio de la dirección de la Escuela Nacional de Bellas Artes el renacimiento
pictórico de esa institución decadente, llegando a transformarla en una guía
para cimentar las bases de la pintura moderna nicaragüense. De esta época
debemos mencionar la formación de dos artistas que destacaron: Omar D̕ León y
Armando Morales. Este último emigró a los Estados Unidos donde cosechó el
reconocimiento a su labor pictórica, se le otorgaron premios, becas, participó
en exposiciones individuales y colectivas dando comienzo a una extraordinaria
carrera artística. La importancia del triunfo internacional de Armando Morales
tuvo gran afluencia en el inicio del abstraccionismo en la pintura
nicaragüense.
Sin embargo, el panorama era desolador.
El arte estaba concebido para embellecer y gustar para satisfacer el gusto
imperante de la clase dominante. No tenía ninguna relación con la verdad, con
la creatividad, ni con la realidad del país. Si a esto añadimos la carencia de
museos de arte, galerías, bibliotecas, críticas autorizada y responsable, se
percata uno del ambiente pobre, limitado y sin estímulos a que estaba condenado
el artista.
Dentro de este contexto nace la
necesidad de crear un grupo encabezado por Alejandro Aróstegui que su regreso
de Europa funda el Grupo y Galería Praxis, en Managua, en julio de 1963.
Transcribimos a continuación el Manifiesto
del Grupo Praxis formado por los pintores César Izquierdo, Arnoldo Guillén,
Leoncio Sáenz, Leonel Vanegas, Orlando Sobalvarro, Luis Urbina, el intelectual
Amaru Barahona, los poetas Michelle Najlis y Francisco de Asís Fernández.
Servir a la verdad en el arte y en
la cultura, esa es en su más profunda y noble significación la razón última de
nuestra existencia como grupo y de nuestra actitud ante la pluralidad de
acontecimientos que forman nuestra vida y conformar nuestro mundo. Pero creemos
que para servir a la verdad en el arte y en la cultura, antes es necesario
servir a la verdad en la vida. Nuestra labor artística o cultura no merece
existir si antes no hay una razón vital que la justifique.
LA
VERDAD no se nos ha dado de antemano. La verdad la encuentra el nombre de la lucha.
La verdad tampoco es patrimonio exclusivo de cada uno. La verdad es de todos.
De ahí que necesitemos divulgarla, proclamarla, enfrentarla si es preciso.
Ocurre entonces que la sola creencia de poseerla no basta. La verdad límpida,
inmaculada, la verdad de los solitarios y los orgullosos no nos sirve. Si es
cierto que queremos servir a la verdad –una verdad dinámica— viva, que cada
día, cada hora, cada minuto, nos impone su exigencia— es necesario que la
hagamos llegar a los demás, hombres como nosotros, y como nosotros embarcados
en el mismo bote, en el de la existencia de cada día. Es preciso, pues, que exterioricemos
nuestra creación en el arte, en la cultura y que la encarnemos en la vida, en
hechos, en actos, en actitudes.
La
existencia de este grupo es, por eso, antes que nada y sobre todo, una actitud
concreta ante una realidad concreta. Ahí están los hechos. Y aquí estamos nosotros.
Esta ha de ser nuestra razón, definirnos ante ellos. Entonces ¿cuáles son los
hechos?
Los
hechos en Nicaragua son en nuestra sociedad existe un grupo de hombres llamados
intelectuales y artistas: pintores –la mayoría de nosotros lo somos—, poetas,
cuentistas, novelistas, autores teatrales, ensayistas, actores, críticos… Y
también existe una gran masa restante de habitantes que no pueden ser incluidos
en esta categoría. Puede afirmarse que la distancia e incomprensión entre ambos
es demasiado grande. Si la culpa la tienen los intelectuales y artistas o se
debe más bien a la incultura del pueblo, no vale la pena discutirlo aquí.
Nosotros queremos comprender y ser comprendidos, acercarnos y que se nos
acerquen. Queremos realizar –sin que esto vaya a sacrificar la sinceridad de
nuestra creación— la simbiosis entre pueblo y cultura.
Queremos
darle al arte y a la cultura su verdadera posición.
No
aceptamos la fragmentación –en compartimentos estancos, en parcelas separadas e
independientes— de la multiplicidad de sucesos en que para nosotros y desde nosotros
realiza la existencia, nuestras existencias. Creemos, por el contrario, que la
realidad es sólo una, aunque varios sean sus aspectos. Y que, por tanto, la
actividad artística y cultural, el arte todo y la cultura toda, representan una
parte de esa realidad, representan formas histórico sociales de existir
absolutamente inseparables de la infinita variedad de manifestaciones vitales en
las que el hombre levanta acta de su paso sobre la tierra. EL ARTE Y LA CULTURA
NO SERÁN PARA NOSOTROS UN “TABÚ” INTOCABLE, SERÁN NADA MÁS UNAS FORMAS –entre
otras tantas— EN QUE SE MANIFIESTA EL HOMBRE SI BIEN DE EXCEPCIONAL IMPORTANCIA
Y CONDICIONADAS, COMO TODA MANIFESTACIÓN HUMANA, EN FUNCIÓN DE DETERMINADOS
SUPUESTOS SOCIALES.
Ésta
es nuestra actitud. No formamos parte de partidos, clanes o cofradías.
Aceptaremos de antemano el diálogo. Respetaremos la disensión. Y analizaremos
serenamente la crítica.
Servir
a la verdad, esa es, hemos dicho, la razón última de nuestra existencia como
grupo y de nuestra labor artística y cultural. La verdad exige, sí, por parte
de quien la recibe, pasión para comprenderla. Nada más.
Figura
preponderante en la plástica nicaragüense, Alejandro Aróstegui nació en
Bluefields, puerto de Nicaragua, en 1935. Tras breves estudios en la Escuela Nacional
de Bellas Artes de Managua, parte en 1954 hacia la ciudad de Nueva Orleans en
donde, durante un año, estudia arquitectura en la Universidad de Tulane. De 1955
a 1958 estudia arte en la Ringling School of Art de Sarasota, Florida. En 1958 parte
hacia Europa en donde permanece por espacio de cinco años estudiando primero en
la Academia San Marcos de Florencia, Italia, (1958-59) y en la Ecole des Beaux Arts
de París (1960-62). En 1963, de regreso a Nicaragua dunda, con un grupo
destacado de jóvenes pintores e intelectuales, el Grupo y Galería Praxis, que3 en
poco tiempo se convierte en foco cultural y centro indiscutible de la mejor
pintura nicaragüense. En 1966 reside en Nueva York por cinco años. De nuevo en
Managua en 1971, reorganiza el Grupo Praxis que emprende sus actividades con
vigor, con exhibiciones de pinturas, publicación de la Revista Praxis y
apertura de la nueva Galería que fue destruida por el terremoto de diciembre.
Aróstegui ha desempeñado los cargos de profesor de Anatomía en la Escuela de
Bellas Artes de Managua (1963), director de la Escuela de Bellas Artes de la
Universidad de León (Nicaragua) 1972, profesor de dibujo en la Facultad de
Arquitectura de la Universidad Nacional en Managua.
Al
principio Aróstegui realiza pinturas abstractas con collage y texturas,
influido por Dubuffet y la pintura matérica española de Tapies., Cuixart y
Millares. Del 1963 al 66 en Nicaragua hace paisajes lacustres enfatizando en
sus pi9nturas las condiciones infrahumanas de los barrios marginados. El hombre
torturado y solitario en un paisaje de desperdicios y material telúrico, es el
tema recurrente de ese período, marcado por una casi monocromía, pues no
admitía o necesitaban variaciones colororísticas. En su estancia en Nueva York
de 1966 a 1971 continúa sus experimentos con collage y paisajes urbanos, reflejos
de la gran urbe. Otra característica son sus naturalezas muertas monumentales y
sobrias en donde se nota un mayor dominio, perdiéndose un poco el formalismo gestual
y matérico de su etapa precedente. Hace sus primeras obras respetando el color
y superficie de los objetos de collage e introduce efectos de luz y sombra. En
la construcción del cuadro rebasa la bidimensionalidad de la superficie
pictórica y manifiesta características de relieve mediante la fervorosa
elaboración de sus texturas. Sus naturalezas muertas no son las tradicionales.
No aparecen frutas, ni jarrones sino artículos que forman parte integrante del
vivir humano en la sociedad industrial contemporánea, latas de conservas,
fragmentos de piezas mecánicas, palas de recoger basura, guantes. En
contraposición del Por Art que enaltece los productos de consumo. Aróstegui los
muestra desnudos de la absurda fascinación con que los presenta la propaganda
de la sociedad de consumo y reducidos a su mínima dimensión: cadáveres metálicos,
espantosas radiografías de la civilización.
De
la generación de los sesentas, que comprende pintores nacidos entre 1935 a
1945, destacan por ser una de las décadas más activas y determinantes en la
historia de la pintura nicaragüense: Leoncio Sáenz, Orlando Sobalvarro y Leonel
Vanegas.
Esta
generación pertenece a la creación del Grupo Praxis y de las primeras galerías independientes
en Nicaragua. Son la generación de pintores que sirven de puente entre la vieja
escuela de pintura formada por Peñalba, Morales y D´León y los nuevos pintores
surgidos alrededor de los setentas después del terremoto.
Orlando
Sobalvarro nació en la Mina del Jabalí, en 1943. Estudió en la Escuela de Bellas
Artes de Managua, durante seis años, donde le fue conferida una beca de mérito
por parte del Ministerio de Educación Pública. Es uno de los fundadores del Grupo
y Galería Praxis.
En
1969 va a Nueva York y Washington donde permanece por espacio de dos años.
Obtuvo el primer premio del Salón Esso para artistas jóvenes en San Salvador.
Cargado de un sentido poético y onírico, Sobalvarro pinta cuadros abstractos cargados
de texturas opulentas. Hay un leit motiv, un personaje tutelar que se
vuelve repetitivo y constante: el búho. Animal conectado con la sabiduría, el
misterio, la noche, y que, en sus pinturas de factura impecable, de ricas gamas
colorísticas nos plantea un mundo secreto a la vez que personal e íntimo.
Pareciera que el artista con dicho símbolo quisiera descubrir la incógnita de
la propia sociedad caótica en la que vive.
Leoncio
Sáenz nació en 1935 en Matagalpa. Hizo estudios en la Escuela de Bellas Artes
de Managua. Miembro fundador del Grupo y Galería Praxis, director de la Escuela
de Bellas Artes de la Universidad Autónoma de Nicaragua, en la ciudad de León.
Ha realizado murales en relieve en los supermercados “La Colonia” y el Gran
Hotel de la ciudad de Nicaragua ahora destruidos por el terremoto. Su participación
y aporte a la plástica nicaragüense ha sido la constante de expresarse dentro
de los límites del dibujo. Sáenz así se incorpora a una inquietud de artistas
latinoamericanos que han buscado su medio de expresión en el dibujo. Esta tarea
no se puede estimar como una manifestación de modestia o de limitación
personal, sino al contrario, como el deseo de volver a ver, revisar y comunicar
la visión del mundo a su alrededor. El dibujo se ha ido planteando como un
testimonio y en tal condición es agresivo y anticonformista. El artista que se
entrega al dibujo encuentra su medio propicio de expresión en el blanco y
negro, en la rapidez de anotación directa de la imagen, en la capacidad de
connotarla agudamente al margen, se identifica por los tamaños de pequeño
formato que son tamaños más humanos. Actúa, también como recuperación de la memoria
y recopilador de datos, lo que siente íntimamente el artista. La temática de
Leoncio Sáenz va de la fauna (toros, tigres), seres tiernos (niños, ángeles) y
escenas de connotación política, deshumanizadas (torturas). Hay que observar en
Sáenz los elementos de raíces con los toques mágicos.
Leonel
Vanegas nación en Managua en 1942. Estudio en la Escuela de Bellas Artes de
Managua, durante tres años, donde le fue otorgada una beca de mérito, por parte
del Ministerio de Educación Pública. En 1964 formó parte del Grupo y Galería
Praxis, en 1968 parte hacia Nueva York y Washington en donde permanece por
espacio de dos años, de regreso a Nicaragua se incorpora de nuevo al Grupo
Praxis.
Aróstegui
comenta al respecto de su obra: “Vanegas llevó siempre una línea reconocible,
sin concesiones, ni a un decorativismo superficial, ni a un cromatismo delicado
y halagador. En eso consiste su radicalismo y la convicción profunda en sus medios,
sus formas y tonalidades cromáticas, su gusto definido por la textura y el
empaste, su colorido limitado y franco de reminiscencia precolombina”. Vanegas
se aleja del figurativismo y naturalismo y busca dentro del abstraccionismo una
manera personal e intensa de saciar aspiraciones más profundas. La influencia
de Armando Morales se hace sentir en la obra de Vanegas. La diferencia
estribará en que en la obra de Morales, su acabado impecable se da como el
refinamiento de su pintura, mientas que en Vanegas el sello es lo rústico, de
una fuerza que se inclina más a lo primitivo e irracional pero que pone de manifiesto
su naturaleza humana desgarrada, inconforme y desarraigada de una sociedad de
la cual se niega a ser partícipe. Una característica de su pintura es el manejo
de texturas, protuberancias, empastes, rayones y raspaduras que le dan el interés
a sus grandes formas y superficies negras sobre fondos blancos vibrantes. En
1965 vuelve al figurativismo, pero éste será “crudo” y tajante, un devolver a
la sociedad su descomposición y miseria. Hará entonces una síntesis entre
elementos figurativos y composiciones abstractas como testimonio desgarrador y
político de la creatividad y ansias de un artista auténtico en una sociedad
enajenada y decadente.
En
casi todos los pintores de esta década se puede encontrar un común denominador,
un gusto por la materia, la textura y la monocromía.
Justicia en el Mundo - Leoncio Sáenz, 1976
Dentro
del contexto histórico político de Nicaragua el gobierno usaba sus dos medios
preferidos –la represión y la corrupción— par manejar la cultura. No existía
una ayuda desinteresada a los artistas, todo era a cambio de una colaboración o
sumisión pasiva. En este mismo ámbito la Escuela de Bellas Artes colaboraba con
el gobierno, sintiéndose amenazada en los preceptos que se impartían a los
nuevos alumnos. Veía con disgusto la aparición de nuevos grupos de pintores o
galerías con ideas nuevas y diferentes a los propagados por ella, por depender
del Ministerio de Educación Pública, creador de directores y otorgadores de
cátedras.
Otra
vía poderosa del manejo cultural fue cubierta por la prensa, la cual estimulaba
a pintores colaboracionistas en su mayoría de mala calidad. Al pintor serio,
dedicado y consciente de su realidad artística no se le brindaba la oportunidad
de crítica o apoyo.
Como
ya se ha mencionado, el Grupo y Galería Praxis se impuso como necesidad la de
adoptar una posición de rebeldía y crítica a una cultura pobre y mezquina
supeditada a intereses políticos. En 1972 se destruye la Galería Praxis en el
terremoto que sufrió la ciudad de Managua. En junio de 1974, Mercedes Gordillo
inaugura la Galería Tagüe retomando el sentido crítico de Praxis y declara: “Consciente
de la necesidad que tenemos los nicaragüenses de encontrar un lugar donde se
manifieste el arte como expresión de cultura, me he impuesto abrir esta
modestia Galería que espero y deseo llene en parte este vacío. A pesar de las
limitaciones en que se desarrolla la pintura en Nicaragua, los expositores con
quienes Galería Tagüe abre sus puertas mantienen su postura responsable y
honesta produciendo obras de indudable mérito, trabajando incansablemente para
que la pintura nicaragüense alcance su verdadera trascendencia”. La Galería
Tagüe contribuyó a dinamizar el desarrollo, estudio y reflexión de la pintura
de Nicaragua en relación con el arte de otros países del continente. Realizó exposiciones
individuales y colectivas, un promedio de 10 anuales, e invito críticas latinoamericanas
para entablar un diálogo abierto con los artistas.
De
1974 a 1975 Alejandro Aróstegui, Róger Pérez de la Rocha y Orlando Sobalvarro pintan
unos murales en el Centro Comercial Nejapa con el tema de los petroglifos nicaragüenses.
Se conservó la fidelidad de los petroglifos añadiéndoles color y amplificando las
dimensiones de éstos. La importancia fue el rescate de dichos signos y símbolo
prehispánicos, la técnica que se usó fue una superficie arenosa, incisa que en
algunos de los pintores dejó una huella en su obra como en el caso de
Sobalvarro.
El
poeta y sacerdote revolucionario Ernesto Cardenal, actual Ministro de Cultura en
Nicaragua desde su retiro de Solentiname logró establecer una comunidad
campesina donde se inició un movimiento pictórico primitivo. Entre ellos se
destacan Eduardo, Marina y Carlos García, todos campesinos revolucionarios.
Recrean la naturaleza bella y salvaje del lugar, el paisaje, el lago, los
volcanes hy la vida cotidiana del campo, con una visión ingenua y creativa. En
1977 tomaron armas dos artistas de Solentiname: Elbis Chavarría y Donald Guevara,
quienes cayeron en los primeros combates contra las fuerzas somocistas.
A
partir de 1978, cuando comenzó la etapa final de la lucha armada de liberación
en contra de la dictadura somocista, la Galería Tagüe, de común acuerdo con un
grupo de artistas, cerró sus puertas imponiendo silencio cultural, pues se consideró
que todo acto cultural o de cualquier otra naturaleza que no fuera de repudio,
lucha o acusación, resultaba contraproducente y no gozaba de una coherencia con
la situación histórica del país.
Transcribimos
el testimonio de los pintores apoyando la decisión de la Galería Tagüe:
Creo
que en estos momentos de represión y ataques bárbaros por parte del somocismo
hacia las libertades esenciales del nicaragüense, cuando la injusticia campea
por todos los ámbitos del país, todo acto cultural o de cualquier otra
naturaleza que no sea de acusación, repudio o lucha contra el régimen, viene a
ser como una burla a los que han caído y luchan por la liberación del país. No
debemos contribuir a presentar una imagen de normalidad por medio de actos que,
por muy culturales que sean, no reflejan el estado caótico y de lucha de la
sociedad nicaragüense. Por eso apoyo la decisión de Galería Tagüe de suprimir
todos los actos programados para el presente año en el ámbito nacional y
voluntariamente aplazo, hasta mejores tiempos de libertad, la exhibición
personal de mi obra que debió efectuarse en el presente año.
Alejandro
Aróstegui
Con
respecto a la cancelación de la exhibición de pintura que se había acordado,
pues yo en lo particular estoy muy de acuerdo, o sea que lo lamento mucho. No
tanto por el beneficio económico que podría haber obtenido, sino porque mi
interés era más grande de lo que alguien pudo imaginarse en dar a conocer el
público mis obras artísticas, tal vez con mejor relieve artístico para complacencia
del público expectante. Pero como a veces no se puede hacer más de lo que uno
piensa, pues lo haremos en otra ocasión, con respecto a mi ánimo de pintor,
pues creo que lo mantendré firme de seguir adelante, aunque lo haga por un
oficio o como un deleite artístico.
Carlos García
Como
pintor me debo a un pueblo y a la naturaleza. En mi condición de ser humano
pertenezco a una sociedad que debe tener las más elementales condiciones que
una persona necesita como son: libertad, oportunidades culturales e igualdad de
derechos, etc.
En este momento en que3 históricamente vive mi querida patria, donde nos han usurpado con la represión la libertad para expresarnos, la falta de educarnos y educar a nuestros hijos, la falta de poder escoger nuestro destino y la alineación total de todo lo que como humanos necesitamos, levanto mi voz de protesta y me uno a todas las corrientes que lucha por la libertad de nuestro pueblo, en busca de mejores horizontes en justicia y libertad.
Orlando
Sobalvarro
Nuestra
situación como futuros artistas, desde que éramos estudiantes de Bellas Artes
era caótica, esta escuela no podía darnos lo que deseábamos, pues no es más que
el reflejo de una época incapaz, deshonesta y oscurantista, manifestada en las
personas que el gobierno considera idóneas para dirigir y enseñar en la casa
máxima del arte nacional. En consecuencia, se nos mantenía alejados de la
realidad pictórica nacional y de los verdaderos valores culturales para evitar
las comparaciones del arte oficialista y del que se da independientemente en el
país.
Decidimos
buscar las verdaderas corrientes del arte nacional y tratar de integrarnos a
ellas, pero la encontraremos silenciada con un silencio doloroso, no pudimos
expresar con alegría a las nuevas puertas que se nos abrían nuestras primeras
pinturas independientes, pues se enseñoreaba en el ambiente nacional la
estupidez, la ignorancia, la barbarie uniformada. La Galería Tagüe nos brindó
el apoyo moral y material que necesitábamos para construir nuestro estudio, que
no pudimos ocupar pues fuimos señalados como sospechosos de subversivos por
tratar de ser pintores en esta época de terror. Nuestra anhelada exposición
quedó cancelada y nos enfilamos acongojados en la procesión de la frustración
del arte y la cultura nacionales.
Francisco Pantoja
José Gómez
Salvador Aguilar
María Gallo
Rafael Castellón
Silvio Gómez
Abraham Fariñas
Recuerdos
muy antiguos maduraban en mi día a día, y después de muchos años de ausencia,
cogí una valija y con gran amor regresé al país, traía conmigo, además, un gran
entusiasmo de trabajo.
De
nuevo me sentí niño y como todo niño quise llamar la atención de los mayores y
el mejor modo para lograrlo era enseñando a ellos lo que yo hacía mis pinturas.
De repente crecía de nuevo, y me encontré desorientado, crecí rápidamente, y me
encontré con la horrible realidad.
Yo
conocí una cultura nicaragüense y sabía de otras culturas también nicaragüenses
que eran culturas pequeñas o grandes, importantes o menos, pero lo eran, ya en
en ese entonces existía el núcleo del terror. Me doy cuenta que ahora existe
una cultura terrible a base de odio, de menosprecio por la vida y de todas sus
manifestaciones: la subcultura somociana.
En
mi esfuerzo desesperado de lucha continué en mi trabajo mientras se sucedían
hechos dolorosos, la sangre derramada de nuestra mejor gente, la juventud, y
con ella perdimos un mar de riquezas y la más preciada cultura.
Es
un hecho incontestable que la subcultura somociana (era trágica) mata la vida,
mata el trabajo, mata el arte. Se opone al progreso, ama la muerte.
Yo
llegué lleno de optimismo y me encontré con otros artistas nicaragüenses y los vi
acostumbrados, después todos fuimos testigos del dolor.
Yo
digo a mis amigos que reunamos todos nuestros esfuerzos para un bien común y
para que de este gran dolor nazca un nuevo arte para una nueva vida.
Hugo Palma Ibarra
Se
cancelaron once exposiciones nacionales e internacionales. Los artistas se
solidarizaron con la lucha popular, unos tomando las armas, otros contribuyeron
gráficamente en el entonces clandestino periódico del F.S.L.N. recaudando
fondos para la causa.
Terminada
la revolución armada la junta de gobierno ha tenido dentro de su política
cultural un interés primordial por apoyar y alentar al movimiento artístico nicaragüense,
las bases que se proponen son dentro de un ámbito de libertad en la persona del
artista y su obra.
───── Ω Ω Ω ─────
Lily
Kassner falleció en noviembre de 2017. Historiadora del arte, investigadora,
curadora y catedrática mexicana.
Doctora
en Historia del Arte por la UNAM, fue directora de la segunda etapa del Espacio
Escultórico de la UNAM, entre 1979 y 1980, y Jefa del Laboratorio de
Experimentación de Arte Urbano, entre 1980 y 1983.
Como
Catedrática de Historia del Arte y profesora publicó dos importantes
monografías sobre el escultor, poeta, historiador del arte, arquitecto y pintor
mexicano de origen alemán Mathias Goeritz (Gdansk, 1915 - Ciudad de México,
1990), de quien era una de las mejores especialistas en su obra, y el
Diccionario de escultores mexicanos del s. XX.
Kassner,
especialista en escultura, poseía uno de los mejores y más voluminosos archivos
del país sobre esta disciplina artística.
Además,
también publicó otras monografías sobre Chucho Reyes (Guadalajara, 1880 -
Ciudad de México, 1977) y el nicaragüense Armando Morales (Granada, 1927 -
Miami, 2011).
Fue
directora del MUCA entre 2000 y 2004, y comisaria de importantes exposiciones
internacionales; entre ellas: 450 años de la Autonomía de la UNAM; Actualidad
plástica en México, Europalia 93, Ostende; y Escultura mexicana fin del
milenio, MUCA.
Datos
biográficos localizados en Internet.
───── Ω Ω Ω ─────
No hay comentarios:
Publicar un comentario