LAS SANDINO. Por: Alfredo Cisneros R. En: Novedades, 15 de Febrero de 1965. Pág. 12.
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HOTEL ESFINGE, A LO LEJOS, EN EL HORIZONTE PUEDE APRECIARSE EL MAJESTUOSO VOLCÁN MOMBACHO |
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En la ciudad de Granada, en el barrio de Palmira, al subir
el arroyo que pasa detrás del Mercado, donde vivió don Juan Malespín (Mocho
Juan), como cariñosamente le llamaban los granadinos y como a veinte varas
hacia el Rastro Público de la ciudad había una peque casita donde vivía Da.
Leoncia Sandino, quien procreara numerosa familia; entre los hijos de doña
Leoncia conocimos a Carlota, casada con
don Esteban Castro.
De este matrimonio nacieron muchos hijos, entre los que
recordamos a Laura y Atanasia, agraciadas morenas de una formación atlética
envidiables: Laura de 20 años y Atanasia de 18.
El matrimonio Castro-Sandino era muy pobre y doña Carlota
trató de ayudar en la economía del hogar y celebró contrato con el Gerente del
Mercado para hacer el acarreo de la carne desde el Rastro Público hasta ponerla
en los puestos de expendio.
Laura y Atanasia, increíble pero cierto, ponían sobre sus
cabezas sendas bateas planas, tan grandes, que cabía la mitad de una res
destazada.
Los granadinos que vivimos desde el principio del Siglo XX
pudimos ver, con admiración, a esas mártires haciendo ese trabajo, que no era
sólo de llevar la carne sobre sus cabezas, sino que, tenían que recorrer la
distancia de casi medio kilómetro en un terreno escabroso, porque el recorrido
lo hacían en un camino que en invierno se convertía en un verdadero
infierno. En su recorrido, además de
cruzar un camino lodoso tenían que bajar y subir el arroyo frente a la casa de
los señores Espinosa, y el que cruza detrás del Mercado.
Años más tarde el caballero norteamericano don Luis Peunet
(o Míster Peñé) como se le conocía en Granada, estableció un negocio en la
ciudad y una Tenería a la orilla del arroyo, detrás de la casa de los señores
Espinosa, en el barrio de Palmira.
Establecido el negocio de tenería, el caballero Peunet se
encontró con la dificultada del transporte. Como todo yankee, no esperó que los
cueros se pudrieran y contrató los servicios del maestro carpintero don Manuel Figueroa, para que construyera un
puente de madera sobre el arroyo en el año 1907.
Por este puente construido con vigas, siguieron pasando las
Sandino, con su terrible carga y no fueron emancipadas hasta que el Alcalde don
J. Demetrio Acevedo C., construyera un nuevo puente de cal y canto en el año de
1927.
Atanasia aún vive y su edad cifra en los noventa años; está en
salud y su mentalidad es despejada y narra parte del pasado de sus padres que
fue y es, ante la historia, un galardón de la heroica mujer granadina que no se
amilanaba por las vicisitudes de la vida y ponía su valioso contingente al lado
de su marido para aliviar, en parte, las necesidades hogareñas.
Atanasia, reside frente al Mercado en una Colonia detrás de
la Pensión Esfinge, con su hija Genoveva, que también puso muy joven sobre su
cabeza, la fatídica carga.
Sugerimos al progresista Alcalde granadino, don Justiniano
Ocón, que también ha vivido los suficientes años para conocer la gesta heroica
de esa familia, hacer la gestión ante los munícipes, compañeros suyos, a fin de
conceder una pequeña pensión de CIEN CÓRDOBAS mensuales a esta fiel y eficiente
colaboradora del municipio granadino, que morirá feliz al saber que su
sacrificio fue reconocido y premiado por su conciudadanos.
ALFREDO CISNEROS
Obrero-Tipógrafo
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