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A principios del presente siglo, se registró en Managua un
suceso espectacular: el suicidio de un hijo del presidente Zelaya.
Ignorado por la juventud de hoy y casi olvidado por las
anteriores y que tuvieron oportunidad de conocerlo, vamos a recordarlo.
Allí sobre la Calle del Triunfo, en el lugar que ocupa esa
casa de dos pisos que construyó el desaparecido don Raúl Solórzano Lacayo,
había una modesta casa y a ella llegaron a vivir, cuando procedente de Rivas
vinieron a establecerse a la capital, la señorita Matilde Santos y sus hermanos
Samuel y Ernesto. Ella, una hábil
costurera, como se decía en aquel entonces modista hoy, pronto se hizo de una magnífica
clientela, entre la sociedad y como pertenecía a muy apreciable familia
rivense, luego su casa fue muy visitada. Matilde Santos, agraciada, conquistó
muchas simpatías, abundándole los admiradores.
Entre esos admiradores se destacaba un hijo del Presidente
Zelaya, de nombre Santos, que había recibido el título de Alférez en la Escuela
Militar, que dirigiera el alemán don Carlos Ueberzezig. En los vistosos
desfiles de los cadetes, descollaba el joven Zelaya, con su enorme morrión en
el caso alemán, por su marcialidad y por su elegancia. Era uno de los
visitantes de la casa de Matilde Santos, desde luego enamorado de la damita
rivense. Al correr del tiempo Santos Zelaya fue el escogido por la distinguida
damita para novio. El noviazgo se inició con la aprobación de todos, pero no
cola del general Zelaya.
Este, desde el primer momento, manifestó su oposición al
noviazgo y en consecuencia, a una posible boda.
Pero Santos Zelaya hijo, estaba enamorado y ante la
oposición paterna, desesperado, no pudiendo vencer la terquedad de su progenitor una noche que andaba de
parranda con algunos amigos, enloquecido por los tragos, recordó su amor
imposible y frente a la casa de su novia, se disparó un balazo certero, que lo
dejó sin vida inmediatamente.
El suceso tuvo una repercusión enorme en el Managua de aquel
entonces, sobre todo por la personalidad
del suicida y de su novia y por la historia romántica que produjo
aquella muerte voluntaria.
A Santos Zelaya hijo, se tributaron suntuosos funerales.
Matilde Santos, fue fiel a la memoria de su novio suicida; permaneció solitaria
pare de su vida, dedicada a su profesión de modista. El tiempo debe haber
mitigado un poco su dolor, mientras los años iban cubriendo de nieve sus
cabellos.
Matilde Santos casó, muchísimos años después, con el doctor
Celso Miranda Matus y hoy viven en México, donde el doctor Miranda Matus es
Cónsul.
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HIJOS DE UN EXPRESIDENTE
El general Zelaya, que en su juventud y como Presidente era
un hombre a quien le gustaban las aventuras amorosas, como las guerras. De sus
amores, que pudiéramos llamar clandestinos tuvo varios hijos, pero
indudablemente los que hicieron época en el Managua aldeano, fueron Alfonso,
Julio y Horacio Zelaya. El otro se llamó José Santos; se suicidó como ya lo he
referido antes.
Eran hijos de Brígida Pérez, una mujer de cuerpo esbelto,
atrayente, aunque su rostro era más bien feo. Cuentan los que la conocieron,
que vivía, en la que hoy se conoce como Calle Largaespada, muy cerca de la casa
de las Elmer, una de las residencias bonitas y modernas de aquella época.
INDISCRECIÓN JUVENIL
Cuando el general Zelaya iba a salir furtivamente de Managua,
para León, a encabezar la revolución liberal del 93, su salida se mantenía en
el mayor sigilo, pero se sabía que en casa de Brígida Pérez, deben haber dicho
algo delante de Alfonso, pues cuando alguien llegó allí a preguntar por el
General Zelaya, Alfonso, ingenuamente respondió a la pregunta, diciendo:
--Mi papá se va en la madrugada para León a encabezar una
revolución.
Las crónicas no dicen si el niño sufrió un fuerte castigo,
por su indiscreción, pero sí se asegura que ello fue motivo para que el general
adelantara su viaje a la Metrópoli. Alfonso Zelaya, siendo Presidente su padre,
se fue a Estados Unidos, y buen pianista, abandonó los estudios y se dedicó a
ejecutar música en los centros nocturnos de aquel país. Murió allá hace algunos
años.
SERENATAS
En cambio, Julio y Horacio, ya un poco más grandes, hijos
del Presidente, eran los niños mimados de algunos círculos sociales del Managua
aldeano. Amigos de la parranda, sobre todo Julio, se les veía por las noches, a
altas horas, ofreciendo serenatas a las damitas que pretendían, serenatas
rociadas de licor y que más de una vez degeneraron en escándalo, pero como eran
de Presidente, la policía no podía detenerlos.
Sin embargo, debe hacerse honor al general Zelaya, que
cuando él se dio cuenta de esos escándalos, ordenó a la policía que tratara a
los jóvenes Zelaya como a cualquier contraventor de la ley, sin consideraciones
de ninguna clase.
Julio Zelaya, casó más tarde, con la entonces bella señorita
Julia Elmer y Horacio con la no menos bella señorita Matilde Ramírez, hija ésta
del sabio Maestro Goyena. Matilde Ramírez creo que vive en Estados Unidos,
donde casó nuevamente; Julia Elmer anciana ya, no conserva en su rostro ni
siquiera huellas de su belleza de ayer.
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