domingo, 23 de febrero de 2014

HOMBRES CON EL ALMA BLANCA, METIDOS EN LA “LISTA NEGRA” . Por Pedro Rafael Gutiérrez



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NICARAGÜENSES INCLUIDOS EN LAS LISTAS PROCLAMADAS O LISTAS NEGRAS 

Liminar: Por Eduardo Pérez-Valle hijo

Son escasos, por no decir inexistentes, los trabajos de investigación (históricos-político-económicos) dedicados las expropiaciones e intervenciones de muchos bienes de ciudadanos nicaragüenses a quienes el régimen de Anastasio Somoza García, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, afectó en su provecho. Ese tema, el de los "nicas", es prácticamente desconocido en nuestro país. Por lo general, lo ocurrido en Nicaragua sólo abarca  a los extranjeros cuya nacionalidad estaba asociada a los Países del Eje. El escritor mexicano Enrique Camacho Navarro menciona ese asunto en un capítulo de su  libro Nuestra América. Los usos de Sandino, cito: El 9 y 11 de diciembre de 1941, luego del ataque a Pearl Harbor, Somoza cerró filas con los Estados Unidos y, pese a su identificación con el fascismo, declaró la guerra al Eje. Primero a Japón, y luego a Alemania e Italia, respectivamente. Aprovechó la situación que creó la coyuntura bélica mundial. Impuso el estado de sitio y la suspensión de las garantías constitucionales. Además, sin tener que participar de manera directa en las acciones armadas, logró aumentar su poderío económico a expensas de la comunidad alemana en Nicaragua.

Somoza, rapaz, ávido de más riquezas, aplicó de forma obediente el dictado de los Estados Unidos de Norteamérica, de esa manera ocurrieron los vejámenes de un poco  más de 130 familias, incluidas por el Gobierno norteamericano en las denominadas “Listas Proclamadas” o "Listas Negras".  Como muestra de esos episodios poco conocidos, publicamos algunos Documentos originales sobre esos acontecimientos. Los documentos tiene particular relación con la familia Pérez Duarte y Valle Guardado, progenitores y abuelos de las familias PÉREZ-VALLE y PÉREZ URBINA. El "crimen" de nuestra familia --a juicio de los yanquis-- era la importación de libros publicados por casas editoriales con sede en la Argentina, nación que demoró, o fue el último de Latinoamérica, en declarar la guerra a los países del Eje. El Gobierno de los Estados Unidos no indemnizó por los daños ocasionados a miles de personas de diversos países latinoamericanos, incluidos los de Nicaragua; mucho menos que "Tacho" hubiese tenido alguna intención de hacerlo. En aquel momento, funcionarios del Banco Nacional fueron desplegados como interventores. 

En paciente búsqueda logramos localizar la revista "Mundo Comercial" publicada en 1978 por la Cámara de Comercio de Nicaragua; en donde a manera de prólogo, indica: "Es una extraordinaria edición, monográfica, cuyo tema es la historia de nuestra Cámara. Por primera vez sale a luz una Historia de la Cámara de Comercio de Nicaragua. Meses de trabajo y de consultas a cargo del reconocido periodista Pedro Rafael Gutiérrez..."  En esa líneas de historia gremial, Gutiérrez escribió el artículo "Hombres con el alma blanca, metidos en la Lista Negra". 

Ese artículo complementa lo que publicamos en este espacio, en Febrero de 2014; por tal razón hemos decidido reproducirlo; porque además contiene la primera crítica pública sobre los hechos que fueron ocultados o disimulados por ciertos funcionarios de CACONIC, sea que obraron por cobardía o por intereses plegados al gobierno de los Estados Unidos y en provecho o contubernio con a dictadura somocista. 

En esa lista de 86 personas naturales y  jurídicas de la Cámara de Comercio están los nombres de mi familia. Podría decirse, el trabajo de Pedro Rafael Gutiérrez constituye la única exposición periodística del caso con sustento en la investigación histórica. 

Por nuestra parte, a fin de ilustrar sobre esos hechos, incluimos la carta original del señor Reynaldo Gubbins en respuesta a la carta enviada por el doctor Eduardo Pérez-Valle, hijo de Don Francisco Pérez Duarte y Doña Lucila Valle Guardado. 

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HOMBRES CON EL ALMA BLANCA, METIDOS EN LA “LISTA NEGRA”

Por: Pedro Rafael Gutiérrez

         Bajo presión omnipotente, la Cámara de Comercio de Managua perdió su única batalla, justamente en plena Guerra Mundial, en que Nicaragua se vio obligada a sudar calenturas de paludismos que no eran nuestros.

         El pequeño país centroamericano, que no ha disparado un sólo tiro frente a agresores extranjeros desde la época de Zelaya, declaró la guerra a Alemania, Japón, Italia y cuantos países integraban el llamado Eje y en Nicaragua, ciudadanos de estos países y aún esposas de alemanes, nacidas  y criadas como enemigos, sin el respeto debido a los adversarios.

         Prominentes miembros de la Cámara de Comercio de Nicaragua fueron incluidos en listas infamantes, elaboradas en la Legación Americana de Managua y  se dividió a nuestra sociedad en dos bandos que nos eran totalmente desconocidos.

         Fue como señalamos, la única batalla que ha perdido la Cámara, porque  en esa ocasión habría constituido un suicidio presentar discrepancia a una situación que nos era impuesta a la fuerza.

         Tres miembros de la Junta Directiva tuvieron que retirarse, así como la totalidad de los socios de origen italiano o alemán, e incluso sus anuncios fueron eliminado en el Boletín, en acatamiento de órdenes que no podían discutirse ni criticarse, como normalmente ha ocurrido en los cincuenta años de vida de la institución cuando los derechos de un asociado son vulnerados en una forma u otra.

         Fundadores de la Cámara fueron retirados de sus cargos, incluyendo a directivos que habían firmado la histórica acta de constitución del 27 de Julio de 1928.

         La Carátula del Boletín de la Cámara, correspondiente a Mayo de 1941 lucía en su portada a todos los miembros de la Directiva, en la que figuraban los señores Richard Harder, Hans Langswager y Eugenio Grimm, en tanto en la lista de asesores aparecían los nombres de don Francisco Bunge, don Eugenio Lang  y don Enrique Gulke, este último en la Comisión de Agricultura donde había prestado invaluables servicios. Significativamente en esa edición se hacía un comentario editorial sobre la supuesta reforma a Ley Max, indicando que “lo que falta a nuestro entender sobre este punto es una mejor inteligencia de la ley, que debe ser interpretada más de conformidad con el espíritu que con la letra misma. El espíritu vivifica, agregaba sentenciosamente el comentario: la letra mata”.

         Sin embargo, en este caso no importaba la ley, sino la fuerza.

     En los meses subsiguientes empezaron a observarse determinadas presiones sobre los elementos extranjeros radicados en nuestro país, que por generaciones en su mayoría había sido el suyo, hasta que finalmente en Diciembre, antes de toda elección la lista de directivos había cambiado sorpresivamente.

         El lector común y corriente, aunque debió haber sospechado lo que ocurría no se enteraría de lo que había pasado, sino hasta el número 79 del Boletín, correspondiente al mes de Febrero de 1942, en que el Presidente de la Cámara, don Constantino Pereira hablaba de “renuncias” de directivos a los que se hacía indispensable reponer.

         Por primera vez la Cámara adoptaba una postura que luego habría de ser criticada, en que se hacía caso omiso a perjuicios causados a socios, estimables socios que formaban un grueso y respetable bloque en la asociación.

         Todo indica que las reuniones de la Cámara se celebraban en familia, porque el Presidente se mostraba sorprendido de que “la asistencia a esta clase de reuniones hayan sido siempre cortas o escasas en número”.

         No obstante de pronto se había llenado el salón de la Asamblea, a pesar de que muchos socios “habían renunciado”.

         El señor Pereira dijo que “nosotros, lejos de toda política internacional opresora, porque aspiramos a libertad impoluta y sin cadenas que mengüen su espíritu expansivo y consagrado, hemos considerado oportuno fungir de acuerdo con las democracias que enseñan y practican el credo de la razón”.

         El Presidente explicó a la Asamblea sobre la reposición de varios miembros de la Directiva, diciendo: “Como teníamos en la Directiva algunos miembros de origen alemán, renunciaron el cargo  y se dispuso reponerlos con otros asociados de la elección pasada que tuvieron el siguiente mayor número de votos”.

         La lista oficial de socios incluida en casi todos los boletines empezó a publicarse con la ausencia de personas de origen alemán o italiano, sin que posteriormente se haya dado una explicación al caso y sin que la Cámara haya intentado la defensa de ninguno de los socios, que estaban siendo sometidos a tremendas presiones en su propiedad y bienes.

         Un año después, en las propias páginas del Boletín de la Cámara, se publicó una lista “revisada y consolidada” al 4 de Junio de 1943, en que la Embajada de los Estados Unidos, con sede en Managua, daba una larga relación de personas incluidas en la famosa “lista negra”, que inexplicablemente encontraba espacio en el Boletín de la Cámara, a pesar de que la casi totalidad de los mencionados eran miembros de la institución y algunos de ellos sus fundadores.

         La historia recoge estos nombres, para que sirvan de lección y para que hagamos lo posible porque hechos de esta naturaleza no vuelvan a ocurrir.

         La lista del 4 de Junio, sancionada con la publicación en el Boletín, es la siguiente:

Agencia Bayer; Almacén 5 a 95 Centavos; Almacén La Ganga; Arceyut y Compañía Limitada; Otto Arnold; Julio C. Bahlcke; Kurt Berewinckel; Manuel Bermúdez  V.; Immo Boehmer; Carlos Bracht; Piero Brigneti; Francisco Brockman; Rodolfo Bunge; Falicísimo Carpena; Central American Trading Corporation; Dr. Adán Cuadra; Adán Cuadra hijo; Hugo Danckers; Ulrico Eitzen; Carlos Eul; Jorge Fiedler; Finca El Encanto; Finca La Estrella; Finca Las Nubes; Trillo Frixione; Arturo Fisher; Klaus Fisher; José Frixione Avilés; Compañía Comercial Nicaragüense; Sra. Anita Geyer; Eugenio José Grimm; Ernesto Hammer; Adelina Díaz viuda de Huembes; Richard Harder; Guillermo Huper; Guillermo Huper hijo; Impex de Centromérica; Luis Kunze; Diario La Estrella de Nicaragua; La Joya Alemana; Librería Barata; Guillermo Lang; Eugenio Lang; Hans Langswager; Librería Hispanoamericana; Librería Molino; Librería Rubén Darío; Reimundo Medina Morales; Camilo Mejía; Enrique Mejía; Pablo Möller; Fritz Morlock; Alfredo Palazio; Carlos Palazio; Luis Palazio; Enrique Palazio; Palazio y Compañía; Alberto Pataky; Morris Pataky; Carlos Manuel Pérez Alonso; Francisco Pérez Duarte; Julia Urbina Pérez; Lucila Valle Pérez; Francisco Pérez Valle; Alberto Peters; Óscar Peters; Erick Puschendorf; Hans Bodo Raven; Carmen Huembes Recalde; Víctor Recalde; Hogo Reese; Arthur Reuter; Willie Riedel; Sedería Nacional Momotombo; Ernesto Siercke; Carlos Solórzano; Víctor S. Souza; Hans Stein; Tienda Alemana; Tintorería Mexicana; María Uberseiszig; Federico Veigt; Guillermo Breimann; Hans Westtein y Oscar Wilms.

         En la lista, como se vio figuran algunos fundadores de la Cámara, miembros en su mayoría de este organismo y doña María Uberseiszig, viuda precisamente del militar que contrató Zelaya para fundar en Nicaragua la primera Academia Militar del país.

         Es obvio que en esa época nadie se habría atrevido a defender a tantos honorables ciudadanos perjudicados en sus operaciones comerciales, sobre quienes habría caído indudablemente la pena de inclusión en las listas, como ocurrió en efecto al diario La Estrella de Nicaragua.

         Años más tarde, treinta y cinco exactamente, se daba a publicidad un interesante libro, patrocinado por el Banco de América, cuyo autor es el Ex-Embajador Alemán en Nicaragua, señor Goetz Von Houwald, que cuestionó la justicia que asistió a quienes dañaron a estas personas y criticó duramente las medidas señalando que muchos de estos ciudadanos habían sido “tratados como criminales y no como detenidos civiles”, según expresión textual.

         Dice el Embajador Houwald en el libro Los Alemanes en Nicaragua: “De los encarcelamientos que se realizaron a base de las listas americanas, no se salvaron ni la gente vieja, ni tampoco los nacidos en el país, siempre que y cuando tuvieran propiedades”.

         Con no reprimida indignación, el embajador alemán agrega: “En Agosto de 1942 en corto tiempo fueron expulsados 15 mujeres alemanas y 27 niños en las condiciones más vulgares. Fueron enviados al Cabo Gracias a Dios, amontonados en un vapor bananero, el cual tuvieron que abandonar nuevamente, porque el Capitán se negaba a llevarlos”.

         Von Houwald concluye: “Mano a mano con la deportación funcionó el decomiso total de las propiedades alemanas por medio del Banco Nacional de Nicaragua, y la mayoría de las pequeñas cantidades obtenidas fueron puestas con el 6 por ciento de interés en Bonos Pro Defensa de la Patria”.

         La campaña contra la oficina de Control de Cambios, que intervino en el despojo a ciudadanos alemanes vinculados a la Cámara de Comercio, consideró tabú la situación de estas personas y se abstuvo de protestar por cualquier medida que se interpretara como disidente.

         La gran mayoría de los nombres incluidos en las listas negras, habían sido prominentes directores y socios de la Cámara y otros más lo fueron después que una bomba atómica destripó a millares de japoneses, terminó la guerra y se anunció oficialmente que había ganado la democracia.   


Publicado en: Mundo Comercial; Revista Oficial de la Cámara de Comercio de Nicaragua. Managua, Nicaragua.  Vol. I. No. 3. Agosto – Septiembre – Octubre de 1978. Pp. 31-32.


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REYNALDO GUBBINS
SURLINGTON HOTEL
WASHINGTON, D. C.
U.S.A.
Cable      Telephone     Address                                                                                                    
Gubbins Washington                                                                              Columbia 5-4000

                                                                                                            Agosto 29 de 1959

Señor Don Eduardo Pérez-Valle
Apartado 1876
Managua
Nicaragua

Muy señor mío:
                            Tengo el agrado de avisar a usted recibo de su atenta carta del 27 de Agosto.

                            Efectivamente, el Gobierno de los Estados Unidos puso en la Lista Negra a varios miembros de su familia. A continuación le doy los datos correspondientes a cada uno:

         Francisco Pérez Valle y Cía. Ltda.   Managua, Nicaragua. Fue puesta en la Lista Negra el 30 de Octubre de 1942. Fue retirada de la Lista Negra el 22 de Septiembre de 1944.

         Francisco Pérez Valle.  Managua, Nicaragua. Fue puesto en la Lista Negra el 30 de Octubre de 1942. Fue retirado de la Lista Negra el 22 de Septiembre de 1944.

         Francisco Pérez Duarte.  Granada, Nicaragua. Fue puesto en la Lista Negra el 18 de Diciembre de 1942. Fue retirado de la Lista Negra el 22 de Septiembre de 1944.

         Lucila Valle de Pérez.     Granada, Nicaragua. Fue puesta en la Lista Negra el 18 de Diciembre de 1942. Fue retirada de la Lista Negra el 22 de Septiembre de 1944.
        
         Librería Barata.   Granada Nicaragua. Fue puesta en la Lista Negra el 18 de Diciembre de 1942. Fue retirada de la Lista Negra el 22 de Septiembre de 1944.

         Julia Urbina Pérez.   Managua, Nicaragua. Fue puesta en la Lista Negra el 18 de Diciembre de 1942. Fue retirada de la Lista Negra el 22 de Septiembre de 1944.

         Carlos Manuel Pérez Alonso.   Managua, Nicaragua. Fue puesto en la Lista Negra el 7 de Noviembre de 1941. Fue retirado de la Lista Negra el 4 de Mayo de 1945.

                   Ahora se ha introducido en ambas cámaras del Congreso de los Estados Unidos legislación para que sean reparados los daños y perjuicios ocasionados a todas las personas y firmas comerciales de la América Latina que fueron puestas en la Lista Negra entre el 17 de Julio de 1941 y el 8 de Julio de 1946 como verá usted por las Resoluciones (Bills) que acompaño a la presente: S.1183 introducida en el Senado el 26 de Febrero y H. R.5036 introducida en la Cámara de Representantes el 25 de Febrero.

                   Esto es el resultado del arduo trabajo que vengo haciendo desde que terminó la guerra.

                   Esta nueva legislación, para un reclamo colectivo, está de acuerdo con lo opinado por el Attorney General (Ministro de Justicia) de los Estados Unidos, Mr. William P. Rogers, en sus informes al Senado y a la Cámara de Representantes. Vea usted el último párrafo de la página 3 del Report No. 2282 que acompaño a la presente. De manera que en lugar de miles de resoluciones individuales similares, el Congreso tendrá que pasar solamente una resolución, esta resolución colectiva. Y en lugar de miles de juicios individuales similares, la Corte tendrá que ver solamente un juicio, este juicio colectivo. Esto es muy conveniente para todos.

                   Como lo indican las Resoluciones que acompaño, yo voy a representar a todos los reclamantes de la América Latina.

                   Actualmente estoy preparando los documentos en español que voy a remitir a todas las personas y firmas comerciales de la América Latina que fueron puestas en la Lista Negra con una amplia información sobre la historia de los reclamos, plan de acción colectiva, contrato de representación, instrucciones, etc. Oportunamente recibirá usted estos documentos.

                   Mientras tanto y para que usted tenga una idea del trabajo que he realizado desde que terminó la guerra, tengo el agrado de enviarle una copia de la “History of our claims against the United States of America” que entregué en Enero de 1958 a todos los miembros del Congreso de los Estados Unidos y otros documentos, también en inglés, que estoy seguro va a encontrar usted muy interesantes e ilustrativos.

                   Como usted observará, fue Mr. Nelson A. Rockefeller quien durante cuatro años (1941/1944) se dedicó a poner en la Lista Negra a miles de personas y firmas comerciales de la América Latina, más de 15,000 en total. Entre ellas más de 130 de Nicaragua. El ocupaba el puesto de Coordinador de asuntos Inter-Americanos en el Gobierno del Presidente Franklin D. Roosevelt. Todas las Listas Negras están firmadas por Mr. Nelson A. Rockefeller y fueron promulgadas por él.

                   A todo esto tengo que agregar lo siguiente: la guerra terminó el 8 de Agosto de 1945, sin embargo los Estados Unidos mantuvieron en vigor la Lista Negra hasta el 8 de Julio de 1946, esto es durante un año después de terminada la guerra. Y durante este tiempo (1945/1946) los Estados Unidos hicieron negocios de importación y exportación con Alemani, Italia y el Japón por cerca de Mil millones de Dólares (Cifra exacta oficial $947, 982,000.). ¿Por qué el 1945/1946 era legal para los Estados Unidos comerciar con Alemania, Italia y el Japón y era ilegal para todo el mundo comerciar con miles de personas y firmas comerciales de la América Latina que fueron mantenidas en la Lista Negra durante un año después de terminada la guerra? Esta es una pregunta que le va a ser muy difícil al Gobierno de los Estados Unidos poder contestarla satisfactoriamente en la Corte.

                   Yo tendré mucho gusto en incluir sus reclamos en la reclamación colectiva que estoy preparando para presentarla ante la U. S. Court of Claims de Washington, D. C.

                   Por cada nombre que aparece en la Lista Negra hay preparar un reclamo separado.

                   Como muchas de las personas y firmas comerciales que fueron puestas en la Lista Negra han cambiado de domicilio, le ruego recomendar a sus amigos en Nicaragua y en el extranjero que me manden su nueva dirección para poder remitirles los documentos relacionados con esta importante reclamación colectiva de la América Latina. Su cooperación será muy apreciada.
                               De usted atentamente,


                          (f)  Reynaldo Gubbins 





OTROS DOCUMENTOS DEL SISTEMA JUDICIAL ESTADOUNIDENSE




HISTORIA DEL TIPO DE RECLAMO EJERCIDO POR OTROS CIUDADANOS,
 SEGÚN LO RELACIONAN DOCUMENTOS OFICIALES DEL  SISTEMA JUDICIAL DE LOS E. E. U. U. 





CAMPO PAGADO. "Advertencia" publicada en La Prensa del 23 de febrero de 1958. Pág. 8-B.
Don Julio E. Bahlcke denunciaba a Anastasio Somoza Debayle, al enterarse de las maniobras dirigidas a traspasar los bienes de su propiedad que "Tacho" Somoza García, le arrebató aprovechándose de la "Lista Negra Nicaragüense", el robo incluyó la finca "El Retiro", en donde años más tarde, el sucesor de la dictadura construyó su fastuosa residencia. 




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