POSTALITA A RAMIRO “TIPITAPA” CUADRA. Por: Sergio Ramírez Mercado. En: La Prensa, 19 de Diciembre de 1978.

Ahora recuerdo a Ramiro Tipitapa Cuadra balanceándose en la hamaca de cabull a en el corredor de su casa en aquel pueblo al que la iniquidad bautizó como Villa Stimson, el litro de guaro a mano del balanceo, atrás el rumoso y florecido patio húmedo de invierno, retorciéndose el bigote hasta sacarle las guías y siempre sin quitarse el sombrero, poniéndose de pie para mostrarme en la pared sus blasones, espuelas, barzones, todos aperos de campisto, una espada de su bisabuelo héroe de San Jacinto y el bolsón curtido de unos huevos de toro que Tipitapa decía eran los de ese bisabuelo; tenía una gasolinera entonces, o quizás una ferretería que se llamaba “La Diabólica” y andaba de candidato a la presidencia en nombre de los comesalteados, y en Masaya lo había presentado en un mitín un mudo, ante cuyo discurso lleno de alabanzas Tipitapa se sonrojaba con modestia, candidato de los comenunca o los comesalteado, a quiénes ya no vio llegar al poder, Tipitapa.

Años sin vernos, Tipitapa Cuadra, y el mismo en la memoria, listo a reírse; a chancear, a joder, a no darle tregua a los cometodolosdías y a los comemierda, dueño de la más bronca ironía y de la más alegre e implacable de las burlas, y triste después un día en Costa Rica, atormentado y envejecido por tanto ramalazo en las costillas, el día que entregamos su Hombre del Caribe a Abelardo con todos los Cuadra Vega presentes en una de las fiestas inolvidables de mi vida porque estaban convocados tantos de los que tan extrañamente he querido, Luciano y Chepito y Ramiro y Abelardo, pero Ramiro triste y apartado porque le habían descalabrado y de ahí ya jamás se repondría; y la última vez que llegó a mi casa en San José, me llevaba una botella de ron y yo no estaba, me dejó saludos, un abrazo con mi mujer y se volvió a Nicaragua para siempre, a la tierra para siempre, en diciembre como Manolo para siempre, hombre "Tipitapa" Cuadra, compañero.-