CATEDRAL DE LA MERCED
Y EL VOLCÁN EL VIEJO, LEÓN, NICARAGUA
Por: Dr. Eduardo Pérez-Valle
Agradecimiento:
El autor de estas notas quiere agradecer muy sinceramente al infatigable investigador Dr. Alejandro Bolaños Geyer por el inapreciable material documental que puso a su disposición con el espíritu más abierto y la voluntad más espontánea. Sin esa extraordinaria ayuda la elaboración de este modesto trabajo hubiera resultado decididamente imposible. Los grabados utilizados pertenecen al Archivo de Don Felipe Mántica Abaúnza, reproducidos sin retoques.
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Catedral de La Merced y el volcán El Viejo, León, Nicaragua. Dibujo 1853. |
Dibujo tomado del "Illustrated
News", del 8 de Octubre de 1853, que también, aparece en "Ballou᾽s
Pictorial Drawing Companion" con los siguientes comentarios:
“Las ruinas de palacios y espléndidas casas, según muestra
el primer plano de nuestro grabado, rodean la gran Catedral de La Merced. Las
edificaciones de la Catedral son las mejores de su tipo comparándolas con
cualquiera de los estados de Centroamérica. La vista que se observa desde la
Catedral, extendiéndose hasta las aguas
del Pacífico, recompensa al viajero por el trabajo de subir hasta la torre de
la Catedral. La cima más sobresaliente de la hilera de colinas que aparece en
este grabado es la de El Viejo, una punta volcánica de 6,000 pies de altura. El viejo pirata
Dampier habla de El Viejo en sus viajes como “una montaña extremadamente alta,
con fumarolas en el día y llamas por la noche”.
El dibujo reproducido en el grabado fue realizado originalmente, “from nature”, en los años 1849 o 50 por James Mc Donought, que vino acompañando a Squier. Dice este autor, en su libro sobre Nicaragua: “Los mapas, planos, etc., contenidos en este trabajo, son de mi propia mano, mientras que los grabados son principalmente de los dibujos originales de Míster James Mc Donought, quien me acompañó a Centro América en su carácter de artista. Ellos son copias exactas al natural, en las cuales se ha cuidado tanto la fidelidad como el efecto artístico”.
El dibujo fue publicado en la primera edición de Squier, que
lleva fecha de 1852. Fue grabado en piedra litográfica por Sarony & Major,
de New York, según puede verse al pie de la lámina, incluida frente a la página
264 del tomo I. La impresión se hizo a dos colores, gris rosáceo y negro, sobre
papel de mejor calidad, y se le puso el título: “Iglesia de la Merced y volcán
de El Viejo”. Ocho años después el dibujo fue publicado nuevamente, en la
segunda edición de Squier, esta vez grabado en metal por J. W Orr, de New York,
y con variantes notables, pues sólo aparece el motivo central, esto es, la
Iglesia, y los volcanes; se han eliminado las ruinas del primer término y las
casas y calle de la derecha; y se introducen como novedad unas carretas con
toldo, y una procesión del Santísimo bajo palio, que regresa al templo ante un
grupo de creyentes que se arrodillan devotamente.
Es de notar que en ninguna de las ediciones de Squier
aparece el follaje de la izquierda en el grabado que aquí se presenta. Las
ruinas del primer término son mudo testimonio de la barbarie desplegada en la
guerra de Malespín, cuyo recuerdo estaba aún vivo y sangrante, durante la cual la
ciudad estuvo sitiada por 59 días.
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LA GRAN CATEDRAL EN
LA PLAZA CENTRAL, GRANADA, NICARAGUA. Dibujo de 1856
Dibujo tomado del Frank Leslie´s Illustred Newspaper, del 30 de Agosto de 1856.
Una corta descripción que dice en parte: "La vieja arquitectura española de México y Centro América tiene la característica universal de gran fuerza y durabilidad. El templo de los viejos conquistadores españoles debe de haber sido construido, según nuestro escritor, con bases ahora desconocidas, ya que las ruinas que hemos examinado son de cemento duro como sus mismas piedras; así también hemos podido observar que, aún cuando algunas de sus paredes se han rajado y caído, la mezcla ha mantenido su fuerte consistencia.
Esta linda Catedral situada en la plaza principal de la ciudad de Granada, es característica del estilo de construcción Español en nuestro continente, y llama grandemente la atención al americano por su imponente grandeza y novedad de estilo".
En la antigua iglesia mayor, levantada durante el período
colonial en el sitio el capitán Hernández de Córdoba, fundador de la ciudad,
frente a la plaza mayor. El dibujo parecer ser de Stevens, quien había elaborado
un volumen de antigüedades de Centro América y tenía en preparación otro sobre
reliquias coloniales. La vista fue realizada desde el centro de la plaza, y
alcanza la esquina suroeste del cuartel. En esta iglesia, destaca el
comentario, se realizaron las ceremonias relativas a la inauguración de Walker
como presidente de Nicaragua. Fue también uno de los últimos refugios
filibusteros en la martirizada ciudad de Granada. Así narra Walker el abandono
y destrucción de la iglesia parroquial por Henningsen:
“El 27 / de noviembre de 1856 / Henningsen sacó a sus
heridos de la iglesia parroquial y la dificultad que hubo para dar principio a
esta tarea pone de manifiesto la falta de inclinación de su gente a toda faena
que no fuese de pelear. Algunos de los negros de Jamaica que habían estado
trabajando en el vapor del lago y que se cogieron por casualidad en la
población, se utilizaron en los trabajos de fuerza; los presos de la cárcel
tampoco resultaron del todo inútiles. Después de sacar a los heridos, se
pusieron algunas libras de pólvora en mal estado debajo de una de las torres de
la iglesia y se dio fuego a todas las casas que quedaban en la plaza mayor. Al
salir de ésta los americanos, el enemigo trató de acosarlos, pero lo
contuvieron unos pocos rifleros desde las torres de la iglesia hasta que
Henningsen estuvo listo para retirarse. Una vez todo preparado, los americanos
abandonaron la plaza: al emprender la retirada encendieron con un fósforo un
reguero de pólvora que iba hasta la mina colocada debajo de la iglesia. El
fuego llegó a la pólvora, volando al aire la torre en el momento preciso en que
la muchedumbre enemiga, demasiado
impaciente, penetraba en la plaza, por cuya posesión había luchado tanto”.
He aquí la versión que de los mismos hechos nos hace un
historiador nicaragüense, el licenciado Pérez:
“El / cuartel / principal fue abandonado, pero en llamas, de
la Parroquia salían las columnas de humo del incendio que la devoraba. Entonces
el batallón setentrional se precipitó a la plaza, y casi a un tiempo la torre
derecha de la iglesia saltó hecha pedazos por una mina de pólvora, con que se
calculó causar graves daños a los asaltadores. Por fortuna sólo un caballo
murió al golpe de uno de los fragmentos. En este día el Capellán Presbítero don
Rafael Villavicencio, se colmó de gloria como sacerdote y como hombre, entrando
solo al incendiado templo y volviendo cargado de alhajas preciosas, como el
copón, la custodia, un viso o rayo con magníficas piedras, y otras muchas cosas
que salvó en repetidos viajes, en medio de los peligros, hasta que el sagrado
techo cayó por entero convertido en brasas”.
CATEDRAL Y CIUDAD DE LEÓN, NICARAGUA. DIBUJO DE 1856
Dibujo tomado del Harper᾽s Weekly, del 16 de Mayo de 1857
El corresponsal escribe que la Catedral de San Pedro, es,
talvez, el edificio más grande del continente y costó diez millones de dólares.
Otro escritor en el Illustrated Newspaper, del 8 de Octubre de 1853, hace los
siguientes comentarios:
“León fue, en el pasado, una de las ciudades mejor
construidas en Hispano América. Sus edificios públicos, aún ahora, no han
podido ser igualados en ningún otro país de Centro América. La Gran Catedral de
San Pedro está considerada como uno de los mejores edificios españoles
actualmente existentes en Norte y Sur América. Este edificio tomó 37 años en su
construcción habiendo sido terminado en 1743, a un costo estimado de
US$5,000.000.00.”.
El artículo que acompaña a este grabado se titula “Ríos y
ciudades de Nicaragua”. En él se afirma que León, con una guarnición moderada
es casi inexpugnable; y que se había visto con sorpresa que Walker no hubiera
permanecido en ella, utilizando la Catedral como fortaleza.
“La Catedral –dice el artículo—, quizás el más grande
edificio del continente, fue construida de piedra a un costo de diez millones
de dólares”… “A veces su techumbre ha soportado simultáneamente el peso de
hasta treinta piezas de artillería”.
¿Por qué Walker no la siguió ocupando? El articulista
proporciona una respuesta compleja, a base de cinco puntos:
1) Porque los leoneses son las gentes más belicosas de
Nicaragua y las menos dispuestas a someterse.
2) Porque la vecindad de Honduras y El Salvador hubiera
facilitado la combinación de los tres poderes contra los filibusteros.
3) Porque la ruta del Tránsito (el San Juan, el Gran Lago y
el istmo de Rivas) hubiese permanecido bajo constante amenaza de enemigos
internos y externos, y eventualmente se hubiera perdido.
4) La pérdida del Río significaba la muerte de la Falange.
Para defenderlo era más estratégico permanecer en Granada.
5) Granada tenía que ser ocupada o destruida, porque de lo
contrario se hubiese convertido en una fortaleza enemiga inexpugnable,
dominando Rivas y el Tránsito y, con ayuda de Costa Rica, en posesión segura
del San Juan.
La verdad histórica respecto a la construcción de la
Catedral es que fue realizada en un lapso de 78 años (1747-1825) y en ella
intervinieron cinco obispos.
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LA FORTALEZA DE EL
CASTILLO, CERCA DE LOS RAUDALES, NICARAGUA, DIBUJO DE 1856
Tomado del Frank Leslie᾽s Illustrated Newspaper, del 17 de Mayo de 1856.
El artista, Capitán A. J. Morrison, escribió un artículo que
incluye los siguientes comentarios:
“Este Castillo es el primer punto importante que el viajero
encuentra en su travesía por el Río San Juan y fue construido hace algunos
trescientos años para defender las entonces ricas ciudades de Granada y León
del ataque de los piratas, que eran en esa época el terror de Centro América y
del istmo. El Castillo hoy en día ya no se usa como base miliar y su única
importancia actualmente es la der una muestra de la habilidad arquitectónica de
aquellos días, durante la dominación española en nuestro continente.
En la parte exterior de El Castillo y al lado derecho del
puente levadizo hay un hoy que fue excavado bajo la esquina, por los soldados,
con la esperanza de encontrar tesoros enterrados.
Los nativos de este lugar hablan de inmensos tesoros que han
sido enterrados por los diferentes Jefes, cada vez que El Castillo estaba por
caer en manos enemigas y así salvarlos de los invasores. Existe una leyenda
ente los indios que, directamente frene a El Castillo existió una vez una gran
ciudad que fue destruida por los españoles que la atacaron por un túnel
subterráneo; pero ya no quedan trazas de ella. El paisaje del Río San Juan así
como su clima, es agradable al viajero americano. El tiempo más caliente es a
medio día, siendo si, menos sofocante de los que llamaríamos un día caliente en
Nueva York, y el aire nocturno al contrario, es muy “agradable”.
El verdadero título de este grabado dice así: “Nicaragua.
Fortaleza El Castillo, debajo de los rápidos. Detención de los pasajeros del
Orizaba”.
Se ven las casas construidas al “estilo norteamericano”,
formando extraño contraste con las primitivas chozas de palmas y varas ocupadas
por los nicaragüenses. Dos de esas casas sirven de hoteles: La Casa Nacional y
la Casa Nicaragua, “limpias y bien ventiladas”, separadas de las casas de los
nativos por barricadas bien defendidas, que se extienden entre el cerro y la
margen del Río.
El dibujo es obra del artista filibustero capitán A. J.
Morrison, quien escribió erróneamente que el Castillo había sido construido
promediando el siglo XVI, para defensa de Granada y León contra los bucaneros,
y que sostuvo innumerables sitios. En realidad, fue construido en el lapso de
1673 a 76; y los únicos sitios que sostuvo fueron el de 1762 (4 días) y el de
1780, cuando al fin fue presa del enemigo. Morrison da cuenta del fallido
intento de los soldados de Raymond, de abrir el suelo de la recámara N. E.
(bajo el baluarte de Santa Teresa) usando sus bayonetas y un hacha vieja como
herramientas, en busca de un supuesto tesoro oculto bajo el piso hueco. Recoge Morrison
“el decir de los nativos” sobre los “inmensos tesoros que en ocasiones fueron escondidos
por los distintos comandantes cuando el Castillo estaba por rendirse, para
salvarlos de los vencedores”. Agrega que en la recámara que hacía de capilla,
aún se conservaban intactas las piletas del agua bendita y un túmulo central, “lugar
de enterramiento de los magnates”. Y todavía repite las que él llama “tradiciones
corrientes ente los indios”, sobre la existencia de un secreto pasaje
sub-acuático entre el Castillo y la ribera opuesta; y de una gran ciudad
indígena, en esta misma ribera, destruida por los españoles en tiempos remotos,
para efectuar lo cual se valieron del túnel fantástico por debajo del Río.
El dibujo representa la llegada de los pasajero del Orizaba,
que acababa de realizar su primer viaje a Nicaragua, saliendo de New York el 8
de abril, transportando 500 pasajeros, y llegando al San Juan el 16 del mismo
mes. “Cuando los pasajeros del Orizaba llegaron a El Castillo, supieron que
había estallado la guerra entre Costa Rica y Nicaragua y que la ruta estaba
cerrada. Tras dos días de espera la Compañía les dio a escoger entre volverse a
Nueva York o ir a Granada a esperar allí la reapertura de la ruta. En vista de
que si se regresaban tendrían que dejar allí su equipaje, y de que todo
indicaba que Walker la reabriría pronto, unos trescientos decidieron proseguir
hasta Granada”. Mientras esperaban, muchos perecieron, víctimas del cólera, que
de Rivas se había propagado a Granada, o de otras enfermedades. Cuando el 20 de
mayo supieron de la llegada del Sierra Nevada a San Juan del Sur, habían muerto
79. Algunos murieron en la travesía del Lago, hacia La Virgen, y otros en el
trayecto de La Virgen a San Juan del Sur.
En el grabado el Castillo muestra, de izquierda a derecha,
los baluartes exteriores de Santa Ana, Santa Bárbara y Santa Teresa y el
baluarte elevado central, o “caballero”, de San Fernando. No se ve el baluarte
de Santa Rosa, por quedar detrás.
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LA CALLE DE MASAYA EN
LA CIUDAD DE GRANADA, NICARAGUA. DIBUJO DE 1856.
Tomado del Frak Leslie᾽s
Illustrated Newspaper, del 19 de Julio de 1856.
“El tema de este grabado es una escena en el camino que
conduce de la costa del lago de Nicaragua a la ciudad, y el cual, después de
bordear Granada y pasar por la plaza, desemboca en el camino que va al pueblo
indígena de Masaya”.
Esta llamada “calle de Masaya” no es otra que la calle del Lago,
que también se llamó de la Calzada, en el trecho comprendido entre Guadalupe
(cuyos altos muros y pináculos se ven a la izquierda en primer término) y la
playa. En el horizonte se divisa un barco de rueda de paletas, cuya elevada
chimenea despide alguna humareda; y regular cantidad de gente procede del barco
o va hacia él. Frente al costado de la iglesia, sentados en el petril de la
taberna de Max J. Thomand, repleta de barricas, tres parroquianos observan
despreocupadamente el movimiento callejero.
“Fue por esta calle –dice el comentario del Leslie᾽s— que
el General Walker entró primero a Granada. Había decidido que los americanos
deberían entrar a la ciudad por dos puntos diferentes, por dos caminos
divergentes, que, sin embargo, concurren en la plaza. Walker, con la mitad de
la división americana, entró por la calle de Masaya, mientras que el coronel
Skerrit, con el resto, forzó el paso por la calle que desemboca en San
Francisco”.
Después del triunfo de La Virgen, Walker esperaba en San
Juan del Sur engrosar su falange para dirigirse contra Rivas. Cuando ya contaba
con 100 hombres, le dio el nombre de “batallón” y la organizó en tres
compañías. Entonces marchó nuevamente a La Virgen, a esperar el vapor del mismo
nombre de la Compañía Accesoria del
Tránsito, y tomarlo por sorpresa. En él Walker5 se proponía trasladarse a
Granada y apoderarse de ella. Había interceptado correspondencia que indicaba
la penuria en que se debatía el gobierno granadino, la casi absoluta
indefensión de la ciudad, el desánimo de los habitantes, la desesperanza de los
jefes y, por último, el secreto deseo de Corral de hacer la paz. Por otra
parte, también tuvo noticia de que en Granada “más de cien demócratas
trabajaban en las calles con cadenas y grillos en los pies”.
Realizada la operación del vapor, Walker con su batallón y
la fuerza nica al mando del Chelón Valle, se dirigió con el mayor secreto a
Granad y desembarcó a las diez de la noche en Tepetape. Avanzó hacia la ciudad
confiada por el camino de Los Cocos. “Los primeros tiros del enemigo –escribe Walker—
salieron del viejo convento de San Francisco; pero como eran pocos y aislados
apenas si pudieron contener un instante
la impetuosa marcha de la Falange. Un grito de la avanzada anunció la toma de
la plaza mayor, y los últimos tiros fueron disparados desde la galería de la
casa de gobierno, al penetrar Walker en la plaza”.
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HIPPS POINT: UNIÓN
DEL SARAPIQUÍ CON EL RÍO SAN JUAN, NICARAGUA. DIBUJO DE 1856.
Tomado del "Frank Leslie᾽s
Illustrated Newspaper", del 21 de Junio de 1856.
El escritor desconocido describe la escena de la siguiente manera:
“Ningún otro lugar en el mundo presenta paisajes tan
encantadores como estos ríos Centroamericanos, y en ningún otro lugar el aire
de la noche es tan agradable a la constitución humana. El dibujo que mostramos
de la unión del Serapiqui con el San Juan nos dá una idea clara sobre la clase
de paisaje que nos ofrece esa región; nada podría ser más agradable y
suavemente pintoresco”.
Para protegerse de cualquier sorpresa en la línea de
comunicación interoceánica, Walker, a la vez que ordenaba a Schlessinger
penetrar con su fuerza en la región de Guanacaste y asestar el primer golpe a
los costarricenses en su propio territorio, también dispuso que sendas
compañías ocupasen El Castillo y la punta de Hipp (La Trinidad), en la
desembocadura del Sarapiquí, pues “era preciso defender el Tránsito con mayor
tenacidad que todas las demás partes del Estado”, ya que el ejército dependía
de esa vía para obtener víveres y soldados.
En este sitio estaban apostadas las fuerzas del capitán John
M. Baldwin, treinta hombres, esperando hora tras hora un ataque costarricense
por el Sarapiquí; hasta que el 8 de abril emprendieron la remontada del rio en
busca del enemigo, al que encontraron dos días después unos 200 0 300 hombres
acampados en un recodo, 20 millas arriba.
Los ticos fueron batidos por el “valiente, atrevido y
denodado grupo del capitán Baldwin”; y el autor del dibujo y del correspondiente
reportaje, que parece no ser otro que el capitán A. J. Morrison (ya conocido)
se entusiasma narrando las hazañas heróicas del capitán Baldwin, del teniente
primero J. G. Green y del teniente segundo Rakestrow, muerto en el combate.
Como resultado del mismo, fue interceptada la correspondencia inglesa y
costarricense en tránsito a San José.
He aquí cómo Walker narra lo sucedido en el combate de
Sarapiquí: “A la vez que Mora penetró en el departamento Meridional, una
columna de 250 costarricenses fue enviada al río Sarapiquí para cortar las
comunicaciones de Walker por el río San Juan. El capitán Baldwin, oficial
acucioso e inteligente, se hallaba en la punta de Hipp cuando supo que el
enemigo estaba abriendo un camino para salir al río. No esperó su llegada, sino
que se fue aguas arriba del Sarapiquí y atacó vigorosamente a los
costarricenses que venían abriendo el camino y los rechazó, causándoles muchas
bajas y poniéndolos en sumo desorden. En cuanto a él, tuvo un muerto, el
teniente Rakestraw, y dos heridos. El enemigo dejó más de veinte muertos en el
campo. Este combate del Sarapiquí fue el 10 de abril y los costarricenses en
derrota no pararon en su fuga hasta San José”.
El historiador costarricense don Ricardo Fernández Guardia
hace al respecto la siguiente anotación: “Walker se refiere aquí al combate del
Sardinal, en que según el parte firmado el mismo 10 de abril de 1856 en el
Muelle de Sarapiquí por el teniente coronel D. Rafael Orozco, tuvo la fuerza
costarricense un solo muerto y 10 heridos, uno de los cuales fue el general D.
Florentino Alfaro que la mandaba. Los filibusteros se retiraron a la punta
Hipp, o La Trinidad y los costarricenses al Muelle de Sarapiquí. El encuentro
del Sardinal fue de poca importancia y ambos adversarios se atribuyeron la
victoria”.
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