¿Reincorporación o Repartición de la Mosquitia?
Por: Eduardo
Pérez-Valle hijo
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Suele oírse que la probidad en política, es ficción. Escogimos
un tema singular de nuestra Historia para ejemplificar ese dicho breve y
sentencioso. Hemos decidido abrir otra “ventana” de la Historia para mostrar un
ejemplo sobresaliente cuyo origen o causa deberá colegirse.
No es de ayer, que en nuestro país, la obtención de recursos
destinados a la implementación de proyectos
públicos, inicia bajo abundantes cálculos técnicos y decires, y termina
cobijado bajo viejos códigos del falseo. Cuando aparecen en el escenario
constituyen sensacionales progenituras rodeadas del imaginario o de la abundante
ficción colectiva; pero, otro de los factores que más multiplica los daños, ha
sido la falta de políticas públicas gubernamentales con obligación de
continuidad.
En este cometido ha de servir –a grandes rasgos— la historia
del pretendido Ferrocarril del Atlántico, cuyos pergeños y primeros intentos de
implementación empezaron hace más de dos siglos y medio. El asunto parecía “dar
pie con bola” durante el gobierno de José Santos Zelaya (Zelaya (Managua, 1º de noviembre,
1853 - Nueva York, 19 de mayo, 1919†),
y así, en 1897 arrancó otro de los soñados megaproyectos nacionales.
Abarcaba el trazado, una línea ferroviaria a partir del
puerto de San Miguelito en el Lago Cocibolca hasta concluir en la bahía de
Monkey Point, con una extensión aproximada de 188 kilómetros. Los tramos más
extensos incluían áreas en la Costa Caribe definidas en línea casi recta, en la
misma ruta del Río Punta Gorda, en el Atlántico Sur. Hubo maquinaria y construcción de algunos
kilómetros de rieles y durmientes.
Con 17 millas de rieles instalados en la zona de San Juan
del Norte, el dinero calculado para la obra ascendía a US$ 2, 645,035., con
trabajos previstos durante 3 o 4 años.
En la consecución de esos planes, el ferroviario y, después,
el del Canal Interoceánico, el Presidente José Santos Zelaya contaba con el
apoyo de José Dolores Gámez[1],
el funcionario más cercano y de total confianza del dictador. Gámez formó parte
del gabinete de ministros; desempeñó diversos cargos durante los 17 años, 3 meses y 5 días,
sin interrupciones en el ejercicio del poder.
Tres años antes de iniciar el asunto de la línea
ferroviaria, Zelaya emprendió la campaña militar en la Costa Atlántica, lograda
en 1894 a través de las ejecutorias encabezadas por José Madriz. Allanado el
camino, Zelaya empezó a configurar
negocios y llenó la tesorería particular y la de muchos adeptos.
Con certeza se han enunciado, por diversos autores, las faltas de probidad del régimen zelayista,
La denominada “Reincorporación” asimismo incorporó negocios personales en la
Costa Caribe de Nicaragua.
La oportuna y esclarecida pluma del recordado intelectual y
periodista Juan Felipe Toruño, legó a nuestras frágiles memorias, el artículo
“Bodas Pasos-Zelaya”[2].
Toruño recordaba las depuestas controversias partidarias, superadas por las
conveniencias económicas, ayuntadas y, “bendecidas”, ante el altar eclesial.
Mostremos por esta “ventana” el testimonio de Toruño:
Sobre
este tópico de bodas elegantes y suntuosas en el Managua antiguo, también hay
que citar el matrimonio de don Joaquín Pasos, con la señorita Juanita Zelaya, hija
del primer matrimonio del entonces Presidente Zelaya.
Don
Joaquín Pasos fue uno de los conservadores granadinos, bautizado con el nombre
de “probonos”. Era un grupo de ciudadanos nicaragüenses desafectos al régimen
tiránico del general Zelaya, pero que cambiando de táctica, me refiero al
grupo, no al partido, decidieron acercarse al Gobernante el primer paso, fue el matrimonio de don
Joaquín con la señorita Zelaya.
Como
las anteriores, la novia, hija de un Presidente y el novio proveniente de
distinguida familia granadina, la boda fue un acontecimiento social.
El
cortejo nupcial salió de la residencia de la prometida, la misma casa donde
estuvo por años la Librería Alemana ,
y donde antes vivía doña Juana López de Zelaya, la madre de don Santos.
El
matrimonio trajo como consecuencia el acercamiento de un grupo granadino al
régimen imperante y la formación de los famosos monopolios, uno de los motivos
que tuvo la oposición al régimen para levantar la bandera de la rebelión contra
el gobernante que durante 17 años rigió los destinos de Nicaragua.
Y surgieron entonces los monopolios del aguardiente y del tabaco, cuyas oficinas estaban, la del aguardiente, en la casa de dos pisos donde hoy está el almacén Kellerman, pero cuya construcción era distinta, aunque tenía dos pisos.
Era
propiedad del doctor Luciano Gómez, omnipotente personaje de la época; las
oficinas del monopolio del tabaco estaban sobre la calle de Candelaria, en la
casa que creo hoy es de la propiedad del doctor Emilio Álvarez Lejarza.
Desde luego que dichos monopolios fueron motivo para el enriquecimiento personal de los monopolistas, entre los que figuraban el señor Pasos y los demás "probonos"" granadinos y adictos a Zelaya.
Lo anterior pertenece a ese tipo de antigua intrepidez oportunista en los escenarios de la “vida social” y en el seno de los partidos políticos de Nicaragua. La “Reincorporación” constituyó otra especie de “matrimonio por conveniencia”, en esa vez, con la abundante y promisoria riqueza de la región. José Santos Zelaya tenía otro “horizonte”, distinto al que pudieran describirle los encargados de mantener “el orden”. Algo de eso podemos conocer por medio de la carta enviada por Rigoberto Cabezas al Gral. Zelaya:
Desde luego que dichos monopolios fueron motivo para el enriquecimiento personal de los monopolistas, entre los que figuraban el señor Pasos y los demás "probonos"" granadinos y adictos a Zelaya.
Lo anterior pertenece a ese tipo de antigua intrepidez oportunista en los escenarios de la “vida social” y en el seno de los partidos políticos de Nicaragua. La “Reincorporación” constituyó otra especie de “matrimonio por conveniencia”, en esa vez, con la abundante y promisoria riqueza de la región. José Santos Zelaya tenía otro “horizonte”, distinto al que pudieran describirle los encargados de mantener “el orden”. Algo de eso podemos conocer por medio de la carta enviada por Rigoberto Cabezas al Gral. Zelaya:
"En vista de lo que es este territorio, de la riqueza que esto promete, de los edificios públicos que estamos ocupando, de la renta que se puede organizar y del prestigio político que esto da al partido liberal, cada vez me siento poseído de la convicción de que al aprovechar el momento oportuno se ha hecho lo mejor que se podía hacer. [3]
De la misma manera podríamos localizar otras “entusiastas”
misivas, como de igual manera encontraríamos a diversos intercesores cuyos ejes
visuales sólo ubican la figura falsa del Gral. Zelaya, atribuyéndole portentos
nacionalistas y situándolo como el adalid de la política pro recuperación de la
soberanía agraviada por las compañías norteamericanas. Uno de esos, desacertado, es Jaime Wheelock
Román, quien le concede inmerecidos créditos por haber “cancelado concesiones”
a compañías yanquis. Sobre este particular es bien sabido que Zelaya, en el
intento de contener su salida del Gobierno, accedió a todas las demandas del
Gobierno de Estados Unidos, y se “bolseó” para dar parte de su dinero, en
cumplimiento de lo acordado, pero de nada le sirvió.
En aquel desenlace de Zelaya como dictador, sirvió de “punta
de lanza” uno de sus más conspicuos seguidores, el General Juan J. Estrada,
quien levantó la espada y apuntó su arma desde el cargo conferido por el propio
Zelaya. Desde la Costa Atlántica, el Gobernador e Intendente de esa región
encabezó la revolución que lo forzó a salir del país. En aquel enfado elevado a
guerra intestina, Estrada proclamó contra su antiguo jefe:
EL ROBO ELEVADO A CATEGORÍA DE GOBIERNO
"El robo lo elevó Zelaya a categoría de gobierno. Y ha constituido rigurosamente en diez años atrás, el único número de su programa administrativo. "Monopolios de tabaco, de aguardiente, de especies fiscales, de navegación en los lagos y en los ríos; concesiones de destace, de pesca de hulería, de minas de perlas de sal; desfalcos horribles en la Hacienda pública; empréstitos interiores formulados a nombre de la nación para su propio bolsillo; las aduanas libres para sus cómplices y mil infamias más, que han agotado todas las fuerzas de los nicaragüenses, paralizado de modo triste el progreso nacional y apagado todo lo que es luz, idea, libertad".
¿REINCORPORACIÓN O
REPARTICIÓN DE LA
MOSQUITIA?
La repartición de terrenos en la costa del Caribe entre los partidarios, daba frío. Y se adoptó el sistema de no dar publicidad a las transacciones, como lo mandaba la ley, y hacer de ellas, solo vagas referencias. Por último se decretó que para la denuncia de terrenos en la Costa, bastaba su publicación en un periódico de Bluefields, en vez de publicarlo en el Diario Oficial.
JOSÉ DOLORES GÁMEZ TESTA Y
OTORGA MONKEY
POINT…
Ahora
corresponde escrutar los datos antes expuestos y localizar otros elementos de
juicio alrededor de las actuaciones del General José Santos Zelaya y de don
José Dolores Gámez. Aportar otros
elementos de convicción ante el severo juicio de la Historia, o bien, como
diría el Dr. Emilio Álvarez Lejarza: ante “La Historia, Tribunal de Última
Instancia”.
Con
el Testamento otorgado por José Dolores Gámez y las citas íntegras de algunas cláusulas
pertinentes, al tema en cuestión, cada quien deberá colegir sobre lo indicado.
¿Hubo “Reincorporación o hubo Repartición de la Mosquitia? ¿Primaron otros
intereses sobre la explicación pública de dotar al país de un Ferrocarril al
Atlántico? Conozcamos qué revela el
documento; lo que declaró y otorgó el otrora Ministro de José Santos Zelaya que
estuvo relacionado con el trazado de la línea ferroviaria iniciada en 1897:
Testimonio
número cuarenta y uno. En la ciudad de Rivas, Departamento de Rivas, a las once
y media de la mañana, del ocho de Abril de mil novecientos diez y ocho. Ante
mí, Samuel Jiménez notario público, de este departamento y testigos que
nominaré, compareció Don José Dolores Gámez, a quien doy fe de conocer, de que
tiene la capacidad legal necesaria para obligarse y para otorgar éste
testamento, de que es agricultor, viudo, vecino de Managua, domiciliado en esta
ciudad y mayor de edad, dijo: Primero:
que es Nicaragüense, nacido en la ciudad de Granada el doce de Julio de mil
ochocientos cincuenta y uno, siendo sus padres Don José Dolores Gámez y Doña
Leonor Guzmán, ambos criollos, casados y vecinos de la propia ciudad de Granada…
José Santos Zelaya y José Dolores Gámez |
PAPEL SELLADO ÚTIL DE LEY CORRESPONDIENTE AL FOLIO DONDE ESTÁ LA CLÁUSULA "DÉCIMO CUARTO": |
REVERSO DE LA ANTERIOR HOJA DEL TESTAMENTO DE DON JOSÉ DOLORES GÁMEZ, EN DONDE LE DEJA A FAMILIARES LA BAHÍA DE MONKEY POINT Y OTORGA EL RÍO PUNTA GORDA CON AMPLIAS EXTENSIONES EN SUS DOS RIBERAS.
|
Décimo
Cuarto:
que el monto de sus bienes, además de los adquiridos durante la sociedad
conyugal ganancial con su finada esposa, consta de varias casas, que tiene en
la ciudad de Managua, y que por ser bien conocidas de sus herederos no
enunciara, así como también la de una vasta extensión de terrenos que en común
con el General Don Santos Zelaya tiene en la costa atlántica, abarcando la bahía de Monkey Point y el río
Rama o “Punta Gorda” con toda su parte
navegable e importantes zona agrícolas, hacia el interior de la República y cien
caballerías más de terreno en el antiguo trazado del ferrocarril al Atlántico,
en el punto llamado El Almacén en la parte alta del río Punta Gorda..
La
historia registra que Zelaya llegó a poseer 6 millones de pesos oro, fruto de
saber utilizar el verbo "incorporar". Entonces, seguiremos inquiriendo: ¿Tuvo
honradez administrativa? El Testamento de José Dolores Gámez es irrebatible; ya alejado del poder, legó los
bienes “adquiridos” que confiesa le pertenecen junto al Gral. José Santos Zelaya. Ese personaje, “el de la línea del tren” es el
mismo que por falta de sindéresis legislativa, el 2 de marzo de 2011 fue
declarado “Héroe Nacional” de Nicaragua, y que ahora, por esas complacencias
mutuas de la política criolla tiene estatua dentro de un parque en las cercanías de la Asamblea Nacional de Nicaragua. En verdad, en este país no deja de
escucharse ese dicho breve y sentencioso: “la probidad en política es
ficción”.
Notas:
[1] José Dolores Gámez se convirtió en el “Hombre de confianza” de Zelaya. Fue Ministro de la Guerra durante la Revolución del 93. Diputado a la Asamblea Legislativa por el Departamento de Rivas. Fue cuando se promulgó la Constitución Política, llamada la libérrima, que firmó Gámez como Constituyente en 1903. Ministro de Relaciones Exteriores, viajó con algunos familiares por países de Europa, como Inglaterra, Francia, España y otros. Ministro de Gobernación.
[1] José Dolores Gámez se convirtió en el “Hombre de confianza” de Zelaya. Fue Ministro de la Guerra durante la Revolución del 93. Diputado a la Asamblea Legislativa por el Departamento de Rivas. Fue cuando se promulgó la Constitución Política, llamada la libérrima, que firmó Gámez como Constituyente en 1903. Ministro de Relaciones Exteriores, viajó con algunos familiares por países de Europa, como Inglaterra, Francia, España y otros. Ministro de Gobernación.
[2] BODAS PASO – ZELAYA Por
Juan García Toruño. En: El
Centroamericano. León, 20 de agosto de 1967.
[3] Cfr. Revista de la
Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, Tomo XII, 1953. Pág. 61.
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