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Granada de mis recuerdos, obra de nuestro recordado periodista Francisco Mena Guerrero (1914), radicado desde hace mucho tiempo en El Salvador, en su capítulo VI, vuelve a la vida a mi querido abuelo Don Francisco Pérez
Duarte; quien sin desaparecer en la Historia, había sido olvidado en los
laberintos desmemoriados de quienes recopilan, compilan, historian o bien se vieron
cultivados con la semilla de los libros. Cada vez que regreso por aquella casa
de grandes horcones, en donde nacieron los hijos de mi abuelo, de los cuales
solamente sobreviven, mi padre el Dr. Eduardo Pérez-Valle y mi tía Isabel que
por muchos años residió en la vecina Costa Rica, siento el inconfundible olor a papel
viejo, a libros amontonados, al polvo que se acumula en aquellos documentos que
anegan mi casa en Managua, que son un verdadero polvorín inflamable de
conocimientos, celosamente guardados por todos los Pérez-Valle. En esa casa de
Jalteva están los recuerdos de parte de mi infancia, la foto amarillenta de mi
abuelo que sonríe junto a dos de sus hijos y que parece decir: consérvenlos,
cuídenlos, léanlos, esos libros son también hermanos de sangre.
por Walt Disney
LIBRERÍA BARATA -- Granada y Managua.
Junio 9, 1935
Mena Guerrero en su Exordio afirma: “Para salvar esos
recuerdos, escribo estas memorias en que registro las personas, lugares y
acontecimientos de esos tiempos lejanos, que gracias a ello no se perderán
borrados por la neblina del olvido”. Así es, la neblina está dando lugar al
paso de la luz, y se ve a Don Francisco Pérez Duarte, cargando bajo el brazo
sus queridos libros, vendiéndolos, fiándolos, regalándolos, prestándolos para
jamás retornar. Alimentando el apetito del saber.
De aquellos tiempos sólo
queda el libro de empastado azul, allí están anotados los que llegaban a la
Librería Barata, para comprar o pedir el crédito del conocimiento, entre otros:
“Los “Cieguitos Bárcenas”, hijos del Dr. José Bárcenas Meneses, quien otrora
fuera el firmante del Tratado Bárcenas-Esguerra sobre San Andrés y Providencia.
El Profesor e intelectual Carlos A. Bravo, recordado entre los amigos y los
conocidos como el “Negro Bravo”, quien por ser en aquellos tiempos profesor de
mi padre el Dr. Eduardo Pérez-Valle, aprovechaba la circunstancia para
incluirse en el libro azul del crédito revolvente. También Octaviano Bravo,
excelente profesor de inglés, hermano de Carlos A. Bravo, quien impartía clases
en su casa de habitación. El Dr. Benedicto Meneses y su hermano. También
llegaba Octavio Rocha (Rochita), hijo de Don Pedro Rocha, Director del
periódico liberal “El Correo”; quien no llegaba a la librería de mi abuelo por
ser Don Francisco Pérez Duarte, coronel de artillería para la Guerra de los
Vapores al lado del bando conservador. Octavio y Pedro son padre y abuelo,
respectivamente, del poeta y escritor Luis Rocha. El cura intelectual y de la
orden Pedrana de la iglesia de La Merced, Silverio Cuadra. Don Marco Antonio Ortega,
quien fue Director del Instituto Nacional de Oriente (INDO), abuelo de Daniel y
Humberto Ortega. Enrique Fernández Morales “Quico”, padre del poeta Francisco
de Asís (Chichí) Fernández. El profesor e intelectual Don Salvador Barberena
Díaz, director del Colegio Particular de Varones, quien después de haber sido
Director del Instituto Nacional de Oriente, fundó su propio colegio frente a
donde hoy es el Cuerpo de Bomberos de
Granada. El intelectual y matemático don Porfirio Rocha. Don Pedro Joaquín
Cuadra Chamorro director del otro periódico granadino de la época, “El Diario
Nicaragüense”. Joaquín Zavala Urtecho, director de la Semana Cómica; quien en
la ocasión de publicar Pedro Joaquín Chamorro Zelaya su libro “Entre Dos Filos”
y ponerlo a la venta en la librería de mi abuelo, dibujó una caricatura de don
Francisco Pérez Duarte, riendo y alzando en una de sus manos el libro de
Chamorro Zelaya. Don Sofonías Salvatierra. El Dr. Adán Sequeira Arellano y su
señora madre Doña Pancha, a quienes se historia como dos infatigables lectores.
Los granadinos octogenarios, recuerdan a Doña Pancha sentada leyendo todas las
tardes en el portal de su casa, contiguo a la iglesia de la Merced hacia el
norte.
Hasta la librería de mi querido y recordado abuelo, del
Mercado media cuadra hacia Jalteva, en el local que alquilaba Don Fernando
Medina, agricultor, propietario de tierras al lado de Chontales, conocido como
“Chilindrín”, seudónimo que utilizaba para firmar sus artículos en los
periódicos, acudían decenas de notables granadinos. La Librería Barata , era precisamente
una alegoría de su nombre, en ella estaban los conocimientos, la semilla, el
riego y la germinación de tanta intelectualidad, baratos sus precios y el
carismático intelectual don Francisco Pérez Duarte abonando en ellos en su
incansable labor de llevar y traer libros, venidos en remesas cada mes del año,
provenían de Francia, España, México, Chile, Argentina, de prestigiosas Casas
Editoriales: Aguilar, Salvat, Espasa Calpe, Hermanos Garnier, G. M. Bruño,
Capeluz FTD, que los muchachos de su invención decían de esa Editorial, que sus
siglas significaban: Federico Tapón Duro. Estas son algunas de sus Editoriales.
A todas ellas mi abuelo les ponía el infaltable sello: “Librería Barata,
Francisco Pérez Duarte, Granada Nicaragua”. En esa librería el poeta Pablo
Antonio Cuadra ponía a vender sus primeros libros, “Por los caminos van los
campesinos”, etcétera. La Vanguardia no faltó en el histórico libro de pasta y
páginas azules, allí están: Joaquín Pasos, José Coronel Urtecho. Otros ilustres
granadinos como el Dr. Héctor Mena Guerrero, Francisco “El Negro” Pérez
Estrada, fueron clientes de ese avituallamiento intelectual.
El ilustre periodista Francisco Mena Guerrero, evoca el
recuerdo de mi abuelo en las siguientes líneas del libro “Granada de mis
recuerdos”: “Pancho Pérez, alto, flaco, calvo, desgarbado y desnivelado de un hombro por cargar libros.
Parecía una figura del Greco. Siempre a pie por las calles de Granada
ofreciendo libros y husmeando obras de las bibliotecas de algún difunto para
comprarlas… Tenía su librería cerca del Mercado y allí crecieron sus hijos,
entre libros, para ser después brillantes escritores e intelectuales, honra de
Nicaragua. Con su librería hizo un gran bien cultural a la ciudad, por ser la
única. Él fue un gran lector y conocedor de su oficio para conseguir un libro raro, Don Pancho era
el hombre. Fue un apasionado de su trabajo, buscando, importando, teniendo
siempre libros. Don Francisco Pérez fue un monumento de la cultura”.
Mi abuelo llevó la educación y el pan de sus hijos a través
de ese trabajo intelectual y mercantil. Somoza García, rapaz y oportunista, al
estallar la Segunda Guerra Mundial, dispuso que la Librería Barata fuese
intervenida por el Banco Nacional, incluida en lo que se conoció como “Las
Listas Negras” o “Listas Proclamadas”, en donde estaban todos aquellos negocios
que recibían mercancías de países de “El Eje” o que dependían de él. Así, vio
destruida sus librerías mi querido abuelo, pero no así su labor edificante
entre la ciudadanía granadina de la época. Lo mismo sucedió con la librería que abrió en la Managua de
los años 30, situada en la Avenida de La Loma, que posteriormente Somoza García
bautizó el 1º de febrero de 1946 como Roosevelt. Esta quedó frente al Banco
Kalley-Dagnall; la librería Barata de Managua, era de dos puertas a la calle,
contiguo a la famosa barbería de Cástulo Hernández, padre de los ingenieros
Armando y Enrique Hernández, quienes tienen el mérito de haber sido fundadores
de la Escuela de Ingeniería.
Hablar de mi abuelo, es hablar de mi padre, el Dr. Eduardo
Pérez-Valle y hablar de ellos es referirse a mi querida familia. A ellos dos la
Historia les premia como a benefactores de la cultura, intelectuales,
anticuarios, de los que creen y sienten que el Pasado es Prólogo.
Algún lugarcito allá arriba, les habrán destinado a Don
Francisco Pérez Duarte, muy seguro que José Coronel, Joaquín Pasos, Pérez
Estrada, le habrán presentado a los que no lo conocieron terrenalmente, Ernesto
Gutiérrez, Juan Aburto, Fidel Coloma, Fernando Gordillo… todos ellos
visitándole muy seguramente en busca de los libros celestiales.
Antigüedades La Botija
Centro Cultural Managua
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