PREGUNTA QUE
DEBE CONTESTARSE Por: José M. Castrillo. Tomado de El
Comercio, 4 de febrero de 1933
El Director de La Nueva Prensa aprecia con
suma amabilidad la reaparición de El Comercio, haciendo apreciaciones muy
honrosas, que nos dejan agradecidos por lo que valen.
Titula su editorial con esta pregunta: ¿Quién incendió
a Managua? Y se vale para hacerla de las apreciaciones que hicimos en nuestro
artículo “La hora de la gran prueba”.
En el tercer párrafo se leen estos conceptos: Nuestra
obra no hubiera desaparecido, sino se interpone el humo del incendio que en
unos cuantos segundos dio fin a tanto trabajo por la mano criminal que alentó
el voraz elemento en lugar de sofocarlo.
Esta apreciación nuestra le presentó al Director de La Nueva Prensa la oportunidad de
dejar a nuestro cargo la contestación o respuestas a su pregunta: ¿Quién
incendió a Managua?
Está en la conciencia de todo Managua que vio y palpó
el incendio, que muy bien pudo haberse sofocado sino lo hubiera impedido la
mano de la intervención; que aniquiló muchas vidas y extinguió los mejores
edificios con sus almacenes y riquezas, edificios que eran ornamento de
prosperidad y lujo de la ciudad.
Muchas habitaciones y
edificios fueron dinamitados si necesidad. La mayoría casi estaba
habitable con las reparaciones se les hubieran hechos y daba dolor ver cómo se
desplomaron después no obstante el ruego y súplicas de sus dueños. A muchos de
éstos no se les dejó penetrar a sus casas para salvar lo necesario de la vida y
fueron amenazados en su existencia si se atrevían a querer salvar algo de lo
mucho que allí tenían.
Se vio a algunos valientes propietarios cuyos se
conocen que con revólver en mano defendieran sus casas y sólo así en un gesto supremo de valor,
lograron salvarlas.
Nosotros ocurrimos a salvar algo de nuestros talleres
y no pudimos intentar ninguna acción porque la fuerza armada de los marinos
americanos nos lo impidió amenazándonos con la muerte. Al penetrar en nuestra
casa de habitación quisieron atropellarnos sin dejarnos otro tiempo que el de
ir por las calles de Managua con nuestra familia para buscar refugio en los
solares abiertos de las orillas de la ciudad.
Y si el señor Director de La Nueva Prensa que no estaba en
Managua cuando el incendio quisiera tomar informes, sentado en su silla de
redacción, pregunte a cualquiera que pase por la calle y se convencerá que el
incendio no lo produjo sino la mano que dejamos señalada, con el propósito de
sacar películas de exhibición para los cines mundiales, como sucedió con varias
casas, entre ellas la de don Ismael Solórzano.
Estamos en la hora de las responsabilidades duras. El
gobierno debe estar sobre los acontecimientos que dieron lugar al incendio de
Managua, para derivar esas responsabilidades, ya que el señor Rivas sin quererlos
presenta esa oportunidad.
JOSÉ M. CASTRILLO
* Nos complace felicitar al viejo periodista don José
María Castrillo por ser el primer Director de diario liberal, que valientemente
confiesa la verdad histórica sobre el incendio de Managua.
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