martes, 13 de mayo de 2014

HISTORIA DEL REDUCTO-BATERÍA ("FUERTECITO") DE SAN PABLO EN LAS ISLETAS DE GRANADA. Por: Dr. Eduardo Pérez-Valle.




¿CONSTRUYÓ HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA EL FUERTECITO DE GRANADA?

Por: Dr. Eduardo Pérez-Valle

Se ha dicho y se sigue repitiendo que el histórico reducto en la costa del lago era la misma fortaleza construida por Hernández de Córdoba. Pero “El Fuertecito”, sobre cuya plataforma o terraplén se levanta la actual Bodega del Muelle, no tuvo relación alguna con la fortaleza mandada construir  por el fundador de la ciudad, en la cual él mismo estuvo prisionero, a la espera de la sentencia de Pedrarias.

Esa primitiva fortaleza, así como la de León Viejo, sirvió también de cárcel, y en ella estuvo preso nada menos que Hernando de Soto, futuro conquistador del Perú, adelantado de la Florida y descubridor del Mississippi, en el conocido episodio de las diferencia entre Córdoba y sus subalternos pedraristas.

Pero la vida de las fortalezas de Córdoba fue bastante precaria. Se deterioraban constantemente, y a veces los alcaldes-alguaciles tenían que llevarse los presos a su posada. No fue sino hasta en tiempos de Contreras que se construyó una cárcel en León.

En 1545 se dice de las fortalezas de Granada y León que se encuentran caídas y “no tienen de fortalezas más del nombre”. Se consideraban innecesarias y sin provecho, por haber muchos españoles y quedar pocos indios, y ser la tierra llana.

Al Conde de Puñoenrostro, Arias Gonzalo, hijo de Pedrarias se había hecho merced del Alguacilazgo Mayor de Nicaragua, una sinecura en toda forma. Como permanecía en España, había delegado en Contreras: este nombraba los alguaciles y los cabildos aprobaban, un sistema eleccionario que aún se estila en Nicaragua.

Como el alguacil de León así nombrado hallábase también en España, Contreras, que era su teniente, cobraba el salario correspondiente.

Desde que el pirata Davis asalta por primera vez la ciudad en 1665, el vivir granadino se convierte en una larga cadena de ataques y amagos, extendida a lo largo de todo el período colonial.

El ataque de Davis trajo como consecuencia la construcción del castillo de San Carlos de Austria, en el sitio que confluyen los ríos San Carlos (antiguo Poco Sol) y San Juan. Mas la presencia de la fortaleza no coarta la intentona del “general Francisco” de pasar adelante guiado por el indio Coba, en 1668.

En 1670 el indio nicaragüense Juan Gallardo “Gallardillo”, auxiliado por tropas jamaicanas, se apodera del Castillo y Granada es asaltada y saqueada por segunda vez.

La construcción del castillo de la Inmaculada es la respuesta. Pero la confianza de los granadinos no se recobrará por ello, pues se sabe que la codicia extranjera y la de zambos y mosquitos de la costa atlántica siempre hallarán vías expeditas para infiltrarse hasta el Lago a espaldas de la nueva fortaleza.

En 1685 Granada sufre un tercer ataque pirático, esta vez por el Escalante. En 1709 el enemigo captura el “barco del rey” en el lago, al que se introdujo por los ríos tributarios chontaleños.

En 1724 los zambos entran por Matina hasta el Lago. En 1728 hay filibusteros explorando el Río aguas arriba del Castillo. En 1740 hay amagos de invasión por el San Juan. En 1762 es el primer ataque formal de los ingleses al Castillo, defendido por el alférez Juan Aguilar y Santa Cruz, produciéndose en esta ocasión la acción valerosa y memorable de Rafaela Herrera.

El año 1777 esbózase en Inglaterra el “Plan Hodgson” para atacar Nicaragua por el San Juan y extender la conquista a toda Centroamérica. Tres años después fue puesto en ejecución este plan, aunque imperfectamente, motivo por el que fracasó. Los ingleses se apoderaron del Castillo: pero tuvieron que retirarse vencidos por las enfermedades y  los rigores del clima, agravados con la heróica resistencia del comandante Ayssa y la valiente actividad del Capitán don Matías de Gálvez.

A raíz de estos sucesos algunos llegaron a negar toda utilidad al castillo de La Inmaculada. El mismo Gálvez llegó a proponer su demolición. Pero si la fortaleza había sucumbido, fue por no haberse efectuado a su debido tiempo las reformas y mejoras aconsejadas desde su construcción.

Para defender la entrada al Lago y  tener un punto de apoyo para la reconquista del Castillo, el Capitán General habíase fortificado en la embocadura del río con una batería provisional, que más tarde llegaría a convertirse en la fortaleza de San Carlos, cuyos terraplenes aún se conservan en la ciudad del mismo nombre, cabecera departamental de Río San Juan.

Pero aunque esta fortificación cerro efizcamente el río para futuras invasiones, la experiencia indicaba que en cualquier momento fuerzas enemigas podían presentar en el lago y en la costa de Granada, mediante el uso combinado de otros ríos atlánticos para internarse en Chontales o Costa Rica,  de tributarios del Gran Lago para descender a él.

Aprovechando la paz promovida por la firma del Tratado de Versalles, el presidente Estachería puso en ejecución el plan de fortificación de Nicaragua trazado por él mismo cuando fue gobernador de la Provincia, de acuerdo con su antecesor en la Capitanía General, después Virrey de Nueva España, don Matías de Gálvez. El plan comprendía cuatro etapas:

1ra.) demolición del Castillo de la Inmaculada; 2ª) alteración del curso del Río Frío. Estas dos fases se dejaron a un lado para proceder de inmediato a la ejecución de las dos últimas; 3ª) construcción de una fortaleza formal sobre las bases del fuerte provisional de San Carlos; 4ª) construcción de dos reductos-baterías en los alrededores de Granada, con miras a la defensa de su puerto.

Así, en los meses de agosto a diciembre de 1783 se pone en obra el “proyecto de dos reducto-baterías que de orden del muy ilustre señor presidente, gobernador y capitán general de este reino, don Josef Estachería, ha ejecutado el ingeniero ordinario José María Alejandre, para precaver a esta ciudad de Granada de un golpe de mano, y defensa del puerto a orillas del Gran Lago de Nicaragua goza”.

Se trata de “El Fuertecito” y del castillito llamado “de San Pablo”, cuyos escombros aún pueden verse en una de las Isletas.


Estachería no pierde tiempo. Obtenida autorización superior, se inicia la construcción de “El Fuertecito” en la costa del lago. Después se procedió a construir el castillo de la isleta. Sus fuegos cruzados podían cerrar el puerto de Granada, que siempre lo fue la ensenada que se forma entre la playa granadina y la península del El Rayo, donde se abre el estero de La Escalera. Ambos reductos eran idénticos. Y Squier nos ha dejado una gentil copia de su estampa.  

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