Por quién se
escribe la historia
VEGA BOLAÑOS: UN
ARCHIVO PARA SABER LO QUE SOMOS. Por: Pedro Rafael Gutiérrez. En: La
Prensa, 31 de octubre de 1976
+ 12 mil páginas en letra de molde
+ No soy
historiador: yo investigo
+ Al rescate de nuestro pasado
+ Historias e
historietas
Un
hombre, que parece resistirse al uso de los porteros que convierten una
biblioteca en una bodega de libros, vive a cien metros de la carretera a
Masaya, en el límite de la Piedra Quemada.
Echando una mirada retrospectiva a su propia vida y a la apasionante historia
de Nicaragua.
En su
confortable residencia, a la entrada de El
Raizón, el doctor Andrés Vega Bolaños, vive rodeado de los libros que
salieron de su mano temblorosa y su brillante y fresca inteligencia, acaso
indiferente al hecho de que de no haber sido por él, mucho de la historia de
Nicaragua estaría por escribirse.
Vega
Bolaños dejó a su paso por los tres cargos que ocupó en el gobierno, un
recuerdo imposible de borrar.
Como
Embajador en España, trabajó alejando de recepciones en la colección de 17
tomos de nuestra historia, mejor conocidos como Colección Somoza. Como registrador de la Propiedad rehízo
milagrosamente los archivos legales que habían sido totalmente destruidos por
el incendio del 17 de agosto de 1945, que redujo a cenizas el Teatro González.
Cuando desempeñó el cargo de Viceministro de Relaciones Exteriores, recopiló
infinidad de documentos que estaban dispersos, logrando con sus contactos
conservar para siempre un valioso patrimonio, que habría seguramente
desaparecido o permanecido oculto para los investigadores.
Cuando
lo visitamos nada nos agradó tanto como escuchar de sus labios que había leído uno a uno nuestros reportaje
en La Prensa, y hecho un aval de nuestro apego a los documentos de los que él,
en gran escala ha sido nuestro generoso proveedor.
Vega
Bolaños no tiene mucha simpatía por los que hacen historia con cuentos. El
suple todo lo que falta a los cuentos de camino, con una incalculable
biblioteca de la que han salido por lo
menos veinte libros escritos en Nicaragua, que habría sido imposible
tratar de realizar sin su empeño en conservar los documentos que hacen
historia.
Hombre
extremadamente sereno, nunca se irrita, ni siquiera ante muchísimos actos de
injusticia cometidos en su persona.
“Yo
no soy historiador, afirma este hombre admirable. Soy sólo un investigador”.
A su
lado, es difícil decidir que tiene mayor significado. Si el placer de
conocerlo, el honor de ser su amigo, o la satisfacción de leer su magnífica
obra.
12
MIL INCREÍBLES PÁGINAS IMPRESAS
Hermosamente
empastados tiene en sus anaqueles los libros que se ha editado como fruto de
sus investigaciones.
Sobresale
entre todos los trabajo del doctor Andrés Vega Bolaños, su monumental Documento para la historia de Nicaragua, que
abarcan desde el año de 1503 y que solamente llevan una mención de su nombre en
el Tomo I, lo que pone en relieve su inexplicable humildad.
Vega
Bolaños hizo ese titánico trabajo, durante los años que estuvo de Embajador en
España. Si sus sucesores hubiesen hecho otro tanto, seguramente llenaríamos de
libros el Estadio Nacional.
En
1954 apareció el primer tomo de la Colección
Somoza, todos totalizan 9000 páginas aproximadamente Son diecisiete tomos
de apretada historia, cuya publicación se interrumpió en 1957, cuando ya
estaban impresas por lo menos, las dos terceras partes del tomo número 18.
La
colosal obra bibliográfica del doctor Vega Bolaños, suma cerca de 12 mil
páginas, que muchos hombres acaso leerían en toda una vida y que él escribió y
escudriñó en mucho menos tiempo.
Sin
ese trabajo agotador, sin esa vocación por la historia, centenares de libros en
Nicaragua y muchísimos otros en el exterior no habrían podido escribirse jamás.
AL
RESCATE DE LO ETERNO
Cuando
estuvo en España, Vega Bolaños publicó, además de la Colección de Documentos,
otras valiosas obras que han sido reproducidas recientemente por el Fondo de
Promoción del Banco de América.
Vega
Bolaños hizo todo eso hace veintidós años, pensando en que para la historia no
existe el tiempo.
De
sus manos, de su gestión de sus desvelos, de su permanencia en España sin
domingos, resultaron publicados los 17 tomos de la Colección; la Historia de
Gámez, la Historia de Ayón y la Historia de Ortega Arancibia, el imaginativo
cronista de Masaya, una obra clásica por cierto.
Luego
en su bibliografía figuran estupendos trabajos de recolección documental, como
“Los acontecimientos de 1851”. “El Bombardeo y Destrucción de San Juan del
Norte” por buques norteamericanos y “Los Atentados del Superintendente de
Belice” que contienen excepcionales testimonios sobre la lucha de dos
imperialismos que hacía todo lo imaginable por tragarnos.
Con
todo su incansable tren de trabajo, Vega Bolaños planeó realizar una edición,
año por año, de las leyes dictadas en el país. Únicamente logró que se llevara
a la imprenta la relativa a la legislación de 1937-1938, bajo el patrocinio del
doctor Modesto Salmerón, ex Ministro de Gobernación.
En otros
aspectos, de su biblioteca salió la primera edición de “La Guerra de Nicaragua”
de Walker, una traducción de don Fabio Carnevalini, que reproducida, con sus
notas manuscritas originales, por el Banco de América en fecha reciente.
ESTUPENDO
CENTRO DE CONSULTA
Quienes
se ha acercado al doctor Vega Bolaños con seriedad de investigador, han
encontrado en él un valioso consejero.
Sólo
por sus archivos se pudieron publicar obras como el trabajo sobre Rafaela
Herrera del doctor Palma Martínez, la Antología de Poesía Nicaragüense de María
Teresa Sánchez, todos los libros del doctor Julio Linares, especialmente la
biografía de Modesto Barrios, y hasta el pintoresco “Sinónimos y Apodos
Nicaragüenses” de Orlando Cuadra Downing.
UNA
PÉRDIDA DE LAMENTAR
El
doctor sólo se entera de la pérdida de un libro, cuando precisa de una
consulta. Su memoria prodigiosa le indica que en el sitio vacío estaba el
ejemplar que buscaba.
El
terremoto le dejó como saldo su casa destruida y la pérdida de un número nunca
establecido de valiosos ejemplares.
Entre
la obra perdida, difícil de volver a ordenar y recuperar, están seis tomos
inéditos de la Colección Somoza, que abarcaban hasta 1800.
Será
difícil ahora encontrar un Embajador que vaya a España a quemarse las pestañas
en el Archivo de Sevilla, la principal fuente de investigación.
SU
OBRA MONUMENTAL
Pero
si lo publicado por este sabio bastaría a cualquiera para estar satisfecho de
su paso por la vida, Vega Bolaños está muy lejos de sentirse realizado.
Su
obra monumental en gestación, clara ya en muchos aspectos, es la que se refiere
a la documentación relativa a los presidentes de Nicaragua.
Él ha
venido coleccionando todos los documentos imaginables de cada período de
gobierno.
Están
casi completos, aunque él dice que probablemente no está todo lo que él
quisiera, los documentos relativos a Joaquín Zavala, Adán Cárdenas, Juan
Estrada, Adolfo Díaz, Carlos Solórzano, Emiliano Chamorro y Sebastián Uriza. Según
él, esta ha sido su gran pasión.
No se
considera un historiador, sino un investigador; y ha mostrado ser en ambas
disciplinas lo más completo y confiable que ha dado este país en toda su
historia.
Aparte
de lo publicado, Vega Bolaños obsequió al Instituto Centroamericano de
Historia, un volumen relativo a un juicio colonial sobre los diezmos, que
espera sea publicado.
De lo
recopilado hasta la fecha sobre la administración de los Presidentes de
Nicaragua, es posible imprimir de inmediato cinco respetables volúmenes, de por
lo menos 500 páginas cada uno.
Es
increíble pero él no aspira sino a que se publiquen sus trabajos. Nada más
exige el hombre que vive entre libro y documentos, que dejara para Nicaragua el
inapreciable legado de la colección de sus obras que habían de nuestro pasado y
que, por eso mismo, nos alientan a confiar en el porvenir.
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