sábado, 17 de mayo de 2014

VEGA BOLAÑOS: UN ARCHIVO PARA SABER LO QUE SOMOS. Por: Pedro Rafael Gutiérrez

Por quién se escribe la historia

VEGA BOLAÑOS: UN ARCHIVO PARA SABER LO QUE SOMOS. Por: Pedro Rafael Gutiérrez. En: La Prensa, 31 de octubre de 1976

+ 12 mil páginas en letra de molde
+ No soy historiador: yo investigo
+ Al rescate  de nuestro pasado
+ Historias e historietas

Un hombre, que parece resistirse al uso de los porteros que convierten una biblioteca en una bodega de libros, vive a cien metros de la carretera a Masaya, en el límite de la Piedra Quemada. Echando una mirada retrospectiva a su propia vida y a la apasionante historia de Nicaragua.

En su confortable residencia, a la entrada de El Raizón, el doctor Andrés Vega Bolaños, vive rodeado de los libros que salieron de su mano temblorosa y su brillante y fresca inteligencia, acaso indiferente al hecho de que de no haber sido por él, mucho de la historia de Nicaragua estaría por escribirse.

Vega Bolaños dejó a su paso por los tres cargos que ocupó en el gobierno, un recuerdo imposible de borrar.

Como Embajador en España, trabajó alejando de recepciones en la colección de 17 tomos de nuestra historia, mejor conocidos como Colección Somoza. Como registrador de la Propiedad rehízo milagrosamente los archivos legales que habían sido totalmente destruidos por el incendio del 17 de agosto de 1945, que redujo a cenizas el Teatro González. Cuando desempeñó el cargo de Viceministro de Relaciones Exteriores, recopiló infinidad de documentos que estaban dispersos, logrando con sus contactos conservar para siempre un valioso patrimonio, que habría seguramente desaparecido o permanecido oculto para los investigadores.

Cuando lo visitamos nada nos agradó tanto como escuchar de sus labios  que había leído uno a uno nuestros reportaje en La Prensa, y hecho un aval de nuestro apego a los documentos de los que él, en gran escala ha sido nuestro generoso proveedor.
Vega Bolaños no tiene mucha simpatía por los que hacen historia con cuentos. El suple todo lo que falta a los cuentos de camino, con una incalculable biblioteca de la que han salido por lo  menos veinte libros escritos en Nicaragua, que habría sido imposible tratar de realizar sin su empeño en conservar los documentos que hacen historia.

Hombre extremadamente sereno, nunca se irrita, ni siquiera ante muchísimos actos de injusticia cometidos en su persona.
“Yo no soy historiador, afirma este hombre admirable. Soy sólo un investigador”.

A su lado, es difícil decidir que tiene mayor significado. Si el placer de conocerlo, el honor de ser su amigo, o la satisfacción de leer su magnífica obra.

12 MIL INCREÍBLES PÁGINAS IMPRESAS

Hermosamente empastados tiene en sus anaqueles los libros que se ha editado como fruto de sus investigaciones.

Sobresale entre todos los trabajo del doctor Andrés Vega Bolaños, su monumental  Documento para la historia de Nicaragua, que abarcan desde el año de 1503 y que solamente llevan una mención de su nombre en el Tomo I, lo que pone en relieve su inexplicable humildad.

Vega Bolaños hizo ese titánico trabajo, durante los años que estuvo de Embajador en España. Si sus sucesores hubiesen hecho otro tanto, seguramente llenaríamos de libros el Estadio Nacional.

En 1954 apareció el primer tomo de la Colección Somoza, todos totalizan 9000 páginas aproximadamente Son diecisiete tomos de apretada historia, cuya publicación se interrumpió en 1957, cuando ya estaban impresas por lo menos, las dos terceras partes del tomo número 18.

La colosal obra bibliográfica del doctor Vega Bolaños, suma cerca de 12 mil páginas, que muchos hombres acaso leerían en toda una vida y que él escribió y escudriñó  en mucho menos tiempo.

Sin ese trabajo agotador, sin esa vocación por la historia, centenares de libros en Nicaragua y muchísimos otros en el exterior no habrían podido escribirse jamás.

AL RESCATE DE LO ETERNO

Cuando estuvo en España, Vega Bolaños publicó, además de la Colección de Documentos, otras valiosas obras que han sido reproducidas recientemente por el Fondo de Promoción del Banco de América.

Vega Bolaños hizo todo eso hace veintidós años, pensando en que para la historia no existe el tiempo.

De sus manos, de su gestión de sus desvelos, de su permanencia en España sin domingos, resultaron publicados los 17 tomos de la Colección; la Historia de Gámez, la Historia de Ayón y la Historia de Ortega Arancibia, el imaginativo cronista de Masaya, una obra clásica por cierto.  

Luego en su bibliografía figuran estupendos trabajos de recolección documental, como “Los acontecimientos de 1851”. “El Bombardeo y Destrucción de San Juan del Norte” por buques norteamericanos y “Los Atentados del Superintendente de Belice” que contienen excepcionales testimonios sobre la lucha de dos imperialismos que hacía todo lo imaginable por tragarnos.

Con todo su incansable tren de trabajo, Vega Bolaños planeó realizar una edición, año por año, de las leyes dictadas en el país. Únicamente logró que se llevara a la imprenta la relativa a la legislación de 1937-1938, bajo el patrocinio del doctor Modesto Salmerón, ex Ministro de Gobernación.

En otros aspectos, de su biblioteca salió la primera edición de “La Guerra de Nicaragua” de Walker, una traducción de don Fabio Carnevalini, que reproducida, con sus notas manuscritas originales, por el Banco de América en fecha reciente.

ESTUPENDO CENTRO DE CONSULTA

Quienes se ha acercado al doctor Vega Bolaños con seriedad de investigador, han encontrado en él un valioso consejero.

Sólo por sus archivos se pudieron publicar obras como el trabajo sobre Rafaela Herrera del doctor Palma Martínez, la Antología de Poesía Nicaragüense de María Teresa Sánchez, todos los libros del doctor Julio Linares, especialmente la biografía de Modesto Barrios, y hasta el pintoresco “Sinónimos y Apodos Nicaragüenses” de Orlando Cuadra Downing.

UNA PÉRDIDA DE LAMENTAR

El doctor sólo se entera de la pérdida de un libro, cuando precisa de una consulta. Su memoria prodigiosa le indica que en el sitio vacío estaba el ejemplar que buscaba.

El terremoto le dejó como saldo su casa destruida y la pérdida de un número nunca establecido de valiosos ejemplares.

Entre la obra perdida, difícil de volver a ordenar y recuperar, están seis tomos inéditos de la Colección Somoza, que abarcaban hasta 1800.

Será difícil ahora encontrar un Embajador que vaya a España a quemarse las pestañas en el Archivo de Sevilla, la principal fuente de investigación.

SU OBRA MONUMENTAL

Pero si lo publicado por este sabio bastaría a cualquiera para estar satisfecho de su paso por la vida, Vega Bolaños está muy lejos de sentirse realizado.

Su obra monumental en gestación, clara ya en muchos aspectos, es la que se refiere a la documentación relativa a los presidentes de Nicaragua.

Él ha venido coleccionando todos los documentos imaginables de cada período de gobierno.

Están casi completos, aunque él dice que probablemente no está todo lo que él quisiera, los documentos relativos a Joaquín Zavala, Adán Cárdenas, Juan Estrada, Adolfo Díaz, Carlos Solórzano, Emiliano Chamorro y Sebastián Uriza. Según él,  esta ha sido su gran pasión.

No se considera un historiador, sino un investigador; y ha mostrado ser en ambas disciplinas lo más completo y confiable que ha dado este país en toda su historia.

Aparte de lo publicado, Vega Bolaños obsequió al Instituto Centroamericano de Historia, un volumen relativo a un juicio colonial sobre los diezmos, que espera sea publicado.

De lo recopilado hasta la fecha sobre la administración de los Presidentes de Nicaragua, es posible imprimir de inmediato cinco respetables volúmenes, de por lo menos 500 páginas cada uno.

Es increíble pero él no aspira sino a que se publiquen sus trabajos. Nada más exige el hombre que vive entre libro y documentos, que dejara para Nicaragua el inapreciable legado de la colección de sus obras que habían de nuestro pasado y que, por eso mismo, nos alientan a confiar en el porvenir. 

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