viernes, 24 de enero de 2014

FUNCIONARIOS RECTILÍNEOS EN EL MANAGUA DE AYER. Por: Juan García Castillo. En: El Centroamericano, 22 de agosto de 1967.


FUNCIONARIOS RECTILÍNEOS EN EL MANAGUA DE AYER

Por: Juan García Castillo

** Don Patricio Mayorga captura y sentencia a un hijo del Presidente por andar escandalizando y el Gobernante lo felicita.-

En el barrio Santo Domingo, vivía en el Managua de ayer, un ciudadano de conducta intachable, rector cumplidor de su deber, honorable y buen padre de familia. Estaba afiliado al partido liberal y desde luego era amigo del Presidente Zelaya.

Don Patricio tenía una propiedad agrícola en Sabana Grande, donde pasaba la mayor parte del tiempo dedicado a vigilar sus trabajos.

Gozaba de simpatías don Patricio. El general Zelaya le nombró Agente de Policía del poblado.

Un día de tantos llegaron a Sabana Grande, José Santos Zelaya, hijo del Presidente y que después se suicidó; Genaro Escobar, hijo del Doctor Gustavo Sebastián Escobar y otros amigos más. Iban en plan de parranda. Y como uno de ellos era hijo del gobernante se creyeron con carta blanca para hacer lo que les viniera en gana. Ya he contado el carácter pendenciero que tenían aquellos hijos del gobernante, y desde luego Santos. Apenas llegados a la aldea, comenzaron a tomar tragos, escandalizando, buscaban, buscaban camorra y los más agresivos era Zelaya y Escobar. El pacífico pueblo tan ajeno al desorden se conmovió. Sus moradores se llenaron de temor y no se atrevían a denunciar que un hijo del Presidente encabezaba a los parranderos.

Pero don Patricio llegaba en esos momentos al cuartel, de su finca que quedaba cerca y al darse cuenta de lo que ocurría al frente del resguardo, personalmente capturó a los escandalizadores. Estos querían abusar del honor de varias mujeres humildes, pero agraciadas.

Personas del pueblo le hicieron ver al funcionario que era el hijo del Presidente Zelaya uno de los escandalizadores y que por eso no le iba a gustar al general. Pero don Patricio, hombre de otros tiempos, amigo del orden  y sobre todo, que no era cortesano, procedió a la captura de los visitantes. Los embartolinó y salió para la oficina de telégrafos, donde puso un mensaje al Gobernante, concebido, poco más o menos en los siguientes términos:

“Su hijo Santos y sus compañeros andaban escandalizando en este pueblo. Los tengo capturados y estoy disponiendo remitirlos a Managua”. El telegrama estaba marcado con el signo de Urgente.

Enviado el mensaje, don Patricio, se sentó en la modesta mesa de la agencia de policía a esperar y a poco un mensajero de la oficina telegráfica llevaba la contestación que decía:

“Lo felicito por estricto cumplimiento de la ley. Así deben de proceder todos los funcionarios honrados. Aplique a los escandalizadores todo el rigor de la ley”.

No sabemos cuál fue la pena que aplicó don Patricio a los parranderos, pero si sabemos que no regresaron a Managua hasta que no pagaron la multa a que fueron condenados.

Don Patricio Mayorga murió hace años. Cuando se refería a su actitud en aquella ocasión decía:

“Uno puede ser amigo del Presidente, pero no permitir que nadie, mucho menos sus hijos violen las leyes. Si todos procedieran como yo he procedido, el general Zelaya no se hubiera convertido en Dictador. A él le gusta que le hablen con franqueza, sin servilismo y aprecia a los hombres dignos, pero los cortesanos lo perdieron”.

Don Patricio se apartó de la política cuando el General Zelaya, principió a convertirse en hombre fuerte como se dice hoy. Era de ideas sanas y sobre todo el criterio independiente, chapado a la antigua. Cuántos gobernantes no se echarán por los senderos de la violencia, si hubiera siquiera un centenar de funcionarios, como el humilde agricultor don Patricio Mayorga, hoy en la paz del Señor.

* Fue publicado en: El Centroamericano. León, 22 de agosto de 1967.



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